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Los dos esquemas de Zidane

Los dos esquemas de Zidane

Escrito por: Fernando Pulpillo12 febrero, 2020
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Zinedine Zidane está siendo especialmente experimental esta temporada. Motivado, primero, por su afán por cambiar y probar cosas y, segundo, por las bajas ante las que ha tenido que ir respondiendo desde agosto, el técnico francés apenas ha repetido once desde que arrancara el curso 19-20. La lesión de Hazard a finales de agosto le impidió juntarle arriba con Benzema y Bale, en lo que a priori parecía tratarse del traje de gala blanco para el ataque. Posteriormente, cuando el belga volvió, fue la escasa continuidad del galés la que le obligó a probar nuevas combinaciones. Entre medias apareció como un tremendo puñetazo sobre la mesa la figura de Federico Valverde y, paralelamente, también la de Rodrygo Goes. La primera se convirtió en razón de días en indispensable para juntar a su equipo con y sin balón, pero la segunda, que se había alzado como actor principal en la banda derecha durante varios partidos consecutivos, acabó mostrando que su liviano físico aún pesa tanto como su talento.

Zidane ha ido respondiendo semanalmente a las preguntas que su propia plantilla le iba planteando

Así, Zidane buscó una nueva senda y la encontró, curiosamente, mirando al pasado. En concreto a aquel Real Madrid de la primavera de 2017 que, construido sobre una base de centrocampistas en forma de rombo, conquistó Europa. Fue el partido en el Bernabéu frente al PSG el que vio renacer las cenizas de aquello que un día fue y que aún seguía vivo. Pero, de nuevo, otro golpe físico sobre Eden privó a Zizou de dar continuidad a su dupla con Karim en ese sistema de cuatro centrocampistas. Aún así, ya fuera con Rodrygo, Vinícius, Bale o en un caso extremo con Modric como quinto centrocampista, parece haber encontrado el francés un camino a seguir. Y es innegable que este nuevo Madrid con visos pasados ha jugado su mejor fútbol esta temporada ordenándose en ese 4-4-2. A pesar de ello, el 4-3-3 no ha sido abandonado totalmente, pues las frecuentes rotaciones de Zidane y su interés por mantener a toda la plantilla enchufada siguen dibujando este esquema en ocasiones. La simple elección de un centrocampista o un atacante supone para el Real un cambio importante en su comportamiento en el campo. Pero ¿cuál exactamente?

 

4-4-2. El control por encima de todo.

Zidane ha encontrado en este esquema el armazón sobre el que previsiblemente se definirá el devenir de la temporada. Con Casemiro, Valverde y Kroos en el centro del campo y un hombre por delante que se alterna entre Isco y Luka Modric, el conjunto blanco ha encontrado el poso que tanto añoró en el tortuoso inicio de campaña. Una presión alta que robe arriba y palie, en parte, la posible falta de profundidad del ataque, es una de sus señas de identidad. Porque ahí es donde Kroos se hace más fuerte sin balón y donde Valverde puede lucir se enorme capacidad para la ida y vuelta, tapar la transición defensiva oponente y ganar cualquier acción dividida. Si el Real recupera en campo contrario y puede juntarse en torno al cuero, le resultará más sencillo desarbolar repliegues que, sin demasiado regate ni profundidad, le podrían complicar la tarea.

El Madrid de los centrocampistas supone control total pero también cierta falta de colmillo

Por supuesto, este 4-4-2 también tiene sus carencias. Si el otro equipo consigue salir vivo de la presión merengue y le obliga a iniciar el juego desde los centrales, el Madrid tiene problemas para traducir en ocasiones su dominio visual con la pelota. Es la pescadilla que se muerde la cola, ya que es ese control absoluto lo que le permite dominar al rival, pero, a su vez, lo que le puede alejar de generar peligro real arriba. La falta de piezas ofensivas que se muevan al espacio y no al pie, y que puedan eliminar marcas en el uno contra uno reducen las opciones de pisar el área contraria en posiciones ventajosas, anclándose en un ritmo de juego demasiado bajo. Solo Vinícius está respondiendo positivamente a esa carencia y el equipo está echando muy en falta esa versión caótica y diferencial de Marcelo en ataque. Una fluidez muy clara en la circulación que permita que Isco, Modric o Valverde se asomen por delante de la pelota ha sido una buena solución en ciertos partidos, pero es algo que no siempre los de Zidane pueden conseguir. En todo caso la vuelta de Hazard será vital para devolver al sistema ese plus de tres cuartos en adelante.

Por otro lado, este funcionamiento también tiene sus repercusiones obvias sin balón, pues si el Madrid se junta mejor con él, en caso de pérdida tiene al equipo más cerca para robarla. Dicho esto, al contar con Mendy y Valverde en el once, cuyo poderío físico para recuperar la posición es un aval, los de Zidane están sufriendo mucho menos si el rival consigue salir de la emboscada. Ramos y Casemiro se mantienen más veces en su sitio y el grupo crece desde un orden posicional que ahora sí le es determinante.

 

4-3-3. La búsqueda de la profundidad.

La salida de Isco o Modric del once para dar entrada a un extremo más que permita juntar a una tripleta arriba supone para el Madrid mucho más que un cambio numérico. En el plano individual tiene una influencia positiva en un jugador capital actualmente como es Fede Valverde, al que contar con un compañero en el sector derecho por delante de él le permite mantenerse en el carril central y alejarse de la banda, donde sus cualidades pueden sacar más réditos. Por su parte, en lo referente al colectivo el 4-3-3 sirve para paliar parte de los problemas de los que la opción anterior puede adolecer. Incluir a Bale, Rodrygo o Vinícius junto a Hazard y Benzema supone tener un atacante cerca de estos dos últimos que compense sus movimientos. Si Karim se acerca a Eden, los blancos necesitan alguien que ocupe esos vacíos. En ese sentido, sin embargo, no es Gareth Bale el futbolista vertical y peligroso al espacio que sí era antes. Tampoco sienten así el fútbol Rodrygo Goes ni Vinícius (aunque algo más), pero el mero hecho de rondar cerca del área ya activa más líneas de pase a Kroos y acerca algo el gol.

La entrada de un extremo derecho, sobre el papel, podría compensar la falta de profundidad y desborde del ataque blanco

Sin embargo, ninguno de los tres parece una opción idónea, ya que la falta de continuidad competitiva del primero, la fragilidad física del segundo y la poca adaptación a la derecha del tercero cortan algo las alas a este esquema, al menos como plan A. Como plan B en segundas partes o en partidos de rotación sí adquiere más protagonismo, especialmente si Zidane quiere solventar parte de esa falta de amenaza ofensiva y juntar una pieza más en banda derecha que ataque el lado débil. Se vio en el derbi contra el Atlético de Madrid en Liga, con una primera mitad en la que Oblak y su zaga no sufrieron prácticamente nada y una segunda en la que las entradas de Vinícius y Lucas ensancharon a los colchoneros, hicieron más simétrico al equipo y a raíz de ahí se edificó la victoria. Es evidente que un buen Bale aportaría goles y miedo desde el extremo, pero parece que solo una versión notable del galés puede asegurarle un puesto en el esquema los días importantes. Activar al galés es una garantía, pero en el mismo porcentaje también es una moneda al aire.

En todo caso, contar con esta variante durante el propio partido es un juguete goloso para el técnico francés. Si el Real no es capaz de rondar la meta rival mediante un plan más controlador y que crezca desde el robo adelantado y la circulación de balón, el as de la baraja que supone Vinícius desde el banquillo es más que interesante. Con Hazard el encaje es más complejo y conllevaría quizá un Eden más mediapunta para que el brasileño pueda ocupar la izquierda. Aquí seguramente la opción de Rodrygo Goes, si Bale no está sano, sea la que mejor encaje visto su rendimiento en ese sector. Su partido ante el Galatasaray está ahí y la vuelta de Hazard le permite a él ser ese tercer componente del ataque que aporte gol, apoyos a Valverde para correr hacia delante y también un reparto más equitativo de los espacios.

Dos planos distintos, pero igualmente interesantes según el rival, el contexto de partido y lo que Zidane pretenda sobre el verde.

2 comentarios en: Los dos esquemas de Zidane

  1. Interesante artículo, que analiza la elección de jugadores en función de la manera en la que Zidane quiera que juegue el equipo. Difícil de entender para los periodistas que solo ven alineaciones basadas en "a ver a qué futbolista castigan hoy" (en realidad no, porque eso no son artículos fundados en el análisis sino en la mala fe).
    Lo triste es ver cómo muchos aficionados compran el mensaje, e incluso aquí critican la gestión de la plantilla porque las alineaciones no se ajustan a sus ránkings particulares.
    Menos mal que tenemos un entrenador que analiza y hace apuestas en base a muchos más factores. A veces saldrá mejor o peor (esto no es la Play, sino un juego donde algunos días igual no salen las cosas), pero es indudable la calidad de nuestro entrenador.

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