En un partido con poca alma, mucha imprecisión y casi ningún juego, el Madrid arrancó en Elche un punto que le permite mantener el liderato, pero en el que se deja gran parte del crédito obtenido ante Juve, Barça y Valencia. La triada Anfield-Vallecas-Elche ha hecho mucho daño.
En la resaca vespertina de la flamígera intervención de Florentino Pérez en la Asamblea, el Madrid se presentaba en Elche con un once que elevó numerosas cejas en el madridismo tuitero y la prensa afín, si la hubiere. ¿Tres centrales (Huijsen, Asencio, Carreras)? ¿Vini suplente? ¿Valverde suplente? ¿Ceballos titular? ¿Rodrygo en la alineación? Trent y Fran García reeditaban, a priori, la figura del carrilero. Una formación y una amalgama inusuales que no aclararían ni su porqué ni su funcionamiento en ningún momento del encuentro. (Pronto se vio que en realidad no se trataba de una defensa con tres centrales, sino de una suerte de doble lateral con el gallego y el manchego. O qué sé yo).
El Elche planteó una presión altísima que ya desde el pitido inicial produjo algún error peligroso en la entrega por parte de Huijsen. El Madrid trató de replicar dicha presión, y Mbappé la tuvo tras una buena entrega de Güler, pero seguía costando descifrar el revoltijo táctico de Xabi. Rafa Mir remató fuera por poco en medio de un comienzo tan poco estimulante para los blancos (hoy azules) como esta navidad cada año más precipitada que nos endilgan. Muy poco después, el profundo empane de los madridistas generó una ocasión clarísima del propio Mir. Tapó Courtois en el área pequeña.
Puf.
La triada Anfield-Vallecas-Elche ha hecho mucho daño
Asencio remató de cabeza, fuera por poco, un córner de Trent, pero las cosas seguían sin funcionar ni remotamente, y el Elche imponia su posesión, dando la razón a los peligros que en su previa de La Galerna señalaba Alberto Cosín.
Al borde de los 25 minutos, un Fran García casi en posición de media punta (nada se entendía) producía una dejada de lujo que Güler resolvía con un balón ligeramente por encima del larguero. Pero no se asentaba ningún dominio blanco ni se contragolpeaba con peligro. Nos salvábamos de milagro, porque en una catastrófica asistencia involuntaria de Huijsen la volvió a tener el Elche.
La tuvo Mbappé en un contragolpe, pero ni siquiera el francés se mostraba letal. Su torpe último toque permitió despejar a Iñaki Peña. En los de Xabi, solo se salvaba un expeditivo Asencio, aunque para dejar mal al cronista un sensacional centro de Trent lo remató a bocajarro Mbappé para el paradón soberbio de Peña. El inglés apuntaba destellos del guante que tiene en la diestra, pero sin continuidad, y tampoco se veía acompañado ni por un Ceballos desaparecido ni por un torpe Güler ni por un Bellingham excesivamente flemático. Courtois tuvo que salvar ante André da Silva ante la pasividad de Trent. Se mascaba un desastre que por fortuna no se concretaba.
Como fórmula de ataque, el Madrid proponía básicamente una sucesión de paredes imposibles en la frontal del área. La frustración generada por esta impotencia casi le causa un disgusto a Ceballos en una entrada a destiempo, pero el árbitro no le expulsó pese al desesperado llamamiento de la retransmisión de Carlos Martínez al VAR. Y con esa misma frustración se llegó al descanso.
A la vuelta del mismo, una gran jugada de Mbappé por la izquierda derivó en un remate de Rodrygo que fue atajado por Peña. Fue un espejismo. Una combinación en la frontal de las que no salían al Madrid salió perfecta a los locales. Un gran taconazo se convirtió en una perfecta asistencia a Febas. El balón tocó en el poste y entró llorando, emulando al madridismo.
Reaccionó Xabi. Dentro Camavinga, Vinicius y Valverde. Fuera Ceballos, Rodrygo y Fran García (difícil decir cuál estuvo peor). El Madrid decidió empezar a jugar (o no siquiera). Calentaba Gonzalo. Si íbamos a asistir al milagro de verlo en acción, no podía descartarse el de la remontada. Se fue Güler para hacerle sitio, y nada más entrar el canterano remató de cabeza fuera. Ya teníamos el milagro delante. El de Gonzalo jugando. El de la remontada no lo cataríamos.
Dijimos antes que el Madrid se puso a jugar (o no). Fue que no. Ni un solo balón dividido se llevaban los madridistas, que aun así la tuvieron en una internada de Vini que no concretó su pase a Mbappé. Empató Huijsen en un córner, rebañando a la remanguillé un remate de Bellingham, pero el juego no había mejorado un ápice. Cundía un indecente correcalles (indecente para el Madrid, el Elche bastante hace). Álvaro Rodríguez, fiel a la ley del ex, como antes lo había sido Febas, se marcó una gran jugada individual y disparó desde fuera para marcar un golazo espectacular. 2-1.
A su manera desangelada, laxa, el Madrid apretó a continuación y Bellingham marcó con oportunismo. Se quedó tirado en el suelo Peña para ver si anulaban el gol. Lo cierto es que Peña sangraba. Se consideró el choque fruto de la mala suerte y se dio validez al tanto del inglés.
El Madrid se conjuró. Una gran jugada de Bellingham con balón en profundidad a Camavinga (que acabó de lateral) no la remató Gonzalo por los pelos. En el partido roto de los últimos suspiros, cualquier cosa podía pasar. Pero no pasó nada más, y no sabemos si dar las gracias.
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Nadie esperaba una tormenta tan dichosa y visceral. Florentino se puso el traje de héroe justiciero, el que conecta con una afición hastiada de trampas e intentos de vejación a su club, y facturó el discurso más duro que se recuerda. Tuvo para todos. Después, apaciguada ya la cólera, tras el reparto gozoso e inmisericorde de mandobles, después ya de la aprobación de unas cuentas que vuelven a ser modélicas con nuevo récord de ingresos, esbozó algunas líneas de un plan de reforma estatutaria que aún habrá de aterrizarse para suscitar opiniones fundadas.
Tuvo (no necesariamente en este orden cronológico ni de importancia) para Louzán, de quien reveló que le propuso entrar en la Federación, a lo que al parecer espetó Florentino: “Usted a mí no me conoce”. Usted no me conoce, podríamos extrapolar, si piensa que con mi presencia voy a legitimar la invasión por parte de Tebas de todas y cada una de las instituciones relevantes en el fútbol español.
Nadie esperaba una tormenta tan dichosa y visceral. Florentino se puso el traje de héroe justiciero, el que conecta con una afición hastiada de trampas e intentos de vejación a su club
Para Tebas, enemigo público número uno, hubo también remoquetes, soplamocos y medias mangurrinas. El mandatario blanco se mostró iracundo por el mero intento de comparar el éxito de la NFL en Madrid con el fiasco del Villarreal-Barça en Miami. Aludió al sueldo de Tebas, multiplicado por diez mientras los clubes bajo su mandato se ven obligados a vender jugadores para subsistir, y confesó que hay ocho clubes que ya se arrepienten en privado de haber suscrito el acuerdo con CVC. (“¡Que los diga!”, bramaban en X, como si Florentino no tuviera suficiente con intentar salvar el fútbol y además le correspondiera quitar caretas a los cobardes).
Claro que Tebas fue en el discurso un mero exponente de todos aquellos que se enriquecen con el deporte más popular del mundo a base de ejercer posiciones de poder innecesarias para los verdaderos creadores de riqueza en el sistema. ““No es normal que ver el fútbol sea cada vez más caro cuando la tecnología permite ofrecerlo incluso gratis”, bramó Florentino, poniendo el Mundial de Clubes como ejemplo. En ese sentido, sorprendió quizá al insistir en la necesidad de la Superliga, por mucho que raleen los apoyos públicos a la misma. “No hemos conseguido la sentencia del TSJE en contra del monopolio de la UEFA para enmarcarla, sino para llevarla a la práctica”. Aquí parafraseo, pero boom en todo caso.
Con todo, fueron los palos específicamente dirigidos al club cliente de Negreira los que más encendieron a la concurrencia. La guerra parece ya total contra corrompidos y corruptores por igual. Calculad la magnitud de la siguiente andanada, con epicentro en Valdebebas y ondas expansivas fabriziorromanas.
Asimismo, recordó que la oposición frontal de Laporta al acuerdo con CVC se vino abajo con el permiso de inscripción de LaLiga a los fichajes truchos del club catalán. “A nosotros no nos podrán presionar con permisos para inscripciones”, soltó al respecto, estableciendo las evidentes diferencias. Boom de nuevo.
La auténtica expectación residía, en todo caso, en ese apunte sobre lo que ha de acontecer en la próxima Asamblea Extraordinaria, a la que no puso fecha. Como cabía esperar, fueron muchas más las preguntas que las respuestas suscitadas, pero ya sabemos dos cosas: que se propondrá la entrada de un inversor con un porcentaje testimonial de la propiedad (“en torno al 5%”), y que dicha entrada de capital hasta ahora ajeno al club se someterá a referéndum entre todos los socios con derecho a voto.
Honestamente, creo que hay precipitación juzgando una idea cuya operativa es aún un misterio, y que existe en todo caso el compromiso de un referéndum. Los sectores más inmovilistas, paradójicamente, ya se han movilizado en contra (en contra de aún no se sabe muy bien qué). Estos sectores, aunque bienintencionados en su permanente romanticismo, no suelen tener en cuenta los retos del futuro. En 1904, se opusieron seguramente a participar en la creación de la FIFA. En 1947, se opusieron a la construcción del estadio. En los ochenta, a la publicidad en las camisetas. Recientemente, a la remodelación del Bernabéu. Afortunadamente, su conservadurismo nunca ha triunfado en la historia del club. Descuentan la conversión en SA y alertan lúgubremente con que alguien se va a “quedar” el club, en pueril metonimia del todo por la (mínima) parte.
El proceso de hiperprofesionalización que va a demandar el futuro no va a cumplirse sin algunos cambios en la estructura de propiedad. Probablemente, la profesionalización haya de venir desde dentro
Intuitivamente, entiendo que el modelo, que ha sido de éxito sin parangón hasta ahora, no tiene por qué seguir siendo válido ante los descomunales desafíos del futuro (la competencia en la selva ajena al Fair Play de los petroclubes, el Bernabéu Multiusos e Infinito junto a Apple, el impacto brutal e incierto de la tecnología). El proceso de hiperprofesionalización que va a demandar el futuro no va a cumplirse sin algunos cambios en la estructura de propiedad. Probablemente, la profesionalización haya de venir desde dentro. Yo creo, con todos los respetos, que una estructura de propiedad exclusiva y atomizada de 100.000 particulares no armoniza con los retos que se plantean. Hablo por intuición hasta que se revele más, y respeto por adelantado las opiniones que por fuerza han de suscitarse ante este momento de máxima trascendencia.
Paladeemos en todo caso, de momento, los deleites adrenalínicos de este Florentino desencadenado.
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Buenos días, amigos. Hoy es un domingo importante: juega el Real Madrid por la noche contra el Elche —podéis leer aquí la previa de Alberto Cosín— y durante el día se celebra una de las asambleas más importantes de su historia.
Sin embargo, nada más despertar, aún con el marasmo mental inherente a la transición entre sueño y vigilia, y observar las portadas —porque un portanalista lo primero que hace al levantarse es un pis, asearse, y ver los frontispicios— tuvimos la misma sensación que produce esa película que no existe titulada Regreso al pasado.
Un escalofrío severo recorrió nuestro cuerpo de arriba abajo —como la hermana de Rubiales le partió las piernas— cuando leímos en la portada gallarda: ¡A POR LA SÉPTIMA!
Puff, ¿pero no teníamos ya 15 Champions? ¿Cómo diantres vamos a volver a ir a por la Séptima? ¿Pero qué invento es esto, como decía Sara Montiel? Si la Séptima la ganamos contra la Juve con aquel gol de Pedja. Y después vino la Octava, como es lógico, porque nadie ha ganado la Novena después de la Sétima, ni siquiera Beethoven. Y así hasta la 15.
No queremos creerlo, pero ahí lo pone bien claro, porque, además, como Marca es de la Central Lechera, solo habla del Madrid y siempre bien, todo el mundo lo sabe. De modo que tomamos otro diario así, a la buena de Dios.
El Sport dice que «El estadio blaugrana se vistió de gala para llevar en volandas al equipo». ¿Pero no está el Camp Nou en obras? Hay vídeos y fotos con grúas por todas partes y sectores del estadio aún sin (re)construir. Y lo que hay terminado es igual a lo anterior, pero con lucecitas del estilo de esas que atraen tanto a algunos ministros.
Esta idea del pasado se ve refrendada por lo que informa la primera página de Mundo Deportivo. «El Barça celebra el regreso al Camp Nou con goleada».
Titular: «FIESTA COMPLETA», entendemos que con final feliz, claro, aunque no sabemos si con chicas, chicos o chiques de imagen o no. Además, aparecen dos futbolistas, frente a frente, como cantaba Jeanette, en actitud cariñosa, esa actitud que también suelen tener ciertos cargos importantes con sus contratistas de obras nocturnas.
Padecemos retortijones en el bulbo raquídeo. Los intestinos se nos revuelven como si les hubieran inyectado tabasco con una jeringa gordísima. Pero hay cosas que no nos cuadran, si hubiésemos regresado al pasado, a tiempos anteriores a la Séptima, no tendríamos móviles, ni estaríamos escribiendo este portanálisis en un portátil. Algo raro sucede.
Decidimos preparar café. Siempre es buena idea preparar café salvo cuando no lo es. Tomamos una taza. Terminamos de despertarnos por completo. Nos damos cuenta de que andamos sin gafas. Vaya. Nos las montamos sobre la napia. ¡Anda, si se ve!
Miramos la portada de As.
«España bate a Alemania y reta a Italia en la final de la Copa Davis. La Armada busca su séptima ensaladera». Un momento… Entonces… Vamos a mirar de nuevo la portada de Marca. ¡Cáspita, si se ve una raqueta!
Qué alivio, resulta que se referían a la séptima Copa Davis. Ahora, ya espabilados y con gafas, miramos el interné y comprobamos que el Madrid sigue teniendo 15 Champions.
Pero en ese momento recordamos que Laporta ha dicho que no quiere que le pase nada a su Tebas, que el club sigue sin recibir sanción alguna por haberse comprado el arbitraje durante décadas, que siguen pitando los mismos árbitros de la época Negreira, que al Atleti le han “regalado” montones de metros cuadrados de terreno público para que construyan y exploten ahí lo que les plazca y gracias a ello han multiplicado el precio de venta del club, para mayor enriquecimiento de Gil y Cerezo, que se habían apropiado el Atleti de manera indebida, sin poner un duro, y se fueron de rositas gracias a una prescripción en la que tuvo que ver, casualmente, un juez que vive cerca del estadio del Madrid y sigue a Ruido Bernabéu.
La vida sigue igual: el Madrid, solo en su lucha contra la corrupción y, por ello, odiado por quienes mandan, porque sin corrupción viven peor. Quizá sí hayamos regresado al pasado.
El día de hoy es importante para encarar el futuro. Pasad un buen día.
Decimotercera jornada de Liga y el Real Madrid visita al Elche, una de las grandes sorpresas de la Liga hasta la fecha. El equipo ilicitano está agradando tanto por juego como por resultados y es un conjunto con una propuesta muy atractiva y vistosa para el espectador. Algunos lo comparan con el Girona de hace un par de años, que llegó a clasificarse para la Champions League. Eder Sarabia tiene prácticamente a toda la plantilla a su disposición a excepción del lesionado Josan. El técnico es camaleónico y no se ata principalmente a ningún sistema de juego. Ha jugado con un 1-4-3-3 y también con un 1-4-2-3-1, pero ante los blancos los rumores indican que utilizará una defensa de tres para intentar dañar al Real Madrid. Con esa idea, el once probable estaría formado por Peña en portería; Chust, Affengruber y Bigas como centrales; Núñez de carrilero diestro, Valera de carrilero izquierdo; en el medio Aguado, Febas y Mendoza, en punta el dúo Mir y André Silva.
En función del rival y del escenario, el entrenador vasco utiliza dos sistemas de presión. En casa aprietan arriba con gran entusiasmo y energía. Para eso, lanza a los centrocampistas muy arriba que, junto a los dos puntas sacrificados y a los jugadores de banda, son media docena los futbolistas los que ejercen la zona press de forma muy intensa y muchas veces eficaz. A domicilio son algo más prudentes y prefieren esperar al rival replegado, juntos y con líneas muy compactas. Por tanto, es de esperar que Sarabia decida presionar alto, como vienen haciendo en este inicio de curso, y que tantos réditos les está dando. Luego, en momentos determinados, plantará un bloque medio-bajo si el Real Madrid aprieta y achucha metiéndolos en su campo. En el medio acumulan robo más por inteligencia y colocación que por músculo y fuerza, pero todos se entregan y luchan en tareas defensivas. La zaga juega adelantada y no tiene miedo por dejar metros a su espalda, con el riesgo ante jugadores rápidos que ello supone.
Es un apartado en el que Sarabia hace gran hincapié porque le gusta una salida aseada y limpia desde atrás, pero también es consciente de que en Primera y ante equipos tan poderosos una pérdida te puede costar un gol. Asume el riesgo y le compensa hasta ahora viendo los resultados. Una de las premisas es no perder balones en salida en las inmediaciones de su área porque eso conlleva la opción de recibir ocasiones de manera muy sencilla y con el equipo estirado y descolocado. Por abajo, busca conectar con los medios que tienen gran capacidad con la pelota, manejo y personalidad. Aguado y Mendoza tocan bien en corto, Febas es muy dinámico y los tres se complementan bien. Son capaces de aguantar la posesión y saltan líneas de presión en conducción o avanzando mediante el pase. Atrás, Bigas tiene buen pie y sobre todo el austriaco Affengruber, un jugador que ya están vigilando equipos que juegan en Europa. En todo caso, si se ven muy apurados, no existen inconvenientes para buscar de forma directa a sus dos puntas que son altos, fuertes y pueden pelear con los centrales y bajar los balones gracias a su talla.
Los riesgos les está costando goles y no son el equipo más duro y fiable atrás, con 14 goles encajados en 13 partidos. También les cuesta ser un equipo ganador en duelos, pero para la propuesta que realizan reciben menos tantos y ocasiones que lo que podría suponer en un equipo recién ascendido. El austriaco Affengruber lidera la zaga y es un jugador ágil, contundente y fuerte atrás. Bigas pone la experiencia y la potencia y Chust, canterano madridista, el arrojo y la colocación. Tampoco es un equipo muy físico o con jugadores muy fuertes, pero lo suplen con inteligencia, táctica y lectura. En ello tiene mucho que ver Sarabia, que da al equipo unos conceptos tácticos y unos automatismos que ya conocen a la perfección. Su punto débil es si pierden balones atrás, porque dejan al equipo sin colocación y desguarnecido. Si el Real Madrid vuelve a ejercer la presión de principios de curso puede hacer mucho daño. Si no lo consigue, se cambiarán las tornas porque el Elche sale muy bien desde atrás. La velocidad de Mbappé y Vinícius les debería causar problemas, sobre todo si disponen de campo para correr. Por arriba, son un equipo que se maneja de manera solvente con los tres centrales, que van bien por arriba, más la ayuda de sus delanteros que son dos tallos.
Un equipo que ha sorprendido gratamente por su estilo y todo lo que generan en ataque. Otro aspecto en el haber de Sarabia. Cuentan con jugadores habilidosos y talentosos arriba. Además, han fichado gol, algo fundamental para los recién ascendidos. Mir está en un gran momento y André Silva ya tiene mucha experiencia europea llegando incluso a jugar en Champions. En el medio disponen de jugadores con ritmo de juego, precisión y calidad con la pelota. Por banda, hay rapidez, despliegue y buen uno contra uno, y en punta los dos delanteros se mueven bien, son astutos en el área, magníficos rematadores y muy peligrosos por arriba. Al Elche le gusta tener la posesión de la pelota y desde ahí crecer. Desde luego que le competirá el balón a los blancos. No es un equipo especialista en transiciones rápidas y vertiginosas, aunque como ha declarado Sarabia, van mejorando en ese apartado. Por eso se espera a un equipo protagonista con balón, como ya hizo en Montjuic o en el Metropolitano. Son valientes y atrevidos y es parte de su éxito en este primer tercio de campeonato.
Un equipo de autor ha construido Sarabia en Elche. Un conjunto valiente, ofensivo, que acumula posesión que tratan de manejar los partidos sin importarle el rival. Es uno de los puntos que aparece en rojo en el libreto del técnico vasco. Combinan, llegan mucho, y con bastantes hombres y su fútbol trata de ser bonito de ver y divertido. En defensa no son tan resolutivos, pero en ataque, al generar mucho, llegan a la media de un gol por partido. Por tanto, estamos ante un rival exigente para los blancos, competitivo, que no se cansa de luchar y no se rinde tan fácilmente. Su objetivo claro es la permanencia, pero con el avanzar del campeonato si siguen a este nivel tal vez puedan buscar cotas más altas cuando tengan garantizado un lugar en Primera la próxima temporada. En cuanto a las estadísticas ligueras, es el tercer equipo con más posesión del campeonato con casi un 60% por partido, el primer conjunto que más faltas recibe y el cuarto que consigue más regates satisfactorios.
Los dos delanteros titulares Rafa Mir y André Silva son los máximos realizadores con cuatro tantos, pero es el cartagenero el que está en un momento más dulce habiendo marcado ya a Barça y Atleti. Después de su discreto paso por Valencia y Sevilla, está empezando a demostrar lo que se esperaba de él hace unos años cuando era una gran promesa del fútbol español. Delantero potente, fuerte y con una gran zancada a campo abierto es un jugador peligroso. Este año, además, está acertado de cara a puerta con la mira muy afinada. También es un portento cabeceador gracias a sus 1,91 m. En el Elche le gusta arrancar partiendo desde la izquierda para buscar la diagonal y el disparo con rosca al palo más alejado. Se entiende con Silva muy bien y seguro que darán mucho trabajo a Asencio y Huijsen.
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Buenos días a todos. Llevamos tantos días diciendo que el parón ha finalizado que igual resulta que no tenemos razón. ¿Sigue el parón? ¿Nos han traicionado las ganas de que se acabe y nos hemos precipitado al darle la puntilla?
Puede ser. El parón, salvando las infinitas distancias, es como un partido en el cual el Madrid va palmando contra el City. Hasta que no ha acabado del todo, hasta que el árbitro no ha pitado el final, con el Madrid por medio no se puede dar el partido por finalizado. De igual manera, hasta que no escuchemos el pitido inicial del primer partido posparón no debemos cantar victoria ni darlo por finiquitado.
A esta altura, nadie sabe por qué el parón no ha acabado ya. Paren ustedes de parar. Esto empieza a ser como El Ángel Exterminador, la película de Buñuel en la que una serie de tíos dicen que la fiesta ha terminado y se van a casa pero, por razones incomprensibles, no consiguen irse de verdad. Remolonean, toman otra copa, se despiden por enésima vez. Pero no se van. Una fuerza sobrehumana e incomprensible les retiene allí. Con el parón, a veces, parece que sucede lo mismo. Ya nos hemos despedido del parón, ya nos hemos conjurado para dejar de parar, pero el juego no termina de reanudarse nunca.
Es agotador.
En todo caso, hoy se juega ya un partido, aunque no hay que confiarse hasta que juegue el Madrid, que es el final oficial de este sindiós. El que se juega hoy tendrá por escenario el Camp Nou, cuyas obras han finalizado o no, nadie lo sabe muy bien, pero que en todo caso llenará medio aforo para ver al equipo local disputar 90 minutos (no 45, como correspondería si juegas con medio aforo) frente al Athletic de Bilbao.
“A casa”, reza la portada de Mundo Deportivo. En primer lugar, queremos recomendarles que reserven ese titular para cuando su equipo vuelva a ser eliminado de la Champions, con frecuencia en rondas preliminares y con estrépito, como viene haciendo en cada temporada de la última década.
Por otra parte, nos parece que al culerío, en lo relativo al Camp Nou, se le podría aplicar perfectamente el lema que los leyendanegristas (no confundir con los leyendanegreiristas) de la historia de España tratan de hacer valer cada vez que se aproxima un nuevo Día de la Hispanidad: NADA QUE CELEBRAR.
Básicamente, el club cliente de Negreira inició unas obras en su estadio y, dos años y medio después, anuncia que no las ha terminado pero que abre para la mitad de su plebe. Nadie sabe exactamente para qué han servido las obras. Básicamente, ha vuelto el mismo estadio que tenían antes, quizá con alguna gotera arreglada, cuatro enchufes de los que presumen mucho y unas luces LED propias de ciertos locales de carretera de ambiente selecto.
“Volvemos a casa”, titula Sport, que encima pone un marco a la magna obra arquitectónica de la constructora turca, experta en contratar en condiciones de semiesclavitud, que ha cobrado un dineral y transformado el Camp Nou para dejarlo como el mismo Camp Nou de siempre, salvo por algunos detalles más brutalistas y/o horteras que remiten a la época del caudillo al cual el club azulgrana condecoró en no menos de tres ocasiones para que los sacara del agujero.
Con ser poco lo hecho para el tiempo y el dinero invertidos, con ser muy discutibles las mejoras (?) estéticas, la pregunta clave para valorar el fruto de este esfuerzo ingenieril es la siguiente: ¿qué incremento de ingresos se espera que genere el nuevo (?) Camp Nou por el hecho de ser nuevo (?)?
El Real Madrid, a pesar de conocidos obstáculos como el cese de los conciertos, sigue batiendo récords de ingresos, en buena medida debidos a la remodelación del Bernabéu. El contraste entre los resultados de ambas remodelaciones hiela la sangre en las venas.
Os dejamos con As y Marca. Pasad un buen día.
Otra vez. Otra ventana FIFA. Otro festival de medallas emocionales para las selecciones y otro cementerio de articulaciones, fibras y tendones para los clubes. España está clasificada para el Mundial tras empatar 2-2 contra Turquía en La Cartuja, y por lo visto eso debería bastar para poner a medio país a golpearse el pecho como si hubiéramos completado una hazaña digna de museo.
Mientras jugadores como Militao vuelven lesionados de sus partidos internacionales, desde los púlpitos de poder futbolístico, alguien pronuncia la frase más insultante del diccionario deportivo moderno: “Todo esto entra dentro de la normalidad”. Pues no. No entra. No debería entrar. Lo que entra dentro de la normalidad es que las selecciones jueguen al final de la temporada, no en mitad de ella como si fueran un corte publicitario que nadie pidió.
El fútbol de clubes es una narrativa continua. Una historia que se construye semana a semana con lógica interna, con progresión, con ritmo. Los entrenadores diseñan pretemporadas pensando en picos físicos. La competición exige adaptación, madurez, automatismos. Nada de eso tiene sentido si cada dos meses alguien tira del freno de mano y obliga a todos a bajarse del coche para cantar el himno. Estos parones no funcionan como pausa: funcionan como interrupción quirúrgica. Si el fútbol fuera una sinfonía, las selecciones serían el tipo de invitado desagradable que apaga la música a mitad del concierto para enseñar fotos de sus vacaciones.
Y mientras esto ocurre, el aficionado observa la situación con resignación. Porque nadie está esperando emocionado un España-Turquía en noviembre. Ningún aficionado revisa el calendario pensando: “Qué maravilla, hay parón FIFA”. Al contrario: la reacción es siempre la misma y universal: un suspiro, un “otra vez, no”, un “a ver cuántos vuelven enteros”. Hemos normalizado el miedo físico. Antes del parón se celebran goles. Después se celebran resonancias limpias.
Si el fútbol fuera una sinfonía, las selecciones serían el tipo de invitado desagradable que apaga la música a mitad del concierto para enseñar fotos de sus vacaciones
Pero lo peor no es el daño físico: es la mentira moral que lo acompaña. Los clubes pagan salarios millonarios, pagan instalaciones científicas, pagan nutrición personalizada, pagan vuelos privados, pagan control de cargas, GPS, readaptación, psicología deportiva, crioterapia, datos biométricos y seguimiento constante. Pagan, pagan todo. Y mientras pagan, alguien levanta el dedo desde un despacho en Zúrich y dice: “Ahora me lo llevo diez días”. No importa si hay jornada decisiva de liga. No importa si viene un clásico. No importa si el jugador arrastra molestias. No importa si el cuerpo técnico ha planificado la carga con precisión quirúrgica. Se lo llevan. Lo usan. Y lo devuelven. A veces entero. A veces en ruinas.
Y luego está la hipocresía: cuando un jugador se lesiona con la selección, se habla de orgullo, entrega, compromiso nacional. Cuando se lesiona con el club, se habla de desgaste, exigencia económica y abuso de calendario. ¿Tanto cuesta decir la verdad? Las selecciones viven del cuerpo de los clubes. Se alimentan de él. Lo consumen.
Y aún hay quien se pregunta por qué crece la desafección del aficionado hacia el fútbol internacional. Pues por esto, porque estos partidos no responden a emoción, ni a historia, ni a épica. Responden a facturación, responden a contratos televisivos. Responden a federaciones con más estructura burocrática que el Senado, aunque generan menos impacto que un partido de Copa en diciembre. El aficionado no es idiota: distingue entre lo importante y lo accesorio. Y estos parones son el equivalente futbolístico de un playmobil en misa: molesto, incomprensible e innecesario.
La solución es tan simple que provoca risa amarga: todas las competiciones de selecciones deben jugarse en verano. En bloque. Sin interferencias. Como se juega un Mundial, como se juegan los Juegos Olímpicos, como se juega lo que tiene sentido. Un mes completo de nacionalismo emocional, cervezas, terrazas, televisores en plazas, banderas en balcones y noches eternas. Entonces sí hay recuerdo, hay épica, hay relato. Un España-Turquía en junio puede ser aventura. Un España-Turquía en noviembre es ruido.
La solución es tan simple que provoca risa amarga: todas las competiciones de selecciones deben jugarse en verano. En bloque. Sin interferencias
Y mientras ese sistema no cambie, seguiremos viendo lo mismo: clubes ajustando alineaciones con parches, jugadores acumulando kilómetros como camioneros sin convenio y entrenadores inventando formas nuevas de no perder puntos mientras su vestuario regresa con tiritas. El Real Madrid, que debería estar planificando el próximo tramo de temporada, está en cambio preguntándose si podrá alinear a los que han regresado vivos. Y el aficionado, que no debería pensar en resonancias, está mirando calendarios médicos como si fueran quinielas.
Porque hay una verdad final, definitiva, que tumba cualquier discurso institucional: un músculo no entiende de patrias. Un cruzado no distingue himnos. Una rotura fibrilar no sabe si la camiseta era de club o selección. El cuerpo no entiende símbolos: solo entiende esfuerzo y descanso. Y ahora mismo está recibiendo esfuerzo sin descanso porque alguien decidió que un noviembre con selecciones es más rentable que un noviembre con liga.
Así que sí: enhorabuena a España por clasificarse. Pero no me pidan que aplauda el sistema que lo ha hecho posible. No me pidan que aplauda un formato que destroza el ritmo competitivo. No me pidan que aplauda una situación que beneficia siempre a los mismos y perjudica siempre a los de siempre. Y sobre todo no me pidan que crea que esto es inevitable. Porque no lo es.
Lo inevitable es que si seguimos con este calendario, seguiremos contando bajas. Seguiremos viendo a jugadores rotos. Seguiremos teniendo partidos sin alma entre selecciones con aficionados bostezando. Lo inevitable es que este modelo seguirá dañando aquello que sostiene al fútbol moderno: el club. Lo inevitable es que seguiremos repitiendo esta conversación hasta que alguien, por fin, recuerde lo esencial: el fútbol no lo sostiene el patriotismo. Lo sostienen los calendarios coherentes. Lo sostienen los cuerpos sanos. Lo sostienen los clubes. Y cuando se olvida eso, todo lo demás —incluido un empate contra Turquía— es solo ruido envuelto en banderas.
Me despido como siempre, ser del Real Madrid es lo mejor que una persona puede ser en esta vida… ¡Hala Madrid!
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Desde el día 1 del año 1 d. L. M. (después de Luka Modric), muchos madridistas nos hemos preguntado: pero ¿qué hace Modric en Milán? Los Rossoneri pensarán lo mismo: ¿cómo han dejado escapar a Lukita?
El Madrid cuenta con una gran plantilla. No es de recibo infravalorarla. Tampoco dejar de señalar sus carencias. La principal: falta de maestría en el centro del campo. Los de Xabi son como un organismo con varios estómagos, muchos músculos, tres hígados, dos aparatos reproductores generosos y poco sistema nervioso central.
Es indiscutible la capacidad futbolística de jugadores como Tchouaméni, Valverde, Camavinga o Bellingham, pero ninguno de ellos tiene aquello que Modric aportaba. El fútbol no es solo ser eficaz tácticamente, presionar, robar, combinar, romper líneas, llegar, es necesario saber leerlo. Y además es perentorio realizar esa lectura del partido en directo, desde abajo, mientras se está jugando y, en función de las necesidades del equipo, regular el potenciómetro un poco hacia arriba o un poco hacia abajo.
No solo es necesario correr mucho, sino saber cuándo no correr. Hay que oler el momento preciso para llamar a rebato y el tiempo en el que distraer al contrario escondiendo el balón. O cuándo matar un partido. Lukita interpretaba ese papel como nadie. Y precisamente por eso ahora su puesto está vacante.
Hay que sumar que el año anterior se marchó Kroos, el otro futbolista blanco capaz de amaestrar los encuentros. Si a un coche le quitas una rueda, cuentas con la de repuesto, pero si le quitas dos, se queda cojo, y aunque con tres neumáticos no vuelque, no puede alcanzar su velocidad máxima. Algo así le ha pasado a esta plantilla con la marcha casi simultánea de sus Newman y Redford.
¿qué hace Modric en Milán? La única respuesta honesta es incómoda: está desmintiendo, semana a semana, la idea de que su ciclo en el Real Madrid había terminado
Ceballos aporta cohesión y el juego grupal suele mejorar con su participación, pero a menudo no está disponible y el Madrid necesita más. Güler es un superclase, virtuoso y desequilibrante, pero, a causa de su tierna edad, aún no cuenta con el poso de Luka. Además, está aprendiendo a jugar más retrasado.
En el actual Real Madrid, Modric tiene sitio. Sí, tiene 40 años. Sí, no está para asumir la carga de partidos de un chaval. Sí, habría encuentros en los que su rendimiento no sería el óptimo. Sin embargo, es la clave de bóveda que haría que este equipo rodase cuando se queda atascado en el barro.
90 minuti sin Modric son molto longo. Sobre todo, si no se cuenta con ningún futbolista que pueda desempeñar la función que desarrollaba él.
Un ejército de soldados entrenados, fornidos y capaces es peligroso, pero si no cuenta con un cerebro ya no que piense bien, sino rápido, su capacidad destructiva se ve mermada. La cabeza de Modric funciona tan bien como su exterior, y a la misma velocidad que este texto que estás leyendo te llega a la retina.
Un año más de Modric también habría significado un año más de enseñanzas impagables a sus compañeros: a Bellingham, a controlar su entusiasmo; a Valverde, a modular la caballería; a Camavinga, a no perder la brújula cuando se echa al monte; a Tchouaméni, a dominar sin prisa; a Güler, sobre todo, a poner la inspiración al servicio del equipo de manera más constante.
La pregunta sigue resonando en la cabeza de los madridistas: ¿qué hace Modric en Milán? La única respuesta honesta es incómoda: está desmintiendo, semana a semana, la idea de que su ciclo en el Real Madrid había terminado.
Además, ver a Luka Modric con la camiseta de otro equipo que no sea el Real Madrid es como ver a la chica que amas encamada con otro.
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Buenos días, queridos galernautas. El bajón de selecciones —expresión acuñada por Jesús Alcaide— ha terminado. Una vez más, me permito glosar vuestra titánica resistencia por no haber sucumbido a la ira ni al desconsuelo, aun a pesar de que motivos no faltan para ellos.
Comencemos con el análisis de las cabeceras presuntamente deportivas de hoy, que este viernes no se va a vencer solo. Una vez más, los medios impresos referidos a deporte demuestran que perciben realidad y rigor como conceptos accesorios y, claramente, opcionales.
Marca, diario ariete o mascarón de la llamada Central Lechera, nos muestra a Lamine Yamal y Hansi Flick recogiendo sendos trofeos que otorga dicho rotativo. La composición se completa con dos párrafos paralelos que no tienen sentido leídos en horizontal ni en vertical. Nada nuevo. Autobombo gallárdico y barcelonismo. En esencia, pareciera que Marca ha incorporado a su libro de estilo un extenso capítulo titulado “Mediocridad” cuya implantación avanza inexorable.
El diario otrora dirigido por Relaño, es decir, As, nos muestra a Varane, ya retirado, diciéndonos que cuando el Real Madrid te llama, todo se para. Qué bien nos vendría Raphaël para suplir la baja de Militão, lesionado con las dichosas selecciones. Esta portada de As podría servir para cualquier día del año, pero han aprovechado la entrega de un ignoto premio al exjugador del Madrid para hacer otro ejercicio de autopropaganda. Estamos convencidos de que ubicará tan prestigioso galardón al lado de sus cuatro Champions.
Los periódicos cataculés son muy de estar a sus cosas y, como diría Butragueño, caray si lo están. Sport nos cuenta que vuelven Joan García y Raphinha y que se apuntan al Camp Nou. El montaje fotográfico empleado podría calificarse de desafortunado, porque bien pareciera que Limak Construction ha confundido las magnitudes dadas en sistema métrico por pulgadas. En cualquier caso, visto el actual estado del coliseo culé, les recomendamos gobernarse con tiento, no vayan a hacerse daño con un cascote.
Mundo Deportivo, el diario del conde de Godó, Grande de España, se decanta, como siempre, por abrazar el voluntarismo en detrimento de la realidad. Reza “Harry Kane sube”. Efectivamente, la postura del delantero inglés en la imagen parece indicar que sube a un autobús invisible. 65 milloncejos tienen la culpa, aunque tenerlos o no nunca ha frenado al Barcelona a la hora de embarcarse en una operación imposible.
No quisiéramos despedir este Portanálisis sin felicitar a nuestro equipo de canastos por su trabajada victoria de anoche ante el Zalgiris Kaunas. La línea es esa, sin duda.
Pasad un excelente día, abrigaos mucho y utilizad la prensa deportiva para lo que sirve, que es introducirla bajo la camisa con fines de aislamiento térmico.
Buenos días, amigos. Como gloriosamente sintetiza Fred Gwynne en su microcuento de hoy: “Cuando despertó del parón, el Real Madrid seguía ahí”. Monterroso madridista. Ya lo intuíamos, pero como somos hombres (y mujeres) de poca fe nos hemos ido a ChatGPT en busca de confirmación.
Perdónanos, Señor, por haber dudado.
Tomamos, pues, al gran epítome del microcuento hondureño y lo parafraseamos, con toda legitimidad, en clave madridista. Despertamos del oscuro letargo del parón y el Madrid sigue ahí. No han conseguido demolerlo al parecer, y muy a pesar de los ataques.
De manera que el final del parón llegó. Podríamos añadir “y tú partirás”, parafraseando esta vez al Dúo Dinámico. Pero tú no vas a parte alguna. Sí has aguantado estoicamente el parón, aquí, junto a nosotros, ¿dónde vas a ir ahora que vuelve lo bueno?
Advertencia: el fin del parón no trae consigo el fin de las gilipolleces y embustes que se emiten durante el parón. Lo que sucede es que, al reanudarse el juego del Madrid, dichas gilipolleces captan menos tu atención. Por ejemplo, si el paradigma del negreirismo, pésimo colegiado en la reserva e hipersectario comentarista Eduardo Iturralde González hubiera proferido la mendacidad que vais a ver ahora en época de no-parón, se habría comentado menos, y puede que hasta a nosotros nos habría llamado menos la atención.
Pero resulta que lo ha dicho durante el parón. En los últimos estertores del mismo, sí, pero durante el mismo. Nosotros lo hemos visto y vosotros, os fastidiáis, también.
Pues sí, se podía haber mordido la lengua, porque una vez que se dice una animalada los demás no pueden, en cambio, morderse los oídos para no escucharla. Jesús Bengoechea no tardó en darle cumplida respuesta tuitera (o equisera).
En fin, amigos. Las portadas del día tienen también un regusto a tardoparón que echan para atrás. Son como el plato canario conocido como ropa vieja, con la diferencia de que la ropa vieja está buenísima. Vamos someramente con ellas, a vista de pájaro, de forma concisa. Monterrosamente.
As ha “charlado” con Griezmann. Griezmann, en el transcurso de la conversación, ha declarado que “quiere más”. Se refiere a su palmarés en el Atleti, suponemos. Nos alegra que quiera más, es decir, que quiera algo.
No sabemos si los dos rotativos capitalinos se han puesto de acuerdo en esto, pero Marca viene también con unos ardores colchoneros dignos de mejor causa. El protagonista de la primera plana gallardista no es otro que Giuliano Simeone, “la gran sensación rojiblanca”, agrega Marca, como si ambos términos no constituyeran casi un oxímoron.
En serio, Giuliano nos parece un buen jugador, y nos resultan injustas las opiniones según las cuales está ahí por ser hijo de quien es (opiniones que por otro lado solo se escuchan en los bares y no en las ondas o las rotativas, donde estarían prohibidas).
Tampoco nos parecen procedentes los típicos comentarios peyorativos. “No es mal jugador, pero no para un grande”. Pues precisamente. Está muy bien donde está.
Sport ha organizado en Madrid una gala para premiar a “deportistas con valores”. Como veis en las fotos de las portadas, el acto estuvo presidido (ved a la espalda de los premiados) por la clásica foto de Messi mostrando su camiseta al público del Bernabéu tras aquel gol que valió para ganar un clásico y para perder una liga. Si esa foto simboliza para esta gente valor alguno, tanto como para mostrarse orgullosamente en su gala, tenemos valores distintos.
En Mundo Deportivo tenemos a Lamine Yamal, que es un chico que no sabemos si os sonará y que en la imagen pisa con su pie izquierdo la cocorota de un tipo que a primera vista nos había parecido Otegi, pero que por fortuna para Iturralde es tan solo Xavi Pascual, el viejonuevo entrenador de la sección de baloncesto culé. Cómo es capaz de volver por esos fueros quien ya ha estado en ellos, y cómo puede ser que haya quien vuelva al redil laportiano cuando ya ha pasado por él, es pregunta que nos intriga tanto como a vosotros. No es el único caso, y la perplejidad nos asola.
Pasad un buen día.
Cuando despertó del parón, el Real Madrid seguía ahí.
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