Fue el arquitecto Mies van der Rohe quien fijó para la historia la frase "menos es más", según la cual la mínima expresión de elementos compositivos, la limpieza de las líneas rectas y la claridad de los espacios abiertos bastaban y sobraban para que una casa (y, por extensión, el arte en general) alcanzara su máxima virtud: la de servir de sana acogida a sus ocupantes y al mundo exterior que los circundaba, en un ejercicio de relación siempre en acto. Un formidable ejemplo de esta tesis fue el pabellón alemán que el propio van der Rohe diseñó con motivo de la Exposición Universal de Barcelona en 1929, hoy sede de la Fundación Mies van der Rohe en la Ciudad Condal.
Así que "el fútbol por bandera", dice Marca, que casi es lo mismo que decir "el fútbol sin banderas", o solo con aquellas que tienen que ver directamente con el fútbol, con los distintos equipos que compiten y nada más (y nada menos). Por supuesto que todo acto es político, pero no se equivoquen; esto no quiere decir que deba ser un ejercicio, digamos de tosca política profesional (en demasiadas ocasiones, justamente lo más alejado del sentido noble y amplio de lo político). Al contrario. Lo político -ya lo dijeron griegos insignes- es fundamentalmente el arte responsable de ejercer la cuidadanía, y ello tiene indisociable vínculo con la ética, con el respeto, con la tolerancia, con las virtudes, con eso que se solía llamar buenas maneras, no ombliguistas por definición. En resumen y ya que hablamos de casas, lo político es no ir a casa de nadie con la firme intención de molestar, sino de sentirse acogido y de acoger, aun en las diferencias. En definitiva, tal vez prohibir banderas sea un acto torpe, errado e improcedente (ay, la política profesional), pero no sabemos si más que el hecho de no atender la máxima de van der Rohe que hoy Marca parece remedar en su portada.
Reconocemos nuestra pereza. Tal vez la misma pereza que pueden sentir no pocos aficionados culés que, incluso en Cataluña, no se sienten representados por el más allá político que en demasiadas ocasiones el més que un club se empeña en poner en primer plano. "Más que rabia dan tristeza", cantaba Aute en aquella mítica canción titulada La belleza, y disculpen si pensamos que eso de la belleza no es solo cosa del arte, no es solo cosa de la citada casa abierta de van der Rohe, sino también del acto político bien entendido.