Las mejores firmas madridistas del planeta

Buenos días, queridos amigos.

¡No podéis quejaros, insensatos! Aunque os abracen durante varios segundos en el área pequeña, aunque os tiren de la camiseta hasta poneros la sobaquera casi en el cuello, aunque os tiren con una especie de placaje, ¡no podéis quejaros, que sois el Real Madrid, coño!

Entendedlo ya: si antes de que lleguen esas jugadas decisivas, el equipo no ha hecho veinticinco pases medidos al pie, cuatro desmarques en profundidad, varios controles de artista en un campo difícil, nueve regates y, sobre todo, marcado varios goles por la escuadra, la norma no escrita dice que el equipo no puede quejarse. Y nada de eso sucedió, como pudisteis leer en la fenomenal crónica de Francisco Javier Sánchez Palomares de ayer. Los jugadores no estuvieron bien, y así lo reconoció Genaro Desailly en las puntuaciones otorgadas tras el encuentro.

Así que los aficionados tenemos que callarnos y asumir que, como no se ha hecho nada de lo anterior, los jugadores blancos, ayer azules, pueden ser agarrados, sujetados, atenazados con ambas manos en el área. Sucedió la semana pasada con el Valencia. Si no es porque se señaló mano, el agarrón de cuatro segundos a Mbappé habría quedado sin señalizar. Podéis leer aquí la valoración de Alberto Cosín sobre la actuación de Martínez Munuera.

El diario Marca abre con una sonrisa enorme de Vini, quién sabe si resultado de ver que los abrazos a Bellingham y Mbappé se sucedían como si de una nueva edición de Bailar Pegados se tratase:

“El VAR no revisa sendos agarrones a Bellingham y Mbappé”, indica por algún lado en chiquitito. Ayer el VAR sí funcionaba en Vallecas, que sepamos, no como el día que se señaló un penaltito a otro equipo, si bien es cierto que a sus mandos estaba ayer Figueroa Vázquez, que es como poner al Frank Drebin de Agárralo como puedas a dirigir la gala de los Óscar, el mismo desastre, recordad la tercera y riámonos de cosas que tengan más gracia que la MLN.

El diario As parece celebrar que la MLN se apriete, si bien incide algo más en los errores arbitrales y, al menos, se atreve a hablar de “polémica arbitral”:

El Barça no falló en su visita al Celta, como sí pinchó el Madrid en Rayo o el Oviedo en Athletic. Ya pasó la temporada pasada cuando el Real Madrid se escapó siete puntos sobre el cliente único de Negreira: había que recortar esa ventaja. Como fuera. Así el campeonato está más interesante, pensarán Tebas, los anunciantes, las televisiones y el espectador medio, antimadridista en un porcentaje relevante.

Comienza esta semana el parón, o bajón, de selecciones, y la NFL aterrizará por Madrid. Ayer llegó el wrestling a Vallecas. Para el de siempre, el opinador Pável, no hubo nada punible y tiene la jeta de concluir que Jude se deja caer:

Habría que preguntarle un día que significa que “Chavarría compra papeletas para pitarlo”. ¿Que casi le pone el número 5 en las costillas, por ejemplo? ¿Eso es una papeleta? Un árbitro nada sospechoso de madridismo, Iturralde González, dejó claro ayer que era penalti, y esta vez no se habló de eufemismos como “fuerza excesiva”, “intensidad”, “agarra, pero no sujeta” y todas esas estrambóticas explicaciones que hemos leído otras veces a los Andújar, Pérez Burrull y el propio Iturralde.

“Agarra, pero no sujeta”, decía en su día, en otra curiosa interpretación del Reglamento. “Agarra, pero su jeta”, habría que decir con el lacayo Pável y con tantos de estos opinadores. El criterio es variable, como todos sabemos, se puede aludir a la “intensidad” cuando un jugador impida rematar a otro:

Pero luego un leve roce en el hombro puede tener otra consideración para el mismo culegiado:

Ayer podría haberse pitado incluso por reiteración, porque siempre era el mismo tipo, el tal Abracitos Chavarría, el que placaba a los nuestros. En su momento también explicó Iturralde ese extraño protocolo que se aplica en estos casos:

Nos llevan mareando desde hace décadas, con los agarrones, las manos, las líneas del VAR, pero con lo que no fallan es con el color de las camisetas, eso sí suele marcar el desenlace de las jugadas. Los diarios cataculés están de celebración:

El hat-trick de Lewandowski acerca a los de Flick, pero es que nos importa entre poco y nada lo que haga es equipo del que usted me habla.

La prensa barcelonesa destaca en portada la destitución de Joan Peñarroya del equipo de baloncesto. Una mala noticia para los nuestros, pues el entrenador no dejaba de acumular una derrota tras otra desde su llegada. Se habla de la llegada de Xavi Pascual, un gran entrenador, un buen tipo que, no sabemos por qué, parece que aceptará volver al redil culé.

No me agarre usted, señoro, que ya termino con los periódicos, que no quiero ni agarrarlos, ni sujetarlos, ni con fuerza excesiva, ni con ánimos retentivos, todo suyo.

Que paséis un gran día.

El madridismo es muchas cosas pero, por encima de todas, ahora mismo, es un acelerador del caos que el antimadridismo quiere sembrar en el Real Madrid.

Podría cerrar aquí el texto porque, básicamente, ya he dicho todo lo que quería decir. Reléase la frase, váyase el lector a desayunar o merendar (dependiendo de la hora en que se la encuentre) y reflexione si el tema le atañe, o no.

Ya no es el periodismo, aunque también. También pero el periodismo ya no importa, como todo el mundo sabe menos ellos. El periodismo ha muerto aunque no lo sepa, como los fiambres de El Sexto Sentido. Ahora el tema son las redes sociales, pero no las de los culés o los pobres atléticos. Esos tampoco importan en la materia que tratamos. La cuestión son las redes sociales madridistas.

Parecía que ganando al club cliente de Negreira se calmarían las aguas y se le daría algo de crédito a un equipo y un entrenador que, por lo demás, había ganado trece de los catorce partidos jugados hasta el momento (trece de catorce, repito). Se ganó brillantemente a los de Flick y pareció que podíamos respirar, pero no, no podemos. Primero, porque parece ser que era un Barça muy menor y por tanto no cabe la alegría ante la victoria, y luego porque a renglón seguido caímos en Anfield y empatamos en Vallecas, jugando mal en ambos casos.

El madridismo es muchas cosas pero, por encima de todas, ahora mismo, es un acelerador del caos que el antimadridismo quiere sembrar en el Real Madrid

Como jugamos mal en Vallecas, no cabe tampoco quejarse por los dos penaltis mastodónticos hurtados a los hombres de Xabi. Es una de las cosas abracadabrantes en la presunta exigencia (en realidad, histerismo) que domina la masa social blanca, o al menos la que se manifiesta en X y esos sitios: solo cuando juega bien tiene derecho el Madrid a quejarse si le han expoliado, como si la víctima de un allanamiento de morada con robo solo pudiera denunciar si los cuadros sustraídos fueran bonitos. El madridismo ha dictado sentencia: los cuadros eran feísimos y, por tanto, Martínez Munuera o Munuera Montero (tanto roban, roban tanto) estaban en su perfecto derecho de arramblar con ellos.

Tras el empate ante el Rayo, el tiovivo de la angustia se ha puesto a girar cada vez más rápido, como el de la secuencia final de Extraños en un Tren. A las 18:35, los jugadores habían dejado de creer en Xabi. A las 18:47, no solo habían dejado de creer en él, sino que le estaban haciendo la cama (o sea, jugando mal adrede para que le echen). A las 19:09, ya lo habían conseguido, o sea, Xabi está ya defenestrado, sin posibilidad alguna de redención ante el crimen incalificable de tener al equipo primero en la liga con 3 puntos de ventaja sobre el segundo y situado en el Top8 de la liga de Champions que permite, de concretarse, eludir la ronda previa de repesca antes de octavos.

El antimadridismo nos tiene exactamente donde nos quiere, y no se puede decir que se lo hayamos puesto difícil. Somos los niñatos consentidos que nos acusan de ser. Somos el vivo triunfo de su relato

La velocidad a la que los rumores se convierten en certezas en una tarde de derrota (o de empate) madridista en X arreglaría el mundo esa misma jornada si se tornara en corriente de hermandad y solidaridad entre los seres humanos. Ojalá aplicáramos a causas mejores semejante precipitación. Y los impulsores del supersónico avance de la hecatombe ya no son los viejos periodistas descatalogados a los que antaño las redes descalificaban por hacer eso. No. Ahora son las redes mismas, perfectas sustitutas de aquellos agentes artificiales de devastación a los que antes se opusieron.

Los nuevos instauradores de agonía juegan con los números para incrementar la sensación de angustia y desolación. Hablan de “dos años” de fracaso como si, de hecho, ya se hubieran cumplido dos temporadas en blanco. Como si el año 2024, que no es precisamente la prehistoria, no hubiera sido el mejor (insisto: el mejor) en la cosecha de títulos del club en 123 temporadas. Se descuenta el fracaso para que el fracaso se produzca. El madridismo está poseído por el vértigo, y en ese proceso se convierte en un factor de devastación tan efectivo como cualquier otro.

Neomourinhismo

La gente está deseando abonarse al padecimiento. Quieren al Madrid para que arregle sus vidas pero, cuando no lo hace, o cuando no lo hace en el preciso minuto en que necesitan que lo haga, lo quieren para algo más reparador aún que la felicidad: el nihilismo, el vacío. Si el Madrid no me hace feliz cuando yo digo, como el niño caprichoso que soy, entonces le exijo que sea una mierda lo suficientemente rotunda  para que pueda desahogarme con él, descargar a insultos la rabia y la adrenalina. Y, si no es esa mierda, me acojo a la hipérbole para que lo sea, brutalmente, ciclotímicamente. Al Madrid solo lo quiero para que me eleve a los cielos o para que me reduzca al detritus, y así poder maldecirlo. Si mi abuelo, o el abuelo de quien sea, lo hacía desde su tribuna de Castellana, no veo por qué no puedo yo hacerlo desde mi nick. (Joder, si mi jefe o mis hijos supieran que ese soy yo…) Nuestros abuelos o bisabuelos llamaban “defensa de alpargata” a tipos como Santamaría o Pachín, que se hinchaban a ganar Copas de Europa. Enhorabuena: somos sus dignísimos sucesores en la era de la IA.

Real Madrid

El futuro apocalíptico se acelera por minutos mientras, paralelamente, el pasado se reinterpreta para que podamos sufrir más todavía. Una vez hemos defenestrado presente y futuro, solo resta arrebatarnos la certidumbre cálida del pasado para poder enfurruñarnos de verdad, que en el fondo es lo que queremos: anticiparnos al enfurruñe del futuro, inscribirnos también en una rara desilusión retrospectiva. Sí, se ganaron 6 Champions en 10 años, pero es que tuvimos mucha suerte. Sí, fue algo irrepetible, pero se consiguió de aquella manera. Sí, fui feliz con las remontadas, pero estas son patrimonio exclusivo de la emoción, no del fútbol. Sí, Vinicius ha ganado dos Champions, pero protesta demasiado. Sí, Camavinga ganó también dos Champions para mí, pero ¿de qué juega ese chico? Sí, fui feliz pero ¿fui feliz legítimamente? Es más: ¿fui realmente feliz? ¿Tengo mi felicidad pretérita compulsada por Pep Guardiola?

Rivales íntimos

El antimadridismo nos tiene exactamente donde nos quiere, y no se puede decir que se lo hayamos puesto difícil. Somos los niñatos consentidos que nos acusan de ser. Somos el vivo triunfo de su relato, la demostración  palpable de su narrativa. Nos han acusado siempre de guiarnos solo por el éxito y de dar la espalda a nuestro equipo al primer revés (¡y hasta en el triunfo cuando no nos gustan las formas!), y no se puede negar que se lo ponemos a huevo en la profecía autocumplida.

Somos una legión de niños cada día más niños y cada día más caprichosos. Quiero pensar que nos ceñimos al fútbol como único terreno donde nos permitimos comportarnos como unos mimados cagaprisas. Quiero pensar que la pataleta pueril la circunscribimos al momento en que me siento ante el teclado para maldecir al viejo mundo que no me quiere conceder lo que sin duda merezco, o sea, que la pelotita entre. Me lo merezco, hijos de puta, dádmelo.

Xabi Alonso, que probablemente estuvo mal en el banquillo, estuvo en cambio muy bien en la rueda de prensa. O, pensándolo bien, quizá estuvo peor todavía, por iluso. Reivindicó que se trate al equipo “con exigencia, pero también con mesura”.

Este no sabe lo que nos pide.

 

Getty Images

-Courtois: APROBADO. Solventó bien las escasas ocasiones en que fue exigido por el Rayo (que tuvo oportunidades en el segundo tiempo pero las lanzó fuera).

-Valverde: APROBADO. Bien en algún chut lejano pero bastante desdibujado.

-Carreras: APROBADO. Discreto.

-Huijsen: APROBADO. También discreto hasta su sustitución, propiciada por una tarjeta injusta.

-Asencio: NOTABLE. El mejor en la defensa, y exhibiendo además pundonor y las ganas de vencer que demanda el himno.

-Camavinga: SUSPENSO. Como medio centro, no tomó bien el mando. Desterrado a la derecha por Xabi, menos aún.

-Güler: APROBADO. Muy normalito como organizador, mucho mejor cuando se fue arriba, al final, tras la entrada de Ceballos. Lo cual es mala noticia, porque el Madrid no le necesita en esa línea.

-Bellingham: APROBADO. Mejoró algo en el segundo tiempo, pero hay que exigirle mucho más.

-Brahim: SUSPENSO. Siempre bullicioso, pero desacertado.

-Mbappé: SUSPENSO. Desaparecido en combate, excepto a pocos minutos del final, como en Anfield.

-Vinícius: APROBADO ALTO. El más amenazante en el primer tiempo, se diluyó en el segundo.

-Ceballos: APROBADO. Brindó algo de sentido al juego.

-Rodrygo: SUSPENSO. No aportó nada. No parece estar ni para titular ni para revulsivo.

-Trent: sin calificar.

-Xabi Alonso: SUSPENSO. Salvo por un paréntesis en el primer tiempo, el equipo nunca se encontró del todo. Esta vez no hubo acierto en los cambios.

 

Getty Images

Arbitró Juan Martínez Munuera del comité valenciano. En el VAR estuvo Figueroa Vázquez.

Partido intenso y de pierna dura en el que las tarjetas se vieron en la primera mitad. No quiso que se le fuese el partido al de Benidorm en los compases iniciales del choque. En las áreas hubo dos agarrones de Chavarría a Mbappé que en otros tiempos se hubieran señalado como penalti. Ahora, al CTA le parece poco estas acciones y en esas seguimos. En otra acción de Bellingham con Chavarría hubo alguna ligera protesta, los dos estaban en pugna y sujetando al rival de la camiseta pero con más fuerza por parte del rayista. También agua. Una jugada de árbitro de campo y en la que no entra el VAR que lo deja a interpretación del principal.

Hubo amarillas en el 14’ a Ratiu, que derribó a Vinícius; en el 32', a Álvaro por no dejar sacar de banda a Arda; en el 35', a Huijsen por llegar tarde ante Álvaro; en el 47', a Brahim por pisar a Chavarría y en el 47', a De Frutos por un agarrón a Huijsen.

Martínez Munuera, DISCRETO.

 

Getty Images

Los de Xabi se enfrentaban al Rayo Vallecano en el centésimo quincuagésimo quinto aniversario del nacimiento de Carlos Padrós, cofundador del Real Madrid. Era una fecha propicia para haber dado un nuevo paso adelante en liga, pero los de Xabi firmaron un encuentro mediocre y no fueron capaces de superar el planteamiento, la entrega y el juego del rival.

El Madrid presentaba un once con dos novedades principales: la inclusión de Brahim en la zona derecha del ataque y de Asencio en lugar de Militao, cuya ausencia y la de Tchouaméni esperábamos no tener que lamentar. Acabamos echando de menos a Aurélien.

Supimos la alineación aproximadamente a la misma hora que la cuenta oficial del Barça tuiteaba «Día nublado en Celta». En Rayo, sin embargo, no amenazaba tormenta, aunque a los blancos se les fundieron los plomos.

El primer intento fue de Güler desde lejos. Batalla despejó el chut raso del turco.

A los 11 minutos, Isi Palazón le pegó una pagada a Arda. La tarjeta ni estaba ni se la esperaba. Por cierto, al comienzo pudimos ver a un par de Martínez Munueras juntos. ¿No querías caldo?, pues toma dos tazas.

Uno de los Munuera, sin embargo, sí mostró amarilla a Ratiu tras derribar por detrás a Vini interrumpiendo un contragolpe. Fue tan clara que ni siquiera los de la tele dijeron nada.

El primer cuarto de hora de partido fue de una calidad acorde a las toallas de los vestuarios del Rayo.

A los 20 minutos, primera buena intervención de Courtois. Algo tan habitual como la arena en el Sáhara. La respuesta, parada milagrosa de Batalla a un remate de Vini al borde del área chica. Acto seguido, Asencio cabeceó fuera desde cerca. Dos ocasiones que debieron ser gol.

Pedro Díaz tuvo que retirarse tras troncharse la rodilla. Ojalá la lesión del futbolista del Rayo sea lo más leve posible.

A la media hora, Carreras intentó otro carrerazo, pero esta vez con la derecha. La bola acabó en la M-30. La cosa no mejoraba. Habría que prepararles un café a los blancos, o tal vez que Butragueño bajase en el descanso a encenderlos con una de sus vibrantes charlas. El peligro creado por Vini, la clase de Güler y algún destello de Bellingham, lo más potable hasta el momento.

Descanso, 0-0. Lo mejor de la primera parte fue que el Madrid no durmió al 100% de su afición, solo al 75%. Había mucho que mejorar en actitud —lo más preocupante— y juego si se quería vencer en Vallecas, uno de los campos donde se ganan y se pierden las Ligas. Espóiler: no se consiguió.

La segunda mitad comenzó con la sustitución de Huijsen —con amarilla— por Militao y sin cambios en la predisposición de los jugadores del Madrid.

En el 51', uno de los que puede desequilibrar, Güler, enroscó un balón que se marchó lamiendo el palo derecho de Augusto Batalla. Daba la impresión de que si el Madrid no comenzaba a jugar el partido en serio, solo podría marcar en un fogonazo aislado. El encuentro blanco estaba siendo tan mejorable que Paco Jémez acertaba en (algunos) comentarios.

El siguiente destello lo firmó Kylian, que seguía sobre el campo. Disparó desde la derecha fuera. ¿Nuevo chispazo o reacción? Nada, un espejismo. Asencio, de los pocos que estaban dando la talla, salvó los muebles in extremis tras un error no pequeño de Carreras.

Poco después, Álvaro García marró una oportunidad excelente casi bajo el larguero de Courtois. Si seguía así, el Madrid no solo no ganaría, sino que podría perder. La cosa parecía empeorar, como suele suceder con todo en la vida. Si la primera parte había aburrido a las ovejas, en la segunda, las ovejas se estaban lanzando al vacío para ahorrarse el sufrimiento.

Antes del 70', Valverde tuvo una ocasión que desbarató Batalla. Al disparar, Fede se tocó el muslo y miró al banquillo. Mal asunto. Pero quien abandonó el terreno de juego fue Brahim. Entró en su lugar Ceballos, por lo que Eduardo se desplazó a la derecha.

Quedaban doce minutos, el Rayo tenía otra ocasión y Rodrygo se disponía a salir. Hubo madridistas que estaban viendo el encuentro en el bar que pidieron un chupito de cicuta para redondear la tarde. La absenta era demasiado suave para aguantar esto. El 11 salió finalmente por Camavinga, que había jugado en la derecha unos cuantos segundos.

El siguiente en salir sería Trent, Fede seguía con molestias. Que quede solo en eso.

En el 86', agarraron a Mbappé en el área, pero se sabe que cuando se hace sobre un jugador del Madrid nunca es suficiente para pitar penalti. Además, si los blancos están jugando mal no merecen que se les arbitre con equidad.

Los últimos minutos, los de Xabi le pusieron un poco de ganas, en una o dos jugadas aisladas, eso sí. Incluso gozó de alguna ocasión el Rayo, cuyo planteamiento y partido habían sido notablemente superiores a los del Madrid, si tenemos en cuenta la magnitud de ambas plantillas.

Güler casi marcó al final, y a Mbappé lo volvieron a agarrar en el área sin que ya nadie se quejara. El choque acabó con 0-0. Los blancos habían firmado un partido mediocre en Vallecas. Este Madrid ya no parece que pueda ganar en cualquier momento.

 

Getty Images

Sábado 8 de noviembre, casi «como siempre sin tarjeta», Hospitalet de Llobregat, Peña Madridista de Bellvitge. Buena gente. 17 pm aprox. Llegamos a sus aposentos Rafa Gómez de Parada —autor de Anatomía de un Negreirato—, Tomás Guasch, Javier Alberdi (Kollins), Athos Dumas y servidora. Los tres primeros presentarán el libro. Los dos últimos pondremos sonrisitas retorcidas.

El libro es una pieza novelada de cómo sería el juicio —¿que veremos o no veremos?— por el caso Barça-Negreira bajo la óptica de Rafa y con una ambientación de película de Hollywood.

Falta media hora para comienzo y nos reciben Olga, presidenta de la Peña de Bellvitge, y Álex, de la Peña Madridista 1902 de Hospitalet, coorganizadora del acto. Va a sonar un poco Roberto Gómez, pero, en nombre de La Galerna, quiero mandarles un saludo y agradecerles el excepcional trato y la acogida.

En la pared derecha, al final, hay colocado un televisor a inglete junto a una bandera de la peña y otra de España. En la pared, numerosos trofeos, fotografías de Bernabéu, Florentino, Lorenzo Sanz y su esposa Mari Luz. A la derecha, un objeto no identificado con bandera nacional, el escudo del Madrid y, debajo, ¡seis enchufes! ¡Chúpate esa, nuevo Camp Nou!

Tomás captura el instante Lorenzo y señora para compartirlo con su hijo.

La firma de libros está prevista para el final de la presentación, pero desde antes del comienzo Rafa no para de dedicar ejemplares. Con Guasch quiere fotografiarse todo el mundo, también que les firme. Y con Kollins tres cuartas partes de lo mismo. Incluso, durante unos momentos, Javi se transforma en Jesús Bengoechea, quien, muy a su pesar, no pudo acudir. Athos charla jovialmente con los asistentes. A mí, afortunadamente, no me conoce ni Píter.

Todo son atenciones por parte de Olga. Un licor de manzana sin alcohol para Tomás, un cortado para Athos, un café solo para mí, agua para el autor cuando se termina la botella supersónica que se ha traído de casa…

Cinco y media de la tarde, aprox. Álex da comienzo a la presentación en sí. Rafa Gómez de Parada toma la palabra. Además de haber escrito Anatomía de un Negreirato, ha publicado más libros que los que atestan la biblioteca de un político moderno, trabaja mucho, escribe en La Galerna, colabora en el canal —entre otros— de YouTube de Kollins, juega al fútbol, al baloncesto, corre maratones por todo el mundo, incluso por Valencia con mensajes por la paz en la camiseta y, además, cuando tiene un rato se va por el mundo a ayudar a quien le hace falta (también lo hace con los de aquí). De hecho, los dineros recaudados por este libro van destinados a una gran labor social, de las de verdad.

Rafa comienza agradeciendo a Álex, a la Peña 1902, a Olga, a la peña Bellvitge la organización del evento. Me agradece la confección del prólogo, sin duda lo mejor del libro. Pondera la labor de La Galerna, donde se comenzaron a publicar los primeros capítulos de la obra. Y recuerda que en la edición yo le suprimía los insultos, los improperios y los tacos. Si compráis el libro, podréis leerlo sin censura alguna. También tiene buenas palabras para Athos Dumas, para Kollins y para Tomás Guasch, quien toma la palabra después.

Tomás lee de la portada del libro: «Negreira, Laporta, Rubiales, Cantalejo, Tebas e Iturralde, parece una delantera. Esto me recuerda a Kopa, Rial, Di Stéfano, Puskas y Gento». Con una aparente broma, Guasch resume todo: el Madrid es recordado por sus estrellas y el Barça por las suyas. El humor siempre es el arma más afilada. Como escribe Rafa antes del primer capítulo: «… prefiero el humor al cóctel molotov para reventar de una vez todo lo “reventable” en las estructuras futbolísticas de este país». ¿Solo futbolísticas?, añado yo.

Javi pone el contrapunto al humor exponiendo la cruda realidad. Quizá sea la persona que mejor define los hechos, la situación, el contexto, el escenario deportivo, económico, político y social del Barça, su entorno y Cataluña.

Anatomía de un Negreirato es imprescindible porque, aunque sea de forma novelada, da visibilidad al mayor caso de corrupción en la historia del deporte que, sin embargo, ha sido silenciado por el sistema, que piensa que es tan grave que pone en riesgo la supervivencia del propio sistema.

Los dirigentes de RFEF, Liga, Barça y Gobierno urdieron todas las argucias que estaban en su mano para prescribir deportivamente el tema. Los perjudicados, a excepción del Madrid, callaron porque les tienen económicamente agarrados por las gónadas y, aunque piensen que es un atropello, tragan. Y los medios, ¿qué van a hacer los medios si se mantienen gracias a quienes no quieren que hablen del tema?

El libro, además, está bien escrito. Algo que debería darse por hecho, pero no es así. Tampoco está escrito con IA, es auténtico. Todas las «burradas» que perpetran los protagonistas del caso Barça-Negreira tienen su correspondiente referencia al artículo donde las dijeron literalmente.

Dibuja unos personajes torrentianos, pero es que son así. Al leernos utiliza el lenguaje de cada uno, se mete en ellos para darles voz. No quiero imaginar lo que tuvo que sentir al meterse dentro de Iturralde González (insertad aquí gif de Mary Santpere santiguándose).

Y el final… ay el final. No os lo puedo desvelar, pero se nota que Rafa conoce perfectamente el país donde vive.

La presentación pasa volando como un canapé arrojado por Laporta. Varios asistentes intervienen para aportar interesantes puntos de vista. Cuando Guasch se marcha por compromisos laborales, sube al estrado Juan Luis Martín de Pozuelo, abogado que junto a César Lage y Ricardo Ramos Neira, entre otros, están trabajando sin descanso para aportar pruebas al caso Barça-Negreira. Algunas de ellas presentadas después por el propio Real Madrid.

Todo tiene su fin, como cantaban los Módulos. Y al final se montan los habituales corrillos de charlas. Están presentes ilustres seguidores de La Galerna, del canal de Kollins, tuiteros, tuiteras como María y Olga, un placer haberlas conocido.

Athos y yo volvemos en un rato en tren a Madrid y tenemos que irnos cuando sacan el jamón. Ya es mala pata. Nos vamos con la sensación de haber conocido a una gente estupenda que no tiene nada sencillo vivir su madridismo allí. En realidad el antimadridismo ha crecido tanto debido a los éxitos del club, que ya no es fácil en ningún sitio. En la puerta de salida de la peña hay un señor muy simpático que nos felicita y nos despide.

Cuando nos marchamos, siento necesidad de ir al baño. Lo busco. Lo encuentro. La puerta está cerrada. Vuelvo a la peña. Le comento el contratiempo al señor simpático que nos acaba de despedir. Sin dejar de sonreír me da una llave colgada de una bellota de madera enorme. Enorme como el corazón de estos madridistas de Cataluña.

 

Fotografías: Athos Dumas y Fco. Javier Sánchez Palomares

Buenos días, amigos. Vinícius —el Madrid entero— es como un detector de metales, pero en lugar de identificar estos elementos bajo tierra, desvela acomplejados y traumatizados allá donde se encuentren.

Ayer, Atlético de Madrid y Levante disputaron un encuentro en el Metropolitano. El equipo de Gil Marín, quien se apropió indebidamente del mismo junto a Henry Cherry, ganó 3-1 y Marca, cuyo director casualmente celebra barbacoas con Gil hijo —conocido por algunos como el tío Gilito—, le dedica esta portada laudatoria al equipo, a su entrenador Simeone y al hijo de este.

Durante el encuentro, y tras una amonestación a un jugador colchonero, al Cholo se le fundió otro fusible, cortocircuitó, hizo aspavientos —como dice Garabatxs— y le gritó a Hill Apple Tree: «¡Una amarilla por eso! ¡A Vinícius no se la sacas!». Otro ejemplo de Vini como detector de personas con problemas, porque por mucho dinero que se tenga, en numerosas ocasiones es necesaria la ayuda de un profesional.

No cuesta imaginar a Simeone en la cena de Nochebuena, con la familia reunida, entre villancicos y belenes, probando la comida, haciendo aspavientos y gritándole al servicio: «¡El cordero está frío, seco por dentro, poco crujiente por fuera! ¡Este no se lo sacas a Vinícius!».

Tampoco es difícil imaginar a un Cholo del futuro con una camisa de fuerza, la mirada vacía, meciéndose hacia adelante —alante, diría él— y hacia atrás, repitiendo: «Teníamos las dos ganadas, no fue doble toque, a Vinícius no se la sacas», mientras la enfermera Ratched le acerca unas píldoras y un vasito de cartón con agua.

No le ocurre solo al Cholo, a los atléticos en general se les funden los plomos cada vez que recuerdan a Vinícius y al Madrid. Sufren una sobrecarga emocional de corriente que alterna el odio con el complejo y les salta el diferencial. Es más sangrante el asunto porque en el club hay una corriente, no mayoritaria pero sí continua, de energúmenos de ideología neonazi con dos asesinatos a sus espaldas que, auspiciados por el club y aplaudidos por los jugadores, se dedican a proferir cánticos racistas, lanzar objetos al campo, colgar muñecos de Vini y un largo etcétera de actos de esos que la Fiscalía archiva porque solo duran unos segundos y se producen en un contexto de máxima rivalidad.

No viene mal recordarle al entrenador rojiblanco esto de Kollins: «A Vinícius le han sacado 53 amarillas y 4 rojas en España en poco más de 5 temporadas».

A Vinicius le han sacado 53 amarillas y 4 rojas en España en poco más de 5 temporadas, acomplejado https://t.co/OgB9eoI3ru

— Kollins (@PepeKollins) November 8, 2025


Un Kollins, por cierto, que ayer presentó junto a Tomás Guasch y el propio autor el libro Anatomía de un Negreirato, de Rafael Gómez de Parada. Al acto, celebrado en la Peña Madridista Bellvitge de Hospitalet, también acudieron los galernautas Athos Dumas y Paco Sánchez Palomares.

Tras este interludio, continuamos.

En Marca hablan del Madrid: «Máxima tensión en Vallecas». Y muestran la patita otra vez: «La derrota en Liverpool pone a Xabi Alonso en el foco». También están traumados, aunque por otros motivos, y recurren a ese «en el foco» cada dos por tres. Este portanalista tiene curiosidad por ver a quién pelotearán y a quién atacarán cuando cambie el jardinero que les riega.

Los de Gallardo utilizan «máxima tensión» para referirse al partido del Madrid —cuya previa, escrita por Alberto Cosín, podéis leer aquí—, cuando en realidad podrían haber utilizado esas palabras para el estado de Simeone o para el novísimo Camp Nou. Si bien es cierto que decir nuevo Camp Nou es un pleonasmo como subir para arriba, cita previa, puño cerrado o el Madrid ganó otra Champions.

✍️ La zona de los periodistas y también de los analistas de Flick en el Spotify Camp Nou

📽️ @joanlfdez nos enseña otra de las partes del nuevo estadio azulgrana pic.twitter.com/lLFq1juRej

— Diario SPORT (@sport) November 7, 2025

Según nos descubre Joan León en Sport, en el nuevo Camp Nou hay hasta cuatro filas para los periodistas y, ojo, ¡ojo!, arriba, en cada puesto, ¡pone el número del pupitre! Quizá sea la primera vez que sucede en un estadio de fútbol.

Pero lo mejor no es que los periodistas tengan un puesto para trabajar y además numerado para distinguir uno de otro, sino, ojo, ¡ojo!: ¡cada periodista tiene hasta cuatro enchufes para poder cargar el ordenador, el teléfono y etcétera!

Puff, ¡madre del amor hermoso! ¡¿Cuándo se ha visto algo igual?! Ni el Coche Fantástico contaba con tanta tecnología avanzada.

Lástima que el vídeo sea tan corto, nos hemos quedado con ganas de más. Conminamos a Sport a que nos enseñen más zonas del nuevo Camp Nou. Podrían enviar —si no se encuentra acosando a familiares de árbitros— a Iván San Antonio.

Documental propio de la BBC. San Antonio grabando, tipo Callejeros, en los vestuarios: «Podéis observar que cada jugador tiene un pequeño banco para sentarse, una percha, una toalla de Cobi y unas chanclas. El vestuario cuenta con ¡un enchufe! comunitario para que los futbolistas puedan cargar sus móviles y enchufar el secador para apañarse el pelete tras la ducha. Porque, esa es otra, el nuevo Camp Nou tiene duchas con agua caliente, que puede ser templada si se abre un poquito el grifo del agua fría. Los chicos también disfrutan de baños con pestillo para preservar su intimidad. Voy a mostraros uno, mirad, abro la puerta y… ¡¿pero qué haces ahí, Jan?!».

Sin embargo, de manera inexplicable, que haya cuatro enchufes en el Camp Nou no es portada ni de Mundo Deportivo ni de Sport.

Confesamos que al leer el frontispicio de Sport hemos dado un pequeño respingo: «No se puede fallar». Estábamos sin gafas y hemos confundido una a con una o. Pero no, lo que no se puede es fallar, lo otro sigue siendo legal, de momento, aunque se realice fuera del matrimonio y no sea sábado sabadete.

Gabinete cantaba que había cuatro rosas en tu honor: dos por gemir y dos por sonreír. El nuevo Camp Nou tiene cuatro enchufes: uno por la liga, otro por la RFEF, otro por el CTA y otro por el Gobierno.

Pasad un buen día.

1- Sistema de juego y posible once

Decimosegunda jornada de Liga y el Real Madrid visita Vallecas, un escenario en el que le cuesta ganar en los últimos años. Los rayistas llegan tras remontar al Lech Poznan en la Conference League, pero con el ambiente un poco enrarecido a nivel interno en el vestuario. El técnico Iñigo Pérez tiene las bajas confirmadas de Mumin, Luiz Felipe, Nteka y Méndez, y la duda de Isi, que tuvo una indisposición sobre el propio césped de Vallecas en el partido ante los polacos. Se espera una alineación en formación de 1-4-2-3-1 aunque con varias dudas en un par de puestos. Un once probable sería el formado por Batalla en portería; en la línea defensiva los centrales serían Lejeune y Mendy; en el lateral derecho jugaría Ratiu y en el izquierdo el Chavarría; en el centro del campo como doble pivote Unai López y Ciss; en la línea de tres Álvaro García o Fran Pérez por la izquierda, De Frutos por la derecha e Isi o Pedro Díaz en el medio; arriba Alemao.

2- Presión

En casa, y en unas dimensiones del terreno de juego más estrechas que el resto de campos de Primera, el Rayo presiona más arriba e intenta dificultar la salida del cuero del adversario. Siempre que presionen y vayan al poseedor del balón lo harán con agresividad, decisión en los duelos y gran intensidad.  Un equipo con físico y músculo en el medio por lo que se da por un hecho un conjunto de gran despliegue, recorrido y eficacia para ahogar al centro del campo merengue. En la punta Alemao, y también el reemplazo Camello, garantizan trabajo para el robo y la presión desde la primera línea.

3- Salida de balón

A Iñigo Pérez le gusta tener el control desde la base de la jugada con un Lejeune vital en este apartado. Dispone de un fantástico desplazamiento en largo y es el encargado de enlazar con el medio Unai López. La baja de Mumin les perjudica porque tampoco es malo con balón y tiene mejor pie que Mendy. La clave vallecana es que los medios consigan conectar con Isi (o, en caso de que no juegue, con Pedro Díaz), que es lanzador de los jugadores de banda y el creador de fútbol en ataque. Por último, apuntar que Alemao también pone su granito de arena en este apartado bajando y protegiendo balones que le lleguen en largo. Se zafa bien con los centrales para descargar a los medios o la línea de tres mediaspuntas.

4- Aspecto defensivo

El Rayo ha encajado en 14 goles en 11 partidos, lo que da una media de más de un tanto por choque. Otros años había cifras bastante parejas, pero este curso está sacando más puntos lejos de Vallecas. En su feudo le está costando que sea un fortín, y solo ha conseguido un triunfo ante el Alavés. Prácticamente la defensa y el medio son los mismos que el curso pasado, y el rendimiento está siendo similar. En casa, con menos espacios, no están dando la misma muestra de solidez y contundencia que cuando viajan lejos del barrio madrileño, como en las visitas a Girona, Donosti y Levante. Ciss será clave para apoyar a los centrales e intentar fortificar la zona central por la que se moverán Bellingham y Arda. Un apartado donde los centrales son eficaces en Vallecas o en cualquier estadio son los balones aéreos. Por tanto, ante futbolistas de talla, envergadura y poderío por arriba, lo mejor para el Madrid es jugar por abajo y no meter demasiados centros.

5- Poderío ofensivo

La zona de ataque del Rayo ha sufrido las principales variaciones de Alemao y Fran Pérez respecto a la temporada pasada. El resto lleva ya varios años por Vallecas, y se entienden a las mil maravillas. Iñigo Pérez dispone de velocidad y despliegue en las bandas, calidad técnica en el medio y una delantera eficaz y con gran olfato de gol. El Rayo es un conjunto fuerte arriba, peligroso y que hace daño, como puede dar testimonio el Barça recientemente. Las bandas tienen mucha importancia con futbolistas veloces y atrevidos como Álvaro y De Frutos, que atacan en el espacio o pueden desbordar. Por la zona central Isi pone el control, el regate en corto, la visión de juego y el disparo. En punta, Alemao es un jugador que ya conoce el fútbol español, y es simple pero eficaz en sus movimientos y atributos en el área. Acumulan 11 dianas en 10 partidos, por lo que ven puerta de media una vez por encuentro. Ojo también en las jugadas a balón parado porque cuentan con un batería importante de efectivos que tienen destreza en los remates de cabeza: Lejeune, Mendy, Alemao, Ciss… y grandes lanzadores como Isi Palazón y Unai López.

 

6- Estilo de juego

Iñigo Pérez tiene muchas similitudes con lo que planteaba en su día Iraola. Por ello era su segundo y tenían una forma parecida de ver el fútbol. Un equipo con vértigo, atrevimiento, ofensivo y menos práctico y pragmático que con otros técnicos anteriores. Por las bandas son vertiginosos y verticales, con pocos toques se plantan arriba y todo lo realizan a una gran velocidad de ejecución. En cuanto a las estadísticas, este curso hay que destacar que es el quinto con más posesión de la competición, con un 53%, que es el conjunto que mejor juega en pases largos de la Liga y el segundo que más intercepciones completa, solo por detrás del Elche.

7- Hombre clave

El canterano de La Fábrica De Frutos es el máximo goleador de la Liga para los vallecanos, con cuatro dianas. Además, suma otras dos en competición europea. El internacional español vive el mejor momento de su carrera y ha dejado de ser un revulsivo como en temporadas anteriores. Se ha ganado un puesto en el once y convocatorias al equipo nacional que dirige Luis de la Fuente. Un extremo, el segoviano, que también puede jugar de nueve y garantiza velocidad, desborde, calidad en el centro, desparpajo y vértigo desde la banda. Luego, en el área, posee un buen disparo con la diestra para finalizar las jugadas. Es probable, por rotaciones de Xabi Alonso, que tenga un bonito duelo con Fran García, que regresa a Vallecas, el estadio que tantas carreras subido en moto le vio por la banda izquierda.

 

Getty Images

Dejaba caer el otro día Daniel Vila la cuestión sobre si Vinicius puede considerarse el nuevo Juanito. Debate interesante, aunque la comparación de jugadores, y más cuando corresponden a épocas que parecen mundos diferentes, sea un juego con truco. Porque, por cambiar, ha cambiado hasta el himno. Si Juanito hacía suyo aquello de “todo nervio y corazón”, Vinicius parece impelido con el “nadie resiste tus ganas de vencer”. Pero juguemos, comparemos, porque si contribuye a despejar la neblina de la memoria a algún despistado sobre la relevancia del eterno siete blanco, ya habremos ganado la partida.

Juanito Real Sociedad Celayeta

Primero, saquemos las fichas al tablero. Juanito ficha por el Madrid en 1977, con 23 años, tras completar un trienio fulgurante en el Burgos, ascenso a Primera incluido. Llega como figura  —Supersónico, le decían—, directo a encender la chispa que le faltaba a un equipo en el que convivían baluartes del escudo como Pirri, Camacho o Santillana. Casi nada. Vinicius, con 18, fue enviado a la mili del Castilla, donde en la primera maniobra recibió un bocado en la cabeza por parte de un jugador del filial del equipo que primero se fijó en Juanito, el Atlético de Madrid. Y de ahí, a ganarse por méritos propios, contra todo y contra todos, el ascenso de meme a estrella.

2-1: Mbappé y Vinícius fulminan al Rayo

En su década en Chamartín, el malagueño vistió su palmarés con cinco Ligas, dos Copas de la UEFA, dos Copas del Rey y una Copa de la Liga. Desde su llegada a Madrid, Vini ha tocado más metal: tres Ligas, dos Champions, tres Mundiales de Clubes, una Copa, dos Supercopa de Europa y tres Supercopas de España.

Ambos fueron dirigidos por entrenadores de lo más variopinto. Desde Miljanic hasta Beenhakker el español, pasando por Boskov, Di Stéfano, Amancio y Molowny.  Mientras, Lopetegui, Solari, Zidane, Ancelotti y Xabi Alonso completan la lista del brasileño hasta la fecha.

el volcánico carácter que definía a Juanito también caracteriza a su heredero de dorsal. Jugadores que abren la boca y dejan con la boca abierta. El pack completo. Lo tomas o lo dejas

Y aquí comenzamos con las similitudes. De partida, ambos se salieron del método y el guion de un técnico madridista. El caso de Juanito, con Amancio, resultó más acusado. Fue en la campaña 84/85, cuando el mito gallego llegó al banquillo en sustitución del mito universal, Alfredo Di Stéfano. Jamás se  entendieron, ni dentro ni fuera del campo. Respecto al brasileño, no es ningún secreto que las ideas de Xabi Alonso, cuya base es la  presión solidaria, le han obligado a reconvertir su modus operandi para no verse fuera del once. Lo de Amancio terminó de la peor manera, con escándalos y despido; al tolosarra le avalan los resultados y las formas, siempre impecables, y Vini se ha ganado su perdón tras la peladura de claves del Clásico.

¿Qué podemos esperar del Madrid en el Mundial?

La filosofía y funciones sobre el césped también son moneda común de ambos jugadores, creyentes practicantes del fútbol antiguo e improvisado que pregona Panzeri. La misión, hacer de la osadía un hábito; la obligación, ser la llave maestra que abra los partidos y desquicie a los defensas. En definitiva, y parafraseando a Valdano, poseedores de “todas las armas que necesita un crack: velocidad física, técnica y mental; atrevimiento para inventar; y valentía para desafiar rivales, aficiones, críticas”.

Hace 33 años

Otro aspecto (posiblemente el que motiva el texto) es el volcánico carácter que definía a Juanito y también caracteriza a su heredero de dorsal. Jugadores que abren la boca y dejan con la boca abierta. El pack completo. Lo tomas o lo dejas. Con una personalidad guiada por la máxima natural de no ser como los demás, al tener su centro de gravedad en el corazón. De ahí las reacciones, en ocasiones extemporáneas o fuera de tono. Pero, ojo, como le sucedía al de Fuengirola, el principal perjudicado de los errores de Vinicius es el propio Vinicius. No hay espacio para la maldad, tan sólo un discurrir por los márgenes que a veces provoca una salida del carril impropia de a quien se le exige no sólo buen juego, sino ejemplo constante.

Juanito pide perdón al árbitro

Esta pasión fronteriza, como imaginan, era aprovechada por los rivales de entonces contra Juanito de la misma forma que lo hacen ahora contra Vini, al que ven como la mecha por la que todo puede estallar. Anularlos, convenían y convienen, es robarle peligrosos argumentos al Madrid. Y por ello tampoco escatiman en la provocación. Aunque no siempre consiguen su objetivo. Como cuando Koke le dijo al brasileño  que Mbappé le estaba “comiendo la tostada” y se llevó un “Ya, pero juega en mi equipo”. O como cuando Ferran intentó ponerlo nervioso antes de un penalti preguntándole con sorna si lo iba a tirar él, a lo que el madridista respondió enalteciendo una vez más al compañero: “No, lo tira Kylian, que los mete siempre”.

Con todo, los francotiradores no se agazapan únicamente en territorio enemigo, también viven en casa. Desde su mismo fichaje, a Juanito le resultó imposible conciliar el apoyo unánime de su propia afición, aunque por suerte para él y para la historia, su trayectoria le hizo justicia y hoy es un símbolo innegociable del ADN madridista. Del mismo modo, a buen seguro intoxicados por una prensa en la que hasta el último mediopensionista encuentra su espacio para atizarle, Vinícius también tiene su porcentaje de incrédulos o detractores en Chamartín. Vinagres ilustrados todos: amargados, sí, pero madridistas.

Respecto a la distancia entre ambos futbolistas, no se puede considerar menor. Juanito tenía una concepción del Madrid y del fútbol inimitable e inigualable. Por algo es el custodio del minuto siete del Bernabéu. En la previa del partido definitivo en la Copa de Europa de 1981, Julio César Fernández, de RTVE, le preguntó al de Fuengirola por la que era su primera final, y este le mostró su la transparente e irrenunciable ambición que lo definía: “La primera y espero que no sea la última”. Cuesta imaginar a Vinicius —y a cualquiera, seamos justos— brincando, fuera de sí, en plena simbiosis eufórica con el estadio, al ser sustituido después de una gesta histórica como fue la del Borussia. O dejar para el patrimonio del fútbol mundial una frase (90 minuti…) tras una debacle europea.

Hay que proteger la alegría

Por mucha leyenda negra y clichés compartidos, la calidad y el valor diferencial sobre el campo de Juanito y Vinicius son su principal argumento. Nadie llega y triunfa en el Real Madrid sólo con genio o actuaciones brillantes fugaces. Pero convendremos en que, por mucho que Vini lograra hitos como anotar un gol que valió una Champions (anhelo que al malagueño le quedó por conseguir), jamás rayará a la altura de la estela eterna de Juanito, imagen no sólo de una época, sino de un carácter al que el Madrid no puede renunciar sin perder su esencia. Porque el Madrid, así lo ha querido su devenir histórico, no se entiende sin la visión de Bernabéu, el salto a las alturas de Don Alfredo y el corazón de Juanito.

 

Getty Images

 

El proyecto de Scariolo mostró su mejor cara frente a un notable e impotente Barcelona. Rara vez los clásicos son rutinarios y, en esta ocasión, se dirimía un puesto en la clasificación de la Euroliga junto a una medición de fuerzas que proyecta lo que puede ser la temporada.

El Madrid estuvo sublime por momentos, muy regular durante treinta y cinco minutos y con las piezas muy ajustadas salvo el comienzo del último cuarto. Por ello, a pesar de los embates culés, que mostraron la clase de alguno de sus jugadores, los blancos desplegaron un repertorio soberbio, un encuentro dominador, una avalancha anotadora.

Así que, frente al argumento que uno también sostiene, por su racionalidad, de que las plantillas con tantas novedades necesitan un tiempo de rodaje, este humilde cronista está por abdicar de esta posición y pedir a los responsables madridistas que el equipo se quede como está. Virgencita, virgencita…

Porque, a excepción de la laguna citada, pocos peros se pueden poner al asunto. Por rebuscar, la cifra de pérdidas de los directores de juego fue excesiva, nueve balones al limbo entre los tres, si bien es cierto que Campazzo y Maledon bordaron el resto de su juego. También el equipo tuvo algún problema defensivo en el bloqueo directo con las continuaciones de Veseley y en situaciones similares con la segunda ayuda a Tavares. Pero casi resulta como señalar una espinilla en la cara de Anya Taylor-Joy, la mujer más guapa del mundo según la ciencia.

La tropa madridista ajustó sus prestaciones conforme la demanda del rival y del partido, y, aunque algunos lucieron más, como los susodichos, quienes tienen encomendadas funciones de menos lucimiento, como Deck y Abalde, contribuyeron a la solidez del equipo. Mario no estuvo súper, aunque sí muy productivo, y el distinguido Lyles mostró la eficacia que ya venía anunciando. Además, lo hizo con la elegancia propia de quienes no aparentan esfuerzo mientras lo llevan a cabo, algo tan admirable para la parroquia como odioso por quienes alguna vez intentamos algo parecido torciendo el gesto y sudando la gota gorda.

 

Getty Images

closecaret-rightspotify linkedin facebook pinterest youtube rss twitter instagram facebook-blank rss-blank linkedin-blank pinterest youtube twitter instagram