Y sin embargo
El otro día se despidió Sabina de los escenarios en Madrid. Al menos eso dijo. La última vez que fui a verle en vivo fue cuando sufrió aquel ataque de pánico que él mismo llamó “un Pastora Soler”, con la consiguiente espantada. Después de aquel día me prometí que, aunque me seguiría declarando seguidor, lo mejor para “nuestra relación” era no volver a verle en directo. Aun así, pensar que ya no será posible volver a oírle cantar en vivo me da cierto vértigo. Supongo que será un efecto de lo inexorable del tiempo.
Es difícil quedarse con una canción de Sabina, pero yo tengo predilección por la de “Y sin embargo”. Creo que además sirve para explicar muchos de los sentimientos que en la vida se tienen hacia las personas o las cosas. En estos días, por ejemplo, me describe perfectamente en qué punto estamos el Real Madrid y yo. Hoy (solo hoy) le cambiaría por cualquiera y, sin embargo, mañana muy probablemente, con él soñaré. O, más bien, me hará soñar.
Los últimos resultados y sobre todo el juego y la actitud del equipo me han hecho dudar de gente que hace pocos meses jamás pensé que lo haría. He llegado a dudar de la capacidad de Xabi para dirigir al equipo, de que Huijsen valga para ser el central del Madrid para los próximos diez años, de ciertas actitudes de Vinícius, de que Bellingham pueda marcar una época; incluso he llegado a dudar de cosas antes impensables, como es el compromiso de Fede Valverde.
En sí dudar no es malo. Gracias a la duda, Descartes planteó gran parte de su teoría, e incluso los matemáticos se sirven de ella y de las hipótesis que resuelven esas dudas cuando aplican el método de la inducción matemática. Realmente, dudar ayuda muchas veces. Aun así, hay algo de lo que yo no me permito dudar nunca: del Real Madrid.
Hoy (solo hoy), al Madrid le cambiaría por cualquiera y, sin embargo, mañana muy probablemente, con él soñaré. O, más bien, me hará soñar.
Puede que haya personas que no estén a la altura en determinados momentos, pero lo que es seguro es que el Real Madrid saldrá a flote. Siempre lo ha hecho. Y por lo general, mucho antes de lo que los rivales, e incluso muchos de los seguidores, lo esperan. Por eso no hay que hacer saltar todo por los aires. No tiene sentido ahora abogar por prácticamente desmantelar el club y quemar el estadio como algunas “facciones” madridistas parece que apuestan. Aquello sólo se hizo una vez, y fue porque había una guerra y hacía falta madera para calentar los hogares.
No hay que caer en el tremendismo. Se ha construido una plantilla con muchos de los mejores jugadores del mundo en su posición, encajarlos será sólo cuestión de tiempo. Ojalá llegue a ser Xabi el que lo logre. Pero si no es él y si se termina por no contar tampoco para la causa con ciertas estrellas actuales, tampoco pasará nada. En realidad, son muchas más las cosas que unen a las diferentes “facciones” que las que las separan. Todas saben que el Madrid ha trascendido siempre a sus estrellas. Además, estos momentos suelen ser buenos para discriminar quién tiene actitud para hacer historia (aptitudes tienen todos) de los que simplemente pasan un tiempo para ganar algún título.
Las fases de dudas son duras. Probablemente esta sea una de las más difíciles que recuerdo en los últimos años. Pero tranquiliza saber que el Madrid siempre vuelve, nunca nadie le ha visto hacer un “Pastora Soler”.
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