Las mejores firmas madridistas del planeta
Inicio
Opinión
El forastero

El forastero

Escrito por: Van Cleef2 octubre, 2018
VALORA ESTE ARTÍCULO
1 estrella2 estrellas3 estrellas4 estrellas5 estrellas

El forastero entró en el pueblo a lomos de su caballo blanco mientras iba echando un vistazo a todo lo que le rodeaba. Carros tirados por caballos que cruzaban la polvorienta calle principal, casas de madera, niños andrajosos jugueteando en la calzada, algunos edificios de piedra o de ladrillo, como la Sheriff's Office, el Hotel, el Bank o el Smith's Storage. Divisó el saloon a mano izquierda y dirigió su caballo hacia allí. Le apetecía tomar unos tragos. Y además, llevaba 50 millas cabalgadas sin encontrar un solo WC en el que vaciar su vejiga...

Se bajó del caballo y ató la cuerda del mismo en un poste horizontal, dándole solo un par de vueltas, sin nudo ni nada; suficiente como para que una bestia de 500 kg no se pueda escapar.

En el porche del saloon holgazaneaban un par de vaqueros sentados en unas sillas, con sus botas apoyadas en la barandilla. Le miraron con curiosidad. Y lo que vieron fue a un tipo alto y desgarbado, envuelto en un guardapolvo de cuero que necesitaba un buen lavado y que portaba un sombrero negro Stetson sobre su cabeza.

El forastero se adentró en el local a través de la doble puerta y se encaminó a la barra. Un camarero gordo con camisa y chaleco se dirigió hacia él.

- ¿Qué va a tomar, amigo?

- Una Mao.

- Lo siento, solo tenemos Crosscountry...

- Entonces un whiskey. Doble.

El camarero se lo sirvió y el forastero lo apuró de un trago. Enseguida notó bastante calor y comenzó a desabrocharse el guardapolvo para quitárselo.

- Llene la Copa. Y deje aquí la botella -ordenó- ¿Aquello del fondo es el baño?

- Ahá...

El forastero acabó de quitarse el guardapolvo y lo depositó sobre el mostrador, revelando que debajo llevaba puesta una camiseta del Real Madrid. Se encaminó hacia el retrete ante la atónita mirada del barman y de los parroquianos presentes que jugaban al póquer. En el WC echó una buena y merecida meada. No pudo mirarse en el espejo, porque no lo había, pero sabía de sobra que su aspecto era salvajemente inmejorable. Se lavó las manos con su propia orina antes de terminar la micción y regresó al saloon. Comprobó que había cierto revuelo. La mayoría de los presentes se habían puesto en pie y le miraban con expresión nada amistosa. Se dirigió hacia su sitio en la barra y comenzó a beber tranquilamente, dando la espalda a todos aquellos individuos.

- Aquí no nos gustan los forasteros -dijo un tipo chato al que le faltaba medio labio.

- Y menos los que llevan camisetas del Real Madrid... -añadió otro tipo, cuyo aspecto no era mucho mejor que el del anterior.

El forastero apuró su Copa y se sirvió otra. Con ella en la mano se volvió y observó uno a uno a aquellos desagradables sujetos.

- No busco jaleo. Solo he venido a tomar unas Copas y luego me iré.

- Bien -dijo otro de los vaqueros- Pues acabe su Copa y lárguese por donde ha venido...

El forastero se la bebió de un trago. Pero volvió a rellenarla con indolencia.

-Me parece que este madridista no nos ha entendido bien- habló otro fulano mientras apoyaba su mano sobre la culata del revólver- ¡Hemos dicho que termine su Copa y se largue!

-Verán-comenzó a decir el madridista- Tengo algo importante que hacer aquí. Y no pienso irme hasta que lo haya hecho... ¡Camarero..! ¡Otra botella!

- ¿Ah, sí...? -dijo el del medio labio- ¿Y qué es eso tan importante que tiene que hacer aquí..?

- Tomarme catorce Copas.

Todos se miraron los unos a los otros con incredulidad. Algunos sonrieron burlonamente. Otros estallaron en carcajadas. Pero alguno permaneció muy serio mirando fijamente al forastero, alternando la mirada entre sus fríos ojos y aquel redondo y coronado escudo en el pecho de su camiseta blanca...

Sí. Daba la sensación de que aquel elemento hablaba muy en serio. No vacilaba. Se iba llenando una Copa tras otra y se las echaba al gaznate con una facilidad asombrosa. Parecía tremendamente acostumbrado a ello.

- ¡No te lo consentiremos! -exclamó uno de los vaqueros.

- ¿Y cómo piensan impedírmelo? ¿Con defensa de cinco y golpeándome por las bandas? ¿Con un doble garrote en el centro del saloon? ¿Ejecutando disparos lejanos desde fuera del bar?

No vacilaba. Se iba llenando una Copa tras otra y se las echaba al gaznate con una facilidad asombrosa. Parecía tremendamente acostumbrado a ello.

En ese momento se abrió bruscamente la puerta de saloon y entraron el "sheriff" y sus ayudantes, portando sendos Winchesters en sus manos.

-¿Qué diablos ocurre aquí?-preguntó el representante de la Ley.

- Aquí el amigo -explicó un vaquero- que quiere dejarnos sin bebida... Pretende beberse nada menos que catorce Copas.

-Y ya lleva trece-explicó otro- ¡Las tres últimas del tirón...! ¡Una detrás de otra!

- ¿Es cierto eso, forastero? ¿No le parece excesivo? ¿No cree que les debe dejar alguna Copa a estos parroquianos? ¿Y qué demonios significa esa camiseta?

- No creo que les deba dejar ninguna Copa a estos tipos. Si pueden, que se las consigan ellos mismos-declaró tajante el de la camiseta blanca- Usted representa a la Ley. Debería velar por que pueda realizar mi deseo sin que nadie me ponga impedimentos... ¡Barman...! ¡Póngame la última...!

El barman miró dubitativamente al sheriff y a los vaqueros. Luego se dirigió al forastero:

- No sé si debo, amigo. Estos son buenos clientes y no me gustaría decepcionarles.

- Yo no tengo ningún amigo. Y sus clientes me importan una higa. Póngame la Copa.

Sentado en una mesa de un rincón había un hombre pulcramente vestido que usaba sombrero bombín y que carraspeó sonoramente para llamar la atención de los presentes. Se levantó y se acercó jactanciosamente al polémico grupo.

- Caballeros, mi nombre es Ashford... aunque todos me conocen por "Ash"; pueden llamarme así. Soy periodista y colaboro con el Herniald Tribune. La situación que aquí se está produciendo se antoja sumamente interesante y digna de ser difundida al gran público. Si no les importa, me gustaría hacerles algunas observaciones al respecto. ¿De verdad creen que este forastero será capaz de ingerir una Copa más seguida? ¿Sin descanso? Trece Copas son demasiadas como para mantenerse en pie mucho más tiempo.

- Estoy de acuerdo -dijo el barman- Solo he visto a un tipo en mi local capaz de aproximarse a esa cifra. Era un caballero italiano. Se tomó siete Copas y se fue del saloon dando tumbos... Nunca más he vuelto a verle por aquí.

- Personalmente pienso que este forastero -continuó Ash- ni siquiera será capaz de levantar la decimocuarta Copa. Se le observa muy debilitado, agotado. Necesita reciclarse. Descansar, alimentarse debidamente... Hasta ahora ha tenido suerte, pero yo le veo acabado... No apostaría gran cosa por él. Mi sensación es que se trata de un pistolero en declive. No es información, pero es especulación contrastada. Yo que él me lo pensaría bien. Debería retirarse y dejar que otro beba la Copa en su lugar...

-¡Creo que no es más que un fanfarrón! -dijo medio labio- ¡Nadie puede beber tanto!

- El caso es que ya se ha tomado trece Copas- intervino el "sheriff"- Tal vez debiéramos dejar que lo intente, a ver si lo consigue.

- ¡Lo mejor sería coserle a tiros aquí mismo! -dijo un exaltado.

- Sí... ¡O colgarle del madroño más cercano y dejarnos de puñetas! -dijo otro.

- ¡Deberíamos arrojarle a los perros! -fue otra proposición.

- ¡Bueno, calma todo el mundo! -cortó el "sheriff"- Por su propio bien y por el de todos, creo que lo más conveniente será encerrarle en el calabozo una temporada y...

El forastero sorprendió a todos los presentes sacando su revólver a la velocidad de la saeta y encañonándoles con firmeza. Hasta el pianista, que estaba interpretando una pieza de Morricone, dejó de tocar para contemplar la escena.

- Camarero, sírvame la decimocuarta. Ahora mismo.

El gordo camarero del chaleco titubeó nervioso unos instantes.

- ¿No prefiere esperar un poco? ¿Hacer una pequeña prórroga o algo así?

- Llevo 93 minutos en esta pocilga y es el momento exacto para tomarla...

Dicho y hecho, el forastero se echó al coleto la última Copa, se limpió los labios con el antebrazo y comenzó a retroceder lentamente hacia la puerta caminando de espaldas, mientras seguía encañonando a aquellos furiosos y perplejos personajes.

- Ahora voy a irme -anunció- ¡Y si alguien se atreve a dispararme, además de matarle a él, mataré a su esposa; y a sus amigos; y quemaré su maldita casa!

El forastero salió y montó en su caballo blanco, alejándose hacia el horizonte lejano en medio de una tétrica llovizna...

Probablemente, en busca de otra Copa más.

Foto del avatar
Madridista perdido y sin deseos de ser encontrado. Le gusta usar todos los sentidos, aunque carece por completo del común y el del humor.

23 comentarios en: El forastero

  1. No sé qué frase de las dos me parece la mejor: "es especulación contrastada" o "Llevo 93 minutos en esta pocilga", pero ambas son GENIALES.

      1. Teniendo en cuenta que, y cruzo los dedos para que sea así, la decimocuarta "nos la tomaremos" en el Wanda Panda... lo de "Llevo 93 minutos en esta pocilga" también tiene muchos puntos para disputarle el primer puesto a "especulación contrastada", ¿no?.
        No sé, no sé, no sé... soy incapaz de decidirme.

          1. Prefiero la de "Y sus clientes me importan una higa".
            Jajajajjaja, ¡¡¡HALA MADRID Y NADA MÁS!!!

  2. Excelente. Sencillamente excelente, Sr. Van Cleef. Solo le faltó la brizna de hierba en los labios. No sé por qué, pero siempre que leo algo con relación a vaqueros me viene a la cabeza Clint Eastwood. ¿Por qué será?

    Pd: De acuerdo con usted, Paz. Las manos se la podía haber lavado con cerveza, si no había agua.

  3. Gracias a todos por los positivos comentarios (al que se atreva a comentar negativamente, además de matarle a él, mataré a...).

    Perdón... me meto demasiado en el papel de William Munny y me dejo llevar...

    Y perdón también si alguna escena ha resultado demasiado escatológica, pero en La Galerna siempre se va un paso más allá; y si hay que dibujar a un tipo realmente duro, no hay que andarse con chiquitas... Aunque en dicha escena el protagonista sea una grotesca mezcla de William Munny y Azarías (véase "Los Santos Inocentes"), hay que reconocerle que también mira mucho por el medio ambiente, como queda demostrado en su empeño de no ensuciar el desierto y esperar pacientemente 50 millas hasta encontrar un WC en condiciones...

    Un saludo a tod@s.

    1. Como dijo alguien en una película, y evidentemente no se refería al forastero "no es lo bastante hombre, tiene que salirse de la bañera para orinar"

    2. Eso iba a decir yo. Aguantas cincuenta millas a caballo para no hacer un pis en campo abierto, y cuando al fin encuentras un WC, vas y te meas en las manos. No sé qué pensar

  4. Sólo le ha faltado que hubieran instado al forastero a ir a la cantina de enfrente, la vieja "Liga", con mesa de "Billar". Pero hubiera renunciado, porque allí sólo se sirve zarzaparrilla adulterada y no hay mortal que se la beba; salvo el indigente Cool Smith.

Responder a J Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

homelistpencilcommentstwitterangle-rightspotify linkedin facebook pinterest youtube rss twitter instagram facebook-blank rss-blank linkedin-blank pinterest youtube twitter instagram