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El Madrid persigue a un gato

El Madrid persigue a un gato

Escrito por: Mario De Las Heras15 septiembre, 2016
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Por la calle del Vapor mi hija Candela, orgullosa madrina de La Galerna, persigue a un gato. El "viento frío" (así llaman al Poniente los lugareños de Zahara) hace rato que nos ha invitado a abandonar la playa. Yo desconocía que unas vacaciones de padre podían ser ver al Madrid en la lejanía, como quien asiste al atardecer y ve el sol caer por detrás de Barbate. Yo perseguía a mi hija y de reojo veía a Luka Modric perseguir a un sportinguista. No hay manera de pararla, a Candela, y no veo con posibilidades de hacerlo ni siquiera a Casemiro. Casemiro lloraría, casi como yo, después de varios días intentando atraparla sin éxito.

Yo soy Bartra, queridos galernautas, y Candela (de catorce meses de edad) es Bale, lo cual no es poco orgullo pese a la humillación. Candela se para en mitad de la carrera, como nos contaba Santamaría que hacía Gento, y luego arranca cuando casi la rozo con mis dedos. Candela es La Galerna, en este caso del Atlántico, y es capaz de driblar a cinco alemanes, cinco camareros y otros cinco gaditanos oriundos en menos de diez segundos y con una sonrisa arrebatadora en el rostro; un rostro, por cierto, arrebatadoramente madridista.

En una de las paradas, o arrebatos butragueñianos, mientras no perdía su marcaje de vista, me detuve en una terraza donde los zahareños veían al Madrid con reverencia. Aquello parecía la platea del Real con brisa en mitad de una ópera y yo nunca antes había visto afición tan elegante. En ese momento sentí una terrible nostalgia. Allí es donde me gustaría ver a mí todos los partidos, con cañas y aceitunas y tortillitas de camarones y silencio, donde sólo se pierde la compostura cuando marcan los blancos, esos jugadores respetabilísimos como los tenores, que es como cuando cae el telón entre acto y acto. Pero Candela me llamó, como el matador al toro, y yo, naturalmente, salí al trapo.

gato niña

Ya por la calle Yerbabuena pude oír que no estaba bien el Madrid y al girar por la Pérez Galdós supe por el televisor de la taberna Tía Juana que habían marcado los sportinguistas de Lisboa. Un bache en el empedrado hizo tambalearse a Candela delante de mí, pero aguantó de pie y me recordó a Nazario derribando rivales como bolos justo antes de escabullirse por la calle Tomillo. Entre los barriles de La Jábega la vi desaparecer igual que a Carvajal en medio de las defensas enemigas, y a mi paso escuché que Zizú preparaba cambios.

Miré la hora y debían de ir por el minuto sesenta y tantos. El Madrid perdía y eso que jugaba en Zahara, ¡y con Candela de líbero! Ya por la calle Jara estaban Lucas Quinto, James y Morata en el campo por Bale, Kroos y Benzema. Candela se paró, como me llevaba ventaja se gustó haciendo un zapateado sobre una alcantarilla justo antes de ver a otro gato, decir: "¡Tito!" y salir pitando detrás de él. El castillo de la Almadraba se me apareció de pronto como el Bernabéu y el "viento frío" me sorprendió fuera del abrigo de las callejuelas. Candela se había detenido a charlar un momento con unos alemanes (Candela habla todos los idiomas) y yo oí en la esquina de la Iguana que Cristiano había marcado una pera de falta.

Fue en la plaza Tamarón cuando al fin la alcancé, casi en la esquina de la calle María Luisa, desde donde pude oír el alboroto que se había formado en el bar del Hotel Doña Lola. Crucé la calle con Candela en mis brazos y me sentí como Cristiano cargando con Lucas Quinto. Había sido James, con el pico de pelícano donde debe de guardar a sus hijos, quien había centrado a Morata, el cual se elevó sobre todos para marcar como un espolón de proa el gol de la victoria en el minuto noventa y cuatro, que sobre todo fue el minuto en el que yo por fin alcancé a Candela para llevármela a hombros por toda la calle de La Botica llena de verano y cantando juntos bajo el eco de las casas blancas: "De las glorias deportivas..."

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Ha trabajado en Marca y colaborado en revistas como Jot Down o Leer, entre otras. Escribe columnas de actualidad en Frontera D. Sobre el Real Madrid ha publicado sus artículos en El Minuto 7, Madrid Sports, Meritocracia Blanca y ahora en La Galerna.

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Estrada explica cómo se llevaban dinero los árbitros "motivados" por Negreira, no hacían falta sobres para que se llevaran 50 o 60 mil pavos "de propina".

«Nos enfrentamos ante el rival más difícil con el que nos hemos cruzado esta temporada y pasar la eliminatoria no será cosa sencilla, pero el @realmadrid existe para disputar partidos como el de esta noche y ganar».

✍️@enbuenalid

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Han caído los dos, como cantaba Radio Futura. Antes eran dos barcos sin rumbo, hoy son dos marionetas que van persiguiendo una luz cegadora.

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