Las mejores firmas madridistas del planeta

Seguramente, muchos de nuestros queridos lectores conocerán el programa televisivo “Pasapalabra” en el que los concursantes tienen que completar un rosco con todas las letras del abecedario adivinando las palabras, a las que refieren los enunciados que les propone el programa, a partir de su letra inicial.

El año pasado, al acabar la temporada, hicimos en esta web un Pasapalabra especial dedicado al FC Barcelona, que como todo en la vida necesita un lavado de cara y una actualización con nuevas palabras que van a modernizar el texto original.

Vamos con ello pues.

Palabra muy relacionada con el FC Barcelona que empieza con la...

A: Aytekin es la respuesta correcta. Lo fue hace dos años, hace un año, y posiblemente lo será para las futuras generaciones. Lo que hizo Aytekin aquella noche ante el PSG es imbatible. Aunque no sirviese para nada. Algunos habrán pensado en Aspersores, el modo con el que el club azulgrana intenta dispersar al rival cuando celebra una clasificación en su estadio, pero nos quedamos con el colegiado alemán de origen turco.

B: Botellazo de JB que casi descalabró a Figo hace unos años. Mala puntería – a Dios gracias – pero bochorno (también con B) infinito. También vale como respuesta Balonazo, por aquél que perpetró Messi a un pobre espectador del Bernabéu y del que ni la prensa especializada, ni la no especializada, habló jamás. Este “shiquitito” qué mal genio tiene a veces…, que se lo digan a los jugadores de la Real y del Athletic a quienes pisó hace poco o al del Sevilla, que se llevó un buen pescozón tras la cólera de D10S (parece la peli aquella de “Aguirre, la cólera de Dios”, con Klaus Kinski desaforado).

C: Cochinillo. Insuperable lo del cochinillo a los pies de Luis Figo cerca del córner del flanco izquierdo del Campo Nuevo. Nunca se investigó quien fue el elemento portador de la cabeza de ese pobre cochinillo al estadio. Quizás permitieron su introducción pensando que era para ponerlo en mitad del entrepán. Otra opción sería Clos Gómez, el árbitro internacional que consiguió terminar su carrera sin haber pitado un partido con derrota del Barça – de 24 veces que tuvo la ocasión -, sin duda un récord estratosférico imbatible.

CH: Chumi. La Copa del Rey del año pasado, aunque la perdió el Barça ante el Valencia, llevará aparejada el nombre del canterano Chumi, el de la alineación indebida ante el Levante. Una nueva fechoría impune (como ya es costumbre) del FC Barcelona. Recuerden que lo de Cherishev (también con CH) en Cádiz nos costó ser expulsados de la Copa del Rey…

D: Podrían valer tanto De Burgos Bengoetxea por numerosos servicios prestados a la causa (vía arbitraje vía sala VOR), como Dukadam, el héroe del Steaua en 1986 y que privó de su primera Copa de Europa al Barça en una gloriosa tarde-noche sevillana, que detuvo los 4 penaltis (Pedraza, Alexanco, Pichi Alonso y Marcos) que lanzaron los azulgranas en la tanda decisiva.

E: ERTE. El Barça es capaz al mismo tiempo de solicitar un ERTE para que todos los contribuyentes españoles paguemos parte de las nóminas de los empleados del club azulgrana, mientras fichan por una pila de millones a Calathes y preparan fichajes futboleros nuevos como Lautaro o quien sabe si Neymar Jr. de nuevo. Con la E también está El Sadar, estadio que contempló otra fechoría que quedó impune, ya que como bien se empeñó aquel día Guardiola, el Barça llegó media hora tarde a Pamplona y ni se le dio el partido por perdido, ni hubo sanción para los azulgranas.

F: Freixa. Entra en nuestro nuevo Pasapalabra por la puerta grande. Lleva una racha post-confinamiento que ni Courtois y Benzema juntos. Haciendo méritos en todas las emisoras para levantar inmundicia que no se cree ni él. No sé si le llegará para que vuelva a entrar en alguna futura junta directiva, pero se lo está currando. Y mucho.

G: Gaspart. Ex presidente que presumía más de anti madridista que de barcelonista y que, gracias a su control de las territoriales, resultó clave para que Villar venciera en las elecciones a la Federación. Él mismo declaró muchas veces, siendo vicepresidente de la RFEF, que mientras pudiese, fastidiaría al Real Madrid. Repetimos: un alto ejecutivo de la Real Federación Española de Fútbol, deseando en todo momento lo peor para uno de los clubs de su propia federación. Grandioso.

H: Hernández Hernández. Respuesta correcta que entra en Pasapalabra del Barça por méritos propios. Con él pitando, el Madrid gana 1 de cada 3 o 4 partidos como mucho. Este año se lució particularmente cuando no pitó dos alevosos penaltis a Varane en el Camp Nou y otras dos claras manos del Levante en el Ciutat. Hernández al cuadrado es un valor seguro en cualquier época.

I: IN-INDA-INDAPENDENSIA (¿se escribe así?) en el minuto 17’14”. Y no hay sanción. EL FC Barcelona llegó incluso a jugar un partido ante la UD Las Palmas sin público (con cientos de canarios que habían pagado su entrada) por la “gracia” del aquelarre independentista que se formó aquel día en toda Cataluña. Y (una vez más), no pasó nada. No hubo sanciones. Este año, los del aquelarre consiguieron retrasar más de dos meses el “Clásico” para que el Madrid tuviese que jugar con menos descanso – otro clásico – que su rival, cuando en cualquier país normal se tenía que haber dado los 3 puntos al Madrid porque su rival no quería comparecer en la fecha oficial del encuentro.

J: Jugar a las 00.05 de la madrugada. Porque yo lo valgo. Porque lo digo yo. El Sevilla, una vez más, dobló la rodilla ante el Barça, y tragó con lo de jugar de madrugada. Jamás se ha jugado un partido oficial a esas horas, pero el Barça rompe todas las barreras.

K: Kinesiología. Es la disciplina que practica Giuliano Poser -junto a una dieta rica en hidratos, flores de Bach y terapia emocional tal y como la presenta el mismo terapeuta-, que ha logrado que Messi deje lesionarse y al que el astro argentino suele visitar en Sacile (Italia) en los días previos a partidos trascendentales. Anteriormente el italiano se hizo popular como fisiólogo del ciclista David Rebellin.

L: Liverpool. Desde lo del año pasado, han bajado las ventas de discos de The Beatles en Barcelona y en toda Cataluña. Parece que ya no gustan. Ni The Cavern. Ni el río Mersey. Ahora en Barcelona son más de Oasis, es de suponer. El gatillazo en Anfield ya forma parte de la historia negra del barcelonismo.

LL: Lloriqueos sin fin por los aciertos del VAR en los partidos disputados tras el parón de marzo debido a la pandemia. No sé sabe aún cuando pararán estos lloros que parecen eternos, si no me creen pónganse a ver los tuits de Jota Jordi, por ejemplo.

M: Tres respuestas 100% válidas. Mecherazo, que se lo digan a Roberto Carlos, que todavía recuerda un partido de Supercopa en el que recibió un lindo regalo en su cabeza. Válida es la respuesta Manolas, por todo lo que nos dio, aquella noche en el Olímpico de Roma, nuestro central griego preferido. También vale 1005, o sea Mil cinco, el número de pases que hizo el Barça de Setién ante el Granada el 19 de enero de 2020 (da igual que tan solo 203 de los 1005 fueron pases hacia adelante, un récord es un récord).

N: “Neymar se queda”. Gerard Piqué se lució, como le ocurre tan a menudo, en el verano de 2017, estando su equipo de gira veraniega por los Estados Unidos. Neymar Jr. dejó 222 millones de € en la caja, suma respetable que fue convenientemente dilapidada en pocos meses en los fichajes de Dembélé y de Coutinho, el falso “Iniesta brasileiro”. Lo bueno es que, pasados tres años, Piqué, Messi, Suárez, y unos cuantos más, suspiran por que vuelva Ney al club al que denunció varias veces.

O: Ovrebo. Una letra redonda para un arbitraje redondo e inolvidable: 4 penaltis sin pitar, en Stanford Bridge, que dieron paso a un triplete del que, pese al bochorno, sigue presumiendo el barcelonismo. A partir de entonces la expresión “el robo del siglo” ya no se asocia al asalto del tren del Glasgow. Aunque otro apellido con O tomó mucho peso el año pasado para la historia del barcelonismo: Origi, con su doblete acribillando a Ter Stegen en Anfield.

P: Panenka. Vieja palabra de 1976 que desde hace unas semanas ya no existe. Messi inventó el Panenka (¿quién es Antonin Panenka y a quién le importa?) un 1 de julio de 2020 al batir a Oblak. Da igual que lo de Panenka fuese hace 44 años o que en los últimos años un tal Sergio Ramos haya marcado al menos 5 penaltis al estilo Panenka antes del de Messi.

Q: Qatar. Un estado ejemplar, democrático y libre, que ha financiado y sigue financiando las arcas de marketing del club culé. País donde además han visto los últimos partidos de un dios – menor – del fútbol, cuyas iniciales son XH, y que ahora entrena por allí, y sigue dando lecciones de jardinería y de anti madridismo.

R: Retirada Copa del Rey. Como en una ida de semifinales palmaron 3-0 ante el Atlético de Madrid, los azulgranas, con Pep de capitán, se negaron a jugar la vuelta, alegando que no tenían suficientes holandeses para alinear aquella noche. Fue un acto esperpéntico. Pero, once again, aquí no pasó nada. Y el buen Ángel María Villar les perdonó esa “chiquillada”.

S: “Sandro, ¿qué más quieres que te dé?”. Frase histórica de AM Villar en la cafetería de un hotel y comprobada en todos los medios. Una prueba más del descaro más absoluto y de la impunidad más grande que ha tenido una sociedad desde los tiempos de Alphonse Gabriel Capone.

T: Teatro. Ni la gran Sarah Bernhardt, ni el maestro Sir Laurence Olivier, quizás el mejor actor y la mejor actriz de teatro de todos los tiempos, les llegan a las suelas a las interpretaciones que hemos vivido en estos últimos años a Busquets, Alba, Suárez o Umtiti. Cada uno de ellos merecería haber logrado 5 o 6 premios Tony, los Oscar del teatro, los galardones más prestigiosos de las bambalinas. Ni el gran Konstantin Stanislavski, maestro de métodos interpretativos, habría hecho una labor para que los teatreros del Barça mejoraran sus prestaciones.

U: Undiano Mallenco. Ídolo del barcelonismo. Aún es recordada su actuación en el Berbabéu, con Ancelotti dirigiendo al Madrid. Undiano logró él solo dar la vuelta al marcador, logrando que el Barça, tras dos penaltis a favor, venciese 3-4 aquella noche y posiblemente le quitara las opciones de ganar la Liga al Madrid.

V: VAR. El Barça fue el primer club que se quejó del VAR cuando Lenglet fue expulsado por dar un codazo a uno del Girona (aunque, según Tebas, el Madrid fue el primero por lo del penalti de Rulli a Vinícius, que fue tres meses después, qué cosas). Y ahora se queja de los aciertos del VAR, no de los pasados errores. El Barça era más feliz con el VAR de Roures que con el de ahora, antes Suárez podía meter rodillazos impunemente a Pichu Cuéllar, ahora lo ven más complicado. Lástima para ellos.

W: Wijnaldum. Letra complicada, la W. Como complicados para Ter Stegen fueron los dos remates del holandés Wijnaldum, que hicieron, respectivamente, el 2-0 y el 3-0 de la remontada más divertida de la historia.

X: Xavi (el “Jardiner”). No podía faltar nuestro Xavi Hernández, colaborador de La Galerna, además. El hombre del céspeT, de la Posesión, del “no saben perder”, del estilo innegociable, el ejemplar más puro salido de la Masía, cuya cosecha es estéril en los últimos años, por cierto. El mundo sería distinto sin Xavi Hdez. Todos deseamos que vuelva al Barça.

Z: Letra que permanece inmaculada, quizás porque es la letra que distingue doblemente a Zinedine Zidane y ello la preserva de entrar en este círculo de deshonra o puede que porque es la que cierra el rosco del abecedario, como cierra el apellido de Luis SuáreZ, el jugador más violento que hemos podido ver a lo largo de nuestras vidas como aficionados - da igual la edad del que lea esto -, circunstancia que no impide que nunca haya sido expulsado en Liga, pese a haber jugado casi 200 partidos en 6 temporadas. Un caso insólito que deberían estudiar en Expediente X.

 

El cataculerismo es una cosa fascinante. Yo lo descubrí hace cinco años gracias al Portanálisis de La Galerna. Antes no sabía de su existencia. Era un mundo nuevo. Yo cuando me dispongo a mirar las portadas de la mañana siento un nerviosismo de conquistador. De Nuevo Mundo, como la película de Malick. Yo soy el que llega en barco y ellos, los cataculés, son esos pobres nativos que corretean nerviosos por las colinas al divisar el galeón que transporta a esos individuos extraños, extranjeros.

Del respeto que me dan esas portadas como extraterrestres, escritas en dialectos remotos, apenas me he atrevido en este tiempo a adentrarme en su continente. Siempre he creído que si abría una página de Sport o de Mundo Deportivo podría quedarme encerrado dentro y sufrir el martirio eterno del aficionado cataculé.

Ustedes no saben lo que es eso. O a lo mejor sí. Yo lo experimente en una ocasión breve, según se mire: el tiempo que duró un concierto de U2 en el Camp Nou. Resulta que uno de mis amigos no pudo ir y tuvimos que darle la entrada sobrante a un amigo barcelonés de mi amigo, que resultó ser cataculé.

Los teloneros fueron Snow Patrol y el que aquí escribe trató en vano de escucharlos mientras Albert, así se llamaba, le daba una matraca espantosa sobre las bondades del  grandioso estadio en el que nos hallábamos y de los asientos privilegiados que su despacho de abogados tenía justo encima del palco presidencial (de Laporta entonces, de quien se enorgullecía vivamente) y trataba de introducirme en el oscuro mundo del antimadridismo atávico y espacial con muy poco sutiles puyas que, sin embargo, no lograron alcanzar mi cerviz en ningún momento.

Creo que cuando le mencioné a mi amigo Paco, a mi derecha (Albert estaba a mi izquierda), lo bien que me estaba cayendo Albert, el propio Albert debió de oírlo (tampoco puse demasiado cuidado en que no me oyera) y desde entonces, Albert, es de suponer que abrumado por mis sinceros y robados elogios a su persona, decidió cesar su apostolado. Creo recordar que después, por fortuna, ya sólo me dirigió la palabra cuando U2 empezó a tocar With or Without You, para decirme, se diría que casi emocionado: “Esta me suena mucho”.

Les decía que yo tenía el temor de que si abría el diario Sport o Mundo Deportivo podía caer en un pozo lleno de Alberts para siempre. Pero gracias a internet uno puede visitar sus páginas sorteando ese peligro, como sobrevolando su superficie. No es completamente inocuo, ya les aviso para los que se estén planteando decidirse por esta audacia un tanto adolescente, por descerebrada, como demostrar quién resiste más sentado en la vía del tren antes de que te arrolle la locomotora. Esto no es exactamente como si te aplastase una locomotora, sino más bien como si te traspasase un fantasma y uno sintiera, por un momento, que es otro en un lugar desconocido y lleno de colores flúor.

A mi hija le gusta una serie de dibujos animados en los que una niña normal descubre un libro en cuyas aventuras, pronunciando unas palabras mágicas, puede introducirse. Ese mundo está lleno de elfos (la protagonista se convierte en elfo) y unicornios, y todo es de color rosa y morado, o azul y grana. El mundo de mi inolvidable compañero de concierto, Albert, era azul y grana. Ahora que estoy pensando en aquella noche, creo que Albert era un elfo, o incluso un unicornio. No recuerdo bien si la puntiagudez la tenía en las orejas o en el cuerno frontal, pero algo de puntiagudez tenía seguro. Me estoy extendiendo demasiado en Albert cuando yo quería, sobre todo, hablarles de Santi. De un artículo de Santi Nolla, el director de Mundo Deportivo, para ser más concreto.

Uno ya no es adolescente, pero tiene que confesar que desde que conoce la prensa deportiva cataculé se ha vuelto un poco más niño, más inconsciente. Es como fumarse un pitillo con doce años. Yo ya estoy bien entrado en los cuarenta, pero ayer me fumé el pitillo de Santi Nolla y oigan: eso tiene algo como que me empecé a subir por las paredes y casi sentí mi cuerpo moverse solo con ritmos sensuales que asaltaban mis oídos (no, no era “El trueque” sino algo menos popular y más psicodélico). El pitillo de Santi Nolla era un artículo titulado: El Barça juega sin red, en el que, sin ningún preámbulo (allí no se andan con chiquitas, otra cosa es el chiquito), comienza diciendo: “El Madrid juega con red y el Barça sin”.

Imagínense. El humo de esa combustión alcanzó hasta los dedos de mis pies, que empezaron a moverse solos, eso sí que lo recuerdo bien, con el sonido inconfundiblemente alegre y casi olvidado de Erasure, que no sabía por donde me llegaba. “Esa es la diferencia en esta Liga que pinta blanca después de que un buen Atlético empatara en el Camp Nou gracias a dos penaltis”, continúa. Yo ya no podía dejar de bailar sin querer, como transportado por la melodía santinollista que a su vez transportaba melodías alegres y sorprendentes del tipo de la anterior. No me pregunten por qué.

Se podía ver ese mundo fantástico azulgrana de elfos y unicornios. Por un instante creí que podía tranquilizarme cuando, de pronto, un unicornio encabritado me subió a horcajadas a su lomo y comenzó a llevarme vertiginosamente sorteando árboles y montañas de color rosa y morado cuando leí: “Ni un detalle fue a favor del FC Barcelona. Desde que ha regresado el fútbol a puerta cerrada el club blaugrana no ha tenido ni una sola jugada que le haya beneficiado en los cinco partidos que han disputado”.

¿Notan el vértigo del viaje animado como yo lo noté? Ya sé que no es lo mismo describirlo que vivirlo, pero si se concentran pueden hasta sentir el olor característico que desprende este púlpito maravilloso de Mundo Deportivo: Echan de menos LOS DETALLES ARBITRALES A FAVOR. Santi echa de menos los detalles. Cuentan con ellos. Cuentan con "detalles", que suena a jerga turbia. Y lo dicen tal cual. Ni un detalle han tenido los árbitros, ni uno solo, con este Barsa “sin”. Se nota que es “sin”. Y se nota precisamente en los detalles que faltan. Santi, perdona que te tutee, pero es que tutearte es poco después de semejante franqueza multicolor, descacharrante y alipórica.

Porque en realidad no es franqueza sino lo que antes era el subconsciente oculto que, después de tantos años de detalles espectaculares, ha acabado por descubrirse sin reparos ni control y mostrarse en una exposición gratuita, universal y delirante. En este sermón de Santi Nolla, donde llega a afirmar más adelante: “...este debate lo han ganado los altavoces mediáticos del Madrid y cualquier réplica es difícil de mantener, aunque hay una realidad aplastante: en el duelo Madrid-Barça ninguna jugada ha beneficiado al Barça y sí muchas al Madrid” (“sí muchas”, ya ven. No dice cuántas. “Muchas” ¿Oyen otra vez a los inefables Erasure?), en este sermón, decía, no puedo dejar de imaginar a la parroquia de fieles asentir al unísono, convencidos de que la catarrealidad azul y grana que se les muestra es absolutamente verdadera.

Aunque yo ya no sé (ya les dije que adentrarse en estos mundos no era del todo inocuo) si lo real son esos campos vacíos en los que aparece desnudo, tal cuál es, el Barsa, o los otros (¿no le ven a Santi las orejas un poco puntiagudas?), con todo el colorido y el atrezo de los elfos y los unicornios.

Cada vez parece más probable que se reanuden las competiciones futbolísticas en España para poder finalizarlas y, aunque se desconocen fechas y condiciones concretas, nadie duda de que los encuentros se disputarían a puerta cerrada. Salvo algunas excepciones, como el Prípiat C. F. o el F. C. Chernóbil, los equipos de fútbol no tenían contemplada una situación acaso parecida a la actual, de modo que carecen de protocolos de actuación definidos para solucionar el problema que se presenta con los partidos pagados por sus abonados que no van a poder ser disfrutados de manera presencial.

A bote pronto y sin conocimientos económicos, lo más lógico sería pensar que se devolviese la parte proporcional al producto adquirido que no podrá ser consumido por motivos ajenos a todo el mundo, incluido Florentino Pérez. Pues bien, el Barcelona no contempla esta opción. Y no la contempla porque no puede. Tiene menos dinero que uno que se está bañando.

Este problema no debe ser motivo de vergüenza si se enfrenta de manera honesta; se informa al abonado con claridad y se le ofrecen diferentes opciones. Después, el afectado decidirá si acepta, se hace el sueco, se miente a sí mismo o inicia acciones legales.

El alipori racional se produce cuando el club —que es más que ídem— apela al compromiso y al sentimiento de pertenencia. Porque está mintiendo. El problema es que ese dinero que cobró ya no lo tiene y no encuentra la manera de conseguir liquidez para llevar a cabo la medida. Y arroja excusas como que sus abonos son más baratos que los de Hacendado, que con ellos pueden ver hasta partidos de waterpolo sobre patines, que siempre han sido muy buenos con todos los socios, etc. En resumen, el inherente fariseísmo culé.

La situación es parecida a cuando te invitan a una boda y te excusas aduciendo que tienes que bañar a tu pez, lo que ocurre es que, en esta ocasión, la novia es la afición blaugrana y el novio el propio club.

No contentos con decir al socio que el caballo blanco de Santiago es gris metalizado, acusa a otros clubes de populismo. Como al Getafe, que ha decidido no cobrar el abono de la próxima temporada. La clásica táctica de esparcir porquería y atacar a todo lo que se mueva para evitar que las miradas se posen sobre uno mismo.

Los palmeros barcelonistas alegan que no se puede comparar al Getafe, que es una Sociedad Anónima Deportiva, con el Barcelona, que es de sus socios. Es cierto que la naturaleza de ambos clubes es diferente, pero también su tamaño, su riqueza y su capacidad para adaptarse a situaciones inesperadas. Por lo que es mezquino alegar esa diferencia para justificar que el Getafe sí pueda tomar una medida incluso más ventajosa para el aficionado que la que sería adecuado que tomase el Barcelona. Es bochornoso como un multimillonario que aduzca que no puede bajar su salario y acuse de vendehúmos al mileurista que decide reducir cien euros su sueldo para que el resto de los trabajadores puedan mantener su empleo.

Como dice el refrán, en esta ocasión, el abonado culé, además de meretriz, aporta el lecho.

 

La RAE define triquiñuela como “rodeo, efugio, artería” siendo una acepción de esta última, “amaño, astucia que se emplea para algún fin”.

Llevada esta definición al siempre complejo (y para algunos imaginativo) mundo de la Contabilidad, no queda otra que afirmar que, al menos, pulcro no se está siendo con los números en el FC Barcelona. Pero esto no es nuevo, tiene un pasado y tiene un porqué.

Vaya por delante que cuando se recurre a triquiñuelas contables o a las famosas ingenierías negociales (sic) de Sandro Rosell, se intenta tapar un agujero económico dando una patada a seguir.

Primero porque recurrir a estos subterfugios económicos puede ser legal, de hecho las triquiñuelas de las que voy a hablar lo son (no así la ingeniería negocial del fichaje de Neymar) pero sobre todo porque pocos o ninguno te van a rebatir o a apretar pidiendo alguna explicación. Por supuesto nunca la prensa, ya que hay muchas tripas agradecidas que han de seguir comiendo y, además, hoy casi todo es clickbait. Investigar y contrastar no se lleva. Algunos medios prefieren seguir contando con los ingresos por las promociones de los clubes y a muchos otros, les valen los ingresos por pinchazo y sólo venden porquería.

Y luego por los socios de los clubes. Sólo conozco uno en Can Barça (en el Real hay más casos) que denunciara, Jordi Cases, que tuvo que aguantar de todo. Tan mal le fue que acabó retirando la demanda ante las presiones sufridas que terminaron con una carta firmada por el propio Bartomeu en el que le “agradecía su decisión debido a la inexistencia de conducta con relevancia penal y perjuicio para el club”. Nadie le echó en cara esta mentira a Bartomeu aunque el caso terminara con el Barça reconociendo la comisión de dos delitos fiscales. Y todavía queda el caso Neymar 2 que sigue en periodo de instrucción.

Escribía que todo tiene un pasado. En este caso son dos. El primero, la implantación del Fair Play Financiero por parte de la UEFA que venía a poner coto a los desmanes de los clubes. Aunque no a todos ya que en Qatar el Jeque sigue montando a camello con la tranquilidad del que se escapó por la gatera de una argucia procesal que, para mayor inri, no fue mérito de sus caros abogados sino de los de la UEFA a los que se “les pasó” el periodo para recurrir. Alucinante es poco. A los meses de este vergonzante cierre en falso, la casualidad quiso que Al-Khelaifi fuese nombrado miembro del Comité Ejecutivo de la UEFA. Los aficionados nos la tenemos que tragar pero, ¿y los clubes por qué permiten esto?

Y segundo, Bartomeu le debe (casi) todo en el Barça a Sandro Rosell. Es cierto que, al igual que Rosell, llegó al club con Laporta pero fue Rosell el que le nombró vicepresidente deportivo, cargo que sigue ocupando hoy. Es el máximo responsable del área deportiva y el responsable último, como presidente, de las cuentas del club. Y esta es la clave de bóveda del asunto, las cuentas. Rosell demandó a Laporta por unas pérdidas durante su gestión, demanda que dejó morir el club en octubre de 2014 cuando no fue admitida a pesar de reconocer en un comunicado que el juez había visto las mismas perdidas que ellos denunciaron. Bartomeu la dejó morir porque Rosell ya no presidía el club por haber dimitido por el escándalo del fichaje de Neymar.

Y con el fichaje Neymar empezó todo. Fue un logro basado en la “ingeniería negocial” como defendió el propio Rosell en un comunicado a raíz de un informe de la Fiscalía de la Audiencia Nacional. Dos semanas más tarde presentó su dimisión irrevocable sorpresivamente, ¿por qué si según él todo se hizo de forma legal?. Porque no lo era y corría peligro. Hoy es casi imposible saber el coste real del fichaje de Neymar pero entre traspaso, comisiones, multas y demás, debe andar cerca de los 150 millones € que dijo Florentino que hubiera supuesto su contratación. Y lo que todavía queda por juzgarse puede aumentar más si cabe esta cifra.

 

Pero como todo sistema para jugar con las cartas marcadas requiere perfeccionamiento a base de prueba y error, y vista que la adulteración de un fichaje vía partición de contratos conlleva delitos (y otra condena al club por delito fiscal podría acarrear su desaparición), toca encontrar otro subterfugio. Legal aparentemente y que suponga el mismo resultado, tapar la descabalgada deuda dando una patada a seguir para que lo pague otro. Así surgieron las “triquiñuelas contables”.

De la primera que se tiene constancia fue el trueque Cillessen-Neto. A pocos días del cierre contable anual, 30 de junio, el Valencia y el Barça llegaban a un acuerdo para el trueque de ambos porteros. Hasta aquí todo normal, lo estrafalario fueron los valores contables de ambos así como las condiciones de los supuestos traspasos. Ambos jugadores tenían unos valores para la web de referencia de Transfermarkt de 18 millones € .

Pues el Barça tasó la venta de Cillessen en 35 millones € (quinto portero más caro de la historia) y la compra de Neto en 26 millones € más 9 en variables (décimo más caro de la historia) firmando para los próximos 4 años. Este trueque permitió arrojar al club culé un beneficio contable de 35 millones € menos la amortización pendiente.

El fichaje de Cillessen tuvo un coste de 13 millones € más 2 en variables firmando para cinco años. Contando que se cumplieran esas variables, la amortización pendiente por los dos años de contrato que le restaban era de 6 millones €.

Aún computando el pago de Neto en la temporada anterior, no es lo habitual, 26 millones € más 9 por 4 años igual a 8.75 millones € anuales, lo que permitiría arrojar con este trueque un beneficio contable de 20.25 millones €. ¡20 millones €!

Podría parecer una cantidad irrisoria para un club que facturó 990 millones €. La gravedad es que el club declaró un resultado neto positivo de 4.5 millones € la temporada pasada, por lo que sin esos 20 millones € de beneficio contable por un infladísimo trueque, el club habría arrojado unas pérdidas de más de 15 millones €, lo que hubiera conllevado automáticamente la ejecución del aval de esta directiva. ¿Ven la gravedad del asunto?. Pues le animo querido lector a que eche las cuentas del resto de ventas que hizo el club a toda prisa en junio del año pasado antes del cierre contable del día 30. Cardona, André Gómes, Denis Suárez. Situación económica muy muy delicada.

Rota la veda y visto el gran beneficio de la jugada, el club blaugrana ha perdido todo el pudor. Aunque los valores de Neto y Cillessen fueron del doble de su valor real, en un alarde de ingenuidad podrían tener un pase al estar viviendo el fútbol un mercado tan inflaccionado como el actual. Pero en enero de este año las caretas de la pulcritud y el decoro económico y contable han volado de Can Barça con dos trueques a cada cual más surrealista.

Explicaré ambas operaciones y ustedes elijan cuál es la más vergonzante. Para mí esta primera. El 25 de enero se hacía oficial un trueque entre Barça y Juventus. El delantero Alejandro Marqués, canterano del Barça B (valor en libros 0€ por ser canterano) recalaba en el equipo transalpino por 8.2 millones de € por 4 años. Mathias Pereira (que jugó como cedido en el Dijon francés hasta enero) recalaba en el Barça como cedido hasta el 30 de junio a cambio de 200.000€ con opción de compra obligatoria por 8 millones €. Como buen trueque que se precie ambas operaciones tuvieron el mismo valor. Lo surrealista es el valor de mercado de ambos jugadores según Transfermarkt, 300 mil € Marqués y 1.5 millones € Pereira. Se tasó la venta del canterano en ¡25 veces su valor!

El beneficio contable del Barça será de 8.2 millones menos la amortización anual que tenga que pagar por Matheus Pereira, cuyo fichaje se hará oficial por 4 o 5 años antes del 30 junio, por lo que no será menor a los 6 millones € esta temporada. Sencillamente impúdico por un canterano cuyo valor en el mejor de los casos no supera el millón de €.

No conforme con lo anterior, el club blaugrana hacía oficial en los dos últimos días de mercado la incorporación del Trincao del Braga por 31 millones € y la cesión del delantero canterano (valor en libros 0€) Abel Ruiz al club portugués hasta junio con una opción de compra obligatoria por 8 millones €. Por supuesto nada que objetar a la apuesta por Trincao, jugador joven con muy buena pinta, los que han chirriado otra vez son los números ya que Abel Ruiz tenía un valor según Transfermarkt de 3 millones € y Trincao de 9 millones €.

 

 

Especialmente llamativa es la plusvalía contable del Barça para esta temporada con esta operación que será de 8 millones € por el que fuera delantero del Barça B. Lo que sumado a la anterior triquiñuela permitirá sanear las cuentas de esta temporada en no menos de 14 millones €. Como escribí antes, podría parecer irrisoria esta cantidad pero si se cumple el presupuesto presentado para esta temporada, el Barça ingresará 1.047 millones € con un beneficio de 14 millones €. Curiosamente los mismos 14 millones € que va a ingresar por estas dos triquiñuelas contables. ¿Casualidad?.

No es intención criticar las valoraciones de los jugadores, seguro que Vinícius o Rodrygo por citar algunos ejemplos tendrían el día del anuncio de su fichaje por el Real valoraciones muy bajas en Transfermarkt. Su rendimiento ha incrementado su valor en dicha página especializada hasta lo que se pagó por ellos. Sólo el rendimiento dará o quitará razones a estas valoraciones. Tanto Cillessen (del que ya hay dudas en Valencia) como Neto siguen teniendo el mismo valor que el día de su inflado trueque. Lo que se critica es el uso de estas triquiñuelas contables para salvar ficticiamente las perdidas económicas.

Que como ha quedado acreditado anteriormente el club blaugrana la temporada pasada las hubiera dado pero en cambio pudo dar beneficios por la triquiñuela Cillessen-Neto y apostaría duros contra pesetas que el Barça volverá a salvar las cuentas y posibles pérdidas esta temporada con estas dos últimas triquiñuelas de enero y quién sabe si con alguna más.

Amén de la gravedad de la economía del Barça, es más que notorio el deterioro de su proyecto futbolístico. El lema La Masía no se toca pasó a mejor vida con la venta incesante de canteranos. Plantilla muy corta, 21 fichas contando a Riqui Puig y con 8 jugadores que superan los 30 años (25 el Real con 7 jugadores con 30+), 9 cedidos (por 13 del Real) y que sin hacer uso de estas triquiñuelas contables, poco rendimiento económico van a sacar parece con la excepción de Petri. Pero lo más sorprendente es que con Luís Suárez lesionado desde diciembre para lo que queda de campeonato, hayan vendido este enero a los dos delanteros del Barça B y que por la lesión de gravedad de Dembélé han tenido que pagar la cláusula de rescisión de Braithwaite del Leganés.

NdA: Por si algún lector se lo pregunta, los otros clubes, Valencia, Juventus y Braga les convienen estas triquiñuelas por lo mismo que al Barça, las plusvalías contables con las que poder tapar posibles pérdidas económicas.

El Madrid se presenta este fin de semana ante un “más difícil todavía” con muy poco de circense. El domingo juega sin red ante el FC Barcelona con algo más que la Liga en juego. No es asunto menor. Es partido grande pero no más grande que decenas de duelos que el Madrid ha jugado a lo largo de su legendaria historia.

Una de las pocas cosas que ha dicho Guardiola a lo largo de su trayectoria con la que estoy de acuerdo es lo que dijo al respecto del partido de vuelta en Manchester tras ganar el de ida en el Bernabéu el pasado miércoles: “Si hay un equipo que puede hacerlo, éste es el Madrid”. Cierto es que el entrenador del City lo dice para cubrirse y se pone la venda antes de que se le produzca la herida, pero en esa frase va toda la carga de la historia de los blancos. No sólo el Madrid puede remontar al City, sino que este domingo puede ganar al Barsa y dar un vuelco a la historia negra de este último mes. Un dos por uno memorable.  Zidane ha dicho desde que comenzó la temporada que el objetivo para este año no es otro que ganar la Liga y es este domingo cuando se tiene que dar un golpe en la mesa para poder conseguirlo.

Empecé este artículo hablando de que el Madrid está ante “un más difícil todavía” y lo mantengo a pie juntillas. El envite es de órdago. No sólo el equipo se encuentra en el que es, posiblemente, el peor momento de la temporada, con su gran estrella, Hazard, fuera de juego por lesión y sin posibilidad de ayudar, con una derrota hace dos días en su competición fetiche, la Champions League, y con poco gol y dudas en defensa, además de con críticas furibundas en el entorno, sino que la historia reciente no favorece para nada los intereses del Madrid.

Los últimos cuatro partidos en casa y en Liga ante los azulgrana han terminado con derrota y desde la temporada 2008/09 solo se ha ganado dos veces en Liga en casa al Barcelona. Es más, el Madrid no gana en el Bernabéu en Liga desde el año 2014 y ha encajado 30 goles desde esa temporada 08/09.

Con este panorama, lo sencillo, si queremos ganar algo de dinero y darnos un pequeño homenaje, es apostar en contra del Real Madrid. Pero contra las cuerdas y al borde del KO es cuando suceden cosas a veces complicadas de explicar. Y el Madrid está abonado a ellas. Forman parte de su ADN, de su historia, de su leyenda. Es ahora cuando hay que coger la bandera y confiar. No se trata de un cheque en blanco, ni de un brindis al sol, ni siquiera de un ejercicio de fe dominical. Hay argumentos futbolísticos para creer que es este año ganar la Liga 34 es posible y eso pasa por batir al Barsa este domingo.

Y, si nos falla el argumento futbolístico, recordemos que la leyenda tiene siempre una base de verdad y nadie tiene más leyenda que el Madrid a la hora de levantarse cuando ha caído o cuando algunos creen que ha caído. Que parece lo mismo, pero no lo es.

A Franco, ese extremo derecha que tantos éxitos le dio al Real Madrid, se le podía reconocer de dos formas: por su bigotico y su traje de militar, cuando estaba de faena, y por las dos insignias de oro y brillantes del F. C. Barcelona que decoraban su ropa cuando iba de paisano.

Si veías a alguien con esas dos insignias podías decir sin temor a la duda: ¡Mira, ahí va Paco!

Ya es hora de que el madridismo reconozca las afrentas sufridas por nuestros amigos culés durante el franquismo, esos beneficios que nuestro equipo recibió en detrimento de los azulgranas. Una reivindicación que realizan cada pocos meses desde hace 70 años, una constancia en la queja (que viene desde su nacimiento), sólo digna de la paciencia china, capaz de realizar esa muralla que ningún español hubiera extendido más allá de un tabique.

Francisco Franco Bahamonde, ese madridista de pro, no tardó, impaciente él, en ponerse manos a la obra para beneficiar al club de sus amores y orgullo de nuestra patria. 14 añitos de nada. Ha de notar el lector madridista la urgencia casi enfermiza, la impaciencia nerviosa de Franco por rellenar las vitrinas de su adorado estadio de Chamartín. Apresuradamente, a los 14 años de iniciarse el Régimen, nos regaló la primera Liga. Él solito, demostrando la incompetencia de esos jugadores que no lo lograban por más que él insistiera…

Quejámonos los madridistas, una tendencia de herencia culé a extirpar, porque a diferencia de aquellos siempre es en sentido autodestructivo, de que llevamos una Liga en 7 años, pero con la proverbial ayuda del Generalísimo nos pasamos más de 14 gloriosas temporadas de patriotismo sentido y orgulloso sin olerla. La época más larga sin que el Real Madrid conquistara una Liga. Sí, amigos, ¡14 años de gobierno franquista sin ganar la Liga! (1933/1939-1953). Justo en la época más dura del régimen, en la que se estaban sentando las bases.

No hubo manera de ganar, incluso en la temporada 44/45 nos quedamos a un punto, pero tuvimos la mala suerte de que en el momento decisivo el general Franco estaba inaugurando un pantano… Lo único que tengo que reprochar a los culés y todos estos equipos antimadridistas, es que sabiendo que éramos el equipo del régimen ellos no reconocieran ni reconozcan nuestra generosidad, ¡porque es evidente que nos merecíamos tal reconocimiento!

No queda ahí el altruismo y la hidalguía madridista con sus rivales. En ese tiempo, el ultrajado Barcelona conquistó cinco títulos, el sometidísimo Athletic Aviación conquistó cuatro (2 con esa denominación y otros dos con la de Atlético de Madrid), y el vilipendiando Athletic de Bilbao ganó otro. Además, Athletic de Bilbao y Barcelona fueron los clubes que más Copas del Generalísimo lograron, 9 cada uno. La afrenta infame es evidente, pero ahí estuvimos nosotros demostrando nuestra bonhomía y dadivosidad.

Copa Generalísimo (Foto Blog Im-Pulso)                                                                                                                        Foto: Blog Im-Pulso

Y no se crean que no ganábamos porque Franco no hiciera de todo, no ganábamos porque los madridistas somos así, generosos y altruistas, y aún con el apoyo del Generalísimo decidimos no ganar. Sin un mal gesto, ni una queja.

Nosotros, que seguramente también éramos el equipo de la República, al menos ganamos dos titulillos antes de la llegada de Franco…

Di Stéfano, Kubala, el Pacto de Lima y otras aventuras.

¿Y qué ocurrió en 1953 para que empezáramos a ganar todo? No deben achacar ni por un momento, estimados lectores, que la causa del éxito fuera que don Santiago Bernabéu lograra hacer el mejor equipo del mundo: Marquitos, Rial, Miguel Muñoz, Gento, Di Stéfano, Zárraga, Atienza… Kopa, Mateos, Joseíto… Santamaría, Didi, Puskas… La culpa de esta transformación la tuvo Franco. ¡Menudas carreras por esa banda derecha!

En la pequeña lista de jugadores habrán observado que he incluido el nombre de Di Stéfano, la leyenda madridista más incontestable. En su rocambolesco fichaje el mundo culé vio la posibilidad de rezongar con la idea de la manipulación franquista, la ufana y maquiavélica mano del Generalísimo más descarado. Y para ello crearon una historia de mentiras, medias verdades y mitologías.

Buena nota tomaron en Barcelona cuando Bernabéu se fijó en Di Stéfano y dijo que ese jugador debía estar en Chamartín.

Di Stéfano no jugó en el Barcelona porque se negaron a pagar 27 mil pesetas a Millonarios. No hablaré de la tacañería catalana por tópico, pero ahí queda eso.

- Una huelga en la liga argentina mermó la relación de Di Stéfano con River Plate, su equipo, ya que se pasó 2 años sin jugar (de 1947 a 1949), por lo que finalmente terminó marchándose a Colombia. La liga colombiana estaba escindida y con múltiples problemas federativos y burocráticos, se creó una Asociación colombiana paralela a la Federación del país que empezó a fichar jugadores sudamericanos. Uno de ellos fue Di Stéfano, que recaló en Millonarios. En un principio la FIFA no reconoció a los equipos de esta nueva asociación, pero finalmente ambas partes llegaron a un acuerdo en el conocido “Pacto de Lima”. Un jaleo, vamos.

En este pacto, la FIFA reconocía la propiedad de los jugadores que habían fichado hasta el 15 de octubre de 1954, ampliable al 31 de diciembre. Una vez cumplido el plazo los jugadores volverían a sus equipos de origen. Es decir, Di Stéfano pasó a ser propiedad de Millonarios hasta el 31 de diciembre, momento en el que volvería a River Plate.

En 1952, Di Stéfano se declara en rebeldía y decide no volver a Colombia (a Millonarios), planteándose dejar el fútbol incluso. Esta situación, con denuncias de por medio, impedía cualquier operación con el jugador.

En ese momento interviene el Barcelona. Samitier inicia negociaciones con River Plate, aunque en esos momentos no tenía los derechos del jugador. Llegan a un acuerdo: 4 millones por el jugador a partir del 1 de enero de 1955. Todo sin contar con Millonarios, dueño del jugador en ese momento. El presidente Enrique Martí en persona gestionó el cabo suelto de Millonarios, entrevistándose con el presidente del equipo colombiano, Alfonso Seniors, que pidió 27 mil pesetas para ceder sus derechos sobre el jugador, algo a lo que el dirigente catalán se negó. Nos salió pelín agarrado por culpa de Franco, claramente. Nótese que el espíritu de Franco lo va sobrevolado todo.

El Real Madrid entra en acción. Saporta es enviado a Bogotá con las 27 mil pesetas para la cesión de los derechos de Di Stéfano, operación que se ejecutó sin problemas. El siguiente paso era ir a Buenos Aires y convencer a River Plate, pero el equipo argentino ya había recibido la mitad del pago por parte del Barcelona (2 millones de pesetas), con lo que no se pudo llevar a cabo la operación, aunque sí logró Saporta la neutralidad de River. Di Stéfano se sintió utilizado por el club azulgrana, que estaba dispuesto a dejarle un año sin jugar si hacía falta. Saporta se reunió con Di Stéfano e incluso adelantó un pago por sus servicios, lo que estimuló al jugador. Así el Real Madrid tenía los derechos del jugador hasta el 31 de diciembre de 1954, mientras que el Barcelona había pagado la mitad por los derechos del jugador a partir de esa fecha. Esa era la situación. La FIFA dejó claro que los derechos federativos correspondían a Millonarios hasta el 31 de diciembre de 1954 y que el Real Madrid era el único que había llegado a un acuerdo, por lo que exigió a la Federación española que ambos clubes llegaran a un pacto.

La histeria azulgrana se puso en funcionamiento. Ofrecieron a la Juventus sus derechos sobre Di Stéfano; pidieron la anulación del trato a River de malos modos, a lo que los argentinos se negaron; el jugador estaba indignado con esa actitud…

La FIFA nombró mediador a Armando Muñoz Calero, que fue el ideólogo de una salomónica decisión. Di Stéfano jugaría en el Madrid en las temporadas 53-54 y 55-56, mientras que en el Barcelona lo haría las temporadas 54-55 y 56-57. Luego deberían ponerse de acuerdo sobre el futuro de Di Stéfano.

Los dos equipos aceptaron en primera instancia, pero tras la dimisión de Martí por firmar el acuerdo salomónico en el caso Di Stéfano, la junta gestora que se hizo cargo del club catalán decidió renunciar a sus derechos sobre Di Stéfano previo pago de los gastos que la gestión del asunto ocasionó al Barcelona (los millones abonados a River), a lo que el Madrid accedió gustoso.

La única intervención gubernamental se produjo cuando se aplicó una excepcionalidad a la ley que había entrado en vigor el 24 de agosto de 1953, por la cual se prohibía el fichaje de extranjeros desde aquella fecha. Esta excepcionalidad de la Delegación Nacional de Deportes consistió en que se permitió contratar a los jugadores cuya operación se estuviera negociando antes de la entrada en vigor de aquella ley. Esto permitió el fichaje de Di Stéfano… como el de muchos otros, ya que su ámbito era general y lógico. Es más, esa medida beneficiaba tanto al Real Madrid como al Barcelona.

El Real Madrid se limitó a cumplir los trámites y comportarse conforme a la ley, dirigiéndose en primer lugar al equipo que poseía en ese momento los derechos sobre Di Stéfano. Fue clave que el rendimiento de Di Stéfano en pretemporada con el Real Madrid fuera decepcionante. Los azulgranas no sólo despreciaron a Di Stéfano, sino que se sentían superiores al poder contar con Kubala, que lideraba al equipo en aquellos años, y logrando títulos. Además veían al argentino conflictivo y caro, lo que no convertía su contratación en algo prioritario.

Ladislao Kubala (Foto futbolprimera.es)

Tras los éxitos madridistas con Di Stéfano las mentiras azulgranas se multiplicaron. Hablan de teléfonos pinchados, de que pagaron al dueño de los derechos del jugador, cosa que es falsa como se ha explicado, ya que los derechos eran de Millonarios en ese momento... Hablan de cesión a Millonarios, cuando en realidad era un traspaso. Hablan de Di Stéfano como jugador del Barcelona, cuando en aquella fecha no lo era en absoluto… Hablan de la imposibilidad de contar con el jugador por argucias estatales, cuando la realidad es que los derechos del jugador correspondían en esa fecha al Real Madrid…

La pataleta culé (por supuesto con toda razón, ¡válgame Dios!), que les dura 70 años después, viene de los posteriores éxitos logrados por el Real Madrid con Di Stéfano al frente. Un hecho difícil de olvidar y que, por supuesto, no previeron en su momento. Así, que sublimando el bendito arte de la fabulación, crearon estas edificantes, embriagadoras y evocadoras historias para regocijo de todos nuestros compatriotas.

- De lo que no oirán hablar a un culé es del caso Kubala y las asombrosas ayudas que el gobierno franquista le proporcionó al Barcelona para que se hiciera con sus servicios, negadas al Real Madrid. Como mucho algún radical verá ciertos dejes franquistas y “fascistoides” en el hecho de que la asombrosa rapidez con la que proporcionaron su ayuda y realizaron las operaciones burocráticas, saltándose procedimientos y plazos, no fuera aun más rápida y contraria a la ley, pero poco más. Un fichaje, este sí, ad hoc a favor de los azulgranas. El régimen silbó la melodía de “El puente sobre el río Kwai” mientras se saltaba la legalidad vigente por una causa mayor, y los madridistas, primeros en interesarse por el húngaro, protestaban…

Armando Muñoz Calero fue vital para la llegada de Kubala. Él fue también el que propuso la medida salomónica sobre Di Stéfano (fue Presidente de la Federación Española de Fútbol y Vicepresidente del Atlético de Madrid)… ¿Por qué ayudaron a esta contratación? Pues porque con el fichaje de este “mediocre” jugador mermaban el potencial de los culés, está claro, con lo que nos beneficiaban a nosotros, el equipo del régimen. O más bien por pura propaganda. El régimen usó este hecho como propaganda anticomunista, lo que supondría un beneficio para ellos. ¡Si hasta le hicieron una película de propaganda al régimen, “Los ases buscan la paz” (Arturo Ruiz Castillo, 1954)!

- Ante estas afrentas e injusticias que el egregio e insigne Caudillo de España y Generalísimo de los ejércitos produjo en los culés, estos entraron en grave crisis. Sin perder ocasión y ante la oportunidad de terminar con el club culé, el Caudillo de esta nuestra España no dudó un segundo en recalificar los terrenos de Les Corts hasta en tres ocasiones en 15 años, reduciendo plazos y burocracias, terminando con la deuda del club culé, que ascendía a 230 millones de pesetas de la época, y posibilitando la creación de Palau Blaugrana y el Palacio de Hielo. La primera recalificación fue en 1951, la segunda en 1962 y la última en 1966. Con esto, el régimen impidió la ruina y desaparición del Fútbol Club Barcelona.

Como es de recibo, en el Boletín Oficial del Estado número 228, fechado el 23 de septiembre de 1965, aparece el Decreto 2735/1965, de 14 de agosto, con las firmas de Martínez y Sánchez Arjona (Ministro de la Vivienda) y Francisco Franco.

Tanto a José María de Porcioles, alcalde de Barcelona, como a Torcuato Fernández Miranda y Hevia y el mismísimo Francisco Franco les hicieron Socis d'honor blaugranas.

Nosotros, el equipo del régimen, no tuvimos tanta suerte y nunca logramos este tipo de ayudas, negadas sistemáticamente. Así podemos decir orgullosos que el estadio de Chamartín fue construido y ampliado con el esfuerzo de los socios y simpatizantes del club. Sin más apoyo. Esto Franco lo hizo por nuestro bien, para que supiéramos lo difícil que es lograr las cosas y no convertirnos en un club mimado. Y es que Franco se levantaba todas las mañanas con la intención de ayudarnos y perjudicar a los culés, pero le salían estas genialidades tácticas…

- Todos estos desmanes del régimen contra los culés fueron censurados por el club catalán de forma contundente. La denodada lucha antifranquista del Barcelona se escenificó con la entrega de dos medallas de oro del club al Generalísimo. Estos luchadores de la libertad y la democracia hincaban con saña las insignias en el pecho del Caudillo, haciendo gala de su descontento. Es notorio que Franco recibía estas condecoraciones con desdén y a regañadientes, frunciendo su dictatorial gesto, incómodo con toda la pompa ofertada, ya que a él le gustaría recibirlas de su equipo, o sea el del régimen, ya saben, el Madrid…

La primera fue otorgada en 1971, en agradecimiento a lo que supuso la financiación del Palau Blaugrana y el Palau de Gel. La segunda en 1974, cuando el equipo azulgrana visitó el Pardo en la celebración del 75º aniversario del club catalán. Vamos, por salvarles la existencia.

- Los árbitros siempre fueron el principal mecanismo de manipulación del franquismo y donde los culés centraron sus quejas especialmente. Todos ustedes habrán oído hablar de Guruceta, ese maquiavélico árbitro que dedicó su profesión a beneficiar al Real Madrid y perjudicar al Barcelona. El régimen franquista, para ayudarnos en todo lo posible, dio satisfacción al veto pedido por los culés al colegiado, al fin de que no los arbitrara más. Fueron muchos los ultrajes cometidos por este colegiado contra el Barcelona, al que arbitró la friolera de 1 partido de Liga en Riazor, partido que concluyó con empate. La causa de la desazón azulgrana fue un penalti injusto pitado a favor del Real Madrid en la Copa del Generalísimo, ya saben, esa que ganaban tanto los culés en aquella época. La recusación a Guruceta duró hasta 1985. También fue recusado Ortiz de Mendíbil por conceder un gol en el tiempo de descuento al Real Madrid en otro enfrentamiento contra los culés.

Guruceta (Foto AS)

Extrañamente los culés no se quejaron del reconocido árbitro antimadridista Antonio Rigo (no lo digo yo, lo dijo él), que llegó a arbitrar hasta en 13 ocasiones a los azulgrana en una temporada sin que perdieran un solo partido, con arbitrajes demenciales que llevaron al Real Madrid, junto a otros ocho clubes, a recusarle. Lo de las recusaciones era algo habitual en aquella época. La famosa “Final de las Botellas” fue la sublimación de la manipulación del relato de los árbitros para ayudar al Madrid y perjudicar al Barcelona. Una final con un desastroso arbitraje que perjudicó a los madridistas y que ya venía precedido de las quejas atléticas en semifinales, donde los culés también fueron beneficiados en los dos partidos arbitrados por… Antonio Rigo. Franco no impidió su designación porque estaba viendo una de sus series favoritas, “Juego de Tronos”.

- Debe recordarse que el Caudillo de nuestra gran España también lo era de Europa, y bien que nos beneficiamos los madridistas, que conquistamos cinco Copas de Europa consecutivas y luego otra más en 1966. Todo el mundo sabe que la influencia franquista en Europa era absoluta, especialmente en asuntos futbolísticos, clave estratégica en la época… Extrañamente a partir de 1966 no ganamos ninguna más, en otra generosa demostración del dictador, magnánimo con los rivales, ante los que no quería escenificar un abuso tan grande. Nadie en su sano juicio podía imaginar que el equipo creado por Bernabéu y que se paseaba por Europa lo hiciera también por España, otro signo inequívoco del madridismo del régimen. Es mucho más lógico y sensato achacar todos esos éxitos, europeos y nacionales, a la mano bienhechora del Caudillo. Lástima que la designación de los árbitros Ellis y Leafe (anularon hasta 4 goles) en nuestra primera eliminación europea le pillara a Franco ejercitando la noble actividad de la caza… Y es que seis seguidas eran muchas, pero pelillos a la mar.

- Conocidas son las trifulcas de Bernabéu con miembros del régimen. Un Santiago Bernabéu que no se mezclaba en políticas y que su única obsesión era defender al Real Madrid ante UEFAS, FIFAS o políticos. El caso del “palco de invierno” con Millán Astray, fundador de la Legión española, es conocido. Astray andaba por el Bernabéu como Pedro por su casa. Solía propasarse con las muchachas, lo que le llevó a besar a la mujer de un diplomático, con el consiguiente escándalo y pelea. Por este hecho Bernabéu cerró ese palco, por lo que cuando Astray intentó volver al siguiente partido le fue impedida la entrada. Al no recibir explicación retó a un duelo a pistola a Bernabéu, que tuvo que recurrir a su amigo personal Muñoz Grandes para que Astray entrara en razón.

Cuando Moshé Dayán, general israelí y reconocido madridista, fue condecorado con la insignia de oro que portaba el propio Santiago Bernabéu durante un partido entre el Madrid y el Maccabi, se montó un escándalo tremendo, ya que Israel no era un estado reconocido por el régimen franquista, lo que acarreó bastante problemas al presidente, ya que muchos miembros del régimen lo tomaron como un desafío.

A estas cosas, siendo como éramos el equipo del régimen, Franco no les daba importancia. Pequeñas travesura de Santiago, él tiene estas cosas, nada que no se resuelva con unas cañas, aseveraría, jovial y risueño, el Generalísimo.

Lo que sí ocurrió es que el régimen, una vez vinieron los éxitos madridistas, se benefició mucho de esa marca a la cual podían vender al extranjero. Nada nuevo bajo el sol, lo hacen todos los políticos de todo régimen, pero no fue hasta que esos éxitos vinieron cuando la política se interesó por el fútbol.

Resulta increíble que todo un Real Madrid haya sido incapaz de forjar un discurso para tirar por tierra todas estas zarandajas, algo que podría hacer fácilmente, propiciando que esas mentiras repetidas miles de veces se convirtieran para muchos en verdades. Tendrá que ser desde estas páginas desde donde demos la tabarra a tal misión.

Se antoja muy complicado que los equipos “perjudicados” por el régimen logren explicar estos extraños sucesos paranormales…

Pueden ver documentación y las fuentes originales por internet, son documentos que rulan por ahí.

ALGUNAS FUENTES: 'A puerta';  Prouespeculacio;  El Confidencial Digital.

 

En el artículo titulado "La inquina de Bernabéu al Barcelona", publicado en esta misma web, hablamos sobre los dos "partidos de la paz" entre Barcelona y Real Madrid, celebrados a raíz de los polémicos episodios que rodearon el 11-1 de 1943. De lo que no dimos cuenta en aquella ocasión fue de que en 1956 hubo una secuela de ese par de encuentros, un partido denominado por el Boletín Oficial del Real Madrid como "La Copa de la Amistad". El evento se celebró en Barcelona como homenaje al Real Madrid primer campeón de Europa, a sugerencia de Diego Ramírez Pastor,  presidente de la Asociación de la Prensa de Barcelona, si bien la iniciativa fue rápidamente avalada por don Agustín Pujol - presidente de la Federació Catalana de Futbol y delegado de España en la UEFA - y por el presidente del C de F. Barcelona, don Francisco Miró-Sans.

 

Con motivo de la consecución del título europeo, el periódico barcelonés "Solidaridad Nacional" publicó un artículo firmado por Ramírez Pastor, titulado "El Real Madrid merece un homenaje". Allí se afirmaba que "los once hombres del Real Madrid han demostrado que su condición de profesionales no es incompatible con la práctica de las virtudes deportivas; y aunque vistieran los colores de determinado club, han sido, en realidad, exponente vivo de nuestras condiciones raciales. Por esta causa, y sin perjuicio del homenaje que Madrid dedique a sus favoritos, entiendo que este equipo, al que podemos llamar campeón de Europa, merece otro homenaje de mayor amplitud y significación.Y creo que debe ser Barcelona—la gran rival de Madrid en las competiciones deportivas—la que brinde a los vencedores la ocasión de que el público les aplauda". Y Agustín Pujol, por su parte, aseguró que el equipo blanco había triunfado debido a "la más depurada técnica, unida a las tradicionales características del fútbol español: el coraje y la furia".

"debe ser Barcelona—la gran rival de Madrid en las competiciones deportivas—la que brinde a los vencedores la ocasión de que el público les aplauda"

Notese que en ambas declaraciones existía una intención, por parte de estos hombres del Régimen, de relacionar al equipo campeón con cualidades nacionales intrínsecas, siguiendo las consignas del Movimiento, pero una lectura atenta a las entrevistas realizadas a Raimundo Saporta y a Santiago Bernabeu con motivo de "La Copa de Amistad", deja entrever que existía una polémica implícita al respecto. El Madrid estaba en entredicho por no ser lo suficientemente "español", por no ser un perfecto ejemplo de las cualidades nacionales. Y es que a pesar de la prohibición de firmar futbolistas extranjeros, en 1956 el Real Madrid contaba con hasta tres futbolistas argentinos, que además frecuentemente formaban el triangulo interior de ataque. Todavía peor, en aquel terceto sólo Hector Rial tenía origenes españoles, puesto que era hijo de padre gallego y madre castellana, pero es que además su estilo de juego estaba en las antípodas de la "furia española".

Indudablemente el madridista que concitaba mayor atención mediática, tanto española como internacional, era Alfredo Di Stefano. El diario Mundo Deportivo, antes de la final de la Copa de Europa, destacó lo mucho que le habían piropeado los rotativos franceses, orgullosos incluso de poder reivindicarle como un poco propio al tener la madre del astro ascendencia francesa.  Se subrayó además el impacto que había producido entre los aficionados europeos la victoria blanca ante un Milan cuajado de estrellas. Mientras que en el otro lado del ring, por parte de los franceses, el gran hombre a seguir era el atacante de origen polaco Kopa.

Durante una entrevista que Saporta concede a Vicente Esquiroz para Mundo Deportivo (agosto de 1956), cuando aún no se sabía si la "Delegación Nacional de Educación Física y Deportes" iba a reabrir la opción de contratar futbolistas extranjeros, el directivo madridista negó que hubiese gestiones de su club para fichar a Kopa y aseguró que su club mantenía la disciplina respecto a la Delegación Nacional de Deportes. A tenor de la entrevista, da la sensación de que tanto entrevistador como entrevistado sabían que Saporta estaba mintiendo, pero no podía romperse la formalidad. El Madrid le estaba echando un pulso a los federativos, motivo por el que los dirigentes madridistas afrontaban cada entrevista como un campo minado, en el que era importante no dar la sensación de estar cometiendo un desafio; y aunque ellos pretendían la reapertura, tampoco podían dejar un titular susceptible de ser utilizado como prueba de que la importación de extranjeros iba en menoscabo del futbolista nacional.

A Saporta se le interrogó sobre Kopa (fue portada) y el tesorero no negó el interés aunque si las gestiones. Se le preguntó después si los fichajes de extranjeros eran "necesarios", algo a lo que él respondió afirmativamente, aunque matizando que sólo si eran "super-clases", porque ayudaban a mejorar a los demás. Y por último, le interrogaron sobre el impacto que había tenido Di Stéfano en la mejora de juego madridista; y Saporta respondió destacando su clase, pero también su afición. Parece evidente que no sólo había que vender la idea del buen juego, si no transmitir que las estrellas poseían algun tipo de valor espiritual (afición) y como su presencia suponía una mejora para los futbolistas españoles, más allá de golearlos inmisericordemente.

A Bernabéu, con motivo del homenaje del fútbol barcelonés al Real Madrid, le entrevistó para la Vanguardia el célebre reportero y caricaturista Manuel del Arco, y este puso toda la carne en el asador para sacarle alguna confesión comprometedora a don Santiago. Del Arco era un antiguo anarquista, depurado tras la contienda, pero no puede afirmarse que se ensañase especialmente con Bernabéu por motivos políticos, puesto que siempre solía ser un entrevistador muy directo. Tenía la costumbre de ir pintando una caricatura de sus entrevistados, mientras que simultáneamente les hacía preguntas, mirandoles muy fijamente a los ojos con la excusa de ir dibujandoles, y esto parece que le servía para desarmarles y sacar jugosas declaraciones.

El presidente madridista no dudó en hablar de temas polémicos. Le interesaba  dejar claro que el Madrid no era "una empresa de espectáculos" movida por un ánimo de lucro personal de sus directivos, si no que los beneficios del estadio iban destinados a crear una ciudad deportiva en donde formar deportistas. Es decir, tenía una función pública respecto a la juventud. Sin embargo la presencia de cracks era importante, porque la diferencia entre que Di Stéfano jugase o no jugase cada vez tenía un mayor impacto en los ingresos de taquilla. Del Arco pasó al ataque y le preguntó a Bernabéu que si con el tema de Kopa no le había puesto a él la zancadilla Barroso (presidente del Atlético), puesto que este había pedido demorar un año la contratación de extranjeros, se entiende que porque sabía que el Madrid tenía apalabrado a Kopa y deseaba perjudicarle haciendolo inalineable en Liga.  Bernabéu no entró al trapo. Luego Del Arco, de un modo aparentemente inofensivo, preguntó si el Madrid, con "Di Stéfano y Kopa, títulos seguros", pero el presidente blanco respondió lo mismo que Saporta, que las figuras debían servir para mejorar al futbolista nacional. Parece evidente que tanto el tesorero como el presidente conocían perfectamente cual era el guión a seguir.

Lo llamativo es que el Madrid en esa época iba con mucho tiento con la Delegación de Deportes, pero no con el FC. Barcelona. Bernabéu no tenía dudas de que las motivaciones azulgranas eran genuinas, puesto que en aquella época estaban en ese club los dos únicos barcelonistas que fueron amigos personales suyos: Samitier y Miró Sans. El que fuera presidente del Barça entre 1953 y 1968, elegido democraticamente en unas elecciones a donde llegó apadrinado por el ex-presidente Agustín Montal Galobart, era de Falange y se cuenta que hablaba castellano hasta en las sesiones de la junta. Su gran baza electoral había sido ofrecerle a los socios un gran estadio para 100.000 espectadores, en lugar de las reformas de Las Corts que proponía Casajuana, representante del conservadurismo.

La propuesta de un homenaje de Barcelona debió emocionar genuinamente a Bernabéu porque llevó consigo un regalo. Acabó prometiendo que Kopa debutaría con el Real Madrid en ese partido y lo cumplió. La presencia del futbolista francés fue el principal foco de atención en la previa al partido. La Delegación Nacional de Deporte aun no se había pronunciado, pero el jugador voló hasta Barcelona desde Francia exclusivamente para participar. El deportista francés fue recibido en el aeródromo de El Prat por el presidente del Real Madrid, don Santiago Bernabéu; por el del C. F. Barcelona, don Francisco Miró Sans; por el tesorero madridista, Raimundo Saporta, y por el secretario técnico del  C. F. Barcelona , don José Samitier, además de periodistas y fotógrafos desplazados para la ocasión.

La propuesta de un homenaje de Barcelona debió emocionar genuinamente a Bernabéu porque llevó consigo un regalo. Acabó prometiendo que Kopa debutaría con el Real Madrid en ese partido y lo cumplió.

Hubo bastantes agasajos antes del partido, visitas a las obras de los estadios catalanes, comida de hermandad, vinos en la Asociación de Prensa (sic). Y por supuesto, hubo fútbol. Primero un partido de juveniles y luego la Selección Catalana contra el Real Madrid. Lo de llamar al combinado barcelonés Selección Catalana aparece literalmente en el Boletín Oficial del Real Madrid de Octubre de 1956. Allí también se puede leer que "la afición catalana ovacionó a los campeones de Europa al empezar y terminar el partido. Y subrayó con aplausos varias brillantes jugadas madridistas". Lo mismo refleja el periódico barcelonés Mundo Deportivo, que el público de aquella noche en Las Corts estuvo rendido al juego madridista y que parecía querer sólo "saborear el buen juego".

A pesar de lo que pueda parecer, la Selección de Barcelona empezó ganando por tres goles a uno. Según Luis Lainz, periodista de Mundo Deportivo, la clave de la derrota estuvo en un autogol de Sigfrid Gracia, cuando intentaba arrebatarle el balón a Kopa. En ese momento el Real Madrid tocó a rebato y protagonizó otra remontada como la de la final de la Copa de Europa. Kopa estuvo impreciso, pero resultó dañino. Durante el primer tiempo jugó de interior, con Joseito como extremo, y luego pasó a hacer él de extremo, cuando entró Olsen en la segunda mitad. Según Lainz el francés no concitó los aplausos de Di Stefano, con quien el público estuvo cariñosísimo, pero se debe destacar que sin conocer a sus compañeros ni el idioma, participó en el primer gol madridista (a pase suyo), en el autogol señalado como momento psicológico clave del partido y también le dio a Olsen el séptimo y definitivo tanto (7-3). Lainz con muy buen ojo dijo que le veía un futuro más probable como exterior por Joseito que de interior. Y tuvo razón aunque a los entrenadores madridistas les costó un poco más que a él llegar a dicha conclusión.

La prensa catalana, tanto La Vanguardia como Mundo Deportivo, se quejó del árbitro; y Lainz en Mundo Deportivo también lamentó que algunas lesiones y la baja forma de otros hombres hubiese reducido la competitividad del combinado catalán. - "Se hubo de echar mano de lo que se pudo, y no de lo que se quiso"- dijo Lainz. Lo cual permite intuir que aunque fuese un amistoso, los implicados se lo tomaron todos muy seriamente. Un par de días antes Samitier había concedido una entrevista en la que decía que el fútbol debía de estar reñido con todo exceso de pasión; y el entrevistador, Vicente Esquiroz, le hizo notar lo mucho que había variado su criterio desde su época de jugador. A lo que Sami contestó: -"Entonces al saltar al campo, ya nos odiábamos los jugadores de los dos equipos. Afortunadamente, el fútbol ha evolucionado favorablemente y se ha convertido en un vinculo de unión, hermandad y simpatía". Quizás Samitier fuera sincero en sus deseos, pero como vaticinio su sentencia estaba indudablemente equivocada

 

A veces, cuando a don Santiago Bernabéu de Yeste le preguntaban acerca de su animadversión hacia el Fútbol Club Barcelona, optaba por responder levantándose la camisa, enseñando la barriga y diciendo: "Esta es mi laureada", mientras exhibía una aparatosa cicatriz. Esa herida era un recuerdo de las semifinales de Copa de 1917, una eliminatoria complicadísima, que se extendió hasta cuatro partidos, y durante los cuales a Bernabéu le habían abierto la barriga de una patada.

Debido a que le habían cosido de una manera un tanto rudimentaria, a Bernabéu le había quedado para siempre aquella cicatriz tan llamativa, pero el resquemor que le producía aquel recuerdo no era tanto por motivos estéticos como por haberse perdido un momento clave en la historia del club. El Madrid se acabaría proclamando campeón de aquella edición de la Copa, tras una década de dominio de equipos vasco-catalanes, y él se perdió el partido por el título por aquella lesión.

En una entrevista concedida al diario ABC en 1957, Bernabéu consideró aquella final de 1917 como el triunfo más importante durante su época como jugador. Y también se refirió a la lesión que sufrió, diciendo, literalmente, que fue a raíz de: "uno de los partidos jugados aquí con el Barcelona". Sin embargo, a Bernabéu la memoria aquí le jugaba una mala pasada. Su rival en aquellos partidos era, efectivamente, un club de Barcelona, pero no el Barcelona.

Se trataba del Foot-Ball Club España, un equipo que durante su breve trayectoria también se llamó Gràcia o Catalunya, y que fue un club con sede en Barcelona pero sin relación con el Fútbol Club Barcelona.

Dado que Bernabéu mezclaba al España con el Barcelona, como si fuesen parte de lo mismo, cabe preguntarse si la animadversión se la tenía al Fútbol Club Barcelona en particular o a los catalanes en general. Si nos atenemos a lo que escribió sobre el tema Julián García Candau, parece que Bernabéu sí que tenía una cierta fijación con Cataluña. Candau aventura que posiblemente provenía de la guerra civil, pues Bernabéu fue cabo de la división de Muñoz Grandes en lo que él describió como "la reconquista de Cataluña" (sic). Sin embargo, Bernabéu no citaba el independentismo como la causa por la que se alistó, si no que dijo ser "voluntario contra el comunismo" (sic).

Lo que resulta más irónico es que Bernabéu fue elegido presidente del Real Madrid -por las autoridades político-deportivas del momento- con el encargo de lograr la paz social con el Barcelona. Fue tras otra accidentada semifinal de Copa, en esta ocasión la de 1943, la del famoso 11-1. El reemplazo se produjo porque el marqués de la Mesa de Asta dimitió como presidente del Barcelona y el entonces presidente de la Federación Española, Javier Barroso, dio la orden de sustituir a Antonio Santos Peralba como presidente del Real Madrid, buscando con este gesto calmar los ánimos en Cataluña. Todo esto bajo la supervisión de la Federación Castellana que estaba presidida por Ernesto Cotorruelo. El colmo de la ironía es que ambos federativos eran hinchas del Atlético de Madrid. Cotorruelo llegó a ser el socio número uno del club y Barroso su presidente.

Inicialmente Bernabéu sí hizo honor al trabajo para el que había sido elegido. Su primera acción como presidente madridista fue enviar un telegrama al Barcelona, que sólo podía entenderse como una oferta de paz. Poco después le sugirió al nuevo presidente del Barcelona, el coronel Vendrell, la celebración de dos "partidos de la paz", uno en cada ciudad. Iniciativa muy aplaudida por la Federación Española que felicitó a ambos equipos. El primer partido se disputó en Chamartín, con los dos presidentes bajando juntos al terreno de juego, ramos de flores, intercambio de elogios y una extraordinaria ovación al Barcelona cuando saltó al campo. Ese primer partido terminó en empate a uno. A la vuelta en Barcelona, Bernabéu se entrevistó con el marqués de la Mesa de Asta y con José Vidal-Ribas, los anteriores presidente y vicepresidente del club, para pedirles excusas por lo sucedido en Chamartín. Hubo más intercambios de regalos, más gestos de afecto y a la salida de los dos equipos el público de Las Corts les dedicó una gran ovación. El Barcelona terminaría ganando aquella "Copa de la Concordia" (sic) por 4 goles a 0.

Sin embargo, la paz duró muy poco. El último partido de la Liga 1943-44 volvió a enfrentar al Barcelona y al Real Madrid en Las Corts y volvieron a producirse altercados. Arbitraba Gojenuri, un árbitro tan célebre que en Valencia su nombre se utilizaba como insulto. Se especula que como él mismo había jugado como defensa, consentía el juego duro, pero fuese por esa o por otra razón, lo cierto es que ese día el partido se le descontroló y el extremo barcelonista, José Riba, acabó con el brazo y la clavícula fracturados [por Moleiro]. El Madrid ganó 1-2 y ahí se acabó la paz, aunque seguramente la paz era frágil porque desde el principio fue un compromiso político y no un gesto sincero.

El siguiente episodio que crisparía los ánimos se produjo poco después (1945). El secretario barcelonista, Labuena, contactó con el jugador madridista Rafa con la intención de ficharlo. El jugador se lo comunicó a la directiva y Bernabéu preparó una trampa. Hizo que el jugador y el directivo fueran descubiertos cuando estaban en la mesa de un café de la Gran Vía. A Labuena le cayeron dos años de suspensión y al jugador una sanción económica. Un año después Bernabéu tomó un tren de camino a Barcelona, paró en Reus, compró el periódico y leyó que Rosend Calvet, el hombre que salvó al Barça durante la guerra, iba en barco de camino a las Canarias para fichar a Luís Molowny. El fichaje de Molowny ya lo habían desestimado anteriormente el Valencia y el Atlético de Madrid, así que a priori no parecía una garantía, pero según su biógrafo, Bernabéu tuvo un presentimiento (sic) y mandó a Quincoces en avión a Las Palmas para ficharlo. Por ironías del destino Molowny debutaría con el Real Madrid contra el Barcelona y marcó el gol de la victoria en los últimos minutos. A pesar de lo que pueda parecer, no existe ningún indicio de que el fichaje de Molowny fuese una respuesta a la intentona con Rafa del año anterior. Ambas anécdotas, aparentemente, no están conectadas.

Algunos años después de estos episodios llegó a España, por invitación del Real Madrid, Ladislao Kubala como parte del Hungaria, un equipo formado por expatriados del este de Europa. El Hungaria debutó ganando en la capital por 4 goles a 2 y el fútbol de Kubala asombró. La versión más extendida dice que Bernabéu descartó su fichaje porque Kubala pretendía imponer a su cuñado como entrenador y por haber bloqueado FIFA sus derechos federativos al estar fugado del Vasas. No obstante, está versión está incompleta. El Real Madrid contactó con Ricardo Cabot, secretario de la Federación, y este le dijo que era imposible obtener el transfer desde su club de origen por su estatus de fugado. Sin embargo, meses después sí ayudó al Barcelona a conseguir firmar al jugador. Cabot había sido directivo del Fútbol Club Barcelona. Pero incluso sin el apoyo de la Federación, es incorrecto decir que el Real Madrid había renunciado al jugador. Se anunció que Kubala llegaría a Madrid para firmar su compromiso, a pesar de que no podía ser alineado en partidos oficiales. Y, supuestamente, el jugador llegó a tener un contrato en su bolsillo al que sólo le faltaba la firma. A partir de ahí existen varias versiones de lo que sucedió:

La Vanguardia publicó un artículo el 30 de noviembre de 1980, en donde Lluis Permanyer, quien fuera vice-secretario de la junta de Montal i Galobart -la que fichó a Kubala- relata que cuando el Hungaria llegó a Barcelona para jugar un amistoso contra el Español, el Barça aprovechó para enviar a un nadador húngaro llamado "Zalyoni", con el objetivo de convencer al jugador de que rompiese su compromiso con el equipo blanco. "Zalyoni" se llevó a Kubala de juerga por la ciudad, como parte de su plan de seducción. Y cuando finalmente condujeron a Kubala a ver al presidente del Barcelona, el jugador sacó del bolsillo el contrato con el Real Madrid y dijo que lo que quería era exactamente eso.

Por su parte, el historiador y crítico de cine Edmond Orts, aseguró en una entrevista concedida a la revista deportiva 23 perico, que no sólo el Madrid fue burlado, sino también el Español. Supuestamente, el club perico quiso fichar Kubala después de que este hubiese deslumbrado en un par de amistosos contra el equipo. Y por esa razón les había convocado a él y a su cuñado Daučík a las oficinas de Sarrià. Pero el jugador nunca apareció, porque un enviado de Samitier (¿"Zalyoni"?) se lo llevó al hotel Majestic y allí lo contrató el FC Barcelona. A Orts esta anécdota se la explicó Francisco Rovira Belet, el director de la película "Once pares de botas" (1954), y lo hizo durante la retrasmisión de un programa que Orts hacía para Radio Nacional. Estaban presentes el cuñado de Rovira Beleta, José Manuel Soriano, famoso por ser el doblador de Rock Hudson y otros actores importantes de la época.

Para rizar el rizo, se supone que una escena de la película "Once pares de botas" sería una dramatización de este fichaje frustrado. El argumento de la escena consiste en que un club ficha a un jugador, pero este nunca llega a su destino porque el secretario de otro equipo le localiza en el tren y le hace bajarse una estación antes de lo debido. El papel del secretario en la película lo interpretó Samitier, quien casualmente era el secretario del Barcelona que fichó a Kubala. Esta escena en particular la habría escrito el vicepresidente españolista Luis Trias de Bes.

Otra versión aun aparece en el libro de Jimmy Burns Marañón "Barça: la pasión de un pueblo". Allí se recoge que Enrique Llaudet contó como Samitier simuló ser directivo del Real Madrid para conseguir firmar a Kubala. Ayudándose para ello de la afición del jugador por el alcohol y de un compinche que le hizo de traductor, el misterioso nadador "Zalyoni". El libro describe una escena en un tren digna de una comedia de enredo. Con Kubala ebrio y preguntando que si iban a Madrid y Samitier diciéndole que por supuesto, mientras que el jugador protestaba porque en los carteles de estación se leía Barcelona.

Candau escribió sobre este asunto que el Madrid no hizo de ello "cuestión de gabinete ni produjo la polémica en la prensa de otros casos". Pero parece que el Madrid sí que lo tenía presente y cuando pudo devolvió la jugada. Según Enric Vidal-Ribas, nieto de Enric Martí Carretó, tiempo después del fichaje de Di Stéfano hubo una conversación entre Bernabéu y su abuelo en la que el de Almansa dijo: - "Mira, Martí, a Kubala me lo robasteis vosotros y a Di Stéfano os lo he robado yo, y punto: uno a uno". Jimmy Burns también considera que lo de Di Stéfano fue la venganza por el vodevil del caso Kubala. Si damos crédito a todo esto, además se vengó usando el mismo puñal, porque el fichaje de Di Stéfano tuvo muchísimas claves, pero una de ellas fue que el Madrid consiguió contactar con el jugador en Barcelona, y esa información se la facilitó el mismísimo Samitier. Así lo reveló Saporta en una entrevista.

En 1943, el Madrid venció por 11 a 1 al Barcelona en el partido de vuelta de las semifinales de la Copa, entonces del Generalísimo, remontando el 3-0 de la ida que los barcelonistas traían como ventaja. Es hasta el momento la mayor victoria registrada en estos partidos. Es recordada, menos de lo que se debiera, por algunas de las consecuencias que la abultada goleada trajo a los dos equipos: recrudeció de forma fatal la enemistad entre ambos clubes, malquistándola quizá para siempre, hizo fracasar la política de amistad patriótica con la que el nuevo régimen quería tamizar las relaciones deportivas entre los clubes españoles y, sobre todo, coadyuvó a que Santiago Bernabéu se convirtiese en el presidente del Real Madrid. Este 11-1 de una fecha tan lejana merece una exégesis porque sirve estupendamente para explicar muchas cosas de la España de entonces y también por qué no, de la de ahora. En todo caso, constituye uno de esos “momentos estelares” a los que la propaganda victimista, en este caso barcelonista, recurre a conveniencia cuando retrata al Madrid como un agente político al servicio de la dictadura franquista, su tema vehicular, estrella podríamos decir.

Imagen del 11-1

El 11-1 no fue, como se cree, el inicio de la rivalidad “eterna” entre ambos clubes. Ya en 1936, comenzada la Guerra Civil, el Barcelona había trabajado para impedir, finalmente con éxito, que el Madrid jugase en el Campeonato de Cataluña, único torneo que permanecía activo en la España republicana. Sin embargo, el ambiente como se puede imaginar era completamente distinto en junio de 1943, en plena postguerra. En ese momento, con las heridas a flor de piel y el país recuperándose de la devastación material y humana, el “primer franquismo” quiso “hermanar a los diferentes pueblos de España”, en palabras del historiador Ángel Bahamonde: la “teoría de un fútbol sin conflictos como exponente del sentimiento de unidad que debía prevalecer” en la nueva España ultranacionalista de los vencedores. Se trataba en una palabra de desarraigar de la vida pública española toda división considerando esa polaridad, política y de cualquier naturaleza, la causa primitiva de la fractura que produjo la guerra. Por supuesto esta teoría debía aplicarse a rajatabla en el fútbol, que muy pronto recuperó y aun dobló su popularidad tras el gran trauma, embocando definitivamente el camino que lo llevaría a convertirse en apenas una década larga en el espectáculo de masas por antonomasia del mundo occidental. El fútbol, como prácticamente único lugar ya, en el nuevo régimen, en el que las masas podían permitirse una cierta espontaneidad, algo parecido a una libertad colectiva inmediata, se convirtió en un asunto delicado, un asunto que las autoridades no podían descuidar dada su potencialidad subversiva; sobre todo porque ya durante la República se habían acentuado las manifestaciones episódicas de carácter político y el Barcelona por ejemplo actuaba de portavoz oficioso de causas como el catalanismo: como ahora, pero más elegantemente, con menos desfachatez, más ajustado a los tiempos.

Ya en 1936, comenzada la Guerra Civil, el Barcelona había trabajado para impedir, finalmente con éxito, que el Madrid jugase en el Campeonato de Cataluña, único torneo que permanecía activo en la España republicana

Así las cosas, el partido de ida de esa eliminatoria de semifinales entre Barcelona y Real Madrid, disputado en Las Corts el 7 de junio, contradijo por completo la política franquista de la “amistad patriótica”. La crónica del ABC del día siguiente es muy explícita en ese sentido: “Como en las más furibundas ocasiones mitinescas de otro tiempo, hay una cuestión previa, y, por descontado, muy importante. No se trata del fútbol, sino de lo que le rodea. No se refiere al deporte sino al antideporte. Más claro: ha surgido de nuevo, y ahora, nada menos que en el campo de Las Corts, el más locuaz impresionante espectáculo de la agresividad unánime, de la vehemencia, lindando con el cien por cien, y sería necio e insensato escamotear la verdad: frente a un Barcelona que, justamente, aspira a alcanzar un año más el título de campeón de España, al Real Madrid no le ha sido posible jugar durante todo el primer tiempo, porque se ha puesto, más que el equipo azulgrana, el público; antes que las dificultades del lance o la superioridad del juego, el árbitro”.

Julián García Candau, en su biografía de Bernabéu, achaca esta hostilidad a la “manifestación de cierto sector del público catalán de un modo político”. El Madrid por supuesto aún no había sido motejado como “el equipo de Franco”. Lo cierto es que estaba en plena reconstrucción institucional, deportivamente estaba saliendo del pozo sin apenas dinero; “partido por el eje” desde 1939, como cuenta el profesor Bahamonde en su libro El Madrid y la Historia de España, sufría además, como la ciudad de Madrid al completo, un proceso de depuración y transformación simbólica impulsado desde la misma jefatura del Estado, proceso que había beneficiado directamente a su primer rival madrileño, el Atlético, convertido en instrumento de propaganda del régimen a través del patrocinio del Ejército del Aire. No obstante, al parecer el público barcelonés pagó con el Madrid una suerte de rencor catalanista contra Madrid; sin duda eso no ha cambiado a lo largo del tiempo, la restauración democrática en cambio parece haber empeorado las cosas en ese sentido. El Madrid perdió 3-0 aquel partido en Las Corts pero como recoge la crónica del ABC no hubo “ni fútbol, ni juego, ni monsergas. Choques y violencias recíprocas, con una desventaja enorme para el Madrid: cada vez que algún jugador azulgrana sufría una que él consideraba falta, los gestos, los aspavientos, la carrera en busca del árbitro para exponerle las quejas mientras el público, ¡naturalmente!, respondía a las excitaciones con la vehemente protesta de chillidos y voces” recuerda mucho a la característica actitud de los actuales jugadores del Barcelona, desarrollada desde la etapa de Guardiola en el banquillo culé.

Choques y violencias recíprocas, con una desventaja enorme para el Madrid: cada vez que algún jugador azulgrana sufría una que él consideraba falta, los gestos, los aspavientos, la carrera en busca del árbitro para exponerle las quejas

El árbitro, superado por el público, “perdió la ponderación” en efecto, como “el público quería: quería que sus jugadores ganasen a toda costa, que resultaran intangibles, y lo consiguió”.

El contraste con la crónica que del partido hizo La Vanguardia resulta curioso: “Ni la táctica, extremadamente defensiva adoptada por el Madrid, ni el juego violento que imperó a lo largo del primer tiempo, iniciado por el equipo madrileño y adoptado, al fin, con todas las consecuencias, por el azulgrana, pudieron lograr que prevaleciera la conveniencia de los forasteros de mantener su puerta tan incólume como les fuera posible”. No se hace en ella mención alguna al excesivamente caldeado ambiente de las gradas, ni a la parcialidad arbitral, aunque en la última línea se menciona que “presenció el partido el teniente general Moscardó, delegado nacional de Deportes”. El héroe del Alcázar de Toledo debió quedar impresionado por la ruidosa animadversión del público barcelonés porque lo cierto es que la Delegación, a través de la Federación, advirtió a los dos equipos de que aquello no se podía repetir en la vuelta.

Imagen del 11-1

Aquí empieza de verdad la leyenda negra antimadridista. Incluso hoy una breve consulta a Google arroja resultados reveladores: en El Economista, nada menos, se recuerda en diciembre de 2017 el episodio, pero con un marcado sesgo barcelonista, citando a los autores (Manuel Tomás y Frederic Porta) de un libro que se llama Barça inèdit. Las sugerencias de amaño, trampa y “encerrona” así como las menciones a las exageraciones de “la prensa de Madrid” como responsables de la derrota barcelonista lo dicen todo. En una nota de febrero de este mismo año, en goal.com, se cita a un historiador barcelonista, Joan Barau, que califica el partido de vuelta jugado en Madrid como “un espectáculo más cercano a lo que podía verse en un circo romano que a un partido de fútbol”. Continúa Barau diciendo en Goal que el 11-1 “se recuerda como el partido de la vergüenza, un resultado que el Real Madrid jamás ha sacado a relucir porque destapa los peores fantasmas de la España más oscura”. En la nota, firmada por Ignasi Oliva Gispert, se presenta melodramáticamente el libro de Barau, del que no se cita el nombre, como un texto que “devuelve al lector a una época de cruda posguerra en la que el hambre estaba tan presente en la vida de los españoles como la propia censura con la que convivirían las próximas tres décadas”.

Según la versión más extendida popularmente un “alto cargo de la policía” entró al vestuario azulgrana en Chamartín, antes de empezar el partido para poco menos que “avisarles”, al modo mafioso, de que se dejaran ganar. En la nota de Goal se afirma que “incluso intervino el ejército español, haciendo acto de presencia en el vestuario barcelonista”. Según Barau esa “es una historia que no se ha podido probar jamás y no queda ni uno solo de los miembros del Barcelona que estuvieron en aquel vestuario pero es obvio que para que te metan once goles hay que jugar ante un rival ausente, porque no es habitual en ningún caso” y que las “advertencias (de la prensa madrileña) hicieron que algunos de los jugadores del Barcelona se plantearan si valía la pena oponer resistencia y no lo hicieron”.

Según la versión más extendida popularmente un “alto cargo de la policía” entró al vestuario azulgrana en Chamartín, antes de empezar el partido para poco menos que “avisarles”, al modo mafioso, de que se dejaran ganar

Hasta Alfredo Relaño, en un artículo en AS, niega la cuestión de las amenazas. “No hubo nada de eso, sino una advertencia previa a los dos equipos de buena conducta. El Barça se derrumbó por el ambiente, sin más”. Lo aclara Candau en su libro: “Antes de que comenzara el partido un alto cargo de la Direción General de Seguridad -nunca quedó claro si fue el propio director general o el jefe superior de Policía” entró en el vestuario barcelonista a recordar que no se deseaba el mínimo incidente y que se tuviera en cuenta que algunos de los jugadores del Barcelona podían seguir practicando el fútbol gracias a la generosidad del régimen”. Con esto, contrariamente a lo que sostiene Barau cuando menciona, también en Goal, no se aludía a la “Ley de Responsabilidades Políticas, según la cual todo aquel que no fuera fiel a los principios del régimen era sospechoso” sino más bien a lo contrario: precisamente jugadores barcelonistas como Escolá, Balmanya y Raich habían pasado la guerra en Francia, jugando en la primera división francesa,  huidos de Cataluña desde muy temprano por miedo a sufrir persecución y castigo no de franquistas, sino de anarquistas, trotskistas y comunistas (por ejemplo Raich había pertenecido a la Acción Católica de su pueblo, Molins de Rei). Como a Ricardo Zamora, el franquismo les afeó la conducta al término de la guerra por haberse quedado jugando en Francia y haberse mostrado renuentes a regresar a la España sublevada durante la guerra; no había sido por tanto una persecución particular contra los jugadores barcelonistas, precisamente, ni una amenaza de purga política lo que recibieron en Chamartín aquel día.

Alfredo Relaño, en un artículo en AS, niega la cuestión de las amenazas. “No hubo nada de eso, sino una advertencia previa a los dos equipos de buena conducta. El Barça se derrumbó por el ambiente, sin más”

Lo cierto no obstante es que el ambiente en la grada madridista estaba muy tenso. Según Candau “durante la semana la prensa madrileña caldeó el ambiente, surgió un excesivo deseo de revancha y a la hora del partido hubo taquillas que junto a la localidad regalaban un silbato. El graderío estaba hasta los topes”. Escribe Relaño que “cada vez que un blaugrana coge el balón más de 20 000 silbatos emiten un sonido insoportable”. Al descanso, el Madrid gana 8-0 y la eliminatoria está finiquitada. El portero barcelonista, Miró, se retiró tras el partido, traumatizado por la experiencia. La Vanguardia, en su crónica, menciona que “muy pocos partidos se han esperado con tanta expectación como este” y que “desde el primer momento se ve que el Barcelona está cohibido. Y en las primeras jugadas lo que hace es lanzar balones fuera. Se trata de un partido completamente raro, debido a la diferencia de ánimo entre los dos equipos: mientras los madrileños salieron con el máximo de entusiasmo, el Barcelona salió apagado”. Resulta interesante la mención al árbitro en el periódico barcelonés: “Buen arbitraje para un partido muy difícil”.

Aunque la leyenda negra haya socavado el crédito de la verdad, lo cierto es que para el “primer franquismo”, como dice Ángel Bahamonde, no era importante el resultado ni el ganador, sino la exhibición pública de una animadversión visceral entre las dos aficiones que negaba por completo su política oficial de unidad patriótica. Por si fuera poco, un ambiente así exponía la situación a desbordarse de manera tumultuaria, algo inaceptable para la dictadura recién instaurada. Por lo tanto, ambos equipos fueron sancionados duramente con 25 mil pesetas por el tremendo espectáculo de ruido y presión ambiental de la afición de Chamartín, con 2500 pesetas añadidas de multa al Barcelona por la atmósfera similar que lo había precedido toda una semana antes en Las Corts. La recaudación fue destinada a pagar entradas, a la final de Copa, a las “juventudes” del Movimiento aunque en Barcelona fue vista la sanción como una especie de “ataque a Cataluña”, género victimista por otra parte de rancio abolengo en la región. La Delegación Nacional de Deportes, con Moscardó a la cabeza, “recomendó” también que los presidentes de los dos clubes dimitieran. Al Madrid lo presidía Antonio Santos Pedralba, un gallego que había sustituido tres años antes al general Meléndez, el hombre que tuvo como misión conducir al Madrid tras el comité de salvación convocado al terminar la guerra. Tanto Pedralba como el presidente barcelonista, el marqués de Asta, Enrique Pyñeiro, eran naturalmente hombres que contaban con la aprobación del régimen, así como sus sustitutos, un coronel que había entrado con Moscardó en Barcelona en 1939, José Vendrell, y un tal Santiago Bernabéu, también participante de la campaña catalana en un rango mucho menor, simple cabo en la División de Muñoz Grandes. Las autoridades habían fulminado las cabezas de Madrid y Barcelona con objeto de abortar la hostilidad pública que se desbordaba entre ambas aficiones, por lo que tanto Bernabéu como Vendrell acordaron jugar ese mismo año dos “partidos de la paz” como fueron llamados, uno en cada campo, que resultaron todo un espectáculo de concordia y amor fraterno y patriótico, estupendamente escenificado entre todos. Se entregaron una copa, la Copa de la Concordia como dio en llamarse, que finalmente ganó el Barcelona, y su capitán, curiosamente apellidado Franco, que se retiraba al término del segundo partido, le ofreció el trofeo a Ipiña, el capitán del Madrid, en fin, toda una algarabía de júbilo nacional que sin embargo duró poco.

para el “primer franquismo”, como dice Ángel Bahamonde, no era importante el resultado ni el ganador, sino la exhibición pública de una animadversión visceral entre las dos aficiones

Apenas un año después terminaba la Liga de la temporada 1943-1944. El último partido, en Barcelona, los enfrentó a ambos, el público olvidó por completo “la paz” sellada con grandes alharacas el verano anterior. También parece que se olvidaron de la ilusión pacífica los futbolistas y un barcelonista, Riba, acabó con la clavícula y un brazo roto. El Madrid ganó, pero el Barcelona fue nuevamente multado con 5 mil pesetas por la Federación “por el comportamiento inhospitalario y hostil del público para con el equipo visitante”. A pesar de que la leyenda negra antimadridista sitúa aquí el inicio de la colusión de intereses entre Madrid y dictadura, adjudicándole poco menos que un papel instrumental en una supuesta política propagandística trazada desde El Pardo, un vistazo al palmarés de Liga y Copa permite ubicarnos mejor. El Madrid, en 1943, no ganaba la Liga desde 1933, exactamente diez años antes. Tardó once años más en conquistar una, ya con Di Stéfano, en 1954. En Copa, perdió aquella final del 43 ante el Athletic de Bilbao. Ganó por fin tres años después, en el 46, su primer título en diez años, repitiendo al año siguiente en Copa, éxito inédito de nuevo hasta 1962. El Barcelona sin embargo ganó entre 1943 y 1960 siete Ligas y cinco Copas. En ese tiempo el ayuntamiento de Barcelona recalificó sucesivamente los terrenos donde se construyó el Camp Nou y los del viejo Las Corts, operaciones que sirvieron para que el Barcelona se instalase en un nuevo y ampliado estadio a la vez que saneaba generosamente sus cuentas. Mientras tanto el Madrid, de forma autónoma respecto de las autoridades, estaba embarcado en una estrategia de expansión social con la que pudo financiarse un nuevo estadio en Chamartín con capacidad suficiente para acoger al público necesario que pudiera sufragar un equipo campeón a escala internacional, con los resultados de sobra conocidos.

El Real Madrid y el F.C. Barcelona son viejos rivales deportivos pero ¿cuándo surgió esa gran rivalidad?. La respuesta es 1916 y en una eliminatoria copera histórica.

Antes de esa fecha ya habían jugado bastantes amistosos, como en 1902, en un partido organizado por la Federación para que fuese presenciado por S.M. el Rey Alfonso XIII; en 1906, cuando los catalanes invitaron a los madrileños a un partido para paliar su crisis económica y evitar su desaparición; en 1911, con dos encuentros en plena Navidad en la ciudad condal; también en 1913 y 1914, en un doble duelo en cada ciudad; o en el mismo 1916, un par de semanas antes del choque en la Copa del Rey. Las relaciones entre las dos instituciones y los jugadores eran muy cordiales.

Las relaciones entre las dos instituciones y los jugadores eran muy cordiales.

En aquella competición del ko tenían derecho a participar los vencedores de los Campeonatos Regionales de la época. El Madrid venció en el del Centro, el Barcelona en el de Cataluña, el Sur (o Copa de Andalucía) fue para el Español F.C. (un equipo gaditano), el de Galicia para el R.C. Fortuna y el del Norte para el Athletic Club. El torneo quedó reducido finalmente a tres participantes, al no inscribirse ni el Español ni el R.C. Fortuna. El equipo vasco era el vigente campeón de las dos últimas ediciones y esperaría al ganador de la semi entre blancos y culés en la final. Y la semifinal prevista para dos partidos se alargó con enorme polémica hasta los cuatro encuentros.

Santiago Bernabéu

La primera contienda fue el 26 de marzo en el campo del Español, el “Campo de las Habas”. Los blancos se adelantaron por parte de Santiago Bernabéu, convirtiéndose así en el primer jugador madridista en marcar a los azulgranas, pero el legendario delantero Paulino Alcántara (en claro fuera de juego para los jugadores blancos) y Vicente Martínez, remontaron. La vuelta se disputó el 2 de abril en un campo de O`Donnell a reventar. Las crónicas hablan de que jamás hasta la fecha se había visto tanta gente en un terreno de juego en la capital. Los cálculos dicen que se reunieron 8.000 personas. En lo que se refiere al juego, Vicente Martínez marcó de nuevo y el cuadro madridista se puso en manos de un genio como René Petit que dio una exhibición. A pase suyo Gomar provocó un penalti que transformó Santiago Bernabéu. Con otras dos dianas del de Almansa y una del mayor de los Petit, Juan, el marcador se cerró en 4-1.

Los blancos se adelantaron por parte de Santiago Bernabéu, convirtiéndose así en el primer jugador madridista en marcar a los azulgranas

En las reglas de entonces no figuraba el goal average y era necesario un desempate que se debía jugar en las siguientes 24h. Sin embargo, mediante un acuerdo entre ambas escuadras se postergó el duelo hasta el día 13 del mismo mes.

El choque se juega en O´Donnell y pasa a la historia como inolvidable. Un accidente ferroviario, en la previa, impide que Viñals y el pequeño extremo Massana lleguen a tiempo. Es por ello que Paco Bru - exjugador del Barça y en ese momento en las filas del Español -, que estaba presente como enviado especial de Mundo Deportivo, tiene que jugar de defensa con los azulgrana. Por el otro bando, es Belaunde - que milita en el Athletic madrileño como jugador y directivo-, el que refuerza a los merengues al ser socio. La otra novedad blanca es Casanova que reside en la Academia de Infantería de Toledo. Precisamente Belaunde inaugura el marcador y Bernabéu, de pena máxima, está a punto incrementarlo, pero Luis Bru, un arquero especialista en parar penaltis, se lo detiene. Unos minutos después, esta vez sí, el manchego, con la puntera, hace el 2-0, pero antes del descanso el killer Alcántara firma la igualada. Tras la pausa, los madridistas lanzan otro penalti y Luis Bru lo para con la cabeza, esta vez, a disparo de Eulogio Aranguren. Belaunde continúa cuajando una magnífica actuación individual y logra el 3-2, pero en un suspiro empata el Barça y le da la vuelta al partido en una contra ejecutada por Mallorquí. A partir de entonces, el Madrid ataca en tromba y se da la anécdota de que se para el juego, en varias ocasiones, porque los balones salen del recinto deportivo. En el minuto 87, con los culés achicando todo lo que les llegaba, Belaunde superó a Bru para el 4-4 y el tercero de su cuenta. Berraondo, antiguo jugador merengue y trencilla del choque, hizo sonar su silbato y la ovación para los protagonistas, que se tiraron al suelo exhaustos, fue atronadora. Restaba la prórroga.

la ovación para los protagonistas, que se tiraron al suelo exhaustos, fue atronadora. Restaba la prórroga

En la primera parte del tiempo extra, Bernabéu aloja el cuero en la red y su equipo se repliega. Con una defensa numantina intentan aguantar la victoria, pero el agotamiento hace mella en las piernas y la cabeza. Alcántara marca el 5-5 y Martínez pone uno arriba a los visitantes. Es el momento de los jugadores con grandeza y ahí René Petit era el número uno. El centrocampista coge un balón en su propio campo y tras no ver claro el pase avanza, driblando a varios contrarios, hasta que llega al área y su disparo supera a Bru, pero no a Massana que lo intercepta con la mano. Berraondo pita penalti y el silencio se hace en todo el campo. Juan Petit se da la vuelta para no ver como su compañero Bernabéu rompe el silencio, tras un chutazo que entra como un obús en el marco blaugrana. Numerosos sombreros femeninos y sombrillas caen al campo. 6-6 y otro replay para el día 15 en el mismo escenario.

René Petit y Sotero Aranguren

Eduardo Teus entra como arquero blanco por Lemmel. Castell está lesionado y deja su lugar a Espinosa y Zabalo. Un veloz delantero juega por Belaunde que sufre un gran agotamiento físico. Vuelve a pitar Berraondo al que se acusaba de madridista y al que muchos años después señalaron como culpable de los resultados. Sin embargo, es necesario decir que el club catalán lo solicitó como colegiado para los choques de desempate.

Sin embargo, es necesario decir que el club catalán lo solicitó como colegiado para los choques de desempate

El encuentro resultó otra vez emocionante e igualado a partes iguales. A los vestuarios, tras 45 minutos, se llegó con 1-2 tras los tantos de Bernabéu para el Madrid y los dos de Martínez. El Barça había sido superior. En el segundo acto René Petit sobresalió con su habitual calidad. Un tanto de Zabalo hace el 2-2 y en los instantes finales Berraondo pita penalti que Bernabéu marra al disparar por el centro. Otra prórroga con los futbolistas extenuados y con el Barcelona que se adueña del balón y dispone de varias ocasiones que no materializa. Y es Sotero Aranguren, sensacional winger izquierdo, el que recoge un despeje suelto de su zaga y en una carrera fulgurante se interna en el área y bate a Bru, con un disparo cruzado. Así se cumple el intermedio. En la segunda parte los culés dominan, pero Sotero Aranguren vuelve a adelantar a los madridistas con polémica. Berraondo da el tanto, pero los azulgranas no acatan su decisión y protestan, enérgicamente, un fuera de juego del jugador blanco. Corría el minuto 113 y los visitantes se marchan del campo. Tanto el colegiado como algunos directivos catalanes hablan con el capitán Massana para que rectifique la decisión, pero los barcelonistas responden con un ultimátum: o se anula el cuarto tanto o dan por finalizado el choque. Berraondo se reafirma en su postura, abandona el campo escuchando protestas y el partido termina 4-2. El Madrid es finalista.

los barcelonistas responden con un ultimátum: o se anula el cuarto tanto o dan por finalizado el choque

La final contra el Athletic Club se celebrará en Barcelona, en el campo de La Escopidora el día 7 de mayo. Además, los blancos aceptarán que arbitre Paco Bru que llegó a jugar con los blaugrana en el segundo partido de semifinales.

La campaña en la prensa barcelonesa fue terrorífica e implacable, llegando a decir que el equipo blaugrana ganaría en cualquier momento y las veces que hiciese falta a los merengues en plena Puerta del Sol. El ambiente quedó muy caldeado y la salida al campo del equipo capitalino pasará a la historia por una pitada ensordecedora, algo impensable y fuera de lo común en el balompié de la época. Las crónicas también registran pancartas pidiendo la cabeza del trencilla Berraondo. La lluvia también hizo acto de presencia en las horas previas y durante el choque, lo que convirtió el terreno de juego en un barrizal, algo de lo que se aprovechó el Athletic más acostumbrado a que los campos del norte tuviesen ese aspecto. Al descanso los vascos vencen por 2-0 con los blancos reclamando sendos fuera de juego en los goles y en la reanudación, con otra pitada de escándalo para los merengues al salir de los vestuarios, los leones consiguen dos dianas más. Ni el resultado tranquilizó a los asistentes y al concluir el choque la Guardia Civil tuvo que proteger a los merengues, en el camino de estos a la caseta, por el lanzamiento de piedras desde la grada. Unos minutos más tarde y cuando la expedición merengue salía de La Escopidora, el autobús que los llevaba a un hotel fue apedreado. Todas estas circunstancias provocaron que el equipo madridista felicitara al Athletic en su hotel de Las Ramblas, pero declinase asistir a la típica cena protocolaria que se debía celebrar por la noche.

la Guardia Civil tuvo que proteger a los merengues, en el camino de estos a la caseta, por el lanzamiento de piedras desde la grada

Otros clubes de la ciudad condal como el Español, el Hispania o el España enviaron a las oficinas del Madrid varios telegramas de simpatía y solidaridad por lo acaecido en su ciudad e indignados por el comportamiento de los hinchas azulgranas. La directiva del Barcelona, tiempo más tarde, reconoció que sus jugadores no tenían que haber abandonado el terreno de juego por respeto al público y por ello apartó a varios futbolistas cuando la temporada finalizó, lo que hizo que evitasen una sanción o multa a la entidad. Sin embargo, las relaciones entre clubes quedaron muy tocadas por una rivalidad que acababa de nacer.

 

 

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