“Hay que seguir reforzando y mejorando. Tenemos la capacidad técnica y física para ser impredecibles, para jugar de diferentes maneras en ataque. Pero sin balón hemos dado pasos adelante, y eso no lo podemos perder”. dijo Xabi previo al derbi.
El Real Madrid ha conseguido recuperar la pelota en zonas de ataque nada menos que 84 veces, siendo el equipo de la liga que más recuperaciones consigue en campo rival. El compromiso defensivo de los blancos es la clave de este salto competitivo. No se trata únicamente de presionar alto, sino de hacerlo de manera coordinada, con mecanismos que permiten encerrar al rival y provocar pérdidas en zonas de máximo peligro. El dato de las 84 recuperaciones en campo contrario refleja una idea clara: Xabi Alonso quiere un equipo que viva en campo rival y que sea capaz de transformar la defensa en ataque en cuestión de segundos.
La presión tras pérdida es hoy la principal seña de identidad. La movilidad de los interiores, el despliegue físico de los carrileros y la agresividad de los centrales para ir hacia adelante generan un ecosistema en el que al rival le cuesta encontrar salidas limpias. “Tener las líneas juntas”, ese concepto que tanto hincapié mereció en la primera rueda de prensa de Xabi.
El Real Madrid ha conseguido recuperar la pelota en zonas de ataque nada menos que 84 veces, siendo el equipo de la liga que más recuperaciones consigue en campo rival. El compromiso defensivo de los blancos es la clave
En ataque, el Real Madrid se ha vuelto más eficiente. La presencia de Mbappé abre la posibilidad de atacar tanto al espacio como en estático; Vinicius y Franco suman desborde y desequilibrio; mientras que Guler y Valverde aportan llegada desde segunda línea. Es un equipo que puede adaptarse a rivales que esperan atrás o a otros que buscan un intercambio de golpes. Ante el Levante vimos cómo, tanto en el gol de Mastantuono como en el segundo de Mbappé, el equipo fue capaz de llegar al área rival en tres toques. Esa versatilidad convierte al conjunto de Xabi en uno de los más imprevisibles de la competición.
De cara al derbi, la gran incógnita está en si el Real Madrid será capaz de mantener ese nivel de intensidad durante los noventa minutos ante un Atlético que, por historia y por estilo, buscará bloquear las vías de progresión por dentro y castigar en transiciones. El reto es doble: sostener la presión y no caer en la trampa del intercambio físico que tantas veces ha beneficiado al equipo del Cholo Simeone.
El proyecto de Xabi Alonso parece encaminado a marcar una era. No solo porque los resultados acompañen, sino porque el equipo transmite una identidad clara que combina la tradición ofensiva del Real Madrid con una modernidad táctica difícil de encontrar en otros grandes de Europa. Si logra sostener la intensidad y gestionar las rotaciones en una plantilla cargada de talento joven, este modelo puede consolidar a los blancos durante el próximo lustro.
El derbi será, la primera prueba de fuego para medir a un alumno que hasta ahora no se ha enfrentado a un examen verdaderamente exigente.
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Solo el negreiro de turno y su compinche del var como miembros de esa organización delincuencial que es el Cártel Técnico de Árbitros pueden hacer que hoy no gane el Madrid, esperemos acontecimientos.
¿No le das ninguna posibilidad al Atleti en su campo? Creo que hemos ganado una vez en los últimos 7 años. Resulta obvio que llegamos bien, sin exagerar, pero bien, otra cosa es que vayamos de favoritos. Recuerdo que al Atleti le faltan 200 millones que apenas han jugado. Seamos cautos.
A ver, puede tener un día malo el Madrid como todos los equipos, o tenerlo malo el paleti y que el Madrid gane por goleada, pero en condiciones normales el Madrid es mejor y además los momentos de forma de los dos equipos son distintos.
¿No le das ninguna posibilidad al Atleti en su campo? Creo que hemos ganado una vez en los últimos 7 años.
Resulta obvio que llegamos bien, sin exagerar, pero bien, otra cosa es que vayamos de favoritos. Recuerdo que al Atleti le faltan 200 millones que apenas han jugado.
Estoy en un sinvivir, que desazón!