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Crónica del Real Madrid, 4; Athletic, 2

Crónica del Real Madrid, 4; Athletic, 2

Escrito por: Mario De Las Heras13 febrero, 2016
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Cuando juega el Madrid en el Bernabéu hay que aposentarse con tiempo. Es como llegar tarde a un combate del joven Tyson: te puedes perder el nocaut a la primera embestida y con ello la velada. Algunos dirán que Cristiano no se va de nadie y debe de ser porque el impacto de sus goles borra cualquier rastro de memoria. Fue como un gol marca Isco pero por el lado contrario, un lado británico como conducir por la derecha.

Luego me enteré de que en el campo estaba Danilo, lo cual es como cuando te preguntan qué noticia quieres saber primero, si la mala o la buena y te decides por la segunda. Dijo Camacho que el gol del Athletic fue fruto de su porfía, pero yo vi nada más que un error de Varane. Tendrá cualidades adivinatorias el murciano, gloria madridista, o simplemente mili porque después se vio que los vascos lo intentaron. Y jugaron.

Recuerdo con especial pavor mi primero de BUP por aquello de las combinaciones y de las permutaciones, pero desde hoy les he cogido cariño, ¡ay, si pillara hoy a mi viejo profesor!, gracias a la manera de explicarlas de Modric, James y Benzema. El francés terminaba una de esas haciéndose un lío con los malabares ya dentro del área y yo soñaba con hacerle algo de eso en la pizarra a mi torturador de la adolescencia.

Una suerte de equilibrio de fuerzas se daba en los primeros minutos, esos primeros lances de la lucha entre Héctor y Aquiles, con el Athletic empleándose en el corte, hasta sobreempleándose como Etxeita poniéndole a Cristiano la pierna igual que el listón de salto de altura, incluso de pértiga. Aduriz es en estos tiempos como una versión de Ibrahimovic de provincia española, a su pesar imagino (seguramente mal), y tiene detalles que elevan la prestación de su equipo. Ya no es tanta la cosa, el pellizco, sino lo que genera.

Esta tarde un arreón constante, y respondido por los locales, y una amarilla (serían dos idénticas) a Raphael por saber colocarle la cabeza debajo del sobaco. La zurda de James estaba como loca, esa bala perdida que rebota por todas partes dentro de la cabina de la nave de El planeta de los simios haciendo saltar a todos. Lo cierto es que estaban todos los madridistas como la señora de Algo pasa con Mary, que pasaba el aspirador con una mano mientras con la otra levantaba el sofá.

Por eso Modric hibernaba en modo bajo consumo sin perder de vista el juego. Con más motivo observando a Kroos mover la batuta. Yo le vi al alemán una recuperación milagrosa como una entrada de violines de Bach, aunque estuviera por ahí Aritz que también los tocaba, y si no que se lo pregunten a los de la primera fila, que pudieron oír el do sostenido del larguero. No había allí gangrena pero yo vi al Madrid apretar entre los dientes el cuero mientras por detrás se preparaba algo, por ejemplo James ajustando su mirilla.

Kroos

Aduriz, otra vez, le iba a hacer un regate ibrahimóvico a Carvajal en los mejores momentos de los visitantes, a quienes contenía Kroos y las piernas de urgencia, sueltas, casi milagrosas en su soledad de Ramos y Varane. El Bilbao se ordenaba y el Madrid tocaba y corría. Se fue Cristiano por el centro a quien De Marcos quiso desmembrar, pero nadie lo vio. Es decir, todo el mundo lo vio aunque nadie que tuviera voz en el asunto, la historia de nuestra vida madridista.

No importó mucho porque la zurda loca de James dejó al personal satisfechísimo. Un disparo precioso y certero, un disparo lukamodric firmado por Jamesito,  el príncipe de Colombia, y casi filmado por Tarantino: el mecanismo del percutor visionado a cámara lenta desde el mismo centro del engranaje, acaso como el pico que se metía John Travolta en Pulp Fiction. Luego el principito iba a culminar el destrozo blanquirrojo mareando a Balenciaga hasta hacerle caer en la trampa donde se sacan las amarillas.

Nadie esperaba el desenlace del primer tiempo que fue posible gracias al afán combinativo, matemático, de un Madrid que empezaba a sentir electricidad en los dedos. No se sabe cómo pero fue Kroos el que acabó en medio del área, casi desnudo, como abandonado allí por los amigos tras una despedida de soltero y abocado a disparar. Pudimos ver su rostro incrédulo, casi resacoso, de regreso a casa, donde sólo al llegar pudo sonreír.

Antes de comenzar la segunda parte, Cristiano le hacía cariñitos a sus compañeros en el túnel. Eso es amor, pero nada comparable al que me hizo sentir Benzema como Beyoncé con medio Athletic bailándole alrededor Single Ladies. Eso fue antes de jugar a la ruleta rusa con todos ellos, sonriendo como un demente genial. Iba por el campo buscando el último pase, el último hallazgo combinativo casi a base de tobas.

Para entonces ya se había encendido Modric, que sacaba el balón de los blancos entre ovaciones a Florito de lo cabestros que hacía parecer a bravos como Beñat. Kovacic estaba trabajando de lo lindo y bien y yo le vi un perfil como de galán de Hollywood de los años cuarenta, un John Garfield del que esperamos que no repita su éxito efímero. Preferimos un hampón inmortal como James Cagney, quien por momentos pareció.

Seguía Aduriz por allí, aunque difuminándose en medio del lienzo madridista. Iba definitivamente a desaparecer en una oportunidad en la que tuvo el balón a sus pies, miró al frente, cargó y cuando quiso apretar el gatillo ya le estaba quitando la pistola Keylor mientras su sombra aún permanecía bajo los palos, como si fuera Lucky Luke. Luego Benzema, cómo es este hombre (subyugado le tiene a uno), decidió inventarse recibir el balón de espaldas al poste bajo absolutamente ajeno a la disciplina.

Luka recibía una justa tarjeta amarilla por un derribo a destiempo, pero lo importante, lo trascendente, lo bello no fue la amonestación sino su rostro épico posterior del húsar D’Hubert, la melancolía del duelista bueno ante la insistencia de Feraud, porque esa lluvia de Chamartín parecía la de los bosques de la Dordoña. Aunque si uno observaba a Valverde casi podía escucharle balbucear, contemplando los cielos: “Todos esos momentos se perderán en el tiempo… como lágrimas en la lluvia”.

Ridley Scott conquistando el Bernabéu, como un capricho, era Luka mandando a medio gas como un dios. Yo ahora sé que después de ver todos esos micropases de Karim fue él quien inventó la chicuelina. Y que nadie intente convencerme de lo contrario. El mejor Ridley Scott y pases por alto en Concha Espina ¡manoletinas en el Bernabéu! para despedir la faena que era un partido para no acabarse nunca donde Isco hizo un quite que provocó el pasmo del respetable y Lucas Quinto, que es sobrino de Cristiano y también inventor, como Benzema, nos dejó el pase recto, sin curva, sin efecto, un palo de pase por alto que remató para escribir el cuarto, quién si no, el tío.

LAS NOTAS

Keylor: Destaca (D). Rayo McKeylor.

Danilo: Necesita Mejorar (NM). Un batiburrillo de aciertos y errores.

Varane: Destaca (D). No lo deslució ni el error ni el árbitro con sus tarjetitas de mierda.

Ramos: Destaca (D). Bien. Estaba mirando la hora en el móvil cuando el gol, intrascendente, de Elustondo.

Carvajal: Destaca (D). Menos poderoso que últimamente, pero indispensable.

Kroos: Destaca (D). Sostuvo al equipo en los peores momentos. Inspirado, habilidoso, imperial de casco con pincho del Káiser Guillermo.

Kovacic: Destaca (D). Mucho mérito. Inteligente y valeroso.

Modric: Destaca (D). Sé que el amor me ciega, pero voy a reventar si no escribo que es el mejor jugador del mundo.

James: Destaca (D). Jamesito, principito, colombianito, zurdito y bonito.

Benzema: Destaca (D). El Pasmo de Lyon.

Cristiano: Destaca (D). Se va y se sale.

Isco: Destaca (D). El Sobresaliente de la tarde. Estelar.

Nacho: Destaca (D). Fue hasta un poco espectacular.

Lucas Quinto: Destaca (D). Qué pase.

Zizú: Destaca (D). Qué efecto.

EFEMÉRIDE DESTACADA

Muere James Joyce (1941).

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Ha trabajado en Marca y colaborado en revistas como Jot Down o Leer, entre otras. Escribe columnas de actualidad en Frontera D. Sobre el Real Madrid ha publicado sus artículos en El Minuto 7, Madrid Sports, Meritocracia Blanca y ahora en La Galerna.

7 comentarios en: Crónica del Real Madrid, 4; Athletic, 2

  1. Creo que el RM jugó a medio gas probablemente pensando (y reservando fuerzas) en (para) el partido de Champions. De cualquier forma, me sorprende el rendimiento de Danilo y me temo que es ese tipo de jugador fantástico para cualquier equipo que no sea el RM. Ojalá me equivoque.

  2. Como siempre un gustazo leer sus crónicas.
    Creo que no debemos matar a Danilo, al menos no todavía, a mí es un jugador que me da que merece la pena darle más oportunidades. Hay algo en sus galopadas que me dice que es un gran jugador que aún no se ha adaptado.
    Saludos

  3. Aunque nacido en Bilbao, soy madridista de toda la vida. Me encanta cada vez que les untamos el morro a los simpáticos amigos de mi ciudad natal, será por cosas de la vida. Pese atodo, dos méritos le reconozco al Athletic: Una equipación francamente bonita y algo más admirable en estos tiempos de horteras, canis poligoneros y macarras camuflados como símbolos infantiloides: Ausencia de tatuajes.
    Y el Madrid? Pues imagino que una de las pocas alegrías de la temporada, que parece va a ser otra decepción, y van....

  4. A mi el partido me gustó en lineas generales, ahora que ,defendiendo así de mal, es imposible ganar nada. Atacar es cosa de inspiración y defender de transpiración. En el Madrid no se si es que no quieren, no pueden o simplemente es un equipo muy poco trabajado.

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