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Aquellos maravillosos años: 1999

Aquellos maravillosos años: 1999

Escrito por: Rafael Gómez de Parada12 abril, 2019
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Se cumplen veinte años de uno de los mejores años de la historia del cine, y La Galerna ha destacado siempre (entre muchas otras cosas) por su buen gusto cinematográfico, así que me pareció adecuado este modesto homenaje a algunas de esas grandes películas que aquel año glorioso nos dejó.

Para situarnos en el contexto, aquel año de finales de siglo nos dejó la obra póstuma de Stanley Kubrick, Eyes wide shut, la indefinible rareza de Spike Jonze Cómo ser John Malkovich, un nuevo peliculón de Michael Mann como El dilema, y varias obras notables como Las normas de la casa de la sidra, Huracán Carter, La milla verde, Las vírgenes suicidas, Magnolia, Tres reyes o El guerrero número 13. Nos dejó también películas que generan tantos sentimientos positivos como de odio, como Todo sobre mi madre, Nunca me han besado, La trampa, Inocencia Interrumpida, El proyecto de la bruja de Blair, Una historia verdadera o Crueles intenciones.

Pero si por algo se recuerda aquel glorioso año de 1999, al menos para el autor de este texto, es por estas cuatro películas que están muy arriba en mi lista de favoritas:

  • American Beauty, de Sam Mendes. La historia de Lester Burnham, un cuarentón un tanto hastiado de todo, “un tipo corriente sin nada que perder”, que tiene una mujer maravillosa con (y por) la que ha perdido el cariño y el afecto, lo que le lleva entre otras cosas a empezar a fijarse en jovencitas adolescentes. “Siento que he perdido algo”. La película comienza con la mítica escena de “el mejor momento del día”, esa masturbación en la ducha, y continúa con grandes momentos como el de la hamburguesería y su “quiero la menor cantidad posible de responsabilidad”.

 

  • Matrix, la grandísima historia de los (por aquel entonces) hermanos Wachowski sobre un mundo virtual en el que se mueve la humanidad, puesto que el real está dominado por las máquinas. Neo, el Elegido, vendrá a liderar la rebelión de los pocos hombres que han escapado de ese Matrix virtual. Encontrará traidores en sus filas y una oposición infinita de las máquinas en su empeño por devolver la luz a tanta oscuridad.

 

  • El sexto sentido, de M. Night Shymalan. “En ocasiones veo muertos”, una frase mítica que entró directa en la historia del cine. Creo que no queda nadie por saber que es una historia de espíritus y fantasmas en la que algunos protagonistas no son conscientes de su verdadera condición hasta el final.

 

  • El club de la lucha, de David Fincher. “La primera regla del Club de la Lucha es que nadie hablará sobre el Club de la Lucha”. Brad Norton y Edward Pitt en una historia antisistema sobre unos tipos nada encantadores que hacen bastante más que darse de hostias por placer. El objetivo va mucho más allá, es tremendamente ambicioso: destruir todo lo que huela a consumo y capitalismo porque “tenemos empleos que odiamos para comprar mierda que no necesitamos” y porque “únicamente cuando se pierde todo, somos libres para actuar”.

 

Pero esta es una página de fútbol, y más concretamente del Real Madrid, así que ahora voy a poner el contexto de aquel maravilloso año de 1999 para nuestro bienamado club. Y puede que fuera maravilloso pese a que no se consiguió ningún título, y quizás lo fuera porque todavía nos duraba la sonrisa boba del triunfo en la Copa de Europa de 1998, tras la más larga sequía que padecimos. Fue la primera Copa de Europa/Champions que presencié y a finales de aquel año de 1999, en diciembre, tras la derrota por 1-5 en el Bernabéu frente al Zaragoza, comencé a pensar que una nueva Champions estaba en camino, en esa extraña conjunción de triunfo épico que sucede a diversos descalabros históricos de nuestro equipo.

Temporada 1999-2000

Veinte años después me siento tranquilo porque hemos vivido una etapa gloriosa que no olvido pese a que se nos haya venido abajo como abatida por una lluvia de ranas al estilo de Magnolia. Vivíamos en un estado de felicidad que ha quedado como esa Inocencia interrumpida de modo abrupto y necesitamos ahora resolver El dilema al que nos enfrentamos: cómo recuperar nuestra esencia, nuestra pasión como Tom Cruise, pese a que tantos aficionados hayan olvidado quiénes somos y permanezcan con los Ojos bien cerrados.

Se debatió en el madridismo acerca del entrenador adecuado para revertir esta situación, Cómo ser J.M., y desde luego que no se hablaba de John Malkovich, sino de si J.M. sería capaz de convertirnos de nuevo en los Tres Reyes de Europa, el campeón del mundo Huracán Carter, o de hacer que Lucas Vázquez, quien debiera ser nuestro Guerrero número 13, fuera eso (que no es poco), y no un titular indiscutible.

Celebro que sea Zidane el llamado a esta reconstrucción, el Elegido para reescribir Las normas de la casa de Concha Espina. Y en este particular homenaje, voy a cometer la osadía de trasladar (y pervertir) los guiones de mis cuatro películas favoritas de 1999 al mundo del fútbol:

  • Madrilenian Beauty: febrero de 2019. El Madrid sería como ese Lester maduro y apático, y los aficionados estábamos masturbándonos en la ducha y sin grandes objetivos por delante. Dejamos de apreciar a esa maravillosa Annette Bening que nos acompañaba, del mismo modo que algunos han despreciado el centro del campo, la portería, la defensa y por supuesto la delantera.

 

De repente el único interés parecía estar en las jóvenes perlas de la cantera brasileña, y haríamos mal en olvidar qué nos llevó a disfrutar de aquel no tan lejano estatus de privilegio. Por supuesto conviene desterrar a todo aquel que ose decir que quiere “la menor cantidad posible de responsabilidad”, uno de los grandes males que han aquejado a los que estaban llamados a dar el salto.

En la obra de Sam Mendes, Lester acaba recuperando una forma física que tenía perdida y con ella la sonrisa. Y aunque parezca un mal chiste, no olvidéis que el vecino de al lado es el que finalmente le ataca por detrás movido por una mezcla de envidia y frustración.

 

  • Culematrix: en la distopía futurista de las ahora hermanas Wachowski, los aspirantes tenían que elegir la píldora que se tomaban. En el Culematrix actual, la mayoría de seguidores y periodistas se tomó ambas pastillas, la azul y la granate, y vivieron felices e ignorantes en una realidad paralela en la que pese a los dos años sin penaltis en contra o con un saldo vergonzoso de tarjetas rojas a favor, se sentían agraviados y con motivos para quejarse.

Neo, anagrama de One, como The Special One, era el Elegido para devolver la luz a tanto cegato que asumía como cierto el mundo virtual. Tuvo traidores en sus filas, muchas dudas, pero también numerosos adeptos, y consiguió descifrar los complicados códigos de los que manejaban el cotarro detrás de sus pantallas incluso en la era anterior al VAR.

 

  • El sexto sinsentido: “en ocasiones, veo antimadridistas. Están por todas partes”. No son conscientes del ridículo constante en el que caen menospreciando las virtudes de un equipo de época que ha ganado cuatro de cinco Champions. Están en todas partes, en los medios, en los rivales, en las aficiones, y desgraciadamente, también entre los nuestros.

 

Siempre hay algo que reprochar, alguna pega que poner a cada triunfo. El rival viejo y gordo que, apenas meses antes, era el mejor de Europa que goleaba a los suyos. La flor de Zidane, pero nunca la de Guardiola o Simeone. Las bolas calientes, tan ardientes como el Monte del Destino del Bayern, el PSG, la Juve o el Atlético de Madrid. Los arbitrajes, aunque las imágenes desvelen lo contrario. El estilo, aunque se batan los récords de goles y puntos.

No son conscientes de que ellos sí son unos auténticos espectros que vagan en busca de su lugar en el mundo.

 

  • El club de la ducha: o más bien debiera decir, de la ausencia de ducha. El club de la ducha está formado por una serie de periodistas con evidentes síntomas de aversión al agua, tipos esquizofrénicos cuyo único mérito consiste en repartir mandobles en sus medios siempre en la misma dirección: el Real Madrid.

 

“La primera regla del Club de la Ducha es que nadie hablará de cómo nos ponemos de acuerdo en el Club de la Ducha. La segunda regla es que te toca atizar al Real Madrid hasta que desfallezcas”. Su objetivo va mucho más allá y consiste en derribar los cimientos del club de la misma manera en que Tyler Durden dinamitaba los edificios de Wall Street.

Casi todos ellos son una panda de fracasados que tienen un empleo que odian para que otros compren la basura que publican. Y esta frase del original de Fincher parece escrita para ellos: “crecimos con la televisión que nos hizo creer que algún día seríamos millonarios, dioses del cine o estrellas del rock, pero no lo seremos y poco a poco lo entendemos, lo que hace que estemos muy cabreados”. Será por eso que la toman con lo que más vende.

 

Mención final de 1999: El proyecto de la bula de Suárez. Un buen periodista investigaría La trampa que sin duda hay en la carrera culé del uruguayo. Yo al menos pagaría por leer Una historia verdadera, parida con Crueles intenciones, que fuera capaz de explicar cómo el 9 del Barça puede presumir de que “Nunca me han expulsado” pese a que en cada partido suelta absolutamente Todo sobre la concha de la madre de los señores colegiados.

Rafael Gómez de Parada
AFKAB. Artist Formerly Known As Barney. Dice que corre maratones, juega al fútbol y al baloncesto, pero todo con nivel medio, como en el inglés. Nivel alto solo para escribir y portanalizar en La Galerna. Autor de "Volver al asfalto".

9 comentarios en: Aquellos maravillosos años: 1999

  1. jajaja muy bueno, Amiguete Barney. Me ha encantado porque además, utilizas grandes películas que están entre mis sabores cinéfagos predilectos.

    Sobre todo porque algunas de ellas fueron tan originales y novedosas que significaron un antes y un después para el mundo del cine.

    p.d.: no recordaba yo que fueran tantas (de mis preferidas) del mismo año. Fue sin duda una gran cosecha.

    p.d.d.: echo de menos esa prolífica cantidad de grandes películas y no la falta de originalidad, entre tanto remake y reboot y repollos que nos llegan desde la gran meca del cine. Aunque hay que reconocer que en el último lustro hay brotes verdes. (Eso sí, desde que decidieron aumentar de 5 a 10 las nominaciones a mejor película (aunque llevan varias ediciones que se han quedado en 8), se las han visto y deseado para tener un elenco de gran calidad.

    Muchas gracias, Amiguete Barney, me ha encantado 😉

    1. Gracias, Vagawain, la mejor prueba de que son tan buenas pelis está en que a veces las pillas por la tele ya empezadas y te enganchan de nuevo hasta el final. No eres capaz de dejarlas porque quieres volver a vivir cada una de las peleas de Matrix, o las frases míticas de Tyler Durden, o la personalidad de Lester Burnham o el misterio que alberga ese pobre niño atormentado llamado Cole. Hay años que no encuentro una sola que me haya hecho disfrutar tanto como estas cuatro. Saludos.

  2. Ese año 99, que yo lo pasé tan ocupado y sin casi poderme fijar en poco más que American Beauty, sin dudarlo, me dejó un momento maravilloso que tengo medio perdido en la memoria y nulo tiempo para investigarlo. A ver si algún galernauta lo recuerda y lo comparte.
    Aquél año del pánico al efecto 2000 en todos los aparatos electrónicos, el Barça cumplía su centenario, y por tanto un par de temporadas antes solicitó que la final de champions ese año fuera en el Nou Camp, como así ocurrió. Y justo el año antes su odiado Madrid se corona por sorpresa otra vez rey de Europa. El pánico barcelonista a una final ganada por nosotros en su casa, y sobre todo ante ellos, pues su plan era intentar por todos los medios ganarla en casa, que cuando fueron eliminados ¿en cuartos? una sensación de profundo alivio se apoderó del barcelonismo, al menos no les humillaríamos en su casa. Por desgracia caímos una ronda después y al igual que este año con el Wanda, perdimos la oportunidad de hacer historia afrentando al rival. Pero aquél alivio de verse eliminados que me manifestó más de un aficionado culé parece casi cosa de otro milenio.

    1. Hola, Toni, el VARça cayó en la fase de grupos, en un grupo en el que estaban el Bayern de Múnich y el Manchester United, que a la postre serían los finalistas en el Camp Nou. La verdad es que no recuerdo el miedo que podían tener a que el Madrid llegara a ganar en su estadio, sería similar al nuestro, para qué nos vamos a engañar. Pero no sucedió porque el Madrid cayó en cuartos contra el Dinamo de Kiev de Shevchenko.

      Pero eran otros tiempos en el mundo del fútbol, con mucha menos exposición a los medios y las cosas eran más normales, no como ahora, que Messi mete un gol de vaselina y parece que ha reinventado el fútbol. Por ignorancia de la prensa que padecemos. "En la ignorancia está la felicidad", dice Cypher, en Matrix. Y hay otra frase que me ha hecho recordar a estos tipos: "No existen preguntas sin respuesta, solo preguntas mal formuladas".

      1. Gracias por recordar aquellos datos. Te aseguro que el pánico lo tuvieron porque entonces ganar una champions te convertía en un equipo temible, no como ahora. Lo cierto es que con tamaña cagada nadie inventó entonces el término centenariazo, lo hicieron dos años después. Así que la prensa entonces como hoy sesgaba sus opiniones de modo peculiar pero constante.

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