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¿Libertad, Igualdad y Fraternidad?

¿Libertad, Igualdad y Fraternidad?

Escrito por: Sergio Arellano16 noviembre, 2019
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El diario francés L’Equipe optó hace días por poner en tela de juicio la férrea decisión que lleva manteniendo desde octubre de 2015 el actual seleccionador francés, Didier Deschamps, basada en prescindir de Karim Benzema de sus convocatorias. Sus lectores se pronunciaron al respecto y dictaminaron, por medio de un 73%, que era el delantero seleccionable más en forma de la actualidad. Y es que, a tenor de los resultados que arrojó la encuesta, unido al uso del más común de los sentidos, podemos determinar que la razón de ser de la censura que se le lleva imponiendo a Karim desde la Federación está desnuda de toda justificación posible.

Y esto se argumenta porque, desde una óptima puramente objetiva, es incuestionable que por calidad, galones, trayectoria y experiencia, Benzema se merece a todos los efectos liderar a la actual selección campeona del mundo. La dimensión que ha alcanzado en las dos últimas temporadas en particular, y en esta última década en general, deberían de ser motivos de peso para acaudillar a una generación brillante de futbolistas,y más si consideramos el anhelo y espíritu del jugador por volver al combinado nacional. Si a este factor le sumamos  el pobre bagaje ofensivo de sus compatriotas (véase el caso de jugadores de perfil ofensivo como Giroud o Dembélé que, sin ser precisamente titulares en sus respectivos clubes, sí que gozan de la total y absoluta confianza del entrenador), podemos concluir que el ostracismo forzoso al que se ha visto sometido el actual delantero del Real Madrid durante cuatro largos años responde a rencillas personales y no a asuntos exclusivamente deportivos, a pesar de que el técnico de la Clairefontaine se empeñe cínicamente por demostrar lo contrario. Sería entonces  justo, a colación de lo anterior, evocar, no sin una cierta carga de sentimentalismo, un encuentro en el que el propio Benzema salvó la cabeza de Deschamps, durante la repesca para el Mundial de Brasil 2014, pues marcó un tanto decisivo ante Ucrania que permitió remontar un global de dos goles en contra y, de manera simultánea, garantizar la continuidad de su por aquel entonces entrenador cuando éste se encontraba en el centro de todas las críticas. Está claro que el fútbol y la memoria no son términos concomitantes.

A este respecto, cuando el sujeto que nos incumbe es preguntado en las conferencias de prensa por la ausencia del lionés, y en aras a sostener una posición grotesca que solo se sustenta por el odio y el rencor personal, suele invocar el ya famoso e irracional argumento relativo a que su presencia podría llegar a perturbar la convivencia y statu quo del vestuario. Curioso cuanto menos, pues si de algo se ha caracterizado Benzema, en cuanto a las relaciones personales se refiere, ha sido en rehuir de cualquier problema interno en los más de 10 años que lleva conviviendo junto a otras estrellas en el vestuario del Real Madrid. Otra afirmación habitual que abandera Deschamps para salir del paso al respecto, -subsumible de nuevo en la animadversión e inquina que tiene contra el futbolista-, consiste en insistir que el jugador no acude a las concentraciones por asuntos meramente deportivos; hecho que contrasta sobremanera con la realidad si tenemos en cuenta que Benzema es el actual pichichi de la Liga española y uno de los máximos goleadores de las grandes ligas europeas.

Es lógico, por ello, replantearse la infundada naturaleza del veto que se ha impuesto a Karim desde la Federación Francesa de Fútbol y desde, por supuesto, las más altas esferas políticas e institucionales del país galo. Y es que Benzema, magrebí de pura cepa y con pasaporte argelino, ha representado con maestría esa rebeldía indomable, -pero legítima-, que tanto choca con los cánones formales y patrióticos franceses.  Ese sentimiento reacio a a entonar La Marsellesa porque, para él, es un himno que llama a la guerra es un factor vital para comprender el motivo de la deslegitimación continua que ha venido sufriendo desde un tiempo hasta esta parte en su país, acentuada de manera irrefrenable por el famoso “Caso Valbuena”, pero que, en cualquier caso, ya venía fraguándose con anterioridad tal y como demostraban los recurrentes abucheos hacia su figura que tenían lugar en el majestuoso estadio Saint Denis.

Volviendo al célebre “Caso Valbuena”, era usual ver a personalidades públicas de distinta naturaleza,-entre ellas a todo un primer ministro-, debatir sobre el grado de honradez que revestía el jugador al enfundarse la elástica de Francia. Se convirtió en una cuestión de Estado y en un instrumento al servicio de los intereses de determinadas posiciones parlamentarias. En suma, todo apuntaba a una especie de aquelarre atentatorio contra la dignidad de Karim, celebrado en el seno de la política francesa y orquestado por determinadas sectores ideológicos que no dudaban en violar, al calor del procedimiento judicial referido al supuesto delito de extorsión, uno de los principios jurídicos más universales como el de la presunción de inocencia con el fin último y execrable de arremeter con dureza a un futbolista cuya actitud y rendimiento con la selección fueron siempre los correctos. A estos efectos, también influyó esa perniciosa patología contemporánea consistente en difundir juicios mediáticos que se desarrollan de forma paralela a la instrucción del caso y que tan nocivos son para las partes implicadas. ¿Acaso se ajusta a la ética y moralidad que todo un primer ministro hable sobre cuestiones relativas a la integridad personal de un futbolista? ¿Dónde quedó el código deontológico de los representantes populares? ¿Y el respeto a la separación de poderes?

Basta decir que la presunción de inocencia se configura, desde los albores de la Revolución Francesa, como uno de los derechos fundamentales del individuo y que es reconocida en numerosos textos constitucionales, por lo que también convendría reflexionar al respecto

Tanto fue así que la carnaza mediática estaba a la orden del día. Se desató una detestable escalada de difamaciones y calumnias hacia su persona que llegó, incluso, a desembocar en un dantesco episodio por medio del cual se le acusaba de escupir el himno de La Marsellesa durante uno de los homenajes celebrados con motivo de las víctimas del atentado de París de 2015. Hecho que presuntamente tuvo lugar en el Santiago Bernabéu, dentro de los prolegómenos previos a un Real Madrid-Barça. El daño reputacional iba en aumento, lo que precipitó irreparablemente la determinación, -dogmática y desprovista de criterios objetivos- de que no era un futbolista ejemplar para vestir los colores de su país en aquella Eurocopa de Francia celebrada en 2016. Un varapalo a todas luces injusto que significó un antes y un después en su carrera por el alto componente simbólico que entraña liderar a una selección en el país que te vio crecer como futbolista.

Aunque por otro lado esta postura beneficia indirectamente al Real Madrid, pues lejos de asumir el riesgo de que uno de sus activos más valiosos sea víctima de los poderosos tentáculos del virus FIFA, se asegura de contar al 100% con un integrante vital para la consecución de sus objetivos. Sin embargo, la única realidad fáctica es que Benzema es inocente hasta que no exista una resolución judicial firme que acredite lo contrario y que, en consonancia, el precio que está pagando es desproporcionadamente oneroso para un futbolista de primer orden mundial. Y ya del grave menoscabo visual que ha generado Deschamps al privarnos durante tanto tiempo del goce y disfrute de ver a nuestro protagonista compartir ataque junto a otras superestrellas de la categoría de Mbappé o Griezmann, ni hablemos. ¿Y qué decir del hipotético historial que habría tenido el de Bron si hubiera disputado la Eurocopa de Francia y el Mundial de Rusia? Formulando una conjetura la mar de verosímil, y teniendo en cuenta el consiguiente salto de calidad que habría redundado en la delantera, el francés habría podido amasar un palmarés eximio que le podría, incluso, haber catapultado para luchar de lleno por cotas más altas como el Balón de Oro. Un hastío en toda regla y una espina clavada que quizá Benzema pueda quitarse en un futuro en tanto en cuanto la proporcionalidad, el sentido común y el respeto por los trámites de la justicia se vuelvan a cumplir debidamente por aquellos que tienen la última palabra. Mientras tanto, Karim no tendrá otra selección mejor que la del Real Madrid, la mejor de todas. Y esto sí que es una bendición.

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Colíder del movimiento benzemista. Twitter: @Arellanoglou

3 comentarios en: ¿Libertad, Igualdad y Fraternidad?

  1. Estimado Sergio,

    Pues fíjate, discrepo que sea una cuestión de inquina personal de Deschamps. Y me apoyo en tus propios argumentos porque Karim ayudó a "garantizar la continuidad de su por aquel entonces entrenador cuando éste se encontraba en el centro de todas las críticas". A Deschamps no le recuerdo ni un solo enfrentamiento con Karim.

    Sin lugar a dudas esta es una decisión exclusivamente política, y aquí si estoy de acuerdo con tus argumentos . Deschamps, creo que pinta poco, más allá de esquivar preguntas incómodas. De hecho el presidente de la FFF recientemente se ha despachado con un categórico, "la aventura de Benzema con la selección se ha terminado"

    La unica duda que me surge a tenor de un twuit de Karim, es por qué no liberan al nueve para jugar con Argelia.

    En cualquier caso el RM se beneficia directamente de esta decisión, Karim no me parece muy triste cuando juega con el RM, y la única pena que a mí me produce está situación es que no ocurra lo mismo con los 11-14 jugadores más habituales de la plantilla.

    Un abrazo galernautas, que frío es el invierno sin el RM

    HALA MADRID!!

    1. Comparto tu punto de vista, sobre todo en lo que se refiere a la influencia de los tentáculos politicos franceses. A raíz de los atentados de París brotó una islamofobia bastante ostensible en el país y eso creo que también afectó a ojos de la opinión pública, pues Benzema es musulmán y no entona La Marsella.

      Muchas gracias por tu tiempo Toni

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Vía @lagalerna_

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