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Mi Real Madrid favorito

El Real Madrid de Miljanić

 

En cuanto Pepe Kollins me propuso escribir un artículo sobre el Madrid de Miljanić le contesté inmediatamente que sí. A continuación, me pregunté: ¿quién demonios es Miljanić? Claro que su nombre me sonaba, que hubiera jurado que había sido futbolista y entrenador del Madrid, y que al ver su foto en internet lo reconocí a la primera. Recuerdo que cuando lo veía en la tele, o en los periódicos, siempre me asombraba el parecido que guardaba con el portero de mi casa, José, al que siempre llamé de usted, porque entonces, estamos hablando de los primeros años setenta, los niños todavía llamábamos de usted a los adultos. Lo que yo no entendía es a qué se refería Kollins con “el Madrid de Miljanić”, desconocía por completo que ese señor que se parecía a José hubiera dado nombre a una época. Tras comprobar en qué temporadas entrenó el sosias de mi portero al equipo de mi vida, le dije a Kollins: “entiendo que te refieres al Madrid de los alemanes Netzer y Breitner” (estoy convencido de que en aquellos días nadie se refería al equipo como “el de tal o cual entrenador”; eso son cosas recientes y afeables, como tutear a todo el mundo). Ese Madrid, efectivamente, me contestó nuestro redactor jefe.

No voy a engañar a nadie, a mí me habría gustado mucho más escribir sobre el Madrid de la Quinta, por ejemplo, que es el de mi adolescencia, o sobre el inmediato anterior, el del esplendor de los Juanito, Santillana y Stielike, pero en la lista de colaboradores de La Galerna hay sin duda muchos compañeros que harían mayor justicia a esos equipos y, sin embargo, pocos lo suficientemente veteranos como para recordar el Madrid de la mitad de los setenta. Y los que recuerdan esa época mejor que un servidor tendrán que ocuparse, lógicamente, del glorioso Madrid de las décadas previas.

Así que a mí me toca hablar del Madrid de Miljanić. O sea, del de Paul Breitner, que aterrizó en nuestro país en 1974, cuando yo tenía siete años. A esa edad uno conocía muy bien las caras de los jugadores gracias a los cromos que nos cambiábamos en el recreo, porque en la tele en blanco y negro de menos de veinte pulgadas y 625 líneas de definición, distinguir a los tuyos de los otros ya era un milagro. Salvo con Breitner. Hasta en plano general eran fácilmente reconocibles su melena afro, su mostacho y sus patillas. Menudo impacto supuso su aparición en aquella España en la que aún mandaba Franco. Algunos jugadores de aquí, como Camacho y Santillana, llevaban los pelos largos, a la moda de la época, pero la pelambrera de Breitner era de protagonista de película de blacksploitation o de personaje de la portada del Boot Power de Mungo Jerry, disco que Número Uno compró por aquel entonces. Es cierto que antes que Breitner había llegado Netzer, pero su pelo lacio y rubio, aunque le llegaba a los hombros, no era tan revolucionario como la mata rizada oscura de su compatriota. Breitner tenía pinta de tipo peligroso, es decir, fascinante. Porque para un niño de siete años, al menos para los de los setenta, el peligro era mucho más atractivo que la virtud. A pesar de los esfuerzos de los curas que nos preparaban para la Primera Comunión, nosotros preferíamos ser comanches o piratas antes que santos.

Algunos jugadores de aquí, como Camacho y Santillana, llevaban los pelos largos, a la moda de la época, pero la pelambrera de Breitner era de protagonista de película de blacksploitation o de personaje de la portada del Boot Power de Mungo Jerry

Cuentan que, al llegar a Madrid, Breitner pidió ayuda a un empleado del club para enmarcar un cuadro. Resultó ser un retrato de Mao Tse-Tung. El empleado fue a informar a Saporta, que le dijo que se hiciera el loco, pero Breitner volvió a preguntar y tuvieron que llevar a enmarcar la lámina del líder comunista chino a un lugar de confianza donde nadie hiciera preguntas. El alemán también llevaba el Libro Rojo a los entrenamientos, se fotografiaba posando junto a posters del Che Guevara y donó medio millón de pesetas a la caja de resistencia de los trabajadores en huelga de Standard Eléctrica. Insisto, con Franco aún vivo. La última Bundesliga que ganó con el Bayern antes de fichar por el Madrid la celebró bailando completamente desnudo en una piscina, lo que motivó un gran escándalo en Alemania cuando se divulgaron las fotos. Pero ahí no acaba la cosa; en 1975, todavía bajo la disciplina del Madrid, actuó en un chucrut western rodado en Almería, cuyo título original fue “Potato Fritz”, sobre unos colonos alemanes en Montana. No volvió a actuar, pero no abandonó sus ideas políticas. Cuando regresó a jugar a su país escribió un artículo en la revista Stern criticando a la Junta Militar de Videla en vísperas del Mundial 78. No pedía que la selección dejara de participar en la Copa que se iba a celebrar en Argentina, pero reclamaba a la Federación Alemana que hiciera pública su repulsa a la dictadura de los generales.

La ominosa temporada previa a la de la llegada de Breitner al club fue la de la Liga de Cruyff y el 0-5 en el Bernabéu. El Madrid acabaría octavo en la clasificación. Miljanić sustituyó a Molowny y el fichaje de Breitner parece que contribuyó a dotar al equipo de una solidez de la que carecía. Y funcionó: dos Ligas consecutivas y una Copa del Generalísimo. Sequía, no obstante, en Europa. Hacía una década de la última orejona y habrían de pasar otras dos antes de la siguiente. Breitner estuvo tres años en Madrid y se volvió a Alemania con su Libro Rojo de Mao bajo el brazo, Franco inhumado y el país preparando las primeras elecciones democráticas. Estuvo una temporada en el Eintracht Brunswick y regresó en la siguiente a su Bayern de origen.

Miljanić sustituyó a Molowny y el fichaje de Breitner parece que contribuyó a dotar al equipo de una solidez de la que carecía. Y funcionó: dos Ligas consecutivas y una Copa del Generalísimo.

Se fue Miljanić y vino de nuevo Molowny, con su apellido de personaje de James Joyce. En realidad, el canario nunca se había ido del todo porque había seguido en la secretaría técnica. Para sustituir a Breitner trajeron a un compatriota suyo, Uli Stielike. Nunca tuvo mucho pelo, pero sí un mostacho imponente. Uli no parecía una estrella del rock; en realidad no habría desentonado entre los trabajadores en huelga de la Standard. Tanque, le llamaban, y es verdad que daba la misma tranquilidad en la retaguardia que un Panzer. Me gustaba mucho, Uli. Como yo era muy malo jugando al fútbol, en la plazuela del barrio me ponían siempre en la defensa, y en esa posición imitaba a Stielike creyéndome también infranqueable. Mi único recurso técnico, sin embargo, era reventar la pelota y despejarla lo más lejos posible. Los balonazos amenazaban las ventanas de los bajos de mi bloque y la integridad física de los niños en los carritos que paseaban sus madres. Éstas se quejaban a José, mi portero, y él nos confiscaba el balón. “Perdone, José, le prometo que no volvemos a dar ningún balonazo. ¿Nos devuelve la pelota, por favor?”. Como yo ayudaba a su hija Maricarmen con los deberes, José siempre acababa apiadándose de mí.

Escribano, Sabido, Juanito, Wolff, Stielike e Isidro, 1977.

Es por culpa del parecido entre mi portero y Miljanić que me pica la curiosidad y busco más información en internet sobre el yugoslavo. Descubro que siempre quiso ser entrenador, que incluso en sus años de jugador ya se empezó a preparar para su verdadera vocación. Era un enamorado de la táctica y estudió en profundidad el juego del Brasil de Pelé que ganó el Mundial de Suecia en el 58. Adaptó esas enseñanzas cuando por fin pudo dirigir a su equipo de toda la vida, el Estrella Roja, y después con la selección yugoslava. Tras el Mundial de Alemania, Bernabéu le fichó para el Madrid. Miljanić Introdujo la figura del preparador físico y revolucionó tácticamente el equipo. Ganó la Liga a falta de cinco jornadas y le sacó doce puntos al segundo clasificado, el Zaragoza.

Tras el Mundial de Alemania, Bernabéu le fichó para el Madrid. Miljanić Introdujo la figura del preparador físico y revolucionó tácticamente el equipo. Ganó la Liga a falta de cinco jornadas

Lo que quiere decir que, después de todo, claro que hubo un Madrid “de Miljanić”. Al César lo que es del César. El pelo afro de Breitner y sus extravagantes veleidades maoístas no me permitían ver los méritos de quien recomendó su fichaje y modernizó el funcionamiento del club. De hecho, no parece exagerado afirmar que hubo un antes y un después del paso de Miljanić por el banquillo. Le agradezco a Pepe Kollins que me haya permitido averiguarlo.

 

Número Tres

Mi Real Madrid favorito

1-El Real Madrid de Capello

2-El Real Madrid de Di Stéfano (años 50)

3-El Real Madrid de Mourinho

4-El Real Madrid de Zamora

5-El Real Madrid de la Quinta del Buitre

6-El Real Madrid de los Galácticos

7-El Real Madrid de Miljanić

8-El Real Madrid de la Quinta del Ferrari

9-El Real Madrid de la posguerra (años 40)

10-El Real Madrid de los García

11-El Real Madrid de Valdano

12-El Real Madrid Ye-yé

13-El Real Madrid primigenio (1902-1924)

14-El Real Madrid del "4 de 5"

 

 

 

Hoy, 5 de diciembre de 2017, nos ha dejado a los 68 años Henning Jensen, futbolista danés que militó tres campañas en el Real Madrid en las que disputó más de 100 partidos oficiales y levantó dos títulos de Liga.

Nacido el 17 de agosto en la localidad danesa de Norresundby, fue allí donde se hizo futbolista en el club más importante de la ciudad. Jugó siete temporadas hasta que apareció en el horizonte el Borussia Mönchengladbach que lo incorporó a sus filas en 1972 con apenas 22 años. En el cuadro alemán dirigido por el gran Hennes Weisweiler coincide con una fenomenal generación de jugadores como Vogts, Stielike, Bonhof, Wimmer o su compatriota Simonsen, y levanta en cuatro cursos dos trofeos de Bundesliga, una DFB-Pokal y la Copa de la UEFA del año 1975.

En el verano siguiente Gunter Netzer abandonó la disciplina del Real Madrid, y el club blanco eligió a Jensen para que lo sustituyera como segundo extranjero del plantel. El danés estaba en negociaciones con el Ajax pero el cuadro madridista se adelantó (Agustín Domínguez paró en Alemania de camino al sorteo de la Copa de Europa) y se hizo con sus servicios, según los rumores de la época por 50 millones de pesetas. Jensen declaró “sentirse muy orgulloso de fichar por el Real Madrid, un equipo al que admiró en su adolescencia” cuando consiguió una Copa de Europa tras otra.

Mediapunta polivalente y versátil, también podía jugar como interior o de extremo por la izquierda pese a ser diestro. El danés destacaba por su velocidad y por tener un juego vistoso, repleto de clase y elegancia en sus movimientos aunque siempre acusó cierta irregularidad.

En su primera campaña Miljanic lo situó en el extremo zurdo, jugando en el ataque junto a Roberto Martínez y Santillana. Titular toda la temporada hizo su debut con la casaca blanca en la primera jornada de Liga donde el Madrid se impuso al Salamanca por la mínima. Su primer gol se hizo esperar y no llegó hasta la jornada 7 en la que batió al arquero zaragocista Irazusta en La Romareda. Lograría otros cinco en el Campeonato Nacional, destacando el doblete frente al Racing en el Bernabéu. Sin embargo, el equipo no pudo revalidar el título y finalizó en una modestísima novena posición. La Copa de Europa también trajo sinsabores al ser eliminados muy pronto por el Brujas, y en la Copa el batacazo fue aún mayor al perder ante el Hércules en la tercera ronda.

Jensen cuajó su mejor rendimiento como merengue en el curso 1977-1978. Miljanic fue destituido en la primera jornada de Liga y tomó los mandos Luis Molowny. El canario empezó situando a Henning como extremo hasta que una lesión de Vicente del Bosque obligó a colocar a Stielike en la posición del salmantino y al danés al lado del teutón en el mediocampo. La fórmula salió a la perfección y el Real Madrid recuperó el cetro liguero tras superar al Barça por seis puntos de diferencia. Jensen anotó siete dianas y tres de ellas las obtuvo contra el Barcelona en sus dos mejores partidos en su trayectoria blanca. En la primera vuelta los pupilos de Molowny se impusieron en la Ciudad Condal por 2-3 (el medio danés batió de preciosa vaselina a Artola) con la pareja Juanito y Jensen bailando a los culés. En la jornada 29 los catalanes visitaron el Bernabéu sin Cruyff y se marcharon con una clara derrota por 4-0. Un inicio sensacional del Madrid con dos goles de Jensen en los primeros diez minutos desarboló a su rival y dejó visto para sentencia el trofeo doméstico.

Su última temporada tuvo lugar en 1978/1979. Molowny continuaba a los mandos de la nave blanca y se volvió a alzar un nuevo título de Liga. Jensen acusó su irregularidad y aunque actuó en más de 30 partidos a lo largo del curso, mantuvo una dura pugna por el puesto de extremo con el cántabro Aguilar. En el torneo doméstico bajó su cifra anotadora a tres dianas, aunque dos de ellas fueron importantes para cosechar sendas victorias contra el Barcelona y el Sporting en el coliseo merengue. Pero sin duda su tanto más significativo fue el que obtuvo ante los luxemburgueses del Niederkorn en Copa de Europa y que sumaba el 300 de la historia blanca en la competición. Poco recorrido tuvieron los blancos en el torneo al caer de manera sorprendente frente al Grasshopers en octavos. Mientras que en el torneo del KO Jensen únicamente se perdió dos duelos y uno de ellos fue la final ante el Valencia en el Vicente Calderón, donde un doblete de Kempes decidió el entorchado para los che.

En el verano de 1979 y tras un bagaje de 101 partidos oficiales y 18 dianas, Jensen ponía fin a su etapa blanca para marcharse al Ajax. En el cuadro de Ámsterdam estaría dos años antes de regresar a su país para vestir la camiseta del Aarhus y retirarse en la institución donde empezó, el Norresundby BK.

Con la selección danesa fue internacional en 21 ocasiones, aunque no llegó a disputar ningún torneo importancia en un periodo en el que Dinamarca no era aún un conjunto de nivel superior. Se estrenó con apenas 22 años en un amistoso ante Suecia que acabó con derrota por 2-0 y su primer gol lo anotó también en un amistoso contra Hungría el 13 de octubre de 1973 en Copenhague. Su calidad le permitió ganarse el puesto con asiduidad y era corriente verle en choques de calificación para la Eurocopa o el Mundial. Los mejores recuerdos de su paso por el combinado danés se produjeron en un doble enfrentamiento con Chipre de clasificación para el Mundial de Argentina. Dinamarca venció 1-5 a domicilio y 5-0 en casa con un doblete del centrocampista. En 1980, y tras caer en la búsqueda de un billete para el Mundial de España, dijo adiós contra Italia en un choque en que la “azzurra” ganó por 2-0 en Roma.

Después de colgar las botas se apartó del balompié y entre otras labores se dedicó a importar vino español en su país con el nombre Real Jensen Vine.

Siempre recordó con cariño y felicidad su etapa en el club blanco, a la que calificó como la mejor época de su vida. DEP

Hoy día 14 de septiembre cumple años el germano Günter Netzer, el primer jugador que fue campeón del mundo cuando militaba en el Real Madrid (anteriormente ya habían pertenecido a la disciplina blanca el charrúa Britos y el brasileño Didí).

En el año 1973 se abrieron las fronteras para los jugadores extranjeros en la Liga española después de varios años de cierre. Mientras el Barça fichaba a Cruyff, el Real Madrid contrató al alemán Netzer, jugador que había cautivado a Santiago Bernabéu en la Eurocopa de 1972 y que fue segundo en la votación para el Balón de Oro ese año.

Nacido el 14 de septiembre de 1944 en Mönchengladbach (Alemania), cuando la II Guerra Mundial tocaba a su fin, Netzer jugaba de centrocampista. En el mediocampo destacaba por su elegancia, su visión extraordinaria, su magnífico toque de balón y pase y, además, por un disparo muy potente y preciso.

El otro extranjero que llegó a la casa blanca fue el argentino Mas en una temporada 73-74 muy dura en el club de Chamartín. El teutón debutó errando un penalti frente al Castellón en un curso donde llegó a disputar 25 partidos. El Campeonato doméstico fue a parar a manos de un Barça liderado por Cruyff que además venció a los merengues en el Bernabéu por 0-5. El equipo dirigido por Luis Molowny acabó levantando la Copa precisamente contra los catalanes, pero Netzer, al ser foráneo, no disputó ningún minuto en todo el torneo. Su primer año fue decepcionante y comenzó a tener en la parroquia blanca a muchos reticentes de su juego. Le acusaban de ser muy lento, frío e irregular.

La firma de su compatriota Breitner en el verano de 1974 le ayudó a mejorar su nivel en las dos siguientes temporadas que vistió la camiseta blanca. El centro del campo poderoso y preciso que formaban los dos germanos fue clave para recuperar el título de Liga tras una campaña en la que aventajaron en doce puntos al Real Zaragoza. Miljanic sacó un mejor rendimiento de Netzer, que se fue a los 31 partidos ligueros y los 7 tantos. Varios de ellos resultaron claves en el devenir del equipo en la Liga, como fue el segundo gol que dio el triunfo en Mestalla en la primera jornada, el tanto que le marcó al Málaga de penalti en la jornada 16 o el doblete frente al Español en Sarriá en la que, probablemente, fue su mejor actuación en su estancia en la capital. Para completar un curso magnífico se volvió a levantar la Copa, aunque seguía la prohibición a que los extranjeros disputasen la competición del KO.

Su último año en Madrid fue en la temporada 1975-1976. Continuaba el debate de si debía jugar Velázquez o él, pero en muchas ocasiones lo hicieron juntos y el teutón rindió bien, aunque no con la brillantez del curso anterior. El club revalidó la Liga por delante del F.C. Barcelona, pero no pudo alzar la anhelada séptima Copa de Europa tras caer con el Bayern de Munich en semifinales. Netzer llegó a los 29 duelos ligueros anotando contra el Granada y el Elche y además marcó una diana en la Copa de Europa frente al Dinamo de Bucarest en la primera ronda. Al término de la campaña dejó la institución blanca después de 100 partidos y 13 goles y con la sensación para numerosos aficionados de que su trayectoria en el equipo pudo ser mucho más exitosa.

Netzer dejó el Madrid tras 100 partidos

Aterrizó en Suiza para firmar con el Grasshopper de Zurich, en el que estuvo dos temporadas antes de colgar las botas de manera definitiva en 1978 con casi 34 años de edad.

En la ‘Mannschaft’ fue internacional en 37 ocasiones con seis tantos en su haber. Fue un niño prodigio y con 21 años recién cumplidos debutó en una selección de Alemania Federal que ya contaba con Beckenbauer, además de Weber, Tilkowski o Hottges. Se quedó cerca de ir al Mundial de Inglaterra 1966, en el que fue preseleccionado, pero Overath le arrebató el puesto a última hora. Tras ese torneo ya se hizo con las riendas del combinado teutón en el mediocampo y no lo soltaría hasta siete años más tarde. Su mejor momento tuvo lugar en la Eurocopa de 1972 donde Alemania Federal se impuso en cuartos a Inglaterra con una exhibición suya en Wembley y posteriormente a Bélgica en semis y a la URSS en la gran final celebrada en Bruselas. Dos años después aún entró en la lista de Helmut Schön para el Mundial de Alemania, pero solo disputó el choque frente a la RDA. Su país levantó la copa contra los Países Bajos, aunque el poder de los jugadores del Bayern se impuso ante los futbolistas con pasado o presente en el Gladbach como el propio Netzer, Jupp Heynckes o Herbert Wimmer.

En su vida posterior al fútbol abrió una tienda de deportes, una agencia de publicidad y una discoteca, fue manager del Hamburgo en los años 80, en una gran etapa del club hanseático y ha trabajado en la ARD alemana como comentarista de los partidos del equipo nacional alemán.

Hoy, 5 de septiembre cumple 66 años Paul Breitner, uno de los nueve futbolistas alemanes que han militado en el Real Madrid.

En el verano de 1974, se cumplía un año desde que se abrían las fronteras en el fútbol español a los jugadores extranjeros. En los meses de junio y julio se celebró el Mundial de Alemania en el que la ‘Mannschaft’ levantó el título tras derrotar a los Países Bajos. Don Santiago Bernabéu quería un fichaje importante para ese curso y preguntó a jugadores y técnicos cuál había sido el jugador que más les había gustado además de Cruyff. El elegido fue Paul Breitner.

Nacido el 5 de septiembre de 1951 en Kolbermoor (Alemania Occidental), el teutón podía desempeñarse tanto de lateral izquierdo como en el centro del campo. Destacaba por su potencia, su despliegue y llegada, su gran capacidad para recuperar el balón, su aptitud para abarcar mucho campo y su golpeo de balón, siendo un especialista desde el punto de penalti. Fuera del césped, además, siempre ha sido un hombre de inquietudes, algo conflictivo y contradictorio, un habitual lector de obras de izquierdas y un estudioso de la pedagogía. Entre sus apodos se encuentran ‘El Abisinio’, ‘El Kaiser rojo’ o ‘El Maoísta’ por su devoción al libro rojo de Mao (circunstancia que al enterarse Bernabéu dijo que “intentaría reconducir”)

Procedente del Bayern, que había levantado la Copa de Europa poco antes frente al Atlético de Madrid, fue presentado el 16 de agosto. El técnico Miljan Miljanic decidió apartarle de la banda para jugar en el medio junto a su compatriota Netzer, y fue una sabia decisión del yugoslavo, puesto que el cuadro blanco conquistó dos años seguidos la Liga derritiendo el efecto que Cruyff había insuflado al Barça.

Su debut oficial se produjo el 7 de septiembre de 1974 en la primera jornada liguera contra el Valencia, donde se ganó por 1-2. Una semana más tarde se estrenó en el Santiago Bernabéu y lo hizo con un tanto en el triunfo ante el Hércules. Su rendimiento resultó fabuloso y actuó en 29 partidos de la competición doméstica que alzó el cuadro blanco tras aventajar en 12 puntos al Real Zaragoza y en 13 al F.C. Barcelona. Además, también se levantó la Copa al ganar en la final por penaltis al Atleti, pero Breitner, por su condición de extranjero, no participó en el torneo.

En su segunda temporada como merengue, algunas lesiones le impidieron tener más regularidad, pero descolló en la faceta goleadora con seis dianas. En Liga volvió a ser indiscutible para Miljanic y uno de esos tantos es muy comentado aún hoy en día contra el Sevilla en la ciudad hispalense. El germano disparó y el arquero Paco, pese a su estirada, no pudo detener el cuero que se coló en el marco. Sin embargo, el balón entró por fuera al tener un roto la red del estadio Sánchez Pizjuán. El dominio del Real Madrid en la Liga no fue tan apabullante como la campaña precedente, pero revalidó el trofeo.

Breitner marcó seis goles en su segunda temporada en el Real Madrid

Ese curso, además, se disputó la vieja Copa de Europa, en la que se alcanzaron las semifinales. Breitner jugó siete de los ocho partidos del equipo y tuvo fenomenales actuaciones. En la primera fase, el Dinamo de Bucarest no opuso resistencia, pero en la segunda el club merengue patinó en la ida contra el Derby County por 4-1. La vuelta, dos semanas después, entró en la historia de la institución con una remontada memorable. Y Breitner completó probablemente su mejor choque con la zamarra blanca. El centro del campo fue suyo y se convirtió en el motor de los de Miljanic. El Madrid venció por 5-1 y el medio teutón colaboró con una asistencia en el gol de Santillana que cerró el marcador en la prórroga. A continuación se eliminó al Borussia Mönchengladbach por el valor de los goles en campo contrario para plantarse en semis frente al Bayern. Breitner se perdió por lesión la ida ante su exequipo y no pudo evitar la derrota en la vuelta en Munich por 2-0.

La última campaña del jugador con el pelo afro se produjo entre 1976 y 1977. El papel en general fue muy pobre y se concluyó la Liga fuera de los puestos europeos en novena posición. Además, en la Copa de Europa el Brujas eliminó a la entidad de Chamartín en la segunda ronda y en la Copa fue un sorprendente Hércules el que echó de la competición a los merengues en la tercera ronda. Por ello, desde la junta directiva se decidió no renovar el contrato de Breitner, que finalizaba al término del curso. Con todo ello dejó un bagaje en la Casa Blanca de 100 partidos oficiales y 10 tantos en su haber.

Volvió a su país a las filas del Eintracht Braunschweig para jugar una temporada, antes de regresar al Bayern Munich, con el que cosechó dos Bundesligas más para su palmarés hasta su retirada de los terrenos de juego en 1983 con apenas 31 años. En palabras suyas “porque 13 años de profesión ya eran suficientes” y “estaba harto de que críos de ocho o nueve años le llamasen cerdo desde las gradas”.

En la selección teutona también fue parte primordial de los éxitos de su país en la década de los 70. Fijo para Helmut Schön, alcanzó las 48 internacionalidades en las que marcó un total de 11 goles. Además, fue campeón de la Eurocopa en 1972 ante la URSS y dos años después del mundo contra los Países Bajos con un tanto suyo de penalti que empataba en ese momento la gran final.

Tras retirarse ha sido presidente del Bayern Munich, fue relaciones públicas de la marca Adidas y ha colaborado en diversos medios como comentarista.

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