Esta noche en El Pireo jugamos frente al Olympiacos de José Luis Mendilibar uno de esos partidos lleno de mística que la vetusta Europa nos reserva cada tanto. Durante años, visitar el "infierno griego" suponía un reto de gallardía para todos los equipos que se enfrentaban contra los clubes helenos. Sin importar la disciplina, el deportista debía sudar sangre para ganarse sus laureles en la tierra de los grandes héroes y dioses. Paradójicamente, el Madrid de Xabi Alonso llega a la cita de esta noche con más pena que gloria. Los pupilos del tolosarra tienen una oportunidad inmejorable para demostrar su sed de victoria.
Volvimos del parón y las sensaciones futbolísticas no son buenas. Más allá del empate en el Martínez Valero, el Madrid no transmite gran cosa. En el arranque de la temporada nos podíamos escudar en los resultados. A pesar de la derrota dramática frente al Atlético, si alguien te recordaba la trayectoria del equipo, era bastante demoledor el argumento de que los resultados del equipo y la eficiencia de su juego prometían un horizonte futbolístico esperanzador.
podemos cuestionarnos el papel táctico de jugadores como Fran García. En el análisis reparto de notas, desde La Galerna se observaba lo siguiente: “No sabemos de qué jugó pero, fuera de lo que fuera, jugó mal”
Como suele pasar tras un parón de selecciones, el once que planteó Xabi Alonso fue sorprendente. Teóricamente partíamos con tres centrales, dos carrileros, una medular para jugar pero limitada físicamente y dos delanteros. Nombres poco habituales como Ceballos o Fran García volvían a la titularidad.
Las primeras impresiones al conocer la alineación no fueron muy buenas. Imaginando el dibujo y a partir de esos mimbres, poco bueno podía salir en una visita exigente como hoy es ir al Martínez Valero para medirse con el actual Elche de Eder Sarabia. Uno lleva suficiente tiempo viendo fútbol para predecir una “pájara” tras un parón de selecciones. El refranero nos recuerda que de mal vino nunca se ha hecho buen vinagre. El desaguisado estaba servido.
A toro pasado, podemos cuestionarnos el papel táctico de jugadores como Fran García. A ciencia cierta, no tenemos muy clara cuáles serían las indicaciones que el técnico le dio al simpático manchego antes de salir al campo, pero algo nos dice que conceptualmente no salió del todo bien. En el análisis del partido y posterior reparto de notas, desde La Galerna se observaba lo siguiente: “No sabemos de qué jugó pero, fuera de lo que fuera, jugó mal.”
Por tratar de dibujar una situación imaginativa y siguiendo la senda generosa de mi impresión sobre la gestión de titularidades y suplencias por parte de nuestro entrenador, estoy convencido que Fran García jugó de extremo izquierdo porque el tolosarra quería dar refresco a jugadores más castigados. ¿Y por qué Rodrygo estuvo todo el rato escorado por la derecha cuando se nos dijo que jugaría por la izquierda cuando Vinícius no estuviese? Supongo que Alonso busca darle minutos de calidad al brasileño en esa zona ahora que Mastantuono será baja por un tiempo.
Entiendo el debate sobre la meritocracia y otras observaciones. Por supuesto, cualquier consideración táctica es más legítima que mi apuesta por las rotaciones pero. puestos a buscar una explicación imaginativa, continúo con mi convencimiento: Alonso busca tener enchufados al mayor número de efectivos posibles.
Porque quedarse en el análsis del partido carece de exactitud. Si queremos ser justos, debemos evaluar la situación a nivel global. La dinámica del equipo no es buena. Por ello, creo que la raíz del problema es lo suficientemente profunda para pensar que se soluciona con cortes por los sanos.
No obstante, poco sirve buscar culpables o soluciones radicales. Es decir, entiendo que alguien crea que todo se soluciona con Jurgen Klopp o echando a los 25 jugadores de la primera plantilla. Es humano pensar que es cuestión de cromos, pero la lógica del deporte no respalda esta postura sentimental.
Es muy español eso de querer solucionar todo haciendo una “limpia”
Al contrario de lo que puede sostener un aficionado enfadado, en el fútbol como en la botánica funcionan mejor los esquejes. A partir de los fragmentos, se puede volver a rearmar un equipo. Muchas fases negativas de nuestra historia reciente así lo atestiguan. El Madrid del 2015 fue seguido del Madrid más ganador, o el bache de la temporada 2022/2023 fue rápidamente contestado por una plantilla que lo ganó todo a la temporada siguiente. Los mismos hombres y el mismo entrenador. Un par de fichajes y una baja tan importante como la de Karim Benzema. Quiero decir que el remedio para la enfermedad existe. Tenemos el ejemplo, apliquemos la receta.
Mucho se ha hablado estas semanas de si el madridista debe estar con su club y no anteponer a ningún jugador al equipo. Obviamente, todos coincidimos que ningún nombre está por encima del escudo. Sin embargo, detecto en redes algunos madridistas más aficionados a su entrenador que a sus jugadores. Esto sería el fenómeno opuesto a lo que tanto critican. La teoría que esbozan es que el entrenador debe tener mano dura, establecer una verdadera meritocracia y hacer una buena limpia en verano. Es muy español eso de querer solucionar todo haciendo una “limpia”.
El resto es tan fácil como hablar a toro pasado con el periódico del lunes. Todos podemos coincidir en posibles soluciones, pero las que suelen estar encima de la mesa son muy peregrinas. Por ello, conviene no volverse loco y guiarse por la razón. En este torbellino en que nada aporta, la figura de Florentino Pérez vuelve a resignificarse como faro. En la última Asamblea general, compareció un Florentino en plena forma con ganas de ajustar cuentas con los botarates del fútbol y recordar a propios y extraños quién es el Madrid. Muy recomendable la reseña que escribió Jesús Bengoechea sobre el acto: https://www.lagalerna.com/florentino-desencadenado/
La gestión de Florentino Pérez ha traído consigo más cosas positivas que negativas. Estamos en buenas manos. Parafraseando al inigualable Hugo Gatti, Florentino Pérez es el único galáctico de verdad, el único activo del club imprescindible. Todos los jugadores y entrenadores son suplantables.
Porque obviar nuestro último gran activo sería un error. Se empieza haciendo de menos la gestión del responsable de la segunda etapa dorada de nuestra historia y se acaba votando a un candidato campechano que promete traer consigo la españolización del Madrid con fichajes de renombre tipo Pablo Ibáñez o Santi Cazorla. Sé que suena chabacano, pero esto ya ha pasado y puede volver a suceder en cualquier momento. Es cierto que esto mismo lo hemos comentado muchas veces y luego nunca pasa nada, pero tanto chilla el pastor que algún día llegará el lobo de verdad.
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Quinta jornada de la Champions League y el Real Madrid vuelve a tener un desplazamiento. En esta ocasión visita al Olympiacos en el Karaiskakis. Una salida importante viendo el presente blanco y fundamental para el futuro en su camino para conseguir el top8. Es necesario un triunfo ante los griegos que no conocen la victoria todavía para capear el temporal, cambiar la tendencia y sumar 12 puntos a falta de tres jornadas. En el cuadro rojiblanco un viejo conocido del fútbol español al frente de los griegos: Mendilibar. Además, un campo que apretará de lo lindo con una de las aficiones más calientes del continente. El técnico vasco podrá contar con alineación de gala al no tener bajas ni sancionados. Mendilibar ha utilizado distintos sistemas durante su carrera como el 1-4-3-3, el 1-4-4-2 y el 1-4-2-3-1 y parece que será este último el elegido. El posible XI sería el formado por Tzolakis; Rodinei, Retsos, Pirola, Ortega; Hezze, Dani García; Gelson Martins, Chiquinho, Podence; El Kaabi.
A Mendilibar le gusta presionar fuerte en la salida del balón rival. En su estadio, ante su público y con un equipo como el Madrid saldrán muy fuertes los primeros 10-15 minutos de encuentro. Si lo hacen bien pueden poner en dificultades a los blancos y conseguir algún rédito. El cuadro de Xabi Alonso si supera la presión con éxito en pocos toques o con cambios de orientación es una rendija fantástica para crearle ocasiones y goles. Con una salida limpia, rápida y precisa los rojiblancos pueden llegar tarde y quedar desorganizados. Una máxima del técnico de Zaldibar es apretar y apretar. De esa manera acota los riesgos, aunque él mismo declara que a veces debería “replegar más”.
A la hora de sacar el cuero lo primordial y que buscan con más ahínco es la velocidad de ejecución. No se entretienen ni se complican en exceso y optan por salir jugando con celeridad ya sea a ras de suelo si es posible o si lo consideran adecuado mediante un balón largo a su hombre boya El Kaabi, que no es muy alto, pero si potente y fuerte. Ante el Madrid se espera a un equipo heleno caracterizado por un juego de transiciones rápidas, con la finalidad de que el balón llegue lo antes posible a las bandas y buscar el uno contra uno contra los laterales en jugadores hábiles como Podence y muy veloces como Gelson Martins. Así evitan pérdidas comprometidas e innecesarias en las proximidades de su portería y se saltan la presión rival. En caso de perder el balón, lo más positivo para el Real Madrid es que se puede encontrar un equipo largo y espacios interesantes para profundizar. Tampoco el Olympiacos desecha la posesión como se pudo ver en Montjuic ante el Barça, donde buscó proponer y acumular balón.
El cuadro rojiblanco está sufriendo en Champions, donde el nivel sube mucho respecto al de su Liga. Suma nueve tantos en contra en apenas cuatro partidos, aunque seis de ellos fueron contra el Barça, cuando el equipo jugó casi toda la segunda parte con diez hombres. Le está costando a Mendilibar formar una defensa sólida, fiable y expeditiva con el griego Retsos y el italiano Pirola como pareja de centrales. Por las bandas Rodinei y sobre todo el argentino Ortega son de pierna dura, y para coberturas y ayudas cuentan con el español Dani García, que demostró en Éibar y Bilbao ser un jugador intenso y agresivo en sus entradas. Se espera a un equipo que juegue duro, con mucho juego subterráneo y que pare con faltas a los blancos para cortar el ritmo y que no logren superioridades en ataque. Es un equipo que sufre en balones cruzados, pero el Madrid sin un nueve puro no suele utilizar este apartado. Aunque en Elche se vio que Arnold + Gonzalo podrían hacer daño en este aspecto. Por arriba, son un conjunto que defiende bien y con solvencia.
La eficacia goleadora es el gran debe del Olympiacos. Apenas dos goles en cuatro jornadas y uno de ellos fue de penalti. El equipo ha tenido momentos en los que llegó contra el Barça, PSV y Pafos, pero se le nublaba la mira a la hora de ejecutar ante el marco rival. Mucha parte de su talento reside en las bandas y en lo que pueda crear Chiquinho por el carril del 10. El marroquí El Kaabi ha notado el cambio de la Europa League donde marcó siete goles la temporada pasada a la actual Champions League. En el banquillo como revulsivos están el iraní Tahremi que ya sabe lo que es marcar mucho con el Porto y también con el Inter, y el frío Yaremchuk, que tiene mucha calidad pero cada vez sale con más cuentagotas. Mendilibar va a plantear un partido en el que buscar peligro por los costados, ya sea en velocidad con Martins o en acciones individuales y diagonales de Podence. Otro aspecto en el que pueden superar al Madrid al que le faltan centímetros es en las jugadas de estrategia.
Dos conceptos definen el libreto de Mendilibar son intensidad y agresividad defensiva y ofensiva. El propio técnico asevera que “la idea siempre es la misma. Jugar más cerca de la portería contraria que de la mía. Si juego cerca de la mía, a cualquier error, gol. Tener el balón por tenerlo no quiero”. Para ello aboga también por ser muy poderoso y competitivo en los duelos aéreos o a ras de césped entrando con vigor, decisión y fuerza en los balones divididos. A Mendilibar no se le caen los anillos por jugar el balón en largo y buscar rechaces o segundas jugadas. Un equipo que aproveche los espacios y sea muy vertical y vertiginoso en sus contraataques será el arma empleada contra los blancos. Sabe que dispone de jugadores veloces, con pausa y talento para conseguir contras en pocos toques antes de que el Real Madrid pueda ordenarse. Será un partido exigente y el Olympiacos competirá.
El portugués Daniel Podence siempre fue un futbolista talentoso, con calidad, habilidad, visión de juego y sobre todo un magnífico disparo. Es su tercera etapa en el Olympiacos, equipo en el que dio lo mejor de sí durante su carrera y donde logró sus mejores marcas anotadoras. Ya está lejos del nivel de los 15 goles y 11 asistencias conseguidas hace unas pocas campañas, pero sigue siendo el futbolista más peligroso de los griegos si tiene el día inspirado. No explotó tanto como se preveía en su etapa en el Sporting, sin embargo, ha hecho carrera entre el conjunto griego y sus años en la Premier League defendiendo la camiseta de los Wolves. Un jugador al que no se debe dejar pensar cerca del área porque saca unos latigazos fantásticos con su diestra.
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El formato de la Euroliga convierte buena parte de la liga regular en un largo vals de partidos donde el resultado inmediato casi nunca es definitorio. Se puede tropezar en noviembre y acabar volando en abril. Sin embargo, Scariolo, viejo zorro conocedor del circo que rodea al club que entrena, llegaba con semblante serio al enfrentamiento contra el líder de la competición. No porque una derrota fuese definitiva, sino por la certeza de que a sus muchachos les está costando encontrar sensaciones. Ni siquiera en el desmedido entorno blanco se puede hablar de crisis, pero sí hay algo de desconcierto, lo que conlleva ese perenne ruido de fondo que tantas veces menoscaba la tranquilidad necesaria para la construcción de algo a medio plazo.
Los merengues aterrizaron en Bulgaria con una sombra interior: la sospecha de que su baloncesto está estrechado desde el inicio de temporada. Ante porcentajes muy grises desde el perímetro, el ataque del Madrid se ha convertido últimamente en un constante asalto al aro por dentro, insistente pero legible, casi confesional. Las defensas rivales ven facilitada su labor si no hay amenaza de tres, por lo que les basta con amontonar hombres en la zona. Vencer al Zalgiris encestando solo dos triples -nueve intentados- constituye una hazaña tan excéntrica que puede venderse simultáneamente como una proeza o como una debilidad: sí, se ganó, pero al mismo tiempo se exhibió una anemia exterior preocupante.
Ante el Hapoel, sin embargo, algo se movió. El balón, esta vez, encontró refugio también más allá del 6,75. Los triples, viejos amigos reaparecidos, abrieron la pista como quien descorre cortinas en un salón que parecía más pequeño. De pronto, el ataque no era un monólogo interior, sino un dueto entre dentro y fuera. Y en ese vaivén, el Madrid respiró mejor. El 36-39 al descanso no era un marcador imponente, pero sí reflejaba una declaración de intenciones: se puede ganar sumando amenazas, no solo insistiendo en una.
el ataque del Madrid se ha convertido últimamente en un constante asalto al aro por dentro, insistente pero legible, casi confesional. Ante el Hapoel, sin embargo, algo se movió
Por otro lado, donde el equipo blanco mostró su verdadera piel fue atrás. Hubo tramos en los que Micic, señor de la Euroliga, parecía atrapado en un laberinto de ayudas, manos y sombras, respirando por una rendija. El Madrid le complicó cada recepción, cada bote, cada lectura; cuando el talento no fluye, el control bascula. El equipo de Scariolo creció a partir de una dirección inteligente de Campazzo, acompañada de la habitual intimidación de Tavares -demasiado errático en los tiros libres- y de la versión más concentrada de Hezonja, la que parece levitar un segundo antes de saltar. El croata fue el armazón invisible, el aire alrededor de la acción, el tipo que no solo anota, sino que interpreta. Se le ha pedido que esté con mayor regularidad: no se puede negar que, en la cancha del líder de la Euroliga, estuvo.

Tras la reanudación, los israelíes aumentaron su intensidad, ajustaron el rebote y trataron de castigar las pérdidas del Real, auténtico agujero negro. Cerrado el grifo por dentro, el acierto desde la línea de tres les permitió ponerse por delante, aunque la brega de algunos secundarios, como Abalde o Feliz, mantuvieron a flote a los madridistas. El Hapoel puso a prueba los nervios blancos al devorar una ventaja en los últimos minutos: se volvió a sentir esa corriente fría que aparece lejos de casa cuando la grada ruge y el reloj se afila. No obstante, un par de contraataques de Deck y Mario dejaron el electrónico en un esperanzador 71-75. En ese instante decisivo, un gris Maledon se resbaló en la posesión que estaba llamada a sentenciar, la cual concluyó con un triple -muy posible que pisando la línea- de Motley.
Acaso este partido se convierta en un punto de inflexión, el viraje necesario en el ánimo de una plantilla sobresaliente. Hay triunfos que valen más que los puntos: valen silencio ante la crítica y memoria en el vestuario.
Los fantasmas se cernieron sobre el dubitativo espíritu merengue, por lo que Scariolo trató de refugiar a los suyos en la defensa. Deck, rocoso y preciso, secó la última acción del Hapoel, empujando el guion hacia un uno contra uno aislado de Maledon. El francés se jugó la bola —falló— y el rebote fue a parar a Hezonja. Y ahí, en ese segundo suspendido, el MVP del partido cometió una insensatez: en lugar de agotar los nueve segundos, lanzó un triple desde ocho metros, quizá convencido de que el balón no había besado el aro antes. Fue un latigazo de impulso, un soplo de caos. Hubiera sido una injusticia tremenda que su colosal actuación se hubiese visto empañada.
Por fortuna, el Hapoel también erró. Y en ese fallo ajeno se selló la victoria blanca. Decíamos que el formato de la Copa de Europa actual disminuye el valor de los encuentros de la liga regular. Pero ganar en la cancha del líder, en un final así de apretado, reencontrándose con la defensa y con el triple, puede ser algo más que una victoria aislada. Acaso se convierta en un punto de inflexión, el viraje necesario en el ánimo de una plantilla sobresaliente. Hay triunfos que valen más que los puntos: valen silencio ante la crítica y memoria en el vestuario. Y este huele a uno de esos.
Buenos días, amigos. No podemos decir que la prensa de hoy venga aburrida. Se le pueden aplicar otros calificativos, pero no ese. El equipo cliente de Negreira sufrió un severo correctivo (3-0) a orillas del Támesis. Stamford Bridge fue el escenario de una de las mayores cafradas arbitrales jamás perpetradas a favor de la ominosa escuadra blaugrana, y a juzgar por el regocijo con que lo vivieron las huestes blue parece que no lo olvidan por esos lares. Entre los cánticos que la afición del Chelsea dedicó a la gente de Flick, destacó por lo llamativo un cariñoso “Barcelona will always be Spain”. En La Galerna no nos metemos en política, pero a nadie le escandalizará la sonrisa que la profecía nos suscita, no por el vaticinio político que incluye, sino por lo bien que le habrá sentado a Jan.
La prensa cataculé, por lo que sea, ha amanecido cariacontecida. Como podéis ver en sus lastimeras portadas, aceptan la justicia de la derrota y se revuelven contra Flick y contra la expulsión de Araujo, que de algún modo marcó el encuentro. A nuestro juicio, fueron claramente avasallados por los locales, con el surgimiento de las correspondientes dudas sobre su proyecto. A pesar de que el calendario de esta fase de Champions que les queda es irrisoriamente fácil, no está claro que los blaugranas se clasifiquen entre los ocho primeros.
Pero lo peor son la dudas en el juego, muy deficiente e inofensivo. En nuestra opinión, tres fueron las ausencias que marcaron el partido, una temporal y las otras dos permanentes.
As también da todo el protagonismo al varapalo sufrido en las cercanías de Fulham Broadway Station por los sobornadores de colegiados, aunque también tiene tiempo para informarnos de cosas como la paliza sufrida por el Villarreal en Dortmund (que suscitó por parte de su entrenador, en rueda de prensa, la ya histórica sentencia “Ellos no tuvieron oportunidades” cuando el marcador fue de 4-0) y la victoria del Real Madrid de los canastos en Bulgaria, con un Hezonja estelar que, sin embargo, estuvo a punto de echarlo todo a perder en una acción absurda a falta de pocos segundos. Sobre esto último podréis leer hoy en La Galerna a Pablo Rivas.
Para finalizar, tenemos la delirante primera plana marquista. No traen como argumento principal la derrota culé en Stamford Bridge. Tampoco la previa del importante choque que esta noche enfrentará a nuestro Madrid con el Olympiacos. No. La portada es para el Atleti, que también juega hoy, y además una doble página.
La Central Lechera, amigos. La Central Colgate, más bien.
El susto del titular es morrocotudo. “Puf, en su pasión colchonera esta gente ha olvidado que para alcanzar la Novena es menester haber ganado antes la Octava, y para la Octava la Séptima, y así sucesivamente hasta la Primera, que según creencia popular aún le debe el fútbol al cholismo".
Después comprendemos que no se refieren al número de Champions, sino a no sé qué, algo en todo caso tan poco evidente que lo tienen que explicar. Os dejamos en todo caso con una instantánea furtiva sobre el momento en que Marca cocinaba ayer la portada de hoy.
Pasad un buen día y, cuando lleguen las nueve, a pesar de los últimos partidos, reconectad con el madridista ilusionado que aún tenéis dentro. Intuimos que en Grecia se verá algo grande.
Ojalá.
Desconozco cuántos partidos han visto del Real Madrid los “comunicadores” que siguen de cerca al equipo blanco. Igual que lo desconozco de cada persona que está detrás de cualquier cuenta de las redes sociales en las que estos días sólo vemos críticas, con razón, por cierto. Sin embargo, hay algo que sí conozco, el número de partidos que yo he visto jugar al Real Madrid desde que llegó Xabi Alonso y su nuevo cuerpo técnico, que son todos.
No me puedo olvidar del Mundial de Clubes tan pronto como lo quieren hacer otros, incluso el propio Xabi, del que nunca he llegado a entender esas ganas por ponerlo en otro contexto, ya que es sin duda el mejor juego que ha mostrado el equipo desde su llegada. Sin prácticamente vacaciones, empezaron a viralizarse muchos vídeos de lo bien que estaba entrenando el equipo. Había llegado al club un entrenador con ganas de imponer las ideas que traía de su exitosa etapa en el Bayer Leverkusen y unos jugadores con la necesidad imperiosa de demostrar que lo vivido en el último año de Carlo Ancelotti había sido algo puntual, de borrado rápido.
El buen fútbol es mucho más relativo que el malo, siempre habrá personas que disfruten más dominando el 70% de posesión con bloque alto, otros a los que les guste más dejar que el rival pueda jugar, pero aplicando un sistema diseñado al dedillo para salir al contragolpe como si no hubiese un mañana, y un tercer grupo que quiera de todo un poco. Pero el malo lo reconoce todo el mundo, nadie duda de que el año anterior a la llegada del tolosarra, el único término educado que nos quedó a los madridistas para definir el fútbol que hacía el equipo era ese, el de “malo”.
De ahí la ilusión por ver a un técnico joven a los mandos del equipo con propuestas nuevas, un mensaje claro en ruedas de prensa; inolvidable aquel anuncio sobre lo reconocible que sería su equipo el día que fue presentado como nuevo entrenador del Real Madrid. Ahora ya no sé si fue fruto de lo desencantado que acabé la temporada anterior o si de verdad en los primeros partidos del Mundial de Clubes el equipo jugaba tan bien como pensaba. Supongo que la mezcla de ambas cosas, pero lo que no es debatible es el cómo se situaba el conjunto en el campo y la pronta recuperación tras pérdida que se veía en el verde.
Hay gente que debe estar pensando que Xabi ahora en las charlas pide al equipo no presionar, no ganar duelos, que la línea defensiva no esté ordenada y también solicita a sus jugadores no defender bien una sola marca en los balones parados de los contrarios
El libro de lo bonito o no que se jugase al fútbol en aquellos partidos es como el de los gustos, habrá opiniones de cualquier tipo, pero los hechos son los hechos. El equipo presionaba como hacía años que no se le veía hacer a ningún Real Madrid analizado anteriormente. Recuperaba arriba, pronto y con una línea defensiva que no bajaba del centro del campo a la hora de entrar en fase ofensiva. Esto ya eran suficientes muestras sobre que, al menos en primera instancia, el equipo sí le compraba el discurso a su nuevo entrenador.
Os invito a revisar todas las posibles crónicas en vídeo que tengáis a vuestro alcance de los encuentros contra el Liverpool, Rayo y Elche. Porque no, no es normal un cambio de actitud tan radical. El otro día (error mío), me puse a leer a algún que otro miembro de los medios que están buscando la mínima excusa para atizar a todo lo que tenga relación con el Real Madrid, y comentaba esta persona que Xabi Alonso no estaba dando con la tecla táctica. En resumen, decía que no estaba consiguiendo que el equipo presionase ni jugase como lo hacía su Leverkusen.
Esta gente se debe estar pensando que el entrenador del club blanco ahora en las charlas pide al equipo no presionar, no ganar duelos, que la línea defensiva no esté ordenada y que ya para rematar los entrenamientos también solicita a sus jugadores no defender bien una sola marca en los balones parados de los contrarios.
Esto va mucho más allá del sistema, no hay que tener información de dentro para poder comentar lo que ve todo el mundo. A los jugadores les ha ocurrido algo hasta, al menos, el día de hoy, que escribo este artículo, en cuanto a la relación personal con el entrenador. El equipo, por pura lógica, está mejor físicamente que cuando se alojaba en Estados Unidos a 35 grados a la sombra sin haber descansado más de una semana, sin embargo, corre menos, defiende peor, ya no presiona y, para colmo, cuando le toca atacar, que a priori es lo divertido para un jugador de fútbol, muestra desgana y desorden.
A los jugadores les ha ocurrido algo hasta, al menos, el día de hoy, que escribo este artículo, en cuanto a la relación personal con el entrenador
Me da mucha pena que un proyecto que empezó con una pinta estupenda se esté muriendo, por el motivo que sea. Esto es como cuando se habla de qué fue antes, si el huevo o la gallina. Pero qué más da si tiene más culpa el entrenador por no haber sabido tener el trato que necesitan los jugadores del Real Madrid o si son los jugadores los que por culpa de sus aires de grandeza se deben llevar mayor porcentaje en ese reparto de culpas. De verdad, qué más da, lo importante es que el mecanismo ha dejado de funcionar.
Lo que sí parece bastante claro es que los jugadores no deben ser del todo conscientes de que Xabi Alonso como jugador no fue un cualquiera, es ganador de todo tanto con el Real Madrid como con la selección española. Como mínimo, creo yo, se merecía y merece un intento más largo de creer en su trabajo, en los cambios o suplencias en según qué momentos. Esto que no quita que también haya cometido errores, como aquel inexplicable cambio de Vinícius el día del clásico para sacar al apático Rodrygo. Pero por si nada de esto les valiese, quizás no les vendría mal mirarse el escudo que portan en el pecho cuando un jugador del Rayo o del Elche, con todos mis respetos a ambas entidades, te dejan en ridículo en un terreno de juego siendo tú, a priori, muy superior a ellos.
No sabemos cuándo ni cómo acabará el proyecto XA. Por el bien de todas las partes, ojalá que lo haga en varios años. Pero lo que sí se está acabando es el mes de noviembre, y lo está haciendo con el Real Madrid líder del campeonato nacional y cumpliendo con lo exigible en la Champions League, con una victoria ante el máximo rival hace tan sólo unas semanas, algo que no ocurrió en ninguno de los enfrentamientos que se dieron entre el Fútbol Club Barcelona y el Real Madrid durante toda la temporada pasada.
Sin embargo, todo esto no le será suficiente a Xabi Alonso de no conseguir reconducir la situación que está viviendo el equipo en el césped durante el desarrollo de los últimos partidos del equipo merengue. Mi sensación personal es que les toca a los pesos pesados del vestuario decidir si quieren tirar una temporada más —ya sería por segundo año consecutivo, poca broma— o bien juntar a todas las partes involucradas, a todas, y anteponer el interés del club por encima de ellos, también de Xabi, citarse para cuando acabe la temporada y una vez ese momento llegue, antes de partir al Mundial, poder decirse a la cara el porqué debería o no seguir este proyecto adelante. Espero que todos sepan que el Real Madrid va a seguir ganando más pronto que tarde con o sin estos jugadores, con o sin este cuerpo técnico, de todos depende seguir o no dentro cuando esto pase.
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No por conocida, la anécdota pierde vigencia y garbo. Corría el 25 de abril de 1999, cuando el entrenador del Madrid, por entonces John Benjamin Toshack, soltó uno de sus ingenios tras un pésimo empate en el Helmántico: “Los lunes pienso en cambiar a diez jugadores, los martes a ocho, los jueves a cuatro, el viernes a dos, y el sábado ya pienso que tienen que jugar los mismos cabrones de siempre”. El galés, que había iniciado su segundo periplo en el club sólo dos meses antes, sería descabalgado en noviembre tras la ocurrencia de los cerdos volando por Chamartín.
Mal augurio, aunque no se puede decir que el actual inquilino del banquillo blanco siguiera la misma filosofía de Toshack en Elche, donde pegó un revolcón al equipo y, presuntamente, también al sistema. Pero el coche sigue sin carburar y ya se están acabando los rincones para esconderse.
Hasta el actual bache de tres partidos sin ganar, sinónimo en el Madrid de jugar a ser faquir sobre un volcán, se vencía aun sin convencer. Incluso dio para un colchón en la competición doméstica. Pero ahora ni una cosa ni la otra y el margen se ha finiquitado. Si el batacazo del Metropolitano se explicó desde la falta de tiempo y acople, la caída en Anfield medio se justificó arguyendo que es escenario donde la derrota es una opción y el insuficiente en Vallecas tuvo el amparo de la dificultad de desenvolverte en una ratonera, ¿qué sucedió ante el conjunto ilicitano, que no es un grande, ni posee un estadio de tronío, ni se encierra tras un fortín?
El coche sigue sin carburar y ya se están acabando los rincones para esconderse
Valdano, como de costumbre, pone el bisturí sobre la herida: “Da la sensación de que el centro del campo piensa lento, no maneja con autoridad los ritmos del encuentro”, analizó en uno de los canales con derechos de los partidos. Y esto, según su criterio, favorece la vulnerabilidad atrás y no contribuye a la fluidez en ataque. En este sentido, no es descabellado concluir que, aunque Güler posee uno de los pies más dotados de la plantilla, alejarlo de Mbappé ha mermado su capacidad e influencia, por lo que, paradójicamente, su mayor problema ha sido el regreso de Bellingham. Los números, como el algodón, no fingen: en la última victoria (frente al Valencia) el equipo recuperó 46 balones en terreno rival, mientras en los tres últimos partidos el promedio es de 23. Además, sólo ha rematado 14 veces en total a puerta en ese mismo tramo mientras la media de los encuentros anteriores era de 10 cada 90 minutos.
Lo visto ante el Barcelona, principal y destacadamente la recuperación del orgullo, el compromiso y la rabia se ha desvanecido. Y eso requiere de un análisis completo y a cara descubierta por parte del entrenador y de los jugadores si se quieren implementar las soluciones adecuadas. Porque nadie parece salvarse de la zozobra, ni el capitán del barco —que en Elche, cuando vinieron mal dadas, se rectificó introduciendo a los damnificados Valverde, Vinícius y Camavinga—, ni los marineros, cuyo compromiso e intensidad comienza a ponerse en cuestión de manera cada vez más intensa y evidente.
Y es que el fútbol tiene estos misterios que a la vez lo convierten en algo extraordinario: te permite ir líder, con 10 victorias de 13, cabalgando una severa crisis de juego e identidad al tiempo que el undécimo en la tabla, con sólo tres triunfos, puede ser el paradigma de todo aquello con lo que hay que cumplir para embellecer este deporte. Pero así es el negocio con la línea entre el funambulista y el suicida más corta del mundo, y Xabi Alonso lo sabe. Como también es consciente de que la frustración pare destituciones, mal del que nadie está exento. Y mucho menos en el banquillo más cotizado y exigente del mundo.
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Buenos días. Los tiempos siempre están cambiando, de lo contrario, no serían tiempos, sino fotografías. Lo que sucede es que la mutación se ha vuelto exponencial. La velocidad del cambio acumula tal energía cinética que si no te adaptas ya la realidad te atropella y desintegra.
En apenas un mes de verano, el Madrid maravilloso de Ancelotti que arrasó en la campaña de la 15 pasó a firmar una de las temporadas más deprimentes que se recuerdan. A Carlo se le adivinó en el gesto desde el comienzo que algo no iba bien, y el compromiso de los jugadores no llegó a lo que se le exige a un profesional del Real Madrid.
Xabi pareció reanimar al grupo en tiempo récord. De hecho, lo reavivó. Fue un soplo de aire fresco: presión, trabajo, automatismos tácticos, irrupción de jugadores. Dio sus frutos y colocó al equipo líder, donde sigue. Pero sería de necios negar que las aguas alrededor están creciendo y, si el Madrid no se adapta al cambio, el vestuario puede resultar anegado y el oleaje puede volcar el barco.
And admit that the waters around you have grown
And accept it that soon you'll be drenched to the bone
If your time to you is worth savin′
Then you better start swimmin' or you'll sink like a stone
For the times, they are a-changin′
Porque el Madrid no espera a nadie, ni siquiera a sí mismo. Da igual tu bagaje, si no sigues nadando con las ganas del primer día, el bravo océano de espuma blanca te ahoga. Y si los triunfos logrados te han saciado, lo mejor es que pruebes en un mar más tranquilo. O en una piscina. Nadie está obligado a luchar toda la vida si no se siente con fuerzas. Para el Madrid no sirve todo el mundo y, quien sirve, a menudo, solo lo hace durante un tiempo.
As lo resume en «Toque de atención», seguido de «En el Madrid preocupa cierta desconexión entre Xabi Alonso y la plantilla. También una caída general de tensión tras el Clásico. Se desploman las recuperaciones en campo rival y se disparan los tiros contra la meta blanca». Hoy no podemos poner un pero: es la realidad.
Es un toque de atención porque se está a tiempo de enderezar el rumbo. De hecho, el catastrofismo ni aplica ni conduce a nada bueno. El Madrid está en buena posición en todos sus frentes. Es cuestión de tiempo y trabajo, como siempre. Sucede que la combinación tiempo y trabajo es poco atractiva para los amantes de lo sumarísimo, de los modos gilescos, y la paciencia es más escasa que la honestidad en el fútbol español.
Tiempo y trabajo, eso sí, con sentido y un objetivo claro y común solo con quienes decidan comprometerse.
En el diario de PRISA también leemos una esquela que reza: «Superliga y Madrid ponen en marcha la demanda para reclamar 4.500 M€ a la UEFA». Los tiempos están cambiando y Ceferin se agarra al cable del telégrafo para no ser arrastrado por ellos mientras Florentino cabalga a lomos de la fibra óptica. El máximo organismo europeo del fútbol sigue empeñado en modificar el VHS mientras la juventud consume en streaming.
The order is rapidly fadin′
And the first one now will later be last
′Cause the times, they are a-changin'
Y los tiempos changin’ tan raudos que aparecen portadas giradas 90º, como la de Marca.
Frontispicio que no vamos a comentar porque las contracturas cervicales no nos permiten adoptar la postura en cuestión. Lo que sí vamos a tratar son las palabras de Javier Tebas al medio gallardo.
Javier Tebas lanza en @marca un aviso a todos aquellos que ven el fútbol pirata en España#PremiosMARCA2025 pic.twitter.com/cZeVT4acMF
— MARCA (@marca) November 24, 2025
Quien paga manda, y Marca brinda su particular Aló, presidente al sátrapa de la liga. Como es costumbre últimamente, se lleva una nota de la comunidad en X desmintiendo las amenazas de Tebas.
Es curioso que este señor de apariencia espectral diga que «no hay excusa para robar», es como si Lamine Yamal o algún exministro dijeran que no hay excusa para contratar chicas de imagen. Un Tebas que de facto pretendió robar derechos al Real Madrid, motivo por el cual el club debe articular mecanismos de protección de su patrimonio y blindarlo frente al expolio de dictadorzuelos tropicales como este.
Tebas desea seguir regentando su videoclub particular en 2025. Es entendible que él lo haga, pero no que lo apoyen el resto de clubes a excepción del Madrid, porque si no se adaptan a los tiempos Prime, Netflix, Apple o Unify van a ser arrastrados aguas abajo. Si no entiendes lo que está sucediendo o no quieres ayudar, apártate.
Come mothers and fathers throughout the land
And don′t criticize what you can't understand
Your sons and your daughters are beyond your command
Your old road is rapidly aging
Please get out of the new one if you can′t lend your hand
'Cause the times, they are a-changin'
De Sport y Mundo Deportivo, salvo resaltar que el Espanyol volvió a ganar, esta vez al Sevilla con goles de Pere Milla y Roberto, nada que decir, el tiempo ya los ha arrasado. Están muertos, como en el Sexto Sentido, y se mantienen zombis con el alimento de Tebas y del Barça. Ya ocurrió lo predicho en los versos de Dylan.
'Cause the battle outside ragin′
Will soon shake your windows and rattle your walls
For the times, they are a-changin'
Recordad también que cualquier vaticinio que hagáis en estos momentos será probablemente errado. Del mismo modo que la zozobra brota inopinadamente en tiempos de bonanza cuando nadie la ve venir, los momentos de gloria surgen cuando menos los espera nadie.
Porque los tiempos siempre están cambiando.
Pasad un buen día.
Hace unos días conocíamos la noticia de que Tom Cruise ha recibido un Óscar honorario, premiando toda su carrera. En analogía con el balompié, sería algo así como un trofeo generacional, otorgado por votación planetaria o por consenso de las instituciones no corruptas del fútbol, es decir, casi todas menos las españolas, que deberían tener en sus vitrinas las familias de Alfredo di Stéfano, Gento, Juanito, y la sala noble de las casas de Raúl y por supuesto de Cristiano Ronaldo.
Ethan Hunt es el personaje de ficción que más ha caracterizado a Tom Cruise en los últimos veinte años. Por otro lado, extraordinario actor de blockbusters en los 80: Risky Business, Top Gun, Nacido el 4 de julio (que Dios perdone a La Academia). En los 90: Algunos Hombres Buenos, la primera Mission: Impossible. Minority Report o El último Samurai fueron grandes películas de los 2000. Pero sobre todo las misiones imposibles a partir de 2010 y las distópicas e interesantes Oblivion o Al filo del Mañana.
Encarnando a Ethan Hunt, Cruise se ha caracterizado por salvar al mundo de catástrofes, de villanos, del mal; Ethan Hunt es, como Cristiano Ronaldo, imparable. Dan lo mismo las dificultades, el nivel de los enemigos, la exigencia de la misión. Siempre sale adelante, pero, a diferencia de otros héroes hiperprovistos de testosterona, como James Bond, Hunt no le mira las curvas a sus compañeras de reparto (o no notamos que lo haga, porque el americano es un caballero).
Sin embargo, ocho apariciones de Cruise como Ethan Hunt no le han servido para cosechar un Óscar competitivo. La academia tiene normas tan claras como las del Balón de Oro y, probablemente, igual de éticas: ahora este, porque es negro; ahora esta, porque es sordomuda; y ahora el pequeño hormonado, porque su club paga en especie y en metálico. Si no interpretas a un yonqui, un tullido, engordas o adelgazas cincuenta kilos para un papel o interpretas a un enfermo mental como el Joker sin que se note que lo eres de verdad, no hay nada que hacer. Cruise es un superhéroe sin capa, como Cristiano. Un hombre normal capaz de logros extraordinarios. Uno en la ficción, otro sobre el césped.
Ronaldo también tiene su carrera de blockbusters. Empezando veinte años después que Cruise, lógicamente. Entre 2000 y 2009, Ronaldo goleó para tres clubes, deslumbrando al mundo. Quién no recuerda sus goles de 40 yardas con el United. La década de los récords, sin embargo, fue la que vistió de blanco. 450 goles con el Real Madrid. 17 en una sola Champions de las que todavía no jugaban equipos de barrio en la primera ronda. Estamos hablando de un bicho que ha metido 2 repókers, 11 pókers y 66 hat tricks hasta el momento y que, desde 2020, sigue promediando más de 40 goles por temporada. Ronaldo mantiene de algún modo la motivación para llegar con su selección al próximo mundial. Él no lo ha dicho, pero yo creo que aguantará en activo hasta el día en que meta su gol número 1000. Ese día dirá adiós sobre el césped, se parará el partido y se parará el planeta.
Cruise es un superhéroe sin capa, como Cristiano. Un hombre normal capaz de logros extraordinarios. Uno en la ficción, otro sobre el césped
Fin de semana agridulce. Juego nihilista en Elche de un equipo indolente, otra vez apático. Me pilló lejos de casa. La verdad, me perdí todos los goles igual que perdí el interés por el partido hacia el descanso. Seis partidos de la NFL simultáneos de fondo en las teles de un sport bar fueron mucho más interesantes de ver, sin ser yo un seguidor de eso que medio planeta llama también fútbol. La conversación de mi acompañante fue mucho más interesante que cualquier espectáculo periférico. No me apetece hacer sangre, pero empiezo a ver en Rodrygo un futbolista irrecuperable y también veo que ni con cuatro ni con cinco defensas somos capaces de armar el juego. El centro del campo, que debería ser una máquina de fútbol, es un descontrol abarcando kilómetros, con todos los futbolistas corriendo imprevisiblemente en cualquier dirección. Tenemos una dependencia inesperada de Tchouaméni, que es quien viene evitando el desorden, recuperando y manteniendo junto el equipo. Está empezando a ponérsele cara de Casemiro.
Sin embargo, el día tuvo su parte dulce. Por fin vimos a Florentino enumerar con claridad y concisión todos los males del fútbol español y europeo en la asamblea del club. Le vimos reproducir lo que humildemente señalamos cada día en La Galerna: el salario de Tebas, el control de los medios de comunicación, el oscurantismo con los dineros, las maniobras de Tebas para apropiarse del patrimonio del club que da de comer al resto, las patadas de ahogado de las élites del fútbol europeo, peleando a vida o muerte por el último canapé.
Florentino nos recordó, alabado sea el Señor, que ese club del que usted me habla pagó durante décadas a un dirigente arbitral, justo un día después de que el títere recién llegado al CTA recomendara olvidar la corrupción, sin mencionar siquiera al corruptor, pero teniendo un recuerdo compungido para los árbitros, pobrecitos, los más perjudicados, según él, por el negreirato. No me pueden dar más pena. Angelitos míos.
No lo sabíamos, pero la necesitamos: me propongo escribir a la agencia de representación de Cruise para ofrecerles el guion de la novena entrega de Mission: Impossible. En la trama, Hunt acabará con la podredumbre del fútbol español arrojando luz sobre todos sus entresijos. Quién sabe, es cine, tal vez Luther pueda resucitar para ayudar a Futbolgate y al juez instructor para que consiga atar todos los cabos del caso. Luther sabe cómo detectar y desactivar zombis en X, será muy necesario. Benji podría interceptar cualquier intento partidista de evitar la sentencia y Grace podría mimetizarse entre políticos para que no puedan meter las manos en el caso. Afortunadamente, los que desearían poner sus manos sobre Grace están a punto de compartir pastilla de jabón en duchas comunitarias.
me propongo escribir a la agencia de representación de Cruise para ofrecerles el guion de la novena entrega de Mission: Impossible. En la trama, Hunt acabará con la podredumbre del fútbol español arrojando luz sobre todos sus entresijos
Y es que en estas películas siempre se acaban descubriendo tramas ocultas. Tal vez Tebas tenga un gato blanco con increíbles ojos verdes al que acaricia, mientras se concentra para escribir su siguiente tuit, con una mano en la que refulge una sortija con un topacio de cien gramos. Tal vez descubramos que el chico de los recados de Louzán fue en realidad el actor secundario que salía del baúl en Pulp Fiction, o que Ceferín domina el cuerpo a cuerpo con cuchillo como Gabriel (Esai Morales), aunque yo le veo más parecido al banquero de terroristas Le Chiffre, el malvado de Casino Royale que lloraba sangre cuando se ponía nervioso. Una vez derrotado por James Bond, se operó el ojo y buscó refugio en la UEFA para seguir jugando su póquer particular.
Tengo fe inquebrantable en Ethan Hunt, como la tengo en Cristiano Ronaldo, de quien nunca dudé para lanzar un penalti o para decidir la mejor opción en un contragolpe. Detrás del personaje, un coloso del cine. Tom Cruise. A sus 62 años, sigue interpretando sin dobles de acción la mayoría de sus escenas de riesgo. Su longevidad para mantenerse en el máximo nivel de exigencia en su profesión solo es extrapolable a extraterrestres como Modric o el propio Cristiano en esto del fútbol.
La gente no entiende bien lo que supone ser élite en una profesión que requiere una exigencia física cuando van cayendo los años. La disciplina en el trabajo y en el descanso, en lo que comes, en lo que bebes y en lo que no. Cruise trabaja cada día para ser capaz de mantenerse donde está. Desde que tenía la edad de Cruise ahora, mi madre solía decir cuando veía actuaciones musicales acompañadas de cuerpos de baile: “si tuvieran los huesos como yo, no se moverían tan ligeros”. Mantengo la literalidad de la frase porque el lector entenderá que mi madre era una señora del sur de España cuyos huesos le dieron muy mala vida. Y sí, ambos se mueven ligeros. Uno clavando chilenas por la escuadra con cuarenta castañas y el otro colgándose del tren de aterrizaje de una avioneta a una edad en la que los prejubilados de la banca ya han olvidado la última vez que doblaron el lomo.
Dos estrellas, cada una en lo suyo, con la luz pagada en las mansiones que disfrutarán los herederos, sólo pueden obtener la motivación del amor a su profesión, de la que no tienen ningunas ganas de despedirse, independientemente del dinero. No les queda vida suficiente para gastarlo todo ni comprándose el Air Force One y pintarlo de rosa sólo por darse el capricho, pero ahí siguen facturando, patrocinados por las marcas más grandes, porque son únicos. Inmortales, en realidad.
Y sí. Los dioses le dieron a Cruise una sonrisa y un carisma que todos querríamos. A Cristiano, un físico de estatua romana cincelada con trabajo, además de un talento completamente desproporcionado frente al promedio de futbolista profesional y una cabeza florentinesca, con esa determinación enfermiza con la que fue capaz de moverse ingrávido durante años sobre el césped, mientras vestía la camiseta más pesada del deporte mundial, a la altura de la del 23 de los Bulls o la del 10 de la selección argentina del siglo XX.
Y sí, hemos hecho una chufla de partido en Elche, no hay duda. Hay trabajo por hacer, sobre todo en el vestuario y en los despachos. Xabi va a pasar una semana bastante fastidiado, pero ahí está Florentino, recogiendo una vez más la bandera de la justicia del suelo y clavando el mástil bien profundo para lo que viene. Temblad, malditos.
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Todos los hombres son el mismo hombre. Todos los momentos son el mismo momento. Todos los domingos son el mismo domingo. Todos los partidos de mierda del Madrid son el mismo partido de mierda del Madrid. Nuestras vidas giran en torno a un arquetipo. Se repite bucle incesante, repetido una y otra vez, el proceso interminable de alegría, llanto, hastío y éxtasis del que algún día nos tendremos que salir, porque ya no tenemos esa edad cándida e indulgente de la juventud en la que los únicos pesares eran que no ganara el Madrid.
Desde Elclásico ocurren cosas extrañas. El Madrid le ganó al Barcelona y entonces la plantilla decidió, como la guardia pretoriana, jugarse la corona del emperador a los dados. Yo pensé entonces que ese día nacía algo, que había surgido algo y aquí lo dejé por escrito. El equipo crecía, se galvanizaba espiritualmente…pero, tras el partido del Valencia, sencillamente ha acaecido un raro desplome.
Esto, de verdad, lo hemos visto tantas veces ya, y sin embargo no sabemos qué puede ocurrir. Hay varios escenarios: el lopeteguiano, es decir, el del despido prenavideño; el camachesco o del cese, el tardomourinhista o prolongación de la agonía con baches de entusiasmo y varios picos de frenético desquiciamiento, y, finalmente, el zidanesco o de mágica recuperación.
Todos los hombres son el mismo hombre. Todos los momentos son el mismo momento. Todos los domingos son el mismo domingo. Todos los partidos de mierda del Madrid son el mismo partido de mierda del Madrid
Tampoco hay que engañarse. La plantilla no da para tanto. Hay varios jugadores cuyo rendimiento está muy por debajo de su autopercepción. Lo de Rodrygo Ganges, como dicen por ahí, roza ya lo criminal. Parece una sombra, un espectro salido del Purgatorio de Dante, y quizá la insistencia de Alonso en alinearle responda a la intención del club de exponerle de cara al mercado de invierno. Lo cual tiene su lógica porque, si no juega, se devalúa. Pero, cada vez que este hombre juega, su valor como activo patrimonial cae en la misma proporción en que el Estado español endeuda a sus futuros súbditos cada minuto de cada hora de cada día: exponencialmente.
El club, por otra parte, está a cosas más serias que una temporada. Transita hacia otro modelo de propiedad y de gestión, no se sabe aún cual. Pero el hecho en sí es de tanta trascendencia que las cuitas del vestuario y lo que ocurra en el césped, por afrentoso que resulte para los sufridos aficionadillos que somos nosotros, no deja de ser una anécdota.
Se habla de cama, de que varios pesos pesados de la caseta no tragan ni a Alonso ni a sus métodos; que estaban tan a gustito, que decía Ortega Cano, con Ancelotti y su indulgencia de padrone que, claro, ponerse a correr ahora, con el frío que hace, y pasar horas viendo vídeos de cómo juega el Elche… Se entiende pero, desde luego, ni Valverde ni Vinicius, ni Bellingham, y mucho menos Camavinga, tienen la talla todavía que tenían Cristiano Ronaldo, Sergio Ramos, Luka Modric, Casemiro o Toni Kroos cuando lo de Rafa Benítez o Lopetegui: hay que ganar más Copas de Europa y, sobre todo, demostrar mucha más categoría en el fútbol, cosa que sólo da la edad. Quizá se crean mejores de lo que realmente son. Quizá alguien de arriba incurra otra vez en la ocurrencia de pensar que un equipo como el del Madrid va solo. El caso es que, como decía al principio, esto lo hemos visto un montón de veces antes, y uno ya está viejo para estas historias.
Si el vestuario del Madrid es el coño de la Bernarda, ¿quién le pone el cascabel al gato? ¿Merece la pena sentarse a ver un partido? Valverde parece que no corre y con su desidia convierte a Álvaro Rodríguez, del que yo escribí algunos tuits entusiastas en el calor de un gol suyo al Atlético, en Rivaldo, como dice Hughes en su crónica. Y si Valverde, figura egregia del cancherismo sudamericano antiguo, está en estas movidas, la infección parece muy grave. Es curioso cómo todas estas cosas de camas y de pasotismos deliberados siempre se achacan a los brasileños, es sin duda un prejuicio muy extendido, como si los uruguayos y los argentinos fueran gente tan recia, castellanos del Río de la Plata, que no anduvieran en estos quilombos. Lo que son las ideas preconcebidas. Quizá ni siquiera haya nada preconcebido en la actitud abúlica de los jugadores del Madrid, al fin y al cabo los futbolistas son por lo general emociones con patas y, entonces, la idea del bisturí de hierro no resulte del todo descabellada. Pero para eso la dirigencia debe tener la conciencia también del problema. ¿Quién mejor que Florentino para hacer la poda? En la viña, cuando acaba el invierno, se lleva a cabo la castra, que es una poda de saneamiento para no perjudicar la calidad del vino. Se lleva a cabo no con la tijera sino a navaja, y se quitan brotes que son verdes y que, en apariencia, presentan un aspecto hermoso y prometedor.
Los viejos de antes decían que, el mundo, muchas veces, necesita de una de estas castras para seguir funcionando.
Me viene a la cabeza el poema El laberinto que escribió Borges en Elogio de la sombra: estamos atrapados en una cárcel sin puertas y el futuro es «el odiado camino de monótonas paredes» que es el destino, nuestro destino de kafkianos madridistas. En vez de la usura de los días, nuestra paciencia sufre la usura de las temporadas, todas iguales y a la vez distintas: ojalá fuera éste el último día de la espera de un mayo que, en noviembre, siempre parece tan lejos…
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Con lo de anoche les mareo poco. Entre unos y otros les dieron a ustedes la noche, huelga insistir. ¿Unos? Equipo, jugadores, técnicos. Otros, nosotros, los que se lo contamos. Me limito a decir, nada original imagino, que esto no va.
Y si va es a peor. Está el Madrid en modo cangrejo. ¿Si tiene arreglo? Pues me supongo. Pero me está empezando a pasar como con el Rompehuevos del colegio. Me acuerdo de él cuando veo al Madrid: aquel tío que por más que nos pidiera a todos perdón nos volvería a jorobar el patio.
Un día se había dejado la pelota en casa. Al siguiente la tocaba con la mano en el primer córner sólo por fastidiar. Otra exigía jugar de portero y era el más chico del curso. O había escondido una portería. Y así.
Con el Madrid me está pasando parecido estos sus últimos partidos, temo que la va a liar y la lía. Un rompehuevos. Esta vez vivimos la versión cambio de sistema, jugadores poco habituales. Resumen y acabo: todo sin ninguna gracia.
No pretendo comparar, pero díganme cómo el Elche puede jugar como jugó y el Madrid... lo mismo. Lo del Elche es envidiable. Para lo del Madrid no encuentro calificativo. Queda pues esperar: El Pireo y Girona de momento. ¿Y? Si atendemos a lo visto, cualquier cosa.
El día madridista debió terminar pues con la asamblea donde vivimos una gran faena de Florentino que salió en plan Morante, se echó la muleta a la izquierda y armó un alboroto. Me recordó a Jesús Gil. ¿Florentino? Sí y me explico.
Lo suyo fue una entrevista sin preguntas, un invento de Gil. La que cualquier periodista hubiera pagado por hacerle se la hizo a sí mismo. Como vibrante, puede que la mejor de su vida. O la segunda, que servidor le hizo una cuando cumplió tres años de presidencia en su primer mandato y fue buenísima.
Pero a lo que íbamos. Su intervención en la asamblea brindó una gloriosa media hora de entrevista sin periodista preguntón, y eso fue lo que me llevó a Gil que en gloria esté. Cuando le dio por llamar a la radio y gritarle a quien cogía el teléfono: “¡Oye, soy Jesús, ponte a grabar!”
El día madridista debió terminar pues con la asamblea donde vivimos una gran faena de Florentino que salió en plan Morante, se echó la muleta a la izquierda y armó un alboroto. Me recordó a Jesús Gil. ¿Florentino? Sí y me explico
Que sí, que sí, que estuve presente en una de ellas. El periodista le preguntaba: “¿Grabar? ¿Es que quiere contarme algo?” Y sí, era eso: “Me voy a hacer una entrevista, la grabas y la pones en tu programa”.
La cosa era más o menos así:
Pregunta de Gil a Gil: ¿Presidente, es verdad que va usted a echar al entrenador?
Respuesta de Gil a Gil: Eso es mentira. Es un invento de esos que quieren mal al Atleti. Esos envidiosos y tal y yal y tal.
Y así media hora. Un despelote. Y sí, a los tres días el entrenador había pasado a mejor vida.
Florentino hizo eso: una autoentrevista. Y tiene su mérito pues concede tan pocas que igual había perdido la costumbre. Pero no. Salió y se fue contestando a sí mismo.
Del asunto, como del partido, tienen ustedes cumplida referencia. Dos apuntes si acaso. No dijo el presidente del Madrid más que lo que algunos hemos venido diciendo. En lo de Negreira, desde aquel 15 de febrero de 2023 cuando supimos del asunto. En lo de Miami, desde la primera filtración. Dos magníficas maneras de adulterar competiciones, por cierto. Lo del balance de títulos, expulsiones y otras cosillas entre Madrid y Barcelona, de la UEFA, la LFP, la Superliga y demás para qué contarles. Sólo en La Galerna tienen un máster completito.
No dijo Florentino nada que no supiéramos, la gracia fue que lo dijo el presidente del Real Madrid y a su pueblo lo reconfortó. Llevaba esperando la tira.
Mucho titular se refirió a que Real y Barça han roto. Tampoco es novedad, era imposible lo contrario.
Tú puedes hacer la vista gorda con un rival, pensar que son muchos años de relación, que está en la ruina y que puedes echarle una mano. OK. Vas y lo haces.
Pero sabes, y Florentino perfectamente, que el Barcelona no es un rival con el que compartes competiciones, sueños, problemas, escenarios. Es un rival cuyo mayor sueño y objetivo es tu aniquilación. De frente o por la espalda.
Luego antes o después acabarás apartándote de él. Florentino sabía que eso iba a pasar cuando le tendió la gran mano económica que permitió respirar a Laporta bajo el agua. Cosa que mucho madridista no entendió.
Tú puedes hacer la vista gorda con un rival, pensar que está en la ruina y que puedes echarle una mano. OK. Vas y lo haces. Pero sabes, y Florentino lo sabe perfectamente, que el Barcelona Es un rival cuyo mayor sueño y objetivo es tu aniquilación
El presidente del Madrid consideró que hacía bien echando aquella mano. Aunque sabía que se la acabarían mordiendo. Corolario: al presidente del Madrid, el Barcelona no le interesa. Lo soporta, convive.
Sabe de su toxicidad, cómo no. Le interesa que el Madrid sea lo que a él le parece debe ser. Por eso es el presidente. Y por eso corre el riesgo de que muchos de los suyos no le entiendan. Hasta que un día se levanta y empieza a dar muletazos hasta el volapié final. Fue ayer.
Segundo apunte: no se habló gran cosa del nuevo modelo societario madridista. Eso no tocaba, queda para otra ocasión y será lo que se dice histórica. Esperemos pues. Ese asunto sí le interesa al presidente. Ahora mismo le importa eso y que el equipo espabile, claro. A él y a todo el madridismo.
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