A principios de año, Javier Alberdi tuvo a bien invitar a su canal Pepe Kollins a Dani Lagi, más conocido como StripMarvel en el mundo divulgativo del cine de superhéroes. Con más de 800 mil seguidores, es el creador de contenido español más conocido del universo superheroico. Y además, Lagi es un grandísimo madridista. La charla que mantuvieron es bastante recomendable porque aúna la pasión madridista con los grandes nombres del mundo de superhéroes. Ojo con la semejanza superheroica que Dani Lagi empareja al Madrid. Animo a todo el mundo a acercarse a la conversación en el canal de Kollins.
Uno de los aspectos que se trataron en la entrevista son las luchas intestinas que tienen lugar en el seno de la comunidad de seguidores, el colectivo de fans que hoy por hoy llamamos coloquialmente fandom. En el terreno del entretenimiento, fútbol y cine son dos grandes industrias. En ese campo donde la competencia es brutal, la lucha por la atención del espectador es total. En un mundo tan lleno de estímulos como el nuestro, tener el favor de un público hambriento de verdad no es tan fácil. Por ello, dejando de lado a un sector ambivalente que a veces te elige y a veces no, jamás puedes darle la espalda a tu público más fiel.
Tanto Marvel como el Real Madrid representan la excelencia en sus respectivas industrias. Te puede gustar más o menos, pero ambas instituciones dominan con solvencia sus ámbitos y están a años luz de la competencia. Por tanto, las expectativas sobre ellas son máximas. Más allá de la crítica constructiva, existen muchos intereses por menospreciar el trabajo de estos titanes. La dinámica de nuestro tiempo nos lleva a preguntarnos cuánto más durará el filón del fútbol o del cine de superhéroes. Obviamente, siempre existirán películas basadas en el cómic, como siempre existirán partidos de fútbol. Otra cosa distinta es el volumen crematístico.
En mitad de este torbellino, el público fiel juega un papel primordial. Contentar a tus aficionados no siempre es fácil. Siempre hay un sector crítico y otro más acomodaticio. Inclusive, y valiéndome del término taurino, existe ese tendido del siete que jamás se satisface y echa por tierra hasta lo más indiscutible. El sentido común nos aconseja matizar esa hostilidad y darle el lugar que se merece.
En estos días del parón de selecciones hemos tenido un baño de realidad respecto a los intereses oscuros que pueden manejar ciertas entidades o sujetos que llevan la crítica a niveles extraños. Por ello, quisiera apuntar algunas curiosidades positivas que en las últimas semanas se han manifestado a favor del Real Madrid y su leyenda.
En nuestro último y desdichado partido en Champions lo mejor que podemos sacar son las alabanzas que nos lanzaron. En la rueda de prensa antes del partido el técnico del Liverpool comentó: "Vi un muy buen Real Madrid la temporada pasada y lo sigo viendo hoy en día". El entrenador neerlandés Arne Slot se extendió aún más: "Son el mejor equipo de los últimos 10 años, pueden ganar con multitud de estilos, pueden dominar o adaptarse cuando el partido se complica. Siempre encuentran la forma de ganar”.
Por su parte, la prensa inglesa también se deshizo en elogios con el Madrid. Las palabras del redactor jefe de The Sun merecen ser enmarcadas: "El Real Madrid son los Harlem Globetrotters vestidos de blanco. Representan la fuerza y la majestad, la emoción y la villanía, el poder y la gloria. Y son, con diferencia, el mejor equipo que el mundo haya visto jamás, con más del doble de Copas de Europa que cualquier otro club. El Real Madrid llega esta noche a Anfield repleto de Galácticos, como de costumbre, tras haber ganado 13 de sus 14 partidos esta temporada".
Todos los encuentros entre los grandes clubes de Europa siempre nos deja un buen sabor de boca en lo institucional. En cambio en nuestra querida España se nos niega el pan y la sal. Como dijo don Santiago Bernabéu, el antimadridismo es el precio que hay que pagar por ser el equipo más campeón. Supongo que es la explicación más lógica al ser España un país tan cainita donde la envidia es el deporte nacional.
El calendario ahora se torna insólito. Lo que resta del mes de noviembre jugaremos fuera de casa todos los partidos. Tras visitar Anfield y Vallecas, el próximo domingo 23 vamos al Martínez Valero contra el Elche, el Georgios Karaiskakis del Olympiakós y, finalmente, el Montilivi para enfrentar a un Girona en horas bajas. Diciembre empezará igual pues hemos de visitar San Mamés para medirnos a un Athletic Club que siempre se deja la piel en su estadio.
Una de las razones de tan insólito calendario fue el desembarco de La Liga profesional de Fútbol Americano en Madrid. La NFL vio en el Santiago Bernabéu su escenario ideal para su primer partido oficial en España. En esta política de expansión de la NFL por Europa, anteriormente se han disputado partidos en Londres, el encuentro Miami Dolphins - Washington Commanders supone un ascenso más en la escalada internacional de la marca Real Madrid.
Llamaba la atención la admiración que a los jugadores y a los periodistas de la NFL les provocaba ver el Bernabéu o ver en acción el hipogeo. Roger Goodell, presidente de la NFL, comentaba que era un honor estar en este templo del fútbol. No obstante, lo más jugoso fue cuando en la transmisión oficial trataban de explicar al espectador estadounidense la dimensión del Madrid: “Intentamos compararlos con un equipo de la NFL, pero no hay ninguno. Récord de 15 títulos de la Champions League, 36 de La Liga; es como combinar a los Yankees, los Patriots, los Montreal Canadiens y los Celtics en uno solo. Así de constante ha sido su éxito.”
Encaramos pues otro de esos tramos duros de la temporada en el que encadenar puntos es vital. A pesar de jugar tantos partidos fuera de casa, creo firmemente que este reto puede verse como un aliciente bestial para una plantilla ávida de dejar su impronta en la memoria del madridismo. Por ello, si no te va la marcha y los fuegos de artificio, te invito a ignorar las guerras en el fandom y centrarte en el fútbol. Al fin y al cabo, esto es un juego.
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Buenos días. Se ha lesionado Eder Militao en un imprescindible, grandioso y vibrante Brasil-Túnez. Sí, era un amistoso, pero el prestigio y el caché de un Brasil-Túnez te lo dan muy pocos partidos. Feijoada vs. Couscous. Ahí es nada.
Se ha lesionado Militao y, aunque aún no sabemos cuánto tiempo le espera en el dique seco, sí conocemos el tamaño de nuestra ira eterna contra el fútbol de selecciones. Selecciones rima con hasta donde estamos.
En un Brasil-Túnez, eh. Alguien va a tener que explicarnos por qué Brasil tiene que jugar contra Túnez. No diremos que alguien tiene incluso que explicarnos por qué tienen que existir Brasil y Túnez porque eso ya sí que sería pasarnos, pero creed que el tamaño de nuestra cólera muy bien podría movernos a soltar barbaridades de ese estilo.
Desde luego, y aun en el entendido de que ambos países deban existir, aceptando incluso que de vez en cuando sus respectivas selecciones nacionales de balompié tengan (por lo que sea) que jugar la una contra la otra, alguien tendrá que explicarnos por qué deben jugar encuentros absolutamente irrelevantes grandes estrellas del fútbol mundial (como Militao), y quién se beneficia de esta situación sin jugarse nada, es decir, quién gana dinero arriesgando el dinero de otros (los clubes).
Los jugadores son activos de los clubes. Son sus inversiones. En este mundo, los frutos de las inversiones (que en este caso se traducen en buenas actuaciones sobre la cancha) deberían disfrutarlas quienes hicieron las inversiones. Es de cajón. La Federación Brasileña de Fútbol no ha invertido un solo euro en Militao, y sin embargo lo disfruta a despecho del riesgo que asume el propietario del activo (suena frío, pero los jugadores son eso), que es el Real Madrid. De vez en cuando, el riesgo se concreta y el propietario del activo sufre una merma en el valor del mismo, merma causada por un tercero que nada tiene que ver con la inversión.
En la vida se suele decir que al que algo quiere algo le cuesta. ¿Qué le cuesta a Brasil contar con Militao? Nos tememos que absolutamente nada. Lo disfruta sin asumir coste significativo alguno a trueque de ese disfrute. Se aprovecha, en cambio, de la asunción de costes por parte del Real Madrid, que es quien paga el sueldo del futbolista para que luego este se vaya a jugar con el equipo de su país y vuelva lesionado, aún no sabemos para cuánto tiempo. Es un expolio, un sindiós y un abuso.
Estamos, la verdad, demasiado irritados como para llevar a cabo el habitual análisis de las portadas, portadas que en el mejor de los casos dedican un mínimo espacio a este nuevo descalzaperros de las fechas FIFA. Si ya habitualmente no son temas que nos fascinen, hoy podemos afirmar que la clasificación matemática de España para el Mundial (como la de otras selecciones, que van directos o jugarán repescas), el optimismo de Laporta para jugar la Champions en el Camp Nou o el hecho de que De la Fuente se negara a estrechar la mano de un linier nos la traen prodigiosamente floja.
Pasad un buen día.
Siento haber utilizado el titular para atraer lectores y hacerles caer vilmente en la trampa, cual animalillos inocentes. No, en realidad no me arrepiento en absoluto. Y ya que has llegado hasta aquí, ¿por qué no seguir leyendo para tener argumentos con los que discutir?
Y sí, ya sé lo que me vais a decir, algunos de vosotros incluso con los ojos inyectados en sangre y vociferando a pleno pulmón: ¡¡PERO SI HEMOS PERDIDO 4-0 CONTRA EL BARÇA OTRA VEZ!! Es cierto. La realidad no se puede negar. Es doloroso. Cometimos errores imperdonables. Pero te invito a que veas el partido y, sobre todo, a que leas la crónica del compañero Fernando Alcalá-Zamora para que veas que el resultado no refleja lo que fue el partido.
Cada día tengo que escuchar y leer cómo mucha gente reniega de la sección. Que no es rentable, que está abandonada, mal dirigida y que nunca ganarán nada importante. Hay otros que dicen que hasta que no consigan una Champions no empezarán a seguirla.
Como madridista me duele enormemente que se vaya contra cualquier sección del club, pero nunca he visto que clamen por el cierre de la sección de baloncesto, que es bastante antigua y que la mayor parte del tiempo es deficitaria. La cantera también lo es. Espero que no se cierren nunca, porque disfruto de ambas. Sólo era un apunte.
Pero la sección del femenino de fútbol tiene muchos haters. Haters madridistas, que es lo que me sorprende. No me gustan las redes sociales y, hasta ahora, las había utilizado sólo por motivos de trabajo. Llegué a Twitter hace sólo tres años, ya cumplidos los cuarenta, llevada por la curiosidad de todo lo que me habían explicado, pero sobre todo para ver qué decían y cómo reaccionaban en los partidos los youtubers que había empezado a seguir.
Descubrí un mundo nuevo. En general muy positivo. Quizá porque tengo un perfil bajo y no me conoce nadie, pero hasta ahora la experiencia ha sido muy buena, pues he conocido a gente maravillosa. También, por desgracia, descubrí la parte más oscura: esa gente que tiene tanta ponzoña y odio en su interior, que tienen unas vidas tan miserables y vacías, que son capaces de decir las barbaridades más abominables.
Pero lo que más me sorprendió no fue eso. Ya lo esperaba. Lo que más me sorprendió es descubrir a los madridistas antimadridistas. Sí, a mí también me estalla la cabeza. No es un juego de palabras, es la realidad. Y vosotros también los veis diariamente.
Son madridistas que reniegan de todo lo que tiene que ver con el club y que están en continua lucha contra el Real Madrid: el presidente, el entrenador y los jugadores. No pasa sólo en épocas de vacas flacas o de crisis, sino incluso cuando se ganan títulos importantes. Todos lo hacen mal: el presidente no tiene ni idea, ellos saben mucho mejor cómo entrenar un equipo que el director técnico que se sienta en el banquillo, y qué decir de los jugadores. Son todos unos mercenarios y malísimos. Proponen continuos fichajes que son mejores que los nuestros y, cuando alguno de ellos viene, al tercer partido lo suelen estar matando, para sugerir otro nuevo.
Viven en la crisis continua y les encanta. Y, cuando opinas de una manera más sosegada, te hablan de exigencia. Esa exigencia que se ha malinterpretado y que se ha vuelto tan tóxica y surrealista que, cuando no ganamos una Copa de Europa, reina la esquizofrenia. No sé cómo vivirían esos doce años que transcurrieron entre La Novena y La Décima. Ni imaginarme puedo la travesía en el desierto de esos treinta y dos años interminables.
Perdonad mi ingenuidad y candidez, pero yo me hago esta pregunta. Eres del Madrid. Has elegido ser feliz. ¿Por qué te empeñas en ser infeliz y buscar razones para ello? Si te gusta ese sentimiento, ¿por qué no eres del Atleti?
Pues si esto pasa con el fútbol masculino, que tiene 123 años de historia y que es el club más exitoso de todos los tiempos y continua siéndolo (porque no lo fue sólo en una época lejana, sino que ha tenido continuidad), no os quiero contar con el femenino.
La sección de fútbol femenino es bebé. Tiene tan sólo cinco años. Se fundó en julio de 2020. Y sí, se compró al Club Deportivo Tacón, que había ascendido a Primera División el año anterior. Se habla de que el Real Madrid no estaba interesado en tener sección femenina, pero que había cedido a la presión social y por eso decidió abrirla. No lo discuto, porque no tengo información, aunque es bastante posible. También os digo: me da igual. Desde el momento en que existió, me ilusioné enormemente con ella.
Pero la de madridistas que le tienen un odio visceral a esta fracción es increíble. Y mi pregunta es ¿por qué? ¿Por qué tanta inquina? Tengo una teoría, pero como muchos se van a sentir ofendidos, prefiero guardármela para mí, al menos de momento. Lo último que quiero es crear problemas a este prestigioso medio.
Los comienzos siempre son duros. El equipo masculino tardó 14 años en ganar la primera liga. Nosotras estamos en buen camino. Cada año dando un paso más. Por supuesto, exigiendo la excelencia, aunque hay muchas cosas para mejorar. De hecho, tan sólo estamos iniciando el camino. Pero ya hemos logrado pequeños hitos, que son grandes aunque no nos hayan dado ningún título todavía, como haber sido finalistas de la Copa de la Reina hace dos años, y en la temporada pasada ganar al todopoderoso Barça y al actual campeón de la Women’s Champions League: el Arsenal.
Aún así, todavía hay mucha gente que sigue sin ver esos triunfos. Consideran que se deberían hacer más fichajes y de más calidad, pero luego se quejan de que quita inversión a las otras secciones. Y que deberían ganar ya una liga o una Champions. Es que no es tan fácil.
Para que un proyecto se desarrolle de manera correcta debe hacerse con cabeza y debe cocerse a fuego lento. El fútbol ya nos ha demostrado en varias ocasiones (PSG y Manchester City son un buen ejemplo) que no sólo se trata de gastar cantidades ingentes de dinero y coleccionar jugadores como si fueran cromos. Esto no te garantiza ganar. Lo hemos visto.
Yo considero que el Real Madrid, con sus defectos por supuesto porque la perfección no existe (aunque mucha gente se piense que la atesora), lo está haciendo bien. Está construyendo desde los cimientos poco a poco, y cada vez se hace un mejor trabajo. Se ve la evolución en su conjunto.
¿Qué excusa buscarán ahora los haters? Sí, puede ser la no consecución de títulos. Pero si, aunque no ganemos trofeos, el femenino no sólo se sostiene a sí mismo sino que es capaz de generar beneficios, tampoco estamos tan mal. Evidentemente no son los ingresos que consigue el masculino por razones más que obvias, pero no hay que despreciarlos.
Mientras escribo estas líneas, me vienen a la cabeza recuerdos del profesor que más me impactó en la universidad cuando estudiaba Ciencias Empresariales: José María Gay de Liébana. Quizá le recordéis. Era un reputado economista que a menudo aparecía en la televisión, y un periquito empedernido. Nunca dejaba indiferente a nadie: o lo amabas o lo odiabas. Que Dios lo guarde en su gloria.
Nos daba una asignatura que fue mi preferida de toda la carrera: Análisis de Estados Financieros. Las clases se basaban en analizar los balances de clubes de fútbol. Os hablo del año 2007: Real Madrid, FC Barcelona, Atlético de Madrid, Bayern de Múnich, Manchester United, Juventus de Turín, etc. Los futboleros disfrutábamos como locos esas clases al conocer los intríngulis de las cuentas y aprendiendo a leer entre líneas.
Aquí tenéis la cuenta de Pérdidas y Ganancias de la temporada anterior:
Por dar algunas pinceladas, ya que no quiero convertir esto en un exhaustivo análisis que acabaría provocando el bostezo, os cuento que la diferencia entre los ingresos de socios y del estadio respecto al año pasado es considerable. Contamos con 274.000 € más. Es una gran noticia que haya más abonados y que se hayan vendido más entradas en el Di Stéfano, a pesar de que Valdebebas no queda precisamente a tiro de piedra.
Al haber llegado más lejos en la WCL, obtuvimos 214.000 € más de ingresos, superando el millón de euros. Los de marketing han aumentado en más de 178.000 €. Ya tenemos más de 10 millones de ingresos en esta partida.
Por el contrario, las percepciones por retransmisiones han sufrido una rebaja considerable: de 977.000 a 441.000 €, menos de la mitad. Esto puede deberse a las rebajas que se han producido en los contratos con las televisiones para que se sigan retransmitiendo los partidos, a pesar de la poca audiencia que tienen todavía. Es algo que se reflejará nuevamente en las cuentas del año que viene, pues hasta último momento la liga quedó en el aire. Se desconocía si iba a retransmitirse y quién lo haría. Afortunadamente se pudo cerrar un acuerdo con DAZN. La Women’s Champions League, que emitía el año pasado Movistar Plus, ha pasado ahora a verse por Disney +, que al fin y al cabo forma parte de la misma plataforma/grupo.
Desconozco si este cambio ha supuesto algún cambio a nivel de ingresos, pero en la liga sí. Para que le cuadraran las cuentas a DAZN, se han tenido que ahorrar bastantes recursos. Por este motivo, la realización de los partidos deja mucho que desear, pero tenemos que estar contentos porque podemos verlos. Otro triunfo más de nuestro lamentable presidente y vicepresidente de la Real Federación Española de Fútbol Javier Tebas Medrano.
¿Pretendo con esto convencer a nadie? Ni mucho menos. Yo pienso que cada uno debe ser libre de elegir lo que hace con su tiempo libre y a quién ama u odia. Si no te gusta el fútbol femenino, lo respeto totalmente. No te pido ni ayuda ni apoyo. Pero al menos, a los que sí nos gusta, déjanos disfrutar.
Os dejo aquí las cuentas para que podáis comparar ambos ejercicios económicos. Lo que os decía: malos momentos para los que quieren cerrar el Real Madrid Femenino.
Este fin de semana fue la NFL en el Bernabéu, por fin, un «evento» que, por lo visto, estaba esperando todo el mundo. Como ahora todo son eventos y «experiencias»…la NFL era una de esas cosas por las que se acometió la reforma del estadio Santiago Bernabéu, o al menos eso nos dijeron. Aunque ahora es Estadio Bernabéu o Bernabéu a secas, sin el Santiago ni tampoco el el delante, que deben sonar, supongo, demasiado a español y a castizo ya a estas alturas globalistas de nuestras vidas.
Uno tiene la sensación, como con la Fórmula 1 y tantos de estos espectáculos, de que con estas cosas gana mucho dinero alguna gente, menos de las que cabría imaginar, y que sin embargo, el resto, vamos a encontrar, al día siguiente, el autobús, el metro y el tren de Cercanías igual de masificado, si no más.
Llegó la NFL y la gente se volvió loca. Estaba allí todo quisque, hasta Ayuso y Zidane, y Florentino, claro, en la gloria, aunque leí alguna noticia que empañaba el jolgorio general, insinuando que, para el año que viene, los americanos vendrían de nuevo a Madrid, pero al Metropolitano. Al menos así lo publicaron El Confidencial y Vozpópuli, que aludían a la fortaleza económica del estadio del Atlético de Madrid, que la verdad se está llevando toda la pila de conciertos que, en teoría, iba a acoger el Bernabéu. Esto ya sería el colmo, claro, pero son cosas que con el entusiasmo por los Dolphins y los Patriots que había por todas partes, pasaron desapercibidas. Con decir que hasta el comisario Fortes, de RTVE, se vio compelido a tuitear sobre el acontecimiento, es suficiente para hacerse una idea de la magnitud que tuvo el evento en el enésimo fin de semana de parón de selecciones.
Todo estaba sumergido en una atmósfera de cosmopaletismo que daba cosa verla y eso al parecer es el futuro, que ya está aquí: la vieja tragedia del fútbol reconvertida en el espectáculo del soccer
La gente estaba muy contenta con la NFL, de la que ahora todo el mundo entiende. La verdad es que a tenor de las fotos y vídeos que circulaban por X, la cosa tenía un punto a Bienvenido, Mr. Marshall que daba grima, cringe y lache, todo junto. Los americanos, que inundaron la ciudad como es normal, teniendo en cuenta que allí un proletario promedio blue collar gana lo que aquí un ejecutivo, podían hasta beber cerveza dentro del estadio, cosa que los de aquí no podemos cuando vamos a un «espectáculo deportivo». Sin embargo, alguno se quejaba, por X, de que Europa aún no está preparada para acoger la «experiencia deportiva» al estilo americano: los pobres no cabían en los asientos y éstos, además, no tenían reposavasos ni bandejas para que nuestros caporales gringos pudieran comerse a gusto sus hamburguesas y perritos king size cada diez minutos acompañados de sus buenos litros de coke. Estos europeos…
Hubo himnos, bandas militares y toda la parafernalia del entertainment yanqui, que hizo los ojos chiribitas de cientos de nuestros compatriotas. Que, literalmente, flipaban con todo el espectáculo, inevitablemente de cariz circense como casi todo lo que lleva el sello useño. Todo estaba sumergido en una atmósfera de cosmopaletismo que daba cosa verla y eso al parecer es el futuro, que ya está aquí: la vieja tragedia del fútbol reconvertida en el espectáculo del soccer, o sea, lo que aprendimos a querer hace mucho tiempo no siendo más que un pastiche.
La NFL, hablo de España, es algo que interesa a muy poca gente. Desde luego que a cada vez más, claro: Internet aproxima todo lo humano, por más lejos que ocurra y no hablo sólo geográficamente, aunque ya no hay casi nada remoto para el hombre sin cultura, o aculturado por el imperio. Aun así, la gran provincia española sigue siendo futbolera y el principal vivero social del Madrid, aunque al Madrid ya no le interese. Llegué a leer que resultaba más barato ir al Bernabéu a ver la NFL que un partido cualquiera de liga o de la Copa de Europa. Así es como están las cosas.
Si el fútbol es ya una cosa indigerible, del americano prefiero no hablar. Se podría haber aprovechado la coyuntura para empaquetarle a Camavinga a cualquiera de los dos equipos. Tendría futuro de quarterback y, si total, casi siempre está lesionado y cuando juega, reescribe Las ilusiones perdidas de Balzac…
El español es muy novelero y el que vive en Madrid, más. Al fin y al cabo con los americanos no había skin in the game como ellos dicen: se podía chillar y aplaudir como a las focas en el acuario. Cuando aparezcan por La Castellana el Celta y el City, eso ya será otra cosa. Está claro que no es lo mismo ver a esos bigardos echándose carreras por el césped lleno de líneas ininteligibles, que hay más rayas ahí que en una pista de tenis, que seguir atento las «evoluciones» de Rodrygo por la banda derecha. Hay un bajón evidente que el público va a notar. Y encima, sin poder beber cerveza dentro del campo.
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Buenos días. Ánimo. Hemos dejado atrás el ecuador del parón, y todo hace indicar que el Real Madrid sigue en pie. Cuando el parón finalice oficialmente, o sea, al otro lado de este desierto infestado de minas antipersonales, nos espera el equipo de nuestros sueños. Seguirán los ataques, las minas seguirán explotando a nuestro alrededor. Pero al menos, para compensar tanto padecimiento, al mismo tiempo, podremos verlos jugar. Podremos verlos ganar, verlos perder. Pero la ilusión volverá en todo caso.
El secarral, afortunadamente, no es completo. As lleva un par de entrevistas por las que hay que felicitarles. Son buenos logros desde el punto de vista estrictamente periodístico, pero además, en ambos casos, han supuesto un servicio para el madridismo, un bálsamo en medio del pesimismo desgarrado de parte de la prensa y del madridismo en redes, sobre todo.
Sí hace unos días el diario madrileño soplaba sobre el escozor del vinagre gracias a una entrevista con Ancelotti, en la cual el técnico italiano mostraba su apoyo a Xabi Alonso, hoy no es otro que Karim Benzema quien se asoma a la portada de As, y lo hace para llevar a cabo un acto de defensa similar del tolosarra.
Es bueno que las leyendas vengan a poner paz y cordura en medio de un madridismo (?) desatado en su histerismo a cuenta de un par de malos resultados, a pesar de que el equipo va primero en liga y es Top8 en Champions.
“Me gusta este Madrid”, suelta el mito francés, así, sin anestesia. Pero ¿qué dices, Karim? ¿Acaso no te has enterado de que todo es un desastre sin paliativos? ¿No sabes que jugamos tan mal como el año pasado, y además todo el rato, o sea, mal sin altibajos? ¿No sabes que el vestuario es un polvorín? ¿No has visto en las noticias que no hay reconciliación posible entre Vini y Xabi, entre Jude y Xabi, entre Vini y Jude? Todo es un puñetero cataclismo, Karim, y la verdad es que no entendemos qué haces viniendo aquí a poner paños calientes a una situación insostenible.
A ver si lo que va a suceder aquí es que Karim Benzema es uno de esos oficialistas. Acabáramos. Karim, esbirro de Florentino. Karim, lacayo de la Dinojunta. Qué decepción. Dinos la verdad: ¿estabas ya a sueldo del Ser Superior cuando le metiste tres goles al PSG? ¿Acaso no conoces la exigencia intrínseca e indesmayable que corresponde a la institución? Para que el proyecto vaya bien, si es que aún estamos a tiempo de salvarlo, es menester no animar a Xabi Alonso, no, sino decirle todo el rato que todo lo que hace es una reverendísima cagada. Solo así reaccionará, como le pasó a Tchouaméni, que ahora es bueno, así, de pronto, y ello es posible solo porque le dijimos lo contrario, o sea, que era un asco.
“Me gusta este Madrid”. “Xabi Alonso lo está haciendo muy bien”. Karim, nunca pensamos que llegarías a hacer una cosa mágica, que es mentir. Este Madrid no te gusta, no profieras embustes, no te puede gustar porque no le gusta a nadie y no tiene absolutamente nada bueno. Y no, Xabi Alonso no lo está haciendo bien y mucho menos “muy bien”. Tratas de engañar a la afición que antaño tanto te quiso. Es lo que tiene estar en nómina de los poderes fácticos, ¿eh, Karim?
¿Qué será lo siguiente, Karim? ¿Qué nueva y alambicada forma de traición nos reservas? ¿Acaso afirmar que 1.200 millones de ingresos, nuevo récord en la historia del fútbol, no están nada mal, cuando todo el mundo sabe que la situación económica de la entidad es desesperada? ¿Negarás que la cubierta retráctil está estropeada? ¿Es que no sabes que cuando está abierta es porque no puede cerrarse y que, asimismo, solo el hecho de que no puede abrirse explica el que en ocasiones esté cerrada? ¿No serás tú también de los que aplauden la bochornosa invasión yanqui que produjo el partido de la NFL, ese aquelarre que solo sirvió para vulnerar los derechos civiles de los vecinos de la zona, algunos de los cuales tuvieron problemas para aparcar (curiosamente, los mismos que se oponen a la construcción de un parking)?
Ay, Karim, ay. Qué suprema desilusión. ¿Qué será lo próximo, exadmirado amigo? ¿Pedir algo de paciencia con el equipo? ¿Escuchar al club cuando exponga sus ideas respecto a una hipotética modificación en la estructura de propiedad, en lugar de empezar ya por oponerse con toda vehemencia a lo que aún no se conoce, ahora, ya, antes de que se expliquen?
Tu oficialismo nos ha herido profundamente, Karim, como nos hirió en días pasados el de Ancelotti. Cuando uno se va del Madrid, lo que se espera de él es que hable mal del Madrid. Entonces ¿qué demonios está pasando aquí?
Mientras nos hacemos estas acuciantes preguntas, poseídos por la decepción y la ira, os dejamos con el resto de portadas del día. Parece ser que este fin de semana el equipo cliente de Negreira volverá a jugar en su estadio, el cual, tras las obras realizadas, dispone de… ¡¡cuatro enchufes!!, que lo contó (y los contó) un periodista afín.
Y de eso, ¿qué dices? ¿Eh, Karim?
Pasad un buen día.
Tal día como hoy en 1980, la Voyager I —recordemos que Voyage, Voyage es la canción favorita de Jesús Bengoechea— envía las primeras imágenes de Saturno, con mejores tomas que las proporcionadas por Óscar Lago cuando una acción puede beneficiar al Real Madrid.
11:16 am. Vibra el móvil. Es Jesús, el de Voyage, Voyage:
—¿Quieres ir a la cena de Primavera Blanca el viernes? Yo no puedo, tengo pubalgia (ver artículo de Matilde Lorenzo).
—¡Sí!
—Irás con otro galernauta.
Tal día como hoy en 1921, el director de cine Louis Delluc organizó en el cine Colisée de París una sola representación de El gabinete del doctor Caligari. Acudió un señor de Guadalajara que se perdió cuando iba camino Soria.
11:27 am. Escribo a Jesús:
—Buenas, ¿sabemos hora, lugar y acompañante?
—El acompañante es Falstaff. No encuentro el flyer del evento. ¿Puedes preguntar a Manuel Matamoros lugar y hora?
A continuación hacemos una broma obscena no reproducible aquí al unísono, como si mediara telepatía.
11:31 am. Escribo a Manuel:
—Hola, Manuel. Me ha cedido Jesús su invitación para ir a la cena de hoy de Primavera Blanca, pero no encuentra el flyer del evento con el lugar y la hora del mismo, imprescindibles para poder llegar. ¿Me lo puedes pasar tú, por favor?
1:00 pm. Escribo a Falstaff:
—Me informan de que soy tu acompañante femenina para la cena de hoy. Llevaré escote de barco y náuticos de tacón de aguja. El boss no sabe el lugar ni la hora. Manuel aún no me ha respondido. Siempre podemos probar a ir a todos los sitios del mundo hasta dar con el correcto. Si SSMM los Reyes Magos pueden en una noche, ¿por qué no nosotros?
—Seamos modernos. Yo llevaré vestido de organza color albaricoque con corpiño drapeado y escote palabra de honor, falda modelo mundo con capas en espejo y decoraciones en fina pedrería del mismo color. Lo del lugar y la hora son detalles sin mayor importancia. Algún sitio encontraremos donde nos den de cenar. No sé qué diantres pinto yo en la cena de Primavera Blanca, pero a mí el boss me dijo que si iba en su nombre me daban de cenar gratis. Y una cena es una cena —en mi cabeza resuena el «Un hombre en la cama siempre es un hombre en la cama» de Luis Ciges.
—Lo mismo me ha ocurrido a mí —le respondo.
—Creo que tenemos que buscarnos una coartada, por si acaso. Propongo que seamos la pareja gay madurita que le ha decorado la casa a los novios.
1:33 pm. WhatsApp de Manuel:
—Hombre, claro. Estoy encantado de que (censored) en el ambiente más sano del madridismo.
Me envía lugar, hora, programa, menú y ubicación para el Google Maps. Rapidez y eficiencia, sin fruslerías.
Le reenvío la información a Falstaff. Quedamos a las 9:00 pm en la puerta.
8:50 pm. Mientras camino extraviado por la zona, me llama Falstaff.
—Ya estoy en la puerta.
—Yo voy por un sitio donde hay un cartel que reza «Género fresco», creo que por aquí no es, lo deduzco porque no veo la sede de ningún partido político cerca.
—Está al otro lado de donde te indica Google.
En tres minutos me planto allí. Nada más entrar nos topamos con Fantantonio y Rebeca. Besos, ternura, qué derroche de amor, cuánta locura.
Nos avista Manuel. Ejerce de anfitrión igual de bien que insulta. Saludamos a Ana, una grande en Primavera Blanca y en el madridismo en general. Matamoros procede a presentarnos al inigualable Richard Dees y a su acompañante, con quienes compartiremos mesa junto a Rebeca y Fantan.
Manuel se marcha a atender otros compromisos y nos deja en compañía de ellos, con quienes disfrutamos del cóctel mientras despellejamos al sector oligofrénico del madridismo y a todo el antimadridismo. Un rato con Richard convalida un doctorado en el Real Madrid. Y si es con cerveza, dos.
Cuando acaba el cóctel, nos sentamos en la mesa cuatro. «La de Ramos», comenta Valderrama. En el cartelito pone José Luis. No se refiere a mi hermano, sino al famoso hostelero.
Nos sirven agua, vino blanco y vino tinto. Tomo de todo y en ese orden.
Para comer, primero lasaña de setas y triguero con bechamel (mucho, perdón) trufada. Está bueno.
Después, carrillera estofada de ternera o pescado. Una camarera pregunta qué dos personas de la mesa hemos pedido carrillera sin lactosa. Ponemos cara de no tener ni idea. Se las endilga a Antonio y Rebeca. Madridismo sin lactosa solo tiene sentido después de Parmalat y Reny Picot.
El postre, riquísimo. No sabría decir qué era. Café.
Hora de los discursos. Primero agarra el micrófono Manuel. Procedo a grabar para luego recordar qué dice y poder escribir este artículo, pero me da pereza revisionarlo y prefiero recurrir a mi dañada memoria. Probablemente me invente la mitad.
Intervención larga, a lo Fidel Castro. Pondera el papel de Primavera Blanca —importante de verdad, aquí no hay broma— en este 13º aniversario de su fundación y reconoce el mérito de los protagonistas de tanto trabajo, de forma individual, por sus nombres, y colectiva. Aplausos. Muchos.
Pido un par de veces más vino tinto. Está bueno. El camarero sirve de manera rápida y profesional.
También tiene palabras para La Galerna. Se lo agradecemos de corazón, al igual que la invitación.
Aplausos. Muchos.
Toma la palabra Eduardo Fernández de Blas, vicepresidente del Real Madrid Club de Fútbol. Su alocución no es la típica aburrida. Salpica su discurso con una fina ironía muy madridista y se lleva una ovación cuando defiende a Vinícius. Grande, Eduardo.
Aplausos. Muchos.
Falstaff y yo nos acercamos a Manuel y al vice, quien tiene unas bellas palabras para La Galerna. Pregunta por Jesús Bengoechea. «Tiene pubalgia», respondemos.
Nos hacemos retratos para poder presumir después.
Barra libre y un señor poniendo música.
Salgo a la calle con Richard Dees y el gran Antonio Hernández, quien nos comenta que su padre fue uno de quienes suscribieron bonos para financiar la construcción del Bernabéu. Honor.
También conozco a los admirados Juanpa Frutos y Diego J. Montero. Y a más honorables madridistas a quienes pido disculpas por no incluir (parezco Roberto Gómez cada vez más).
Al volver al interior, Fantan y Rebeca están con LaMesetaÜberAlles. Top. Hablamos de cosas del Madrid, normal. Mencionamos a Valdano, valoramos su figura, y alguien dice que bebe de PRISA. Replico que yo también, pero todo junto y con minúsculas.
Falstaff ya se había ido porque no quería beber deprisa, tenía que conducir.
La velada se prolonga en un ambiente distendido y muy agradable. Nos vamos cuando se va la gente de orden: en cuanto se acaba la barra libre.
Larga vida a Primavera Blanca.
Fotografías: Rebeca Egido y Francisco Javier Sánchez Palomares
“Fuera de Twitter el Madrid va líder”. La frase, publicada por el usuario Roberto Izquierdo, radiografía de manera concisa y clara el modus vivendi del club y su entorno. Ancelotti, ganador de 15 títulos durante sus dos etapas en Chamartín (que se escribe pronto), lo resume así en una reciente entrevista en AS: “Un empate aquí es la antesala de la crisis”. A ambos les asiste la razón, el Madrid no concede treguas. Tampoco vamos a descubrir el insaciable volcán del Bernabéu a estas alturas, pero, más allá de sumar dos decepciones seguidas —Anfield y Vallecas—, convendremos en que no es recomendable mutar en avestruz y esperar a correr cuando todo escampe.
Se dice de la política que nada mina tanto la confianza en un líder o partido como la disidencia interna (aunque visto el actual percal, vaya usted a saber). El caso es que eso es justo de lo que habitualmente rodea al Madrid, club pródigo en vinagres atrincherados capaces de transformar un empate en un precipicio, una derrota en el apocalipsis y un gesto de un jugador en el desafío de Aníbal a los romanos.
Para algunos, el mal del equipo reside en la concepción de la plantilla y su falta de un jugador creativo que aporte luz y velocidad en los días clave; otros observan nada menos que un motín del vestuario contra un Xabi Alonso al que en noviembre ya dan por amortizado; y los que todavía no desayunamos napalm por las mañanas ampliamos la mirilla y percibimos varias grietas, ninguna insalvable: falta de acople al nuevo sistema, gestión de vestuario y lagunas en el centro del campo.
Hace cuatro años, Disney+ estrenó un documental sobre el período madridista comprendido entre los años 2000 y 2006, los años Galácticos, para entendernos (y así lo titularon). Son 90 minutos estructurados en tres episodios (La Familia, El Negocio y El Límite) en los que innumerables testimonios de parte dibujan la transformación del club mientras arribaban Figo, Zidane, Ronaldo y Beckham a una plantilla en la que andaban tipos como Raúl, Casillas o Roberto Carlos. Los triunfos del primer trienio (dos Ligas, una Champions, dos Supercopas de España, una Supercopa de Europa y una Copa Intercontinental), pero también la caída del segundo, finiquitado con la implosión del proyecto y la salida del presidente.
Por aquellos tiempos, el Madrid recibía a los nuevos con algo así como un kit madridista, esto es, una serie de documentos y materiales que condensaban el alcance del club y su historia por si alguna estrella se despistaba con los focos y los ceros del contrato. Desconocemos si alguno llegó a abrir la carpeta, pero el gesto tiene su aquel.
los que todavía no desayunamos napalm por las mañanas ampliamos la mirilla y percibimos varias grietas, ninguna insalvable: falta de acople al nuevo sistema, gestión de vestuario y lagunas en el centro del campo
En la presentación del libro Una breve historia del Real Madrid en 10 goles, de Diego Barcala (imprescindible lectura, por cierto), acaecida hace unos días, se aireó algún episodio que debiera figurar en el dossier para espolear a los recién aterrizados —y no tanto— si algún día se recuperase la iniciativa. Entre ellos, rescato uno y añado dos.
En el primero, el interés se ha fijado históricamente en su protagonista final y decisivo, Ricardo Zamora, y no es para menos, pero se dio una circunstancia que Barcala apunta en su libro y fotografía de manera certera la forja del carácter madridista. Estamos en junio de 1936. A menos de un mes de que la tierra de España mutara en trinchera y fosa, Madrid y Barcelona se disputaron la última Copa de una República con saldo a favor para los blancos (dos Ligas y dos Copas en cinco años). El ambiente, embrutecido por la polarización y la agresividad política del momento (¿les suena?), no favoreció a los blancos en Mestalla: sólo 3.000 aficionados les respaldaron frente a los 10.000 llegados desde Barcelona. Pero la batalla del balón la ganó el Madrid, que se puso 2-0 por delante antes de que los azulgrana recortasen distancias. Y es ahí cuando, en mitad de la resistencia, se produjo la circunstancia clave del encuentro: Simón Lecue, delantero vasco y autor del segundo gol, se retrasó al centro del campo tras la lesión de Souto, que pasó a delantero de relleno. Por entonces no existían los cambios, y ese sacrificio de jugar en una posición para la que no había nacido (esto sí que lo tienen reciente) propició que el Madrid llegara en disposición de que Zamora, con su parada final, se llevara la fama y el Madrid, el título.
El segundo nos habla de la auctoritas del Madrid no reside en su hábito de ganar, sino en su resistencia a perder. Muchos desconocen que la primera Copa de Europa se le puso en chino a Di Stéfano y compañía. O más bien en francés, que era el idioma del Stade de Reims de Kopa, conjunto que empezó la final helando la sangre blanca con dos goles de ventaja. Así es, queridos, antes de que el miedo escénico se apoderara del manicomio con sede en el paseo de la Castellana, el Real Madrid ya había dado muestras de su gusto por las hazañas paranormales. Como decíamos, los franceses entraron por asalto al partido y en 10 minutos ya habían perforado la meta de Alonso en dos ocasiones. Pero entonces los madridistas se reajustaron, con Di Stéfano bajando junto a Muñoz, y la cosa pareció estabilizarse. Tanto que a la media hora, el hispano-argentino y Rial ya habían restablecido la situación: 2-2. Sin embargo, la vuelta de vestuarios, de nuevo se adelantan los franceses. Pero el Madrid, como decimos, no le pesa bailar sobre la cuerda y consigue anotar dos tantos más para gloria final: 4-3. Aquella fue la primera Copa de Europa de la cinco seguidas que coleccionaron los blancos y lo impulsaron al Olimpo, pero bien pudo haber sido la última de no remontar, pues la Liga 55/56 la ganó en Athletic. Así que poca broma.
Y el tercero no podía ser otro que el éxtasis del sentimiento blanco, el momento donde más cerca han estado jugador y aficionado de fusionarse jamás en un estadio de fútbol. No es difícil de adivinar: la reacción de Juanito en su cambio tras la hazaña del Borussia. Como recordarán —y si no, para eso estamos— dos semanas antes el Madrid se había traído un buen saco de parte del equipo entrenado por un futuro conocido, Jupp Heynckes. Nada menos que un 5-1 capaz de terminar con la ilusión y las esperanzas de cualquiera. Pero ahí estaba el cóctel de perpetua ambición que representaban los veteranos (el malagueño, Camacho y Santillana) y la inagotable fantasía que aportaban los chicos de la Quinta para convertir a los ogros alemanes en víctimas de la barbarie blanca. Así que cuando Juanito vio su dorsal en el cambio le salió lo que llevaban varios minutos protagonizando los suyos desde las gradas: unos saltos de alegría sincera, incontenible, madridista. Había nacido un icono.
En vísperas de la consecución de la Octava, le preguntaron a Vicente del Bosque en Don Balón si el futbolista nacía o se hacía, a lo que el salmantino respondió: “Nace… y se riega un poco”. Pues eso.
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Buenos días, amigos. Durante décadas, el Santiago Bernabéu fue «solo» el estadio más legendario, un lugar donde se obraban milagros con una asiduidad inusitada, el templo donde todos querían jugar. Desde su remodelación, es un estadio anfibio, camaleónico, capaz de albergar con éxito eventos de todo tipo que suelen redundar en beneficio más de la ciudad que del club. Porque el Real Madrid ha dado más a Madrid que Madrid al Real Madrid.
Ayer fue una jornada histórica, por primera vez se celebró un partido de la NFL en España. Miami Dolphins-Washington Commanders. Ganaron los mamíferos acuáticos por 16-13. El Bernabéu se convirtió en la capital global del deporte, del espectáculo, del interés general, de la diversión —una de las vías para acercarse algo a la felicidad—, y eso es algo que llevan muy mal quienes precisamente no defienden ni el deporte ni el espectáculo ni el interés general ni la diversión, sino su beneficio particular, que es lo único que les aporta un sucedáneo de felicidad.
Tal fue el éxito que mereció los elogios tanto de As como de Marca, algo harto complicado, sobre todo en el diario barbacoa.
Llenazo. Los periodistas de la NFL con la boca abierta: «Que le den la Superbowl al Bernabéu». Michael McQuaid: «Es increíble. Lo primero que dije al entrar fue que les dieran la Superbowl a estos chicos. ¡Es una locura!». Daire Carragher: «Este lugar parece hecho a medida para la NFL. Todo aquí es magnífico, desde que entras hasta lo que hay detrás de escena». Roger Goodell, comisionado de la NFL: «Hemos jugado en el mejor estadio del mundo. Volveremos, seguro».
Hasta Mundo Deportivo escribe: «Un Bernabéu lleno de público y VIPs cautiva a la NFL»
Como escribe hoy Tomás Guasch en esta casa, ganaron Miami y el Bernabéu, es decir, también ganó el Real Madrid. Hecho que punza las úlceras de los de siempre, del CAFRE ( Club de Amargados del Fútbol Rancio Español).
El jefe de la banda, el naftalínico Tebas —personaje saludable para el deporte como un sol y sombra en ayunas para un niño de dos años— no podía faltar a su cita en X. Con X nos referimos a Twitter, no a otros lugares que pueden definirse con la misma letra.
Llevamos semanas escuchando que hoy es “un día histórico para el deporte español” porque la NFL juega en Madrid. Portadas, especiales, alfombra roja… magnífica promoción para la NFL en España, con un estadio español como escaparate.
Y lo más llamativo: el estadio es del mismo…
— Javier Tebas Medrano (@Tebasjavier) November 16, 2025
Por enésima vez, medrador Tebas intentó comparar el partido de la NFL en el Bernabéu con el esperpento del Villarreal-Barça de la Mugrienta Liga Negreira que intentó exportar de contrabando a Miami. Él sabe que no es comparable —una nota de la comunidad en su publicación lo desmiente—, pero también conoce la capacidad del antimadridista medio y su potencial —y deseo— para engullir bulos.
Vosotros ya lo sabéis, salvo que hayáis caído por aquí por error. Pero lo resumimos una vez más.
Los clubes de la NFL acuerdan (del verbo acordar, según el DLE: «Dicho de un conjunto de personas: Determinar o resolver algo de común acuerdo, o por mayoría de votos») disputar partidos fuera de su país, en lugares importantes para promocionar su producto. Se informa de manera transparente y hay consenso. Los miembros de la NFL acuerdan (del verbo acordar) turnarse para jugar en otros países y repartirse los beneficios económicos.
Los clubes de la liga de Tebas no acordaron (del verbo acordar) que se disputase un partido de la competición fuera. Tampoco se informó de manera transparente nada ni hubo consenso —los propios jugadores de los equipos implicados protestaron públicamente—. Los clubes de la Liga no acordaron (del verbo acordar) turnarse para jugar fuera ni cómo ni en quién redundaría el beneficio económico. Hasta el punto de que por un lado Laporta afirmó que los generosos ingresos obtenidos por el choque paliarían las pérdidas que suponía jugar fuera del Camp Nou, y Cerámico junior dijo que el Villarreal no iba a cobrar un duro. Cuando se va a dar un golpe, es imprescindible sincronizar los relojes.
Pero para lo que sí están sincronizados es para difundir el falso relato. Desde Kike Mateu a Xabier Fortes, cuyo tuit también fue asaeteado por la pertinente nota de la comunidad inherente a los mentirosos.
Clarísimo fuera de juego en el Bernabéu. Por cierto, esto no altera la competición, la NFL? No? Como cuando el Barça y el Villareal querían jugar en EEUU. pic.twitter.com/MjFD9JLuFg
— Xabier Fortes (@xabierfortes) November 16, 2025
Antes se tendía a pensar que quienes ostentaban puestos de responsabilidad, como informar en RTVE, algo serio, era gente formada, inteligente y honesta. Ahora es difícil sostener esta idea. Y, lo que es peor, deja patente una relación que todos intuimos. Lo que dice Tebas lo repite la tele pública, la que pagamos todos, que depende de un Gobierno que también rema a favor del Barça —contra el Madrid— cuando es menester. No es necesario explicar nada.
Cambiamos de tercio. Vamos con Sport. Tomaos el Primperan antes.
Titula el diario culé «Soy ejemplo de Rebeldía». Algo así, exagerando, como si El País titulase «Soy ejemplo de lucha» sobre una imagen de Josu Ternera (salvando las distancias y con todo el respeto para las víctimas de este miserable). El tratamiento de los medios a Luis Suárez (agresor) revuelve el estómago. No digamos si lo comparamos con el que sufre Vinícius (víctima).
Es repugnante que se blanquee la imagen de uno de los peores compañeros de profesión del fútbol, de una persona, más allá que deportista, violenta, agresiva, que ha causado daños físicos a homólogos.
No queremos despedirnos con Luis Suárez en la cabeza, volvemos al día histórico vivido ayer con el partido de los norteamericanos en el Bernabéu. Da igual que pienses que un touchdown es tocar la bajante que pasa por la columna donde aparcas en coche en el garaje de tu comunidad de vecinos, no es necesario comprender las reglas de este deporte para entender la importancia que supone para el club, para la ciudad, para el país, para todos que hayan elegido Madrid y el estadio del Real Madrid para venir a jugar un partido de la liga más grande del mundo, la NFL.
Del mismo modo que no se puede meter la Tierra dentro de la Luna, la grandeza no cabe en las mentes pequeñas.
Pasad un buen día
Una flotilla de bobos está con que si la NFL, el Bernabéu, Miami equipo y ciudad, la Liga nuestra, aquel Villarreal-Barcelona. Como comparar la moto de Marc Márquez con la de mi primo. A Márquez con mi primo.
Me rindo. Me supera. No soy Jesús Bengoechea, gran pastor que intenta apacentar esos rebaños. Se jugó y ganaron los Dolphins. Y el Bernabéu, o sea, el Madrid: también ganó el Madrid. Es lo que más irrita a la flotilla.
Es superior a sus fuerzas. Que la cosa iba a salir bien lo daban por descontado. Si al menos hubiera nevado... Llevan horas leyendo y escuchando a los yanquis alabar al Madrid, su estadio, su golpe mundial. Jugadores, técnicos, directivos, periodistas, músicos, militares con o sin graduación, pueblo llano o empinado. Y eso... ¡Cómo ruge la marabunta!
Si pudieran impugnaban el partido y toda la NFL desde 1866. Antes de Cristo, digo. Saben que lo de ayer y 'aquello' nuestro no tiene nada que ver. Que esto es una tarea colectiva y 'aquello' no. Que lo de ayer pertenece a una competición seria. Pero siguen dando la matraca, y seguirán. Les den.
Y no, no se vio a Tebas por el Bernabéu y me extrañó. Me supongo que iba con los Dolphins, lo de Miami le pone. Le hubiera venido bien ver en directo un partido de una liga lejos de casa. Todos a una. Los que jugaron y el resto de clubes. Todas las aficiones. El número fue extraordinario. Tanto que muchos de los presentes organizarían la Super Bowl en suelo blanco. ¡Qué mal rato están pasando!
Se jugó y ganaron los Dolphins. Y el Bernabéu, o sea, el Madrid: también ganó el Madrid. Es lo que más irrita a la flotilla
¿Qué estos yankis son otra cosa? Pues sí. En el Deporte, en casi todo. Su fútbol tiene una Liga presentable. Es honesta, honrada y trabajadora, como decía José María García de aquel Villar, presidente de la Federación en sus ratos libres que eran todos. OK. Ellos, los yanquis, digo, piensan una cosa, la maduran, la discuten y la acaban haciendo. O no. En cualquier deporte además.
Son otra cosa, sí. Como no pierden tiempo ni energías desenmascarando tolilis se dedican a disfrutar. Tolilis: si los tuvieron, los fumigaron. Su día fue largo y el 16-13 les pareció corto, seguro. Van a su fútbol, su baloncesto, su hockey, su béisbol, a pasar el día con sus niños, hamburguesas, pizzas, de todo. Y tras horas de fiesta entran en el estadio y esperan ver goles, canastas, palos, carreras a mansalva. Cuanto más, mejor. Y la música que no falte. Van tranquilos pues saben que lo suyo es serio.
Y lo disfrutan como nadie y me parece bien. No conocen Negreira's, 'cesedés', tiradores de líneas, cirujanos del 'frame', cosas así. Son felices. Como bien me parecería que el ayer ausente volviera a plantear lo de Miami/partido de Liga. Supondría que habría reflexionado. De momento, tuitea. La reflexión pasaría por lograr un consenso, que los 42 clubes de la LFP, segundas inclusive, den su OK convencidos de que esto sería bueno para todos.
La NFL nos trajo un partido de campeonato regular. Y entre dos equipos que verán muy de lejos no ya la Super Bowl sino sus alrededores. En los play off no se mueven de casa ni en broma. ¿Aquí hay play off? Miau. Vinieron con el OK de los poderosos y los que lo son menos, que allí pobre no hay ninguno. No hay ventaja para quien juega, ni en lo económico ni en la competición. Es un invento ideado y bendecido por la organización entera.
Tebas debió pasarse por el Bernabéu, sí. Como buen madridista, hubiese disfrutado del escenario y evacuado alguna consulta al respecto de cómo se montan estas cosas con el apoyo de todo El Producto. ¿Que lo sabe perfectamente? Sí, ya. Y hace otra cosa. También en esto. Quien estuvo fue Zidane y se retrató con Florentino. Pues bueno...
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Primero fue un gurú de la preparación física y luego dio el salto al banquillo para dirigir en la parcela técnica. De profesión militar, se convirtió en uno de los entrenadores más importantes y laureados del fútbol español en el siglo XX con sus éxitos internacionales en el Real Madrid, más tarde en el Atlético de Madrid y por último en la selección española.
Nacido en Córdoba, el 4 de diciembre de 1919, fue un gran aficionado al fútbol desde pequeño y se enroló en el Córdoba entre 1939 y 1941, cuando figuraba en Segunda división. Pasó por la Academia Militar de Guadalajara y lo destinaron a Mahón, fue militante falangista y combatió en la Guerra Civil, recibiendo dos tiros en una pierna. Llegó al grado teniente coronel de Infantería del ejército y recibió multitud de condecoraciones. También hizo en Toledo el curso de profesor de educación física y en Madrid obtuvo el título de preparador de fútbol regional, organizado por la Federación Castellana. Se sacó el título de entrenador nacional en 1949, en el primer curso que creó la Federación Española, teniendo como compañeros a Ricardo Zamora, Scopelli, Ipiña y Quincoces. Fue entrenador de los atletas militares, a continuación, le nombraron profesor de la Escuela Castellana y después de la Nacional de Preparadores. En la selección española ejerció el cargo de preparador y de la parcela física primero de la mano del seleccionador Luis Iribarren y después con Ramón Melcón.
Su aterrizaje en el Real Madrid se produjo en 1951 como entrenador en los equipos juveniles. Luego, cuando Ipiña firmó como técnico blanco, le subió al primer equipo. El vasco, que procedía del Real Valladolid, solicitó la incorporación de un maestro de la preparación física como Villalonga y el dúo tomó las riendas de la plantilla blanca en la temporada 1952-53. Cuando el de Ortuella fue sustituido al final de la campaña, se quedó como secretario técnico y mantuvo en su puesto a Villalonga, que pasó a ser preparador físico del nuevo entrenador Enrique Fernández. Su labor se notaba en el césped, siendo el Madrid muy superior en lo físico a sus rivales. El uruguayo Fernández en la temporada de su debut ganó la Liga e inició el siguiente curso de 1954-55. Sin embargo, una agria polémica con Ipiña tras un viaje a Lisboa en el mes de diciembre de 1954 le acabó costando el puesto y entonces la directiva madridista decidió que fuese Villalonga el que pasara a ejercer como entrenador. Se trataba de su primera experiencia en los banquillos y en todo un Real Madrid.
Su debut, todavía como interino por la suspensión de empleo y sueldo de Fernández, tuvo lugar el 12 de diciembre en un derbi contra el Atlético de Madrid. En la previa, el cordobés declaró en Marca que “estoy aquí por orden del club. La directiva me comunicó el viernes que me encargase de los concentrados”. Los madridistas en su feudo vencieron con un tanto de Atienza y el técnico reconoció a Pueblo que “se pasa mal rato. Mira, intranquilo por un resultado adverso en ningún momento; pero los nervios no se pueden evitar”. Tres días después se confirmó el despido de Fernández y el nombramiento oficial de Villalonga como técnico merengue hasta el 30 de junio. Le acompañaría como segundo el antiguo jugador Moleiro, que preparaba al equipo amateur y juvenil. La prensa afirmó en su momento que era una solución temporal porque el club blanco tendría resuelto de cara a la siguiente temporada el fichaje de Pedernera como entrenador.
Villalonga era reconocido como un profesional íntegro, intachable, capaz y que dejaba huella como profesor y persona. Su gran vocación y dedicación había otorgado al fútbol español un mayor cultivo profesional a la parcela física. En el cuadro blanco estaba innovando sistemas de preparación muy del estilo europeo para conseguir un fútbol más completo y vigoroso. También fue valorada su función en la formación de jóvenes jugadores. Mientras que en la parte táctica fue ampliando conocimientos y llegó a ser una parte fundamental de la Escuela Nacional de entrenadores. En sus primeros meses dirigiendo al primer equipo merengue perfeccionó el sistema de Fernández en un esquema bastante trabajado y que asimilaba la plantilla ya con automatismos. Su once titular lo formaban Alonso en portería, Navarro, Marquitos y Lesmes II en defensa, Muñoz y Zárraga en la media, Joseíto, Pérez Payá, Di Stéfano, Rial y Gento en el ataque. La defensa era sólida con el cambio de puesto de Marquitos del lateral al central, la media se compenetraba a las mil maravillas y arriba el fichaje de Rial supuso llegada y profundidad. Pronto comenzó su sociedad con Gento. Di Stéfano ejercía de líder y sobresalía por encima del resto.
El cambio en el banquillo no afectó al equipo que fue un rodillo en la Liga. Ya era líder cuando se despidió a Fernández y no bajó del primer puesto el resto de la competición. A falta de diez jornadas se luchaba codo a codo con el Barça, pero los culés cayeron y fue el Athletic el que puso en algún aprieto a los blancos. Sin embargo, la velocidad crucero de los madridistas empezó a poner distancia también a los vascos. En la segunda vuelta solo se perdió en La Rosaleda y San Mamés, y se cantó el alirón en la penúltima jornada en el Metropolitano con récord de puntos. En la previa Villalonga avisaba que “los Madrid-Atlético resultan difíciles y saldremos a ganar, como en todos. Creo que tenemos posibilidades, pero para ellos sería un gran broche ganar al futuro campeón”. El choque fue muy disputado y se lo llevó el Real Madrid por 2-4 tras ir ganando 0-3 y 1-4. Di Stéfano volvió a liderar al equipo con dos tantos y Juanito Alonso certificó ser el portero menos goleado. Villalonga conseguía así su primera Liga y se mostraba “muy contento porque siempre es bonito ganar un título en campo contrario”. Hizo balance de su experiencia aseverando que “el Madrid hizo este año el mejor fútbol de España. Cogí el equipo en un momento de gran responsabilidad, pero estoy muy satisfecho”.
Con el subidón por revalidar la Liga, algo que no sucedía desde antes de la guerra, los madridistas, tras las celebraciones, volvieron a ponerse en modo competición porque restaban por jugarse la Copa y la Copa Latina. En la primera, el rendimiento estuvo muy por debajo de lo esperado al caer en semifinales de forma clara y muy contundente con el Sevilla por un global de 8-1. Di Stéfano no podía participar por ser extranjero y era una baja capital. A finales del mes de junio el equipo viajó a Paris para disputar la Copa Latina, que se había suspendido un año antes por el Mundial. En el torneo participaban, además de los blancos, el campeón portugués, el Os Belenenses, el francés, el Stade de Reims y el italiano, el AC Milan.
De profesión militar, Villalonga se convirtió en uno de los entrenadores más importantes y laureados del fútbol español en el siglo XX con sus éxitos internacionales en el Real Madrid, más tarde en el Atlético de Madrid y por último en la selección española
El técnico cordobés, antes de tomar el avión a la capital francesa, declaró que “creo que quedaremos bien, y entiendo por quedar bien, ganar”. El sorteo deparó como rival el Os Belenenses, que contó con mucho apoyo en las gradas y también con intervenciones arbitrales a favor. Oliva cuajó un sensacional partido secando a la estrella rival Matateu, y el conjunto madridista venció por 2-0 con un trallazo de Zárraga desde la larga distancia y una diana de Pérez Payá. En la otra semifinal, el Stade Reims ganó al AC Milan de Nordahl, Liedholm y Schiaffino y se citó con los blancos en la final. Los franceses tenían todo a su favor en su país y contaban con un equipo formidable guiado por Kopa. En 1953 habían conquistado el trofeo y se veían con importantes opciones de llevárselo de nuevo. Villalonga había presenciado en directo la otra semifinal y en un principio pensó en poner a Marquitos (que lo conocía de un España-Francia) con Kopa, pero finalmente el detalle táctico de ordenar a Zárraga el marcaje de la estrella francesa resultó determinante. Lo anuló y ahí empezó a ganar el duelo el Real Madrid. Luego, fue Rial el ejecutor con dos dianas. El equipo blanco se marchó ovacionado del Parque de los Príncipes, brillando Di Stéfano por su omnipresencia, Gento por sus carreras, Juanito Alonso por varias paradas fundamentales, Rial por sus pases y Molowny por su regate. Villalonga manifestó que se ganó porque “hemos sido mejores. El partido fue formidable y tuvo una gran calidad. Nosotros hemos jugado con mayor rapidez y sin dejar al Reims hacer su juego. Yo no tengo ningún mérito. Los que han ganado son los jugadores”. El recibimiento en la capital fue apoteósico y el equipo cerró el curso con un formidable doblete.
El equipo blanco retomó sus entrenamientos de cara al curso 1955-56 el 11 de agosto. Villalonga había extendido su contrato por dos campañas más, y como fichajes se incorporaron el arquero Berasaluce y los jóvenes Rubio y Cela, entre otros. En el boletín oficial del club el técnico cordobés avisaba que “nuestra campaña va a ser más difícil que ninguna porque jamás fue mayor el deseo de vencer a nuestro equipo”. En pretemporada los madridistas golearon 6-12 al Córdoba en la inauguración de El Arcángel y también apabullaron a la UD San Lorenzo y el Real Murcia.
El gran objetivo de la temporada era hacer un buen papel en la recién creada Copa de Europa, en cuya obra aportaron su granito de arena Bernabéu y Saporta. Eso repercutió en la Liga, donde del equipo se dejó ir en varios tramos del campeonato y se quedó lejos de conquistarlo por tercera vez consecutiva. El Athletic Club y el Barça dieron un salto de calidad y la competición se igualó. Villalonga tuvo un once tipo muy parecido al del año anterior, aunque introdujo las novedades de Atienza por Navarro y Marsal por Pérez Payá. El Real Madrid empezó torcido el campeonato, con cuatro derrotas en total en las ocho primeras jornadas. De poco sirvió ganar en el Santiago Bernabéu a Athletic Club, Atlético de Madrid y Barça porque a mitad de Liga el equipo navegaba por el tercer puesto a seis puntos de los bilbaínos. En la segunda vuelta, los pupilos de Villalonga se entonaron realizando goleadas en el coliseo de Chamartín, como los ocho goles al Celta, los siete a Español y Murcia o los seis a Las Palmas, pero a domicilio se dejaron los dos puntos en San Mamés, el Metropolitano y Les Corts. Total, que el Madrid no subió puestos en la tabla y terminó tercero a diez puntos del Athletic y nueve del Barça. Di Stéfano tiró del equipo con sus goles, siendo el máximo realizador liguero con 24 dianas que no fueron suficientes para el título.
La Copa de Europa ilusionaba a club, técnicos, jugadores y afición, y se disputó a la par que la Liga. Los viajes y desplazamientos por el continente también influyeron en el devenir liguero, donde la plantilla se quedó algo corta en ciertos momentos. El inicio histórico por la nueva competición tuvo como escenario Ginebra. En octavos el Real Madrid se midió el Servette y la expedición blanca aprovechó el viaje para visitar en Lausana a don Juan de Borbón y su hijo Juan Carlos, que pasaban unos días en la residencia de la reina Victoria Eugenia. Un encuentro que no gustó al Régimen franquista y la prensa silenció. En lo que se refiere al partido, los suizos no fueron rival y se les venció por 0-2. Villalonga no disimuló su alegría: “Se cumplió el pronóstico, pero trabajo ha costado. No ha sido fácil porque nunca puede serlo actuar contra un equipo que emplea un cerrojo tan cerrado”. La vuelta se disputó un mes después en Madrid y el triunfo fue rotundo por 5-0, con un gran papel de la delantera.
En cuartos de final el contrincante subía de nivel: el Partizán yugoslavo. Los balcánicos contaban con un bloque sólido, con un estilo de juego de fútbol trenzado y preciso, y con jugadores de extraordinaria calidad, como Zebec, Milutinovic y Bobek y, en palabras del entrenador cordobés, era un equipo que “dominan el balón, son muy rápidos y con una gran contextura atlética. Y tiran fuerte a puerta”. La ida se jugó en el Santiago Bernabéu el día de Navidad de 1955 y tuvo como estrella al joven Castaño, que hizo dos goles. Los otros fueron de Gento y Di Stéfano, que daban tranquilidad para viajar a Belgrado a finales de enero de 1956. Tras el triunfo, L’Equipe otorgó el papel de favorito para ganar la Copa de Europa a los blancos. Sin embargo, los madridistas sufrieron de lo lindo para no caer en el terreno nevado del Jugoslavenska Narodna Armija. En el encuentro varias desgracias lo complicaron todo. La primera, el césped helado que favoreció a los locales que no se caían; la segunda, la lesión de Becerril, que jugó con una fractura en el tobillo; y la tercera, que Juanito Alonso también andaba tocado. Al descanso, el Partizán ganaba por 2-0 y los postes y las paradas de Alonso salvaron a los blancos. A poco del final, Milutinovic hizo el tercero y ahí se paró la cuenta. El Real Madrid respiró y pasó a la siguiente ronda con Villalonga manifestando que “al equipo no se le puede pedir más porque sobre este terreno es imposible desenvolverse bien y hacer un juego eficaz”.
En semifinales se vieron las caras con el AC Milan, que había jugado la Copa Latina la campaña previa. Un equipo, el rossoneri, que con la táctica defensiva empleada por el técnico Puricelli no puso las cosas sencillas en el Bernabéu, pese a terminar cayendo por 4-2, con goles del todo frente de ataque (Rial, Joseíto, Roque Olsen y Di Stéfano) menos Gento. El entrenador cordobés después del partido dijo que “hemos merecido marcar un gol más. La barrera en defensa de seis hombres no era fácil de desbordar y si se ha logrado ha sido por velocidad”. En San Siro, el extremo Joseíto dio calma con su gol y pese a que el Milan remontó con dos penaltis transformados por Dal Monte la clasificación no estuvo en peligro.
La gran final de la primera edición de la Copa de Europa de clubes en el Parque de los Príncipes la iban a jugar contra el Stade de Reims. Un recuerdo calcado al de la Copa Latina de 1955. Los equipos se conocían y Villalonga planteó un encuentro de tú a tú con similitudes al de hacía un año. Zárraga vigilante de Kopa, un estilo de juego enérgico y lleno de vitalidad, con un ataque veloz, ágil en las combinaciones y comandado por Di Stéfano. El Real Madrid tenía que ganar para participar al año siguiente, ya que el vencedor iba a ser invitado según anunció el Comité Ejecutivo de la UEFA. El Stade de Reims salió en tromba y en diez minutos ganaba por dos tantos. Fue cuando Di Stéfano se echó el equipo a las espaldas y los blancos empataron con un tanto suyo. Hidalgo recuperó la ventaja de los franceses y Marquitos, en un ataque de coraje subiendo al ataque, hizo la igualada. A falta de diez minutos, tras una internada de Gento por la izquierda, Rial dio el título al Real Madrid. La prensa europea y la francesa se rindió ante los madridistas y Villalonga afirmó que “el mejor mérito del Madrid es haber remontado ese 2-0. Entonces pensé que se me escapaba la Copa, pero el temor duró poco, porque mis muchachos han demostrado durante los noventa minutos que venían a vencer con las mejores armas del entusiasmo y la conjunción de fuerzas”.
A la vuelta de conquistar la Copa de Europa restaba por disputarse la vuelta de semifinales de la Copa. Anteriormente los blancos habían eliminado sin muchos problemas a la Real Sociedad en octavos y al Real Valladolid en cuartos. En la ida de semifinales, en casa, el Athletic había sacado un gran empate a dos. En San Mamés los de Villalonga debían de vencer para acceder a la final, pero al igual que pasó en Liga se encontraron con un tropiezo. El Athletic había sido el mejor equipo en competiciones nacionales y lo volvió a demostrar. Con 3-0, Pérez Payá y Marsal maquillaron el resultado con el que concluyó la participación copera para los merengues. En el mes de julio de 1956, para concluir la campaña, de nuevo el conjunto blanco viajó a Caracas con el fin de disputar la Pequeña Copa del Mundo. Y, tal y como sucedió en 1952, volvió a levantar el trofeo. Sus rivales fueron el Vasco da Gama, la Roma y el Porto y, salvo una derrota en el segundo partido ante los giallorossi en un choque con bastantes marrullerías, se mostraron superiores casi siempre en el resto de enfrentamientos. La confirmación del título se produjo en la última jornada, al empatar con el Vasco da Gama gracias a dos tantos de Rial.
La plantilla madridista tras volver de Sudamérica estuvo un mes de vacaciones y regresó a los entrenamientos de cara al curso 1956-57 el 23 de agosto. El principal fichaje fue Raymond Kopa, el delantero francés que tanta preocupación creaba en el equipo cuando se medían al Stade de Reims. Los blancos pagaron por él ocho millones de pesetas y en España se abrió el mercado para extranjeros. Además, también se incorporaron Antonio Ruiz y Juan Santisteban. Como solía ser habitual, Villalonga habló en la revista oficial del club respecto al nuevo curso: “Para esta temporada el Real Madrid puede aspirar a todo en los dos torneos nacionales. El éxito logrado en el ámbito internacional nos compromete aún más, aparte la natural exigencia que el propio prestigio de la Sociedad plantea al equipo cada temporada. El Real Madrid, como sociedad, tiene un señorío, una clase, difíciles de expresar, pero se respiran como una atmósfera; e indiscutiblemente, por encima de la peripecia del marcador y de las matemáticas de las clasificaciones, ese estilo trasciende al equipo y capta a los jugadores, manifestándose en el propio juego”. Para Marca también tuvo unas palabras en las que destacaba que “tendremos que sudar mucho para conseguir una campaña como la pasada, porque, en primer lugar, los equipos afinan más cada año, y, en segundo término, porque precisamente por ser ahora recientes campeones de Europa y de la Copa del Mundo, todos querrán contar con una victoria sobre nosotros”.
Aquella temporada fue la mejor de la historia del club hasta ese momento con tres títulos: Liga, Copa Latina y Copa de Europa. Villalonga reubicó a Kopa en el extremo derecho para hacerle compatible con Di Stéfano, y entre Joseíto y Mateos suplieron a Rial, que sufrió una grave lesión a principio del curso. El equipo funcionó como un reloj y los refuerzos aumentaban el techo del conjunto, que ya era muy alto de por sí. La columna vertebral se mantenía en un once tipo que contaba con Alonso, Atienza, Marquitos, Lesmes II, Santisteban, Zárraga, Kopa, Joseíto, Di Stéfano, Mateos y Gento. En la competición doméstica el dominio merengue fue aplastante. Aunque el inicio fue algo dubitativo, con una sola victoria en cuatro jornadas, el equipo se entonó y comenzó una racha de triunfos que le auparon al liderato. Solo se dejó los dos puntos en Les Corts antes de encadenar otras seis victorias y un empate. En la segunda vuelta fue aumentando la distancia con sus perseguidores, Sevilla y Barcelona, pese a los tropiezos en San Mamés, Atocha o el derbi capitalino. Di Stéfano era el mejor jugador del planeta y lo constataba también como un consumado goleador. Aquel curso se erigió Pichichi con 31 dianas. En la penúltima jornada, al vencer por 1-2 al Real Zaragoza en Torrero, los merengues conquistaron la quinta Liga de su historia tras ser el equipo más goleador y el que menos tantos recibió. Cinco fueron los puntos de distancia frente a sevillistas y culés en la tabla. El entrenador andaluz habló para la prensa mientras el vestuario se llenaba de abrazos y jolgorio: “El Madrid jugó hoy la clase de partido que le convenía. Había que pensarlo todo. El resultado es justo. Nosotros tuvimos más suerte en los tiros y marcamos dos goles”.
La segunda edición de la Copa de Europa también terminó de color blanco. Antes de iniciar la competición, Villalonga comentó que “espero muchas y muy duras batallas. Porque vamos a salir con el hándicap de que todos los equipos van a querer ganarle al primer campeón de Europa”. El primer rival en octavos de final fue el duro Rapid de Viena. En la ida, en el Santiago Bernabéu, los austriacos demostraron su nivel en un choque reñido que terminó en triunfo local por 4-2. La vuelta, en el Prater, fue uno de los escenarios donde más sufrió aquel glorioso Real Madrid de finales de los 50. El Rapid de Max Merkel, que contaba en sus filas con internacionales como Happel, Hanappi, Dienst o los hermanos Körner, al finalizar la primera parte tenía la eliminatoria a su favor con un 3-0. En el descanso se produjo la famosa ‘santiaguina’ de Bernabéu al plantel y en la segunda mitad, con Oliva lesionado, Di Stéfano igualó la contienda. Luego, Villalonga explicó que “el juego adversario no fue solo duro, sino violento y peligrosísimo en muchas ocasiones, sin que el árbitro haya querido nunca enterarse de ello. Otro de los factores que hemos tenido en contra ha sido la temperatura a la que nuestros muchachos no están acostumbrados La inferioridad numérica desconcertó a todos mis jugadores”. Se debió disputar un desempate con el Bernabéu como sede y Joseíto y Kopa dieron el pase a los blancos. En cuartos, ante el Niza, el Real Madrid no sufrió en demasía. Los dos choques se resolvieron con triunfo madridista por 3-0 en casa y 2-3 en la Costa Azul.
En semifinales, el rival era de tronío, el Manchester United. Los ingleses participaban por primera vez en la competición con un equipo de altura, el de los ‘Busby Babes’. Los aficionados en la capital no se veían favoritos y el técnico Busby afirmó que eran “un poco mejores que el Madrid”. Por su parte, Villalonga fue cauto: “La eliminatoria es muy difícil… para los dos contendientes” y añadió que “la seguridad de ganar la eliminatoria de que hacen gala en sus declaraciones los del Manchester ha servido a mis jugadores de estímulo y acicate”. En el Bernabéu, y sin goles en la primera parte, acabó venciendo el cuadro blanco con 3-1. Rial, que volvió tras su importante lesión, abrió el marcador y cuajó una gran actuación. En la previa de la vuelta de Old Trafford, según contó Antonio Valencia de Marca, el técnico cordobés advirtió que no estaba dispuesto a permitir un riego artificial excesivo del césped para que el terreno de juego estuviera húmedo y pesado, ya que el sol que brillaba en Manchester desde hacía días. Los red devils esperaban una remontada, pero se toparon con una actuación sobria del Real Madrid y solo lograron el empate al igualar un 0-2 tras las dianas de Kopa y Rial. El Real Madrid volvía a la final y Villalonga manifestó que “hoy se debió ganar. El Madrid ha hecho un partido completo, como lo demuestra el dos a cero conseguido en el primer tiempo. Observen que hasta cinco minutos antes del final, estuvimos ganando por 2-1. El Manchester puso mucho entusiasmo y voluntad”.
El partido por el título en el Santiago Bernabéu con la Fiorentina como rival iba a tener a decenas de miles de espectadores merengues en las gradas. A Villalonga no le gustaba el favoritismo blanco porque “es peligroso el ambiente de confianza que se ha creado”. Además, opinaba que la final iba a ser “muy difícil” y que esperaba a un adversario “campeón de Italia y allí se juega mucho y bien al fútbol. Es un conjunto muy acoplado, con gente joven, rápida, que sabe defender y no descuidará las ocasiones para intentar ganar”. La Fiore efectivamente demostró ser un conjunto correoso, rápido, duro y con una defensa sólida. Un penalti en la segunda mitad transformado por Di Stéfano y una cabalgada de Gento terminaron con la resistencia viola. El Real Madrid levantaba la segunda Copa de Europa y Villalonga eufórico comentaba que “parece ser que la Copa de Europa nos ha tomado cariño. Ha sido una gran final; la Fiorentina es un excelente equipo. Hemos tropezado con más dificultades que para eliminar al Manchester”.
En las Copas de España y Latina hubo sentimientos y resultados contrapuestos. El torneo del KO había dejado de ser una competición fetiche para los madridistas, como ocurrió en otras épocas anteriores. El techo fueron los cuartos de final tras apear a Las Palmas. En esa ronda el Barça se sacó la espinita liguera y con un aplastante 6-1 en Les Corts eliminó al conjunto blanco. Mientras que la Copa Latina volvió a dejar gratos recuerdos del torneo. Esta vez se celebró en casa con Milan, Saint-Étienne y Benfica como participantes. El cuadro merengue llegaba enrabietado por perder el Torneo de París ante Vasco de Gama y Stade de Reims y sacó lo mejor. En semifinales, el 20 de junio, avasallaron al Milan por 5-1 con un triplete de Gento. En la final, tres días después, un solitario de Di Stéfano daba la victoria y el trofeo. Villalonga, con unas anginas complicadas por una nefritis, dejó su puesto en el banquillo a Moleiro.
El técnico cordobés finalizaba contrato el 30 de junio y había distintos rumores sobre su futuro. En el diario Arriba se publicó el día 3 de junio que renovaba por un año más y que incluso había firmado el contrato. Sin embargo, un día después saltaba la noticia bomba de que el entrenador no seguiría en el club blanco en las páginas de Pueblo. La razón fue la disparidad de opiniones entre el andaluz y la entidad merengue respecto a sus funciones como preparador. Villalonga, desde su domicilio descansando de la fuerte nefritis que sufría, alegaba que él “ha sido responsable de todo desde 1954, y así quería continuar”. Pero el club, de boca de Antonio Calderón e Ipiña, quería que las concentraciones, los desplazamientos, los fichajes, las multas, las tácticas y las alineaciones pasase a la jurisdicción del delegado de fútbol. Villalonga les propuso varias contraofertas que fueron aceptadas. El cordobés dejó el club agradecido sin ningún rencor ni amargura.
Su carrera continuó exitosa por el Atlético de Madrid, con el que ganó dos Copas y una Recopa, y más tarde en la selección, conquistando la histórica Eurocopa de Naciones de 1964.
Cuando ejercía el cargo de director de la Escuela Nacional de Preparadores de Fútbol fue víctima de un infarto de miocardio en julio de 1973. Estuvo hospitalizado varias semanas en el Hospital Gómez Ulla hasta que falleció el 7 de agosto a la edad de 53 años.
Fotografías: archivo de Alberto Cosín
Capítulos anteriores:
1.- Entrenadores del Real Madrid: Mr. Firth
2.- Entrenadores del Real Madrid (II): Kinké
3.- Entrenadores del Real Madrid (III): Berraondo
4.- Entrenadores del Real Madrid (IV): Quincoces
5.- Entrenadores del Real Madrid (V): Quirante
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