Las mejores firmas madridistas del planeta

Por la presente queda convocado el VI Certamen de Cuentos Madridistas de Navidad de La Galerna con arreglo a las siguientes BASES:

1.- Los cuentos participantes tendrán por doble temática la Navidad y el Real Madrid y/o el madridismo, no necesariamente en este orden.

2.- La extensión de los cuentos será de un mínimo de 500 palabras y un máximo de 2.500.

3.- El plazo de entrega se abre el 12 de diciembre de 2025 a las 17 horas y se cierra el 23 de diciembre del mismo año a la misma hora.

4.- Los relatos participantes se enviarán al correo madridaxis@gmail.com, indicándose en el apartado Asunto las palabras "Certamen de Cuentos".

5.- La dotación del premio consiste en una camiseta del Real Madrid firmada por un componente actual de la primera plantilla. Asimismo, el cuento ganador se publicará en lagalerna.com el 24 de diciembre de 2025.

6.- La Galerna se reserva el derecho de publicar con anterioridad a dicho momento, y con posterioridad al cierre del plazo de presentación, cualesquiera otras obras presentadas que considere del interés de sus lectores.

7.- El premio podrá declararse desierto.

8.- Cada participante podrá presentar un solo cuento al Certamen.

Nota 1 de la Redacción: el presente artículo es una fantasía y Miguel Galán no ha escrito realmente el portanálisis.

Nota 2 de la Redacción: después de tantos años, los lectores de La Galerna saben que los portanálisis no los escribe nadie, brotan de manera natural igual que los hombres en los bancales de “Amanece, que no es poco”. En esta ocasión, hemos querido ofrecer la página al hombre del momento, a un jurista de reconocido prestigio que acaba de desmontar “el bulo Negreira”. Él solo con sus huevos colgones. Hablamos, cómo no, del implacable Miguel Galán. Nos costó un poco convencerlo porque, pese a su amplia experiencia y contrastada solvencia, en ocasiones parece afirmar una cosa y un minuto después, la contraria.

—Buenos días, Miguel, entonces, ¿podrás hacerlo finalmente o no?

—¿Pero entonces me invitáis a comer o no?

—Preferimos que no, porque esta es una página abiertamente madridista y parecería que te estamos invitando a algo para garantizar tu falta de neutralidad.

—El pago por neutralidad no sería delito, pues no basta con la mera existencia de pagos sin su conexión inequívoca con una finalidad ilícita demostrable por prueba directa o un conjunto indiciario concluyente.

—No, no, no me has entendido, te pedimos que no seas neutral, que hables bien del Madrid y critiques al Barça, al Atleti, a Tebas o a todo aquello que creamos que puede atacar a los nuestros.

—Ah, vale. Para que mi portanálisis fuera considerado sesgado o tendencioso, se exige la acreditación de contactos, reuniones y acuerdos para influir en los resultados, que es justamente lo que me estáis pidiendo.

—Exacto.

—Vale, pues no veo problema.

—¿En serio? ¿Y cómo nos aseguramos de que, si llega un culé de Chamberí o un Míster Fletán y te invita a una mariscada, no escribas algo tendenciosamente culé? ¿Cómo podríamos evitarlo?

—No, no podrían hacerlo porque eso entroncaría directamente con el pago por la capacidad de influir en el resultado.

—Que es exactamente lo que te hemos pedido.

—No es igual, aparte de que el período de prescripción se limita a las tres horas posteriores a la digestión. Además, la base probatoria reclamaría indicios sólidos de finalidad manipuladora y de idoneidad de la conducta para afectar el desarrollo o resultado.

Uno lo escucha hablar con ese embarullamiento y no tiene claro si es consciente de que dice una cosa y la contraria con cierta frecuencia, mas no puede dudarse de quien lleva en su cartuchera las muescas de la inhabilitación de Villar, Rubiales y Pedro Rocha. Es un genio, no cabe duda, así que le cedemos por completo esta página. Proceda, por favor.

Galán y el ejército desarmado de Cataluña

Buenos días, admiradores.

Al parecer esto consiste en hacer un artículo sobre la base probatoria de las portadas de los diarios deportivos, y a esa tarea me encomiendo sin entrar en suposiciones o prejuicios. No soy culé ni madridista, y eso me permite hacer un trabajo riguroso e independiente como no se ha hecho jamás en esta web. Vamos allá, ponedme una.

El diario Marca, uno de tantos medios de comunicación controlados por Florentino Pérez. Así lo dice el prestigioso periodista Juanfe Sanz en ese programa líder que es El chiringuito, fuente de reconocida solvencia para mi monografía que desmonta el bulo Negreira.

La portada está dedicada, cómo no, al Real Madrid, a su entrenador Xabi Alonso, que esta noche se juega las habichuelas frente al Sevilla, club presidido por José María del Nido Carrasco, ilustre abogado de prestigio, aunque no tanto como el de su padre. El entrenador del Real Madrid pide que se le puntúe al final de la temporada con la base fáctica de los resultados deportivos, no con las pruebas indiciarias de las supuestas desavenencias en la plantilla o en la gestión de los medios disponibles. Las ideas preconcebidas no constituyen una prueba suficiente para cesar o mantener a un entrenador, sino que debemos concluir strictu sensu en base a su capacidad para influir en el resultado de los partidos según sea el marcador al finalizar el encuentro.

Llama la atención la parte superior de la portada, en la que vemos a un elegante Joan Laporta junto al titular: “Guerra total al Madrid”. No debe de extrañar al menos imparcial de los lectores que Laporta abra una guerra contra el club que lo acusa de manera infundada de haber tratado de alterar el resultado de la competición con la única prueba de unos pagos irrelevantes de 8,4 millones de euros al vicepresidente de los árbitros. La declaración del presidente en sede judicial dejó bien a las claras que los pagos y sus acciones al frente del club no alcanzan el umbral probatorio necesario para afirmar, sin margen razonable de duda, la existencia de corrupción deportiva típica atribuible al Fútbol Club Barcelona. Normal que ande muy cabreado con Florentino Pérez y sus palabras.

Hala, antes lo menciono y antes me lo encuentro. Florentino Pérez en portada rodeado de los miembros y miembras de las plantillas de los equipos de fútbol y baloncesto del Real Madrid. “Que nadie se rinda”. Otro baño de madridismo en un medio que, de acuerdo con el código deontológico del periodismo, debería ser independiente, pero no lo es. La portada trata de quebrar con claridad la frontera entre responsabilidad informativa y ocultación del escándalo mediático, pero mi vista de lince tras estas gafas me ha permitido localizar lo verdaderamente importante de la portada, que no es otra cosa que esa frase de Joan Laporta sobre el club que ocupa la portada: “Vomitan mentiras”.

Abstrayéndome de filias y fobias propias de los aficionados, es de rigor concluir que, incluso en el fútbol, la verdad jurídica no puede ser sustituida por el espectáculo de la mentira más convincente, y las del presidente del Real Madrid no lo son, luego podemos entender el enfado del presidente del Barça a la luz del marco probatorio existente en la actualidad.

Venga, seguimos, que seguro que la prensa de Barcelona es más ecuánime en sus aseveraciones.

No puedo entrar a valorar la contratación de centrales de 100 millones de euros por parte del Fútbol Club Barcelona, algo que debe entrar en el ámbito de la normalización de las finanzas culés conseguida por la atinada gestión del mandatario Laporta, pero sí quería hacerlo sobre la encuesta fijada en la parte superior del medio. Una votación para determinar el personaje del año en el ámbito deportivo y, modestamente, me atrevo a decir que es una votación incompleta en lo que a candidaturas se refiere, pues no veo mi foto. Y elegir el personaje del año en el mundo deportivo, valga la redundancia en el medio de que se trata, y hacerlo sin contar con la figura del hombre que ha desmontado con su monografía el “bulo Negreira” me parece totalmente injusto. Erróneo. Desacertado.

Buenos días a todos, pueden elogiarme en los comentarios.

1- Sistema de juego y once probable

 

Decimoséptima jornada liguera para el Real Madrid y la última antes del parón navideño. Visita el coliseo merengue un Sevilla que camina por mitad de la tabla y que acaba de ser eliminado de la Copa del Rey por el Alavés. Almeyda cuenta con un parte de bajas amplio y eso que ha recuperado a última hora a Salas, Marcao y Nyland. El argentino no podrá contar con Ejuke y Adams, en la Copa de África con Nigeria, ni tampoco con los lesionados Azpilicueta, Nianzou y Vargas. El entrenador sevillista tiene alguna duda en su once, pero en un sistema previsible con tres centrales y cinco defensas formaría con Vladochimos en portería; Carmona en el carrilero diestro, Oso en el zurdo, Cardoso, Gudelj y Castrín como centrales; el doble pivote para Mendy y Agoume; por delante Saw; arriba el dúo Romero y Peque.

 

2- Presión

 

El entrenador argentino insiste en realizar una presión bastante alta en campo rival con situaciones de uno contra uno y marcaje al hombre muy al estilo del ‘Loco’ Bielsa. El Real Madrid ya lo vivió con Coudet la semana pasada, así que no les traerá malos recuerdos. Una duda es si lo harán con tanta intensidad como en el Sánchez Pizjuán o serán algo más comedidos en el Bernabéu. De esta forma, recuperan el balón en zonas altas para que las ocasiones de peligro lleguen con más facilidad. Si fracasan en el intento, normalmente repliegan en bloque medio bajo. Un hándicap en este apartado son los huecos y espacios que dejan a las espaldas del repliegue si no es rápido y ordenado. Otro punto a explotar son los laterales, ya que por el centro acumularán muchos hombres.

3- Salida de balón

 

A la hora de sacar el cuero se apoyan en los tres jugadores de atrás y abriendo bien a los carrileros a la línea de cal. La transición defensa-ataque suele ser rápida y en pocos toques, con un centro del campo más dotado para el quite, la fuerza y el recorrido. No se espera a un equipo dominador con la pelota, sino de estilo más directo y vertical. El encargado del juego con balón será Gudelj, que al final es un centrocampista reconvertido en algunos momentos de la temporada a central. Tratarán de buscar superioridades en cuanto a hombres para no perder el esférico en zonas peligrosas. Algún jugador de más calidad, como Peque o Sow, bajará unos metros a echar una mano. Otra opción muy utilizada es el juego directo, aunque la baja de Adams les hace daño en ese sentido. Romero también es peleón y lucha los balones, pero tiene menos cuerpo y físico que el nigeriano.

 

4- Aspecto defensivo

 

El Sevilla no está demostrando ser un equipo fiable, fuerte y firme atrás. En total son 24 goles recibidos en 16 partidos, dejando la sensación de debilidad en muchos encuentros, con el portero griego como salvador, ya que se encuentra a un nivel fantástico. Por ello, Almeyda ha decidido situar una zaga con muchos hombres para fortificar su idea defensiva. A los cinco defensas hay que sumar dos medios poderosos en lo físico y un jugador de tres cuartos como Sow, que habitualmente forma parte del doble pivote. Un equipo muy defensivo de cara al Bernabéu. En el plano físico son una escuadra fuerte que levantará un muro por la zona central con cinco hombres en esa parcela. Por eso, las bandas son una gran opción para desbordar y hacer daño. Otro aspecto en el que son de alto nivel es en el juego aéreo, con varios jugadores que rozan o pasan el 1,90 m.

5- Poderío ofensivo

 

En ataque son un equipo irregular e inconstante. Pueden tener días muy afinados en el que le marcan cuatro al Barça con otros en los que no verían puerta ni jugando tres horas. Les falta un consumado goleador y lo están notando. Llevan 24 dianas a favor y superan a equipos que están por delante en la tabla como Espanyol, Athletic y Celta.  Su idea de partido no distará mucho de la que plantearon con el Barça. El equipo pertrechado atrás y en cuanto haya un robo salir como balas y en pocos toques. Mucho contragolpe con un juego efectivo, directo y vertiginoso. Tienen futbolistas que se lanzan bien al ataque, como Carmona desde la banda y Romero, trazando desmarques muy inteligentes. Los lanzadores serán Sow y sobre todo Peque. También son importantes los jugadores de segunda línea como Mendy y Agoume, que poseen un buen disparo. Además, serán un equipo muy peligroso en jugadas de estrategia y a balón parado.

 

6- Estilo de juego

 

Almeyda en sus equipos siempre ha pedido mucha energía, intensidad y fuerza a todos sus jugadores. Equipos muy físicos que aguanten el ritmo alto, con dinamismo, movilidad y verticalidad. Si pueden descansar en algunos tramos con balón lo intentarán, pero no es un equipo hecho para posesiones largas. En el Bernabéu tratará de que el Sevilla tenga un ataque rápido, vertical y dañino con pocos toques. Jugadores que se muevan, no permanezcan estáticos y jueguen con agilidad y rapidez. Los andaluces son uno de los equipos con más entradas, intensidad y ganadores de duelos por arriba y a ras de césped.

7- Hombre clave

 

El cuadro hispalense tiene tres jugadores con tres goles en Liga y dos de ellos no están: Vargas y Adams. Por tanto, la mayor amenaza goleadora será Isaac Romero. Aunque empezó como extremo, se ha instalado en la élite como delantero centro. Se trata de un futbolista zurdo, muy inteligente en sus movimientos, hábil en espacios reducidos y con una buena velocidad en corto. En el área y fuera de ella tiene movimientos interesantes, sabe combinar y dispone de un magnífico disparo con las dos piernas. Es un jugador ratonero que se sabe colocar entre los defensas y ayuda mucho a estirar a su equipo en las contras por los desmarques que realiza.

 

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Una vez han declarado Laporta y los ex entrenadores Ernesto Valverde y Luis Enrique ante la jueza que instruye el caso Negreira, y con el objeto de no caer en la locura o, ya puestos, hacerlo con gusto, es el momento de redefinir algunos términos y personajes clave de la trama. Síganme, la aventura promete.

Negreira. Señor con un currículum contra el Madrid que ni el Bayern de Múnich en sus mejores tiempos. No contento ser el árbitro con mayor porcentaje de derrotas del club blanco (30,5%) y el único que expulsó dos veces a Juanito, extendió su sombra en Chamartín al menos durante 17 años en alianza con el Barcelona. Desconocido para Joan Laporta, sin embargo, vio cuadriplicado su sueldo durante el primer mandato de éste. Tiende a la caída en cuanto ve una cámara.

Laporta. Trilero profesional que rivaliza con el presidente del Gobierno en la dureza de su rostro. Le falta afinar para llegar al punto de referirse a Negreira como “el señor del que usted me habla”, que popularizó Eme punto Rajoy cuando le preguntaron por Bárcenas o señalar que “desde el punto de vista personal”, Negreira “era un desconocido”, como se exculpó Sánchez cuando fue cuestionado por Ábalos.

Informe. Papeles que todos mencionan y nadie ha visto con la extraordinaria capacidad de autodestruirse cada cinco años.

Aloe Vera. Regalo ideal para estas Navidades. En pack, tiene un modélico precio de 60.000 euros. Se recomienda pedir factura, que nunca se sabe.

Ernesto Valverde. Ex entrenador del Barcelona, teórico receptor de los informes (y quién sabe si del aloe vera) que no ha dudado en dejar en evidencia al trilero declarando que bastante tenía él con sus labores.

Luis Enrique. Lo mismo que el anterior, pero en versión asturiana.

Deleggnable. Término inventado —a buen seguro que en honor a los informes— por uno de los más insignes sicarios del estamento arbitral y escupido en antena con toda la convicción y falta de rubor propias del fanático a sueldo.

Silencio. Estado natural de la mayoría de la prensa que, desde que se destapara el caso Negreira hace tres años, no han tenido ni un minuto para realizar una investigación digna del caso: partidos, actuaciones arbitrales, posibles pruebas, tramas y perjudicados.

2001-2018. Período en el que el fútbol se pudrió mientras, eso sí, mantuvo su buen tacto y sabor gracias a la acción del aloe vera. Que no se diga.

CTA. En teoría, Comité Técnico de Árbitros; en la práctica (al menos durante casi dos décadas) Cártel Tenebroso de Árbitros.

Tebas. Personaje generosamente pagado de sí mismo (11 veces más que cuando accedió a su actual cargo, concretamente) cuya obsesión —que no amor— por el Madrid sólo se ve eclipsada por sus tragaderas de palancas.

 

 

El filósofo Zygmunt Bauman acuñó el término “sociedad líquida” para definir a ese sector de la sociedad actual cuyo desarrollo de la personalidad coincidió con el boom de las tecnologías. Para Bauman, esa “modernidad líquida” es la creciente convicción de que el cambio es la única cosa permanente y la incerteza es la única certeza.

No es casual que la plantilla del Real Madrid sea la más joven de los últimos años (con una media de edad de 24,9 años) y una de las más jóvenes de los grandes clubes de Europa y que esté atravesando el momento de incertidumbre que vive actualmente. El peso del vestuario lo llevan jugadores jóvenes pertenecientes y exponentes de esta nueva era líquida, y quizá sea eso lo que se está viendo reflejado en el campo.

Algunas de las características que Bauman atribuye a esta generación son fácilmente identificables en este Real Madrid, como el individualismo exacerbado, plasmado en un equipo que hace tiempo que vive más de la calidad individual de sus estrellas (actualmente se sostiene en los pilares que son Mbappé y Courtois) que de su juego colectivo; el debilitamiento de la comunidad, tristemente reflejado en un equipo que empezó queriendo ser identificable a través de la presión alta y el juego entre líneas y que desde el partido ante el Valencia no alberga identidad alguna; o el miedo y la inseguridad, ambos factores que se perciben claramente a la hora de buscar el gol o enfrentarse a rivales de entidad. Salvo Kylian, la mayoría de jugadores ofensivos del equipo adolecen de la calma necesaria para definir ante el portero o de la valentía y ambición indispensables para buscarse el hueco propio con el que sacar su disparo.

la “modernidad líquida” es la creciente convicción de que el cambio es la única cosa permanente, y la incerteza es la única certeza. El peso del vestuario lo llevan jugadores jóvenes pertenecientes y exponentes de esta nueva era líquida, y quizá sea eso lo que se está viendo

El proyecto de Xabi Alonso empezó de manera ilusionante, con un juego que aspiraba a ser emocionante a partir de la recuperación de balón en campo rival y la búsqueda inmediata de nuestras más óptimas armas ofensivas en el último tercio del campo, pero algo se rompió (o murió) en algún momento del periodo comprendido entre la debacle sufrida en el Metropolitano y la borrachera de jolgorio desmesurado tras batir a nuestro más negreiro enemigo, partido en el cual, por cierto, mejor se vio reflejada esa ansiedad que acecha a nuestros jugadores y que les impidió proporcionar a su rival lo que hubiera sido una merecida goleada, tanto por juego como por moral.

Es curioso que Bauman también establezca la inestabilidad de la identidad como uno de los factores más importantes a la hora de definir a esta juventud, y que precisamente ese sea el principal mal que asola a este equipo desde incluso antes de la llegada de Xabi Alonso al banquillo blanco. La falta de automatismos en ataque (incluso de automatismos propios que se construyen simplemente porque los jugadores se van conociendo entre sí y saben las zonas de influencia o desmarques que tienden a ocupar sus compañeros en cada momento), la dificultad del equipo a la hora de atacar defensas cerradas en bloque bajo y la fragilidad defensiva de este equipo llevan a uno a preguntarse si acaso trabajarán algo a lo largo de la semana, pero el problema es incluso más profundo y también coincide con uno de los atributos que el sociólogo polaco describe en sus obras: la inconstancia.

Este grupo, desde que ganó la última Champions, es inconstante e inconsistente y el hecho de que entre sus pilares no se hallen ya jerarcas como Kroos, Modric o Benzema ayuda a explicar esta falta de solidez y ambición que parecía haber recuperado el equipo tras conseguir 13 victorias en sus primeros 14 encuentros. Un espejismo que no tardó en diluirse tras revolverse el grupo contra su líder en otra muestra más de un excesiva pasionalidad, más propia de la adolescencia que de la etapa que atraviesan la mayoría de los jugadores del Real Madrid.

otro de los atributos que el sociólogo polaco describe en sus obras es la inconstancia. Este grupo, desde que ganó la última Champions, es inconstante e inconsistente

Ahora, el tolosarra parece haber recuperado al vestuario a costa de haber perdido su proyecto, y sus resultados dependen de este Madrid líquido que hace aguas por todos los costados. La fortuna no acompaña y las lesiones se han cebado con la defensa de un equipo que, si algo precisa en este momento, es la fortaleza y seguridad que podría aportar una pareja de centrales formada por dos sanos Rüdiger y Militao. El proyecto de Alonso, sin defensas, sin ese anhelado centrocampista creativo ni el tan ansiado delantero de área rematador, y con un vestuario al que parece faltarle la tensión competitiva necesaria para luchar cada partido los 90 minutos, parece totalmente muerto, pero la gran y única suerte que tiene Xabi en estos momentos es que se encuentra en el único club del mundo al que ni siquiera la mismísima Muerte se atreve a negarle la gloria de los títulos. Y, si no, que le pregunten al último equipo que nos enterró.

 

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Se me está haciendo intensa la discusión sobre las mentiras del testigo Laporta con mis amigos adictos a «la ilusión del castigo», expresión, acuñada por Rafa @cuatroamiguetes Barney, del escepticismo que provoca la memoria histórica, esa que el Fútbol Club Barcelona es el mejor experto en borrar del imaginario colectivo.

Andaba ocupado en explicar la ausencia de presupuestos del tipo objetivo del delito a quienes me inquirían por la pena de prisión que corresponde al falso testimonio, cuando Pepe Kollins me volcó encima una relación de mentiras contrastadas de Laporta más larga que Lo que el viento se llevó. Como Rhett Butler a Scarlett O´Hara, debí haberle respondido: francamente, querida, eso no me importa. Y cerrar a mis espaldas la puerta del falso debate. Pero estas réplicas fulgurantes se me ocurren siempre luego. Con el contrario en las duchas.

Asfixiado por la sofocante relación de mentiras, cercado por las nuevas pretensiones de los demás yonquis del espejismo punitivo, defendí como pude mi trinchera. ¿Sin necesidad de conocer el contendido de la declaración, no había escrito yo que el testigo Laporta estaba condenado (a mentir)? (https://www.lagalerna.com/el-testigo-condenado-a-mentir/).  ¿Acaso alguien podía esperar de Laporta que declarara la verdad?

«Verá, Señoría, sin formalizar por escrito ningún contrato, pagamos durante la tira de temporadas a Negreira unos 8 millones de euros a cambio de nada. Así solemnemente lo reconocimos ante la Agencia Tributaria, porque la contraprestación, que tampoco permitía reducir con los pagos la base imponible, traía cárcel. Pero eso que le contratamos, y no podemos confesar, lo hizo tan rematadamente bien, y a tanta satisfacción de la culerada, que durante mi primera presidencia le subí el sueldo: de los 30.000 que le pagaba el tacaño de Gaspart a los 650.000 que le acabaría pagando yo, por ser retribución más acorde al rendimiento de sus muchachos sobre el terreno de juego» 

Dejaré de lado, por un momento, el escepticismo que me provoca la falta de reproche social a la tentativa de influir mediante precio en las pautas de actuación del estamento arbitral, que racionalmente se infiere de los hechos reconocidos por el Fútbol Club Barcelona en documento oficial, para poder mirar las cosas desde la posición de la acusación y explicar, así, la falta de importancia que doy a la mentira tratada como mentira.

Desde esta perspectiva, lo relevante no son las mentiras del testigo —condición inescindible de la de presidente del Fútbol Club Barcelona, entidad investigada en la causa— sino la falta de explicaciones verosímiles a ciertas conductas del Fútbol Club Barcelona que ha resultado de esas mentiras. Conductas bien acreditadas en la causa y de neto contenido incriminatorio.

Un ejemplo es el caso del reconocimiento en acta de conformidad con la Agencia Tributaria de la falta de contraprestación de los pagos a Negreira en servicios reales y efectivos suministrados al Fútbol Club Barcelona. Declaró el testigo que prestó conformidad porque era parte de un acuerdo global para resolver todas la deudas tributarias levantadas por la inspección. Pero el acta demuestra que la conformidad en el asunto de Negreira no fue condición de nada. El club, que de nuevo presidía, no prestó conformidad a ninguna de las restantes deudas liquidadas por la inspección. Y concretamente no la prestó a la regularización de las cuotas de IVA de las comisiones de los agentes, que en su declaración mencionó como la principal razón de admitir la liberalidad de los pagos a Negreira. El efecto de no ser verosímil su argumento exculpatorio es que no hay nada en las actuaciones que neutralice el efecto incriminatorio de la literalidad de ese documento oficial.

Ocupado como estaba en inventar esas y otras, es normal que el testigo padeciera dos veces el mismo lapsus linguae, al referirse al miembro del comité de designación arbitral en los años 90, Negreira, por el apellido del responsable de las designaciones arbitrales en la actualidad, Teixeira. Nos ocurre a todos cuando estamos concentrados en que no se nos escape ni un átomo de la verdad. ¿Qué sentido tendría preguntarle después, maliciosamente, por la causa del repetido lapsus, cuando es obvia? Sólo sabe de ellos que son ex-árbitros de fútbol españoles. Normal que los confunda. ¿O no?

Para terminar, fue muy de agradecer que Laporta eligiera  responder en catalán, idioma que domina a la perfección —el castellano lo habla mal, como nos consta—, para ser preciso. Así pudo evitar utilizar la forma pronominal del verbo imaginar (imaginar-se, formar-se un judici a partir de determinades informacions o senyals) cada vez que anunció una respuesta evasiva a preguntas del fiscal o del abogado del Madrid. Fue sincero al usar el transitivo advirtiendo que a continuación venía un invento.

 

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Buenos días, apreciados galernautas.

Por extraño que parezca, hace nada estábamos estrenando este ya muy crepuscular 2025. Quienes mantenemos un espíritu jovial tendente a la chanza nos frotábamos las manos ante un año con una rima tan marcada, y, qué cosas, ya estamos a punto de cerrarle la cremallera para terminar de abrocharlo. El tiempo vuela y sólo las cosas reales permanecen. Disculpad este tono tan filosófico que muy bien podría calificarse de intensito, pero este tempus fugit nos golpea como un Gavi sobreexcitado, valga la redundancia.

Perdidos en estas reflexiones, nos damos cuenta de que hay algo que permanece de manera inexorable, invulnerable a la caída de las hojas del calendario: la inanidad de la prensa presuntamente deportiva. Los viernes son días magros en enjundia informativa, más aún en estas fechas tan entrañables, así que acompañadnos en este recorrido por la insustancialidad.

Lo poco que esperamos de Marca y la capacidad que tienen de darnos aún menos. El fondo del asunto es el asalto de Mbappé al récord de CR7 de más goles en un año natural como jugador del Real Madrid. La actual situación de nuestro club nos provoca que este tema esté fácilmente en el puesto 846 de nuestra lista de prioridades futbolísticas. Portada funcionarial, montaje gráfico digno de una clase de plástica de los viernes, en definitiva, una gallardada.

En un ejercicio de voluntarismo, giramos la vista hacia la cabecera de As, diario prisaico. El protagonista es Joselu, ese delantero gallego alemán al que es muy difícil no querer. Nos cuenta que la gente le pide que vuelva al Madrid. Para volver al Madrid hay que haberse ido, y Joselu nunca lo ha hecho del todo. Uno di noi. Bonita portada, figura a la que tenemos un cariño colosal, pero ni rastro de actualidad sustanciosa. La prueba es que esta portada es perfectamente intercambiable por la de cualquier día de bajón de selecciones, verano yermo de noticias o edición de día 25 de diciembre. Fun, fun, fun.

Prosigamos nuestro viaje en busca de la chicha informativa perdida. Plasmemos en pantalla nuestro mapa al estilo de las películas de Indiana Jones y aterricemos en el territorio de la prensa cataculé. Sport nos pone facilidades para el hallazgo de la referida chicha y nos muestra a Laporta con un look que sólo podríamos definir como “Cholo Simeone meets James Gandolfini”. El mensaje de Jan parece ser que harán historia. Ya la han hecho siendo el club protagonista del mayor caso de corrupción de la historia del fútbol. Les felicitamos por tan cuestionable logro.

Laporta se dedicó a insultar a la televisión del Real Madrid, a la que tildó de "bodrio", probablemente porque él prefiere el tipo de entretenimiento audiovisual en cuyos negocios participa desde hace mucho tiempo. El tono de su intervención estuvo marcado por la pertenencia al mundo del hampa característica del personaje. A Laporta le sienta regular que le recuerden, desde RMTV o desde donde sea, que el club que preside se comprara el sistema arbitral durante décadas, cuadriplicando él (Laporta) los emolumentos del sobornado.

Chico, no haberlo hecho.

Finalicemos con el Mundo Deportivo, diario de Godó, Grande de España y la portada críptica del día. La imagen nos enseña a Marcus Rashford con gesto de pescador. Muy bien pareciera decir “tal que así era el lucio que saqué ayer cuando pescaba con señuelo artificial en el Llobregat”. Al igual que toda la prensa deportiva patria, el buen pescador tiende a la exageración, por lo que esta interpretación se demuestra totalmente atinada, carente de sesgo y a prueba de escepticismos malintencionados. Podría darse un giro inesperado de los acontecimientos y que el titular ("Rashford sube") fuese una cita de las palabras de la madre del jugador, instándole a volver a casa por estar la cena lista. Como no podía ser de otra manera, y para desesperación del boss Jesús Bengoechea, la coma vocativa estaría clamorosamente omitida de ser el caso. Nuestra esperanza a este respecto es tan inexistente como el libro de estilo del Mundo Deportivo.

Pasad un excelente día y, por favor, no dejéis de admiraros ante la grandeza de la creación, ya sea yendo a pescar en contemplativo silencio o en la clase de plástica, y aprovechad el momento, que tempus fugit.

Comparto el enfado de Juanma Rodríguez en El Chiringuito de hace unos días: “Yo me hice del Real Madrid para ser feliz”. Con un matiz: yo creo que el madridismo no se adquiere por voluntad propia, sino que es una llamada vocacional del más allá, como la del Padre Julián Lozano, al que tuve ocasión de entrevistar el otro día, célebre madridista que militó en las categorías inferiores del club y llegó a jugar en Tercera División; todo lo cual viene a confirmar que Dios es total o casi totalmente del Real Madrid. Bien. En este punto confiemos en su infinita misericordia y que nos ayude a pasar pronto esta oscura noche del alma.

La temporada pasada sufrimos por aburrimiento, y porque poco a poco fue creciendo la niebla sobre el horizonte de alcanzar una buena remesa de títulos, entre síntomas claros de fin de ciclo. Por eso me asomé al fichaje de Xabi Alonso con ilusión, por el recuerdo de su manera de entender el fútbol en el campo, por los éxitos en el banquillo y, qué coño, por sus victorias contra Hacienda. He estado en su barco hasta el penúltimo día. Ya no. Sí, soy ese tipo de rata.

Muchos madridistas defienden su continuidad por una de estas dos razones: porque consideran más culpables a los futbolistas, o porque no hay ahora una alternativa mejor. Han desaparecido ya todos los periodistas infiltradísimos en el vestuario que han venido contándonos con pelos y señales cómo ciertos futbolistas le estaban haciendo la cama. Tanto abrazo y tanta risa en el entrenamiento es incompatible con la teoría de la gran conspiración. En mi nada humilde opinión, Xabi cometió un error al dejar pasar sin más la bobada de Vini el día que le armó un show por sustituirlo, incluso aunque el cambio era una idea horrible. Pero toda la bola que se montó después en los medios me suena a ciencia ficción.

Sin duda, los futbolistas también tienen la culpa. Pero estos mismos chicos han hecho las cosas de otra manera en muchos otros momentos. Y, en particular, el hecho de que el dibujo táctico en el campo sea igual de indescifrable que el que tenía mi equipo cuando jugábamos A contra B en el recreo de 6º de EGB -30 en cada equipo en un campo de fútbol siete-, no parece culpa de los muchachos sino de la dirección técnica. Dicen los infiltradísimos que los jugadores no entienden al míster: ¿qué pasa, que habla ruso ahora Xabi Alonso?

El Real Madrid vive en el caos. Xabi Alonso da evidentes síntomas de estar superado, y da respuestas asombrosas en las ruedas de prensa

En cuanto al segundo argumento, que no hay sustituto mejor, me da la risa. Somos el puto Real Madrid. No sé si me explico. Podríamos traer de entrenador mañana mismo a Donald Trump si nos diera la gana, y a Sydney Sweeney de preparadora física.

Lo de la pájara de Talavera tiene más que ver con el estado anímico del equipo que con la calidad o la táctica. Pero una cosa es consecuencia de la otra. El Real Madrid vive en el caos. Xabi Alonso da evidentes síntomas de estar superado, y da respuestas asombrosas en las ruedas de prensa. Hay una constante en el fútbol: cuando un entrenador dice estar siempre contento del partido que han hecho los suyos, incluso aunque no paren de obtener resultados terribles, ese míster tiene ya las maletas hechas.

Xabi no para de anunciar dinámicas de mejora que nunca llegan. Los nuestros muestran un estado de forma lamentable, porque creo evidente que si no se matan a presionar durante los 90 minutos no es solo por capricho, sino porque no pueden. Pero, además, corren sin la menor eficiencia: nunca en mi vida he visto a tantos jugadores del Real Madrid discutiendo en el campo sobre dónde deberían estar situados, a quién deberían estar marcando, cuándo deberían desmarcarse, y quién debería saltar a la presión. Nunca he visto a tantos acercándose a tener largas conversaciones con el míster durante el partido. La sensación es de caos absoluto. Y eso también lo ven los rivales. Huelen la sangre.

En lo personal, me da lástima que Xabi Alonso no vaya a triunfar como entrenador del Real Madrid. Y no sé si debe ser cesado hoy, tras el próximo partido, o ya después de Navidad, que quizá sería lo más educado, para evitar las tediosas bromitas de que no se ha comido el turrón. Pero con el tiempo hasta él mismo comprenderá que, sea de quien sea la culpa, hace falta hacer algo, lo que sea, para intentar cambiar la dinámica destructiva, y que los madridistas dejemos de enfrentarnos a cada partido de los nuestros con una mezcla de temor, tedio y melancolía.

 

Getty Images, IA

El Real Madrid femenino no pudo pasar del empate (1-1) ante el Twente en una frustrante y gris última jornada de la fase de liga de la Champions. El equipo holandés, que se adelantó gracias a un gol de Jaimy Ravensbergen, contuvo a las blancas hasta el último suspiro del partido, cuando Sara Däbritz rescató un empate insuficiente para lograr la clasificación directa a los cuartos de final. (El sorteo de la ronda previa ha tenido lugar esta mañana y el rival será el Paris, quedando para cuartos, caso de superarse ese escollo, nada menos que el FC Barcelona).

A pesar de los peros, los uys, los casi y la ristra de bajas, nada disipará la sensación de que el Real Madrid volvió a fallar en Europa en el momento menos indicado. Bastaba con derrotar a un Twente ya eliminado, e incapaz de ganar un partido, para amarrar un top-4 de prestigio en la liguilla europea, evitando de paso una ronda extra ante rivales traicioneros. Y sin embargo, hasta la antesala del pitido final, era el Real el equipo por debajo en el marcador.

El equipo de Pau Quesada dio muestras de llegar exhausto al duelo en Holanda, recordando al juego gris de temporadas pasadas, y de poco sirvió contar con un once titular de teórica solvencia. Todo entrenador afirmará –con parte de razón– que dejar en Madrid al puñado de lesionadas y sancionadas que se perdieron el viaje convierte cualquier partido de visitante en una trampa, pero en última instancia no solo se echó de menos a las asuntes. La realidad es que el fútbol madridista nunca fluyó por los cauces lógicos o favorables para los intereses del Real. Cada jugada de combinación fue un suplicio, como si internamente ninguna jugadora confiara en la posibilidad de alcanzar la portería rival, por lo que el fútbol tendía a enmarañarse sin necesidad.

En el saco de los peros puede incluirse la manera desigual en la que se desequilibró el marcador al inicio de cada mitad: la mala suerte en el minuto 4, cuando la primera intentona madridista desembocó en un gol de Sara Däbritz dentro del área que fue anulado por un fuera de juego acaecido varios pases atrás; y el clásico despiste en el reinicio tras el descanso que permitió a Jaimy Ravensbergen cabecear con comodidad a gol un centro lateral de Alieke Tuin. El 1-0 local, en cualquier caso, no alteró la dinámica del partido, pues el problema lo venía exteriorizando el Madrid desde el inicio. Al juego deprimente se le sumó la falta de acierto frente a la portería holandesa: la guardameta Diede Lemey sacó algún buen balón, pero en la retina pesan más los fallos de Alba Redondo, de Naomie Feller o un cabezazo al larguero de Däbritz.

Todo lo importante estaba perdido para cuando Pau Quesada retiró del campo a Redondo y a Caroline Weir, dejando en punta a la joven Naiara y a la central Bella Andersson en busca del empate. Solo la victoria habría aupado al Real Madrid en la clasificación, por lo que la fase final de ataque fue más ramalazo de orgullo que convicción. Y, aunque Däbritz empató el partido en el 95 cuando le cayó un balón dentro del área bien domado por Andersson, tanto tiempo previo perdido hizo imposible cantar ese gol.

Incluso en esas rascó algo el Madrid… lo que no hizo sino aumentar el sabor a frustración y a bala desaprovechada. No hay noche tranquila con este Real Madrid femenino así que, a la vuelta de vacaciones en 2026, la Champions traerá una muy dura eliminatoria europea ante el Paris para medir los límites de un equipo a menudo incomprensible.

Buenos días. Esto no es un portanálisis. Es un llamamiento. Con el debido respeto, y en el entendido de que puede haber muchos factores que se nos escapen, pues no estamos en el día a día de Valdebebas, queremos pedir a la cúpula directiva del Real Madrid que, si aún estamos a tiempo de revocar lo acordado con el Olympique de Lyon, se aborte la cesión de Endrick al club francés.

Hace tiempo que ardíamos en deseos de formular esta petición, pero lo visto ayer en el partido de Copa contra el Talavera convierte nuestro llamamiento en perentorio. Como reflejan tanto la crónica como las notas de nuestro compañero Genaro Desailly, Endrick fue el mejor a pesar de no haber disputado apenas minutos en lo que va de temporada. Así lo reconoció el propio Xabi Alonso, que ponderó su explosividad, poderío y verticalidad.

Déjense de cesiones, y pongan en perspectiva el presunto dilema con Gonzalo, respecto a cuál de los dos (brasileño o español) puede hacer un mejor papel como delantero suplente. Para empezar, Endrick no debería ser suplente. Debería jugar, junto a Mbappé y Vinicius. Porque es buenísimo, porque ilusiona a la afición, porque será un fenómeno futbolístico y mediático, porque es el candidato ideal a la hora de encontrar a alguien que acompañe a Mbappé en la trascendental tarea de marcar goles. Déjense de cesiones y pónganle a jugar.

Hablábamos del dilema con Gonzalo. Gonzalo es un proyecto de excelente jugador y goleador. Endrick es un proyecto de crack mundial. Cualquier juicio que se ponga por medio distorsionará la trascendencia de esta distinción. Cualquier argumento palidecerá ante este. Endrick es fundamental en el futuro del Madrid, pero es que también es fundamental en el presente de una plantilla carente de todo aquello que Endrick representa: gol (con la excepción que Kylian, que sí lo tiene), ambición, obsesión ofensiva, denuedo, pujanza.

En diez años de historia, nunca habíamos formulado una exhortación de este tipo en relación a un jugador, ni con esta vehemencia. Alguna vez tendría que ser la primera.

Dicho esto, vamos con las portadas del día.

Pues sí. Ni un día tranquilo. El Madrid sufrió de manera intolerable ante un equipo tan menor que los madridistas amanecieron con la cabeza gacha (en realidad, llevan un mes así, en perpetuo viernes de dolores aunque sea jueves de preNavidad). Lunin salvó la clasificación en un paradón a bocajarro, en jugada que habría supuesto el empate in extremis de los locales. Horroroso, si bien convendría recordar que tanto el Atleti como el club cliente de Negreira también las pasaron canutas (coperamente hablando) ante equipos de la misma categoría que el Talavera, y sin embargo nadie se lo afea. Bien está que la grandeza del Madrid apareje la máxima exigencia. El que los rivales no carguen con exigencia alguna no está bien ni mal: simplemente, les define a ellos y a sus entornos.

“Ni Mbappé evita otro susto”, titula As. Bueno, ni Mbappé ni Lunin ni Endrick, que fueron los mejores junto a un esmerado Jiménez, castillista reclutado de urgencia ante la ausencia de laterales derechos. Lo de las lesiones es un tema que no puede ignorarse. Tiene un papel capital en el mal juego y en los erráticos resultados. Las lesiones son evidente consecuencia de un calendario cargado de partidos hasta la irresponsabilidad. La sensación es que los preparadores físicos no saben qué hacer ante este escenario de sobreexplotación física de sus jugadores. Pintus dio palos de ciego y fracasó el año pasado, con récords de lesiones. Pero es que también lo hay en este, ya sin Pintus. El Madrid daría un paso adelante incalculable si lograra resolver este problema. Lamentamos, en este caso, no ser capaces de arrojar ninguna luz respecto a una eventual solución. Pero tenemos la sensación de que aquí está TODO. O casi todo. Hemos perdido la cuenta de los lesionados del Madrid, algunos de larga duración. Así no se puede jugar bien.

 

Lo que decíamos. El club cliente de Negreira  celebra sin complejos su pase de ronda, tras derrotar a un Guadalajara que milita en la misma división que el Talavera, sin haber podido marcarles un gol hasta cerca del minuto 80. Ningún criticismo. Qué bien se vive siendo ellos.

Y, sin embargo, no queremos ser ellos.

Pasad un buen día.

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