Las mejores firmas madridistas del planeta

El Real Madrid ganó 2-3 en Bérgamo, ciudad de la región italiana de la Lombardía, al Atalanta, actual campeón de la Europa League, subcampeón de la Supercopa de Europa, líder en la Serie A italiana, invicto hasta ayer en esta edición de la Copa de Europa y conjunto que había encajado un solo gol en los cinco partidos anteriores de esta andadura europea.

No tiene el nombre del Milan, la Juve, el Inter, la Roma o el Nápoles, sempiternos equipos de campanillas transalpinos, pero ganar en Bérgamo se antojaba una empresa difícil, muy difícil, por la calidad del rival y, sobre todo, por el momento futbolístico que atraviesa.

Bérgamo parecía Módena, ciudad italiana famosa por su vinagre balsámico, puesto que balsámico fue el baño de vinagre que tuvo que aguantar Carlo Ancelotti antes, durante y después del partido

Mi amigo Javi está, como yo, algo enfadado. La verdad es que luego se nos pasa el cabreo enseguida, pero la reacción de cierto sector del madridismo durante el día y la noche de ayer, hace reflexionar sobre lo que tenemos, no enfrente, sino al lado mismo de nuestras fosas nasales, porque Bérgamo parecía Módena, ciudad italiana famosa por su vinagre balsámico, puesto que balsámico fue el baño de vinagre que tuvo que aguantar Carlo Ancelotti antes, durante y después del partido por un sector del madridismo que quiere su salida del Madrid a toda costa y que, incluso, prefieren que pierda el equipo para provocar el cese del italiano. Que todas las decisiones que toma, cualesquiera que sean, son pasto de críticas furibundas, de insultos, de vejaciones relativas a su edad, a su pelo, a su acento, a su ceja o a lo que sea. Los espacios de X y las tertulias de medio pelo se pueblan de personas avinagradas que no solo no disfrutan del triunfo conseguido, sino que se pasan la velada poniendo a parir al entrenador. Veamos algunos ejemplos típicos.

1.- Vinícius es titular

 

El astro brasileño sale de una lesión, hace el último entrenamiento y Carlo le saca de inicio. Pues es una locura. Es una locura que, jugándote la clasificación en Bérgamo contra el Atalanta, saques al mejor jugador del mundo porque se podía lesionar y no estar contra el Rayo. Pues nada, palos al técnico por alinearle en el once titular, pero palos que se trasladan al resto del partido. En el minuto 60 ya estaban todos clamando porque le cambiaran. Pues si le hubieran cambiado en el 60 no habría marcado en el 67, mire usted.

 

2.- Tchouaméni es titular

 

Aquí se ha cometido un delito de lesa juventude. El entrenador del Real Madrid ha elegido, por las circunstancias de la serie de lesiones que atraviesa la plantilla, poner de central a un centrocampista contrastado internacionalmente que ha demostrado ya su valía en esa posición, en vez de alinear a Raúl Asencio, central canterano de mucha calidad, pero que no está baqueteado en estas batallas tan importantes, repito, jugándosela el equipo, que no era un amistoso, vaya.

Lo de Tchouameni es gracioso, el vinagrismo sociológico universal la ha tomado con él y exige su salida del club este verano (o en enero, por favor) a cualquier precio por razones que, a este escribidor de cosas, se le escapan por completo, pero me viene a la cabeza la figura de una de las leyendas más importantes del Real Madrid y del fútbol español, ganador de tres Copas de Europa y de infinidad de títulos más con la camiseta limpia y blanca que no empaña. Me refiero al veleño (de Vélez-Málaga) Fernando Hierro.

Hierro llegó al Real Madrid por sus grandes dotes como centrocampista; alto, fuerte, con toque y contundencia, con un disparo descomunal, con juventud y con velocidad. Todo lo que podía pedirse para un centrocampista de campanillas. Pues fíjense ustedes qué casualidad, Fernando Hierro, con el tiempo, mucho después que Tchouaméni, fue reconvertido a central y se transformó en uno de los mejores zagueros del fútbol mundial de todos los tiempos. Igualito que le puede pasar a Tchouaméni. Pues nada, hay que dejar que toree el chaval del Castilla el morlaco transalpino por un no sé qué concepto de meritocracia que tienen algunos, con cinco partidos oficiales en sus botas, y dejarle solo ante el peligro para que, si hubiera fallado, fuera pasto de las críticas de todos estos expertos técnicos, que habían invadido la plaza mayor de su ciudad para que estuviera en la foto inicial del encuentro.

 

3.- Las lesiones

 

Ahora resulta que la plaga de lesiones del equipo no es culpa de otra persona que de Ancelotti, que no rota lo que debe y que no da descanso cuando debe y, claro, como los jugadores tienen sensores que indican el peligro de lesión, como los aparatos electrónicos indican que les queda poca batería, es un negligente. Sí, señoras y señores, el entrenador más laureado del planeta es un ne-gli-gen-te. Y se quedan tan anchos, igual de anchos que se queda Villar cuando afirma que Negreira no pintaba nada en la Federación. Igualitos, pues eso, que Carlo Ancelotti es un negligente por no adivinar quién se le va a lesionar y quién no. Pero lo de poner a lo mejor que tiene para ganar en Bérgamo al Atalanta cuando, repito, te las estás jugando, de eso nada, de eso ni hablamos, porque aquí lo importante es poner verde al entrenador, que se vaya ya y que pongan a mi cromo favorito porque yo sé de esto más que nadie en el mundo mundial.

 

4.- La planificación deportiva

 

Las redes sociales se han llenado de doctores en planificación deportiva, técnicos en actividad física y del deporte y gestores de entidades de élite que saben mejor que nadie lo que se debe hacer para que la plantilla esté compensada, para fichar a lo mejor de lo mejor a un precio inmejorable y para que las mayores estrellas del orbe mundial hagan fila por venir al Madrid, con contratos a la medida cada uno de ellos, forzando a sus equipos de origen para que pongan un precio más que razonable a sus servicios y prestos a jugar en el club de Concha Espina justo cuando sea deseable y conveniente. Vamos, que conocen el mercado, saben que cualquier jugador va a venir al Real Madrid por seis meses y nada más (eso lo he leído y escuchado), casi gratis y que su club le va a abrir las puertas de par en par para que rellene el hueco que ha generado el lesionado de turno.

Son personas que saben perfectamente lo que hay que hacer en una pretemporada que no ha sido pretemporada por los calendarios, que saben perfectamente dosificar a los jugadores para que no se lesionen y que, criticando furibundamente al Barcelona por sus palancas, al City o al PSG por su condición de clubes-estado, pretenden que el Real Madrid fiche sin denuedo a cualquier precio (porque Florentino tiene dinero de sobra) al primer futbolista que ha salido en cualquier medio de comunicación de medio pelo o se lo ha inventado el insider de turno para disfrute de sus abnegados seguidores. No sé, de verdad, cómo el Real Madrid no hace un casting de directores/gestores deportivos entre todas estas personas y no les pone a trabajar sin descanso para gloria y loor de la causa blanca.

 

5.- Los empresarios

 

Entre esta caterva de personajes se encuentran también los empresarios de calidad, gente que gestiona su empresa con mano de hierro, que se gestiona a sí mismo con mano de hierro y que gestiona la mano de hierro con mano de hierro. Me explico. Hay que echar al entrenador y a cualquier jugador a la primera falla que tenga, sin más, mañana mismo a la calle, faltaría más. Ya sea jugador, miembro del cuerpo técnico, directivo, utillero, taquillero o vendedor de camisetas de la tienda oficial. Todo aquel que falle en algún momento en su puesto de trabajo, a la calle, pero de cabeza, por favor, habrá visto desfachatez de corregir y amparar a tus empleados para mejorar el rendimiento, de eso nada, a la punta calle sin más.

Una recomendación. Disfrutad. Disfrutad de esta época dorada del Real Madrid, porque no va a volver jamás

Si estas personas aplicaran en sus vidas y en sus trabajos esta máxima que exigen y claman al cielo cuando se trata de ¿defender? al equipo de sus amores, resultaría que la tasa de desempleo de España estaría superando el 70% de la población activa, no habría gente trabajando porque al primer fallo, a la calle. Además, no tendrían descanso en sus ocupaciones porque para eso ganan mucho (que he leído y escuchado cuando Carlo ha dado algún día de descanso a la plantilla). Por supuesto, estas personas no podrían acceder al mercado de trabajo una vez despedidos en su empleo por su primer fallo laboral porque la sagrada Ley de la Meritocracia dicta que siempre hay que poner en los puestos de trabajo a los aprendices de las categorías inferiores de la empresa antes que a un profesional reputado de fuera, salvo que seas el profesional que ha salido en el medio que sea y me haya enamorado, que, en ese caso, ni cantera, ni leches, directamente, fichar, pero ya.

A ver, queridos míos, el Real Madrid es el club más importante del mundo, al que todos quieren venir, claro pero ninguno quiere venir por seis meses, con un sueldo bajo y ningún club va a bajar el precio del traspaso cuando se acercan los merengues a preguntar por su estrella más rutilante, es más, lo van a subir y mucho. Esto, que lo entiende cualquier persona con dos dedos de frente, es inalcanzable para los que quieren reventar el mercado de invierno con lo que sea, aunque después, lo que sea no valga para el Real Madrid y se lamenten porque no deja el club, cuando está cumpliendo un contrato de trabajo válido en España.

El caso es que Bérgamo podía haber sido Módena perfectamente, bella tierra italiana en la que el vinagre campa por sus respetos y es respetado por todos. Una recomendación. Disfrutad. Disfrutad de esta época dorada del Real Madrid, porque no va a volver jamás. Disfrutad, sufrid y, sobre todo, madridistas, sed felices por tener la suerte de seguir al mejor equipo del mundo. Disfrutad de verdad y disfrutad del fútbol.

Les dejo, como siempre dice mi amigo, ser del Real Madrid es lo mejor que una persona puede ser en esta vida… ¡Hala Madrid!

 

Getty Images.

Kylian Mbappé empieza a mostrar su talento en el Real Madrid. Tras unos inicios con claroscuros, su nivel está mejorando cada partido.

¿Crees que lo sabes todo sobre el delantero francés? Compruébalo con las preguntas que han preparado los amigos de fcQuiz.

Getty Images.

Buenos días, amigos. Ayer dijo John Falstaff en el chat de La Galerna que «la única fórmula para acertar con el Madrid es el optimismo». Si tenemos en cuenta que es el equipo que más ha ganado en la historia de la Champions, matemáticamente puede afirmarse que la máxima es cierta. De la estadística de la Copa de Europa se deduce que si uno no es optimista con el Madrid no puede serlo con ningún otro club.

Sin apenas darnos cuenta, hemos pasado de la pesadumbre general a un estado de optimismo incipiente, que es el mejor de todos los optimismos, porque es el que atesora más potencial, ya que la realidad aún no ha corregido nuestras ilusiones. Pero, como exclamaría Butragueño —o el doblaje de una película americana—, ¡diantres, seamos optimistas con el Madrid!

Habrá quien se pregunte qué diantres significa la palabra diantre, si bien muchos lo conocéis de sobra. Se trata de un vocablo importado del francés —allí apareció en torno al S. XVI—, con igual significado y escritura, empleado como eufemismo de diablo o demonio, ya que entonces se creía que si se nombraba al maligno podría ocurrir algo malo. Aplicando el mismo patrón a la actualidad, en el castellano del Real Madrid de la temporada 2024/25, podríamos colegir que diantres es un sustitutivo de lesiones. ¡Qué lesiones, seamos optimistas con el Madrid!

Porque, ¿qué club es capaz de sobrevivir a una plaga de lesiones como la que asola al Madrid —una o dos por partido— sin resentirse de forma considerable en cuanto a resultados y juego? Tenemos el ejemplo del City. Otro asunto es ahondar en la causa y poner remedio. Percances siempre va a haber, pero lo de esta temporada parece excesivo. Urge solucionar el problema.

Anoche cayó Mbappé, el mejor Mbappé desde que luce la camiseta del Real Madrid. Dentro de lo malo, Ancelotti descartó después del partido que se trate de una lesión de calado y rebajó el susto inicial a una sobrecarga en el isquio.

Diantres, a estas alturas de portanálisis aún no hemos comentado que el Madrid venció ayer a la Atlanta en el estadio de esta, aunque, salvo quien pasara la noche en un refugio nuclear o algún lector que haya llegado por casualidad a la web de La Galerna mientras consultaba el catálogo del Venca, el resto sabéis que la escuadra de Ancelotti se impuso 2-3 a la de Gasperini. Fue una victoria épica, como resaltó Ramón Álvarez de Mon en su crónica. Lograda a pesar del arbitraje taruguil de Szymon Marciniak. Leed aquí a Alberto Cosín.

As

As titula «Reaparece el campeón» e ilustra la portada con la celebración de un ciclópeo Jude frente a un erecto banderín de córner. El inglés volvió a jugar como los ángeles. Como los ángeles que se dejan el alma además de la clase innata en un ángel, lo que propicia goles sublimes como el de anoche. Bellingham domina el juego del Madrid y, como dice Manuel Matamoros, «maneja una hectárea». Podría afirmarse que Jude es un terrateniente vikingo.

El diario de PRISA destaca que «El mejor Mbappé marca y se lesiona». Ya lo hemos escrito antes, anoche Kylian nos embelesó con su mejor versión, su gol nos recordó a ese Mbappé nazariano objeto de deseo otras temporadas. Desde que se colocó los pantalones de cuello vuelto en Girona está en franca mejoría. ¡Qué diantres, seamos optimistas con Mbappé!

Marca

Además de Bellingham y Mbappé, el tercer goleador de la noche fue Vinícius, lo cual le sirve a Marca para utilizar de nuevo esas siglas que inventó para nombrar a los tres mosqueteros del Madrid: la BMV. No parecen haber tenido tanto éxito como aquella BBC usada para referirse a Benzema, Bale y Cristiano.

Vini anduvo a un nivel inferior lógico tras reaparecer de su lesión. Sin embargo, es tan determinante que aun en esas condiciones fue capaz de sacar petróleo de un rebote y convertir un balón suelto en el 1-2, un gol clave.

¿Y la prensa cataculé qué dice?

Mundo Deportivo Sport

Que diga lo que quiera, a los madridistas lo que nos importa es acabar el año bien. En los próximos once días hay que confirmar la buena racha liguera en Vallecas y en casa frente al Sevilla. Entre medias, la Intercontinental.

Ante nuestra incapacidad para vaticinar el futuro, tenemos dos opciones: pensar que todo va a salir mal o confiar en este equipo. Nosotros lo tenemos claro. Además, es gratis. Los reveses llegan de igual manera, por lo que anticipar el mal es aumentar el sufrimiento inherente a la vida.

Seamos optimistas con el Madrid, ¡diantres!

Anoche el Real Madrid consiguió algo más que una victoria. El equipo de Carlo Ancelotti llegaba a Bérgamo con la imperiosa necesidad de rascar al menos un empate y acabó consiguiendo tres puntos que virtualmente le asegura el acceso a la siguiente fase, previo paso por los dieciseisavos protocolarios. Algunas victorias significan más que otras y la de anoche supone un chute de optimismo. El Madrid supo imponerse a un Atalanta que es actualmente el líder del Calcio y que hasta ayer no había perdido un solo partido en Champions.

La primera parte empezó de forma inmejorable con un Madrid atrevido y sabiendo encontrar los huecos que el Atalanta dejaba al descubierto. A los 10 minutos Mbappé hizo un golazo magistral tras zafarse de Marten de Roon con un control orientado que puso en suerte para poder disparar a placer. Ese instante eléctrico nos hizo recordar al Mbappé de toda la vida. No quisiera olvidar tampoco que la jugada nace de un pase en largo de Antonio Rüdiger que ve desmarcado a Kylian, este descarga en Brahim y el malagueño hace magia hasta encontrar nuevamente al francés. Por jugadas así uno ama el fútbol.

Mbappé contra la Atalanta

Aurélien Tchouaméni se mostró correcto en todo momento hasta justo el final de la primera mitad, cuando cometió un penalti algo dudoso sobre Kolasinac. El francés ni lo protestó y Charles De Ketelaere lo convirtió de forma inmejorable. A la vuelta del descanso, el Madrid volvió a mostrarse fuerte y continuó percutiendo hasta encontrar el premio con un Vinícius Júnior que supo convertir un balón que le cayó tras un rebote en un defensor del Atalanta. Pocos minutos más tarde Jude Bellingham hizo el tercero tras una internada letal donde se deshizo fácilmente de De Roon y batió a Carnesecchi. Otro gol decisivo tras una jugada magistral del británico. Este chico está tocado por los dioses. Lookman recortó distancias y colocó el suspense al marcador. El Atalanta nos lo puso difícil hasta el final.

Algunas victorias significan más que otras y la de anoche supone un chute de optimismo. El Madrid supo imponerse a un Atalanta que es actualmente el líder del Calcio y que hasta ayer no había perdido un solo partido en Champions

El Madrid viene de una victoria importante frente al Girona. Un 0-3 en su campo siempre es síntoma de buena salud. De hecho, si quitamos la visita a San Mamés, desde la derrota en casa con el Fútbol Club Barcelona el Real Madrid ha sumado victorias contundentes. Del último partido liguero me quedo con un Jude Bellingham imperial que vuelve a ser ese jugador multiusos que acaba muchos partidos con gol y asistencia, y con un Arda Güler que cuajó otra actuación brillante y supo definir a la perfección ese balón estupendo que le puso en suerte Bellingham.

Y me gustaría destacar el partido de Kylian Mbappé. El francés lleva ya unos cuantos en los que se muestra eléctrico, con mayor o menor fortuna pero dinámico. Seguramente no es tan resolutivo como él quisiera pero sin duda va por el buen camino. El crack galo lleva 12 goles en esta temporada. Si con esta estadística es criticado es porque se espera de él algo estratosférico. Está bien pero no olvidemos que estamos ante uno de los mejores jugadores del planeta fútbol. La suerte de Mbappé es pareja a la del resto del equipo. Si al Madrid de Ancelotti le están cayendo palos por todos lados será porque se espera de él solo la excelencia. ¿Acaso se critica por igual a otros equipos grandes que atraviesan por momentos no tan dulces? Cabe preguntarse entonces, ¿son justas esas críticas feroces?

Por trazar un paralelismo claro, me centro en el Manchester City. El equipo de Pep Guardiola atraviesa una crisis evidente. Sin embargo, tengo la sensación de que nadie pide la cabeza del entrenador ni se habla de negligencia en la planificación deportiva. Es más, los popes del periodismo contextualizan su situación. Por ejemplo, escucho con interés a los defensores de Guardiola comentar que la baja de Rodri en la medular ha sido mortal de necesidad. Obligados a suplir al español, el equipo ha tenido que buscar la forma de cubrir esa baja. Por lo tanto, el genio de Sampedor ha de mover más piezas para tratar de suplir a Rodri. Por ejemplo, Bernardo Silva retrasa su posición cuando el portugués es letal cerca del área. Y yo me pregunto, si un equipo con la plantilla del City y bajo la tutela de Guardiola es incapaz de solucionar una baja, ¿qué ha de hacer el resto?

Todos los equipos atraviesan por ciclos negativos, algunos incluso se estancan en ellos. Es una sinergia inevitable: si quieres ser un club ganador tendrás que peregrinar por una larga travesía por el desierto. Quien resiste, gana. Sin ir más lejos tenemos el ejemplo del Liverpool, actual líder de la Premier League y seguramente el mejor equipo en Europa. Su nuevo entrenador Arne Slot parece haber logrado rejuvenecer a un Mohamed Salah que la temporada pasada transitaba como un alma en pena. Jürgen Klopp ganó la Premier League de la temporada 2019/2020 y desde entonces el equipo no parecía ser un candidato real. Ganó la Champions de la 2018/2019 pero perdió dos contra el Madrid. Y hablamos de un equipazo.

Quizá hemos desvirtuado el concepto de lo que es ganar y tal vez deberíamos contextualizar mejor la verdadera dimensión de los ciclos ganadores. No estaría de más que recordáramos dónde estábamos cuando Carlo Ancelotti volvió al Real Madrid en el verano del 2021. Tampoco estaría de más que si bien hemos ganado muchísimo en esta segunda etapa del italiano, en la temporada 2022/2023 levantamos la Copa del Rey, el Mundial de Clubes y la Supercopa de Europa. Existen hiatos que conducen a auténticas temporadas doradas e incluso ayudan a establecer dinastías. Y aun así, simplemente estamos a principios de diciembre del 2024 y la temporada este año acabará en julio del 2025 con la Copa Mundial de Clubes de la FIFA. Disfrutemos del proceso.

 

Getty Images.

Courtois: notable alto. Siempre está y se le espera. Sacó el paraguas cuando arreció la lluvia bergamasca.

Lucas Vázquez: aprobado. Fue un agujero negro defensivo. Se mostró transparente en el gol de Lookman. Terminó jugando por delante de Asencio, quien entró al campo en los últimos minutos para desempeñar tareas de lateral derecho.

Tchouaméni: notable. Dijo Ancelotti que lo alineó para contrarrestar el juego aéreo de la Atalanta. Se mostró acertado en este apartado. También sacó bien el balón jugado. Dicho esto, hay quien prefiere como titular en la defensa a un central en forma y hay quien prefiere a Aurélien.

Rüdiger: notable. Incansable. Se vio obligado a subsanar errores de Lucas Vázquez. Además, a punto estuvo de anotar a centro de Bellingham.

Fran García: aprobado. La melena a lo Bon Jovi no hace que aumenten sus prestaciones. Recuperó varios balones gracias a su velocidad.

Valverde: bien. Se encargó de sostener medio centro del campo del Madrid.

Ceballos: sobresaliente. Se encargó de sostener el otro medio de campo del Madrid. Cuajó un gran encuentro.

Brahim: notable alto. Su comienzo de partido fue sobresaliente. Estaba en todas partes, como Hacienda, pero en el buen sentido. Después bajó el pistón.

Bellingham: sobresaliente. Se encuentra a otro nivel (mejor). Sexto partido consecutivo marcando gol. El de hoy, sublime. Es el alma del Real Madrid C. de F.

Vinícius: notable. Como es lógico, se le notó falto de ritmo después de la lesión. Pero es tan determinante que aun sin estar al 100 % convirtió un rechace en un gol, el segundo, que cambió la dinámica del partido.

Mbappé: sobresaliente. 35 minutos jugados y un golazo, ¿se puede pedir más? Estaba siendo el mejor Mbappé hasta que se lesionó. Dos partidos en claro ascenso. Según Ancelotti, parece que su percance no es serio. Si sigue esta progresión, los antis se van a quedar sin cuevas.

Rodrygo: aprobado. Anduvo falto de ritmo. Pudo anotar, pero disparó con excesiva candidez.

Modric: sin tiempo.

Asencio: sin tiempo.

Güler: sin tiempo.

Ancelotti: bien. Su alineación no gustó a un sector de su afición. Sus cambios, tampoco. Pero el Madrid volvió a ganar, hecho, quizá, más importante.

 

Getty Images.

Arbitró el polaco Szymon Marciniak. En el VAR estuvo su compatriota Tomasz Kwiatkowski.

Caserito, caserito, como suele ser habitual en el polaco. Se le vio la tendencia en un par de jugadas. Una falta a Mbappé en el mediocampo que no señaló y provocó una contra de la Atalanta y, luego, una patada a Vínicius en el pico del área en la que no pitó nada.

El penalti de Tchouaméni a Kolasinac en el 46' fue poca cosa, pero el francés toca la lateral en la espinilla y hace que tropiece. La amarilla al central merengue fue exagerada.

En la segunda parte se olvidó de sacar varias tarjetas, pero no una esperpéntica a Lucas. El gallego se llevó un golpe, lo levantan de malas maneras (Kossounou, que también fue amonestado) y encima vio la amarilla. El polaco, del que todos recordamos su indigno arbitraje en la final del último Mundial, demostró que es un tarugo de categoría.

Marciniak, MAL.

 

Getty Images.

El Real Madrid ganó 2-3 una final anticipada en diciembre y lo hizo sabiendo sufrir hasta el final.

Ancelotti optó por mantener a Tchouaméni como central y las principales novedades llegaron en el centro del campo, con la vuelta de Ceballos, y en la delantera, con el regreso de Vinícius.

El Madrid empezó jugando realmente bien, con mucha personalidad. Ante las persecuciones individuales, Brahim se movía provocando la aparición de huecos. Es difícil de entender el comienzo de partido sin atender al juego del malagueño. También durante esos primeros minutos vimos al mejor Mbappé desde que llegó al Madrid. En el minuto 10 hizo un golazo tras controlar de manera magistral un pase de Brahim. Pero no solo era eso, Mbappé se movía con una ligereza no vista hasta ahora en Madrid. Tuvo un par de ocasiones más hasta que se lesionó y fue sustituido por Rodrygo.

Mbappé

Para cuando llegó el cambio, el Madrid ya estaba en un bloque bajo y perdía el balón con más facilidad. La Atalanta atacaba sobre todo por la banda de Lucas, que muchas veces se encontraba fuera de posición. Sin embargo, las ocasiones claras no llegaban, hasta que cerca del minuto 46 Tchouaméni hizo penalti y De Ketelaere empató desde los once metros. Una primera parte muy cruel.

La segunda parte pintaba muy complicada. Vinícius y Rodrygo, lejos de su mejor forma. Sin embargo, el Madrid supo encontrar su momento. Tras beneficiarse de un rebote, Vinícius recibió cerca de la portería y logró cruzar el balón con la izquierda sin mirar. Un gran gol que fue sucedido por una maravilla de Bellingham tras recibir un envío largo y recortar para disparar con la izquierda. Era un 1-3 inesperado.

El Real Madrid ganó 2-3 una final anticipada en diciembre y lo hizo sabiendo sufrir hasta el final

La Atalanta acusó el goleo y el Madrid pudo atacar en alguna ocasión más con peligro, pero hacia el 65’ Lookman recortó distancias ante la pasividad de Lucas marcándole. Era un golpe duro, pero el Madrid se repuso muy bien y comenzó a controlar más el balón. Pudieron llegar dos goles por mediación de Brahim y Rodrygo, pero no estuvieron precisos.

El Madrid resistía como podía. En el 83’ se marcharon Brahim y Ceballos por Modric y Asencio. La Atalanta atacaba sin pausa y Courtois paraba. En el minuto 86 Bellingham dejó su sitio a Güler. En el 93’, Retegui tuvo el empate a placer, pero afortunadamente se le marchó arriba su remate con todo a favor. Una victoria fundamental.

 

Getty Images.

Cuantos más penaltis falla, más literatura hay en Mbappé. El delantero francés se ha convertido en alguien sólo interpretable desde lo artístico, que implica naturalmente la subjetividad. ¡Qué aburrimiento sería reducir el fútbol a una simple contabilidad de goles, pases, tiros a puerta, fallos, pérdidas y expected goals! Para eso que se lo queden los modernos, que ya se lo están quedando y están haciendo del juego una cosa infumable.

El otro día, en Bilbao, Mbappé volvió a tirar un penalty y en cuanto agarró la pelota para lanzarlo todos sabíamos que lo iba a fallar. En ese momento no era un jugador profesional, sino un héroe encaminándose resueltamente hacia su destino. Su destino es trágico. El cuento de hadas se esfumó hace tiempo. Ahora sabemos por qué.

A Mbappé le han roto el corazón.

Los fundamentos elementales de la literatura y del arte son el amor y la falta del mismo. San Pablo, que empezó su vida siendo de los perseguidores y la terminó entre los perseguidos, legó a Occidente una de las más bellas piezas de la escritura sagrada jamás concebida por el hombre, su primera carta a los corintios: el amor no pasa nunca. Las profecías, por el contrario, se acabarán; las lenguas cesarán; el conocimiento se acabará. Mi conocer es ahora limitado; entonces conoceré cómo he sido conocido por Dios. En una palabra, quedan estas tres: la fe, la esperanza y el amor. La más grande es el amor. Nicola di Bari, en los 70, lo resumió muy sencillamente en su Vagabondo, nombre que ahora se le podría aplicar a Mbappé, un náufrago perdido en una isla desierta repleta de ruinas circulares: da soli non si vive, senza amore non morirò.

 A Mbappé le han roto el corazón. Para mí la clave de su mal rendimiento está aquí: es un hombre sin norte, sin horizonte. El amor es el motor de la vida, la fuerza trascendental

“Amé a una mujer hace tiempo, pero ya no. Espero volver a estar enamorado otra vez”, confesó Mbappé hace unos días. Para mí la clave de su mal rendimiento está aquí: es un hombre sin norte, sin horizonte. El amor es el motor de la vida, la fuerza trascendental. Sin amor yo soy como una campana que no tañe. Sergio Ramos comparó ganar la primera Copa de Europa con hacerle el amor a una mujer por primera vez. Zidane reveló hace unos años que si Veronique le hubiera rechazado, se habría tirado por un balcón. Un hombre sin amor es una carcasa vacía y a eso se asemeja el paso errante de Mbappé por los campos de España, a una de las ánimas siniestras de la leyenda soriana de Bécquer.

Las remontadas del Madrid, por ejemplo, son un puro acto de deseo, que es la expresión carnal, inmediata y animal, del amor. Un deseo sin contemplaciones, un deseo que no es capaz de imaginar un límite a lo posible: eso es el Madrid cuando entra en trance, esa es la fuerza dionisíaca que arrebata a sus jugadores y los vuelve plenos de poder, capaces de pasar por encima de un avión.

Siempre animamos al equipo

Mbappé necesita recuperar el amor, aunque eso sea tan difícil como ponerle puertas al mar. El amor es el plan maestro, ya lo canta Jorge Drexler, pero ¿quién es capaz de invocarlo? Sólo Dios y, este caso, el Madrid cuando se pone farruco y vuelca el mundo hacia la portería de los contrarios, en esas noches enloquecedoras que se parecen a un sueño. A lo mejor Mbappé debería empezar a hacerlo por amor al arte, que siguiendo con Drexler no es diferente de un pez a contracorriente, o del perfume del jazmín. Obsesionados con la mecanización de los procesos físicos, técnicos y tácticos, el fútbol contemporáneo ha olvidado la mejor parte, que es el querer por encima de todo, el jugar como juegan los niños: olvidados del ayer y del mañana, habitantes de un presente eterno y luminoso que sólo se termina con el pitido final del árbitro, un verdadero trasunto de la muerte.

Las remontadas del Madrid, por ejemplo, son un puro acto de deseo, que es la expresión carnal, inmediata y animal, del amor

Dicen que quien rompió el corazón de Mbappé es una francesa rubia lánguida de esas que antes se conocían como It Girls. Se la vio con ella por ahí, mientras París y el mundo, con Macron y Qatar acosándolo, se terminaban para él. Ahora que juega por fin en el Madrid y el mundo es suyo ellos se han desenamorado y la cosa, ciertamente, debe ser dura. Quien lo probó, lo sabe.

“El mundo siempre está preparado para el amor”, proclamó Pío XIII, el Papa que se inventó Paolo Sorrentino en The Young Pope para que lo encarnara Jude Law. Mbappé debe estar siempre preparado para el amor, de lo contrario no triunfará en el Madrid. El amor desata todas las fuerzas ocultas del hombre, y si uno es un genio, entonces estará facultado para realizar grandes cosas. El mundo del fútbol de hoy en día es un entorno cínico y descreído, muy feo y desagradable, donde mandan los hombres grises que robaron la felicidad del mundo en la novela Momo. Sólo caben actos heroicos, credenciales, es decir movidos por una fe firme en algo superior, algo independiente de lo mercantil, de lo pragmático: el amor es desmesura y como tal, ajeno al utilitarismo con el que nos quieren encerrar en un mundo que desprecia lo bello como inútil. Como en una evocación desesperada de una juventud fugaz pero brillante, Mbappé debe jugar como si detrás de las redes de la portería contraria estuviera esa respuesta que casi nunca podemos encontrar pero que jamás debemos dejar de buscarla.

 

Getty Images.

Buenos días, amigos. Día de partido serio de Champions. Esta noche a las 21:00 horas, en Bérgamo, el Madrid se mide a la Atalanta y la victoria se antoja importante para lograr el pase blanco a la siguiente fase de la máxima competición continental.

Marca

Así lo destaca Marca, aunque, matemáticamente, exagera. Dice el diario de Gallardo que «Prohibido fallar más» —no queremos pensar lo que supondría si se aplicaran ellos mismos su propio titular—. Es cierto que, por muchos motivos, el Madrid debería ganar, pero aún podría clasificarse en caso de naufragar hoy.

Y precisamente para evitar un posible ahogamiento vikingo As erige a Vini en Mitch Buchannon. Aunque probablemente Vinícius Jr. tenga un coche fantástico, no vemos al siete de socorrista ni de vigilante de ninguna playa.

As

En la imagen de portada, Rodrygo parece expresar un: «¡Pero qué dicen!», mientras Vini apostilla un: «¡Pero oigan, que aquí no hay playa!». Y As podría responderle: «Vaya, vaya, lo que no hay es mar, pero playas lacustres, sí».

El Madrid podrá tener movida hace tiempo, movida promovida por los de siempre. Pero al llegar la Champions y en Bérgamo, vaya, vaya, suele dar la talla. El Madrid siempre ha ganado a la Atalanta. Ojalá continúe la racha.

Fácil no va a ser, por descontado. Los italianos arriban en gran forma, invictos en Copa de Europa y líderes de la Serie A. El Madrid llega después de vapulear al Girona a domicilio, con Bellingham tiranizando a sus rivales y con un Mbappé que anotó un golazo en Montilivi. Recordemos que el francés ya ha marcado a la Atalanta en la final de la Supercopa de Europa.

Mundo Deportivo

La presa cataculé hoy viene con eslóganes, ya sabéis que les gustan mucho. Mundo Deportivo titula con un pegadizo «Champion chip». Y Sport ejerce una de las labores encargadas por su amo: presionar a los jugadores para forzarlos a hacer lo que quiere el club, y titula «Tensión con De Jong».

Sport

No es la primera vez que el bueno de Frenkie lo sufre. Ya fue objeto de una importante campaña de mobbing cuando el Barça quería que renunciase a los pagos en diferido que debía percibir por contrato —condiciones que había aceptado para ayudar a la entidad— para que firmase por el Manchester.

Ahora el FC Barcelona le amenaza, vía Sport, con que si no se opera y juega bien lo pondrá en un estante para su venta.

Afortunadamente el Madrid nunca se ha comportado así con sus jugadores y hace todo lo posible para que se encuentren a gusto, rindan y así puedan afrontar en las mejores condiciones encuentros grandes como el de hoy, que aunque no podemos elevarlo a la categoría de mitológico, sí tiene connotaciones en este sentido.

Atalanta, hija de Yaso y Clímene, fue abandonada por su padre al nacer porque solo quería hijos varones. Artemisa envió una osa para cuidarla y amamantarla. La joven se consagró por tanto a Artemisa y decidió mantenerse virgen, convirtiéndose en una afamada cazadora.

Un oráculo le predijo que el día que se casara se convertiría en animal. Y ella, para alejar a los pretendientes, anunció que su esposo sería aquel que consiguiera vencerla en una carrera. Al que perdiera, lo mataría.

Un día apareció por allí Hipómenes con ganas de yacer con Atalanta. La bella cazadora estaba convencida de que, como al resto, lo ganaría y lo eliminaría. Mas el joven contaba con un arma secreta proporcionada por Afrodita: manzanas de oro.

Así, Hipómenes fue arrojando las frutas doradas por el camino, provocando que Atalanta se retrasarse en su afán por recolectarlas. De ese modo, el pretendiente llegó primero a la meta.

La pareja de enamorados se casó y fue feliz durante un tiempo. Luego la cosa cambio (esto puede considerarse el resumen de la mayoría de los matrimonios, el resto ni siquiera tienen un periodo feliz al principio).

Durante su etapa apasionada, no se les ocurrió otra cosa que calmar su ardor en uno de los santuarios de la diosa Cibeles, a quien no debió de sentarle nada bien que mancillaran su casa. Ya se sabe, jóvenes impulsivos que luego dejan la ropa tirada, todo sin recoger… un engorro.

De modo que, cumpliendo la predicción del oráculo, Cibeles convirtió a ambos amantes en animales, concretamente en leones, y los unció a su carro para que tiraran de él.

Como veis, en la mitología el Madrid es quien somete a la Atalanta, veremos esta noche si sucede lo mismo.

Esta historia antigua ya apareció en La Galerna de mano de Patricio Cuadra. Lo que no ha aparecido aún es lo tocante a la descendencia de Atalanta, que podría tener influencia en la liga española. Sí, como leéis. El hijo de Atalanta, Partenopeo, participó en la primera expedición de Los siete contra Tebas.

Si bien fracasaron en su objetivo de hacer caer a Tebas, los hijos de los derrotados, diez años después, se vengaron en la expedición de los epígonos. Y entonces sí cayó Tebas.

Pasad un buen día.

El Real Madrid visita Bérgamo para una nueva jornada de la Champions League. Allí se enfrenta a la Atalanta, equipo del que llegó en el verano de 1998 el charrúa Federico Magallanes. Uno de aquellos refuerzos estrambóticos que realizó el conjunto blanco en esa época y que tuvieron un paso fugaz y un recorrido apenas destacable.

El equipo madridista se acababa de convertir en campeón de Europa unos meses antes en Ámsterdam y fue un mercado estival parco en fichajes. Tampoco ayudó la fuga de Camacho días después de firmar y el aterrizaje como nuevo técnico de Guus Hiddink, que apenas solicitó refuerzos. Camacho era el valedor del fichaje del uruguayo y su sucesor, el técnico neerlandés, no conocía a Magallanes: “Soy una persona honrada y tengo que decir que no le he visto a jugar”, llegó a declarar. Además del uruguayo, el Real Madrid incorporó a Iván Campo, Robert Jarni y el portugués Edgar.

El día 7 del mes de julio, el diario Marca informaba que en Italia situaban al jugador en la órbita del Real Madrid, pero que la directiva merengue descartaba que fuese a recalar en el equipo de cara a la siguiente campaña. Sin embargo, con el paso de los días ese interés se hizo más palpable y a finales de mes la operación entraba en su recta final. Un caso rocambolesco porque el club madridista pensaba en contratarlo a través del RCD Mallorca, que se lo cedería a los blancos un año con una opción de compra. Su representante, Paco Casal, envió vídeos a diferentes clubes de Primera división y a Camacho le convenció. No así al secretario técnico blanco, Pirri, cuyos informes no fueron buenos y se lo hizo saber al presidente Lorenzo Sanz.

El mandatario blanco señaló a su llegada a Nyon el 28 de julio, donde estaba concentrada la plantilla para la pretemporada, que “Magallanes no va a venir este año al Madrid, aunque es posible que nos quedemos con una opción, ya que es un jugador muy joven e interesante. Varios equipos de Primera están interesados en hacerse con su fichaje”. Tres horas después, el jugador charrúa pasaba reconocimiento médico en la Clínica de la Fraternidad de Madrid con el doctor Cadenas encargándose de examinar el estado físico del futbolista.

Magallanes se convertía así en el sexto charrúa de la historia blanca tras Edmundo Novoa, Julio César Britos, Sergio Rodríguez, Pepe Santamaría y Héctor Ramos. La operación rondó finalmente los 400 millones, que desembolsó el club madridista, y el jugador firmó un contrato por cinco temporadas. El uruguayo había destacado cuatro años antes en la Copa América sub-17 de Colombia y en su país le llegaron a comparar en sus inicios con Pepe Schiaffino. En su equipo, Peñarol, brilló gracias a la calidad de su zurda y eso le llevó a fichar por la Atalanta. Sin embargo, el técnico Emiliano Mondonico le utilizaba habitualmente como recurso en las segundas partes jugando por detrás de Lucarelli e Inzaghi. El charrúa jugaba en varios puestos del ataque, volcado a banda izquierda, como mediapunta o acompañando a un delantero. Tenía rapidez, técnica, desborde en carrera, un gran golpeo con la pierna izquierda y buena capacidad para asistir.

El 3 de agosto, Magallanes llegó a Madrid para entrenarse al día siguiente. En sus primeras declaraciones al programa deportivo El Larguero de la Cadena Ser explicó que “estoy muy ilusionado de llegar a uno de los mejores clubes del mundo”. Mientras que en un reportaje para la revista oficial del Real Madrid comentó que “mis credenciales son mi trabajo y mis cualidades y con ellas voy a optar a un puesto en el equipo. El Madrid es lo más que grande que un futbolista pueda imaginar. Hasta que no se está dentro y se convive con los compañeros, técnicos y demás empleados del club no se sabe toda la grandeza que tiene y cómo se vive. El Real Madrid es, sin duda, el sueño de todo futbolista”. Años después, en una entrevista para AS, confesó que estuvo quince días en un hotel escondido hasta que se cerró la negociación: “Hasta que no se firmaron los papeles, no podía salir porque yo estaba…como que no estaba en Madrid. Estaba por así decir de incógnito, camuflado”.

El primer revés para el charrúa fue cuando el Real Madrid no le inscribió en la lista para la Champions League pese al interés del presidente Lorenzo Sanz. Hiddink, siempre reacio a su fichaje porque no le conocía, tampoco quedó prendado de las virtudes del uruguayo en los entrenamientos y no le acabó de convencer. Le dio una oportunidad en el Trofeo Ciudad de Alicante el día 9 de agosto. El Real Madrid se midió al Hércules al que derrotó por 1-2. Magallanes saltó al campo en el minuto 77 sustituyendo a Raúl. Aquellos minutos serían los únicos con la camiseta blanca. En la crónica de MARCA el periodista José Félix Díaz apuntó respecto al debut que “el recién llegado Magallanes apenas pudo hacer nada. Sabe que se la juega en estos partidos y salió más pendiente de correr que de jugar al fútbol”.

Su continuidad de cara a la nueva temporada empezaba a ser dudosa con el paso de los días. El fichaje de otro zurdo como Jarni ocupaba una ficha más para las inscripciones y la cesión ya revoloteaba en el ambiente. Magallanes concedió una entrevista al diario AS tras saber su exclusión para la Champions, pero no se venía abajo: “No pasa nada, la vida sigue. Tengo mucha fe en mí”. Según explicó “Hiddink me dijo que éramos 28 jugadores, que entraban solo 25 en la lista y que yo era una de los que se quedaban fuera. La verdad es que no entiendo su decisión porque no me conoce. Desde que llegué tan solo tuve ocasión de disfrutar de unos pocos minutos”. Apuntaba a “seguir trabajando para cuando llegue mi oportunidad” y se manifestó contento con el trato recibido por la afición blanca manifestando que “cuando uno llega a un equipo nuevo y, como es en mi caso, no es conocido, la gente no lo puede tratar como un ídolo. Demasiado bien me han tratado”.

Primero surgió la opción de volver al RCD Mallorca, equipo al que pertenecía, pero finalmente acabó recalando como cedido en el Racing de Santander. El 28 de agosto, el último día antes del cierre de mercado de fichajes, se concretó todo en una operación relámpago que dirigió su representante Paco Casal. No se marchó solo y otros dos jugadores del cuadro blanco como Víctor Sánchez del Amo y Amavisca también hicieron las maletas con destino el equipo cántabro de cara a la nueva temporada.

Así finalizaba el periplo merengue de Magallanes que nunca más volvió al Real Madrid al rescindir su contrato un año más tarde. Su carrera discurrió entre España e Italia militando en el Venezia y el Torino en el calcio y en el Sevilla, Éibar y Mérida en el fútbol español. En una entrevista en Marca en 2023 recordó algunos pasajes de sus días como madridista con un dardo incluido a Guus Hiddink: “Fue con el que menos entrené en mi vida. 45 minutos por la mañana y 45 por la tarde. Así le fue, no se comió ni las uvas”. También confirmó que, pese a no estar en la disciplina del equipo, recibió la prima por la Copa Libertadores conquistada por el Real Madrid ante Vasco da Gama cuando jugaba en el Racing: “Me llamaron diciendo que tenía un ingreso de mucho dinero y ponía Real Madrid. Era el premio de la Intercontinental que le ganan a Vasco. 60 millones de pesetas. No sabes lo que quise ese día a Lorenzo Sanz. Creí que tenía que devolverlo. Si el Madrid es tan generoso, qué alegría, bienvenido sea”.

 

Fotografías: archivo Alberto Cosín

spotify linkedin facebook pinterest youtube rss twitter instagram facebook-blank rss-blank linkedin-blank pinterest youtube twitter instagram