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Elogio de Solari y refutación del vinagre

Elogio de Solari y refutación del vinagre

Escrito por: John Falstaff5 febrero, 2019
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Le tengo prometido al editor de esta publicación un elogio del porno desde una óptica madridista, pero habida cuenta de que tan elevada disciplina es el hábitat natural del Barcelona, me temo que es un terreno en el que la victoria nos está vedada. La exitosa primera temporada de vídeos del VAR, sin duda llamada a liderar muy pronto los rankings de pinchazos en Pornhub, la Sexta y demás plataformas del ramo, no es sino la penúltima demostración de la veracidad del aserto. Y como sería incompatible con el señorío que nos adorna usurpar el papel de segundón que por ley natural corresponde al Barcelona, voy a desistir de mi propósito y perpetrar en cambio un elogio de Solari, que no es exactamente lo mismo pero tampoco está mal. Si bien se mira, arrancarse con un elogio de Solari -ese ser sospechoso en algunos ambientes madridistas- como quien se arranca por soleares, y sin encomendarse ni a don Santiago ni a Valdano, no deja de tener su puntito impúdico y procaz, y no sé yo si hasta concupiscente.

Y es que viene uno observando con alborozo un creciente estado de excitación en el Real Madrid y en el madridismo, un orgullo recobrado, un ánimo cada vez más erecto. El madridismo llevaba muchos meses -demasiados- en ese estado que los norteamericanos, con esa facilidad tan suya de decirlo todo en dos sílabas y cinco letras, denominan soggy: es decir, flácido y amorfo, blandengue, enervado e invertebrado. Un madridismo impotente, inerte y sin chispa, taciturno y apagado, que es como decir un madridismo irreconocible, un madridismo consistente en la negación del madridismo. Pero poco a poco parece que el optimismo vuelve a abrirse paso entre esas murrias de color panzaburro que han encapotado el cielo durante tanto tiempo. El equipo recupera la alegría y la confianza y con él el aficionado, que ya no ve negros augurios en el vuelo de las golondrinas ni en el estado de forma de Modric.

Son muchos los factores que coadyuvan a este renacer primaveral en pleno invierno, y en La Galerna se han podido leer últimamente espléndidos artículos que abundan en el papel primordial que en ello están teniendo Benzema y Vinicius. Pero ya digo que yo quiero centrar este articulastro en el factor que estimo más importante: Solari. A Solari, desde el mismo momento en que sustituyó a ese error llamado Lopetegui, muchos de los incontables expertos madridistas que regalan su sabiduría en Twitter, en internet y en los benditos cerros de Úbeda, provincia de Jaén, le acusaron de falta de categoría para entrenar al Real Madrid.

Solari carece, según afirman campanudos, de los conocimientos necesarios, su trayectoria como entrenador profesional se limita al Castilla (sin mucho éxito), no sabe leer los partidos, sólo acierta con los cambios cuando se equivoca, hace las alineaciones según sus filias y fobias personales, no se atreve con las vacas sagradas de la plantilla las semanas pares y las sienta inexplicablemente en el banquillo las impares. O sea, lo mismo que se decía de Zidane antes de enjaretar consecutivamente tres Copas de Europa como tres soles despreciando con insolencia su manifiesta incapacidad para entrenar, certificada por tanto expendedor del carnet de entrenador.

lo mismo que se decía de Zidane antes de enjaretar consecutivamente tres Copas de Europa como tres soles despreciando con insolencia su manifiesta incapacidad para entrenar

Pues a mí me gustó Solari desde el principio, qué le vamos a hacer. Los primeros días yo me concentraba mucho e intentaba con todas mis fuerzas que no me gustara, que tampoco es cuestión de arriesgar la excomunión madridista por un quítame allá esas veleidades del afecto. Pero con todo, me seguía gustando. Bien es verdad que, como ya he dicho alguna vez, yo no entiendo nada de fútbol, circunstancia que no resulta imprescindible para ser feliz pero ayuda mucho: queda uno exento de la penosa obligación de sentar cátedra a todas horas en forma de supositorios tuiteros, y sobre todo se disfruta más.  Así que, felizmente, no sé si Solari acierta o yerra en las alineaciones y en los cambios, en el sistema o en la falta de sistema, en la forma de gestionar la plantilla o en las restas con llevada. Ni lo sé ni me importa. Lo que sí sé es que veo a Solari en la banda en el transcurso de un partido y el corazón se me agita, la alegría se me levanta y la fe en la victoria se me pone firme.

Por aquello de que está feo señalar, sería de mal gusto decir que lo primero que me gustó de Solari es que no peina raya en medio, así que no lo diré aunque sea cierto. Lo que sí diré es que supe que Solari estaba llamado a grandes logros en el banquillo del Real Madrid en el momento que le vi por primera vez dirigiéndose al banquillo enfundado en un traje bien cortado y, sobre todo, calzando unos canónicos e impecablemente lustrados plain Oxford. La verdadera elegancia empieza por los pies, y el hombre que lo sabe bien puede decir que ha penetrado los secretos insondables del buen gusto. Además, Solari se ciñe rigurosamente a la discreta horma inglesa, huyendo como de la peste de las estridentes formas italianas; es evidente que también conoce que la verdadera elegancia, además de empezar por los pies, sólo se hace notar cuando no está presente.

Un hombre que viste traje con unos Oxford y no, por ejemplo, con un par de esos adefesios llamados castellanos (no digamos ya si a los susodichos les cuelgan impúdicamente dos obscenas borlitas con las que su propietario trata seguramente de compensar alguna carencia en el lugar donde tales colgajos resultarían más apropiados) es un hombre merecedor de toda confianza, cualquiera que sea el ámbito en el que se desenvuelva. Solari -sus zapatos lo demuestran- sabe distinguir de forma innata lo elevado de lo mediocre, lo digno de lo innoble, lo sublime de lo zafio.

Por eso el buen gusto de Solari ha sabido encontrar con naturalidad la manera de sacar a la luz el brillo infinito que siempre ha latido en Benzema sin perder un minuto en discusiones sobre esa cosa de los intangibles, tan del gusto de los cursis. El buen gusto de Solari sabe apreciar la esbelta cabalgada y la sonrisa serena de Odriozola. El buen gusto de Solari ve más allá de ese flequillo inefable de Llorente y no deja que ese pecado de juventud que el tiempo ha de pulir le impida apreciar el madridismo comme il faut que atesora el chaval, decantado en esa mirada austera y decidida, tan de Pirri.  El buen gusto de Solari sabe establecer la disciplina en el vestuario sin que le tiemble el pulso y sin levantar jamás la voz, mandando a galeras al gallito, si fuera menester, y diciendo en rueda de prensa las palabras justas para decirlo todo sin decir nada. El buen gusto innato de Solari, en fin, le permite ver la luz donde otros se dejan confundir por las sombras de su propia mediocridad.

Y junto al buen gusto está su mirada. La mirada de Solari es luminosa, alegre, juguetona, un puntito pícara. Allá donde Lopetegui llevaba a cuestas una mirada con velo y de luto riguroso bajo el tejadillo a dos aguas, los ojos de Solari son todo regocijo, felicidad, una gozosa celebración de la existencia. Pero no sólo eso, porque bajo el brillo refulgente de su mirada asoma, sin aspavientos pero inconfundible, el brío invencible de la confianza en sí mismo, de la determinación, de la fe en la victoria. Solari tiene la mirada del ganador y en sus ojos festivos anida la serena certidumbre de aquel que se sabe llamado a la gloria. Todos los éxitos que nos esperan están en esa mirada, tan madridista.

Solari tiene la mirada del ganador y en sus ojos festivos anida la serena certidumbre de aquel que se sabe llamado a la gloria

Cómo extrañarse, por tanto, que Solari posara los ojos en la mirada de Vinicius, en la que también están todos los éxitos que le esperan a nuestra joven y fulgurante estrella. Tenía que ser con Solari con quien floreciera Salpiquinho para hisopar con su incensario a los infieles antimadridistas y rociar el madridismo con la fecunda semilla de la felicidad a borbotones, incontenible, que habrá de engendrar glorias futuras.

En fin, yo no tengo duda de que con Solari tenemos entrenador para muchos años. Lo siento por los muchos entendidos que se empeñan en analizarle con lupa. Lo escudriñan obsesivamente, le miran las costuras, lo examinan del derecho y del revés. Sufren mucho, encuentran taras e imperfecciones por doquier. Se ponen las gafas de cerca y siguen sin ver nada los pobrecitos, confundiendo la miopía con la presbicia e ignorando que cuanto mayor es la obra de arte, más distancia requiere su contemplación. Son los que, si tuvieran delante al mismísimo Puskas, no verían más allá de su barriga (la de Puskas y la suya) y de su soberbia (esta vez sólo la suya). Son los que pedían la dimisión de Zidane hace dos años por tener el atrevimiento de no seguir las directrices que ellos mismos vociferaban por Twitter. Son incapaces de distinguir la grandeza del currículum y el talento de un expediente administrativo, madridistas de manguito y covachuela.

Sería bueno que disfrutaran un poco y, si eso es mucho pedir, al menos que nos dejaran disfrutar a los demás. Al fin y al cabo, cuando Solari nos lleve al triplete al final de esta temporada serán los primeros que quieran subirse al carro de los vencedores; no estaría de más que en el mientras tanto nos dejaran en paz a quienes queremos ayudar a tirar de él, siquiera sea con nuestra ilusión. Y si el Madrid les hace sufrir tanto, que jueguen con las borlas de sus zapatos o que se pasen al porno, no vaya a ser que acabe en úlcera tanto vinagre.

 

En el prosaico mundo real me llaman Eduardo Ruiz, pero comprenderán ustedes que con ese nombre no se va a ninguna parte, así que sigan llamándome Falstaff si tienen a bien. Por lo demás, soy un hombre recto, cabal y circunspecto. O sea, un coñazo. Y ahora, si me disculpan, tengo otras cosas que hacer.

18 comentarios en: Elogio de Solari y refutación del vinagre

  1. Da gusto leer la Galerna. Personalmente, no me atrevería a decir que Solari va a estar mucho tiempo como primer entrenador del Real Madrid. Mandan los resultados (títulos, en plural).

    1. Pues a mi Solari me encanta: reparte zascas a los canallas de la prensa anti española con una sonrisita en la cara en cada rueda de prensa. Tiene al equipo enchufado, ahora físicamente bien, motivados todos menos Isco y me da un buen pálpito lo que queda de Temporada. Ojalá consigamos los títulos que le permitan continuar siendo el entrenador del Madrid.

  2. Sí señor, con un par. Pa chulos " nosotros, los del Madrid. Que se nos estaba olvidando !!!

    (Léase también en género femenino por supuesto)

  3. Como siempre un gusto leerlo, señor Falstaff. Empezaba a temer que no estuviera ya en la Galerna. Con respecto al aura de Solari, me recuerda mucho al aura de Zidane. Son personas magnéticas. Discretas. Llaman la atención incluso por su discreción y corte medido. Inspiran confianza. Y eso es lo principal. A fin de cuentas somos humanos. Donde hay confianza, hay paz, tranquilidad, y ganas de hacer. Estoy de acuerdo en que es muy posible dados los tiempos actuales que la permanencia en le banquillo esté ligada a los resultados (resultados importantes, me refiero). Sea como sea, su presencia gusta al madridismo. Y me incluyo. Ojalá su 2021 se convierta en 2031. Señal de que las cosas han ido bien no, lo siguiente.
    Saludos.

  4. Hace unas semanas me zurraron aquí de lo lindo por hablar bien de Solari, claro que lo hice antes de ver jugar bien al equipo, mira que soy capullo.

  5. Solari tiene tiempo para dominar los aspectos futbolístico-tácticos. Todo lo demás lo tiene de sobra: saber estar, presencia, repartir zascas a quien lo merece, saber tomar decisiones, el respeto del grupo ... en fin, tiene las cosas que no se estudian en una academia.

  6. Solari ha toreado en los peores momentos del equipo, con infinidad de bajas y con la prensa en plan acoso y derribo por el caso Isco.
    Ha gestionado el equipo con justicia y meritocracia, y ha trabajado con honestidad.
    Ha defendido el escudo del club, de los ataques de Pep y otros gurús antimadridistas.
    Por mi parte, ha superado las expectativas más optimistas, al llegar y tomar las riendas de un club depresivo.
    Ahora, en función de los resultados de Barcelona, Atleti y Ajax, subirá al Olimpo o le caerán todas las tormentas del periodismo rancio. Pero para lo que pase, Solari actuará con honestidad y pensando en el bien del equipo.
    Alea jacta est !

    1. A mi me preocupa una cosa y es que hemos visto muchas veces a entrenadores del Madrid que tiraban de meritocracia hasta que llegaba la farsa... ahí se convertían en jalea real, gelatina o merengue, y tiraban de veteranos en un estado lamentable, con el consiguiente fracaso.
      Me preocupa que Solari tire por ahí.
      Si saca a Marcelo y/o Carvajal y/o sienta a Vinicius sabremos que tenemos medio partido perdido y otro gelatina en ciernes. Quiero pensar que no va a hacer eso, pero lo he visto tantas veces que reconozco que me da algo de miedo.

  7. Creo que el artículo se debería haber titulado "Los zapatos de Solari" para equipararse al escrito por usted mismo "El abrigo de Zidane", para mí, uno de los artículos top three de La Galerna.

  8. Fantástico artículo, cuya lectura se hizo corta y fugaz a pesar de ser algo más extenso que la media!!

    Bravo por su disección del personaje, de nuestro entrenador Solari al que casi todos aún seguimos mirando con cierta curiosidad y expectación (por la falta de referencias previas de Solari como entrenador), pero que progresivamente van tornándose en satisfacción y en sorpresa positiva (como sucede con Vinicius!!) según pasan las jornadas y el equipo mejora su juego, pone rumbo, empieza a ser reconocible, los retos se encaran con actitud madridista y animosamente ejemplar, se toman decisiones, la plantilla es gestionada con criterio, se gana (Solari) el respeto de plantilla, club, aficionados y hasta prensa...

    Por infinidad de razones obvias no lo ha tenido nada fácil (nunca lo tuvo un entrenador del RM!!), pero él, a pesar de su nula experiencia en la élite como técnico, está acreditando capacidad y por momentos maestría en el desempeño de un reto enormemente complicado y lleno de retos y trampas, ante los cuales hasta los más experimentados entrenadores claudican, retos que van desde los que te pone la propia plantilla y sus estrellas ((y que la prensa siempre está presta para alimentar y poner la máxima presión al entrenador...: por ej., un entrenador del Farsa o del Atleti "administra" su plantilla, "da descansos" y similares...; un entrenador del RM "castiga", "no cuenta con", "manda a la grada", etc. Por decir un único caso)), pasando por las trampas de la prensa, el inevitable nivel de exigencia de club (directivos) y afición donde los resultados mandas y la paciencia es escasa, y la dificultad de tratar de salir vivo de la lucha contra un régimen compuesto por Farsa, VARça, çulegiados con un obvio doble rasero, horarios en contra, hormonas y batidos del doctor Bacterio italiano que visita el Enano, decisiones de comités siempre a favor del mismo (alineaciones indebidas como último caso clamoroso), prensa cómplice de la corrupción por sus silencios mayoritarios, rivales que sólo a ti te juegan como su partido del año.

    Así pues, bravo por Solari y por este artículo.

  9. Espero que sea consecuente y muera con sus jugadores ... como salgan Marcelo y Bale y no juegue Reguilón ni Vini su trabajo no habrá valido de nada, y saldremos al campo con un 3-0 en contra. Yo también me temo que a la hora de la verdad se acojonará y tirará de los jerarcas.

  10. Con dos días de retraso (que he dedicado a la noble tarea de descansar y no tocar un ordenador), hoy me he dado el gustazo de empacharme de artículos de la galerna.

    Y como no voy a andar dejando un comentario en cada uno de ellos, lo haré en este de sir John Falstaff, así aprovecho para decir algunas cosas que me sugiere su lectura:

    En primer lugar, que espero con impaciencia ese artículo que le prometió a editor, ese elogio del tan noble disciplina. Y que escoja bien las imágenes con que lo ilustra. No cabe duda de que contribuirá a un "creciente estado de excitación en el Real Madrid y en el madridismo, un orgullo recobrado, un ánimo cada vez más erecto", por usar sus mismas palabras.

    En segundo lugar, me permito discrepar de su apreciación sobre la elegancia solariega. Cuando aprenda a hacerse el nudo de la corbata, empezaremos a hablar de los trajes con jersey. De los zapatos no digo nada, que uno apenas es capaz de calzar alpargatas sin desmerecer.

    Coincido en el punto que tiene esa mirada pícara y en la soltura con que lidia a periodistas y contesta a entrenadores insolentes. Me cuesta vencer cierta resistencia al tono argentino que le da ese verbo florido, lo que achaco a los anticuerpos que crié con Valdano, pero lo estoy superando; se agradece que hable bien, aunque sea entrenador de fútbol.

    Copio la frase "yo no entiendo nada de fútbol, circunstancia que no resulta imprescindible para ser feliz pero ayuda mucho: queda uno exento de la penosa obligación de sentar cátedra a todas horas y se disfruta más" no sólo porque me hace gracia, sino porque me parece cortada para mí por un buen traje (inglés, of course). Esa ignorancia me lleva, creo yo, a gozar del juego de Bale y de Benzema (entre otros) a despecho de que por ahí se digan y se escriban unas cosas u otras.

    Y, para finalizar, me ha ganado cuando he leído "esa mirada austera y decidida, tan de Pirri". Es que Pirri ... Yo creo que en la galerna deberíamos añadir una entrada al diccionario, con una acepción nueva para el término "pírrico": dícese de aquella victoria que se consigue con decisión y empuje, no exentos de talento (y basta ya de tanto Pirro, tanto Pirro).

    FG "es un placer" Lurker

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