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Pablo Laso: el retorno a los orígenes

Pablo Laso: el retorno a los orígenes

Escrito por: Athos Dumas8 abril, 2020
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Confieso que allá por el principio de los años 2000 mi fe por la sección de baloncesto del Real Madrid pasó una etapa próxima al agnosticismo, por no decir que casi caigo en apostasía.

La sección iba completamente a la deriva, casi sin pabellón propio (peregrinaciones por media Comunidad de Madrid, la Caja Mágica, Vista Alegre, Madrid Arena, incluso el pabellón de Torrejón de Ardoz), con un desfile de entrenadores y de jugadores mediocres. Sinceramente, pensé que el club acabaría dando el cerrojazo a una sección que, hasta el año 2000, cuando los del fútbol conquistaron la Octava en Saint-Denis, llevaba más Copas de Europa que la sección de balompié.

Desde la conquista de la Octava de baloncesto, en 1995, en Zaragoza, con exhibición de Sabonis, Arlaukas y Antúnez ante el Olympiakos, los éxitos de una sección gloriosa fueron casi esporádicos durante 16 años: apenas 3 ligas —dos de ellas inolvidables, ciertamente, la de 2000 con Sasha Djordjevic liderando la toma del Palau y la de 2005 con la remontada de ocho puntos en menos de un minuto en Vitoria, con el celebrado triple de Herreros— y exactamente cero Copas del Rey, dato increíble si tenemos en cuenta que el Madrid era —y sigue siendo— no solo el rey de Ligas sino también el rey de Copas. En el plano internacional, magro bagaje, la Recopa de 1997 y la Eurocup de 2007, bajo la dirección de Joan Plaza, que también conquistó la liga de aquella temporada con un jovencísimo Llull, más las aportaciones de Bullock, Felipe Reyes, Mumbrú, Raúl López o el belga Axel Hervelle.

En la segunda época de Florentino, cuando los aficionados temblábamos por la continuidad de nuestro baloncesto, llegó el acertadísimo fichaje de Juan Carlos Sánchez Lázaro para dirigir la sección, lo que supuso la consolidación de “los Albertos”, Herreros —subdirector desde 2005— y Angulo —director de la cantera desde 2009—, como piezas fundamentales en el organigrama del balón naranja.

La sección podía respirar tranquila, contando además con la sabiduría de Clifford Luyk en la asesoría técnica y con la presidencia de honor encarnada por el gran Emiliano Rodríguez. Ya solo faltaba apretar la tecla adecuada para dirigir al primer equipo.

La apuesta era arriesgada, puesto que Pablo Laso, el entrenador elegido, provenía del Gipuzkoa Basket, tras haberlo ascendido desde la Liga LEB, en primer lugar, y haber mantenido a los donostiarras más que dignamente en la ACB. Además, había tenido su bautismo en ACB en 2004 con el Valencia Basket y luego dirigió al Cantabria.

Qué les voy a contar de lo que supuso y sigue suponiendo la llegada de Laso. Tras el período antes comentado de travesía del desierto, con apenas títulos nacionales e internacionales, en 9 temporadas —y aún falta lo que queda de la actual— el Real Madrid ha reconquistado su cetro natural, con 5 Ligas en 8 años —recuerden que en los 17 años anteriores había conquistado solo 3—, 6 Copas del Rey —de las cuales 4 consecutivas, más las dos expoliadas en Canarias y en el propio Wizink, cuando la última de la era pre-Laso había sido en 1993—, 2 Euroligas (en Madrid y en Belgrado) más dos finales más otras dos Final Four, 5 Supercopas de España e incluso una Intercontinental en 2015 en tierras brasileñas ante los locales del Bauru. Por cierto, que hay que destacar que la temporada 2014-2015 es la más laureada de toda la historia de la sección de baloncesto, ya que se conquistaron todos los títulos en liza: Supercopa de España, Copa del Rey, Euroliga, Liga ACB y Copa Intercontinental.

Laso ha aportado al club sobre todo “las ganas de vivir”, una forma de jugar, como dice Vicente Ramos, que recuerda la de cuarenta años atrás, cuando en el viejo Pabellón de Castellana todos íbamos a disfrutar no solo de un deporte, sino de un espectáculo único en Europa y entretenidísimo: Brabender, Luyk, Rullán, Corbalán, Walter, Cabrera, Joe Llorente...

Este servidor se divierte muchísimo más yendo al Wizink que al Bernabéu, y eso es gracias a Laso, fundamentalmente. Porque Pablo sabe activar al equipo en cada partido, y aunque no siempre gane, el público sabe que siempre y en cada momento cada componente del equipo va a darlo absolutamente todo por el bien común del grupo.

La columna cerebral de los primeros años de Laso sigue aún dando guerra: Llull, Reyes, Rudy, Carroll. Hemos visto auténticos fenómenos físicos en este tiempo, con Gustavo Ayón, Slaughter o Edy Tavares. Líderes dentro y fuera de la cancha, como el Chapu Nocioni. Jugadores únicos e irrepetibles como Luka Doncic —gracias, Albertos, menuda cantera que habéis formado, con los Radoncic, Yusta, Garuba, Nakic, Spagnolo, y todos los que vienen empujando en juniors, con Juan Nuñez, Tisma y Kostadinov a la cabeza— , quizás el mejor jugador que haya vestido jamás nuestra camiseta, y eso es mucho decir. Bases fabulosos como el Chacho o como el que es hoy en día el mejor de Europa, Facu Campazzo. Talentos únicos como Randolph, Causeur o Trey Thompkins. Jugadores de equipo como Maciulis, Causeur, Rivers, Bourousis y Jeffery Taylor.

Laso me metió en su bolsillo desde el primer momento. Particularmente, llevaba casi quince años sin asistir en directo a un partido del primer equipo, hasta que regresé allá por 2013. Tuve la oportunidad de ver de cerca al presidente Florentino Pérez y ya me pareció en su momento que gozaba mucho viendo el espectáculo sobre la cancha. He vuelto muchas más veces al Wizink. A Florentino se le nota radiante al final de casi todos los partidos, los disfruta verdaderamente como cualquier aficionado de a pie. Por supuesto que los 19 títulos en 8 temporadas ayudan mucho. Pero es que hoy en día no hay un entretenimiento mejor no solo en Madrid, no solo en España, sino en toda Europa para contemplar en directo, y no hablo sólo de baloncesto...

Definitivamente, el lasismo es una de las mejores filosofías del siglo XXI, confieso humildemente que soy uno de sus más devotos adeptos. Ya son nueve años sentando cátedra en un banquillo que quema desde el primer minuto a los mejores y allí sigue, tras las huellas de los 13 años —en varias etapas— de Pedro Ferrándiz y los 14 años seguidos de Lolo Sainz como entrenadores del primer equipo.

Además, juego con ventaja. Coincidí con Pablo el año pasado en un evento benéfico —también con el gran Alberto Herreros— y puedo afirmar que, además de ser el mejor entrenador de Europa (como poco), es una persona de diez, muy accesible, cordial y encantadora. Así que aquí me tiene, como primer pretoriano del lasismo ilustrado, y esperando que este estado idílico dure muchos años más.

10 comentarios en: Pablo Laso: el retorno a los orígenes

  1. La pena es que en el futbol no sea igual con su falta de intensidad, falta de actitud y pasotismo en muchos partidos y siempre las mismas disculpas por parte del hermano de René, Marcelo y Casemiro que son los que dan la cara

  2. Sr. Dumas, aquí tiene a otro aficionado que ha disfrutado más en el WiZink que en el Bernabéu. Por el espectáculo, por el ambiente sano, por la comunión entre afición y jugadores, por la entrega que ves cada semana y en cada acción. Cuando oigo que los futbolistas no pueden rendir toda la temporada a un alto nivel, que son tropecientos partidos y tal, siempre contesto que tienen el ejemplo del baloncesto, y si no están todos los días al mismo nivel de acierto, sí lo están en intensidad y lucha. Hay un responsable máximo que es Laso, denostado por una parte de los aficionados. Para los que hemos vivido las épocas de Messina o Imbroda, o incluso las de Maljkovic, cuyo estilo no me gustaba, Laso es una bendición. Y para el que le niegue sus méritos, basta con recordar cómo ha sabido rehacer el equipo tras las salidas de jugadores top como Doncic, el Chacho, el Chapu o las lesiones de Llull y Rudy. ¡Por muchos años, Don Pablo!

    1. Messina. Imbroda. Julio Lamas. Nombres de pesadilla en aquellas oscuras etapas.Bendito Laso, sí, mil veces bendito. Gracias como siempre, Barney!

  3. Sí, es una gozada el Real Madrid de Laso. Sí, es de Laso, pieza clave, y también de Herreros, de Alberto Angulo, de Juan C. Sánchez, del señor médico, de los fisios, de Pepe Blanco, de Chus Mateo, de Paco Redondo, ...y de los aficionados que acuden al Palacio a apoyar a su equipo. Suman.

    Pero, como el artículo gira en torno a Pablo Laso Biurrun haré foco en él. Me parece que es un tipo inteligente, listo, honesto y trabajador. Su estancia en el Madrid , como entrenador, ha supuesto una especie de Master full-time. Del Laso de hace 9 años al de hace un par de años y , obviamente, ahora hay mucha diferencia. Desde la distancia que me confiere la condición de aficionado, eso sí, muy seguidor del baloncesto blanco, considero que se trata de un entrenador que ha acertado en el concepto de baloncesto que quería instaurar en el Real Madrid, en la asignación de roles ( asimilados por cada uno de los jugadores) y en la repartición del "minutaje" (sic). En eso , que no es todo, pero tampoco es poco, lo ha bordado. También intuyo, deduzco, que siendo algo tozudo en lo que el ve claro, es de los que escucha "activamente" a sus leales asesores y compañeros. Repito, es inteligente. Me gusta de él, también, que va introduciendo algunas modificaciones en el juego , a través de sistemas y jugadores, que contribuyen a mantener la motivación y la competitividad de su plantilla. No quisiera olvidarme de reseñar la importancia que concede a la defensa; sabe de su importancia y lo transmite adecuadamente.

    Y creo que Florentino Pérez con su apoyo , sus nietos son fans del baloncesto, tiene mucho que ver en el resurgimiento de un Real Madrid de leyenda, como casi siempre. La vida cambia mucho y en poco tiempo, hay que adaptarse. Espero que el plan estratégico del Real Madrid sea brillante y nos permita estar en la cima . Valdebebas y la cantera de baloncesto tienen mucho que decir para que los éxitos se prolonguen durante el máximo de tiempo. Es una cuestión de trabajo bien hecho. Mucho más fácil de decir que de hacer, evidentemente.

    (*) Me acuerdo de Raimundo Saporta y Mariano Jaquotot, directivos que tanto trabajaron para el Real Madrid, especialmente por lo que aportaron en el baloncesto.

    Muchas gracias Real Madrid.

    1. Pedazo de artículo que ha escrito usted, querido Floquet de Neu. Muy brillante. Le agradezco infinitamente sus acertados comentarios. Un abrazo.

  4. Cuando empezó Laso esta etapa como entrenador del Real Madrid, recuerdo haber discutido con no pocos madridistas que mantenían que Pablo no sabía mucho y era un bluf. Te decían: tiene un 5 en la cabeza y los cambios hechos desde casa y el minuto en que ha de hacerlos; no sabe leer un partido; si se llega ajustado al final pierde siempre; no muestra confianza en muchos jugadores y por eso no tiene profundidad en la plantilla; no confía en grandes jugadores que se terminan yendo y no sabe fichar; no tiene jugadas ensayadas para un cambio de registro táctico que dé la vuelta al partido y los rivales lo desactivan rápido porque conocen todo de él; etc, etc.
    Yo, que había vivido desesperación por todos los tumbos del equipo tal y como describes, Athos, y especialmente cuando estuvo Messina, considerado como un maestro, que creo que volvió locos años jugadores, amén de huir como un bandido en la fase calentita de la temporada, veía a Laso como un soplo de aire fresco.
    ¿Qué tenía fallos? Claro, como es lógico, pero veías un trabajador descomunal que no bajaba los brazos y podías ver ese ADN que mostró como jugador plasmado en el equipo. Se mostraba garra, espíritu, intensidad, lucha, y ningún desafío parecía imposible. Mostraba perfectamente todo cuanto siempre ha sido el Madrid. Nuestras señas de identidad. Desde que Arlauckas dejara el club, no había visto jugadores con tanta seguridad en su trabajo como ya se mostraba en los primeros compases de la era Laso.
    Para mí, como dice Barney, lo más impresionante es ver cómo se nos han ido yendo estrellas, y el equipo no ha perdido un ápice de competitividad, teniendo en cuenta que en baloncesto también luchamos contra un estamento arbitral no propicio, y que aún así terminamos arrasando cada temporada.
    Siempre he sido un madridista irredento y me encanta el fútbol, pero el baloncesto, al margen de haberlo disfrutado en mi adolescencia, siempre me ha parecido un espectáculo mucho más divertido y vibrante, un espectáculo sin tregua. Encima recuerdo ir a finales de los 80 y principios de los 90 al Palacio, y cuando acababa el partido esperábamos a los jugadores en la calle, que salían andando y charlaba con nosotros: Llorente , Romay, Biriukov, Cargol, Antunez...hasta en la final de la Korac contra el Cantu, cuando Pinedo cayó en el banquillo inconsciente muriendo días después, se pararon a hablar con nosotros ; recuerdo ir al ayuntamiento a recibir a los campeones de copa de Coruña, y llovió a mares, y nos quedamos 3 gatos y sl salir se quedaron un rato de charla con nosotros, y recuerdo a Sabonis, con quien salí en una foto de Marca ese día.
    Laso es madridismo, el nuevo Ferrandiz, un lujo descomunal, una vuelta a nuestro ADN.

  5. Soy un exjugador de baloncesto y Laso es el entrenador que hubiera deseado tener.Sabe y su experiencia como jugador,con todos los valores que aprendió tanto técnicos como humanos,los transmite a la perfección.Un lujo para el aficionado,sea o no,madridista.

  6. Afortunadamente, el baloncesto no tiene la presencia en los medios ni hace el suficiente ruido mediático como lo hace el fútbol. Digo afortunadamente, porque si ya fue difícil mantener a Laso tras palmar aquella final Europea contra el Maccabi, en la que éramos favoritos. Si la presión mediática ocupara tanta radio, tv y prensa que acapara la sección de fútbol, ese verano de 2014 hubiera sido un infierno para todos el mundo y tal vez, Laso no estaría. Pero no, gracias a Dios, no es el mismo ruido y la influencia mediática no cala tanto entre el aficionado que acude al Palacio d elos Deportes, perdón, Wizink o cómo sea su nombre ahora.

    Fue el verano en que Nikola Mirotic se iba a la NBA y que no renovaron a sus ayudantes de entonces (cuspinera entre ellos) y le impusieran a Pablo como ayudantes a Chus Mateo y Tabak. Alberto Herreros mantuvo a Pablo Laso, trajo a Campazzo y Ayón con KC Rivers y un Chapu Noccioni muy veterano pero hambriento de títulos gordos y su espíritu, sus ganas, contagiaron a todo el mundo, compañeros, técnicos y público para realizar una campaña perfecta en la que se ganaron los 4 títulos posibles. Ganamos la Euroliga y la Liga en un apabullante 3-0 al Barcelona. Éxtasis.

    Luego vinieron más éxitos y el moldeo, uso, pulimentado y brillo que le sacó a otra gran perla de nuestra cantera, batiendo todos los récords de precocidad: Luka Doncic.

    Pablo Laso me hizo disfrutar con el juego del baloncesto de nuevo; me hizo vibrar conquistando títulos y dominando a los más importantes contrincantes. Es un puñetero crack muy por encima de opiniones trasnochadas de tertulianos de turno que por postureo o ataque de celos, para presumir que sabe de baloncesto frente a sus contertulios futboleros, critica y pondera sobre un baloncesto antiguo y ya desfasado, que tras la larga lista de títulos obtenidos ha tenido que claudicar algo, el postureo todavía se mantiene para que sigan llamándole, porque "Pablo ya ha aprendido algo". (Estoy pensando en Pepe Herrero, madridista y habitual tertuliano de Jaime Rodríguez en "el primer palo" y también este año en radiomarca).

    Pablo Laso ha entendido perfectamente la evolución del juego que se venía ya dando lugar en la NBA en este último lustro. Incluso se ha adelantado a él. Es una bendición del cielo, aunque esas palabras se las dedicó Florentino a Zidane, también es merecedor con creces.

    No tengo ninguna duda de que su nombre será glorificado y puesto en los altares de la simbología madridista que enaltece a nuestras leyendas. Leyendas que todavía siguen haciendo historia y eso engrandece aún más su figura.

    Todo mi agradecimiento y admiración a Pablo Laso.

    Y muchas gracias, Athos, por traerle a colación. Si me permites una recomendación, extensible a todos los madridistas amantes del baloncesto, he aquí el título d un libro muy ameno que no debería faltar en vuestra lectura: Historias del Real Madrid (de Baloncesto) con la fotografía de Sergio Llull en la portada celebrando con su característico grito.

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