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El yo y el nosotros

El yo y el nosotros

Escrito por: Antonio Escohotado20 octubre, 2019
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Qué prodigioso desborde, el de Vinicius,  y qué lástima que su disparo y  su último pase sean de psiquiatra. Me parece que solo transido por ambivalencias puede alguien marrar tan sistemáticamente lo iniciado con tan buen pie, y disiento de algunos comentaristas en que el camino sea perfilar la definición: antes hay que encontrar el estrato de voluntad unitaria, y los millones arrojados sobre alguien tan joven y bisoño no contribuyen precisamente a plasmar la requerida identidad consigo mismo.

Sin embargo, sacarle y sacarle -quizá solo medios tiempos mientras siga apuntando mal-, le ofrecería una pauta para combatir inseguridad, y lo que no entiendo es alinear juntos a Marcelo e Isco, dos jugadores en franco declive –sobre todo muscular el primero-, y añadirles el hierático Jovic, por ahora un rematador dedicado a hacer taconcitos, unos mejores y otros peores, sin un solo gol aunque esté descargado de labores defensivas. Eso ya lo sabe el míster, que por enésima vez espera al minuto 65 para hacer parte de los cambios, y este año empieza a decepcionarme.  Mendy y por supuesto Carvajal son hoy mucho más competentes para cubrir esa banda que Marcelo, y confiársela equivale al mantenella y no enmendalla del caudillo medieval, combinado con síndrome de sumisión a los galones.

Tras la temporada pasada, quizá la más ridícula desde el fiasco de los galácticos, lo que el Real necesita es realismo, eficacia, ojo por ojo y  diente por diente. Ya hubo ocasión de felicitar al míster –un individuo olímpico por gracia humana y logros deportivos inigualados, como jugador y entrenador-, y felicitar asimismo a la plantilla por cuatro orejonas casi seguidas. Por eso su desempeño en el ciclo 2018-2019 puede considerarse hasta como pelillos a la mar cuando esa tripulación viene de circunvalar el orbe. Sin embargo, estamos ante el primer arreón de la siguiente, donde varias cosas no parecen de recibo, entre ellas que Zidane asuma el nos papal para describir los buenos y los malos partidos, diciendo “jugamos” en vez de “jugaron quienes elegí”, una expresión más gentil por veraz.

“¿Hasta cuándo abusarás de nuestra paciencia?”, le decía Cicerón a Catilina en la primera lección de latín, cuando todavía se estudiaba. Hoy solo los carrozas ríen el chiste culterano; pero la paciencia sigue siendo esencial para todos, y lo que el equipo de este año no puede ser a mi juicio el resultado de ir pasando por alguna escaleta a todos,  sino el de elegir al idóneo, y deprisita, no con la pachorra de esperar a los 20 minutos finales, por supuesto cambiando en función de cada fitness. No parece conducente al buen juego consentir por añadidura el melodrama del futbolista de élite, carne de cañón favorita para los dispuestos a ahogarse en el cubilete de su autoimportancia.

Si algo me pasma últimamente es la lección de Benzema en todos los órdenes, callando las voces que le tildaron de pasivo y pusilánime. Lleva mucho tiempo dibujando en cada partido alguna jugada magistral, dando además ejemplo de buena forma física volcada hacia la fluidez del juego común, y si el Madrid llegara lejos parece probable que Benzema obtenga el reconocimiento merecido, rompiendo el maleficio del niñato rico y necio. En todo caso, llega un episodio todavía más trascendental en Estambul, sede del Gran Bazar, donde esperan los votantes de Erdogan con ásperas alfombras y teteras de latón, artículos muy distintos de los ofrecidos por Armani o Zeiss, y donde convendría evitar un nuevo revés.

Con todo, si tal cosa ocurriese la alternativa a rasgarse las vestiduras será saber algo más que ahora sobre si toca seguir con el nos papal, y la consiguiente dilución de responsabilidades. Pasar al decidí esto y aquello, combinado con estadísticas sobre el desempeño concreto de titulares y suplentes, podría ser el tratamiento más cuerdo de la información disponible.   Y, por cierto, enhorabuena a Valverde y Rodrygo, ojalá les viésemos más.

 

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Escritor de una veintena de obras de referencia, como Historia General de las Drogas, Caos y Orden o Los Enemigos del Comercio. Su hijo Jorge administra sus RRSS. @aescohotado

5 comentarios en: El yo y el nosotros

  1. El maldito teclado hace de las suyas. Lo mismo te cambia la b por la v que te cambia el siglo, ja ja ja. Muy buena crítica del señor Escohotado, es un placer leerle.

  2. En Estambul más de lo mismo desde marzo dos partidos sino buenos luchados contra el Sevilla y contra el equipo del pueblo, la tensión no da para más, y luego vemos jugar al Inter de Antonio Conte que ya que se tenía que ganar el respeto del hermano de René y la verdad sin grandes figuras pero con JUGADORES están dando una lección de lucha, disciplina y juego

  3. IIIISCOOO, IIIISCOOO, IIIISCOOO, clamaba el entendidísimo y exigente público que acude al sagrado templo del Bernabéu.
    IIIISCOOO, IIIISCOOO, IIIISCOOO

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