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El torneo de baloncesto, un regalo de Navidad

El torneo de baloncesto, un regalo de Navidad

Escrito por: José Luis Llorente Gento26 diciembre, 2017
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Hubo un tiempo en que la Navidad era una fiesta íntima y recogida en la que se cantaban villancicos en castellano cuyo origen se remontaban a los siglos XV y XVI. Las castañas asadas inundaban las calles de su aroma y calentaban las manos de los niños, que apenas conocían a ese personaje absurdo vestido de rojo que hoy aparece de forma empalagosa hasta en la sopa. Hubo un tiempo en el que la Navidad y el baloncesto estaban indisoluble y felizmente unidos, y mucha gente esperaba el Torneo del Real Madrid como un regalo más de Navidad.

El autor del milagro no fue otro que ese hacedor de sueños que gobernó el club durante años con la aquiescencia de Santiago Bernabéu. Mucho antes de que el televisor fuera un producto mayoritario en España, Raimundo Saporta había adivinado la importancia que las transmisiones iban a tener en el futuro del deporte, pero Televisión Española -entonces la mejor de España, José María García dixit- le reclamaba más partidos internacionales para que las negociaciones sobre la Copa de Europa de la canasta cristalizaron en un contrato.

En este estado de cosas, se le ocurrió organizar un torneo internacional por estas fechas y dar satisfacción a las demandas del llamado “Ente”. Bernabéu, fiel a su estilo, aclamó la brillantez de la idea, pero le sugirió que buscase financiación por otro lado. Saporta volvió a dar a la cuerda de su imaginación y propuso a la Federación Internacional de Baloncesto la creación de la Copa Internacional, que, por supuesto, y para cumplir las pretensiones de televisión española, tendría formato de Torneo. De un plumazo, el mandatario madridista consiguió gratis la difusión que buscaba, atrajo el patrocinio de Philips -que la marca holandesa mantuvo hasta 1980- y dio origen a dos torneos que tuvieron vidas separadas.

Sabonis rompe tablero

Porque la primera edición mixta, que sirvió además para inaugurar el Pabellón de la Ciudad Deportiva con el que se redondeó la fiesta, no se celebró en estas fechas, sino en torno a las de la llegada de los Reyes Magos. Apenas un año después, en diciembre de 1966, volvió el Trofeo por primera vez en Navidad, ahora con el nombre de Copa Latina. Y no sería hasta el año siguiente cuando ,en su tercera repetición se bautizaría, por fin, como Torneo Internacional de Navidad, del que la FIBA continuaría como organizadora y el Madrid como equipo local. Por su parte, la Copa Intercontinental siguió su propio camino con la vocación de reunir a los campeones continentales del baloncesto no profesional fuera de las fechas navideñas.

El hecho fue que, tras el laborioso e imaginativo comienzo, el Torneo pasó a integrarse con rapidez en la lista de las tradiciones navideñas de los hogares españoles, como la cantinela de los niños de San Ildefonso, el discurso del Rey, el concierto de Año Nuevo de la Filarmónica de Viena y los saltos de esquí del trampolín de Garsmich. Favorecido por el hecho de que solo hubiera dos canales televisivos y por la novedad y calidad de los rivales madridistas, el deporte más televisivo -según dicen los estadounidenses, que de esto deben entender algo- llamó en enseguida la atención del público.

esquí del trampolín de Garsmich

Apenas hacía tres años que había tenido lugar la primera transmisión de un partido completo. El 31 de marzo de 1963, los telespectadores habían descubierto un nuevo deporte en unos cuartos de final de la Copa de Europa entre el Real Madrid y el Honved de Budapest, el primer partido íntegro que ofreció Televisión Española. Pero sería en la espera de la cena de Nochebuena y en la sobremesa de la Navidad cuando el baloncesto entró de forma definitiva y masiva en el hogar de millones de españoles. Saporta podía haber proyectado su torneo en otro momento, pero eligió unir el baloncesto con las fiestas más familiares y, una vez más, dio en el clavo y de qué forma.

Y claro, yo era un niño más que muy pronto se sentó embobado a ver cómo aquellos gigantes de carne y hueso libraban batallas memorables. Tanto me impactó, que el primer recuerdo que guardo en la memoria de una trasmisión deportiva televisada es el Torneo de Navidad del Real Madrid. El 6 de enero de 1966, al tiempo que Clifford Luyk se disponía a lanzar dos tiros libres, mi padre le explicaba a un vecino que no era Luis quien jugaba “Luyk, Luyk, que es norteamericano”, insistía el señor Llorente enfatizando y alargando la k. Allí estaba yo, viendo por primera vez aquel juego que cambiaría mi vida. Meses después, el Madrid de fútbol ganaría la sexta con el equipo yé-yé- capitaneado por mi tío, don Francisco- de cuyas semifinales y final también conservo intensos recuerdos televisivos.

La lista de equipos ilustres que pasaron por el torneo fue tan extensa como sorprendente. Tanto que ni siquiera la prodigiosa mente del padre de la criatura habría sido capaz de imaginarla. Campeones de Europa y Sudamérica, las mejores selecciones FIBA de aquellos años -la Unión Soviética y Yugoslavia- y algunos de los mejores equipos universitarios de los años 70, como North Carolina (en dos versiones, a cual mejor) y Tennessee. Como aclaración he de añadir que, amén del escaso contacto que había en aquel entonces con el baloncesto estadounidense, las universidades eran temibles porque los jugadores tenían que cumplir al completo su ciclo universitario. Hoy, pocos lo cumplen.

Drazen Petrovic Real Madrid

Si la lista de conjuntos es impresionante, la de jugadores legendarios todavía llama más la atención. Desde dos jóvenes de puntería mortífera que terminarían siendo máximos anotadores de la NBA, Bob McCadoo y Bernard King, hasta una relación de históricos del Real Madrid y del baloncesto europeo y sudamericano que por sí sola refleja la dimensión de aquel extraordinario acontecimiento: Emiliano, Sevillano, Luyk, Urbiratán, Brabender, Corbalán, Tkachenko, Sabonis, Kikanovic, Delibasic, Fernando Martín, Nate Archibald, Óscar Schmidt, Petrovic, Sabonis, Kukoc, Radja, Volkov, Jamchi, Bodiroga y Djordjevic, entre otras muchas figuras y amigos que acaparan tantos méritos como los citados, pero que espero sepan disculparme la omisión, fruto tanto de la escasez de espacio como de memoria.

Ciertamente, ante tanta gloria del baloncesto, a uno casi le da vergüenza citarse. Y si lo hago, solo es para poner de manifiesto que nunca estaba el público más propenso a divertirse y a animar al equipo que en aquellos torneos. Cuando me preguntaban si no me suponía un sacrificio jugar en esas fechas, siempre replicaba con incredulidad: “¿Un sacrificio poder celebrar estas fiestas con tantos aficionados?”. Nunca me sentí tan especial en una cancha de baloncesto como en aquellos Torneos de Navidad que ya no volverán. Y no lo lamento por mí, que tuve la fortuna de poder disfrutarlos y que por ley de vida tarde o temprano tendría que dejar de hacerlo, sino por tantos aficionados que perdieron este regalo y por muchos más que ni siquiera llegarán a poder añorarlo.

 

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Escritor. Conferenciante. Columnista. Exjugador del Real Madrid y la Selección Española de Baloncesto. Se pasa la vida remontando.

9 comentarios en: El torneo de baloncesto, un regalo de Navidad

  1. Yo, ayer día de Navidad, no sabía que hacer al no poder entrenar por la mañana como cada día. De modo que imaginen lo que sentí al no poder disputar en estas fechas el maravilloso Torneo de Navidad cuando me retiré.
    Aquel torneo era de lo más atractivo que se podía vivir y convivir con los rivales. Si, convivir, porque todo aquel que no cenaba en familia era bien acogido alrededor de la mesa del hotel donde estaban todos los equipos concentrados.
    Deporte, armonía, competición, convivencia; estilo de vida en suma en orden y con valores aprendidos de por vida.
    Eso fué para mi el Torneo de Navidad.
    Vicente Ramos

  2. Buenas tardes, yo también adoraba el torneo de navidad, y como bien explica llorente, era un torneo
    excitante, emocionante, baloncesto puro, sólo agradecer al artículista que se acordará de recordarnos
    dicho torneo, me retrotae a mi infancia-adolescencia, con mi padre y mi hermano viendo en una televison
    de blanco y negro al principio.
    lo dicho muchisimas gracias por recordarnos tan gratos recuerdos.
    P.D. Llorente para mi siempre te recordaré como el gran valuarte de las remontadas.
    FELICES FIESTAS Y SALUD PARA TODOS.

  3. Lo hecho mucho de menos, igual que las narraciones de Héctor Quiroga.
    ¿ Recuerdan el mate del Zar Sabonis haciendo añicos el tablero ?
    Soy de Barcelona y todavía me emociono recordando a mi ídolo D. Fernando Martín.

  4. Don Vicente Ramos. Extraordinario base. Rapidísimo e imaginativo. Rey del contaatque, y uno de los mejores "ladrones de balones" que haya jugado a este deporte maravilloso.
    Sabonis se "cargó" el tablero con un mate tremendo. Las canastas del pabellón de la antigua Ciudad Deportiva estaban colgadas del techo. Hoy parece raro, pero era así. El pabellón no tenía mucha altura, y era posible. Tenía una ventaja. los jugadores no chocaban con los soportes de la canasta. Pero la rotura del tablero por un jovencísimo Sabonis, creo que cambió las normas y nunca más he visto canastas colgadas del techo. Las de ahora se supone que están ya hechas a prueba de mates.
    Saludos.

  5. Y un magnífico tirador. Hace muchos años coincidí con Vicente, varios domingos por la mañana , en unas instalaciones ya desaparecidas del Santiago Bernabéu y pude comprobar que es una persona de una sencillez y una cordialidad extraordinarias. Un fuerte abrazo.

  6. Buenos días aprovecho este comentario para matar dos pájaros de un tiro 1) agradecer a D. José Luís el ejercicio de nostalgia y memoria al recordar al añorado trofeo de Navidad, del cual fui asiduo hasta su desaparición, otros foreros han recordado momentos históricos, yo voy a recordar el mío, un taponazo monumental del ahora doctor Del Corral, al jugador ucraniano Vladimir Tkachenko, una mole gigantesca de 2,20 centímetros, que entonces en los años 80, jugaba con la U.R.S.S. que lo dejo sentado, por cierto gran jugador Tkachenko y mejor persona. y 2) recordar que hoy hay Euro Liga, jugamos en Turquía, a las 18´45¨ horas contra el actual campeón, lo normal es perder, aunque yo le tengo mucha fe a este equipo que con todas las bajas que esta teniendo, sigue compitiendo con toda la dignidad del mundo y al que el fichaje de Tavares le ha venido de maravilla, para subir el nivel defensivo y decir que aquí se han acabado las canastas fáciles, ,los mates y las bandejas.
    Saludos blancos, castellanos y comuneros

  7. Tiene razón Zárraga. Fue un mate de Del Corral con el enorme Thachenko delante. algo impresionante y que no era frecuente entonces.
    Comparto con Comunero su apunte sobre la mejora defensiva gracias a Tavares. Esperemos que se recupere alguno de los lesionados y vengan mejores tiempos para el equipo.
    Saludos.

  8. Lo de Del Corral yo también lo recuerdo como un mate, y no en el torneo de Navidad, sino en una liguilla de 6 de la Copa de Europa. Quizá temporada 85-86.

    Por otra parte, buena semblanza del torneo de Navidad a cargo de Llorente. Un torneo amistoso que siendo amistoso en su momento álgido apreciaban todos los equipos, y que era capaz de traer a la URSS o a Yugoslavia, no olvidemos que había telón de acero.

    Y Quiroga, claro.

    Y luego aquí postea Vicente Ramos como uno más... qué más se puede pedir.

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