October Fest 

Buenos días, amigos. Hay tres cosas inexorables: la muerte, los impuestos y los parones de selecciones. Los impuestos merecen un estudio aparte, pero la muerte y los parones son prácticamente lo mismo. Las diferencias son mínimas, pero en aras de cierta honestidad intelectual los consignaremos aquí:

1. De la muerte, por el momento, que se sepa, nadie ha vuelto. De los parones de selecciones, en cambio, sí que vuelves, si bien lo haces lesionado. En este sentido, hay una cierta preferencia en favor de las fechas FIFA. Siempre es mejor una sobrecarga en los isquios que un proceso de descomposición que solo el ser cremado puede llegar a evitar.

2. Tras la muerte, en efecto, puedes ser quemado, pero en el caso de los parones quienes acaban quemados (y hasta lo empiezan) son los aficionados, no tanto los protagonistas. Los jugadores no se quejan lo suficiente, los hinchas de los clubes se desesperan y a los clubes, que pagan las fichas, no les hace la menor gracia. Ved si no la plausible franqueza del perfil de Twitter del Bayern de Múnich en este preciso instante.

(No nos podemos sentir más representados, hasta el punto en que ahora mismo nos sentimos del Bayern. Acabamos de volver del October Fest de la capital de Baviera, y hemos bebido tanta cerveza que ya no sabemos si lo de dar el 49% de la propiedad del Madrid a varias empresas ha ocurrido de verdad o lo hemos soñado. Predice Ramón Álvarez de Mon que el Madrid seguirá el modelo muniqués para reformar su estructura de propiedad, con lo cual no seria descartable que sucediese algo en esa línea. Aunque aún no se ha confirmado si tal cosa se discutirá en la próxima Asamblea de compromisarios, en La Galerna hablaremos de esto próximamente. Celebremos, de momento, que los campeones de Alemania se sientan como nosotros respecto al parón. La solidaridad nunca sobra).

3. Mientras la fecha de la muerte de cada cual es en principio desconocida, los parones de selecciones vienen agendados desde comienzos de año, y son varios, a diferencia de la defunción, que es una sola pese a que exista una excelente película llamada “Las tres muertes de Melquíades Estrada”. Los parones son también varias muertes, apuntaría alguien. Hay uno en septiembre, que es casi como no sobrevivir al parto, cuando la temporada apenas ha dado a luz. Y ahora, apenas unos días después, nos llega la interrupción de octubre, que es un coitus interruptus otoñal, casi como si una pareja madura practicara la marcha atrás para evitar embarazos no deseados. Es técnica cuya puesta en práctica no recomendamos a nadie, especialmente si el escenario del refocile en un Simca-1000 y cabe la opción de que otro vehículo, quizá conducido por otra pareja no menos fogosa y torpe que busca otro hueco en la penumbra del bosque, choque por detrás en el momento más inoportuno.

Os puede parecer que nos estamos yendo por las ramas. Ni mucho menos. Vamos con las portadas del día.

El diario de todas las aficiones ha pedido a eso, a todas las aficiones, que valoren individualmente a los del Madrid. No deja de tener su gracia que, para valorar a los hombres de Xabi, puedan votar los del Atleti y los del club cliente de Negreira, que seguro que les ponen un cero a todos. Se votó en la web de Marca, donde nadie te pregunta de qué equipo eres, de manera que lo mismo puede haber votado Jordi Alba que Toñín el Torero.

Jordi Alba, por cierto, deja el fútbol. Lo anuncia As en sus bajos. No nos oponemos.

Sport abre con unas declaraciones de Deco, director deportivo del club cliente de Negreira, que ha puesto a caldo a sus jugadores tras las derrotas ante PSG y Sevilla, reclamándoles más trabajo. Deco se parece un poco a Peter Lorre y sus palabras han sembrado la discordia en el seno del culerío, si bien amabs variables son en principio independientes.

Por su parte Mundo Deportivo, el diario de Godó, Grande de España, sigue a vueltas con Lamine Yamal y su extraña lesión, que hay que añadir a los recurrentes problemas en esa muñeca que tanta lata le dan. Parece ser que es una pubalgia. Una muñeca vendada y un dolor inguinal no son síntomas que, combinados, deban extrañar demasiado en un chico de dieciocho años. Un poco de bromuro en el cola-cao y a jugar el mal llamado clásico, donde estará en luego media MLN.

Para finalizar, y en nuestra sección de “Cosas importantes que no verás en la prensa porque Javier Tebas no quiere que las veas”, os dejamos con Marco Van Basten, nada menos.

Pasad un buen día.