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A mi señal, sangre y fuego: la busiana

A mi señal, sangre y fuego: la busiana

Escrito por: Carlos Garcia de Sola3 mayo, 2022
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El fútbol es el sustituto de las antiguas luchas de gladiadores y de las justas medievales: una batalla entre países, entre culturas o civilizaciones, representada por una persona o grupo de personas que luchan a muerte. Por suerte, nuestro fútbol es más civilizado que aquello y solo son 11 contra 11 que luchan por meter un balón en una portería.

Pero el modo empleado para dirimir nuestras diferencias no debe despistarnos del objetivo final: someter al enemigo. Y para tal fin, y como antaño las batallas, tiene una mística alrededor representada en forma de cánticos, emblemas, escudos y una liturgia previa que facilita tanto al espectador como a los protagonistas la ardua labor de batallar.

En el fútbol, cada estadio y cada club suele tener su propia mística. Y cuanto más antiguo y de rancio abolengo es esa entidad, mayores son sus tradiciones y costumbres. Y pocos clubes tienen esa mística universal del Real Madrid y el Santiago Bernabéu, estadio levantado de la nada por el presidente del club con el mismo nombre el 14 de diciembre de 1947 y que durante estas siete décadas de existencia ha sido protagonista de numerosas gestas y remontadas.

Locos y megalómanos

Decía Emilio Butragueño en una reciente entrevista que para remontar los partidos actuales el club había tenido que vivir previamente otras remontadas. Ese conocimiento del pasado, esa experiencia vivida, transmitida de abuelos a padres y de estos a hijos ha calado en los jugadores y en los aficionados hasta formar parte de los valores del club. O eso que en otros lares gustan de llamar pomposamente ADN. En el Real Madrid, sin embargo, son valores aprendidos y transmitidos de generación en generación.

Y el valor máximo que representa al Real Madrid, que está plasmado en su nuevo himno pero que ha existido desde Santiago Bernabéu —que tuvo que vivir la dura postguerra—, pasando por la leyenda del club don Alfredo Di Stéfano, incluyendo a decenas de jugadores y hasta la actualidad es: “hasta el final, vamos, Real”.

Esa frase se correlaciona perfectamente con los mismos valores transmitidos por el legendario “espíritu de Juanito”, que entronca con un jugador, Juanito, y una generación de futbolistas que fueron capaces de remontar en sucesivas ocasiones resultados tremendamente adversos hasta la victoria final. Ese espíritu de Juanito es honrado cada partido en el Bernabéu en el minuto 7 y todo madridista que se precie lo conoce.

El valor máximo que representa al Real Madrid, que está plasmado en su nuevo himno pero que ha existido desde Santiago Bernabéu, es: “hasta el final, vamos, Real”

Esa leyenda del Madrid de las noches de Europa y esas remontadas, con toda su parafernalia y liturgia, fue complementada hace ya una década por un nuevo término: la ‘busiana’. Surgido del periodo maravilloso de entreguerras que vivimos en la época de Mourinho, contra todo y contra todos, especialmente contra un Barça dominante y con un Real Madrid todavía en fase de construir a un equipo campeón, ese término es hoy moneda de cambio tras las derrotas europeas.

Aquella primera busiana debió surgir por generación espontánea, como aquella primera vez que en el minuto 7, en el Bernabéu ante el Burgos, se empezó a cantar el Juanito Maravilla. La busiana, o sea, la recepción tumultuosa del autobús del Real Madrid a la llegada del estadio, surgió y se convirtió aquel 30 de abril de 2013, en la previa del partido contra el Borussia Dortmund, en una nueva tradición del Madrid en la Champions League.

Busiana Real Madrid Borussia

El Real Madrid había perdido 4-1 en Alemania, en una primera parte especialmente horrenda, y tenía que remontar ante un rival muy peligroso. Y la busiana fue la respuesta de miles de aficionados movilizados por los futbolistas y el entrenador, y amplificada la reacción y la respuesta por una red social, Twitter, que fue de alguna manera refugio de los madridistas en aquel difícil periodo. El término como tal creo que surgió de la mente creativa de Season, tuitero por excelencia.

Y el evento tenía como objetivo movilizar a la masa social para que animase como si de una batalla se tratase y dar hasta la última gota de sangre (o de voz o apoyo) desde mucho antes de empezar el partido.

Aquella busiana sirvió para que el Real Madrid saliese en su estadio contra el Dortmund como pocas veces en los años recientes, con sangre inyectada en los ojos, atacando a tumba abierta la portería del rival como otrora hicieran los futbolistas blancos en las grandes remontadas de los años 80.

Esa leyenda del Madrid de las noches de Europa y esas remontadas, con toda su parafernalia y liturgia, fue complementada hace ya una década por un nuevo término: la ‘busiana’

Pero a diferencia de aquellas, la remontada quedó inconclusa y el Borussia de Dortmund salió vivo, clasificándose para la final con un 2-0 en contra. No tengo dudas de que el susto en el cuerpo se les quedó durante muchos días a los jugadores alemanes y también la sensación de haber estado jugando al fútbol en un antiguo coliseo romano a punto de ser sacrificados.

La busiana, si bien no logró el objetivo final, que era empujar al equipo hasta la final, sí logró crear un ambiente inolvidable e instaurar una tradición europea de los hinchas blancos por la cual, en las eliminatorias de Champions, se recibiría al autobús con gran algarabía. Especialmente en los partidos de vuelta y en circunstancias adversas, esa busiana tenía que ser el factor diferencial, el empujón definitivo para un Real Madrid al que le hace falta muy poco para entrar en modo místico.

Pero a esa mística natural que rodea al estadio y al club, y que de alguna manera permea en todos los futbolistas, se unía una mística externa. Una liturgia mediante la cual se fusionaban jugadores y aficionados en un momento único, mientras el autobús (bus-busiana) pasaba por la plaza de los Sagrados Corazones varias horas antes del partido.

Busiana

Un momento de éxtasis en los aficionados, bufanda al viento, garganta encendida, coreando gestas pasadas, y un momento de trance en los jugadores, empujados por miles de almas, proyectando la victoria en el campo, absortos con sus miradas en lo que pasaba a su alrededor, con miles de aficionados creyendo como un solo hombre en la victoria final.

La busiana adquiere más relevancia cuanto más importante es la eliminatoria, cuanto más duro es el rival y cuanto más difícil es el resultado a remontar. Y todos esos ingredientes se dan en el partido crítico del miércoles, en la vuelta de las semifinales ante un Manchester City que fue mejor en la ida y que lleva un gol de ventaja.

Diez años después, este Real Madrid que todavía cuenta en sus filas con Benzema (el único que sigue junto con Marcelo), que inauguró el marcador en aquel partido, puede hacer que la busiana logre su objetivo, clasificar al equipo para la final de la Champions, y vencer la batalla.

 

Getty Images.

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Consultor estratégico y emprendedor. Apasionado del deporte y del fútbol, mantengo un blog sobre ello desde hace 10 años. Y madridista, claro.

6 comentarios en: A mi señal, sangre y fuego: la busiana

    1. ¡Gracias por la aclaración! Lo había escrito de memoria pero de hecho acabo de ver que ese partido no lo juega Marcelo y sí Coentrao. Ni siquiera estaba convocado. Debía de estar lesionado, no lo recuerdo.

      El que sí está convocado pero no juega y no lo he citado es Nacho. Y juega solo de los actuales de titular Modric, que es cambiado por Di María. Benzema sale como suplente por Higuaín que es el titular. Seguro que con este Benzema de titular todo el partido lo habríamos ganado.

  1. Si el domingo no hay pasillo la Institucion REAL MADRID tiene que hacer un comunicado que a partir de ahora ni se haran ni se aceptaran pasillos desde prebenjamin hasta el primer equipo, ni se echara el balón fuera aunque haya un cruzado que lo pare el arbitro que para eso cobra, el Real Madrid ya hizo pasillos en Lisboa y Milán

    1. Efectivamente, les hicimos pasillo cuando fueron a recoger su copa de subcampeones. Con respecto a lo que pides de comunicado de la directiva, opino que no, yo no me pondría a su altura. Que se cuezan en su propia bilis, más daño les hace el desprecio de la callada. Eso sí, nada de favorcitos, pactos de no agresión o rebajar clausulas a jugadores que ellos quieran. Ni a ellos, ni al Sevilla, ni al Valencia. Fíjate, que con lo despreciables que son, que ni el Barcelona haría una declaración tan patética. Bueno, que nos vamos del tema, no sabía de dónde venía el término busiana. Me gusta. Y me gusta sobre todo que Modric y Benzemá vayan a jugar otra busiana 10 años después.

  2. Coincido con otros madridistas; no me importa una mie... que no nos hagan el pasillo. Incluso hasta puedo afirmar que lo prefiero. Con tan mezquina decisión, por parte del pateti, se reafirman ante el mundo del fútbol tal como son.

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