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Homofobia en la prensa deportiva

Homofobia en la prensa deportiva

Escrito por: Jesús Bengoechea10 febrero, 2016
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Cierta prensa (y muchos tuiteros) explotan la certidumbre de que sus víctimas no van a responder a sus ataques porque el hacerlo supondría dar pábulo al propio ataque. Así, los agresores mantienen y hasta acrecientan la saña de su acoso. Conocen la cualidad canallesca de sus comentarios, pero persisten en ellos porque saben que quien opte por responderles se estará dando por enterado de los mismos y de este modo, en el afán de combatirlos, inevitablemente, los amplificará.

Mucho de esto hay en la incalificable insistencia de muchos medios deportivos (algunos son masivos y se compran en los quioscos, otros son más modestos y exclusivamente online, aunque casi todos –unos y otros- tienen su sede en Barcelona) por sugerir la homosexualidad de uno de los más destacados jugadores del Real Madrid. La prensa que alimenta esas insinuaciones se sabe protegida por lo que decimos: es improbable que el propio jugador o su entorno respondan públicamente o se querellen, por cuanto el hacerlo sería quizá (o eso tiende a pensarse) contraproducente, multiplicando el rumor.

Los agresores, sí, son muy conscientes de esta ventaja de base, y la aprovechan con desfachatez: nadie va a replicar en los propios medios y/o en los tribunales. No va a hacerlo el club, no va a hacerlo el jugador, no va a hacerlo su entorno. Lo hará, si acaso, la afición del club de manera atomizada en las redes sociales, asumiendo (quizá sin reparar en ello) ese mismo riesgo de contribuir involuntariamente a hacer más grande la bola. El propio artículo que ahora leen es un paseo sobre el alambre que se emprende en el convencimiento de que, llegados a un cierto nivel de ruindad, es preferible decir algo, aunque sea poco, que callar. Nada peor que la impunidad, y estos medios parecen creer que la han encontrado.

Pese a que los rumores sobre la orientación sexual de determinados jugadores (algunos muy conocidos) han existido siempre, ha prevalecido hasta la fecha un pacto no escrito. Se consideraba que el mundo del fútbol, en la rudeza que aún se le supone, no estaba preparado para aceptar esa inclinación en sus héroes balompédicos, y aunque lo estuviera qué demonios: ¿acaso hay derecho a que se especule en cabeceras muy conocidas o en pujantes medios digitales sobre la sexualidad de nadie, venda o no venda camisetas en Japón, sea o no un icono deportivo conocido en todo el planeta? En atención a un pacto tácito de dignidad entre los principales rotativos, de este tema no se hablaba, protegiéndose así la intimidad de los protagonistas de los rumores. Porque rumores había; es sólo que los periódicos no se hacían eco de ellos, y suponemos que no lo hacían por una cuestión de deontología profesional.

Esta norma no escrita de discreción sobre el factor que tratamos se ha roto ahora, y a nadie puede extrañar que se haya roto cuando la polémica afecta al futbolista acerca del cual puede decirse lo que se quiera porque no pasa nada y que juega en el club acerca del cual puede decirse lo que se quiera porque no pasa absolutamente nada.

Ahora, de pronto, a los periódicos o a quienes los dirigen ha dejado de preocuparles la previsible reacción social. Ahora ya da igual que el jugador se plante cada domingo ante cincuenta mil gargantas susceptibles de insultarle al unísono, acompasadamente. Mucho menos cuenta para nada, obviamente, su derecho a la intimidad. Por fin ha salido uno sobre el cual pueden desatar su sensacionalismo homófobo sin temor al remordimiento de sus conciencias, dado que el sujeto cae a gran parte de su audiencia lo suficientemente mal (y juega en un equipo que cae a gran parte de su audiencia lo suficientemente mal) como para que cualquier criterio ético, de los que antes se imponían, pase ahora a ocupar un muy conveniente segundo plano.

Decimos sensacionalismo homófobo y decimos bien. Es necesario recalcar que todas estas insinuaciones se hacen siempre desde la más evidente homofobia. No hace falta insultar a la comunidad gay, o a uno cualquiera de sus representantes, para mostrar actitudes que denotan tu odio, desdén o afán de mofa para con dicha comunidad. Elegir de qué hablas (para la prensa: elegir qué es noticia) supone tomar la primera decisión. Esta decisión, siempre subjetiva, refleja ya una escala de valores. Si aceptaran sin animadversión que hay un buen número de personas que se sienten sexualmente atraídas (y que tienen una vida sexual respetabilísima) con personas de su mismo sexo, no andarían con insinuaciones que expusieran la posibilidad de que tal o cual personaje público pertenece a esa categoría de personas, ya que esa hipotética pertenencia no sería tomada por “noticia”. Si tú no te acogieras –explícita o implícitamente- a la consideración de que hay algo denigrante en el hecho de acostarte con personas de tu sexo (o si no escribieras para un lectorado que sabes lo va a considerar denigrante, y de quien buscas que se regodee en su propia intransigencia o en su burla), no habrías optado por esta historia para convertirla en noticia. El que un jugador de fútbol fuera heterosexual, gay o bisexual te parecería un objeto de estudio tan poco estimulante como el dirimir si le gustan rubias o morenas (o bien rubios o morenos). Si tú como periodista no te consideras homófobo, pero buscas estas historias para exacerbar el cuchicheo malsano, la indignación o la sorna más zafia en tu audiencia, entonces hay que felicitarte de manera todavía más encendida: eres homófobo aunque no lo hayas advertido hasta ahora, porque participas de manera decisiva (eres un suministrador) en la ceremonia homófoba general.

Suponga o no hacer el juego a los mismos desaprensivos que lo activan, hay cosas que dan demasiado asco como para permanecer callados. Y creo poder decir con toda honestidad que mi madridismo solo explica un mínimo de la necesidad de escribir estas líneas: la que me inspiran los instigadores de todo esto es una repugnancia muy superior a la que puedan desencadenar las cuestiones de filiación deportiva.

bandera gay

Fundador y editor de La Galerna (@lagalerna_). Autor de Alada y Riente (Ed. Armaenia), La Forja de la Gloria (con Antonio Escohotado, Ed. Espasa) y Madridismo y Sintaxis (Ed. Roca). @jesusbengoechea

14 comentarios en: Homofobia en la prensa deportiva

  1. Si utilizas terminos homofobos eres uno de ellos. Aún hoy lucho por no meter la pata y utilizarlos en cualquier tipo de conversación, incluidos chistes. He de reconocer que no siempre lo consigo. En el fondo mi opinión no va a ninguna parte pero pienso que utilizar la condición de gay de cualquier persona para menospreciarla te hace ser un homofobo.
    Luego sueltas que tienes un amigo gay o sexador de pollos y aqui no ha pasado nada. Lo dicho,"Jesús que banda".

  2. Concuerdo totalmente. Pero creo honestamente que este es el nivel, no damos para más. La sociedad contemporánea española es zafia, bruta, estulta, y por supuesto, racista, xenófoba ( te ha faltado decir que si ese jugador de gran nivel que cae muy mal, y que juega en un equipo no muy simpático que digamos, además es nacido en un país vecino del que todos los españoles sabemos que sólo lo habitan garrulos, gitanos y manteros, entonces miel sobre hojuelas, barra libre para atacarle!), homófoba, egocéntrica, narcisista, y así hasta aburrir... La única solución para cambiar esto (aunque dudo mucho que consigamos evolucionar) es la inversión en capital humano, formar mentes, y ser posible, abiertas. Estudio, formación, superación, empatía, generosidad, solidaridad, trabajo honesto, profesionalidad, lealtad, respeto, etc. Uffff! qué lejos, qué puñeteramente lejos estamos de ello, mis ojos no lo verán... espero que mis hijos tengan más suerte.

    Perdón por mis diatribas, Jesús. Excelente artículo, muchas gracias.

  3. Buenas tardes Sr. Bengoechea.
    No le falta a usted razón, aunque me parece que la primera de las fobias que padecen por Barcelona, no es por ser homosexual, si no más bien por ser extranjeros (españoles, desde el punto de vista nacionalista catalán), es decir, xenofobia.
    Por allí se tienen muy creido que pertenecen a una raza superior, aunque la diferencia entre uno de Huelva y uno de Vic se aprecia cuando abren la boca.
    Se empieza por eso, se sigue por despojar al enemigo de su condición de ser humano (recordemos el video de las hienas de TV3), se sigue por lanzar objetos al campo, y se continúa por creer que cumplir la ley no es para ellos (simplemente vea las muestras de victimismo exacerbado cada vez que se han destapado alguno de sus chanchullos). Después, cosas como estas, que en cualquier país medianamente serio sería motivo de despido fulminante, queda en agua de borrajas.
    No sé si esto es mezclar política o no, pero ayuda a explicar muchos de los comportamientos infames de la prensa barcelonista.

  4. Buenas tardes y extraordinario artículo tanto en el fondo, como en la forma, me ha recordado su
    admirable escrito sobre nuestro jugador Keylor Navas con el que mezcla ideológicamente, publicado
    en La Galerna el 04/07/2015 y titulado significativamente Keylor Navas y la Xenofobia de la Prensa.
    La solución la da a entender al final de esta joya, que parece un mini ensayo,
    ¡Ni un silencio más! ¡Ni una callada más por respuesta! ¡A por ellos!
    Saludos blancos, castellanos y comuneros

  5. Hay también madridistas "odiadores" de Cristiano que usan eso de que (supuestamente) es gay para lanzar "gracietas" de dudoso gusto... En general en el mundo del deporte se intenta ocultar la condición gay. Ha habido casos de deportistas que "salen del armario" pero suelen hacerlo cuando ya no están en activo. En el fútbol para colmo hay más machismo que en otros deportes, así que usar lo de gay (mejor dicho, sinónimos malsonantes) para insultar no resulta tan raro... También en su momento se rumoreó con Piqué (una foto muy comentada con Ibra ) pero ya el hecho de ennoviarse con Shakira ha apaciguado las aguas.

    La foto que ha activado los rumores (y burlas) hacia Cristiano es esa en la que un amigo suyo marroquí lo tiene cogido en brazos y dice algo así como "recién casados"... Una foto colgada en el Instagram del susodicho amigo... Supongo que Cristiano permitió esa foto y que fuera expuesta, no sé si para "salir del armario" a su modo... y también supongo que ya sabía que tendría que asumir más insultos sobre ese tema allá por los campos donde juegue.
    ¿Qué hacer para silenciar rumores? ¿Echarse novia como hizo Piqué? Seguramente eso acalle a la caterva homófoba, pero lo peor que puede hacer una persona es no ser fiel a sí misma.

  6. El portero del Bayer, Manuel Neuer o Mario Gómez.... Han reconocido públicamente su orientación sexual... Y no pasa nada. campeón del mundo y de la selección alemana. A quién le importa con quien se acuesta un jugador... El principal problema es que cuando uno o una se entera de jugadores o amigas homosexuales piensan que le van a obligar a dormir con él o ella.... Y el "ligar" en toda orientación es difícil...

  7. D. Jesús, siendo malo la homofobia latente en el periodismo español no es menos mal ni menos cierto, que en el caso de Cristiano, se junta además la Xenofobia. Es tan evidente que son xenófobos que la practican a diario y nadie se lo reprocha. Recurrir al latiguillo "...además, es español", cuando se describen o comparan jugadores es habitual, como si la nacionalidad española del pasaporte del futbolista en cuestión le hiciera mucho mejor que la de cualquier otra nacionalidad. Sólo se admite cierta igualdad si eres brasileño, argentino, alemán o, a bastante distancia, holandés. Ahora bien, si eres portugués, poco menos que guarro te van a llamar.

  8. Por cierto , en el deporte femenino hay infinidad de lesbianas reconocidas y no pasa nada , la misma abby wambach o la portera alemana que han sido balones de oro , brittney grinner , la mejor en basket , 2 jugadoras de balonmano noruegas oro olímpico , mauresmo etc ..

  9. Si cada prejuicio de la prensa deportiva fuera una heridita, sería una pura llaga.

    Por cierto, el medio en el que ha salido esa basura tiene material antimadridista del bueno. Lo sé de forma indirecta porque en su web no pincho ni loco.

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