Las mejores firmas madridistas del planeta

Hoy 22 de diciembre cumple 58 años el teutón Bernd Schuster. Como jugador del Madrid conquistó dos Ligas y una Copa. Como técnico, años después, otro trofeo liguero.

Nacido en Augsburgo en 1959, fue en esta ciudad donde comenzó a dar patadas a un balón, primero en el HV Hammerschmiede y luego en el FC Augsburgo. En la Navidad de 1978 el mítico Hennes Weisweiler le descubrió en un choque amistoso en Israel y le firmó para el Colonia que era el rey del fútbol alemán tras conquistar el doblete de Liga y DFB Pokal. Sus actuaciones comenzaron a sonar en media Europa y tras una fenomenal participación en la Euro de 1980 ficha por el Barcelona tras desembolsar los culés 140 millones por su traspaso.

En la Ciudad Condal encandila con su juego pero da muchos quebraderos de cabeza por su personalidad y fuerte carácter. Sus malas relaciones con Núñez o la escapada del estadio Ramón Sánchez Pizjuán en mitad de la final de la Copa de Europa ante el Steaua de Bucarest pasan factura, y esto lo aprovecha Ramón Mendoza para traérselo al Real Madrid libre en 1988. El mandatario blanco declaró en su momento que “fue un fichaje con morbo y que además daría un pequeño o gran susto a su gran rival”. Por su parte el teutón nada más firmar comentó que en el Real Madrid había vuelto a recobrar la ilusión por el fútbol y que llegaba "motivado y con ganas de hacer las cosas bien para ganar títulos”.

Schuster, apodado el ‘Ángel rubio’, era un mediocentro extraordinario, un centrocampista completísimo. El Presidente de Honor del Real Madrid Paco Gento, que da nombre a esta publicación, nos dijo en cierta ocasión que era el mejor centrocampista que había visto en su vida. Técnicamente prodigioso, con un gran dominio y control del cuero, era un pasador excelente y un organizador magnífico. Además poseía una visión de juego al alcance de muy pocos, temple, fuerza y un liderazgo sobre el césped que aceptaba con gran naturalidad. Otra de sus especialidades fue el balón parado y los lanzamientos de falta, en los que era un maestro.

Paco Gento nos dijo en cierta ocasión que era el mejor centrocampista que había visto en su vida.

Por entonces los merengues, con la Quinta al poder, llevaban tres Ligas consecutivas, aunque aún escocía la eliminación en la Copa de Europa ante el PSV meses antes. Jankovic se había ido al Anderlecht y Schuster llegó para sustituirle. Al alemán le costó unos meses adaptarse a su nuevo club y compañeros pero en cuanto lo hizo enamoró a la parroquia del Bernabéu. Debutó con gol incluido en la primera jornada de Liga frente a Osasuna pero su mayor alegría en ese comienzo de campaña fue levantar la Supercopa de España en la vuelta en el Camp Nou.

El inicio del equipo fue dubitativo y Schuster fue expulsado ante el Zaragoza después de una tángana con dos rivales y despreciar al árbitro. Pero a la vuelta de su sanción destapó el tarro de las esencias con su mejor encuentro hasta la fecha, un duelo ante el Celta en casa que ganó el Madrid 4-1.

A partir de la jornada 15, los blancos atraparon el liderato y ya no lo soltarían el resto del Campeonato pese las tiranteces entre Beenhakker y buena parte del vestuario. El centrocampista alemán marcaría uno de los goles de la Liga contra el Murcia después de driblar a varios rivales y definir con suavidad, pero apenas unos días después se produjo el terrible varapalo en la Copa de Europa ante el Milan donde se perdió por 5-0. El alirón liguero tuvo lugar en la jornada 36 en la que se derrotó al Español, con Michel de protagonista al enfadarse con el público y abandonar el campo. El final de curso trajo otro premio en forma de Copa del Rey, al imponerse en la final al Real Valladolid en el Calderón con una diana de Gordillo.

La salida de Beenhakker estaba cantada desde mitad de la campaña anterior y por él se firmó al galés John Benjamin Toshack que entrenaba a la Real Sociedad. El británico, terco en sus ideas, colocó a Schuster de líbero para jugar un 1-3-5-2 y a Chendo como pivote defensivo, algo que no funcionó y corrigió con celeridad situando a ambos jugadores en sus lugares naturales. La Liga fue un paseo para los blancos que además rompieron el récord histórico de goles a favor en un año con 107. Schuster dirigió con calidad al equipo y fue protagonista de muchas asistencias y buenas actuaciones en todo el curso, destacando sobre todo una ante el Atlético de Madrid.

Corría la jornada 18 cuando los colchoneros visitaron el Bernabéu en una tarde en la que reinó el germano. Dos asistencias suyas a Martín Vázquez situaron el 2-0 en el marcador y, pese a que el Atleti acortó distancias, en el 74 puso en pie el estadio después de regatear en un azulejo a Tomás y Ferreira y batir con un zurriagazo a Elduayen.

Toshack, durante toda la campaña, vertió críticas furibundas a buena parte de los jugadores, que no llevaron nada bien sus palabras. Tampoco ayudó la temprana eliminación europea de nuevo contra el Milan. Sin embargo el Real Madrid acabó levantando la quinta Liga consecutiva después de aventajar en nueve puntos al Valencia, que ocupó el segundo lugar. Tras concluir el torneo doméstico el club preparó una gira por América en la que concretó varios amistosos, pero Schuster adujo dolores de espalda para no ir y regresar a su país de vacaciones. La junta directiva hizo caso omiso al alemán y viajó forzado. A la vuelta se tomó la decisión de rescindirle el contrato por mal comportamiento y se le pagó 250 millones de pesetas como indemnización. De esta forma concluyó su periplo madridista. En octubre de 1990 cambió de acera y fichó por el Atlético de Madrid.

En el conjunto rojiblanco estuvo tres temporadas y posteriormente regresó al a Bundesliga para enrolarse en el Bayer Leverkusen. Su última temporada como profesional la pasó en México en los Pumas, donde tras nueve partidos se retiró del fútbol en el curso 1996/1997.

Con la ‘Mannschaft’ únicamente fue internacional en 21 ocasiones al dejar el equipo nacional muy pronto por decisión propia. Debutó el 22 de mayo de 1979 en un amistoso ante Eire en Dublín que acabó con triunfo de Alemania Occidental por 1-3. Un año después entró en la lista de Jupp Derwall para la Eurocopa de 1980 en la que se destapó como estrella pese a contar con apenas 20 años. Sus fenomenales actuaciones ante Países Bajos o Bélgica en la final resultaron fundamentales para que los teutones levantasen el título en el Olímpico de Roma.

Una lesión le apartó del Mundial de España y después tras ser convocado para un choque ante Albania rechazó ir para asistir al nacimiento de su hijo. Varios compañeros como Stielike se lo reprocharon, y aunque luego jugó dos amistosos contra Bulgaria y Bélgica a comienzos de 1984, una nueva disputa con el Barça y la Federación le hicieron desistir de volver a enfundarse otra vez la camiseta del combinado germano.

Nada más colgar las botas inició su trayectoria como entrenador en el Fortuna Colonia, a la vez que se sacaba la licencia. En 1998 firmó por el gran equipo de la ciudad que baña el Rin y un año más tarde llegó a España para dirigir al Xerez al que está a punto de ascender a Primera División. Sin embargo no lo logra, y hace las maletas para marcharse a Ucrania y concretamente al Shakhtar Donetsk. Su aventura no llega a buen puerto y regresa a la Liga española para sentarse en el banquillo del Levante. Su primera vuelta asombra a muchos, pero en la segunda las cosas se tuercen y es destituido pese a que el equipo no se encuentra en puestos de peligro.

En 2005 Ángel Torres confía en él para su Getafe y el cuadro azulón realiza una temporada fantástica con un noveno lugar en la tabla. Al siguiente curso repite puesto en la clasificación liguera y además obtiene el subcampeonato de Copa al caer en la final ante el Sevilla. Pero es en semis donde logran la gran machada de remontar un 5-2 al Barça con el mítico 4-0 cosechado en el Alfonso Pérez. Todos estos méritos calan hondo en Ramón Calderón, que lo ficha tras pagar su cláusula para el Real Madrid en su segundo año como mandatario blanco.

Esa campaña 2007/2008 el cuadro merengue, que es vigente campeón de Liga, se refuerza además con Dudek, Heinze, Metzelder, Drenthe, Sneijder, Robben, Saviola, Roberto Soldado y el retorno de Baptista desde el Arsenal. Con un once base formado por Casillas; Sergio Ramos, Pepe, Cannavaro, Marcelo; Diarra, Guti, Sneijder;  Robinho, Raúl y Van Nistelrooy, rápidamente se destaca en la clasificación y derrota en el debut al Atlético de Madrid en casa, al Valencia y el Villarreal con sendas goleadas a domicilio, al Barça en el Camp Nou con un solitario tanto de Baptista o al Sevilla por 3-1 en el Santiago Bernabéu.

A falta de cuatro jornadas para la conclusión los capitalinos visitan Pamplona y caen por 1-0 en el minuto 83 jugando además con 10 hombres. Sin embargo, en dos zarpazos de Robben y de Higuaín, remonta el duelo en un suspiro y canta el alirón bajo la lluvia. Días más tarde el Barça se presenta en el coliseo de Chamartín y le realiza un pasillo a los futbolistas blancos antes del pitido inicial del colegiado.

En lo que concierne al encuentro los merengues dan un soberano repaso a los blaugranas que encajan un 4-1 con una soberbia actuación de Robben, Guti o Raúl. En las otras dos competiciones el rendimiento no es el esperado y en la Champions se cae ante la Roma en octavos de final, mientras que en Copa se pierde frente al RCD Mallorca en la misma ronda.

La Champions fue el gran objetivo para la temporada 2008-2009, pero desde el comienzo del curso, pese a alzar la Supercopa de España, el rendimiento fue muy pobre. Eliminados en Copa ante el Real Unión, el 9 de diciembre el Sevilla se llevó el triunfo en Liga en el Bernabéu por 3-4 y Schuster en rueda de prensa declaró que era "imposible" que el Real Madrid ganara en el Camp Nou la jornada posterior. Tras estas manifestaciones el teutón fue fulminantemente despedido.

Sus siguientes banquillos, tras frustrarse una vuelta al Xerez, son el del Besiktas turco, en el que entrena a Guti pero donde dimite después de unos malos resultados, y el Málaga post-Pellegrini en el curso 2013-2014. En el equipo de la Costa del Sol, despojado de estrellas como Isco o Joaquín, obtiene la permanencia, pero la directiva ejecuta una cláusula para que no continúe pese a haber firmado un contrato de 5 años.

Desde entonces no ha vuelto a entrenar y ha ejercido como comentarista deportivo en Onda Cero.

Exponente de la exquisita escuela canaria, Molowny es una leyenda del Real Madrid, donde pasó buena parte de su vida entre el césped y el banquillo. Conocido como ‘El Mangas’ por su gusto a agarrarse siempre las mangas de la camiseta, también es un histórico de la UD Las Palmas y de la Selección Española, de la que fue jugador internacional y luego técnico junto a Salvador Artigas y Miguel Muñoz a finales de los 60.

Hijo de un célebre futbolista del Tenerife de los años 20, de nombre Raúl Molowny, se apasionó por el balompié desde chico en el barrio de La Paz donde residía. Sin embargo, su primer equipo nada más concluir la Guerra Civil fue el Rápido de Higuerita, ubicado en el término municipal de La Laguna. A continuación jugó en el infantil del Tenerife y también en el Estrella, donde le descubre el Marino F.C. y le incorpora a sus filas con 16 años.

Molowny, nacido en 1925, se desempeñaba como interior izquierdo y destacaba por su técnica, su regate, su conducción de balón, su visión de juego y un preciso chut. Un buen día de 1946 Santiago Bernabéu leyó en La Vanguardia que el secretario general del F.C. Barcelona, Rossend Calvet, había tomado un barco con destino Las Palmas para fichar al joven jugador. Raudo y veloz se puso en contacto con Quincoces que trabajaba en la parcela técnica del club blanco para que tomase un vuelo, se adelantara a la persona enviada por los blaugranas y le firmase un contrato. Así lo hizo y así ocurrió, pese a que el antiguo defensa le observó en un partido donde Molowny no tuvo una buena actuación. Los merengues pagaron 250.000 pesetas, de las cuales buena parte se las quedó el futbolista y el traspaso quedó cerrado tras solucionar su situación militar.

jugador Molowny

El destino quiso que su debut fuese ante el cuadro culé en el primero de sus muchos partidos con la zamarra blanca en las once temporadas que permaneció en el club. Aquel choque, disputado en el Metropolitano, lo ganaron los madrileños por 2-1 con el segundo tanto obra del tinerfeño al batir a Velasco a once minutos del final. Su impacto fue tremendo y en quince duelos de Liga anotó 11 dianas. Sin embargo, los merengues ocupan una discreta posición media en la tabla, aunque semanas más tarde conquistan la Copa del año 47. El interior es un fijo para Albéniz, que le alinea en todas las eliminatorias y en la final, donde doblegan al RCD Español en Riazor.

Unos meses después, la gran obra de Bernabéu, el Nuevo Chamartín, se inaugura con Molowny en el equipo inicial, convirtiéndose pronto el canario por su talento y calidad en el primer ídolo del majestuoso coliseo blanco. Pero en el plano deportivo las cosas no marchan bien en la entidad, pese a que el interior realiza buenas campañas, y no es hasta la llegada de Di Stéfano en 1953 cuando se vuelve a conquistar una Liga.

Es el curso 1953-1954 y el Real Madrid conforma una de sus primeras delanteras legendarias formada por Joseíto, Olsen, Di Stéfano, Molowny y Gento. El isleño brilla y es el tercer máximo goleador de la temporada por detrás de los argentinos Di Stéfano y Olsen. Una temporada después la llegada de Rial le lleva al banquillo en más de una ocasión, pero cuando juega sigue dando muestras de su clase. Se consigue otro título liguero y se levanta la Copa Latina contra el Stade de Reims con el canario compartiendo ataque con Pérez Payá, Di Stéfano, Rial y Gento.

Molowny Real Madrid

La etapa dorada de las Copas de Europa se inicia en 1956 y a Molowny aún le da tiempo de ser protagonista. Entra en la historia al figurar en el primer once blanco de la competición continental ante el Servette en Ginebra y también juega la vuelta en el Bernabéu, donde consigue uno de los cinco tantos de la tarde. Su bagaje europeo queda ahí, pero en Liga sí continúa entrando en los planes de Villalonga hasta su último encuentro, cuyo rival es el mismo que en su debut, el F.C. Barcelona. En esta ocasión no marca, pero los blancos ganan con un gol en el último minuto de Marquitos.

No se retira y aún da sus últimas pinceladas de genio con la UD Las Palmas en la máxima categoría hasta 1958. El Madrid, previsor, le había realizado un homenaje aún siendo jugador de la casa blanca en mayo de 1956 con el Vasco da Gama como rival. Ese día mitos de otros equipos como Kubala, Miguel, Collar o Kopa quisieron honrar a un brillante interior canario que tras vestir la camiseta blanca en 171 partidos y marcar 89 goles fue premiado además con la Medalla al Mérito Deportivo.

Se marchaba una leyenda pero nacía un mítico entrenador, cargo al que accedió por primera vez de forma accidental en la UD Las Palmas. Hombre calmado y parco en palabras, elegía siempre a los mejores para cada puesto. Patentó una frase muy conocida en el panorama futbolístico, “salgan y diviértanse”, en referencia a sus pupilos. Maestro del actual seleccionador Vicente del Bosque, se sentó en el banquillo merengue en cuatro etapas, siempre como apagafuegos y hombre de la casa al que recurrir en momentos de zozobra.

Molowny Entrenador

Su primer ciclo en el club merengue se produjo en la campaña 1973-1974. Sustituyó a Miguel Muñoz, que llevaba quince años como técnico, y logró la Copa del Rey. En la Liga, el Barça de Michels y Cruyff había asaltado el Bernabéu con un 0-5, pero en la final del torneo del KO se tomaron la revancha con un 4-0. Marcaron Santillana, Rubiñán, Aguilar y Pirri, y fue el último choque de la carrera de Zoco.

La segunda etapa fue unos años más tarde, cuando Miljanic inició la campaña 1977-1978 y fue destituido en septiembre. Molowny, con un trabajo excepcional en un plantel donde estaban Santillana, Pirri, Miguel Ángel o los extranjeros Wolff, Stielike y Jensen, logró su primera Liga como entrenador. En verano falleció el patrón blanco Bernabéu, pero el canario continuó un año más al frente del equipo. Resultado: otra Liga para las vitrinas, esta vez con el Sporting de Gijón como gran contrincante. Su trayectoria se interrumpió ahí al tomar la decisión de volver a las categorías inferiores de la entidad merengue.

Pero en los 80, concretamente en la temporada 1981-1982, Luis de Carlos requiere de nuevo de su presencia en la primera plantilla. El periodo de Boskov había concluido cuatro jornadas antes del final de Liga y aunque se luchó por arrebatar el título a la Real Sociedad, no se consiguió. Sin embargo, el papel de Molowny siempre era prolífico en trofeos y ese año se ganó la Copa tras vencer al Sporting de Gijón en Zorrilla.

Su última aventura tuvo lugar entre las temporadas 1984-1985 y 1985-1986. Amancio no terminó la Liga y el tinerfeño dirigió al Real Madrid en la última jornada contra el Hércules con derrota en casa, en la Copa de la Liga y en tres partidos de la Copa de la UEFA. La ‘Quinta del Buitre’ ya había explotado y además estaba bien acompañada por históricos como Camacho, Santillana, Juanito o Gallego, además de Valdano y Stielike. Se remonta al Inter en el Bernabéu y en la final el Videoton húngaro no impide alzar el título continental. Mientras que en la Copa de la Liga se vence al Barça por penaltis, Sporting de Gijón y Atlético de Madrid en la final.

Luis de Carlos dejaba la presidencia y tras convocar elecciones Ramón Mendoza fue el único candidato que se presentó. En mayo se hizo oficial su cargo y dejó todo como estaba en el primer equipo, es decir, con Molowny en su puesto de entrenador. En el mercado de fichajes se contrata a la ‘Quinta de los Machos’ formada por Hugo Sánchez, Gordillo y Maceda y el equipo vuela cosechando la Liga con una enorme superioridad frente a todos los rivales, además de otra Copa de la UEFA. De nuevo en el camino para ganar el torneo europeo se consiguen dos remontadas épicas ante el Gladbach primero y el Inter de Milán en semis después. La final quedaría resuelta en la ida en el Bernabéu al derrotar al Colonia por 5-1 (en la vuelta se cae por 2-0). Fue su bonita despedida como míster. A partir del año siguiente ascendió al puesto de director deportivo del equipo blanco, en el que estuvo un total de cuatro campañas.

Molowny y Santillana

Molowny también tuvo sus oportunidades en la Selección Española en la década de los 50, pese a la gran competencia existente en su puesto con hombres como Igoa, Panizo, Venancio o Rosendo Hernández. Debutó en un importante partido de clasificación para el Mundial del 50 ante Portugal en Chamartín, y también jugó la vuelta que dio el pasaporte mundialista. Único merengue en la lista de Guillermo Eizaguirre en el torneo, sólo disputó un choque ante Uruguay, que a la postre saldría campeona. En los años posteriores estuvo en varias convocatorias del equipo nacional, pero se quedó en un total de siete internacionalidades tras actuar frente a Suiza, Alemania Occidental, Suecia y Francia.

Tres lustros después, la Federación Española le reclamó para formar un triunvirato de seleccionadores junto a Miguel Muñoz y Salvador Artigas. En 1969 dirigieron a la selección en cuatro encuentros con unas estadísticas de dos victorias, un empate y una trágica derrota contra Finlandia ante un equipo lleno de jugadores amateur en un duelo de clasificación para el Mundial de México 1970.

Retirado de cualquier labor relacionada con el balompié desde la década de los 90, Molowny, cuya ascendencia por parte de padre era irlandesa, recibió en el año 2001 la insignia de oro y brillantes del club blanco. Era una pequeña recompensa para una persona que estuvo ligada a la entidad madridista durante casi cuarenta años.

Falleció el 13 de febrero del año 2010 a la edad de 84 años.

El Real Madrid, el F.C. Barcelona y el Athletic Club son los únicos clubes que han disputado todas las ediciones de la Liga en la máxima categoría. Sin embargo los tres han pasado apuros en alguna ocasión para mantener ese estatus, siendo la campaña 1947-1948 cuando el equipo blanco estuvo más cerca de terminar descendiendo.

La Guerra Civil dejó tocado al cuadro merengue que, en los años posteriores, tuvo numerosos problemas deportivos, económicos e institucionales. En 1943 llegó al cargo el que sería el mejor presidente de la historia de la entidad, Santiago Bernabéu, entre cuyos objetivos se encontraba el de levantar un nuevo estadio que sustituyese al viejo Chamartín. Las obras comenzaron en 1944 y terminaron en 1947, teniendo lugar la inauguración el 14 de diciembre ante el Os Belenenses luso, donde se vence por 3-1. En esos años la inversión principal fue a parar al nuevo campo, algo que se notó en la planificación de la plantilla y los fichajes.

No se logró ningún título liguero en los 40 y lo único que consiguieron catar los capitalinos fueron dos títulos de Copa consecutivos en 1946 y 1947. Al inicio de la campaña 1947-1948 figuraban en el plantel hombres como Corona, Ipiña, Huete, Chus Alonso, Barinaga, Molowny o Pruden, pero la edad empezaba a hacer mella en muchos de ellos. Ese curso se contrató a Ortiz, Azcárate, Macala, Montalvo, Miguel Cabrera y a los argentinos Rocha y José Antonio Navarro, y abandonaron la institución Querejeta, Belmar, Ferrús y Mariano Terán. En la parcela técnica estaban los dos entrenadores que guiaron a los triunfos coperos, Jacinto Quincoces (en 1946) como míster principal y Baltasar Albéniz (en 1947) como encargado de la preparación física.

Real Madrid 47-48

Real Madrid temporada 47-48

Al estar en construcción el coliseo blanco se continuó jugando al inicio del curso en el estadio Metropolitano. En las primeras cinco jornadas no se conoce el triunfo tras empatar en casa con Alcoyano y F.C. Barcelona, igualar fuera frente al Nástic de Tarragona y Sabadell, y caer con enorme claridad en la visita a Vigo. Las críticas empiezan a arreciar y eso que aún era el mes de octubre.

Los primeros dos puntos se logran ante la Real Sociedad, pero de nuevo lejos de Madrid se pierde contra el Sporting. En la octava jornada los blancos se imponen por la mínima al Sevilla con un tanto salvador de Molowny antes de que llegue una gran crisis. El 23 de noviembre hay derbi en la capital y el Real Madrid hace historia en el fútbol español al portar sus jugadores dorsales en la camiseta por primera vez. Es lo único bueno de un choque para olvidar. La ‘delantera de seda’ rojiblanca hace estragos a la zaga blanca que encaja un sonrojante 5-0 y los aficionados colchoneros en tono burlesco pregonan que han ganado por “Ortiz (jugador blanco que lleva el número cinco) a cero”.

La semana siguiente también el Valencia hurga en la herida y el puesto de Quincoces peligra. Es la jornada once y se ocupa el puesto noveno en la tabla. Se acerca la Navidad y el equipo se hace fuerte en casa con dos victorias convincentes ante el Español y el Athletic Club con Barinaga, Vidal y Chus Alonso tirando del carro. Pero todo se viene abajo en Buenavista. El Real Oviedo asesta a los capitalinos una de las derrotas más impactantes de su historia liguera. Un 7-1 con un repóker de dianas de Echavarría y un doblete de Herrerita. Vidal salva su honor con un tanto a quince minutos del final.

El comienzo del año 1948 no cambia ni un ápice las cosas y se encadenan dos dolorosas derrotas ante dos rivales directos, el Alcoyano en El Collao y el Nástic en Chamartín. El día 13 de enero Quincoces es relevado y de forma interina se hace cargo del equipo su ayudante Albéniz. Bajo su mando se gana al Sabadell, pero en Les Corts el Barça de los Basora, César, los hermanos Gonzalvo o Seguer se impone por 4-2. Es entonces cuando Bernabéu toma la decisión de contratar un entrenador extranjero y que conozca el sistema WM, muy famoso en la época y que había introducido en el fútbol español Benito Díaz, técnico de la Real Sociedad.

A finales de mes aterriza en Madrid Michael Keeping, entrenador inglés que había jugado en el Southampton y el Fulham y que en su periodo activo solía “fumar dos cigarros al día”, según declaraciones suyas nada más llegar. Ayudado por Ipiña y sin hablar una sola palabra de español (le hace de traductor Barinaga por su pasado en Inglaterra) se pone manos a la obra pero tarda cuatro partidos en saborear su primera victoria, que se produce contra el Sevilla en Nervión. Restan cinco jornadas y el conjunto merengue está un punto por encima del descenso que marca el Sporting.

Año bisiesto, el día 29 de febrero toca el primer derbi liguero de la historia del nuevo estadio. El Atleti llega peleando por el título y el Madrid por no bajar a la categoría de plata. El duelo vuelve a resultar legendario al producirse una de las mayores polémicas de los choques entre ambos clubes. Escudero adelanta a los visitantes pero en menos de diez minutos empata Alsúa, que lo hace descaradamente con la mano sin que lo aprecie el trencilla Azón Roma. El encuentro concluye así y los debates en la capital entre hinchas de ambos equipos duran semanas.

Real Madrid Atlético 1948

72.125 espectadores acudieron al Nuevo Chamartín

El nerviosismo por verse abocado al abismo en la institución blanca continúa durante tres jornadas más, donde únicamente se suma un punto ante el Valencia en casa tras perder en Sarriá y San Mamés. Falta la última jornada y la tabla muestra al Madrid y al Sabadell con 19 puntos, y a Sporting y Real Sociedad en puestos de descenso con 18 y 17 respectivamente. Los pupilos de Mr. Keeping se enfrentan al Oviedo y si pierden y gana el Sporting el equipo baja. El rival de los gijoneses es el Atleti de Madrid, que recibe una prima de Bernabéu por ganar, un total de 20.000 duros de la época. Finalmente Pruden se erige en héroe madridista y, tras batir en dos ocasiones a Argila, certifica la permanencia. El Atlético por su parte gana con rotundidad en El Molinón y acaba cobrando la prima. Asturianos y donostiarras son los dos clubes que descienden.

Tras la Liga habitualmente se disputaba la Copa, pero el Madrid volvió a no dar la talla. Con apuros se elimina a Córdoba y Málaga a partido único, pero en octavos el Español le apea de la competición. El curso al menos acaba con buen sabor de boca al conquistar la Copa Eva Duarte (antecedente de la Supercopa de España) tras vencer al Valencia por 3-1 en la prórroga con dianas madridistas de Macala, Montalvo y Chus Alonso, y Seguí por parte che.

Bernabéu toma nota de lo acaecido durante el año y, además de realizar cambios en la directiva, le otorga el poder deportivo a Pablo Hernández Coronado. Para la siguiente campaña se ficha a grandes nombres como Pahiño o Miguel Muñoz y los blancos vuelven a pelear por el trofeo liguero todavía con Mr. Keeping de entrenador.

spotify linkedin facebook pinterest youtube rss twitter instagram facebook-blank rss-blank linkedin-blank pinterest youtube twitter instagram