Las mejores firmas madridistas del planeta

La explosión del fútbol brasileño en la década de los 50 llamó la atención de Santiago Bernabéu, que a partir de entonces echó el ojo al mercado de aquel país para tratar de contratar a los mejores y llevarlos al Real Madrid. Algunas operaciones se concretaron y otras muchas no tuvieron éxito pese a las ofertas y los múltiples intentos del máximo mandatario blanco. Además de Didí, nombres como Pelé, Garrincha, Rivelino o Zico estuvieron ligados al club merengue en varias ocasiones.

En el Mundial de Suecia de 1958, la selección brasileña conquistaba su primera Copa del Mundo ocho años después del terrible ‘Maracanazo’. En aquel equipo empezaba a destacar un joven Pelé de 17 años, pero el jugador desequilibrante e imparable era Manuel Francisco dos Santos conocido como ‘Garrincha’. Un extremo derecho repleto de calidad, agilidad, habilidad y con un regate sencillo y singular pero indescifrable para los defensas. Nada más acabar la competición, en la prensa brasileña salieron los primeros rumores del interés de Bernabéu por el atacante.

En O Jornal, en agosto de 1958, salió publicada una noticia que titulaba así: “Hay, realmente, interés del Real Madrid por Garrincha”. Además en el artículo se apuntaba la información que Santiago Bernabéu había autorizado al empresario José da Gama para que iniciase las negociaciones de la compra del extremo. La oferta del Real Madrid era clara, 40 millones de cruzeiros por el traspaso. El sueño aquel verano era reunir un ataque con Garrincha, Kopa, Fontaine (por el que se estaba negociando), Di Stéfano y Puskas. Sin embargo, ni Garrincha ni Fontaine acabaron estampando su firma con los blancos. Un año después el gran wing brasileño volvió a salir en las quinielas de las altas merengues, pero las enormes pretensiones de Botafogo, que exigía más de seis millones de pesetas por el traspaso, dieron al traste con la operación. Santiago Bernabéu no se rindió y en 1962, tras el Mundial de Chile, volvió a hacer un último intento. Pero Botafogo reaccionó a este interés y al de la Juventus y renovó a Garrincha con unas condiciones económicas extraordinarias. Además según publicaba El Diario de Burgos el exmadridista “Didí aconsejó a Garrincha no fichar por el Real”.

En el verano de 1959, el francés Kopa abandonó el club blanco para regresar al Stade de Reims. Una vacante quedaba en el ala diestra que Bernabéu quiso sustituir con un jugador brasileño. El primero por el que se interesó fue por Julinho, el extremo derecho del Palmeiras al que ya se conocía de la final de la Copa de Europa de 1957, cuando vestía los colores viola de la Fiorentina. Sin embargo el padre del jugador había fallecido recientemente y no quería abandonar su país dejando sola a su madre. Se esfumaba así “la idea de José Samitier (miembro de la secretaría técnica) de juntar en la delantera a Julinho, Didí, Di Stéfano, Puskas y Gento”, según El Diario de Burgos. Por tanto, Bernabéu siguió buscando en Brasil y tras descartar de nuevo a Garrincha dio con Darcy Silveira conocido como ‘Canario’. El veloz, profundo y eficiente extremo del América había sido internacional en siete ocasiones con la selección y se concretó su fichaje tras un pago de siete millones y medio de cruzeiros, según publicó Diario de Noticias en Brasil.

Aquel mercado estival fue también el de la bomba del fichaje de Didí. Bernabéu también le tenía en el punto de mira desde 1958 después de su gran Mundial y por ser un jugador diferente en su puesto. El argentino Héctor Rial estaba iniciando su declive y la parcela técnica merengue consideró ficharle un sustituto. Didí era el hombre perfecto y, después de un pago de 80.000 dólares al Botafogo y un contrato de dos años y de dos millones de pesetas, 15.000 mensuales y una gratificación de un millón de cruzeiros por año para el jugador, se cerró la operación.

La llegada de Canario y Didí no fueron las únicas que intentó Bernabéu, que según la prensa brasileña también tanteó en junio a Gonçalo y Orlando. El primero era un centrocampista creativo de la Portuguesa Santista por el cual ofreció tres millones de cruzeiros en una noticia publicada el 7 de julio en O Jornal. Mientras que Orlando se desempeñaba como central de la selección brasileña campeona en Suecia con la sencillez, la sobriedad y la seguridad sin alardes como grandes virtudes. En una nota del diario carioca se hablaba de 10 millones de cruzeiros como el coste del fichaje, más luego dos millones de inicio para el defensa. La operación no fraguó y Orlando se quedó en el Vasco de Gama hasta 1961, cuando se marchó a Boca Juniors.

Además de futbolistas, el presidente merengue también observó como atención el mercado de entrenadores. El argentino Carniglia es cesado y se buscó su sustituto en Brasil. La primera opción fue el seleccionador brasileño campeón del mundo Vicente Feola. En el mes de abril en O Jornal saltó la noticia del interés del Real Madrid por Feola al que ofrecía dos millones de cruzeiros con un contrato mensual de 100.000 cruzeiros además de otras ventajas. El propio técnico hacía unas declaraciones en las que comentaba que “no he recibido una propuesta del Real Madrid” y que si llegase “estudiaría el asunto”. Además confirmaba que “a quien no le gustaría recibir esa oferta en su situación”. Sin embargo los caminos tornaron a la figura de Manuel Fleitas Solich, un técnico paraguayo que entrenaba a Flamengo. Tras negociar su salida del club brasileño, que duró unos días, y encontrar alojamiento en la capital (en la casa que dejaba Joseíto) se hizo con las riendas del equipo blanco a principios del mes de agosto.

En 1960, los futbolistas brasileños que sonaron con más fuerza para llegar al club de Chamartín fueron Almir Pernambuquinho y Gilmar. Almir era un interior que el técnico Joao Saldanha describió así: “Fue el jugador completo después de Pelé. Poseía una técnica y habilidad depurada y tenía velocidad”. El futbolista, según Revista do Esporte en su número 51, terminaba contrato con Vasco de Gama y no llegaba un acuerdo para renovar. Recibió varias propuestas, una de ellas del Real Madrid, pero finalmente permaneció en su país para firmar por el Corinthians. Años después también militaría en Boca Juniors o en Italia en las filas de la Fiorentina o el Genoa. Por su parte el arquero Gilmar fue el guardameta titular de Brasil en el Mundial de Suecia 1958. La primera noticia surgió en Revista do Esporte de Brasil cuando hablaba que el portero estaba esperando la propuesta definitiva del Real Madrid, que se mostraba indeciso por sus 29 años de edad. La prensa española se hizo eco de la noticia y aseguró que el club blanco no se lanzó a por el brasileño ya que contaba en nómina con grandes guardametas y estaba cerca de cerrar a Vicente ‘El Grapas’.

El Mundial de Chile de 1962 consagró a un nuevo brasileño: Amarildo. El delantero brasileño que destacaba por su rapidez, su instinto goleador y su calidad en la pierna zurda tuvo su gran oportunidad con la lesión de Pelé. Le sustituyó con éxito y con tres tantos, uno de ellos en la final, se convirtió en uno de los jugadores del torneo. Su gran papel no pasó desapercibido en el viejo continente y Santiago Bernabéu también fue uno de los dirigentes que preguntó por su situación. El Diario de Burgos informaba en agosto que el atacante tenía suculentas ofertas de Italia, pero le gustaría jugar en España y esperaba una oferta madridista. Finalmente acabó en el AC Milan con un contrato multimillonario.

El caso Pelé, por su parte, se alargó durante varias temporadas porque fue el gran sueño y la gran aspiración de Santiago Bernabéu. En orden cronológico el interés surgió tras el Mundial de Suecia y en la prensa brasileña ya se pudieron leer titulares en mayo de 1959 como “Pelé, el sustituto de Di Stéfano” en Jornal do Dia o “Pelé en la mira del Real Madrid” en Revista do Esporte, indicando además que el astro vestiría de blanco en 1960. La cantidad que pedía el Santos por su fichaje era escandalosa: 640.000 dólares (unos 40 millones de pesetas). Un año después en primavera el Diario da Noite hablaba de que oferta merengue a Santos que llegaría a los 100.000 dólares (algo más de 6 millones de pesetas), lo que convertiría a Pelé en el traspaso más caro de la historia de la entidad madridista. Sin embargo, desde el periódico Imperio, en España se apuntaba que en Brasil se daba por seguro una respuesta negativa.

El verano de 1961 añadió otro equipo con gran interés por la estrella sudamericana, el Inter de Milán, que disponía de grandes recursos económicos. Además, antes de finalizar el año hubo unas declaraciones de Emil Osterreicher, secretario técnico blanco que apuntó que “Pelé se convertirá en madridista después de la Copa Jules Rimet (Chile’62)”. En ello se contaba también con la salida de Gento al extranjero que dejaría una gran suma de dinero. Sin embargo llegado ese año Bernabéu tuvo que desistir de Pelé tras una renovación de lujo del delantero por el Santos, donde cobraría un millón de cruzeiros al mes. El mandatario blanco lo explicó en la prensa española: “No tiene sentido soñar con Pelé, porque el Santos no lo venderá a ninguna parte del mundo. Eso solo sucedería si el club brasileño tuviera otro jugador igual que Pelé, lo cual es casi imposible, un jugador como Pelé costará mucho que vuelva a aparecer”.

A partir de 1962 y hasta 1973 se cerró en el fútbol español el mercado de fichajes para los extranjeros y esto supuso un parón en los objetivos de Bernabéu que, sin embargo, regresó con fuerza tras la reapertura. En el verano de 1973 el Real Madrid firmó a Breitner y al argentino Óscar Más. El Mundial de Alemania de 1974 fue el escenario ideal del almanseño para ojear posibles refuerzos y dos brasileños sonaron en la prensa durante la competición: Jairzinho y Mário Peres “Marinho”. Sin embargo, en el periódico Mediterráneo se recogieron unas declaraciones del presidente muy claras: “No hay nada de nada. Pienso yo que es mucho dinero pagar por un jugador de 30 años de 50 a 70 millones de pesetas, aunque el fútbol sea un gran espectáculo”. Se refería claramente a Jairzinho.

A partir de 1975 y sobre todo en 1976 aparecieron otros tres nombres de estrellas de la verde-amarela, primero Rivelino, luego Edú y por último un joven Zico.

La primera noticia referida al zurdo se pudo encontrar en los medios brasileños y concretamente en Jornal do Sports, en septiembre de 1975, con el titular: “Rivelino el fruto prohibido para el poderoso Real”. Ya en el verano de 1976 el mismo periódico avanzaba que el entrenador blanco Miljan Miljanic había declarado en París que el Real Madrid estaba dispuesto a desembolsar 1.500.000 dólares por el traspaso de Rivelino. Esas declaraciones sorprendieron a Bernabéu y Agustín Domínguez que informaron de que “de momento no había nada”. Un mes más tarde fue el presidente del Fluminense Francisco Horta el que habló: “Ni 30 millones de cruzeiros, mucho menos 16 millones (1,5 millones de dólares)”. De esta forma descartó la transferencia de su jugador a la capital de España.

Edú por su parte era un extremo izquierdo ágil, técnico y con una zurda magnífica que había sido convocado para el Mundial de Inglaterra con 16 años y cuatro después fue campeón del mundo en México. Además también estuvo presente en el Mundial de Alemania’74 donde actuó en el partido ante Zaire. El atacante militaba en el Palmeiras y la prensa española llegó a especular con un viaje de Miljanic a Brasil para cerrar la operación con el brasileño que firmaría por dos años. Finalmente la secretaría técnica descartó su fichaje y se decantó por el danés Jensen.

Un imberbe Zico fue el último gran fichaje que quiso culminar Bernabéu antes de su fallecimiento. El alemán Netzer se iba y se deseaba contratar a otra estrella para el equipo. En verano salió una noticia referida a una posible visita de Luis Molowny a Sudamérica para tratar el asunto Zico con el Flamengo. Sin embargo el conjunto carioca pidió por el ‘Pelé Blanco’ unas cantidades astronómicas y las opciones de su fichaje se esfumaron. Además Flamengo, según el periódico Mediterráneo, iba a ofrecer una renovación al número 10 tras la Copa Atlántico con unas condiciones de 6.000 dólares al mes. También corrió un insistente rumor que decía que el padre de Zico no había dejado salir a su hijo a jugar al extranjero.

 

 

El Real Madrid conquistó la Liga en 1958 y, poco después, el 28 de mayo, la tercera Copa de Europa consecutiva tras derrotar en un partido durísimo con prórroga incluida al AC Milan de Liedholm y Schiaffino. Las buenas noticias y la tranquilidad eran la tónica en la casa blanca antes de iniciar el verano, e incluso ya se había confirmado el fichaje del húngaro Ferenc Puskás para el siguiente curso.

Sin embargo, en una entrevista fechada el 10 de agosto de 1958 en El diario de Burgos, aparece la bomba en forma de titular: “Bernabéu desea dejar la presidencia blanca”.

El máximo mandatario reconoce que “no está cómodo en el puesto” y que “desde hace algunas temporadas atravesamos una situación un poco embarazosa porque el Real Madrid no cae bien en el público, cuando nuestra intención es siempre mejorar el equipo, para de esta forma poder realizar el fútbol español”.

El manchego nota una gran diferencia de trato entre el extranjero y el aficionado nacional porque fuera de las fronteras españolas “nos conceden el título del mejor equipo del mundo, del equipo que mejor época atraviesa. Y en España es todo lo contrario. Existe una disposición de ánimos en contra, que es inexplicable. Toda España acogió con calor las magníficas temporadas del Barcelona, Bilbao, Valencia etc. Sin embargo a nosotros no nos prestan apoyo, aunque el Real Madrid cuenta con un grupo numerosísimo de seguidores por los que se ha conseguido la ampliación del campo y otras mejoras en diversos órdenes”.

A la pregunta directa de “¿Se marcharía ahora mismo?”. El presidente responde contundente que sí. “Hace ya tres Juntas que anuncié que buscaran un nuevo presidente porque yo ya llevo mucho tiempo”. ¿Las razones? Don Santiago afirma que “precisamente eso que le he dicho, que llevo ya quince años y al club y a mi nos vendría bien un cambio”. Además, se queja de los sinsabores del cargo declarando que “hay momentos agradables, pero de ordinario son amargos”. Bernabéu confirma que trabaja muchas horas para el club: “Estoy desde que me levanto hasta que me acuesto pendiente de los asuntos del equipo”.

También tiene palabras de alabanza para la situación deportiva e institucional del club. En referencia a la plantilla, confiesa que Puskás ha encajado “magníficamente” y que “recibe cartas de su país de Italia, de Austria, felicitándole. Él está contento y nosotros, también”. En la parte directiva destaca que “hoy se desea que la dirección interior la ocupen directivos y se procura aislar la parte técnica de la práctica”. En este sentido, dice que “es muy posible y en algunos casos, preferible que se pueda ser directivo sin entender de fútbol”. El ejemplo que pone es clarividente: “El tesorero si no sabe lo que es un córner, mucho mejor”.

Un par de días más tarde el equipo tomó un vuelo para Sudamérica donde iba a realizar una pequeña gira futbolística. En la expedición también estaban el secretario técnico Emil Osterreicher, los directivos Muñoz Lusarreta y Raimundo Saporta y al frente de la delegación don Santiago Bernabéu. El club blanco regresaba al continente americano  por tercera vez tras su primer viaje en 1927 y las dos presencias en la Pequeña Copa del Mundo de Caracas de 1952 y 1956. En esta ocasión iban a pisar Buenos Aires, Almagro y Montevideo para enfrentarse a River Plate, CA San Lorenzo y Club Nacional.

Dos semanas más tarde y después de vencer a los dos equipos argentinos y empatar con los uruguayos el equipo aterrizó en Barajas con un Bernabéu muy satisfecho y feliz. Sus palabras antes del viaje parecían agua pasada. El mandatario blanco habló entusiasmado con la prensa y declaró: “La mayor satisfacción de mi vida ha latido en Buenos Aires y Montevideo por el orgullo de los españoles que allí nos esperaban confiados en que nuestro equipo daría cumplida satisfacción a los anhelos que vibraban en aquellos corazones alejados de la patria. La confianza española en un equipo español en esta ocasión ha sido el nuestro, me conmovió tan hondamente que en algunos momentos la emoción destilaba por los ojos y era imposible enjugarla. Nadie sabe cómo se siente la tierra de uno como sea cuando se está lejos de la misma. Y nadie puede conocer el verdadero sabor de la alegría como todos nosotros la hemos sentido al ofrecer a los españoles de la Argentina y el Uruguay el gozo de ser lo que son y… con la cabeza muy alta”.

En el artículo titulado "La inquina de Bernabéu al Barcelona", publicado en esta misma web, hablamos sobre los dos "partidos de la paz" entre Barcelona y Real Madrid, celebrados a raíz de los polémicos episodios que rodearon el 11-1 de 1943. De lo que no dimos cuenta en aquella ocasión fue de que en 1956 hubo una secuela de ese par de encuentros, un partido denominado por el Boletín Oficial del Real Madrid como "La Copa de la Amistad". El evento se celebró en Barcelona como homenaje al Real Madrid primer campeón de Europa, a sugerencia de Diego Ramírez Pastor,  presidente de la Asociación de la Prensa de Barcelona, si bien la iniciativa fue rápidamente avalada por don Agustín Pujol - presidente de la Federació Catalana de Futbol y delegado de España en la UEFA - y por el presidente del C de F. Barcelona, don Francisco Miró-Sans.

 

Con motivo de la consecución del título europeo, el periódico barcelonés "Solidaridad Nacional" publicó un artículo firmado por Ramírez Pastor, titulado "El Real Madrid merece un homenaje". Allí se afirmaba que "los once hombres del Real Madrid han demostrado que su condición de profesionales no es incompatible con la práctica de las virtudes deportivas; y aunque vistieran los colores de determinado club, han sido, en realidad, exponente vivo de nuestras condiciones raciales. Por esta causa, y sin perjuicio del homenaje que Madrid dedique a sus favoritos, entiendo que este equipo, al que podemos llamar campeón de Europa, merece otro homenaje de mayor amplitud y significación.Y creo que debe ser Barcelona—la gran rival de Madrid en las competiciones deportivas—la que brinde a los vencedores la ocasión de que el público les aplauda". Y Agustín Pujol, por su parte, aseguró que el equipo blanco había triunfado debido a "la más depurada técnica, unida a las tradicionales características del fútbol español: el coraje y la furia".

"debe ser Barcelona—la gran rival de Madrid en las competiciones deportivas—la que brinde a los vencedores la ocasión de que el público les aplauda"

Notese que en ambas declaraciones existía una intención, por parte de estos hombres del Régimen, de relacionar al equipo campeón con cualidades nacionales intrínsecas, siguiendo las consignas del Movimiento, pero una lectura atenta a las entrevistas realizadas a Raimundo Saporta y a Santiago Bernabeu con motivo de "La Copa de Amistad", deja entrever que existía una polémica implícita al respecto. El Madrid estaba en entredicho por no ser lo suficientemente "español", por no ser un perfecto ejemplo de las cualidades nacionales. Y es que a pesar de la prohibición de firmar futbolistas extranjeros, en 1956 el Real Madrid contaba con hasta tres futbolistas argentinos, que además frecuentemente formaban el triangulo interior de ataque. Todavía peor, en aquel terceto sólo Hector Rial tenía origenes españoles, puesto que era hijo de padre gallego y madre castellana, pero es que además su estilo de juego estaba en las antípodas de la "furia española".

Indudablemente el madridista que concitaba mayor atención mediática, tanto española como internacional, era Alfredo Di Stefano. El diario Mundo Deportivo, antes de la final de la Copa de Europa, destacó lo mucho que le habían piropeado los rotativos franceses, orgullosos incluso de poder reivindicarle como un poco propio al tener la madre del astro ascendencia francesa.  Se subrayó además el impacto que había producido entre los aficionados europeos la victoria blanca ante un Milan cuajado de estrellas. Mientras que en el otro lado del ring, por parte de los franceses, el gran hombre a seguir era el atacante de origen polaco Kopa.

Durante una entrevista que Saporta concede a Vicente Esquiroz para Mundo Deportivo (agosto de 1956), cuando aún no se sabía si la "Delegación Nacional de Educación Física y Deportes" iba a reabrir la opción de contratar futbolistas extranjeros, el directivo madridista negó que hubiese gestiones de su club para fichar a Kopa y aseguró que su club mantenía la disciplina respecto a la Delegación Nacional de Deportes. A tenor de la entrevista, da la sensación de que tanto entrevistador como entrevistado sabían que Saporta estaba mintiendo, pero no podía romperse la formalidad. El Madrid le estaba echando un pulso a los federativos, motivo por el que los dirigentes madridistas afrontaban cada entrevista como un campo minado, en el que era importante no dar la sensación de estar cometiendo un desafio; y aunque ellos pretendían la reapertura, tampoco podían dejar un titular susceptible de ser utilizado como prueba de que la importación de extranjeros iba en menoscabo del futbolista nacional.

A Saporta se le interrogó sobre Kopa (fue portada) y el tesorero no negó el interés aunque si las gestiones. Se le preguntó después si los fichajes de extranjeros eran "necesarios", algo a lo que él respondió afirmativamente, aunque matizando que sólo si eran "super-clases", porque ayudaban a mejorar a los demás. Y por último, le interrogaron sobre el impacto que había tenido Di Stéfano en la mejora de juego madridista; y Saporta respondió destacando su clase, pero también su afición. Parece evidente que no sólo había que vender la idea del buen juego, si no transmitir que las estrellas poseían algun tipo de valor espiritual (afición) y como su presencia suponía una mejora para los futbolistas españoles, más allá de golearlos inmisericordemente.

A Bernabéu, con motivo del homenaje del fútbol barcelonés al Real Madrid, le entrevistó para la Vanguardia el célebre reportero y caricaturista Manuel del Arco, y este puso toda la carne en el asador para sacarle alguna confesión comprometedora a don Santiago. Del Arco era un antiguo anarquista, depurado tras la contienda, pero no puede afirmarse que se ensañase especialmente con Bernabéu por motivos políticos, puesto que siempre solía ser un entrevistador muy directo. Tenía la costumbre de ir pintando una caricatura de sus entrevistados, mientras que simultáneamente les hacía preguntas, mirandoles muy fijamente a los ojos con la excusa de ir dibujandoles, y esto parece que le servía para desarmarles y sacar jugosas declaraciones.

El presidente madridista no dudó en hablar de temas polémicos. Le interesaba  dejar claro que el Madrid no era "una empresa de espectáculos" movida por un ánimo de lucro personal de sus directivos, si no que los beneficios del estadio iban destinados a crear una ciudad deportiva en donde formar deportistas. Es decir, tenía una función pública respecto a la juventud. Sin embargo la presencia de cracks era importante, porque la diferencia entre que Di Stéfano jugase o no jugase cada vez tenía un mayor impacto en los ingresos de taquilla. Del Arco pasó al ataque y le preguntó a Bernabéu que si con el tema de Kopa no le había puesto a él la zancadilla Barroso (presidente del Atlético), puesto que este había pedido demorar un año la contratación de extranjeros, se entiende que porque sabía que el Madrid tenía apalabrado a Kopa y deseaba perjudicarle haciendolo inalineable en Liga.  Bernabéu no entró al trapo. Luego Del Arco, de un modo aparentemente inofensivo, preguntó si el Madrid, con "Di Stéfano y Kopa, títulos seguros", pero el presidente blanco respondió lo mismo que Saporta, que las figuras debían servir para mejorar al futbolista nacional. Parece evidente que tanto el tesorero como el presidente conocían perfectamente cual era el guión a seguir.

Lo llamativo es que el Madrid en esa época iba con mucho tiento con la Delegación de Deportes, pero no con el FC. Barcelona. Bernabéu no tenía dudas de que las motivaciones azulgranas eran genuinas, puesto que en aquella época estaban en ese club los dos únicos barcelonistas que fueron amigos personales suyos: Samitier y Miró Sans. El que fuera presidente del Barça entre 1953 y 1968, elegido democraticamente en unas elecciones a donde llegó apadrinado por el ex-presidente Agustín Montal Galobart, era de Falange y se cuenta que hablaba castellano hasta en las sesiones de la junta. Su gran baza electoral había sido ofrecerle a los socios un gran estadio para 100.000 espectadores, en lugar de las reformas de Las Corts que proponía Casajuana, representante del conservadurismo.

La propuesta de un homenaje de Barcelona debió emocionar genuinamente a Bernabéu porque llevó consigo un regalo. Acabó prometiendo que Kopa debutaría con el Real Madrid en ese partido y lo cumplió. La presencia del futbolista francés fue el principal foco de atención en la previa al partido. La Delegación Nacional de Deporte aun no se había pronunciado, pero el jugador voló hasta Barcelona desde Francia exclusivamente para participar. El deportista francés fue recibido en el aeródromo de El Prat por el presidente del Real Madrid, don Santiago Bernabéu; por el del C. F. Barcelona, don Francisco Miró Sans; por el tesorero madridista, Raimundo Saporta, y por el secretario técnico del  C. F. Barcelona , don José Samitier, además de periodistas y fotógrafos desplazados para la ocasión.

La propuesta de un homenaje de Barcelona debió emocionar genuinamente a Bernabéu porque llevó consigo un regalo. Acabó prometiendo que Kopa debutaría con el Real Madrid en ese partido y lo cumplió.

Hubo bastantes agasajos antes del partido, visitas a las obras de los estadios catalanes, comida de hermandad, vinos en la Asociación de Prensa (sic). Y por supuesto, hubo fútbol. Primero un partido de juveniles y luego la Selección Catalana contra el Real Madrid. Lo de llamar al combinado barcelonés Selección Catalana aparece literalmente en el Boletín Oficial del Real Madrid de Octubre de 1956. Allí también se puede leer que "la afición catalana ovacionó a los campeones de Europa al empezar y terminar el partido. Y subrayó con aplausos varias brillantes jugadas madridistas". Lo mismo refleja el periódico barcelonés Mundo Deportivo, que el público de aquella noche en Las Corts estuvo rendido al juego madridista y que parecía querer sólo "saborear el buen juego".

A pesar de lo que pueda parecer, la Selección de Barcelona empezó ganando por tres goles a uno. Según Luis Lainz, periodista de Mundo Deportivo, la clave de la derrota estuvo en un autogol de Sigfrid Gracia, cuando intentaba arrebatarle el balón a Kopa. En ese momento el Real Madrid tocó a rebato y protagonizó otra remontada como la de la final de la Copa de Europa. Kopa estuvo impreciso, pero resultó dañino. Durante el primer tiempo jugó de interior, con Joseito como extremo, y luego pasó a hacer él de extremo, cuando entró Olsen en la segunda mitad. Según Lainz el francés no concitó los aplausos de Di Stefano, con quien el público estuvo cariñosísimo, pero se debe destacar que sin conocer a sus compañeros ni el idioma, participó en el primer gol madridista (a pase suyo), en el autogol señalado como momento psicológico clave del partido y también le dio a Olsen el séptimo y definitivo tanto (7-3). Lainz con muy buen ojo dijo que le veía un futuro más probable como exterior por Joseito que de interior. Y tuvo razón aunque a los entrenadores madridistas les costó un poco más que a él llegar a dicha conclusión.

La prensa catalana, tanto La Vanguardia como Mundo Deportivo, se quejó del árbitro; y Lainz en Mundo Deportivo también lamentó que algunas lesiones y la baja forma de otros hombres hubiese reducido la competitividad del combinado catalán. - "Se hubo de echar mano de lo que se pudo, y no de lo que se quiso"- dijo Lainz. Lo cual permite intuir que aunque fuese un amistoso, los implicados se lo tomaron todos muy seriamente. Un par de días antes Samitier había concedido una entrevista en la que decía que el fútbol debía de estar reñido con todo exceso de pasión; y el entrevistador, Vicente Esquiroz, le hizo notar lo mucho que había variado su criterio desde su época de jugador. A lo que Sami contestó: -"Entonces al saltar al campo, ya nos odiábamos los jugadores de los dos equipos. Afortunadamente, el fútbol ha evolucionado favorablemente y se ha convertido en un vinculo de unión, hermandad y simpatía". Quizás Samitier fuera sincero en sus deseos, pero como vaticinio su sentencia estaba indudablemente equivocada

 

 

En el curso 1959-1960 el Real Madrid se encontraba inmerso en la lucha por reconquistar la Liga, trofeo que no alzaba desde 1958 y en revalidar el título europeo con lo que sumaría cinco entorchados en las cinco primeras ediciones de la gran competición continental.

Para ello Santiago Bernabéu había encomendado la labor de dirigir a una plantilla llena de estrellas al paraguayo Manuel Fleitas Solich, que venía con un gran historial como técnico del Flamengo. En verano el equipo se ‘brasileñizó’ con las altas de Canario, desde América, y Didí, campeón del mundo en Suecia 1958, procedente de Botafogo. Además, se incorporaron el arquero Bagur, los defensas Pantaleón y Pachín, el delantero Pepillo del Sevilla, el punta húngaro Kaszas, el extremo izquierda Manolín Bueno y el canterano Vidal que regresaba del Murcia. A todos ellos se unió un hombre clave aquella temporada, firmado en abril de 1960 del Betis, Luis del Sol, un interior con gran resistencia y calidad al que apodaban Siete Pulmones.

En el Campeonato Nacional el cuadro blanco lucha por la primera posición con el F.C. Barcelona hasta que al final de la primera vuelta da un estirón y aventaja en cuatro puntos a los azulgranas y en tres al Athletic Club. Este dominio permanece hasta la jornada 26 cuando, tras varios pinchazos, empatan en la tabla merengues y culés. Es en ese momento cuando Santiago Bernabéu estalla y envía desde Santa Pola una carta a su amigo Antonio Santos Peralba en la que se despacha a gusto sobre varios de los cracks del equipo. Santos Peralba fue presidente de la entidad capitalina desde 1940 a 1943 y Don Santiago le incluyó en su junta directiva como vicepresidente, motivo por el cual guardaban una enorme amistad.

 

Santiago Bernabéu estalla y envía desde Santa Pola una carta a su amigo Antonio Santos Peralba en la que se despacha a gusto sobre varios de los cracks

 

En la carta se desahoga y cuenta que está buscando soluciones tras fallarle “quien tú ya sabes”, en referencia a Helenio Herrera, entrenador del Barça y que en aquellos tiempos se rumoreaba fue seducido por Bernabéu para que se sentara en el banquillo del Real Madrid.

La misiva, escrita de madrugada y en una vetusta máquina de escribir, continúa con la versión del presidente en la que afirma que “el club está pasando un momento dificilísimo en cuanto a espectáculo de fútbol” y en la que opina que “los jugadores son el origen de todo el lío”.

 

 

De Di Stéfano dice que “es natural, dado el puesto que ocupa en el equipo, el de delantero centro, sea el que más enemigos tenga, por su categoría como jugador y por el dinero que los envidiosos recelan que ya tiene almacenado”. Prosigue con que “se quiso suavizar su situación trayendo a otras figuras de gran relieve para que se repartiesen la responsabilidad y esto es lo que él no tolera porque piensa, yo creo que de buena fe, que no ponen la voluntad que él, dándose el caso alarmante de que ya en algunos partidos se ha inhibido.” Y remata “trayéndole jugadores jóvenes también sería peligrosísimo, pues el público del Madrid no quiere más que figuras y a la hora del prestigio internacional, que es el que da dinero, en lugar de contratos de 25.000 dólares serían de 10.000”.

 

trayéndole jugadores jóvenes también sería peligrosísimo, pues el público del Madrid no quiere más que figuras y a la hora del prestigio internacional, que es el que da dinero, en lugar de contratos de 25.000 dólares serían de 10.000

 

En lo que se refiere a fuera del terreno de juego Bernabéu comenta que “le he advertido muchas veces que de ninguna manera debería prodigarse tanto en televisión y artículos periodísticos pues, aunque económicamente le beneficiase mucho, su personalidad se desgasta vertiginosamente que es lo que está pasando”. Para resolverlo Bernabéu dispone “Propuse a Samitier que es el que lo había traído a España y que es el único que lo puede resolver, contando también que el entrenador que manejase el caso fuese de gran categoría y aquí es donde veo el fallo: Fleitas se ha dado cuenta que la papeleta es gordísima y que Di Stéfano, mientras juegue en el equipo, hará lo que él quiera. Samitier está intentando poner el cascabel a este gato pero veo que no puede y que será cosa de algún tiempo. Yo he hablado con Di Stéfano y no puede estar más correcto, pero… hace lo quiere de buena fe, porque es así, pero hace su capricho porque cree que está en lo cierto y que así gana dinero. ¿Qué hubiese pasado si los técnicos fuesen de menos categoría? Que en lugar de estar los primeros estaríamos quintos…”

 

 

El siguiente en el punto de mira de Don Santiago era Gento del que afirmaba que “es un jugador solicitado por todos los equipos del mundo, que le ofrecen dinero a espuertas. Su manera de ser es indomable y está muy mal aconsejado. Me consta que Samitier ha tenido largos encuentros con él y no hay más solución que o apartarlo del equipo, que sería una barbaridad o mantenerlo, que también es peligroso. Quiere jugar junto a Rial. ¿Se pone a este jugador y se quita a Puskas, máximo goleador? Es descabellada la idea. Me da la impresión que ni Di Stéfano ni Gento quieren a Puskas. Eliminando a éste tampoco se soluciona la papeleta”.

El tercero en aparecer en las tribulaciones del presidente es el recién fichado Didí. Aclara que “la papeleta de éste es peor, pues está absolutamente comprobado que la mujer ha enviado artículos a los periódicos de Río en que dice que algunos jugadores del Madrid pagan a los periodistas. Los jugadores nuestros lo saben y se ha creado un ambiente fatal con él. Le exigí que la señora rectificara, pero coincidió con su internamiento en un sanatorio. A este jugador tampoco lo quiere Di Stéfano”.

 

 

El último comentario habla de Puskas. El presidente merengue está “convencido de que piensa que los compañeros no le juegan de buena fe. Me da la impresión que, como no sea en un partido que le vaya su prestigio internacional, deja pasar la pelota… Debe pensar que Alfredo es el amo y quiere estar bien con todos. Un Molowny húngaro”.

 

Me da la impresión que, como no sea en un partido que le vaya su prestigio internacional, deja pasar la pelota

 

Para concluir remata que “estas son las pegas principales y con ellas se han conseguido grandes éxitos. He observado que, naturalmente, en cuanto se pierde, algunos directivos se echan las manos a la cabeza y se dan cuenta que esto no puede seguir así. Creo que no se gana nada con decir que los jugadores son fatales; que el entrenador y el secretario técnico tienen muchísimos defectos… En todo estoy conforme y creo que aquí no hay más culpable que mi persona. Si hay alguna solución ir pensándola y yo con mucho gusto la aceptaré. Espero que dentro de un par de días lo habré resuelto, pero hasta ahora me han fallado todas las soluciones”.

Finalmente, el Real Madrid sucumbió en la Liga frente al F.C. Barcelona en el goal average general y Fleitas Solich se marchó de mutuo acuerdo con el club tras la penúltima jornada, momento en el que Miguel Muñoz, entrenador del Plus Ultra, se puso al timón del barco. En apenas unos días se afrontaron con éxito las semifinales de la Copa de Europa contra los catalanes a los que se ganó por un global de 2-6 y ese triunfo posteriormente dio lugar a una de las grandes exhibiciones a nivel de club de la historia del balompié: la final en Glasgow ante el Eintracht que concluyó 7-3 a favor de los merengues. En la Copa que dio comienzo a finales de abril el conjunto de Muñoz hizo un gran papel eliminando a Barakaldo, Cultural Leonesa, Sporting y Athletic pero en la final cayó contra el Atlético de Madrid en el coliseo blanco.

El Real Madrid se encuentra en una fase de renovación o revolución (el tiempo dirá) de su plantilla, de cara a la próxima temporada, después de un curso mediocre.

Siempre se ha dicho que el equipo que peor ficha cada verano es el campeón de Europa ya que es muy complicado tocar algo que funciona. En el último lustro, en cuyo transcurso el cuadro blanco ha ganado 4 de 5 Champions, sus refuerzos han sido de un perfil medio o bajo salvo alguna excepción como James, una gran figura por el que se hizo un desembolso enorme tras el Mundial de Brasil y el éxito de la ‘Décima’. El objetivo estas campañas pasadas fue apuntalar posiciones concretas o firmar a jugadores muy jóvenes con la expectativa de que explotasen.

Pero ¿cómo se gestionó la plantilla y los fichajes del equipo qué ganó cinco Copas de Europa seguidas a finales de los 50? Eran otros tiempos, pero la entidad presidida por Santiago Bernabéu llevó un patrón parecido después de levantar, cada verano, el cetro continental. Primero Ipiña y más tarde Emil Ostreicher junto a Pepe Samitier fueron los encargados de dirigir la secretaría técnica en ese periodo.

La primera Copa de Europa llegó en la temporada 1955-1956 en un plantel en el que figuraban Juan Alonso o Berasaluce en la portería, Marquitos, Lesmes, Joaquín Navarro, Oliva o Atienza como defensas, Zárraga, Muñoz o Becerril en la media y Roque Olsen, Di Stéfano, Gento, Rial, Joseíto, Pérez Payá, Molowny, Marsal, Mateos o Castaño en el frente de ataque.

La temporada en el plano nacional no fue la esperada y el equipo finalizó tercero en el torneo doméstico y cayó en semifinales en la competición copera. Sin embargo en la Copa de Europa se fueron pasando rondas ante el Servette, un duro Partizan de Belgrado y un complicado AC Milan hasta llegar a la final con el Stade de Reims al que se venció por 4-3 en París.

No obstante, Bernabéu y la secretaría técnica liderada por Ipiña ya tenían en mente la contratación de un crack para mejorar el equipo. El elegido era Raymond Kopa, jugador del Stade de Reims y que antes de la final ya se rumoreaba que había llegado a un acuerdo con los blancos. El fichaje finalmente se confirmó en agosto tras desembolsar el Real Madrid 52 millones de francos. Pero en la prensa se abrió una polémica a su llegada. En el Marca se dijo: “Alfredo di Stéfano y Raymond Kopa, dos hombres y varios problemas”. Y es que muchos periodistas ahondaban en la posibilidad de que el francés llegaba para reemplazar a Di Stéfano que tenía 30 años: "Está claro que el francés puede recoger la antorcha que deje caer el argentino. Kopa viene como príncipe heredero del rey Alfredo". Por último se hacían una pregunta sobre la compatibilidad de Kopa y Di Stéfano: “¿Estará dispuesto Di Stéfano a sacrificarse metiéndose en el área para dejar su brillante papel de la última temporada al recién llegado Raymond?”.

Raymond Kopa, Alfredo di Stéfano y Santiago Bernabéu

 

Además de Kopa se completó la plantilla con jugadores de la cantera como el juvenil Casado, Sutter o los medios Santisteban y Antonio Ruiz. También hay que destacar una cesión en mitad de la campaña, la del aragonés Manuel Torres Pastor, un lateral derecho firmado dos meses para jugar en Copa de Europa por la lesión de Atienza. Mientras que en el listado de bajas se encontraban Campa (UD Las Palmas), Seoane que se marchó al Celta o Wilson y Manolín que lo hicieron al Zaragoza.

En el verano de 1957 el Real Madrid era de nuevo campeón de Europa al derrotar a la Fiorentina y además volvió a conseguir la Liga. También se obtuvo la Copa Latina. Kopa se adaptó a la perfección y congenió desde el primer momento con Di Stéfano, pese a las dudas de los medios de comunicación. Los elogios llegaban de todo el mundo y en Francia un estudio de la Bolsa alabó al equipo al valorarlo como el más cotizado del mundo. El mejor tasado fue Di Stéfano, en 70 millones; le seguía Kopa, con 60; y Gento, con 30. Joseíto, Zárraga, Santisteban y Alonso, con 15; Atienza y Marsal con 10; y Oliva y Lesmes con 5.

El primer gran cambio se produjo en el banquillo. José Villalonga cumplió con nota pero unas desavenencias con la cúpula precipitaron su cese. El elegido para sustituirle fue el argentino Luis Carniglia que disputó la Copa de Europa con el Niza. En el aspecto de refuerzos el club seguía con la política de incorporar algún crack a la plantilla y complementarlo con jóvenes promesas que se formasen en el Plus Ultra o en otros equipos cedidos. La abundancia económica era similar al éxito deportivo. Las redes del club se extendían por todo el mundo y los encargados de los fichajes eran desde Bernabéu que sugería nombres a la secretaría técnica que disponía de numerosos informes. Además, en ocasiones se consultaba a Di Stéfano para conocer su opinión. La forma de anunciarlo era curiosa y es que el club convocaba a los periodistas en sus oficinas y allí, por sorpresa, salía el jugador firmado.

Para la campaña 1957-1958 llegaron dos sudamericanos para apuntalar la parte de atrás, el primero el uruguayo José Emilio Santamaría (Nacional de Montevideo) cuyo fichaje se confirmó en primavera por 125.000 pesos y que Di Stéfano al conocerlo comentó “Ya verán ustedes jugar al fútbol. Es un elemento de mucha inteligencia. ¡Maravilloso, ché!”. Unos meses más tarde aterrizó el cancerbero argentino Rogelio Domínguez. Bernabéu andaba descontento con Juanito Alonso en la parte extradeportiva y fichó al portero campeón del Campeonato Sudamericano de 1957. El de Racing estaba en negociaciones con el Atlético de Madrid pero el club merengue fue más rápido y lo cerró, algo que no consiguió con Néstor Rossi por las altas cifras que pedía River Plate. Las otras dos incorporaciones fueron un joven Pereda del Indauchu y Brunet del Terrasa. En las bajas tras las retiradas de Joaquín Navarro y Pérez Payá, se confirmaron las salidas de Oliva al Real Jaén, Olsen que se fue al Córdoba, Molowny que volvió a la UD Las Palmas y Torres que al terminar su cesión regresó al Zaragoza.

El bagaje del curso fue extraordinario con un doblete de Liga y Copa de Europa. En la Liga se produjo una dura pugna frente al Atlético de Madrid al que se acabó superando por tres puntos y en el torneo continental se derrotó al Milan en Bruselas en una final igualadísima que desniveló Gento en la prórroga.

Los cambios en verano empezaron por la secretaría técnica donde Ipiña acabó contrato. Su sustituto fue el húngaro Emil Ostreicher con el que Bernabéu guardaba una estrecha relación desde hacía dos años.

Ostreicher y Puskas

La llegada del magiar posibilitó el fichaje de un Ferenc Puskas exiliado y sin equipo tras finalizar su sanción por parte de FIFA y UEFA. Ostreicher convenció a Bernabéu y al entrenador Carniglia que no veían clara la situación de Pancho tras un periodo de inactividad y muchos kilos de más. A Di Stéfano tampoco le gustó en exceso pero en poco tiempo labraron una amistad que duró el resto de sus vidas. Por su parte Puskas sabía que debía mejorar físicamente y declaró que “el fútbol español es bastante rápido. Y por ello es dura la competición, debido al esfuerzo que se ha de realizar. Todos los partidos son difíciles. Por ello hay que estar trabajando una hora y media sin poder descansar”.

Las otras incorporaciones para la campaña 1958-1959 fueron el medio Falín y el extremo derecho Chus Herrera del Oviedo, Segurola, un extremo procedente de la Real Sociedad y Héctor Ramos, un centrocampista de Nacional y recomendación de Santamaría. En cuanto a las bajas Muñoz colgó las botas, Heliodoro Castaño se fue al Betis, Becerril al Granada, Rubio al Zaragoza y Chus Pereda aceptó una cesión al Valladolid.

La cuarta Copa de Europa se levantó en el Neckarstadion de Stuttgart ante el Stade de Reims después de unas semifinales históricas contra el Atlético de Madrid en las que hizo falta un desempate. En aquellos partidos ya había regresado Carniglia que tuvo que ser operado de un cálculo y durante siete partidos le sustituyó Miguel Muñoz. La Liga fue a parar a manos del Barcelona y en la Copa se perdió en semifinales.

El club presidido por Bernabéu se movió en todos los ámbitos para la temporada 1959-1960. En el banquillo se firmó al paraguayo Fleitas Solich que llegaba del Flamengo. Y en la secretaría técnica Pepe Samitier, amigo de Bernabéu desde los años 30, se incorporó como mano derecha de Ostreicher.

Por su parte el mercado de fichajes estuvo monopolizado por jugadores brasileños, muy cotizados desde que el año anterior conquistaran el Mundial de Suecia. El conjunto blanco se ajustó a la moda y firmó a dos. Didí, el faro de la verdeamarela en Suecia, por cinco millones y Canario un punzante extremo diestro que militaba en el América. Además se buscó profundidad de plantilla y se contrató al arquero Bagur de la Real Sociedad, al defensa Pantaleón de la UD Las Palmas, a una joven promesa como Pachín de Osasuna, a Pepillo del Sevilla para dar descanso a Di Stéfano, a Manolín Bueno del Cádiz para la misma función con Gento, al delantero húngaro Kaszas del Español y a Vidal un medio volante que había estado en la cantera y firmaba desde el Murcia. Además, con el devenir de la temporada y para los últimos partidos en la Copa de Europa y el torneo del ko Bernabéu realizó una soberbia incorporación en el mes de abril con Luis del Sol, un auténtico pulmón por el que se pagó al Betis 6,5 millones.

 

Luis del Sol

La baja más importante fue la de Kopa que volvió al Reims tras estimar que su ciclo en Madrid había terminado. También dejaron el club el uruguayo Ramos que no convenció, Segurola (Sevilla) sin minutos y el histórico Joseíto (Levante) que se quedó sin espacio en la delantera.

Fleitas Solich no acabó su labor y en el descanso de un partido en Granada quedó sentenciado tras 15 minutos muy tensos en la caseta. El proyecto brasileño se hundía y Muñoz cogió las riendas a tiempo para revalidar el título continental. Se sentó en el banco en la última jornada de una Liga que no se conquistó por el coeficiente y en las semifinales de la Copa de Europa donde se dio un repaso al Barça. Unos días después llegaría la histórica final, del 7-3, contra el Eintracht.

Con el técnico madrileño confirmado para el curso 1960-1961 se buscó la ‘Sexta’ pero en el camino se cruzaron Mr. Ellis y Mr. Leafe en una eliminatoria arbitralmente escandalosa ante el F.C. Barcelona en la segunda ronda. En cambio se reconquistó la competición doméstica y se logró la primera Copa Intercontinental.

Por primera vez en un lustro el desembolso en fichajes rimbombantes fue escaso. Apenas llegó el portero Vicente del Español, el delantero sueco Agne Simonsson del Örgryte IS y Villa que estaba en el Plus Ultra. Por otra parte, la lista de bajas fue extensa y el primero que se marchó, tras un papel decepcionante, fue Didí. Lesmes firmó por el Valladolid antes de su retirada, Pantaleón se fue al Elche, el portero Berasaluce y Kaszas al Racing de Santander, Marsal al Plus Ultra, para intentar recuperarse de una lesión, Falín a La Felguera y Atienza también causó baja.

 

El apellido Bernabéu está vinculado al Real Madrid con la figura de don Santiago, el histórico presidente y un hombre fundamental para que el club merengue sea el más grande e importante en todo el planeta futbolístico. Pero también dos de sus hermanos, Antonio y Marcelo, tuvieron su bagaje en la Casa Blanca en las primeras décadas del siglo XX.

Antonio fue el segundo hijo del matrimonio de José Bernabéu y Antonia de Yeste y nació en una finca de Montealegre del Castillo (Albacete) en 1890. Junto a su hermano mayor, José, coincidió en los Agustinos de El Escorial donde los dos jugaron en el primer equipo. Posteriormente, en su vida universitaria, Antonio se marchó a Italia y más concretamente a Bolonia para doctorarse en el Real Colegio de San Clemente de los Españoles.

En tierras transalpinas, y a la vez que cursa la carrera de medicina, es uno de los miembros fundadores del Bolonia junto al austriaco Emilio Arnstein o el también español y jugador blanco Natalio Rivas. El manchego despunta en el ataque por su destreza y habilidad y en la primera campaña del club logran el título de la Tercera categoría de la región de Emilia. Cuatro son las temporadas que pasa en Italia hasta que finaliza sus estudios, y regresa a Madrid para iniciar una etapa como importante dirigente del fútbol español.

El primer puesto de importancia llega en 1913 cuando es nombrado secretario en la Junta directiva que preside Ricardo Ruiz Ferry en la Federación Española de Fútbol. Además, también ocupa la vicepresidencia en la Federación Regional Centro y en algunas crónicas de periódicos como 'El Mundo Deportivo' aparece como árbitro de varios choques amistosos.

Su relación con el club blanco se inicia en 1926 al ser elegido vicepresidente primero en la candidatura de Luis de Urquijo, marqués de Bolarque, como nuevo mandatario blanco. Sin embargo, unas semanas más tarde renuncia a su puesto al ser elegido presidente de la Federación Española de Fútbol sucediendo a Julián Olave. Además, y para demostrar su imparcialidad en el cargo, se da de baja como socio merengue, lo que tendrá unas consecuencias negativas unos años después.

Es un periodo complicado en el fútbol nacional con el recién aprobado estatuto del profesionalismo, y Antonio Bernabéu tiene una difícil papeleta con muchos asuntos que lidiar. En la oficina recibe numeroso papeleo por parte de las Federaciones Regionales, contratos dudosos de amateurs o neoprofesionales, diferentes casos complejos por aclarar y un enorme riesgo de cisma en el balompié español que lo llevan, apenas dos meses después, a presentar su dimisión aludiendo un viaje fuera de España como delegado de la Banca de Comercio de México.

Pero apenas tres años más tarde vuelve a la primera línea, y esta vez como cabeza de cartel de una junta directiva que vence en las elecciones para presidir el Real Madrid a partir de noviembre de 1929. En ella lo acompañan Luis Usera como vicepresidente, Valero Rivera como tesorero, Francisco Urzáiz como secretario, y Gonzalo Aguirre Martos como vocal. Sin embargo, cuando apenas llevan 20 días en el cargo llega la gran decepción. Un aficionado denuncia a Antonio Bernábeu al no ser socio de la entidad merengue (dio de baja su carnet cuando se puso al frente de la Federación), por lo que su ilusión de ser el máximo mandatario blanco se esfumó muy pronto. El manchego entonces se apartó de la escena deportiva y continuó su vida trabajando como abogado.

Por su parte, Marcelo fue el tercer hijo varón de la familia Bernabéu de Yeste, y nació en Almansa en 1893. Se trasladó a Madrid para cursar sus estudios y allí inició su idilio con el balompié. Sus primeras patadas al cuero las dio en la RS Gimnástica, en la que se desempeñaba como delantero.

En varios choques amistosos en los que se enfrentó al conjunto blanco los merengues se fijaron en él y a principios de 1910 jugó varios encuentros con el segundo equipo, debutando con los mayores unas semanas más tarde en la Copa Rodríguez Arzuaga ante el Español de Madrid. Marcelo bajó del ataque a la defensa para convertirse en un fijo durante seis temporadas. En las crónicas de la época se le definía como un jugador muy bien dotado para la práctica del fútbol, con un físico destacado, contundente en sus acciones y poderoso a la hora del despeje.

Un par de años después se produjo el debut de Santiago gracias a la afición que le inculcó su hermano. El pequeño de la familia pertenecía al tercer equipo, pero ayudaba en los entrenamientos a la primera plantilla y en cualquier función que necesitase el club, ya fuese retirar piedras o escombros del terreno de juego antes de un partido, que pintar las vallas que rodeaban al campo. En ocasiones se situaba bajo palos, lo que enfurecía a Marcelo, que le llegó a decir: "Como te vuelva a ver jugar de portero, te pego un guantazo que te pongo la cara en el cogote". Por ello le exigió la siguiente condición: "O juegas de delantero centro o no juegas", contando tiempo después Santiago que "los defensas son unos dictadores y no hay más remedio que obedecerles".

Y así, con apenas 16 años, Santiago, y con 18 primaveras, Marcelo, ambos jugaron por primera vez un partido del Madrid juntos. El duelo se celebró el día 3 de marzo de 1912 en la Pradera del Corregidor (cerca del río Manzanares) contra los ingleses del English FC. La baja de última hora de Sotero Aranguren dejó en inferioridad a los blancos, y Marcelo le pidió a Santiago, que se encontraba en la grada, que bajase a jugar como extremo izquierda. Además, varios jugadores madridistas como Vidal, Losada y Menéndez reforzaron a los británicos, que cayeron por 2-1 tras dianas de Machimbarrena y el joven Santiago Bernabéu.

El único título de nivel que alcanzó Marcelo en su trayectoria merengue fue el Campeonato Regional del año 1913. Fijo en la zaga en las cuatro jornadas del torneo, el Madrid logró el trofeo tras un partido interminable frente al Athletic de Madrid en el que se tuvieron que jugar tres prórrogas. Con ese triunfo, el equipo regresó a una Copa del Rey cinco años después. En semifinales se midieron a un potentísimo Athletic Club de Bilbao que integraban los Belauste, Acedo o Pichichi. Marcelo se vio las caras con uno de los mejores ataques del fútbol español y no pudo detener al mítico atacante del bocho que marcó dos de los tres goles vascos.

A principios de 1915 Marcelo colgó las botas después de un enfrentamiento del Campeonato Regional en Vallecas contra el Athletic de Madrid y se alejó del fútbol para ejercer como médico.

A veces, cuando a don Santiago Bernabéu de Yeste le preguntaban acerca de su animadversión hacia el Fútbol Club Barcelona, optaba por responder levantándose la camisa, enseñando la barriga y diciendo: "Esta es mi laureada", mientras exhibía una aparatosa cicatriz. Esa herida era un recuerdo de las semifinales de Copa de 1917, una eliminatoria complicadísima, que se extendió hasta cuatro partidos, y durante los cuales a Bernabéu le habían abierto la barriga de una patada.

Debido a que le habían cosido de una manera un tanto rudimentaria, a Bernabéu le había quedado para siempre aquella cicatriz tan llamativa, pero el resquemor que le producía aquel recuerdo no era tanto por motivos estéticos como por haberse perdido un momento clave en la historia del club. El Madrid se acabaría proclamando campeón de aquella edición de la Copa, tras una década de dominio de equipos vasco-catalanes, y él se perdió el partido por el título por aquella lesión.

En una entrevista concedida al diario ABC en 1957, Bernabéu consideró aquella final de 1917 como el triunfo más importante durante su época como jugador. Y también se refirió a la lesión que sufrió, diciendo, literalmente, que fue a raíz de: "uno de los partidos jugados aquí con el Barcelona". Sin embargo, a Bernabéu la memoria aquí le jugaba una mala pasada. Su rival en aquellos partidos era, efectivamente, un club de Barcelona, pero no el Barcelona.

Se trataba del Foot-Ball Club España, un equipo que durante su breve trayectoria también se llamó Gràcia o Catalunya, y que fue un club con sede en Barcelona pero sin relación con el Fútbol Club Barcelona.

Dado que Bernabéu mezclaba al España con el Barcelona, como si fuesen parte de lo mismo, cabe preguntarse si la animadversión se la tenía al Fútbol Club Barcelona en particular o a los catalanes en general. Si nos atenemos a lo que escribió sobre el tema Julián García Candau, parece que Bernabéu sí que tenía una cierta fijación con Cataluña. Candau aventura que posiblemente provenía de la guerra civil, pues Bernabéu fue cabo de la división de Muñoz Grandes en lo que él describió como "la reconquista de Cataluña" (sic). Sin embargo, Bernabéu no citaba el independentismo como la causa por la que se alistó, si no que dijo ser "voluntario contra el comunismo" (sic).

Lo que resulta más irónico es que Bernabéu fue elegido presidente del Real Madrid -por las autoridades político-deportivas del momento- con el encargo de lograr la paz social con el Barcelona. Fue tras otra accidentada semifinal de Copa, en esta ocasión la de 1943, la del famoso 11-1. El reemplazo se produjo porque el marqués de la Mesa de Asta dimitió como presidente del Barcelona y el entonces presidente de la Federación Española, Javier Barroso, dio la orden de sustituir a Antonio Santos Peralba como presidente del Real Madrid, buscando con este gesto calmar los ánimos en Cataluña. Todo esto bajo la supervisión de la Federación Castellana que estaba presidida por Ernesto Cotorruelo. El colmo de la ironía es que ambos federativos eran hinchas del Atlético de Madrid. Cotorruelo llegó a ser el socio número uno del club y Barroso su presidente.

Inicialmente Bernabéu sí hizo honor al trabajo para el que había sido elegido. Su primera acción como presidente madridista fue enviar un telegrama al Barcelona, que sólo podía entenderse como una oferta de paz. Poco después le sugirió al nuevo presidente del Barcelona, el coronel Vendrell, la celebración de dos "partidos de la paz", uno en cada ciudad. Iniciativa muy aplaudida por la Federación Española que felicitó a ambos equipos. El primer partido se disputó en Chamartín, con los dos presidentes bajando juntos al terreno de juego, ramos de flores, intercambio de elogios y una extraordinaria ovación al Barcelona cuando saltó al campo. Ese primer partido terminó en empate a uno. A la vuelta en Barcelona, Bernabéu se entrevistó con el marqués de la Mesa de Asta y con José Vidal-Ribas, los anteriores presidente y vicepresidente del club, para pedirles excusas por lo sucedido en Chamartín. Hubo más intercambios de regalos, más gestos de afecto y a la salida de los dos equipos el público de Las Corts les dedicó una gran ovación. El Barcelona terminaría ganando aquella "Copa de la Concordia" (sic) por 4 goles a 0.

Sin embargo, la paz duró muy poco. El último partido de la Liga 1943-44 volvió a enfrentar al Barcelona y al Real Madrid en Las Corts y volvieron a producirse altercados. Arbitraba Gojenuri, un árbitro tan célebre que en Valencia su nombre se utilizaba como insulto. Se especula que como él mismo había jugado como defensa, consentía el juego duro, pero fuese por esa o por otra razón, lo cierto es que ese día el partido se le descontroló y el extremo barcelonista, José Riba, acabó con el brazo y la clavícula fracturados [por Moleiro]. El Madrid ganó 1-2 y ahí se acabó la paz, aunque seguramente la paz era frágil porque desde el principio fue un compromiso político y no un gesto sincero.

El siguiente episodio que crisparía los ánimos se produjo poco después (1945). El secretario barcelonista, Labuena, contactó con el jugador madridista Rafa con la intención de ficharlo. El jugador se lo comunicó a la directiva y Bernabéu preparó una trampa. Hizo que el jugador y el directivo fueran descubiertos cuando estaban en la mesa de un café de la Gran Vía. A Labuena le cayeron dos años de suspensión y al jugador una sanción económica. Un año después Bernabéu tomó un tren de camino a Barcelona, paró en Reus, compró el periódico y leyó que Rosend Calvet, el hombre que salvó al Barça durante la guerra, iba en barco de camino a las Canarias para fichar a Luís Molowny. El fichaje de Molowny ya lo habían desestimado anteriormente el Valencia y el Atlético de Madrid, así que a priori no parecía una garantía, pero según su biógrafo, Bernabéu tuvo un presentimiento (sic) y mandó a Quincoces en avión a Las Palmas para ficharlo. Por ironías del destino Molowny debutaría con el Real Madrid contra el Barcelona y marcó el gol de la victoria en los últimos minutos. A pesar de lo que pueda parecer, no existe ningún indicio de que el fichaje de Molowny fuese una respuesta a la intentona con Rafa del año anterior. Ambas anécdotas, aparentemente, no están conectadas.

Algunos años después de estos episodios llegó a España, por invitación del Real Madrid, Ladislao Kubala como parte del Hungaria, un equipo formado por expatriados del este de Europa. El Hungaria debutó ganando en la capital por 4 goles a 2 y el fútbol de Kubala asombró. La versión más extendida dice que Bernabéu descartó su fichaje porque Kubala pretendía imponer a su cuñado como entrenador y por haber bloqueado FIFA sus derechos federativos al estar fugado del Vasas. No obstante, está versión está incompleta. El Real Madrid contactó con Ricardo Cabot, secretario de la Federación, y este le dijo que era imposible obtener el transfer desde su club de origen por su estatus de fugado. Sin embargo, meses después sí ayudó al Barcelona a conseguir firmar al jugador. Cabot había sido directivo del Fútbol Club Barcelona. Pero incluso sin el apoyo de la Federación, es incorrecto decir que el Real Madrid había renunciado al jugador. Se anunció que Kubala llegaría a Madrid para firmar su compromiso, a pesar de que no podía ser alineado en partidos oficiales. Y, supuestamente, el jugador llegó a tener un contrato en su bolsillo al que sólo le faltaba la firma. A partir de ahí existen varias versiones de lo que sucedió:

La Vanguardia publicó un artículo el 30 de noviembre de 1980, en donde Lluis Permanyer, quien fuera vice-secretario de la junta de Montal i Galobart -la que fichó a Kubala- relata que cuando el Hungaria llegó a Barcelona para jugar un amistoso contra el Español, el Barça aprovechó para enviar a un nadador húngaro llamado "Zalyoni", con el objetivo de convencer al jugador de que rompiese su compromiso con el equipo blanco. "Zalyoni" se llevó a Kubala de juerga por la ciudad, como parte de su plan de seducción. Y cuando finalmente condujeron a Kubala a ver al presidente del Barcelona, el jugador sacó del bolsillo el contrato con el Real Madrid y dijo que lo que quería era exactamente eso.

Por su parte, el historiador y crítico de cine Edmond Orts, aseguró en una entrevista concedida a la revista deportiva 23 perico, que no sólo el Madrid fue burlado, sino también el Español. Supuestamente, el club perico quiso fichar Kubala después de que este hubiese deslumbrado en un par de amistosos contra el equipo. Y por esa razón les había convocado a él y a su cuñado Daučík a las oficinas de Sarrià. Pero el jugador nunca apareció, porque un enviado de Samitier (¿"Zalyoni"?) se lo llevó al hotel Majestic y allí lo contrató el FC Barcelona. A Orts esta anécdota se la explicó Francisco Rovira Belet, el director de la película "Once pares de botas" (1954), y lo hizo durante la retrasmisión de un programa que Orts hacía para Radio Nacional. Estaban presentes el cuñado de Rovira Beleta, José Manuel Soriano, famoso por ser el doblador de Rock Hudson y otros actores importantes de la época.

Para rizar el rizo, se supone que una escena de la película "Once pares de botas" sería una dramatización de este fichaje frustrado. El argumento de la escena consiste en que un club ficha a un jugador, pero este nunca llega a su destino porque el secretario de otro equipo le localiza en el tren y le hace bajarse una estación antes de lo debido. El papel del secretario en la película lo interpretó Samitier, quien casualmente era el secretario del Barcelona que fichó a Kubala. Esta escena en particular la habría escrito el vicepresidente españolista Luis Trias de Bes.

Otra versión aun aparece en el libro de Jimmy Burns Marañón "Barça: la pasión de un pueblo". Allí se recoge que Enrique Llaudet contó como Samitier simuló ser directivo del Real Madrid para conseguir firmar a Kubala. Ayudándose para ello de la afición del jugador por el alcohol y de un compinche que le hizo de traductor, el misterioso nadador "Zalyoni". El libro describe una escena en un tren digna de una comedia de enredo. Con Kubala ebrio y preguntando que si iban a Madrid y Samitier diciéndole que por supuesto, mientras que el jugador protestaba porque en los carteles de estación se leía Barcelona.

Candau escribió sobre este asunto que el Madrid no hizo de ello "cuestión de gabinete ni produjo la polémica en la prensa de otros casos". Pero parece que el Madrid sí que lo tenía presente y cuando pudo devolvió la jugada. Según Enric Vidal-Ribas, nieto de Enric Martí Carretó, tiempo después del fichaje de Di Stéfano hubo una conversación entre Bernabéu y su abuelo en la que el de Almansa dijo: - "Mira, Martí, a Kubala me lo robasteis vosotros y a Di Stéfano os lo he robado yo, y punto: uno a uno". Jimmy Burns también considera que lo de Di Stéfano fue la venganza por el vodevil del caso Kubala. Si damos crédito a todo esto, además se vengó usando el mismo puñal, porque el fichaje de Di Stéfano tuvo muchísimas claves, pero una de ellas fue que el Madrid consiguió contactar con el jugador en Barcelona, y esa información se la facilitó el mismísimo Samitier. Así lo reveló Saporta en una entrevista.

El Real Madrid y el F.C. Barcelona son viejos rivales deportivos pero ¿cuándo surgió esa gran rivalidad?. La respuesta es 1916 y en una eliminatoria copera histórica.

Antes de esa fecha ya habían jugado bastantes amistosos, como en 1902, en un partido organizado por la Federación para que fuese presenciado por S.M. el Rey Alfonso XIII; en 1906, cuando los catalanes invitaron a los madrileños a un partido para paliar su crisis económica y evitar su desaparición; en 1911, con dos encuentros en plena Navidad en la ciudad condal; también en 1913 y 1914, en un doble duelo en cada ciudad; o en el mismo 1916, un par de semanas antes del choque en la Copa del Rey. Las relaciones entre las dos instituciones y los jugadores eran muy cordiales.

Las relaciones entre las dos instituciones y los jugadores eran muy cordiales.

En aquella competición del ko tenían derecho a participar los vencedores de los Campeonatos Regionales de la época. El Madrid venció en el del Centro, el Barcelona en el de Cataluña, el Sur (o Copa de Andalucía) fue para el Español F.C. (un equipo gaditano), el de Galicia para el R.C. Fortuna y el del Norte para el Athletic Club. El torneo quedó reducido finalmente a tres participantes, al no inscribirse ni el Español ni el R.C. Fortuna. El equipo vasco era el vigente campeón de las dos últimas ediciones y esperaría al ganador de la semi entre blancos y culés en la final. Y la semifinal prevista para dos partidos se alargó con enorme polémica hasta los cuatro encuentros.

Santiago Bernabéu

La primera contienda fue el 26 de marzo en el campo del Español, el “Campo de las Habas”. Los blancos se adelantaron por parte de Santiago Bernabéu, convirtiéndose así en el primer jugador madridista en marcar a los azulgranas, pero el legendario delantero Paulino Alcántara (en claro fuera de juego para los jugadores blancos) y Vicente Martínez, remontaron. La vuelta se disputó el 2 de abril en un campo de O`Donnell a reventar. Las crónicas hablan de que jamás hasta la fecha se había visto tanta gente en un terreno de juego en la capital. Los cálculos dicen que se reunieron 8.000 personas. En lo que se refiere al juego, Vicente Martínez marcó de nuevo y el cuadro madridista se puso en manos de un genio como René Petit que dio una exhibición. A pase suyo Gomar provocó un penalti que transformó Santiago Bernabéu. Con otras dos dianas del de Almansa y una del mayor de los Petit, Juan, el marcador se cerró en 4-1.

Los blancos se adelantaron por parte de Santiago Bernabéu, convirtiéndose así en el primer jugador madridista en marcar a los azulgranas

En las reglas de entonces no figuraba el goal average y era necesario un desempate que se debía jugar en las siguientes 24h. Sin embargo, mediante un acuerdo entre ambas escuadras se postergó el duelo hasta el día 13 del mismo mes.

El choque se juega en O´Donnell y pasa a la historia como inolvidable. Un accidente ferroviario, en la previa, impide que Viñals y el pequeño extremo Massana lleguen a tiempo. Es por ello que Paco Bru - exjugador del Barça y en ese momento en las filas del Español -, que estaba presente como enviado especial de Mundo Deportivo, tiene que jugar de defensa con los azulgrana. Por el otro bando, es Belaunde - que milita en el Athletic madrileño como jugador y directivo-, el que refuerza a los merengues al ser socio. La otra novedad blanca es Casanova que reside en la Academia de Infantería de Toledo. Precisamente Belaunde inaugura el marcador y Bernabéu, de pena máxima, está a punto incrementarlo, pero Luis Bru, un arquero especialista en parar penaltis, se lo detiene. Unos minutos después, esta vez sí, el manchego, con la puntera, hace el 2-0, pero antes del descanso el killer Alcántara firma la igualada. Tras la pausa, los madridistas lanzan otro penalti y Luis Bru lo para con la cabeza, esta vez, a disparo de Eulogio Aranguren. Belaunde continúa cuajando una magnífica actuación individual y logra el 3-2, pero en un suspiro empata el Barça y le da la vuelta al partido en una contra ejecutada por Mallorquí. A partir de entonces, el Madrid ataca en tromba y se da la anécdota de que se para el juego, en varias ocasiones, porque los balones salen del recinto deportivo. En el minuto 87, con los culés achicando todo lo que les llegaba, Belaunde superó a Bru para el 4-4 y el tercero de su cuenta. Berraondo, antiguo jugador merengue y trencilla del choque, hizo sonar su silbato y la ovación para los protagonistas, que se tiraron al suelo exhaustos, fue atronadora. Restaba la prórroga.

la ovación para los protagonistas, que se tiraron al suelo exhaustos, fue atronadora. Restaba la prórroga

En la primera parte del tiempo extra, Bernabéu aloja el cuero en la red y su equipo se repliega. Con una defensa numantina intentan aguantar la victoria, pero el agotamiento hace mella en las piernas y la cabeza. Alcántara marca el 5-5 y Martínez pone uno arriba a los visitantes. Es el momento de los jugadores con grandeza y ahí René Petit era el número uno. El centrocampista coge un balón en su propio campo y tras no ver claro el pase avanza, driblando a varios contrarios, hasta que llega al área y su disparo supera a Bru, pero no a Massana que lo intercepta con la mano. Berraondo pita penalti y el silencio se hace en todo el campo. Juan Petit se da la vuelta para no ver como su compañero Bernabéu rompe el silencio, tras un chutazo que entra como un obús en el marco blaugrana. Numerosos sombreros femeninos y sombrillas caen al campo. 6-6 y otro replay para el día 15 en el mismo escenario.

René Petit y Sotero Aranguren

Eduardo Teus entra como arquero blanco por Lemmel. Castell está lesionado y deja su lugar a Espinosa y Zabalo. Un veloz delantero juega por Belaunde que sufre un gran agotamiento físico. Vuelve a pitar Berraondo al que se acusaba de madridista y al que muchos años después señalaron como culpable de los resultados. Sin embargo, es necesario decir que el club catalán lo solicitó como colegiado para los choques de desempate.

Sin embargo, es necesario decir que el club catalán lo solicitó como colegiado para los choques de desempate

El encuentro resultó otra vez emocionante e igualado a partes iguales. A los vestuarios, tras 45 minutos, se llegó con 1-2 tras los tantos de Bernabéu para el Madrid y los dos de Martínez. El Barça había sido superior. En el segundo acto René Petit sobresalió con su habitual calidad. Un tanto de Zabalo hace el 2-2 y en los instantes finales Berraondo pita penalti que Bernabéu marra al disparar por el centro. Otra prórroga con los futbolistas extenuados y con el Barcelona que se adueña del balón y dispone de varias ocasiones que no materializa. Y es Sotero Aranguren, sensacional winger izquierdo, el que recoge un despeje suelto de su zaga y en una carrera fulgurante se interna en el área y bate a Bru, con un disparo cruzado. Así se cumple el intermedio. En la segunda parte los culés dominan, pero Sotero Aranguren vuelve a adelantar a los madridistas con polémica. Berraondo da el tanto, pero los azulgranas no acatan su decisión y protestan, enérgicamente, un fuera de juego del jugador blanco. Corría el minuto 113 y los visitantes se marchan del campo. Tanto el colegiado como algunos directivos catalanes hablan con el capitán Massana para que rectifique la decisión, pero los barcelonistas responden con un ultimátum: o se anula el cuarto tanto o dan por finalizado el choque. Berraondo se reafirma en su postura, abandona el campo escuchando protestas y el partido termina 4-2. El Madrid es finalista.

los barcelonistas responden con un ultimátum: o se anula el cuarto tanto o dan por finalizado el choque

La final contra el Athletic Club se celebrará en Barcelona, en el campo de La Escopidora el día 7 de mayo. Además, los blancos aceptarán que arbitre Paco Bru que llegó a jugar con los blaugrana en el segundo partido de semifinales.

La campaña en la prensa barcelonesa fue terrorífica e implacable, llegando a decir que el equipo blaugrana ganaría en cualquier momento y las veces que hiciese falta a los merengues en plena Puerta del Sol. El ambiente quedó muy caldeado y la salida al campo del equipo capitalino pasará a la historia por una pitada ensordecedora, algo impensable y fuera de lo común en el balompié de la época. Las crónicas también registran pancartas pidiendo la cabeza del trencilla Berraondo. La lluvia también hizo acto de presencia en las horas previas y durante el choque, lo que convirtió el terreno de juego en un barrizal, algo de lo que se aprovechó el Athletic más acostumbrado a que los campos del norte tuviesen ese aspecto. Al descanso los vascos vencen por 2-0 con los blancos reclamando sendos fuera de juego en los goles y en la reanudación, con otra pitada de escándalo para los merengues al salir de los vestuarios, los leones consiguen dos dianas más. Ni el resultado tranquilizó a los asistentes y al concluir el choque la Guardia Civil tuvo que proteger a los merengues, en el camino de estos a la caseta, por el lanzamiento de piedras desde la grada. Unos minutos más tarde y cuando la expedición merengue salía de La Escopidora, el autobús que los llevaba a un hotel fue apedreado. Todas estas circunstancias provocaron que el equipo madridista felicitara al Athletic en su hotel de Las Ramblas, pero declinase asistir a la típica cena protocolaria que se debía celebrar por la noche.

la Guardia Civil tuvo que proteger a los merengues, en el camino de estos a la caseta, por el lanzamiento de piedras desde la grada

Otros clubes de la ciudad condal como el Español, el Hispania o el España enviaron a las oficinas del Madrid varios telegramas de simpatía y solidaridad por lo acaecido en su ciudad e indignados por el comportamiento de los hinchas azulgranas. La directiva del Barcelona, tiempo más tarde, reconoció que sus jugadores no tenían que haber abandonado el terreno de juego por respeto al público y por ello apartó a varios futbolistas cuando la temporada finalizó, lo que hizo que evitasen una sanción o multa a la entidad. Sin embargo, las relaciones entre clubes quedaron muy tocadas por una rivalidad que acababa de nacer.

 

 

El diario ABC publicó el lunes 7 de enero un artículo en descargo de la figura del fundador de la Legión, Millán-Astray e indirectamente en menoscabo de la de Santiago Bernabéu. El texto ofrecía una reinterpretación de un episodio que ocurrió en el recinto deportivo madridista a principios de los años cincuenta. Esos hechos ya habían sido relatados anteriormente, tanto en prensa escrita como en literatura deportiva, pero últimamente la anécdota había ganado visibilidad a partir del documental «Bernabéu» (2017). Algunos de los elementos del suceso parecen hechos objetivos y otros están más sujetos a interpretación. Lo que parece seguro -o al menos es común a todas las versiones- es que hubo un beso de Millán-Astray a la esposa de un diplomático extranjero y que este saludo fue interpretado como una falta de respeto. La lectura que ofrece Guillermo Rocafort Pérez, el autor del artículo del ABC, es que el beso era un saludo protocolario "normal en la España de la época" y que el embajador se ofendió por motivos relativos a su esfera cultural particular.

Sin embargo, aunque el beso social actualmente pueda ser moneda común, entre finales de los años cuarenta y principios de los cincuenta no era algo canónico.  Se pueden encontrar referencias en línea sobre usos y costumbres del saludo y, por ejemplo, la revista Semana (1962) inició un artículo sobre el tema diciendo: "Hasta hace muy poco tiempo el beso en público estaba reservado; parecía rigurosamente reservado a parientes muy directos". Así que su difusión como práctica social parece haber empezado a producirse durante la década de los sesenta cuando Millán-Astray ya llevaba algunos años fallecido.

Las dos principales biografías de Bernabéu recogen el encontronazo con Millán-Astray. Martín Semprún en "La Causa" cita a Gilera ( Enrique Gil de la Vega, de ABC), que es la principal fuente de información a la que apela Guillermo Rocafort Pérez en su artículo, pero Martín Semprún también dice que hubo otros testigos del incidente y que estos aseguraron que el general "llegó a meterle mano a la señora". Según esta versión se montó un buen escándalo y la cosa no pasó a mayores por la "exquisita educación de la ofendida". La otra biografía, obra de Julián García Candau, recoge el episodio del beso, pero añade además un comentario de interés al juzgar que la acción del militar "era algo que en aquella época era hasta pecado". Julián García Candau también recogió el suceso en otro de sus libros: "Madrid-Barça: Historia de un desamor", añadiendo que el militar también se había propasado con la mano.

El artículo de ABC, además de interpretar que la reacción de Bernabéu fue desproporcionada a la acción, considera que Millán-Astray se comportaba en el recinto deportivo de acuerdo a su rango y a la normativa vigente, y sugiere que Bernabéu sentía algún tipo de animadversión personal. Esta última parte parece que es correcta. Martín Semprún, que le hizo hasta seis entrevistas a Bernabéu de cara a reunir el material para su libro, confirma que al patriarca blanco "no le gustaba su jeta". Pero dicha antipatía parece que en realidad no estaba tanto fundamentada en criterios estéticos, como en la valoración que Bernabéu hacía del comportamiento del militar. Según Julián García Candau, el problema era que Millán-Astray acostumbraba a presentarse en el estadio sin ser invitado y tomaba el asiento que le apetecía sin respetar el protocolo u organización del club. Así que, tras producirse el suceso con la esposa del diplomático, más un desafío a duelo con pistolas en respuesta a habérsele prohibido el acceso al estadio; Bernabéu contactó con el delegado nacional de Deportes, el general Moscardó, para quejarse. Sin embargo, el llamado Héroe del Alcázar de Toledo le exigió a Bernabéu que se disculpase con un hombre "que había hecho tanto por la Patria".

el problema era que millán-astray acostumbraba a presentarse en el estadio sin ser invitado

Como a Bernabéu no parecía apetecerle la solución brindada por Moscardó, se puso en contacto con su general Muñoz Grandes, ministro del Ejército y el hombre de la División Azul, y este se ocupó del asunto. Aunque la versión que da Julián García Candau en "Madrid-Barça: Historia de un desamor" difiere de la ofrecida en ABC por Guillermo Rocafort. No fue tanto que Muñoz Grandes mediara “para que aquello no fuera a mayores" como que le prohibió a su colega volver al palco, indicándole que aquel era un recinto privado y que la guerra no le había concedido derechos sobre los palcos de los campos de fútbol. Cuando el ministro de Agricultura, Rafael Cavestany, intentó saltarse el protocolo del club, tras llegar al recinto sin avisar y forzar a Bernabéu a cederle su asiento sucedió exactamente lo mismo. Bernabéu pidió ayuda a Muñoz Grandes y este afeó la conducta de su colega en el Consejo de Ministros, que fue el lugar en donde acabó quejándose Cavestany.

En relación a la altura de estos oponentes, cabe una apreciación. Guillermo Rocafort Pérez inicia su artículo diciendo que Millán-Astray estaba "en el ocaso de su vida" y "don Santiago Bernabéu, en toda su plenitud". Si nos atenemos a criterios biológicos eso puede ser cierto al ser Bernabéu dieciséis años más joven, pero dado que Rocafort cita no solo sus nombres si no su estatus, procede contextualizar que el prestigio de Millán-Astray, en virtud de su historial militar y hombre del régimen, era bastante superior. Al menos hasta entonces, puesto que cuando se produjo el altercado tampoco había empezado todavía el ciclo victorioso de Di Stefano en el Madrid, por lo que Bernabéu no gozaba aún del aura personal de la que dispondría gracias a los títulos europeos.

Santiago Bernabéu estaba totalmente en situación de inferioridad. Además de la influencia social y política de su adversario, seguramente también habría sido abatido si se hubiese llegado a producir el duelo con pistolas. Por más que Millán-Astray estuviese cojo, manco y tuerto, no dejaba de ser un pistolero experto y en cambio Santiago Bernabéu, aunque estuvo en la guerra, lo hizo en calidad de cabo y no llegó a entrar en combate.

Lo que sucede es que si bien el mandatario blanco sabía hacerse el cazurro cuando le convenía, también podía actuar como un maestro de la diplomacia más sibilina. Por eso podemos especular que con Millán-Astray jugó su propia partida a la espera de poder sacar su mejor carta.

El presidente era -en palabras de Julián García Candau- muy celoso del orden en el palco presidencial, un lugar que trataba de salvaguardar de toda injerencia exterior. Según sus empleados, con el paso de los años se las tuvo tiesas varias veces con políticos importantes, por su deseo de que se respetase la organización que él había establecido.

Tras la confirmación de su fichaje por el Real Madrid, Julen Lopetegui se ha convertido en el tercer entrenador guipuzcoano y el quinto vasco de la historia del club merengue.

Hay que remontarse más de 60 años para encontrar al último técnico de Euskadi que tomó el mando del cuadro blanco y casi un siglo para descubrir al primero: José Ángel Berraondo.

Berraondo, nacido en 1878 en San Sebastián, lo fue prácticamente todo en el fútbol al ejercer como futbolista, entrenador, directivo y, como Lopetegui, también seleccionador nacional. En su etapa en el terreno de juego jugaba como central siendo contundente, fuerte y expeditivo. Logró los cuatro títulos de Copa consecutivos entre 1905 y 1908 y siempre fue un ejemplo de caballerosidad.

Regresó al club en 1927 y en circunstancias parecidas a Lopetegui, ya que aceptó la oferta del Madrid unos días después de ser elegido seleccionador nacional. La diferencia es que él compatibilizó ambos cargos. En total estuvo una campaña al mando del conjunto blanco, el curso 1927-1928, donde iguala en la tabla del Regional ante Racing y Athletic, pero en el desempate cae contra los colchoneros. Aún así accede a la Copa, en la que vence en seis partidos de la liguilla de octavos que comparte junto al Alavés, el Athletic Club, el Racing de Santander, la Gimnástica de Torrelavega y el Athletic de Madrid. Sin embargo, en cuartos se cruza con el Valencia, con el que iguala en casa y cae en la ciudad del Turia para quedar eliminados. Es una temporada en la que el Madrid se encuentra en el paso de la época amateur al profesionalismo y cuenta con jugadores como el arquero Cándido Martínez, el defensa Félix Quesada, los medios José María Peña, Pachuco Prats o Esparza y los atacantes Muñagorri, Félix Pérez y Victor del Campo. Al término de la campaña Berraondo enferma y dimite para regresar con su familia a San Sebastián.

berraondo compatibilizó el puesto de seleccionador con el de entrenador del real madrid

El segundo técnico vasco fue Jacinto Quincoces, antiguo exfutbolista y mito del club nacido en Barakaldo en 1905. Zaguero al igual que Berraondo es uno de los mejores de la historia de la entidad en su puesto y también fue uno de los más destacados en el panorama mundial en su época, allá por los años 30. Después de estrenarse en el Zaragoza y comandar a la selección, el máximo mandatario, Santiago Bernabéu, lo recluta para la temporada 1945-1946.

El club tiene problemas económicos, hace una década que no logra ningún título y la construcción del nuevo Chamartín deja poco dinero para refuerzos. En Liga la cosa no va bien y finaliza en cuarto lugar, pero tras la competición doméstica comienza la Copa, en la que el plantel rinde de manera extraordinaria. Un conjunto que capitanea Ipiña y en el que sobresalen Bañón, Huete, Barinaga o Pruden. En el torneo del KO se deshacen con facilidad del Ferrol y el Ceuta antes de eliminar también al Alcoyano y el Oviedo. De esta forma se presentan en Montjuic ante el Valencia de Eizaguirre, Asensi, Mundo y Gorostiza, al que se imponen con sobriedad y con el talento goleador de Pruden y Barinaga por 3-1.

Sin embargo, sorprendentemente, y tras romper la sequía de títulos, no es renovado, aunque se queda en el club para labores en la secretaría técnica (viajó poco después para fichar a Molowny). Pero una segunda oportunidad le llega al inicio del curso 1947-1948. La junta directiva le vuelve a dar el banquillo del equipo, aunque su periplo no se extiende demasiado y en enero, tras la jornada 15, es cesado. El equipo por entonces llevaba cuatro victorias y estaba hundido en la tabla en el puesto undécimo.

Su sustituto es el guipuzcoano Baltasar Albéniz, que ya había llevado las riendas del equipo el año anterior (recomendado al club por el propio Quincoces en su momento) y con otro éxito copero en su mochila. De Eibar, había llegado al mundo en 1905 y en su periodo de jugador en el Alavés fue apodado “El Negro”. Como técnico fue el capitán del barco del Arenas, el Celta o el Español antes de su aterrizaje en el Real Madrid como reemplazo de Quincoces en el verano de 1946. El papel en Liga volvió a ser decepcionante en una temporada en la que se juega en el Metropolitano como local a la espera de la inauguración del Nuevo Chamartín. Se concluye en mitad de la tabla, pero en la última jornada una victoria en el derbi contra el Atleti hace que su vecino vea escapar el título de Liga a favor del Valencia.

Albeniz

Antes, en Navidad, el cuadro dirigido por Albéniz es el único capaz de derrotar a los maestros de San Lorenzo de Almagro en su gira por la Península Ibérica en un choque formidable de los merengues. El mejor momento del año tiene lugar con la Copa, donde el Madrid revalida el título. Eliminados el Ferrol, el Oviedo o el Castellón, en semis toca el hueso del Athletic de Zarra o Gaínza al que se doblega tras vencer la ida por 3-2 y lograrlo también en la Catedral por la mínima. En la final se ven las caras con el Español, al que ganan por 2-0 en el tiempo extra en Riazor.

Bernabéu entonces decide juntar para 1947 el tándem Quincoces-Albéniz, con este último como encargado de la preparación física. Pero, tras ser destituido el baracaldés en enero de 1948, inicia su segunda etapa como primer técnico, aunque únicamente dura dos jornadas en las que se derrota al Sabadell y se cae en Barcelona ante los culés por 4-2. Su tercera y última etapa en la casa blanca se produce también como interino en el curso 1950-1951 cuando entra por Mister Keeping (su sustituto precisamente en 1948). En noviembre, y después de nueve jornadas, se sienta en el banquillo de un equipo sin rumbo y, a pesar de que obtiene siete triunfos (vence al Athletic 3-6 o al Barça 4-1) en 15 partidos, una derrota en Sevilla por 4-0 le condena al despido.

El último entrenador vasco hasta la fecha antes del fichaje de Lopetegui fue Juan Antonio Ipiña, otra leyenda del equipo madridista. Nacido en Ortuella en 1912 fue un destacado medio que llegó al club antes de la Guerra Civil y volvió para debutar tras acabar el conflicto y pasar diez años como merengue antes de su retirada siendo el capitán del plantel. Su bagaje como entrenador se limitaba a dos temporadas en el Valladolid hasta que fichó por el Real Madrid para la campaña 1952-1953.

El equipo peleó la Liga al Barça de Kubala y al Valencia, aunque finalmente finalizó en tercera posición. Mientras que en la Copa hincó la rodilla en semifinales contra el Athletic. Era un vestuario que ya empezaba a contar con jugadores como Juanito Alonso, Zárraga, Miguel Muñoz, Joseíto o Lesmes ,que serían muy importantes en años venideros y que formaron parte del glorioso Real Madrid que aglutinó Copas de Europa.

Ipiña

Lopetegui, por su parte, se presenta en el Real Madrid tras haber pasado varios años de su vida en la casa blanca. Primero como jugador, cuando fue fichado para el Castilla en 1985 y siendo titular del equipo durante tres campañas en Segunda División. Luego, tras una temporada cedido en la UD Las Palmas, retornó al primer equipo, aunque su papel fue testimonial al ser el tercer guardameta. Por ello sus estadísticas hablan de un único choque oficial en la jornada 37 de la temporada 1989-1990 con el título en el bolsillo. Fue en un derbi contra el Atlético de Madrid en el Vicente Calderón que terminó empate a tres. Las otras ocasiones que defendió el marco blanco fueron en la pretemporada de 1989 en partidos ante el Spartak de Moscú en el Trofeo Colombino, el homenaje a De Andrés frente al Athletic Club, un amistoso contra el Dnipro en el Santiago Bernabéu, un duelo del Torneo de San José en California frente al West Bromwich Albion y un encuentro del Trofeo Veracruz con el cuadro local enfrente, y también en un envite contra la Real Sociedad con motivo del homenaje a Cesáreo Gabarán en junio de 1991.

Segundo, como responsable de ojeadores internacionales de la institución al incorporarle Ramón Calderón al staff técnico. Y tercero, como entrenador al haber dirigido al Castilla en 2ªB en el curso 2008-2009. Ese año, en el que dirigió, por ejemplo, a Nacho, Antonio Adán, Alberto Bueno, Mosquera, Palanca, Marcos Alonso o Cherysev, se quedó a tres puntos de entrar en el play-off y luchar por la posibilidad de ascender a la categoría de plata.

Anteriormente debutó en los banquillos en el Rayo Vallecano en Segunda y, después de dejar el Castilla, firmó un contrato con la Federación Española de Fútbol para pasar a ser seleccionador de las categorías inferiores en agosto de 2010. Entrenó a la sub-19, con la que ganó un Campeonato de Europa en 2012 y, estando en el equipo Jesé o Derik Osede, también llevó a la sub-20 y por último a la sub-21, con la que levantó de forma brillante el Campeonato de Europa en 2013 con Isco, Carvajal o Nacho dentro del plantel.

En 2014 probó suerte en el país vecino y Pinto da Costa le eligió para su proyecto en el Porto. Allí dio confianza a un Casemiro que estaba cedido por el Real Madrid y terminó segundo en la Liga y alcanzó los cuartos en la Champions League. Sin embargo, en su segunda campaña fue destituido a principios del mes de enero cuando el equipo marchaba tercero en el Campeonato portugués y se encontraba en la Europa League al haber concluido tercero de su grupo en la máxima competición continental.

En el verano de 2016, y tras una espantosa Eurocopa de Francia, la Federación pensó en él para la selección absoluta española en sustitución de Vicente del Bosque. En estos dos años volvió a crear ilusión en el país por el equipo nacional por su juego, sus resultados magníficos, que dieron con la clasificación al Mundial, y por liderar una renovación de jugadores con Saúl, Aspas, Odriozola, Kepa o Rodri haciendo su debut de la mano del guipuzcoano.

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