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Echo de menos ser un imbécil

Echo de menos ser un imbécil

Escrito por: Eloy Lecina27 abril, 2020
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Me importa poco (por no decir nada) el fútbol y el Madrid, in that order. No es una sentencia o una afirmación, sino el enésimo intento de autoconvencimiento. Es algo que intento repetirme a mí mismo ‘de cuando en vez’ para ver si soy capaz de sentirme un ciudadano ejemplar; de esos que no muerden el fruto prohibido porque no tienen manzana, porque no tienen hijos que sacar a pasear.

Echo de menos que alguien que se apellide Tello nos marque en el 82’, que Bettoni ponga en el 83’ al primero de los tres que llevaban calentando desde el 46’ y que este primero, que sin duda es el peor suplente con diferencia, entre al campo por el que estaba siendo el menos malo de los once.

Echo de menos criticar a las 13:00h de un sábado el XI que -intuyo- pondrá Zidane ese mismo día y a las 19:00h, una hora antes del partido, en lugar de pedir perdón por ser un bocazas y meter la pata antes de tiempo, citar la alineación en Twitter y decir que es normal que ‘Zizou’ no haya hecho lo que yo temía que iba a hacer porque hubiera sido un suicidio. Echo de menos tener tan poquita vergüenza.

Echo de menos decir un miércoles de Champions que Rodrygo tiene maneras de futbolista europeo y que -con 19 años- juega con la madurez de uno de 26 y dos días después, un viernes noche, retuitear con el emoji de los ojos saltones un vídeo en el que el propio Goes se lo pasa pipa con su compi Reinier en el campo de la Unión Deportiva Chancleta, con el Castilla. Echo de menos respetarme tan poco.

Echo de menos gritar por el balcón que Vinicius JR va a ser Top-5 del mundo en su puesto mientras espero que mi tío le pregunte a su cuñado -que se ve que fue entrenador del equipo de fútbol de un camping en Benalmádena- si cree que la definición en un delantero se entrena o es una cualidad innata. Echo de menos tener la certeza de que siempre dudaré.

Echo de menos terminar a las 23:59h un reportaje con capturas de juego sobre Brozovic en el que explico lo buen suplente que sería de Casemiro y a las 00:01h compartir en las stories de mi Instagram -con los emoticonos de la berenjena, el melocotón y las gotitas de lo que sea- la portada que acaba de lanzar L’Equipe asegurando que Eduardo Camavinga es el elegido. Echo de menos dar palos de ciego y pasármelo pipa con cada juguete nuevo. Yo no he roto nada, ¿vale?

Echo de menos los titulares en YouTube de ‘Goalmachine’ e ‘Insane Goals Power’ con los que se titulaban los highlights de Mariano en el Lyon y de Jovic en el Eintratch. ¿A que contigo será todo diferente, Haaland? ¿A que sí, Raiola? Oye, Mino, ¿cuánto cobra Pogba? ¿Y de Ligt? Bueno, calla, ¡paciencia con Militao, joder! ¿Upamecano se escribe con o sin ‘h’? Qué error no traer a Mario Hermoso. No veas con el Pablo Ramón ese de la cantera. Echo de menos querer a todos y quedarme con nadie.

Echo de menos culpar a Lucas Vázquez de una derrota por un mal centro que hizo en el 80’ de un partido que se perdió en los primeros 30’. Echo de menos enterrar vivo a Marcelo para poder -unas semanitas después- celebrar como un cínico que le ha ganado una carrera a Messi con el crucifijo del ataúd colgado del cuello cual rapero. (Venga, otra vez para el hoyo).

Echo de menos cambiar de parecer de la noche a la mañana y arrepentirme de lo que digo de una jornada para otra; querer cerrar el club después de un empate accidental y darme palmadas en el pecho después de una victoria de rebote. Quiero que mi pasión e irracionalidad me jueguen malas pasadas, hasta el punto de volver a ser injusto con los que no lo merecen; un imbécil, vaya. Quiero avergonzarme de mis opiniones pasadas y no aprender para así enfocar aun peor las del futuro. Quiero que el fútbol sea menos importante que aquella maldita frase de Valdano o Sacchi (a ver si se ponen de acuerdo de una santa vez), pero eso… que sea. Ya paro.

Así que lo de ser un ciudadano ejemplar… pues va a ser que no. Chicos, si es que tengo ganas hasta de ver a Bale corriendo torcido. Ahora mismo necesito que la pelotita vuelva a ser -como dicen- el opio del pueblo, nada me apetece más. Un narcótico que nos abstraiga un par de veces por semana de esta cruda y puta realidad. Aunque solo sea para quedarnos a un gol de remontar ante el City en las porterías sin red de un parque de Manchester o para ganar esta Liga con un gol de Asensio en el Di Stéfano en fuera de juego y sin querer, que liberado de cualquier responsabilidad (no habléis de tirar del carro que se nos agobia el niño) no solo se ve más guapo, sino que lo es. Como vosotros, que habéis llegado hasta el final y todavía no me habéis llamado imprudente. Lo soy.

 

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Al ser el Madrid algo preciosista, ya se vista de letras, palabras o imágenes; decidí amortizar mi pasión en sus infinitas formas. Por esa razón junto letras por estos lares, parloteo en varios micrófonos radiofónicos e incluso asomo la cabeza por los modernos rincones de YouTube. Todo, por el Madrid, merece la pena.

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