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Antimadridismo, prensa y el arte de cebar el mate

Antimadridismo, prensa y el arte de cebar el mate

Escrito por: Julia Pagano6 octubre, 2019
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Messi, Suárez o incluso el eterno relegado Griezmann serían mucho más indicados, por calificación y destreza -y otros motivos que ya iremos viendo-, para el abordaje del tema central de este artículo, el consumo del brebaje nacional, por el que quien suscribe no llegó nunca a desarrollar hábito ni afección alguna, pese a haber nacido y transcurrido la mayor parte de su existencia en territorio rioplatense

Pero más allá de gustos personales, la férrea resistencia de las fuentes mejor autorizadas en atender los insistentes reclamos de la producción, me imponen el cometido de apelar a antiguos registros documentales y a la experiencia adquirida, por mera proximidad, para hacerme cargo de desmenuzar un asunto de tan candente actualidad.

Nadie es ajeno a que desde hace algún tiempo el mate ha venido ganando terreno hasta hacerse un lugar propio en la iconografía del fútbol europeo y, sin detener su marcha, prosigue a paso firme avanzando hacia los banquillos y las concentraciones de los países árabes y el lejano oriente. Pues aún con considerable demora respecto del tomate, la papa y el cacao, que fueron pioneros en cruzar el Atlántico de la mano de los primeros conquistadores que lograron regresar a puerto; este cultivo autóctono tuvo que esperar cinco siglos para comenzar a diseminarse hasta prácticamente cualquier rincón del planeta a donde un jugador, un técnico o hasta un utilero sudamericano llegue con su mate apretado en un puño y el termo contra el sobaco.

tuvo que esperar cinco siglos para comenzar a diseminarse hasta prácticamente cualquier rincón del planeta a donde un jugador, un técnico o hasta un utilero sudamericano llegue con su mate apretado en un puño y el termo contra el sobaco

Y como el mate es tradición que se comparte de mano en mano, ya no nos sorprende ver en la plantilla de cualquier equipo británico, francés, italiano o hindú a los integrantes locales tomando parte de la rueda a la par de sus colegas uruguayos o argentinos. Es que el mate no conoce de cuotas extracomunitarias.

De hecho, ha comenzado a captar adeptos incluso fuera de los ambientes futbolísticos del mundo entero, favorecido por los sitios de venta online y los tutoriales de YouTube que facilitan el acceso a los implementos e instrucciones imprescindibles para su correcta confección.

Y a poco está de hacer su entrada triunfal en el imaginario del cyberespacio con la concreción del sueño del emoji propio, tras el anuncio oficial de la inclusión de un ícono representativo de la ancestral bebida en el nuevo paquete de símbolos Unicode, pronto disponible en todas plataformas de la Internet.

Ocurre que el mate tiene mucho que ver con la comunicación, tanto como con la introspección y la reflexión. El ejemplo de Antuán es bien conocido: por consejo de quien fuera su primer entrenador en la Real Sociedad, el uruguayo Martín Lasarte, adoptó la costumbre de tomar mate en solitario a manera ejercicio espiritual para templar su carácter y favorecer la concentración. Mas a su llegada al Aleti, el hábito ya incorporado se convirtió en un factor decisivo para su integración, llevándolo pronto a estrechar lazos con el capitán Godín y otros orientales de paso por el colchonero. Tan es así, que de tanto matear en mutua compañía, el rubio delantero se fue ‘uruguayizando’ al punto que hoy baila candombe, toca el tamboril y quiere terminar su carrera en el Peñarol de Montevideo.

por consejo de quien fuera su primer entrenador en la Real Sociedad, el uruguayo Martín Lasarte, adoptó la costumbre de tomar mate en solitario a manera ejercicio espiritual para templar su carácter y favorecer la concentración

Porque el mate también se relaciona con los procesos identitarios, la construcción de la confianza, el sentido de pertenencia. Alguien me dijo una vez: ‘descreo de cualquiera que no coma asado y no tome mate’, eso bastó para ponerme en alerta y tomar prudencial distancia. Andar por la vida termo y mate en ristre es como llevar colgada una carta de ciudadanía colectiva condensada en algo en apariencia tan simple como una infusión.

Pues el mate de por sí no es más que eso, una bebida obtenida partir de hojas de yerba mate secas y molidas infusionadas en agua caliente. Sin embargo, algo mucho más complejo se funde en el verdoso fluido, un elemento elaborado en base a idiosincrasia, legado folclórico, memoria heredada, patrones de comportamiento, una minuciosa metodología y hasta una escala particular de valores.

un elemento elaborado en base a idiosincrasia, legado folclórico, memoria heredada, patrones de comportamiento, una minuciosa metodología y hasta una escala particular de valores

Quizá eso explique por qué el mate no haya prendido tanto en España como en otras naciones europeas, a pesar de ser uno de los destinos preferidos por los latinos a causa sobre todo de la afinidad idiomática y muchas veces la presencia de parientes más o menos directos. Culturas de tanto arraigo como la ibérica son menos permeables a recibir livianamente elementos foráneos de tanta carga simbólica original. No obstante, si no en su estado líquido, de una manera más sutil e insospechada el mate ha encontrado un nicho insospechado donde desplegar a sus anchas su corpus filosófico e imponer sus códigos de procedimiento con rigurosa ortodoxia. Se trata ni más ni menos que de nuestra vieja conocida, la prensa antimadridista.

No se ha constatado que circulen mates humeantes entre los escritorios de las redacciones y oficinas de producción de los medios cataculés, filoculés, criptoculés y afines; tampoco hay datos fehacientes acerca de periodistas independientes hayan cogido por su cuenta el vicio de succionar la bombilla motu proprio. Pero lo cierto es que en el modus operandi de los medios adversos al Real Madrid se advierte con nitidez una fuerte impronta de la normativa matera en la gestión y manipulación de sus contenidos.

Para una cabal comprensión de esta tesis será preciso primero instruir al lector en los rudimentos específicos de esta ciencia, luego las semejanzas irán saltando a la vista por sí solas. Para ello nos valdremos de los protocolos uruguayos, pues si bien el mate es materia común en prácticamente todo el Cono Sur, han sido los orientales quienes se han esmerado con mayor denuedo en codificar al mínimo detalle todas y cada una de las fases y reglas que involucra esta disciplina, al grado de haber sentado las bases de una sólida preceptiva cuya omisión o alteración, en todo o en parte, puede conducir a la censura, la excomunión y el hasta al destierro. Como se dijo, el mate es un factor determinante en términos de aceptación social y asimilación cultural; si Bale tomara mate, podría desempeñarse sin objeción alguna en cualquier equipo uruguayo, aunque juegue golf y emplee exclusivamente en galés en sus declaraciones públicas.

si Bale tomara mate, podría desempeñarse sin objeción alguna en cualquier equipo uruguayo, aunque juegue golf y emplee exclusivamente en galés en sus declaraciones públicas

Estamos ante una infusión, pero una infusión muy particular.  En principio, el mate no se filtra, ni se cuela, ni se hierve, ni se decanta; el mate se ceba. Para ello se requiere un instrumental específico, a saber: un recipiente característico que se confecciona a partir de un pequeño zapallo nativo desecado y curado, es decir el mate propiamente dicho, también conocido como calabaza, galleta o ‘porongo’ (no se recomienda el empleo de este término en ámbitos argentinos por razones que no corresponde a una dama aclarar); una suerte de cánula metálica con un extremo en forma de cuchara hueca y perforada denominado ‘bombilla’ a través de la que se sorbe la preparación; un termo para conservar el agua a temperatura óptima durante el todo escanciado; y el ingrediente primordial, la yerba mate.

La instancia inicial comprende una serie de maniobras preliminares, cuasi rituales, tendientes a obtener el mejor rendimiento del material. La yerba, como la noticia, debe tratarse con sumo cuidado para sacarle el mayor provecho. Así, primero se la coloca dentro del mate y (tomando la precaución de cubrirlo con la mano para prevenir que se esparza por doquier) se agita cual maraca a efectos de ‘airearla’ para una pareja liberación del sabor y evitar indeseables grumos que obstruyan el pasaje de la bombilla; acto seguido se le agrega una pequeña porción de agua calentada a unos 80 º C y se deja reposar para que se ‘hinche’. Dos detalles a tener en cuenta en este paso: debe dejarse un montículo de yerba sin humectar para su utilización futura y las cualidades del agua ya que de ella dependerá todo el devenir del cebado.

Debe emplearse agua corriente del grifo (aunque una secta de efectistas promueve los beneficios de echar un sifonazo en la primera cebadura), calentada sin llegar al punto de ebullición, pues hirviendo ‘quema’ la yerba y malogra todas sus propiedades, del mismo modo que no es conveniente soltar un dato candente sin dejarlo asentar un poco, a riesgo incinerarlo antes de tiempo o de que se evapore ipso facto en el fárrago de la información. Otro de las contingencias que conlleva el exceso de temperatura es el recalentamiento de la bombilla con el resultante de quemaduras que pueden ocasionar daños temporales y hasta permanentes en boca de los interesados; mientras que si se enfriase demasiado dícese que podría tener consecuencias devastadoras a otros niveles del tubo digestivo.

Cumplida esta etapa, se está en condiciones de dar comienzo a la sesión o ‘mateada’ que también tiene sus aspectos delicados, siempre con el fin de hacer durar la noticia, digo, la yerba. La mecánica en sí parece obvia, se va administrando el agua en pequeñas cantidades que deben ser sorbidas completamente antes de repetir el procedimiento tantas veces sea necesario hasta satisfacer los deseos de consumidor. Sin embargo, el agua no puede echarse a tontas y a locas; debe servirse de manera pausada y sesgada, pues un abordaje vertical y precipitado produce

formaciones lacunares el mate se ‘lava’, quedando irreversiblemente despojado de todo sabor y sustancia. El cebador experimentado sabe, como el periodista espabilado, que hay que ir abordando la materia de a poco y desde diferentes ángulos para que no se convierta en una cosa desvaída por inconsistente. En lo que al mate respecta, basta valerse de la bombilla a modo de una palanca de cambios, para ir efectuando movimientos angulados que permitan acceder hasta los más recónditos rincones del recipiente y extraer al máximo hasta el último vestigio utilizable que pueda albergar el porongo.

Hasta aquí, la receta básica de la que se obtiene el mate primitivo o cimarrón, ese humor amargo, ligeramente áspero con un retogusto de trazas ácidas y fuerte impacto en el paladar. Pero cada vez son menos los valientes que prefieren esta ruda versión nacida en el gauchaje de las pampas. Una opción vigente desde antaño, muy del gusto de las señoras y los niños, es endulzarlo mediante el añadido de azúcar o edulcorantes dietéticos, si se quiere cuidar la línea. Pero a lo largo de los siglos han aparecido todo tipo de aditamentos pasibles de ser incorporados al mate con diversas intenciones, ya fuere para atenuar sus características organolépticas, potenciar sus cualidades naturales estimulantes y digestivas, como modificar sus efectos a nivel orgánico e incluso sobrenatural. Desde, café, hierbas y cáscaras de vegetales con fines colagogos, diuréticos y laxantes; hasta filtros de amor, conjuros contra envidia y ‘ablandadores de voluntades’, hasta estupefacientes, todo puede ir a parar a la calabaza según lo que el cebador se proponga.

Aun sin aprobarla, se ha vuelto práctica corriente y admitida que nos sirvan las noticias, como mates, saturadas de condimentos espurios dispuestos a propósito para distorsionar, enmascarar o alterar su naturaleza. Que un asunto de faldas, o unas cuentas que no cierran, o unos rumores de dopaje, o sospechas de negociaciones a espaldas de la dirigencia… todo vale a la hora reforzar las ventas, los clicks o las regalías. Y al final, hasta el más reacio, termina prendiéndose en la rueda con pasiva fruición.

Y así como hemos visto que no todos los mates son iguales, tampoco los son sus agentes. A grandes rasgo se distinguen dos tipos de cebadores: el reservado, de rutinas casi anacoréticas, que desde el íntimo recogimiento procura a través del elixir la inspiración para el pensamiento analítico e introspectivo y, con ingenio conspiratorio ordena datos y monta las teorías que arrojará a la luz tan pronto nos tome desprevenidos; y por el otro lado nos encontramos con los expansivos, esos tipos que se las traen con el termo bajo el brazo y con afán proselitista pregonan como verdades sacramentales las maravillas que ofrecen en su porongos cual si del néctar los dioses, las mieles del Valhalla o la pócima del druida se tratase. No es que uno sea mejor que otro, a lo sumo, estos últimos pueden ser más molestos, pero en ambos anida el germen del peligro, la pretensión incontestada de ganar corazones y voluntades para su causa.

He aquí donde, en tanto madridistas, deberíamos replantearnos los yerros del pasado reciente en vistas a enmendar una omisión a la que no le hemos dado la debida trascendencia y sin embargo nos ha dejado expuestos como blancos expuestos al embate de ruinosas aspersiones: el Real Madrid hoy no cuenta con ningún tomador de mate en sus filas. Dejamos partir imprudentemente a Cristiano justo cuando empezaba a desarrollar el hábito del mate tras formalizar con su novia argentina; se nos pasó la summeriana sin traer a Dybala, ni a Icardi, ni a ningún otro rioplatense versado en las armas del porongo y la bombilla. Nos queda el uruguayo Valverde, pero su irrevocable condición de suplente hace temer por una pronta trasferencia o pase a préstamo de esos cada vez más frecuentes en la política del club ‘para que los más jóvenes se templen’ (?), y quién sabe entonces si regrese.

Por fin no parecían tan descaminados los que reclamaban el fichaje de Pogba. El francés bien pudo haber sido el instrumento idóneo salvar la honra en el último estertor; pues, aunque sin la ostentación de su rubio compatriota, no se sabe muy bien cómo resulta que el delantero del Manchester United adquirió en algún momento la afición por el mate y varias imágenes ya lo han delatado matera al hombro en aeropuertos y estadios.

Quizá todavía haya chances para revertir este fallo en el mercado de invierno, si es que el club se dispone a concentrar todos los esfuerzos para reclutar a algún tomador de mate o bien en adoctrinar al plantel actual para que desarrollen inclinaciones materas. Una buena medida sería que el Presi asumiese la responsabilidad de predicar con el ejemplo, aprenda a cebar y empiece a mostrase en público mate en mano toda vez que se le presente la oportunidad. Nunca se sabe, quizá se dé el caso de que se cruce por ahí con Sir Alex Ferguson, le extienda un cimarrón y lo convenza de soltar al codiciado Paul. Como decía una vieja propaganda de yerba, ‘las grandes historias comenzaron con un mate’.

 

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@juliapaga Madridista allende los mares.

12 comentarios en: Antimadridismo, prensa y el arte de cebar el mate

  1. Maravilloso artículo un placer leerlo y a pesar de que no tomes mate una gauchada la exposición y lectura dela mismo te envío un Link del tema desde Montevideo Uruguay En Facebook Uruguay Artesanias Poco sitio " te invitamos

    1. Hola Julio: Gracias por tu comentario. Me encantaría visitar el sitio, pero el link no se ha copiado. Me lo podrías enviar nuevamente? Muchas gracias. Julia

  2. Un aplauso de alguien que no conoce otro mate que el del ajedrez. El artículo me ha hecho recordar los versos del tango "hoy tenés el mate lleno de infelices ilusiones, etc." (espero que no seamos los madridistas quienes tenemos lleno el mate de ilusiones sin fundamento), así como un delicioso número de Les Luthiers, en el que discuten sobre las respectivas ventajas del mate amargo y el dulce (si me dan un encargo / pesado y largo / nada hay que más me impulse / que un mate ... (uno remata con "dulce" y otro con "amargo").

    1. Je je! Pensé en ese verso tanguero y también en otro refrán que recomienda ‘tomá mate y hamacate’ en el sentido de ‘despreocúpate’.
      Si nos dejamos fluir, los caminos del mate son infinitos, tanto que no hace falta tomarlo. Es espantoso!

  3. No tengo nada en contra ni a favor, del mate, pero la imagen de Griezman consumiendo, y hablando con acento porteño, me produce repelús. Quizá por la alegre asunción de costumbres ajenas, que demuestra una falta de convicción en lo propio.
    No desepere Julia, Valverde será titular con Zidane muy pronto. Ayer dio un gran paso adelante.
    Y me da igual que tome mate y que baile candombe en los ratos libres. Lo importante es que va a ser muy bueno.
    Un placer leerla, como siempre.
    Saludos.

    1. La aversión que nos produce Griezmann en sus esfuerzos denodados de trasculturacion son compartidos. Y me causa mucha gracia que le sienta usted acento porteño, pues lo que él desespera por convertirse es en uruguayo, y no hay cosa que los orientales rechacen más que ‘el cantito’ de los porteños. Pobre Antuán!

      Lo de Valverde ayer fue magnífico más allá de infusiones y tamboriles. Por fin empieza a justificar las credenciales que le asignara quien lo recomendó al Real Madrid, el gran Tito Gonçalvez, uno de los sueños incumplidos de don Santiago Bernabéu.
      Gracias por sus amables comentarios de siempre.

  4. Como siempre , interesante el texto que nos regala. Y siempre, se agradece, con su correspondiente dosis de humor.
    En cierta manera, aunque uno no sea “matero”, creo que la toma del mismo es en sí misma un ritual ( elaboración, pautas...).

    Por favor, siga ilustrándonos y haciéndonos llegar expresiones y conocimientos allende los mares.

    (*) Valverde... ¡ qué bien le viene la energía uruguaya al equipo !. De este jugador me gusta , especialmente, lo sosegado y calmo que se muestra en sus declaraciones públicas ; en contraste, la determinación y empuje que demuestra sobre el césped. No sé quién dijo que siempre había que tener un uruguayo en el equipo. Sin tomárselo al pie de la letra, hay que tenerlo en consideración.

    1. Gracias por sus siempre amables comentarios, querido amigo.
      El mate ha sido para mí una intriga, no menos que para tantos extranjeros (de alguna manera, como apenas tercera generación local en una estirpe de inmigrantes, soy más europea que criolla), y de allí a convertirse en materia de estudio fue sólo cuestión de decisión, oportunidad y tiempo. Luego de descubrir, claro está, que como bebida es una sustancia repulsiva y encima complicada.

      Valverde por fin empieza a hacerle honores a las credenciales que le asignara quien auspició su recomendación para el Real Madrid, el gran Tito Gonçalvez, uno de los sueños incumplidos de don Santiago Bernabéu, un señor dentro y fuera de las canchas que gracias a dios trabajó hasta el último de sus 80 y tantos años en la formación de jóvenes jugadores. Valverde empieza a demostrar la escuela de la que proviene.

      No obstante, quien ha vivido unos cuantos años en uruguay y ha llegado a conocer muy desde dentro la idiosincrasia de ese pueblo y de su fútbol, jamás se atrevería a avalar la afirmación que usted cita. Quizá hasta hace un par de décadas, en cambio, era muy atendible.

  5. "El mate es todo un tema" decimos en el Río de la Plata. Es una vía de comunicación efectiva más allá de la infusión en sí. La cultura del mate trasciende esta geografía, manteniendo su identidad. Considero que en tu nota se rescata simpáticamente esta característica. Muy acertado tu enfoque. Gracias Julia.

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