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Diario de un madridista confinado (día 1)

Diario de un madridista confinado (día 1)

Escrito por: Francisco Javier Sánchez Palomares17 marzo, 2020
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Hola, soy madridista y tengo apellidos de árbitro. Comenzamos este diario de bohemia y reclusión.

Lunes 16 de marzo de 2020.

El día amanece por la mañana, a primera hora, hasta aquí sin novedad. Parece que hace menos sol y, o bien caen garbanzos sobre el tejado o está lloviendo sobre Madrid. Me decanto por esto último porque ayer comprobé que no quedaba legumbre en el supermercado y menos aún de la variedad voladora.

En casa mejoran las toses de la familia y yo sigo asintomático. Ser un cuarentón en cuarentena puede ser una redundancia que espante hasta al propio virus. Me ducho sin cantar y comienza un lunes que durará varios días. Interrumpo los quehaceres obligados para desayunar, mis padres preparan el mejor café y las mejores tostadas al Este de Wichita. Comienzan las llamadas y los correos electrónicos y queda patente que es necesario un ajuste en las medidas ya tomadas la semana pasada para que el equivalente a un pueblo pequeño prosiga unos días más con parte de sus servicios en orden. Pienso en las personas que tienen que administrar a grupos grandes de homínidos y constato lo injustos que somos con ellos. Como sociedad, nos comportamos como ese individuo al que le regalan el Descendimiento de Van der Weyden y se queja porque el marco del cuadro no le hace juego con la decoración del salón.

En ese aspecto, los madridistas actuamos parecido. Se da la paradoja de que el Real Madrid es grande, en parte, porque se le exige como a nadie y se le exige lo que a nadie cuando es más grande el resto. Este periodo de pause tal vez sirva para que a parte de la afición se le pose el polvo de la vista que no le deja apreciar el horizonte pasado. Tampoco critico que actúen así, de hecho, me trae sin cuidado.

El día está más extraño que ayer, la realidad parece un fluido ingrávido que a veces se desplaza hacia un lado más conocido y a veces hacia uno más pesimista e irreal, como cuando se te duerme una pierna y la otra no. Desde la Transición y salvando la grave crisis económica pasada, que no superada, estábamos viviendo en playback, con la sensación de que siempre había red, como el Madrid de 2017 en el que si el 4-3-3 con Casemiro, Kroos y Modric en el medio; Bale, Benzema y Cristiano arriba no funcionaba, Zidane lo cambiaba y daba entrada a Lucas Vázquez y Asensio por las bandas y se remontaba el partido. Ahora toca vivir en directo y sin haber ensayado, pero con la dificultad de que parte de nosotros se comporta como una jauría de ventajistas tirando bocados y arañando a quien intenta ayudar en lugar de poner de su parte.

El día mejora antes de comer con la llamada de un amigo honesto y educado que me propone hacer algo que llevaba unas horas haciendo hacia adentro sin saber aún que iba a expulsarlo hacia afuera.

Desde la habitación, oigo que en el salón están viendo en Real Madrid TV la última victoria contra el Barcelona. Llega la hora de comer. Ahora mismo he olvidado qué comimos, pero como estoy escribiendo, tengo la ventaja de que puedo parar un momento y ponerme a recordar. Ya, ahora recuerdo que fueron tallarines con carne picada. Espaguetis con bolitas marrones, como dice mi hija.

El confinamiento se nos ha echado encima con mi hija en casa de su madre y no la podré ver hasta que la situación cambie, como cuando Martín Vázquez se fue un rato al Torino. No es un drama. Ni lo de mi hija ni lo de Martín Vázquez. No me cuesta adaptarme a las circunstancias. Tal vez sea por pereza, porque no adaptarse exige mayor esfuerzo y daños.

Acabo la jornada y comienzo a realizar un trabajo de la Universidad que he de entregar antes de las doce de la noche. A los 41 años comencé a estudiar Derecho para enderezar el rumbo. Y también porque me dolía la espalda.

Son las 23 horas y acabo el ejercicio, esta vez no ha hecho falta recurrir al gol de Ramos y termino una hora antes. Recuerdo que no he cenado y lo hago por inercia. Acto seguido vuelvo al ordenador y comienzo a escribir este diario hasta que me alcanzo a mí mismo porque escribo muy rápido.

Me voy a la cama recordando que es mejor vivir confinado que vivir con finado.

 

Día 1

Día 2

Día 3

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Redactor jefe de La Galerna.

2 comentarios en: Diario de un madridista confinado (día 1)

  1. Yo no tengo tiempo de aburrirme porque tele trabajo y es lo peor porque no hay condiciones adecuadas, me paso el tiempo espantando a la gata y tengo a mis dos hijas en casa, lo cual es un entretenimiento de primera. Y solo llevamos dos días confinados porque hemos estado de viaje. La tele es un problema porque no me dejan poner Real Madrid tv ni ver partidos, aquí solo hay Netflix, HBO y TCM. De momento aguantamos bien. A ver si alguien se anima a contar algo, que esta la Galerna muy mustia.

  2. Prefiero vivir "con finado feliz".
    Sin fútbol esto se lleva mal, y me acuerdo mucho de los antis, que mal lo tienen que estar pasando sin poderse meter con nuestro RM. Lo dejo como sugerencia para posible artículo, DIARIO DE UN ANTI, toda esa bilis retenida,Uuuuhhmmm
    Un saludo y ¡¡¡mucho ánimo!!!

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