Las mejores firmas madridistas del planeta

Arbitró el inglés Michael Oliver. En el VAR estuvo el escocés Andrew Dallas.

Partido de Champions y arbitrado por un inglés equivale a dejar jugar y permitir mucho contacto. Se agradece.

Sin jugadas polémicas en las áreas, en lo disciplinario hubo tres tarjetas. Camavinga vio una en el 23' por llegar tarde ante Dani García, Ortega en el 39' por derribar a Mbappé y Arda en el 55' por agarrar a Pirola.

Por último, en el 32' se anuló un gol a Vinicius por un ligero fuera de juego de Mbappé.

Oliver, BIEN.

-Lunin: NOTABLE. No le afectó lo más mínimo la inactividad y realizó paradas que, visto el resultado final, fueron decisivas.

-Trent: APROBADO. Tan notables son sus grandes pases largos como sus extrañas y melancólicas ausencias.

-Carreras: NOTABLE. El mejor de la defensa. Muy sólido. Este cronista no descarta que sea mejor central que lateral.

-Asencio: APROBADO. Discreto.

-Mendy: APROBADO. Para venir directo del proceloso olvido, no estuvo mal. Jugó el partido completo.

-Tchouaméni: SOBRESALIENTE. Absolutamente colosal, tanto en el centro del campo como cuando hubo de ejercer como central.

-Camavinga: NOTABLE. Pena de lesión (esperemos que no sea nada), porque su primer tiempo fue lo más potable que nos ha ofrecido en mucho tiempo.

-Valverde: APROBADO. Aceptable partido del uruguayo.

-Güler: APROBADO. Combinó grandes momentos con pifias inexplicables.

-Mbappé: SOBRESALIENTE. Su póker habla por sí mismo. Implacable.

-Vinícius: SOBRESALIENTE. Los goles fueron de Kylian, pero la gran exhibición fue la suya. Uno de sus mejores partidos en el Madrid. Ever, como dicen los cursis.

-Ceballos: SUSPENSO. El desmoronamiento tuvo que ver con su falta de empaque.

-Bellingham: SUSPENSO. Nefasta aportación desde el banquillo. Ni ayudó a domar el partido ni aportó nada en absoluto.

-Brahim: APROBADO. Voluntarioso.

-Fran García: sin calificar.

-Xabi Alonso: APROBADO. Su dúo atacante facturó un partido espectacular que enmascaró ciertas deficiencias.

Aunque se metió en problemas por culpa de un final indigno, el Madrid logró un triunfo importantísimo en Grecia con un Mbappé sublime (4 goles) y un Vinicius desatado.

Llegaba el Madrid con infinidad de bajas, en particular en defensa, donde formaban tipos tan inusuales como Lunin y Mendy, que reaparecía desde las sombras cuando mucha gente lo adjudicaba a la nómina del Mónaco. (De hecho, el Madrid nunca anunció oficialmente su renovación, por lo que la cosa era susceptible de sorprender hasta en un sentido burocrático. No estaría mal el francés, haciendo lo que de él se esperaba antes de su desaparición).

Nada más empezar, una jugada apabullante de Vinícius culminó con un trallazo que obligó a Tzolakis a ejecutar una parada soberbia. Habría sido de ley que a un comienzo tan prometedor siguiera una fase de dominio concienzudo del Madrid, pero con este Madrid nada funciona de acuerdo a lo previsible, y el que se adelantó fue en cambio el Olympiacos. Maniobraron los locales al borde del área de Lunin, y el disparo de Chiquinho fue imparable. Se ponía la cosa cuesta arriba, en consonancia con el estado anímico de los de Xabi. “Incomodísimo el Madrid, y por detrás en el marcador”, sentenciaba Maldini a los comentarios. Tristes tiempos en que Maldini sentencia bien.

Vinícius jugaba bien y los demás mal. También lo sentenciaba Maldini. El Madrid movía el balón decentemente en el centro del campo, pero sin mordiente. La perdía en los aledaños del área. Trent estuvo cerca de poner en problemas a Olympiacos con un amago de gol olímpico (valga la redundancia), pero seguíamos con el encefalograma plano. El equipo estaba largo y la perdíamos demasiado. Chiquinho estuvo a punto de hacer doblete de volea, pero Lunin respondió bien. Faltaban muchas cosas, pero sobre todo alma.

Sin embargo, todo iba a cambiar en cuestión de segundos, y muy madridistamente. En el minuto 21, un superlativo Vini metió a Mbappé su ya clásico pase con el exterior desde la línea de banda. El francés no perdonó, como no lo hizo al minuto siguiente. Valverde, Trent y Güler combinaron por la derecha. El centro del turco lo remató de cabeza, a la red, el mejor goleador del planeta. 1-2. “El Madrid ha encontrado los goles antes que el fútbol”. Deja de tener razón, Maldini.

Lo cierto es que los madridistas firmamos el marcar goles sin jugar, y habrá quien atribuya a esa regla lo que pasó a continuación. Y a continuación quiere decir eso, a continuación. No habíamos acabado de celebrar cuando un pase sensacional de Camavinga encontró solo a Kylian en el área. Casi cambia el gobierno de España en el tiempo que transcurrió desde que la controla hasta que chuta, solo ante Tzolakis. Gol. Hat-trick fulminante, ya nos dirán si el más rápido de la historia de la Champions.

Ahora si empezó el Madrid a gustarse, con los espacios más abiertos. Marcó Vini, pero Mbappé se la había entregado en posición antirreglamentaria. Daba igual. El brasileño volvió a internarse como una centella, primero para que Güler se abstuviera de chutar, incomprensiblemente, y luego para que Tchouaméni la rompiera contra el larguero. Tanto Aurelien como su compatriota Eduardo crecían en el partido ante la placidez que denotaba el marcador. Por su parte, Carreras se agigantaba en defensa.

Por poco marca Vini el gol que tanto merecía. Esta vez fue Mbappé quien le devolvió el favor con un gran pase aprovechando los espacios. Lanzó por encima del larguero. Para amenizar la situación, Lunin se apuntó a la lista de los insignes con una nueva parada.

Nos penó saber que Camavinga no volvía tras el descanso. Estaba haciendo sus mejores minutos en mucho tiempo. Salió Ceballos en su lugar. Vini seguía buscando su gol, primero recibiendo un pase deslumbrante de Trent y luego armando la pierna en la frontal de manera espectacular. Salió rozando el poste.

Sucedió que marcó Taremi en un cabezazo franco, sin que nadie le agobiara en el área. Se metían los griegos en el partido. Un 2-3 no daba ninguna tranquilidad. Menos con el ambiente ateniense. Menos con este Madrid ciclotímico. Vinícius, siempre Vinícius, hizo una jugada de elegido que se estrelló contra el guardameta local. Era la antesala del cuarto, y la jugada de Vini fue para regalársela al piperío por Navidad, cola de vaca incluida. Se la dejó franca a Mbappé para que empujara. Los cuatro goles del francés coparan los titulares. Pero el partido verdaderamente antológico fue el del brasileño. El pase largo a Vini, por cierto, había sido de un gigantesco Tchouaméni.

Se durmió el Madrid, que parece incapaz de hacer un partido completo pleno de intensidad, a pesar de que la cosa no estaba sentenciada. Y tuvo su merecido castigo con un nuevo gol de cabeza de los griegos. La defensa de circunstancia de los blancos pasaba factura, y llegaron los nervios. El Olympiacos se subía a las barbas cuando “todo estaba en la situación adecuada para seguir machacando”. Esta vez son palabras de un exasperado Valdano. Tan exasperado como todos los madridistas, viendo cómo con un solo gol de ventaja nos embotellaban los griegos. El Madrid se había relajado en exceso y de manera imperdonable. La angustia se apoderó de todos. El final supo a gloria mezclada con enojo. Es un Madrid capaz tanto de lo sublime como de la más absoluta falta de solvencia.

Pero en fin. 3-4 y el Top8 más cerca.

Esta noche en El Pireo jugamos frente al Olympiacos de José Luis Mendilibar uno de esos partidos lleno de mística que la vetusta Europa nos reserva cada tanto. Durante años, visitar el "infierno griego" suponía un reto de gallardía para todos los equipos que se enfrentaban contra los clubes helenos. Sin importar la disciplina, el deportista debía sudar sangre para ganarse sus laureles en la tierra de los grandes héroes y dioses. Paradójicamente, el Madrid de Xabi Alonso llega a la cita de esta noche con más pena que gloria. Los pupilos del tolosarra tienen una oportunidad inmejorable para demostrar su sed de victoria.

Volvimos del parón y las sensaciones futbolísticas no son buenas. Más allá del empate en el Martínez Valero, el Madrid no transmite gran cosa. En el arranque de la temporada nos podíamos escudar en los resultados. A pesar de la derrota dramática frente al Atlético, si alguien te recordaba la trayectoria del equipo, era bastante demoledor el argumento de que los resultados del equipo y la eficiencia de su juego prometían un horizonte futbolístico esperanzador.

podemos cuestionarnos el papel táctico de jugadores como Fran García. En el análisis reparto de notas, desde La Galerna se observaba lo siguiente: “No sabemos de qué jugó pero, fuera de lo que fuera, jugó mal”

Como suele pasar tras un parón de selecciones, el once que planteó Xabi Alonso fue sorprendente. Teóricamente partíamos con tres centrales, dos carrileros, una medular para jugar pero limitada físicamente y dos delanteros. Nombres poco habituales como Ceballos o Fran García volvían a la titularidad.

Las primeras impresiones al conocer la alineación no fueron muy buenas. Imaginando el dibujo y a partir de esos mimbres, poco bueno podía salir en una visita exigente como hoy es ir al Martínez Valero para medirse con el actual Elche de Eder Sarabia. Uno lleva suficiente tiempo viendo fútbol para predecir una “pájara” tras un parón de selecciones. El refranero nos recuerda que de mal vino nunca se ha hecho buen vinagre. El desaguisado estaba servido.

A toro pasado, podemos cuestionarnos el papel táctico de jugadores como Fran García. A ciencia cierta, no tenemos muy clara cuáles serían las indicaciones que el técnico le dio al simpático manchego antes de salir al campo, pero algo nos dice que conceptualmente no salió del todo bien. En el análisis del partido y posterior reparto de notas, desde La Galerna se observaba lo siguiente: “No sabemos de qué jugó pero, fuera de lo que fuera, jugó mal.”

Fran García

Por tratar de dibujar una situación imaginativa y siguiendo la senda generosa de mi impresión sobre la gestión de titularidades y suplencias por parte de nuestro entrenador, estoy convencido que Fran García jugó de extremo izquierdo porque el tolosarra quería dar refresco a jugadores más castigados. ¿Y por qué Rodrygo estuvo todo el rato escorado por la derecha cuando se nos dijo que jugaría por la izquierda cuando Vinícius no estuviese? Supongo que Alonso busca darle minutos de calidad al brasileño en esa zona ahora que Mastantuono será baja por un tiempo.

Entiendo el debate sobre la meritocracia y otras observaciones. Por supuesto, cualquier consideración táctica es más legítima que mi apuesta por las rotaciones pero. puestos a buscar una explicación imaginativa, continúo con mi convencimiento: Alonso busca tener enchufados al mayor número de efectivos posibles.

Porque quedarse en el análsis del partido carece de exactitud. Si queremos ser justos, debemos evaluar la situación a nivel global. La dinámica del equipo no es buena. Por ello, creo que la raíz del problema es lo suficientemente profunda para pensar que se soluciona con cortes por los sanos.

No obstante, poco sirve buscar culpables o soluciones radicales. Es decir, entiendo que alguien crea que todo se soluciona con Jurgen Klopp o echando a los 25 jugadores de la primera plantilla. Es humano pensar que es cuestión de cromos, pero la lógica del deporte no respalda esta postura sentimental.

Es muy español eso de querer solucionar todo haciendo una “limpia”

Al contrario de lo que puede sostener un aficionado enfadado, en el fútbol como en la botánica funcionan mejor los esquejes. A partir de los fragmentos, se puede volver a rearmar un equipo. Muchas fases negativas de nuestra historia reciente así lo atestiguan. El Madrid del 2015 fue seguido del Madrid más ganador, o el bache de la temporada 2022/2023 fue rápidamente contestado por una plantilla que lo ganó todo a la temporada siguiente. Los mismos hombres y el mismo entrenador. Un par de fichajes y una baja tan importante como la de Karim Benzema. Quiero decir que el remedio para la enfermedad existe. Tenemos el ejemplo, apliquemos la receta.

Mucho se ha hablado estas semanas de si el madridista debe estar con su club y no anteponer a ningún jugador al equipo. Obviamente, todos coincidimos que ningún nombre está por encima del escudo. Sin embargo, detecto en redes algunos madridistas más aficionados a su entrenador que a sus jugadores. Esto sería el fenómeno opuesto a lo que tanto critican. La teoría que esbozan es que el entrenador debe tener mano dura, establecer una verdadera meritocracia y hacer una buena limpia en verano. Es muy español eso de querer solucionar todo haciendo una “limpia”.

El resto es tan fácil como hablar a toro pasado con el periódico del lunes. Todos podemos coincidir en posibles soluciones, pero las que suelen estar encima de la mesa son muy peregrinas. Por ello, conviene no volverse loco y guiarse por la razón. En este torbellino en que nada aporta, la figura de Florentino Pérez vuelve a resignificarse como faro. En la última Asamblea general, compareció un Florentino en plena forma con ganas de ajustar cuentas con los botarates del fútbol y recordar a propios y extraños quién es el Madrid. Muy recomendable la reseña que escribió Jesús Bengoechea sobre el acto: https://www.lagalerna.com/florentino-desencadenado/

La gestión de Florentino Pérez ha traído consigo más cosas positivas que negativas. Estamos en buenas manos. Parafraseando al inigualable Hugo Gatti, Florentino Pérez es el único galáctico de verdad, el único activo del club imprescindible. Todos los jugadores y entrenadores son suplantables.

Porque obviar nuestro último gran activo sería un error. Se empieza haciendo de menos la gestión del responsable de la segunda etapa dorada de nuestra historia y se acaba votando a un candidato campechano que promete traer consigo la españolización del Madrid con fichajes de renombre tipo Pablo Ibáñez o Santi Cazorla. Sé que suena chabacano, pero esto ya ha pasado y puede volver a suceder en cualquier momento. Es cierto que esto mismo lo hemos comentado muchas veces y luego nunca pasa nada, pero tanto chilla el pastor que algún día llegará el lobo de verdad.

 

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1- Sistema de juego

Quinta jornada de la Champions League y el Real Madrid vuelve a tener un desplazamiento. En esta ocasión visita al Olympiacos en el Karaiskakis. Una salida importante viendo el presente blanco y fundamental para el futuro en su camino para conseguir el top8. Es necesario un triunfo ante los griegos que no conocen la victoria todavía para capear el temporal, cambiar la tendencia y sumar 12 puntos a falta de tres jornadas. En el cuadro rojiblanco un viejo conocido del fútbol español al frente de los griegos: Mendilibar. Además, un campo que apretará de lo lindo con una de las aficiones más calientes del continente. El técnico vasco podrá contar con alineación de gala al no tener bajas ni sancionados. Mendilibar ha utilizado distintos sistemas durante su carrera como el 1-4-3-3, el 1-4-4-2 y el 1-4-2-3-1 y parece que será este último el elegido. El posible XI sería el formado por Tzolakis; Rodinei, Retsos, Pirola, Ortega; Hezze, Dani García; Gelson Martins, Chiquinho, Podence; El Kaabi.

 

2- Presión

A Mendilibar le gusta presionar fuerte en la salida del balón rival. En su estadio, ante su público y con un equipo como el Madrid saldrán muy fuertes los primeros 10-15 minutos de encuentro. Si lo hacen bien pueden poner en dificultades a los blancos y conseguir algún rédito. El cuadro de Xabi Alonso si supera la presión con éxito en pocos toques o con cambios de orientación es una rendija fantástica para crearle ocasiones y goles. Con una salida limpia, rápida y precisa los rojiblancos pueden llegar tarde y quedar desorganizados. Una máxima del técnico de Zaldibar es apretar y apretar. De esa manera acota los riesgos, aunque él mismo declara que a veces debería “replegar más”.

 

3- Salida de balón

A la hora de sacar el cuero lo primordial y que buscan con más ahínco es la velocidad de ejecución. No se entretienen ni se complican en exceso y optan por salir jugando con celeridad ya sea a ras de suelo si es posible o si lo consideran adecuado mediante un balón largo a su hombre boya El Kaabi, que no es muy alto, pero si potente y fuerte. Ante el Madrid se espera a un equipo heleno caracterizado por un juego de transiciones rápidas, con la finalidad de que el balón llegue lo antes posible a las bandas y buscar el uno contra uno contra los laterales en jugadores hábiles como Podence y muy veloces como Gelson Martins. Así evitan pérdidas comprometidas e innecesarias en las proximidades de su portería y se saltan la presión rival. En caso de perder el balón, lo más positivo para el Real Madrid es que se puede encontrar un equipo largo y espacios interesantes para profundizar. Tampoco el Olympiacos desecha la posesión como se pudo ver en Montjuic ante el Barça, donde buscó proponer y acumular balón.

 

4- Parcela defensiva

El cuadro rojiblanco está sufriendo en Champions, donde el nivel sube mucho respecto al de su Liga. Suma nueve tantos en contra en apenas cuatro partidos, aunque seis de ellos fueron contra el Barça, cuando el equipo jugó casi toda la segunda parte con diez hombres. Le está costando a Mendilibar formar una defensa sólida, fiable y expeditiva con el griego Retsos y el italiano Pirola como pareja de centrales. Por las bandas Rodinei y sobre todo el argentino Ortega son de pierna dura, y para coberturas y ayudas cuentan con el español Dani García, que demostró en Éibar y Bilbao ser un jugador intenso y agresivo en sus entradas. Se espera a un equipo que juegue duro, con mucho juego subterráneo y que pare con faltas a los blancos para cortar el ritmo y que no logren superioridades en ataque. Es un equipo que sufre en balones cruzados, pero el Madrid sin un nueve puro no suele utilizar este apartado. Aunque en Elche se vio que Arnold + Gonzalo podrían hacer daño en este aspecto. Por arriba, son un conjunto que defiende bien y con solvencia.

 

5- Aspecto ofensivo

La eficacia goleadora es el gran debe del Olympiacos. Apenas dos goles en cuatro jornadas y uno de ellos fue de penalti. El equipo ha tenido momentos en los que llegó contra el Barça, PSV y Pafos, pero se le nublaba la mira a la hora de ejecutar ante el marco rival. Mucha parte de su talento reside en las bandas y en lo que pueda crear Chiquinho por el carril del 10. El marroquí El Kaabi ha notado el cambio de la Europa League donde marcó siete goles la temporada pasada a la actual Champions League. En el banquillo como revulsivos están el iraní Tahremi que ya sabe lo que es marcar mucho con el Porto y también con el Inter, y el frío Yaremchuk, que tiene mucha calidad pero cada vez sale con más cuentagotas. Mendilibar va a plantear un partido en el que buscar peligro por los costados, ya sea en velocidad con Martins o en acciones individuales y diagonales de Podence. Otro aspecto en el que pueden superar al Madrid al que le faltan centímetros es en las jugadas de estrategia.

 

6- Estilo de juego

Dos conceptos definen el libreto de Mendilibar son intensidad y agresividad defensiva y ofensiva. El propio técnico asevera que “la idea siempre es la misma. Jugar más cerca de la portería contraria que de la mía. Si juego cerca de la mía, a cualquier error, gol. Tener el balón por tenerlo no quiero”. Para ello aboga también por ser muy poderoso y competitivo en los duelos aéreos o a ras de césped entrando con vigor, decisión y fuerza en los balones divididos. A Mendilibar no se le caen los anillos por jugar el balón en largo y buscar rechaces o segundas jugadas. Un equipo que aproveche los espacios y sea muy vertical y vertiginoso en sus contraataques será el arma empleada contra los blancos. Sabe que dispone de jugadores veloces, con pausa y talento para conseguir contras en pocos toques antes de que el Real Madrid pueda ordenarse. Será un partido exigente y el Olympiacos competirá.

 

7- Hombre clave

El portugués Daniel Podence siempre fue un futbolista talentoso, con calidad, habilidad, visión de juego y sobre todo un magnífico disparo. Es su tercera etapa en el Olympiacos, equipo en el que dio lo mejor de sí durante su carrera y donde logró sus mejores marcas anotadoras. Ya está lejos del nivel de los 15 goles y 11 asistencias conseguidas hace unas pocas campañas, pero sigue siendo el futbolista más peligroso de los griegos si tiene el día inspirado. No explotó tanto como se preveía en su etapa en el Sporting, sin embargo, ha hecho carrera entre el conjunto griego y sus años en la Premier League defendiendo la camiseta de los Wolves. Un jugador al que no se debe dejar pensar cerca del área porque saca unos latigazos fantásticos con su diestra. 

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El formato de la Euroliga convierte buena parte de la liga regular en un largo vals de partidos donde el resultado inmediato casi nunca es definitorio. Se puede tropezar en noviembre y acabar volando en abril. Sin embargo, Scariolo, viejo zorro conocedor del circo que rodea al club que entrena, llegaba con semblante serio al enfrentamiento contra el líder de la competición. No porque una derrota fuese definitiva, sino por la certeza de que a sus muchachos les está costando encontrar sensaciones. Ni siquiera en el desmedido entorno blanco se puede hablar de crisis, pero sí hay algo de desconcierto, lo que conlleva ese perenne ruido de fondo que tantas veces menoscaba la tranquilidad necesaria para la construcción de algo a medio plazo.

Los merengues aterrizaron en Bulgaria con una sombra interior: la sospecha de que su baloncesto está estrechado desde el inicio de temporada. Ante porcentajes muy grises desde el perímetro, el ataque del Madrid se ha convertido últimamente en un constante asalto al aro por dentro, insistente pero legible, casi confesional. Las defensas rivales ven facilitada su labor si no hay amenaza de tres, por lo que les basta con amontonar hombres en la zona. Vencer al Zalgiris encestando solo dos triples -nueve intentados- constituye una hazaña tan excéntrica que puede venderse simultáneamente como una proeza o como una debilidad: sí, se ganó, pero al mismo tiempo se exhibió una anemia exterior preocupante.

 Ante el Hapoel, sin embargo, algo se movió. El balón, esta vez, encontró refugio también más allá del 6,75. Los triples, viejos amigos reaparecidos, abrieron la pista como quien descorre cortinas en un salón que parecía más pequeño. De pronto, el ataque no era un monólogo interior, sino un dueto entre dentro y fuera. Y en ese vaivén, el Madrid respiró mejor. El 36-39 al descanso no era un marcador imponente, pero sí reflejaba una declaración de intenciones: se puede ganar sumando amenazas, no solo insistiendo en una.

el ataque del Madrid se ha convertido últimamente en un constante asalto al aro por dentro, insistente pero legible, casi confesional. Ante el Hapoel, sin embargo, algo se movió

 Por otro lado, donde el equipo blanco mostró su verdadera piel fue atrás. Hubo tramos en los que Micic, señor de la Euroliga, parecía atrapado en un laberinto de ayudas, manos y sombras, respirando por una rendija. El Madrid le complicó cada recepción, cada bote, cada lectura; cuando el talento no fluye, el control bascula. El equipo de Scariolo creció a partir de una dirección inteligente de Campazzo, acompañada de la habitual intimidación de Tavares -demasiado errático en los tiros libres- y de la versión más concentrada de Hezonja, la que parece levitar un segundo antes de saltar. El croata fue el armazón invisible, el aire alrededor de la acción, el tipo que no solo anota, sino que interpreta. Se le ha pedido que esté con mayor regularidad: no se puede negar que, en la cancha del líder de la Euroliga, estuvo.

Tras la reanudación, los israelíes aumentaron su intensidad, ajustaron el rebote y trataron de castigar las pérdidas del Real, auténtico agujero negro. Cerrado el grifo por dentro, el acierto desde la línea de tres les permitió ponerse por delante, aunque la brega de algunos secundarios, como Abalde o Feliz, mantuvieron a flote a los madridistas. El Hapoel puso a prueba los nervios blancos al devorar una ventaja en los últimos minutos: se volvió a sentir esa corriente fría que aparece lejos de casa cuando la grada ruge y el reloj se afila. No obstante, un par de contraataques de Deck y Mario dejaron el electrónico en un esperanzador 71-75. En ese instante decisivo, un gris Maledon se resbaló en la posesión que estaba llamada a sentenciar, la cual concluyó con un triple -muy posible que pisando la línea- de Motley.

Acaso este partido se convierta en un punto de inflexión, el viraje necesario en el ánimo de una plantilla sobresaliente. Hay triunfos que valen más que los puntos: valen silencio ante la crítica y memoria en el vestuario. 

Los fantasmas se cernieron sobre el dubitativo espíritu merengue, por lo que Scariolo trató de refugiar a los suyos en la defensa. Deck, rocoso y preciso, secó la última acción del Hapoel, empujando el guion hacia un uno contra uno aislado de Maledon. El francés se jugó la bola —falló— y el rebote fue a parar a Hezonja. Y ahí, en ese segundo suspendido, el MVP del partido cometió una insensatez: en lugar de agotar los nueve segundos, lanzó un triple desde ocho metros, quizá convencido de que el balón no había besado el aro antes. Fue un latigazo de impulso, un soplo de caos. Hubiera sido una injusticia tremenda que su colosal actuación se hubiese visto empañada.

 Por fortuna, el Hapoel también erró. Y en ese fallo ajeno se selló la victoria blanca. Decíamos que el formato de la Copa de Europa actual disminuye el valor de los encuentros de la liga regular. Pero ganar en la cancha del líder, en un final así de apretado, reencontrándose con la defensa y con el triple, puede ser algo más que una victoria aislada. Acaso se convierta en un punto de inflexión, el viraje necesario en el ánimo de una plantilla sobresaliente. Hay triunfos que valen más que los puntos: valen silencio ante la crítica y memoria en el vestuario. Y este huele a uno de esos.

Buenos días, amigos. No podemos decir que la prensa de hoy venga aburrida. Se le pueden aplicar otros calificativos, pero no ese. El equipo cliente de Negreira sufrió un severo correctivo (3-0) a orillas del Támesis. Stamford Bridge fue el escenario de una de las mayores cafradas arbitrales jamás perpetradas a favor de la ominosa escuadra blaugrana, y a juzgar por el regocijo con que lo vivieron las huestes blue parece que no lo olvidan por esos lares. Entre los cánticos que la afición del Chelsea dedicó a la gente de Flick, destacó por lo llamativo un cariñoso “Barcelona will always be Spain”. En La Galerna no nos metemos en política, pero a nadie le escandalizará la sonrisa que la profecía nos suscita, no por el vaticinio político que incluye, sino por lo bien que le habrá sentado a Jan.

La prensa cataculé, por lo que sea, ha amanecido cariacontecida. Como podéis ver en sus lastimeras portadas, aceptan la justicia de la derrota y se revuelven contra Flick y contra la expulsión de Araujo, que de algún modo marcó el encuentro. A nuestro juicio, fueron claramente avasallados por los locales, con el surgimiento de las correspondientes dudas sobre su proyecto. A pesar de que el calendario de esta fase de Champions que les queda es irrisoriamente fácil, no está claro que los blaugranas se clasifiquen entre los ocho primeros.

Pero lo peor son la dudas en el juego, muy deficiente e inofensivo. En nuestra opinión, tres fueron las ausencias que marcaron el partido, una temporal y las otras dos permanentes.

  1. La ausencia de Araujo. Ya quedó dicho que fue expulsado hacia el final del primer tiempo, de manera harto evitable. Tenemos claro que en la Mugrienta Liga Negreira ningún trencilla habría tenido los santísimos dídimos de mandar a la calle al central uruguayo, pero ay, amigos, Europa es otra cosa, lejana de la esfera negreirista, donde a veces se hace justicia.
  2. Precisamente, la ausencia de Obrevo. No Obrevo, no fun. Es mas: no Erzik, no fun. Acostumbrados a un trato de favor descarado, respaldado por facturas, del CTA español, los culés naufragan cada vez que viajan fuera de la piel de toro y se enfrentan a arbitrajes honestos. Ya no hay obrevos ni aytekins en el arbitraje UEFA. Nuestras condolencias.
  3. La ausencia de Lamine Yamal. El autoproclamado mejor jugador del mundo no apareció en el partido. Curiosamente, como veréis, esta ausencia tampoco aparece en la prensa local, eternamente indulgente con el rey de las peluquerías. Dicen tener al mejor, lo proclaman a los cuatro vientos, pero no le exigen como al mejor. Su patética actuación de ayer producirá, a lo sumo, el clásico comentario indulgente: “No tuvo su día”. Ajá. ¿Cuánta veces no tiene “su día”? ¿Cuántos partidos lamentables acumula el buen jugador y excesivo fenómeno de marketing?

As también da todo el protagonismo al varapalo sufrido en las cercanías de Fulham Broadway Station por los sobornadores de colegiados, aunque también tiene tiempo para informarnos de cosas como la paliza sufrida por el Villarreal en Dortmund (que suscitó por parte de su entrenador, en rueda de prensa, la ya histórica sentencia “Ellos no tuvieron oportunidades” cuando el  marcador fue de 4-0) y la victoria del Real Madrid de los canastos en Bulgaria, con un Hezonja estelar que, sin embargo, estuvo a punto de echarlo todo a perder en una acción absurda a falta de pocos segundos. Sobre esto último podréis leer hoy en La Galerna a Pablo Rivas.

Para finalizar, tenemos la delirante primera plana marquista. No traen como argumento principal la derrota culé en Stamford Bridge. Tampoco la previa del importante choque que esta noche enfrentará a nuestro Madrid con el Olympiacos. No. La portada es para el Atleti, que también juega hoy, y además una doble página.

La Central Lechera, amigos. La Central Colgate, más bien.

El susto del titular es morrocotudo. “Puf, en su pasión colchonera esta gente ha olvidado que para alcanzar la Novena es menester haber ganado antes la Octava, y para la Octava la Séptima, y así sucesivamente hasta la Primera, que según creencia popular aún le debe el fútbol al cholismo".

Después comprendemos que no se refieren al número de Champions, sino a no sé qué, algo en todo caso tan poco evidente que lo tienen que explicar. Os dejamos en todo caso con una instantánea furtiva sobre el momento en que Marca cocinaba ayer la portada de hoy.

Pasad un buen día y, cuando lleguen las nueve, a pesar de los últimos partidos, reconectad con el madridista ilusionado que aún tenéis dentro. Intuimos que en Grecia se verá algo grande.

Ojalá.

Desconozco cuántos partidos han visto del Real Madrid los “comunicadores” que siguen de cerca al equipo blanco. Igual que lo desconozco de cada persona que está detrás de cualquier cuenta de las redes sociales en las que estos días sólo vemos críticas, con razón, por cierto. Sin embargo, hay algo que sí conozco, el número de partidos que yo he visto jugar al Real Madrid desde que llegó Xabi Alonso y su nuevo cuerpo técnico, que son todos.

No me puedo olvidar del Mundial de Clubes tan pronto como lo quieren hacer otros, incluso el propio Xabi, del que nunca he llegado a entender esas ganas por ponerlo en otro contexto, ya que es sin duda el mejor juego que ha mostrado el equipo desde su llegada. Sin prácticamente vacaciones, empezaron a viralizarse muchos vídeos de lo bien que estaba entrenando el equipo. Había llegado al club un entrenador con ganas de imponer las ideas que traía de su exitosa etapa en el Bayer Leverkusen y unos jugadores con la necesidad imperiosa de demostrar que lo vivido en el último año de Carlo Ancelotti había sido algo puntual, de borrado rápido.

Incógnitas despejadas y dudas perennes ante Al-Hilal

El buen fútbol es mucho más relativo que el malo, siempre habrá personas que disfruten más dominando el 70% de posesión con bloque alto, otros a los que les guste más dejar que el rival pueda jugar, pero aplicando un sistema diseñado al dedillo para salir al contragolpe como si no hubiese un mañana, y un tercer grupo que quiera de todo un poco. Pero el malo lo reconoce todo el mundo, nadie duda de que el año anterior a la llegada del tolosarra, el único término educado que nos quedó a los madridistas para definir el fútbol que hacía el equipo era ese, el de “malo”.

De ahí la ilusión por ver a un técnico joven a los mandos del equipo con propuestas nuevas, un mensaje claro en ruedas de prensa; inolvidable aquel anuncio sobre lo reconocible que sería su equipo el día que fue presentado como nuevo entrenador del Real Madrid. Ahora ya no sé si fue fruto de lo desencantado que acabé la temporada anterior o si de verdad en los primeros partidos del Mundial de Clubes el equipo jugaba tan bien como pensaba. Supongo que la mezcla de ambas cosas, pero lo que no es debatible es el cómo se situaba el conjunto en el campo y la pronta recuperación tras pérdida que se veía en el verde.

Hay gente que debe estar pensando que Xabi ahora en las charlas pide al equipo no presionar, no ganar duelos, que la línea defensiva no esté ordenada y también solicita a sus jugadores no defender bien una sola marca en los balones parados de los contrarios

El libro de lo bonito o no que se jugase al fútbol en aquellos partidos es como el de los gustos, habrá opiniones de cualquier tipo, pero los hechos son los hechos. El equipo presionaba como hacía años que no se le veía hacer a ningún Real Madrid analizado anteriormente. Recuperaba arriba, pronto y con una línea defensiva que no bajaba del centro del campo a la hora de entrar en fase ofensiva. Esto ya eran suficientes muestras sobre que, al menos en primera instancia, el equipo sí le compraba el discurso a su nuevo entrenador.

Os invito a revisar todas las posibles crónicas en vídeo que tengáis a vuestro alcance de los encuentros contra el Liverpool, Rayo y Elche. Porque no, no es normal un cambio de actitud tan radical. El otro día (error mío), me puse a leer a algún que otro miembro de los medios que están buscando la mínima excusa para atizar a todo lo que tenga relación con el Real Madrid, y comentaba esta persona que Xabi Alonso no estaba dando con la tecla táctica. En resumen, decía que no estaba consiguiendo que el equipo presionase ni jugase como lo hacía su Leverkusen.

5-2: Y el Madrid colapsó en el Metropolitano

Esta gente se debe estar pensando que el entrenador del club blanco ahora en las charlas pide al equipo no presionar, no ganar duelos, que la línea defensiva no esté ordenada y que ya para rematar los entrenamientos también solicita a sus jugadores no defender bien una sola marca en los balones parados de los contrarios.

Esto va mucho más allá del sistema, no hay que tener información de dentro para poder comentar lo que ve todo el mundo. A los jugadores les ha ocurrido algo hasta, al menos, el día de hoy, que escribo este artículo, en cuanto a la relación personal con el entrenador. El equipo, por pura lógica, está mejor físicamente que cuando se alojaba en Estados Unidos a 35 grados a la sombra sin haber descansado más de una semana, sin embargo, corre menos, defiende peor, ya no presiona y, para colmo, cuando le toca atacar, que a priori es lo divertido para un jugador de fútbol, muestra desgana y desorden.

A los jugadores les ha ocurrido algo hasta, al menos, el día de hoy, que escribo este artículo, en cuanto a la relación personal con el entrenador

Me da mucha pena que un proyecto que empezó con una pinta estupenda se esté muriendo, por el motivo que sea. Esto es como cuando se habla de qué fue antes, si el huevo o la gallina. Pero qué más da si tiene más culpa el entrenador por no haber sabido tener el trato que necesitan los jugadores del Real Madrid o si son los jugadores los que por culpa de sus aires de grandeza se deben llevar mayor porcentaje en ese reparto de culpas. De verdad, qué más da, lo importante es que el mecanismo ha dejado de funcionar.

Lo que sí parece bastante claro es que los jugadores no deben ser del todo conscientes de que Xabi Alonso como jugador no fue un cualquiera, es ganador de todo tanto con el Real Madrid como con la selección española. Como mínimo, creo yo, se merecía y merece un intento más largo de creer en su trabajo, en los cambios o suplencias en según qué momentos. Esto que no quita que también haya cometido errores, como aquel inexplicable cambio de Vinícius el día del clásico para sacar al apático Rodrygo. Pero por si nada de esto les valiese, quizás no les vendría mal mirarse el escudo que portan en el pecho cuando un jugador del Rayo o del Elche, con todos mis respetos a ambas entidades, te dejan en ridículo en un terreno de juego siendo tú, a priori, muy superior a ellos.

No sabemos cuándo ni cómo acabará el proyecto XA. Por el bien de todas las partes, ojalá que lo haga en varios años. Pero lo que sí se está acabando es el mes de noviembre, y lo está haciendo con el Real Madrid líder del campeonato nacional y cumpliendo con lo exigible en la Champions League, con una victoria ante el máximo rival hace tan sólo unas semanas, algo que no ocurrió en ninguno de los enfrentamientos que se dieron entre el Fútbol Club Barcelona y el Real Madrid durante toda la temporada pasada.

Sin embargo, todo esto no le será suficiente a Xabi Alonso de no conseguir reconducir la situación que está viviendo el equipo en el césped durante el desarrollo de los últimos partidos del equipo merengue. Mi sensación personal es que les toca a los pesos pesados del vestuario decidir si quieren tirar una temporada más —ya sería por segundo año consecutivo, poca broma— o bien juntar a todas las partes involucradas, a todas, y anteponer el interés del club por encima de ellos, también de Xabi, citarse para cuando acabe la temporada y una vez ese momento llegue, antes de partir al Mundial, poder decirse a la cara el porqué debería o no seguir este proyecto adelante. Espero que todos sepan que el Real Madrid va a seguir ganando más pronto que tarde con o sin estos jugadores, con o sin este cuerpo técnico, de todos depende seguir o no dentro cuando esto pase.

 

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No por conocida, la anécdota pierde vigencia y garbo. Corría el 25 de abril de 1999, cuando el entrenador del Madrid, por entonces John Benjamin Toshack, soltó uno de sus ingenios tras un pésimo empate en el Helmántico: “Los lunes pienso en cambiar a diez jugadores, los martes a ocho, los jueves a cuatro, el viernes a dos, y el sábado ya pienso que tienen que jugar los mismos cabrones de siempre”. El galés, que había iniciado su segundo periplo en el club sólo dos meses antes, sería descabalgado en noviembre tras la ocurrencia de los cerdos volando por Chamartín.

Mal augurio, aunque no se puede decir que el actual inquilino del banquillo blanco siguiera la misma filosofía de Toshack en Elche, donde pegó un revolcón al equipo y, presuntamente, también al sistema. Pero el coche sigue sin carburar y ya se están acabando los rincones para esconderse.

Hasta el actual bache de tres partidos sin ganar, sinónimo en el Madrid de jugar a ser faquir sobre un volcán, se vencía aun sin convencer. Incluso dio para un colchón en la competición doméstica. Pero ahora ni una cosa ni la otra y el margen se ha finiquitado. Si el batacazo del Metropolitano se explicó desde la falta de tiempo y acople, la caída en Anfield medio se justificó arguyendo que es escenario donde la derrota es una opción y el insuficiente en Vallecas tuvo el amparo de la dificultad de desenvolverte en una ratonera, ¿qué sucedió ante el conjunto ilicitano, que no es un grande, ni posee un estadio de tronío, ni se encierra tras un fortín?

El coche sigue sin carburar y ya se están acabando los rincones para esconderse

Valdano, como de costumbre, pone el bisturí sobre la herida: “Da la sensación de que el centro del campo piensa lento, no maneja con autoridad los ritmos del encuentro”, analizó en uno de los canales con derechos de los partidos. Y esto, según su criterio, favorece la vulnerabilidad atrás y no contribuye a la fluidez en ataque. En este sentido, no es descabellado concluir que, aunque Güler posee uno de los pies más dotados de la plantilla, alejarlo de Mbappé ha mermado su capacidad e influencia, por lo que, paradójicamente, su mayor problema ha sido el regreso de Bellingham. Los números, como el algodón, no fingen: en la última victoria (frente al Valencia) el equipo recuperó 46 balones en terreno rival, mientras en los tres últimos partidos el promedio es de 23. Además, sólo ha rematado 14 veces en total a puerta en ese mismo tramo mientras la media de los encuentros anteriores era de 10 cada 90 minutos.

Lo visto ante el Barcelona, principal y destacadamente la recuperación del orgullo, el compromiso y la rabia se ha desvanecido. Y eso requiere de un análisis completo y a cara descubierta por parte del entrenador y de los jugadores si se quieren implementar las soluciones adecuadas. Porque nadie parece salvarse de la zozobra, ni el capitán del barco —que en Elche, cuando vinieron mal dadas, se rectificó introduciendo a los damnificados Valverde, Vinícius y Camavinga—, ni los marineros, cuyo compromiso e intensidad comienza a ponerse en cuestión de manera cada vez más intensa y evidente.

Y es que el fútbol tiene estos misterios que a la vez lo convierten en algo extraordinario: te permite ir líder, con 10 victorias de 13, cabalgando una severa crisis de juego e identidad al tiempo que el undécimo en la tabla, con sólo tres triunfos, puede ser el paradigma de todo aquello con lo que hay que cumplir para embellecer este deporte. Pero así es el negocio con la línea entre el funambulista y el suicida más corta del mundo, y Xabi Alonso lo sabe. Como también es consciente de que la frustración pare destituciones, mal del que nadie está exento. Y mucho menos en el banquillo más cotizado y exigente del mundo.

 

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Buenos días. Los tiempos siempre están cambiando, de lo contrario, no serían tiempos, sino fotografías. Lo que sucede es que la mutación se ha vuelto exponencial. La velocidad del cambio acumula tal energía cinética que si no te adaptas ya la realidad te atropella y desintegra.

En apenas un mes de verano, el Madrid maravilloso de Ancelotti que arrasó en la campaña de la 15 pasó a firmar una de las temporadas más deprimentes que se recuerdan. A Carlo se le adivinó en el gesto desde el comienzo que algo no iba bien, y el compromiso de los jugadores no llegó a lo que se le exige a un profesional del Real Madrid.

Xabi pareció reanimar al grupo en tiempo récord. De hecho, lo reavivó. Fue un soplo de aire fresco: presión, trabajo, automatismos tácticos, irrupción de jugadores. Dio sus frutos y colocó al equipo líder, donde sigue. Pero sería de necios negar que las aguas alrededor están creciendo y, si el Madrid no se adapta al cambio, el vestuario puede resultar anegado y el oleaje puede volcar el barco.

And admit that the waters around you have grown

And accept it that soon you'll be drenched to the bone

If your time to you is worth savin′

Then you better start swimmin' or you'll sink like a stone

For the times, they are a-changin′

Porque el Madrid no espera a nadie, ni siquiera a sí mismo. Da igual tu bagaje, si no sigues nadando con las ganas del primer día, el bravo océano de espuma blanca te ahoga. Y si los triunfos logrados te han saciado, lo mejor es que pruebes en un mar más tranquilo. O en una piscina. Nadie está obligado a luchar toda la vida si no se siente con fuerzas. Para el Madrid no sirve todo el mundo y, quien sirve, a menudo, solo lo hace durante un tiempo.

As lo resume en «Toque de atención», seguido de «En el Madrid preocupa cierta desconexión entre Xabi Alonso y la plantilla. También una caída general de tensión tras el Clásico. Se desploman las recuperaciones en campo rival y se disparan los tiros contra la meta blanca». Hoy no podemos poner un pero: es la realidad.

Es un toque de atención porque se está a tiempo de enderezar el rumbo. De hecho, el catastrofismo ni aplica ni conduce a nada bueno. El Madrid está en buena posición en todos sus frentes. Es cuestión de tiempo y trabajo, como siempre. Sucede que la combinación tiempo y trabajo es poco atractiva para los amantes de lo sumarísimo, de los modos gilescos, y la paciencia es más escasa que la honestidad en el fútbol español.

Tiempo y trabajo, eso sí, con sentido y un objetivo claro y común solo con quienes decidan comprometerse.

En el diario de PRISA también leemos una esquela que reza: «Superliga y Madrid ponen en marcha la demanda para reclamar 4.500 M€ a la UEFA». Los tiempos están cambiando y Ceferin se agarra al cable del telégrafo para no ser arrastrado por ellos mientras Florentino cabalga a lomos de la fibra óptica. El máximo organismo europeo del fútbol sigue empeñado en modificar el VHS mientras la juventud consume en streaming.

The order is rapidly fadin′

And the first one now will later be last

′Cause the times, they are a-changin'

Y los tiempos changin’ tan raudos que aparecen portadas giradas 90º, como la de Marca.

Frontispicio que no vamos a comentar porque las contracturas cervicales no nos permiten adoptar la postura en cuestión. Lo que sí vamos a tratar son las palabras de Javier Tebas al medio gallardo.

Javier Tebas lanza en @marca un aviso a todos aquellos que ven el fútbol pirata en España#PremiosMARCA2025 pic.twitter.com/cZeVT4acMF

— MARCA (@marca) November 24, 2025

Quien paga manda, y Marca brinda su particular Aló, presidente al sátrapa de la liga. Como es costumbre últimamente, se lleva una nota de la comunidad en X desmintiendo las amenazas de Tebas.

Es curioso que este señor de apariencia espectral diga que «no hay excusa para robar», es como si Lamine Yamal o algún exministro dijeran que no hay excusa para contratar chicas de imagen. Un Tebas que de facto pretendió robar derechos al Real Madrid, motivo por el cual el club debe articular mecanismos de protección de su patrimonio y blindarlo frente al expolio de dictadorzuelos tropicales como este.

Tebas desea seguir regentando su videoclub particular en 2025. Es entendible que él lo haga, pero no que lo apoyen el resto de clubes a excepción del Madrid, porque si no se adaptan a los tiempos Prime, Netflix, Apple o Unify van a ser arrastrados aguas abajo. Si no entiendes lo que está sucediendo o no quieres ayudar, apártate.

 Come mothers and fathers throughout the land

And don′t criticize what you can't understand

Your sons and your daughters are beyond your command

Your old road is rapidly aging

Please get out of the new one if you can′t lend your hand

'Cause the times, they are a-changin'

De Sport y Mundo Deportivo, salvo resaltar que el Espanyol volvió a ganar, esta vez al Sevilla con goles de Pere Milla y Roberto, nada que decir, el tiempo ya los ha arrasado. Están muertos, como en el Sexto Sentido, y se mantienen zombis con el alimento de Tebas y del Barça. Ya ocurrió lo predicho en los versos de Dylan.

'Cause the battle outside ragin′

Will soon shake your windows and rattle your walls

For the times, they are a-changin'

Recordad también que cualquier vaticinio que hagáis en estos momentos será probablemente errado. Del mismo modo que la zozobra brota inopinadamente en tiempos de bonanza cuando nadie la ve venir, los momentos de gloria surgen cuando menos los espera nadie.

Porque los tiempos siempre están cambiando.

Pasad un buen día.

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