Hubo un día, hace algún tiempo, en el que al mirarme al espejo vi a mi padre. No sólo atisbé un parecido, ni familiaridad en los rasgos. No reconocí sólo, como otras veces, el mismo bigote, la misma nariz, la misma boca, los mismos ojos. Vi, en todo el significado del verbo “ver”, a mi padre de hace treinta años. Ese día y no otro, ese día, comprendí que el tiempo, en su discurrir lineal, es también un eterno bucle en el que los hijos acabamos siendo los padres y que ellos, a su vez, en algún momento también llegaron a ser nuestros abuelos.
Una sensación parecida brota estas semanas con la marcha de Luka Modric. No puedo dejar de mirar sus fotos y sus vídeos, recuerdos de una carrera sostenidamente espectacular, de unos años transcurridos entre lo fulgurante y lo tranquilo: a veces montaña rusa en algunas conducciones, en las que el croata levantaba la cabeza buscando algo más que un pase, me refiero al PASE con mayúsculas, mientras a ti se te cerraba el estómago como si el vagón estuviera a punto de enfilar la cuesta abajo al fin del mundo; otras veces encarnaba la pausa y el sosiego, siendo un centrocampista inigualable capaz de introducirse entre enemigos y pedirla y darla y moverse y pedirla y darla y moverse, meciendo la cuna de un Real Madrid que de repente era como el hijo único: todo protagonismo y atención.
La sensación, digo, es similar. Del paso del tiempo. Ayer eras todo sueños y planes y futuro y hoy te miras al espejo y ves a tu padre y piensas: qué fue del Real Madrid de la década prodigiosa, dónde he estado yo estos últimos diez o quince años, cómo ha pasado mi juventud tan rápido, qué fue del joven que solamente sonrió con el gol de Sergio Ramos en el minuto 93, que para celebrar que llegaba la Décima sólo esbozó una sonrisa consecuencia de una idea: qué quieres, Atleti, esto es el Madrid.
Ayer éramos todo sueños y planes y futuro y de repente, hoy, amanece y Luka Modric ya no está. O sí. Se queda cerca, sólo un poco. Con la puerta entreabierta. Jugará en Milán, que es como decir que enfila el cementerio de los grandes elefantes que vistieron de rossonero en los últimos tiempos: Ronaldo, Beckham, Ronaldinho, Rivaldo. Allí, pasados los cuarenta, va a afrontar la última etapa de su carrera. Pudiendo elegir la retirada, ha decidido probar otra aventura. Quizá busque demostrar algo, una idea fuerza, una verdad profunda y singular como esa que una vez dijo Ray Loriga: más allá del Bernabéu la Tierra es plana.
permítanme llorar un poquito por lo que fui, por lo que fuimos, en recuerdo de nuestro 10, de nuestro capitán, de nuestro protegido, cuyos goles seguiremos celebrando, a quien no olvidaremos jamás
Rara vez las cosas son para siempre, cantan los Carolina Durante en una canción que, según se cuenta, trata sobre Messi. Hay que dejar ir, se trasluce. Todo acaba. No obstante, estoy bastante seguro de que quien la compusiera, probablemente un madridista confeso, pensaba más bien en el futuro adiós de Modric. Cómo se explica, si no, que al protagonista de la canción no le sienten bien “esas rayas negras”.
Dijo el croata en su despedida que es mejor no llorar porque se acabó, sino sonreír porque sucedió. Pero hoy, cuando ya se ha acabado todo, cuando ya no está Modric en el Madrid, cuando ya no queda nadie de la década prodigiosa, cuando ya no nos parecemos a nuestros padres porque directamente somos ellos, cuando ha pasado demasiado tiempo de todo lo que fue bueno, permítanme llorar un poquito por lo que fui, por lo que fuimos, en recuerdo de nuestro 10, de nuestro capitán, de nuestro protegido, cuyos goles seguiremos celebrando, a quien no olvidaremos jamás.
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La canción de Carolina Durante va sobre Cristiano y su marcha a la Juve. Como coincidió con la salida de Messi, y quizá también por no granjearse antipatías poco recomendables a nivel comercial, la titularon "10". Pero la letra es inequívocamente cristianesca, y su compositor, el efectivamente madridista confeso Diego Ibáñez, bien merece entrevista en La Galerna (como el también madridista militante Álvaro Rivas, cantante de Alcalá Norte, que conoció a Escohotado y que también tiene una canción dedicada a CR7 titulada "Supermán").
Eres muy grande, Freddie
Hombre, quedar queda Carvajal de la década prodigiosa, que estoy leyendo a algunos que con Modric y Lucas Vázquez ya no queda nadie y sí, queda uno.
Hola. Exacto, tienes razón. Yo creo que es más una sensación provocada por algunas dudas: ¿volverá Carvajal a ser el mismo tras la lesión y con su edad? ¿Tendrá un papel igual de protagonista con la llegada de TAA? Aunque nos quede un Dani herido, la sensación con las marchas de Modric y de Lucas es de que algo se ha terminado.
Aunque seguramente tan sólo sea una idea veraniega, mejor no hacerle demasiado caso. Gracias por tu comentario.