Las mejores firmas madridistas del planeta

Un jugador, una canción

Raphael Varane- Suck my kiss

 

Quien dice Red Hot Chili Peppers, dice Woody Allen, no en vano en cualquiera de los dos casos va a pasar lo mismo: Independientemente de cómo esté Varane en un momento dado, siempre va a ser peor que hace dos años. Igual que con Woody Allen, de manera indefectible se va a comparar cualquier producción nueva con una de la década anterior, y se incidirá en que cualquier obra pasada fue mejor, sin darse cuenta de que una década después, la vilipendiada se va a emplear como baremo.

Con los Red Hot Chili Peppers pasa lo mismo. La banda que logró fusionar, de manera tan brillante como personal, el funk, el rock y algún giro de hip hop dejó para la historia un disco colosal de 1991 llamado BloodSugarSexMagik en el que se incluyen gemas como If you have to ask, Give it away, Funky Monks, Mr. Psycho Sexy, Breaking the Girl o la agotada Under the Bridge. Con este disco se compararán el resto de álbumes que vayan sacando, siempre de manera desfavorable, aún a pesar de, como ocurre con Californication o By The Way, tratarse de muy estimables discos con un gran puñado de temas maravillosos y unas cifras de ventas estratosféricas. Es lo malo de tocar techo muy pronto, me da igual que seas un adolescente que ficha por el Madrid en 2011 o una banda americana de funk rock con querencia a las agujas, ya sean de pistola tatuadora o para la inyección de opiáceos. A principios de 2013, Varane, bajo la batuta de Mourinho, pasó de promesa semi desconocida hibridada con capricho zidanesco a serio proyecto de mejor central del mundo, siendo ya en ese momento un formidable defensa. ¿Ha evolucionado desde entonces? ¿Ha mejorado las prestaciones que ofrecía ya en ese momento?

En contraste con los RHCP, don Raphaël tiene imagen y actitudes de buen chico, quizá demasiado según sus detractores. Sigue habiendo quien demanda que un central sea un individuo rocoso y mal encarado, preferiblemente sin afeitar y, como decía mi abuelo, que oliera a tabaco malo y cagallón de caballo. Esos tiempos han quedado atrás y la contundencia y empuje de Sergio Ramos se ven armónicamente contrapesadas con la aparente sencillez y limpieza con la que Varane hace las cosas. Esa pulcritud redunda en una cierta blandura  cuando el estado físico no es perfecta, que, aunque a veces cierta, las más de las veces suelen ser argumentos en contra del tópico de que en la posición de defensa central hay que adoptar indefectiblemente, actitudes y maneras de leñador de tibias ajenas. El Cholo Simeone, especialista en la tala de piernas rivales en la mejor tradición atlética de Arteche, López, Radek Bejbl o Tomás Reñones, y reconvertido en central humillado por Ronaldo Nazario, puede certificar que es un buen chico, pues en su frustración lisboeta, se lanzó a por el que pensó que menos cara podía plantarle del Madrid alegando provocación por devolver un balón a su banquillo. En todo momento Varane se mostró conciliador y dialogante en vez de responderle como merecía, cosa de la que nos alegramos. O no.

 

Un jugador, una canción

1-Sergio Ramos – Dazed and confused

2-Karim Benzema – Aint’t that a kick in the head?

3-Luka Modric –  Dark Side of the Moon

4-Lucas Vázquez Neon

5-Raphaël Varane -Suck my kiss

6-Rodrygo Goes – Shout it out loud

7-Toni Kroos Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band

8-Gareth Bale - Master Of Puppets

9-Nacho - Overkill

10-Isco - Dance of Eternity 

11-Valverde -The Trooper

 

Un jugador, una canción

Luka Modric–  Dark Side of the Moon

 

Hay discos de los que no se pueden escuchar canciones sueltas. Hay que ponerlos del tirón y disfrutar de la colosal obra de arte que es la consistencia que los adorna. Pink Floyd hicieron el que es, junto a Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band de los Beatles, el disco más coherente y completo de la historia del rock and roll. Estamos de acuerdo con que de Dark Side of the Moon se pueden extraer joyas como Time (ese solo de guitarra de David Gilmour, por el amor de Dios) o la manida Money, cuya intro basada en un bucle de ruidos de caja registradora, caída de monedas y rasgado de tickets mientras acompañan al bajo de Roger Waters en un inusual compás de 7/4 es de una brillantez sin tasa.  El lirismo se aporta en los estribillos de Us & Them y Brain Damage en claro contraste con la casi atonalidad de sus estrofas, recurso este muy habitual en Pink Floyd. Otro ejemplo palmario está en otra de sus obras magnas, Comfortably Numb de The Wall.

El último dato brasiento que daré será que el propio Rick Wright, que en paz descanse, teclista de la formación, reconoce que en su segundo corte (segundo si contamos la intro llamada Speak to me como un tema independiente), la resolución del estribillo es una copia descarada de una estructura sacada del Kind of Blue de Miles Davis. Así, se pasa de un Re7#9 a un Re7b9, jugando con ese efecto de conclusión totalmente inequívoco. Os ruego que me perdonéis si esto ha sido demasiado técnico.

Cuando eres centrocampista y eres el mejor del mundo, es seguro que tal consideración es, en gran medida, por tu dominio de los tiempos y registros del juego, así como por tu comprensión y resolución del mismo. Luka Modric, el niño sabio de Zadar, podía tocar en Pink Floyd por esa comprensión matemática del juego pero en absoluto exenta de arte, todo ello envuelto de una insuperable estética. Si Dark Side of the Moon es un disco que toca una enorme cantidad de registros con una maestría ultraterrena, ¿acaso no lo hace don Luka, robando, fajándose, sacando el balón, soltándolo al primer toque y acelerando el juego o pausándolo, según convenga, lanzando extremos o delanteros, abriendo o marcando? Sin duda, hay algún paralelismo inexplicable entre la guitarra de David Gilmour y el exterior de la bota de Modric. Ambos son perfectamente distintivos, siempre hacen lo que deben hacer con un gusto exquisito, todos los grandes los quieren a su lado (mirad la hoja de servicios de Mr. Gilmour) y su precisión solamente rivaliza con su buen gusto y sentido de la estética en lo que hacen. Qué se le va a hacer. Son cosas de genios.

Un jugador, una canción

1-Sergio Ramos – Dazed and confused

2-Karim Benzema – Aint’t that a kick in the head?

3-Luka Modric –  Dark Side of the Moon

4-Lucas Vázquez Neon

5-Raphaël Varane -Suck my kiss

6-Rodrygo Goes – Shout it out loud

7-Toni Kroos Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band

8-Gareth Bale - Master Of Puppets

9-Nacho - Overkill

10-Isco - Dance of Eternity 

11-Valverde -The Trooper

 

Un jugador, una canción

Karim Benzema – Aint’t that a kick in the head?

El intérprete más elegante interpreta la canción de amor más elegante jamás escrita, de la que hay una versión con marimbas en la banda sonora de la película original de Ocean’s Eleven. Su título, Ain’t that a kick in the head?

Hasta su verdadero nombre rezuma carisma: Dino Crocetti. Alguien que comenzó como boxeador y además fue capaz de sobreponerse a haber formado pareja artística con Jerry Lee Lewis está hecho de un material que no es de este mundo.

Añadamos a la ecuación que forma parte del Rat Pack, bautizado así por Lauren Bacall al calificar la apariencia del grupo al terminar una noche de fiesta. La leyenda se bifurca y una de sus versiones sostiene que definió así la pinta de Humphrey Bogart, su marido por aquel entonces, y el resto de sus adláteres al llegar a casa con el sol ya despuntando, sin especificar si se desplazaban por su propio pie, apoyados unos en otros o en vehículo de propulsión autónoma. La otra versión dice simplemente que doña Lauren bajó a primera hora de la mañana de sus aposentos al salón de su casa, donde se había celebrado un encuentro de amigos por el motivo que fuera. Por el salón se amontonaba gente de ambos sexos tirada en el suelo, dormida o no, vestida o no, cantidades ridículamente altas de alcohol o de recipientes que en su momento contuvieron alcohol y ceniceros atestados de colillas. Contemplando cualquiera de las dos escenas que dan pábulo a la leyenda del origen del nombre, su reacción fue exclamar “You look like a goddamn rat pack”. Ahí lo tenemos. ¿Olvidé mencionar que los compañeros de juergas incluían a Frank Sinatra, Sammy Davis Jr., Joey Bishop y Peter Lawford, aunque en un primer momento fueron David Niven, Spencer Tracy o Katherine Hepburn?

Karim es nuestro Dean Martin. Don Dino encarna lo cool, es decir, la tranquilidad, la templanza, el sano desapego y la distancia correcta que tomar con respecto a las cosas. Pertenecer al Rat Pack te da eso, ¿o es al revés? Dean Martin nunca tuvo una gran voz, pero nunca lo necesitó para ser único y resultar irresistiblemente elegante gracias a ese punto de dejadez al terminar cada verso, quizá también exagerado por su pose de borrachín irredento, aún a pesar a que el presunto whisky con el que salía a escena no era sino té helado. Benzema, como Dean Martin, no suda salvo cuando él quiere. La última vez que don Dino lo hizo fue en Río Bravo, así que calculemos. Su presunta indolencia ha sido exagerada hasta la caricatura por gente que, bastante tienen, preferían a Higuaín por delante del hombre de Lyon. Benzema sublima a la altura de arte una actividad que muy bien podría caer en las garras de la zafiedad como es eso de meter goles. Basta ya de pedir ordinarieces a Benzema, por favor. Como decía de manera recurrente en su dipsómano rol, con los detractores de Benzema me pasa como con los abstemios, me dan pena porque nunca en todo el día se van a sentir mejor que cuando se levantan.

 

Un jugador, una canción

1-Sergio Ramos – Dazed and confused

2-Karim Benzema – Aint’t that a kick in the head?

3-Luka Modric –  Dark Side of the Moon

4-Lucas Vázquez Neon

5-Raphaël Varane -Suck my kiss

6-Rodrygo Goes – Shout it out loud

7-Toni Kroos Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band

8-Gareth Bale - Master Of Puppets

9-Nacho - Overkill

10-Isco - Dance of Eternity 

11-Valverde -The Trooper

Un jugador, una canción

Sergio Ramos – Dazed and confused 

Pese a que a nadie le interese el dato, Led Zeppelin es mi banda favorita de todos los tiempos, por lo que no soy dudoso. En los 70, esta banda fue, simplemente, la mayor y más importante banda de rock que ha existido. Sus giras eran ciclópeas, agotaban entradas rompiendo los récords históricos de asistencia de cada recinto en el que tocaban, despacharon unos cinco primeros discos que sólo unos elegidos de los dioses podían componer y ejecutar de semejante manera. Led Zeppelin I, II, III, IV y Houses of the Holy. El siguiente disco fue el doble Physical Graffitti, ahí es nada.

Años de éxitos sin interrupción hicieron que, si bien la calidad de Led Zeppelin siguiera intacta, la autoindulgencia crecía de manera proporcional a su éxito. Se habian transformado en dinosaurios, percibidos por algunos como enormes pero caducos, especialmente en su concepción del show. Su mítico Dazed and Confused de su primer álbum se convertía en directo en un homenaje de media hora que a sí mismo se hacía Jimmy Page, guitarrista, compositor principal, productor y muchas cosas más de la banda. Pese a ser guitarrista, no puedo concebir que alguien pueda disfrutar de semejante elucubración, por mucho que Page tocara su Gibson Les Paul con un arco de violín u obtuviera sonidos ultraterrenos con la ayuda de un theremín; aquello era un exceso que acababa aburriendo, hastiando o irritando directamente a los asistentes al espectáculo por mucho psicotrópico que empleasen para, según dicen, acentuar la experiencia. No nos engañemos, un tema de 30 minutos con un solo de ruidos raros en medio corta cualquier dinámica que se pudiera haber creado con las canciones previas y pone a las que vienen después en la difícil tesitura de levantar ese bajón. Así, Sergio Ramos es en sí mismo un exceso. En forma y centrado me evoca todo lo bueno de Led Zeppelin: calidad, intensidad, musicalidad, virtuosismo, capacidad de matiz… simplemente insuperable. Cuando cae en la autoconsciencia y en el auto homenaje y decide ser más protagonista de lo que de suyo le corresponde, es abiertamente crispante, más aún cuando ha dado sobradas muestras de que centrado es el Led Zeppelin del fútbol. Ramos ha dado temazos sin tasa en forma de noches como la de Munich, pero hizo su particular Stairway To Heaven en Lisboa, y no fue a la media hora, sino en el minuto 92:48. Como ejercicio de dinámica y de sentido del espectáculo, no hay pega posible. No hemos dejado de agradecérselo desde entonces.

 

Un jugador, una canción

1-Sergio Ramos – Dazed and confused

2-Karim Benzema – Aint’t that a kick in the head?

3-Luka Modric –  Dark Side of the Moon

4-Lucas Vázquez Neon

5-Raphaël Varane -Suck my kiss

6-Rodrygo Goes – Shout it out loud

7-Toni Kroos Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band

8-Gareth Bale - Master Of Puppets

9-Nacho - Overkill

10-Isco - Dance of Eternity 

11-Valverde -The Trooper

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