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El héroe de la Séptima

El héroe de la Séptima

Escrito por: Ramón Álvarez de Mon29 junio, 2015
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Creo que el adjetivo intempestivo se queda corto de toda cortedad para describir cómo fue la llegada de Pedja Mijatovic al Real Madrid. Corría el verano del noventa y seis y Lorenzo Sanz afrontaba su primer periodo veraniego al frente de la nave blanca. Tras una temporada de fracaso deportivo y la salida de Ramón Mendoza, Sanz, sabedor de que no era un presidente electo, no iba a escatimar en esfuerzos para tratar de hacer un Madrid campeón y ganarse la confianza del socio. La primera decisión fue la de fichar a un entrenador de contrastado éxito, Fabio Capello. Tras contratar en un primer momento a Davor Suker, Sanz necesitaba un fichaje ilusionante. El elegido: Pedja Mijatovic.

El montenegrino, tras tres temporadas de gran éxito en el Valencia, afrontaba la etapa en la que casi todo futbolista llega a su cenit futbolístico. A sus veintisiete años, era la estrella indiscutible de un Valencia que opuso todo tipo de resistencia al fichaje. Para los que rondamos la treintena, la relación institucional entre el Madrid y el Valencia siempre ha sido tensa y prácticamente invalidante para que los jugadores valencianistas recalen en el Madrid. Esta tirantez, lógicamente, se ha trasladado a una afición che que en su mayoría milita y se regodea en el antimadridismo. Sin embargo, me cuenta gente más veterana que la citada tensión no siempre fue tal, y que sin duda tuvo su origen en el fichaje de Pedja.

Tras una primera temporada a un nivel impresionante, y de gran éxito colectivo al ganarle la liga al equipo de (entre otros) Ronaldo Nazario y Figo, el montenegrino afrontaba su segunda temporada con un solo objetivo entre ceja y ceja: la Champions. Esa mentalidad mono-focalizada era extensible al resto del equipo, que hizo una lamentable temporada liguera. Sin embargo, el Madrid iba pasando rondas en la competición europea a pesar de que el gol de Pedja no llegaba. Virgen de goles llegó Mijatovic a la final.

Hoy se sabe, porque él mismo lo ha reconocido, que días antes de la final ocultó al entrenador una pequeña lesión muscular. El entonces fisio del equipo, Pedro Chueca, fue su confidente de tremendo secreto y en privado trató de recuperar a marchas forzadas a un Mijatovic que escuchaba repetidamente a su amigo Fernando Sanz asegurarle que él metería el gol de la final. Fue premonitorio.

Lo cierto es que, si finalmente Pedja jugó tocado la Final, lo disimuló muy bien. Su actuación fue sin duda sobresaliente. Cuando uno ve la final repetida y se fija en su actuación, ve en él la mirada del jugador que está cumpliendo un sueño durante todo el partido. Esa sonrisa cuando Roberto Carlos se disponía a lanzar uno de sus balonazos en libre directo; esa serenidad para recoger un rechace y con poco ángulo elevar el balón por encima de un Montero impotente; esa mirada de determinación para hacerle saber a todo el mundo que él sería el héroe de una Séptima que no se escaparía treinta y dos años después. Probablemente el suyo sea el gol celebrado con mayor euforia de la historia madridista. Ese veinte de mayo, Pedja y sus compañeros cambiaron de forma decisiva la historia reciente del Madrid. Su gol llevó a todo madridista a un estado cercano al éxtasis; un momento formidable en su enormidad y majestuosidad. Aquella semi-vaselina la empujaron todos los madridistas que llevaban tantos años anhelando la Copa de Europa. Sin duda que la impulsó también la Quinta del Buitre y tantos y tantos jugadores que, sin suerte, dieron en años previos lo mejor de si mismos para regalársela al madridismo.

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Por eso mismo, poco se recuerda del Pedja jugador antes y después de ese glorioso momento. Se ensalza poco su primera gran temporada y se adopta una postura condescendiente con su mediocre tercera y última temporada. El alcance de su leyenda no es proporcional al tiempo transcurrido en el Madrid, ni siquiera es acorde al nivel mostrado. Su figura será eterna en el madridismo porque con su gol despertó de su largo letargo a un gigante comatoso sediento de gloria. Su salida ordenada y ausente de conflicto del club pone en valor su respeto por lo que su propia figura ya representaba dentro del madridismo. Él mismo cuidó con celo su leyenda asumiendo que su nivel ya no era el de antaño. Su excelente técnica y sus maravillosos controles orientados ya no estaban asistidos por la velocidad necesaria. Pedja supo cuándo era su final y se marchó para nunca irse.

Su vuelta al club de la mano de Ramón Calderón, dejó en el Madrid dos ligas y grandes y eficientes fichajes. Contratar a Van Nistelrooy por quince millones, a Marcelo por seis o Higuaín por doce fueron operaciones que enriquecieron el club. Robben, Pepe y Sneijder fueron otros acertados fichajes que llevaron su sello. Pese a que también cometió algún error, su enorme labor al frente de la dirección deportiva sólo quedó empañada por estar vinculada al mandato de Ramón Calderón. Desde su nueva salida del club, Pedja se ha comportado como un madridista más. Su elocuencia y coherencia al hablar le convierten en un ex futbolista al que apetece escuchar. No obstante, para gloria de él mismo, cuando el madridismo fija su atención en él es “sólo” para evocar con una sonrisa aquella noche en el Amsterdam Arena.

 

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Asesor fiscal autónomo. Soy socio de La Galerna y colaboro en Radio Marca. Twitter: @Ramon_AlvarezMM Youtube: https://www.youtube.com/c/RamonAlvarezdeMon

10 comentarios en: El héroe de la Séptima

  1. La séptima fue la séptima. Las que vinieron después, fenomenales, pero para muchos, la séptima fue nuestra primera novia, a la que dimos nuestro primer beso, algo inolvidable.

  2. Ese es mi recuerdo, Javier. Tengo esa Champions completamente idealizada. Mijatovic era un jugador que me fascinaba, pero ese gol en mi subconsciente lo elevó a la categoría de ídolo. Gracias por leerlo.

  3. Estoy totalmente de acuerdo con Javier. No hay momento igual a aquel 20 de mayo de 1998 para los que crecimos oyendo la cantinela del blanco y negro. Eramos demasiado jóvenes para recordar la última final y llevábamos la cara pintada por ese Barsa estúpidamente apodado "dream team", en un momento en el que el nivel de los equipos europeos estaba muy igualado.
    Es la única final en la que he podido estar y no la cambio por ninguna otra pasada o futura.

  4. Yo nací el año de la final contra el Liverpool, la que se perdió en París, por lo tanto, no pude ver las victorias en las copas de la UEFA de los años 80 ni saber que era unas semifinales de la Copa de Europa. Crecí viendo como otros equipos como Zaragoza, Barcelona, Milán ... ganaban títulos europeos mientras que hasta ese año yo sólo había visto al Madrid una vez en semifinales, las que se perdió contra el Torino y en la que murió tragicamente Juanito volviendo con su coche a Mérida. Hasta ese momento, el Madrid era una sombra de lo que había sido como ha ocurrido hasta hace cuatro días, pero estábamos enchufados, había euforia, todos queríamos ganar la Copa Europa, era ese año o no sería nunca, parecía que se juntaban todos los elementos, se hizo el ridículo en todos los torneos locales, pero aquella noche del 20 mayo de 1998 fue mágica. Nunca he sufrido viendo una final tanto como aquella, es verdad que la décima se consiguió con mucho sufrimiento, habéis de pensar que como madridista no tenia ninguna referente de triunfo ante la adversidad, nos había birlado dos ligas el "madridista" de Valdano en Tenerife y en su segundo año como entrenador fue el gran culpable de que no jugásemos en Europa en el año siguiente, por segunda vez en nuestra historia. Yo ese año tuve que soportar, ¿a qué hora juega en el Madrid en Europa? Se lo agradezco mucho a Valdano.
    La séptima fue quitarnos complejo de perdedores que teníamos, que arrastrábamos, lo mismo que hizo Mou hace unos años, nos devolvió la competitividad, ese gol mágico, hizo que muchos sacaran la bilis, volver a un Madrid campeón, les era insoportable como ocurrió el año pasado a gran parte de la prensa del año pasado. La octava y la novena, no se hubiesen conseguido sin ese gol de Mijatovic, nos hizo creer en que podríamos ganar si nos los proponíamos y así fue.

  5. Sólo dos precisiones a este gran artículo. La primera, y en eso quiero abundar aunque ya lo ha apuntado Ramón, Valencia jamás fue antimadridista. No al menos como lo es estos últimos años y sí, tíene todo su origen en el fichaje de Pedja por el Madrid. De hecho, hasta entonces, el Madrid tenía a Valencia casi como su segunda casa.

    En los pocos casos que el Madrid pudo haber tenido cerrado su estadio, siempre elegía el Luis Casanova (antiguo Mestalla) para jugar sus partidos en el exilio, especialmente los más importantes. Recuerdo un Madrid-Oporto de Copa de Europa en 1988 y algún que otro partido de Liga.

    Sin embargo, a raíz de aquel fichaje, que si la memoria no me falla fue el primero que se realizó en España mediante el abono de la cláusula de rescisión (1.200 millones de ptas., uno de los fichajes más caros de la hsitoria del Madrid hasta entonces) y eso no sentó nada bien al valencianismo, que vio en él a su nuevo Kempes, un tipo que con sus goles y la presencia en el banquillo de Luis Aragonés, habían devuelto al Valencia al primer plano de la actualidad.

    La segunda precisión es más personal y subjetiva. Y es que no comparto en absoluto la visión tan feliz que de la gestión de Mijatovic como directivo al frente de los fichajes ha tenido. Si bien es cierto que algunos de los jugadores que indicas tuvieron su sello, su rendimiento (salvo Van Nistelrooy y la primera temporada de Sneijder, antes de cambiar su nombre por Whisky) fue ciertamente decreciente. Eso sí, dejaron bastante dinero en las arcas madridistas...

    Pero en su debe están gente como Emerson, Cannavaro, los Diarras, Faubert o Drenthe, entre otras figuras de dudoso prestigio y reputación futbolística, por los que además el Madrid pagó ingentes cantidades de dinero...

    Por lo demás, gran artículo y me sumo al reconocimiento de la figura de Mijatovic y ese gol que nos cambió la historia.

  6. Alberto: Efectivamente esa noche nos quitó muchos complejos de golpe. Fue liberador. Es el partido que más he sufrido en mi vida. Pura Gloria. Muchas gracias por leerlo y por tu comentario.

    Diego: A mí la gestión de Mijatovic sí que me pareció bastante buena. Un Higuaín por 12 (vendido por 40), un Marcelo por 6, Robben por 25, VN, Pepe... Me parecen grandes aciertos. Es verdad que tuvo errores de bulto, pero es lógico cuando estás en un proceso de transformación de un equipo. Alguno de los fichajes que dices fueron peticiones expresas de Capello. Muchas gracias por leerlo y por tu siempre oportuno comentario.

  7. Creo que no se valora suficientemente su etapa como director deportivo, desde luego fue mil veces mejor que Valdano.

    Por otra parte también hay que valorar que siempre que ha hablado, lo ha hecho sin dar la carnaza que desean los periodistas, cosa muy habitual en los ex futbolistas patrios que jugaron para el Real Madrid.

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