Las mejores firmas madridistas del planeta

Barcelona, 27 de septiembre de 2020

A/A del dueño del Var, el mandamás de la Liga y el jefe del Caprabo de les Corts.
Departamento de quejas y reclamaciones.

Muy Sres. míos:

Les escribo para mostrar mi rotunda disconformidad con el buen funcionamiento del VAR durante el partido disputado ayer entre el Real Betis y el Real Madrid. Este malestar no es nuevo, sino que viene gestándose desde hace aproximadamente un año, cuando el sol dejó de brillar en los terrenos de juego y la llama de mi esperanza me se apagó. Es intolerable que una tecnología más objetiva que la fugaz visión humana del hecho directo se utilice para modificar el statu quo imperante. En casa, somos gente de orden y se nos indigestan estas desviaciones en la doctrina habitual de los estamentos deportivos. Fíjense, por ponerles un par de ejemplos: mi hija se hizo vegana después de un penalti sancionado contra el Barça meses ha y el pequeño escucha reguetón desde ayer. Además, el perro ya no me habla.

Se equivocan si creen que nos quedaremos quietos y les permitiremos que continúen por el camino erróneo. Es inconcebible que la verdad torpedee las expectativas de tantos aficionados que basamos nuestra existencia en la observación de la derrota madridista y el regocijo que ello nos provoca, el cual viene a llenar una vida trufada de frustraciones (ruego me disculpen, estoy comiendo un polvorón mientras escribo). Si no se le escamotean penaltis al Madrid en Liga o se expulsa a Ramos, díganme con qué me voy a entretener los fines de semana. ¿Qué pretenden, que hable con mi señora? Tengo problemas de salud que me impiden maquillar la realidad con alcohol, soy bastante obtuso y el Señor no me dio la capacidad de captar la ironía, por lo que mi vida es un erial de felicidad si no veo perder al Madrid de vez en cuando. Y además, mi suegra vive en casa. Y no tiene previsto marcharse, contraer matrimonio ni fenecer a corto plazo. Pónganse en mi pellejo.

Para demostrarles que mi queja no es una enajenación mental pasajera (o turista, según prefieran), esgrimo el argumento de que medios de comunicación tan madridistas cono el diario As también asisten con horror a este nuevo capricho de utilizar el VAR para lo que fue concebido. Y digo más, ni siquiera los jugadores madridistas acudieron a acosar al trencilla en las jugadas que había pasado por alto y por desgracia el VAR captó y apremió a señalar al colegiado principal. Ustedes saben que lo común en estos casos es rodear al árbitro, faltarle al respeto e incumplir el reglamento; es inconcebible que los futbolistas del Madrid no incumplan estas normas y sean educados.

El futbol es un circo creado para diversión de los mortales y como tal ha de ser guiado por normas flexibles que corrijan la deleznable manía que tienen de ganar quienes hacen las cosas bien. Errar es humano, y herrar también, pero me van a disculpar que no ahonde en esto último porque mi intención no es ungulada. Como decía, equivocarse es natural y ayer, de Burgos Bengoechea solo falló, grosso modo, al no expulsar al bético Emerson tras quebrantar el tobillo de Casemiro a los pocos minutos de comenzar el partido. No es suficiente equivocarse tan poco. Y tampoco (perdonen la aliteración) tuvo buenas consecuencias este error, porque el propio Emerson marcó gol en propia puerta y acto seguido se expulsó, ya que al revés, es más difícil llevarlo a cabo. Inaudito, el error del colegiado al no expulsarle provocó en Emerson un sentimiento de culpa que le llevó a cometer los subsiguientes desaciertos.

Solicito, por tanto, mayor tolerancia y mano izquierda con la aplicación estricta del reglamento. ¿Dónde se ha visto que se cumpla la ley? No es necesario pitar todos los penaltis que son y es aconsejable administrar la concesión de goles según convenga. Un árbitro puede cargarse un partido si aplica el reglamento y expulsa a un jugador que agreda a otro a los cinco minutos de iniciarse el encuentro. Además de los motivos expuestos, aduzco causas personales: Fernández, mi compañero de trabajo, se chotea de mí cada vez que se cumplen las normas y no pierde el Madrid.

Sin otro particular, por el momento, se despide atentamente:
Sr. Caicedo Rebaño
Vía Crucis, 94, 28082 Barcelona

Postdata: Sr. Jefe del Caprabo de les Corts, si es posible, ruego que vuelvan a poner a la venta bolsas de pistacho cerrados. Ahora, los venden semiabiertos cual mejillón al vapor y las visitas pueden extraer el fruto seco sin esfuerzo y comérselo, con el consiguiente perjuicio de mi economía doméstica.

VAR acierta

 

Fotografías Getty Images.

 

 

Estamos asistiendo en las últimas semanas a un escenario bochornoso por parte de la mayoría de la prensa deportiva española. En la final de Copa de 2011, en la que el árbitro anuló un gol al FC Barcelona por fuera de juego de Pedrito, que estaba en clara posición adelantada de un metro, Guardiola se quejó del acierto arbitral. Tal y como nos contó José Mourinho, en ese momento, el inefable Pep inauguraba ese grupo, “que solo incluye una persona”, de los que se quejan de los aciertos arbitrales. En 2020, ese grupo ha crecido. Ha crecido mucho. Posiblemente se trate del grupo más numeroso entre la afición futbolística española, que es la antimadridista.

¿Qué ha pasado para que así sea? A pesar de una temporada en la que el madridismo tiene muchos momentos sobre los que plantear una queja acerca del (no) funcionamiento del VAR -recordemos los penaltis a Varane en el Nou Camp, la mano de Feddal en el Bernabéu, el agarrón continuado a Brahim en Mallorca, las manos de Levante, entre otras acciones, con las que, de arbitrarse de forma justa, el Madrid ya sería campeón-, han bastado siete jornadas para que no quepa ya nadie en el grupo de críticos con los aciertos arbitrales. Siete jornadas en las que el Madrid ha ganado seis puntos más que el FC Barcelona -no dejo de pensar en que las otras 27 jornadas hubieran sido como las 7 últimas-. Siete jornadas en las que de forma incluso sorprendente, en el sentido de que no sigue la tendencia arbitral anterior, el VAR ha entrado para acertadamente corregir errores claros del árbitro principal o para corroborar sus decisiones.

Y es que, de repente, para la prensa deportiva mayoritaria, las líneas de fuera de juego trazadas por el VAR, ya no son creíbles. Los fueras de juego posicionales que interrumpen claramente la visión del portero, tampoco. Ni los delanteros que en posición incorrecta impiden despejes del defensa y no influyen en la jugada. Tocar la pierna del delantero que ya ha armado el disparo tampoco debe sancionarse. Y lo más importante, ha desaparecido el color gris de las tertulias. Para el grupo capitaneado por Guardiola, para los enemigos del acierto arbitral, todas esas jugadas no sólo no estaban bien arbitradas, sino que ni siquiera cabe la duda o el gris. La sentencia que han dado es clara: el Madrid maneja los hilos.

No solo eso. De repente, aparecen estadísticos publicando datos de saldo arbitral, pero, ¡ay! amigos, centrándose exclusivamente en este último año. Qué cosas.  Es cierto que este año es una excepción en los últimos 16 (desde 2004/05, si no quieren hacer cuentas), en que el FC Barcelona tiene saldo negativo de expulsiones (-3) y saldo cero de penaltis, en el momento de escribir este texto (tras la jornada 34). Habría que remontarse a la temporada 10/11 para tener otro saldo cero en penaltis del Barsa, y a la infame, para los culés, temporada 07/08 (Liga de Schuster, en que terminaron terceros detrás del Villarreal y a 18 puntos del Madrid) para ver un FC Barcelona con saldo negativo en penaltis (-4) y rojas (-2). Ocho ligas de las últimas once. No está mal cuando, según el relato, es el Madrid quien maneja los hilos.

En el resto de Ligas desde 2004/05, el FC Barcelona no ha tenido saldo negativo ni en penaltis ni en rojas. De forma que esta temporada no puede verse de ninguna manera como una tendencia arbitral, sino meramente como una excepción a la regla, posiblemente causada por la mala planificación y gestión económica (cuya consecuencia es un equipo avejentado y corto en efectivos), los malos resultados y el despido del entrenador a mitad de la campaña.

No ocurre lo mismo con el Real Madrid desde esa misma fecha. A pesar de manejar los hilos -en un mundo paralelo o para lelos-, el Real ha ganado 2 de las últimas 11 Ligas, pero es que ha tenido desde 2004/05 nada menos que 8 Ligas de 16, incluyendo esta presente, con saldo negativo de tarjetas rojas. Y tres temporadas con saldo negativo o cero en penaltis, incluyendo la 06/07 en la que fue campeón de Liga con Capello, y la 13/14 de Ancelotti, que terminó de forma gloriosa en Lisboa como dominador en Europa. El saldo general del Madrid desde 2004/05 (fecha en la que, gracias a la traición de Laporta a la LFP, sale reelegido Villar) es negativo en tarjetas rojas (-6 actualmente), como bien sabrán, frente al +50 del equipo culé. Eso sí es una tendencia arbitral de 16 años ya, que por supuesto, no ha sido investigada por los que ahora se constituyen en los adalides de la justicia deportiva, en lo que podemos llamar aquelarre de la deshonestidad.

Pudieron hacer los estudios de saldo arbitral en cualquiera de estos últimos años. Pudieron publicar estos datos en la temporada 15/16, que el FC Barcelona gana de 1 punto frente al Real Madrid después de haber gozado de 19 penaltis a favor y solo 1 en contra, a los que se añaden 9 expulsiones a favor y 1 en contra, es decir, un saldo de +26 entre penaltis y rojas, en solo 38 jornadas.

No solo no estudian qué ha pasado en estos últimos 16 años, sino que, como es el caso de Mr. Chip, manipulan los datos otorgando unos pesos absurdos a penaltis (5 puntos), rojas (2 puntos) y amarillas (1 punto), de forma que el saldo arbitral resulte para esta única temporada de excepción, lo más favorable posible al Real Madrid y lo más desfavorable al FC Barcelona. Es el relato con el que tenemos que convivir.

La ponderación que hace Mr. Chip es absurda, puesto que si a un equipo le expulsan dos jugadores en el primer minuto de partido (-4 según su criterio), y luego encaja 4 goles, pero en el último minuto le pitan un penalti a favor (+5), ese equipo que pierde 1-4 habría sido beneficiado en cuanto a saldo arbitral. Otro equipo que sufre la expulsión de un jugador, pero que su rival es amonestado en 3 ocasiones, también habría sido beneficiado. Así de ridícula es la ponderación de Mr. Chip.

Para cualquier aficionado al fútbol, un penalti puede ser muy importante en el último minuto, dependiendo del resultado en ese momento. Pero una roja puede ser más importante que un penalti si se produce en los primeros minutos. No estamos de acuerdo en las ponderaciones porque implican manipular los datos reales. Pero, de hacerse ponderaciones, lo más correcto sería considerar el minuto de la expulsión o penalti, y el marcador en el momento del lance. Y por supuesto, las amarillas no pueden tener tanto peso relativo.

Y es que la única razón de asignar esa ponderación es destacar a Madrid y Barcelona por encima del resto, puesto que suelen tener saldos positivos altos de penaltis al ser equipos tan atacantes. Al dar un peso tan bajo a las tarjetas rojas respecto a los penaltis, aunque el Madrid tenga saldo negativo de rojas, lo compensa sobradamente con su saldo de penaltis, y por tanto siempre aparecerá con saldo arbitral positivo. Con un penalti a favor compensa dos rojas y media en contra. Mal se le tiene que dar el año al Madrid para no tener un saldo arbitral positivo según la ponderación arbitraria de Mr. Chip. Conclusión a la que por supuesto quiere llegar a priori.

Y dar tanto peso en términos relativos a las tarjetas amarillas, lo que consigue es bajar el índice de saldo arbitral al Atleti, puesto que con Simeone (y también antes) es un equipo con un saldo de amarillas cercano a cero y, por tanto, muy inferior a Athletic y Sevilla, y no digamos a Real Madrid y FC Barcelona. Esta es otra conclusión a la que a buen seguro quería llegar Mr. Chip: el Atleti no solo por debajo de Madrid y Barcelona, sino también debajo de Sevilla y Athletic.

Como veis, la foto final a la que quiere llegar concuerda con el desvergonzado relato oficial: “Madrid y Barcelona no se pueden quejar y están muy por encima del resto. A gran distancia aparecen Sevilla, Athletic, y bien detrás de ellos, Atleti.” ¿A que os suena? Las matemáticas también se pueden usar torticeramente para crear opinión.

En lo que queda de temporada, el Real Madrid va a tener que seguir luchando deportivamente al máximo para ganar una Liga que ya debería tener a buen recaudo. No solamente por los fallos de los árbitros principales que no fueron corregidos por el VAR, que no nos han favorecido en en la temporada, más bien al contrario. También es el apartado de los horarios, cuya consecuencia es el saldo de descanso, para el que últimamente hemos desarrollado una manera de medir de forma objetiva, y del que publicaremos pronto datos sobre esta temporada y anteriores. Saldo arbitral, saldo de descanso, y el relato oficial deshonesto. Casi nada.

 

La jugada del pisotón en el área de Ramos a Raúl García me recordó una época de mi adolescencia. Entonces había que tener cuidado con algunos individuos tendentes al conflicto como diversión, incluso como modo de vida. Cuanto más lejos estuvieses de esos individuos, mucho mejor. Podríamos llamarlos los Raúles García de patio de colegio y del verano y de los bares y las discotecas. Seguro que ustedes han conocido a algún Raúl García.

Los Raúles García eran esos tipos que, por ejemplo, salían por la noche con el objetivo de zurrar a alguien o de zurrarse con alguien. Les gustaba más eso que marcar algún gol. Se podría decir que les ponía más eso que el ligoteo o la risa. El triunfo de la noche era para los Raúles García un buen cisco. La trifulca era su mundo. Muchas veces era su única opción, la pelotera, de protagonismo, o al menos la de mayor probabilidad de éxito.

Yo a los Raúles García los veía venir de lejos, y quizá sea esta la única asignatura pendiente del gran Sergio Ramos a quien, por otro lado, no le queda más remedio que tenerlos cerca. Solían estar siempre observando los alrededores para ver dónde podían dejar retrasada la pierna y que alguien les pisara para poder montar el follón. Yo les estoy llamando los Raúles García, aunque también se les conoce como los Luises Suárez, que es otra modalidad más refinada pese a lo que pueda parecer.

Una vez un Luis Suárez, en realidad el Luis Suárez original, logró con éxito una raulgraciada con pirueta y doble mortal, que fue pisar a un jugador y que el árbitro pitase penalti a favor del pisador, de Luis Suárez, y en contra del pisado, en aquella ocasión el infortunado Denayer, del Olympique de Lyon. Esa raulgraciada superior, cumbre, o luisuareziada, elevó la técnica del broncas común de patio de colegio, bares y discotecas a una altura que tardará décadas en ser superada, si es que alguna vez alguien lo consigue.

Yo estaba recordando esto porque parece que algunos le están dando una relevancia enorme a la argucia fallida de Raúl García en San Mamés, como si no hubieran visto nunca aquel gesto supremo y triunfante de bronquismo de Luis Suárez, que refundó el movimiento leñero para siempre, convirtiéndolos en astutos y a lo de ayer de Raúl García en una cosa antigua, pasada de moda, como de bar de verano de mi lejana adolescencia.

 

Fotografías Getty Images.

 

Para los que peinamos canas, H.H. son las iniciales del simpático Helenio Herrera, entrenador del Fútbol Club Barcelona y el Inter de Milán, entre otros equipos, que fue quien acuñó la famosa frase “al fútbol se juega mejor con diez que con once”. Y B.B. corresponde a la mítica Brigitte Bardot, sex symbol sesentera que ha dedicado muchos años de su vida a la defensa de los animales.

Pero aquí venimos a hablar de fútbol y en este deporte nuestro, H.H. son las iniciales de Alejandro Hernández Hernández, árbitro del colegio valenciano que ha obligado a los jugadores del Madrid a aprender a jugar mejor con diez si querían derrotar al máximo rival. Y B.B. corresponde a Ricardo de Burgos Bengoetxea, del colegio vasco, que se dedica igual que la actriz francesa a la defensa de otro tipo de depredadores.

Yo siempre tuve mil dudas acerca de la implantación del VAR en España, no solo porque las iniciales coincidieran con las de Villar, Arminio y Roures (y ya solo eso me provocaba escalofríos), sino por los nombres que aparecían como los designados para su implantación. Porque el problema no es el VAR, el problema es el uso que se hace del mismo en LaLiga de Tebas y Roures. El Video Assistant Referee puede ser una herramienta excepcional para ayudar a los árbitros en su difícil tarea, como se vio en el Mundial de Rusia 2018, pero desde el primer día observé un intento obsceno por controlarlo. Por los de siempre.

La empresa Mediapro se encargó del mismo en su primera temporada y los árbitros designados para su implantación fueron Antonio Jesús López Nieto y Evaristo Puentes Leira. El primero era muy malo como árbitro y del segundo no olvidaré jamás que fue el asistente que levantó el banderín en Tenerife en el gol de Milla que habría sentenciado la Liga de 1992. Un “pequeño error”, pues solo había tres defensas que validaban la posición del centrocampista del Real Madrid. Hasta el inicio de esta temporada era uno de los tres responsables de las designaciones “digitales” de los colegiados para cada partido.

El combo se completa con Clos Gómez como director del VAR en LaLiga española. El árbitro con el que nunca perdió el Barça en las 24 ocasiones en que dirigió sus partidos. El árbitro de los 13 errores señalados por Mou tras un partido frente al Sevilla. El mismo que vio y no pitó un penalti en el minuto 2 de un Barça-Madrid (Mascherano a Lucas Vázquez) porque “era demasiado pronto”, en palabras de Jorge Valdano. Y digo que lo vio porque se llevó la mano al silbato e hizo ademán de pitarlo, pero no se atrevió o no quiso. El mismo partido en el que no quiso pitar el agarrón de Mascherano a Cristiano porque solo duró un segundo y medio y no los tres necesarios para que se señale penalti en contra de los locales en el Camp Nou. ¿Qué podía salir mal?

La historia de HH y BB está íntimamente ligada a la de Clos Gómez. Cuando este se despidió del arbitraje le regalaron una final de Copa del Rey con los suyos: un Barcelona-Alavés en mayo de 2017. Por si se lesionaba o por si ocurría cualquier percance, el sustituto ese día era HH. Por su parte, BB ocupó la plaza de internacional que dejó Clos Gómez en su retirada. En cierto modo, Victoriano Sánchez Arminio, presidente del Comité Técnico de Arbitros durante 25 años, estaba designando a sus sucesores naturales.

El historial de errores que acumulan HH y BB les llevó a alcanzar la internacionalidad en poco tiempo y a ser elegidos para pitar numerosos clásicos con una insistencia sorprendente. HH fue el que anuló el gol de cabeza de Bale en el Camp Nou por una regla que desconocíamos: ser más alto que Jordi Alba (1-2, partido ganado con diez). BB expulsó a Cristiano Ronaldo en la ida de la Supercopa de España en el mismo campo y pitó penalti en un piscinazo infame de Luis Suárez (1-3, otro partido ganado con diez). La última Liga que ganó el Real Madrid, en la temporada 2016-17, se decidió en la última jornada. Una liga que tenía que haberse cerrado muchas jornadas antes, pero en la que se mantuvo vivo al Barça de una manera muy similar a la de esta temporada. El Madrid tenía que ganar en Málaga y el Barcelona jugaba en su campo frente al Éibar. Como nada es casual, se designó a BB para el partido de Málaga y a HH para el de Barcelona. El famoso partido de los dos penaltis de chiste inventados, entre ellos el famoso Penalba por zancadilla de una brizna de hierba mal cortada.

No me gusta autocitarme, pero todo resulta tan previsible que esta misma temporada dejé un comentario en el artículo de mi amigo Athos Dumas sobre el Clásico aplazado del 26 de octubre en el que acerté casi todo: HH en el campo y BB en el VAR. Dos penaltis clarísimos no señalados en el área del Barça y un gol anulado por un fuera de juego del que no hubo manera de ver una buena toma (pienso que sí era, pero no entiendo que se nos niegue la imagen). Como aficionado al fútbol puedo entender muchas cosas, puedo entender que HH no viera el plantillazo de Lenglet a Varane porque es un despeje, una jugada rápida y confusa, y no se revisó en el VAR. Venga, de acuerdo, ¡pero es que el agarrón de Rakitic sí se revisó! Y si se revisa y no se pita, me pueden contar lo que quieran, soltar todas las sandeces del mundo sobre interpretaciones o sobre lo que quieran, pero es imposible no pitarlo salvo que haya una instrucción clara en ese sentido.

Sentí lo mismo el pasado domingo tras el derribo de Karim Benzema por Diego López, que lo arrolla con claridad. 0-0 en el marcador, conviene recordarlo. Todos vimos las imágenes de Mateu Lahoz esperando el “veredicto” del VAR y parecía imposible no señalar ese penalti tan claro. “¿Que no?, agárrame el cubata”, y el partido siguió como si tal cosa. Sí, era BB quien se partía de risa en el VOR mientras se marcaba un “Todo OK, Mateu”.

¿Es posible que todo sea tan evidente? HH tiene un amplio historial de errores en contra del Real Madrid (derrota de este año en Levante, derrota con el Girona con gol en fuera de juego, el Clásico del “es falta de Suárez” y el del penalti de Umtiti “demasiado pronto”, ¿sigo?), pero en Barcelona le recuerdan siempre por aquel gol no concedido en el Benito Villamarín, un balón que traspasó medio metro la línea. Algunos medios cataculés tienen el descaro de hablar de HH como de un árbitro poco propicio por esa única jugada, obviando las numerosas en sentido contrario. Sin embargo, hay un matiz importante que hace diferente aquella jugada y es que HH corrió al plató de Movistar a lamentarse por ese error ocurrido meses antes. Pudo hacer alguna mención al Penalba, que había sucedido apenas diez días antes del programa, pero calló. Sabía a quién tenía que agradar.

BB fue el que llamó desde el VOR para advertir del pisotón de Luka Modric en la primera jornada de Liga frente al Celta, pero no mantuvo ese criterio el pasado domingo con los pisotones y entradas al tobillo de los jugadores del Espanyol. Pero sobre todo yo recordaré siempre a BB como el árbitro que no vio falta en el gol que lo tuvo todo: el del plantillazo-rodillazo de Suárez al Pichu Cuéllar en el último minuto de un Barça-Leganés que marchaba empatado, una jugada en la que las imágenes desaparecieron misteriosamente. El VAR de Roures en estado puro.

Porque el problema no es el VAR, como decía al principio, sino el uso que se hace del mismo. HH no ha acudido nunca al monitor en los Madrid-Barça en que ha podido hacerlo (y miren que ha tenido ocasiones), pero sí lo hizo dos veces en el Atlético de Madrid-Sevilla de esta misma temporada. Se paró todo el tiempo que consideró necesario hasta determinar si las acciones eran punibles o no. Lo normal, para eso está el VAR.

Desde Barcelona han hecho muchos juegos de palabras con el VAR cada vez que se han sentido perjudicados: VARra libre, BarVARidad, VARbena, VARdebebas,… pero quizás no tienen en cuenta que el VAR no cambió una sola decisión de los árbitros de campo de Anoeta o Valdebebas. En cambio, el VAR sí modificó el criterio del árbitro principal en el F.C. Barcelona-Real Sociedad para señalar el penalti que supuso el único gol del partido, así que podrían ser más rigurosos con sus comentarios.

Ahora que ven complicado el título volvemos a ver los nombres de HH y BB en los cuadros arbitrales de cada partido. HH dirigirá hoy mismo el Barcelona-Atlético de Madrid, con Mateu Lahoz en el VOR. Porque nada es casual en esta Liga, porque es importante tener “una buena relación con las entidades donde se cuece… digamos, los comités de árbitros, la competición, la Liga de Fútbol”. Menos mal que nos lo explicó Alfons Godall hace años, poco después de dejar la vicepresidencia del Barça, porque si no, no nos lo creeríamos. En ese vídeo explicó con toda claridad lo que es “el saldo arbitral”, la resolución favorable de lances del juego que Juan P. Frutos o Maketo Lari han demostrado con estadísticas.

La designación de los árbitros “afines” para cada partido resulta cuando menos sospechosa. ¿Por qué no pita hoy Gil Manzano, nuestro único árbitro con categoría élite para la UEFA? ¿Tendrá que ver que es el único que ha expulsado a Luis Suárez en España (semifinales de Copa del Rey)? No es un árbitro que me convenza plenamente, pero, ¿por qué no pita nunca los Madrid-Barça? ¿Tendrá que ver que en el único que pitó señaló el último penalti a favor del Madrid en estos duelos? Mientras los “mejores periodistas deportivos del mundo” encuentran la respuesta, no tengo ninguna duda de que seguiremos viendo a HH y BB en los partidos decisivos del campeonato, en este tramo tan complicado en el que estamos inmersos. Javier Tebas va a intentar mantener viva la Liga hasta la última jornada y para ello necesita poner todo el aparato en funcionamiento. En eso está.

 

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Cuando se hacen partidos tan malos como el del Madrid el domingo en el Benito Villamarín uno se ruboriza hablando de los árbitros. Pero como pasa con tantas otras cosas, yo no puedo dejar de hacer lo que se tiene que hacer. Como decía Burke, lo único que el mal necesita para triunfar es que los buenos no hagan nada. El Madrid no puede permitirse no hacer nada porque en esta edición del Campeonato Nacional de Liga se está manifestando, con una claridad cegadora, una realidad: cuando Barcelona y Real Madrid hacen la misma mierda de partido, al Barcelona siempre lo empuja hacia adelante la mano invisible que no es la del mercado liberal, sino la del arbitraje. Esta realidad se constata de un modo grotesco en el Camp Nou. Si uno compara los puntos que el Madrid se ha dejado en el Bernabéu a lo largo de esta Liga y los que se ha dejado el Barcelona, en casa, le dan ganas de tomar por asalto el Comité de Coordinación entre la Federación y la Liga que designa los árbitros de los partidos de cada jornada.

El nuevo criterio con respecto a lo que es penalti si el balón da en la mano o en el hombro de un defensa dentro del área es tan confuso y voluble que lo único que he sacado en claro, hasta ahora, es que sólo es penalti si no le ocurre a un equipo que juegue contra el Madrid. Lo mismo me pasa con los plantillazos y las entradas duras, fortuitas o no: en la primera jornada, en Vigo, echaron a Modric de manera fulminante y a mí me dio la impresión de que en el gremio arbitral había la consigna de castigar al Madrid como ejemplo para todos los demás. Desde entonces he visto cada cosa en esos campos de España que me han llevado a la conclusión de que al Madrid lo han cogido como al tonto del pueblo. Una vez más.

Este tipo de situaciones no son nuevas. Lo que es nuevo, por lo menos con respecto a los dos últimos años, es la posibilidad de que el Madrid acabe ganando la Liga. Y esta Liga se la están disputando los dos peores Madrid y Barcelona de los últimos diez años, dos equipos vulnerables, inestables, defensivamente muy frágiles, gastados unos e inmaduros otros, por lo que las pequeñas diferencias determinarán el resultado final. Esas pequeñas diferencias están dando un margen asombroso al Barcelona, quien es capaz de recuperar un resuello a todas luces perdido gracias a la trágica asimetría de la plantilla madridista, a sus errores y a la certeza psicológica de contar con un Deus ex machina en cada partido difícil como le ocurrió el sábado pasado contra la Real Sociedad: un despeje con el hombro de un defensor vasco, calcado a otro de Arturo Vidal en el Wanda Metropolitano terminó, naturalmente, de manera muy distinta, con penalti señalado a favor del atacante, en este caso, por supuesto, el Barcelona.

La certeza de que existen dos interpretaciones del reglamento, dos jurisprudencias, una que afecta al Barcelona y otra para todos los demás, propicia la inevitable sensación de desamparo, desmoralización y la absurda sensación de que salir a disputar cada partido es una tomadura de pelo.

¿Y el Madrid, dice algo? De momento, lo más agresivo que ha salido por la boca de la institución fue el ya memorable ¡caray! de Butragueño al término del mayor acto de latrocinio cometido en un Madrid-Barcelona desde las semifinales de la Copa de Europa del año 2011. Aquellos dos penaltis a Varane, tan de seguido, tan clamorosos, que el videoarbitraje se negó siquiera a revisar, ubicaron la cuestión en una dimensión nueva y distinta: es evidente que no les importó cometerlo en el partido más seguido y visto del mundo, por lo que hasta dónde puede llegar todo este asunto ya es cosa sujeta a los límites de la imaginación. Todo se quedó en ese cándido y pudoroso caray de Butragueño, quien desde luego da el pego de un Felipe IV, pero aquí se necesita un Conde-Duque de Olivares. Un Richelieu, algo de maquiavelismo endulzado por el cuento del señorío, por supuesto, para que no se pierdan las formas.

El Madrid no puede, digo, permitir toda esta impunidad por dos cuestiones. Una, porque hay una Liga en juego, una Liga que, a pesar de todos los disgustos como el del domingo con el Betis, cuenta con el excitante añadido de arrebatársela del botín a una institución, el Barcelona, y a un ente regulador, ese comité híbrido donde Rubiales y Tebas dirimen sus guerritas personales, que se comportan como verdaderos piratas etruscos. La segunda cuestión es de índole moral y afecta a la reputación del club más importante del mundo. Sin embargo, ésta es una cuestión antigua, manida, aunque no por ella menos urgente. El Madrid no sólo tiene el altavoz más potente del deporte mundial sino que, en España, la influencia de su voz es comparable a la de la jefatura del Estado. Ni que decir tiene que cualquier comunicado del Madrid tiene más impacto en la opinión pública que lo que publique cualquier ministerio, pero esta grandiosa maquinaria comunicativa está infrautilizada como generadora de relato propio o mecanismo de presión y ayuda a los intereses del equipo.

El Madrid ha renunciado a su derecho de legítima defensa, como si a un boxeador le diese por no protegerse en un combate. Lo peor es que ha convertido esta renuncia en una tradición, en una interpretación del señorío. No puede ser que la queja sea cosa de un entrenador, de un capitán y qué decir de un tío escribiendo artículos o de un tuitero. Casi todos los clubes de Primera, no digamos ya los de la Premier o la Bundesliga, utilizan sus cuentas en Twitter, sobre todo, como plataformas dinámicas, casi como portavocías. En el mundo memecrático, el Madrid ha hecho del Comunicado oficial prácticamente un signo de distinción, ¡pero si fuera una política de estilo buscada! Incluso, en ese caso, tendría su pase, más aún, su gracia, como una manifestación orgullosa, patricia por decirlo así, de contracultura. Pero la realidad es que en el Madrid tuvo que ser Mourinho el que introdujera la queja y la protesta pública, la agitación mediática, sacando sus propias listas de errores de tal o cual árbitro y poniendo sobre la mesa temas no menores como el de los horarios: el otro día, por ejemplo, la mano invisible que mece la cuna, ¡la mano negra!, quiso que la Real Sociedad visitara el Camp Nou el sábado por la tarde, habiendo jugado el partido más importante de su temporada el miércoles por la noche y descansando los locales desde el domingo. Es una gota malaya que sólo parece importar a un puñado de tuiteros, que se ocupan de recopilar en vídeos que luego se viralizan las situaciones de manifiesto agravio comparativo en las que el perjudicado siempre es el Madrid.

¿Quiere el Madrid ganar la Liga? Antes que lanzar a sus perros de la guerra de los periódicos (y de los shows televisivos) a desacreditar a Zidane y a los futbolistas por tirar por la borda en partidos como el del domingo lo conseguido en días como los del Atlético o el Barcelona, los responsables de la zona noble debieran preguntarse si la honra del club, en el año 2020, merece ser defendida de forma churchilliana: en los tweets, en los posts de Instagram, en las zonas mixtas, en las salas de prensa, delante de todo el mundo y bajo el foco diáfano de la mirada de sus aficionados. Un tipo, en su casa, con el Movie Maker, pierde dos horas de su tiempo y sostiene toda la labor de agitprop del madridismo. Esto no puede ser, es como pedirle a Courtois que meta los goles que los delanteros del equipo no saben o no pueden meter. A veces es necesario pegarle una patada al avispero para que los de en frente te tengan en cuenta. Para ganar esta Liga, parece cosa clara que todo, hasta la tontería más grande, va a contar.

En La Galerna y medios afines estamos ya más que hartos de denunciar el muy diferente trato que se aplica al Real Madrid y al FC Barcelona por parte de los estamentos deportivos. Y, por supuesto, hartos también de la imprescindible complicidad en este asunto de la prensa deportiva. Puesto que, si la prensa deportiva hiciera correctamente y de manera objetiva su trabajo, a ese diferente trato aplicado no le habría quedado más remedio que desaparecer debido a la presión social y volver a los cauces de la, llamémosle, normalidad.

Pero poco o ningún caso se ha hecho hasta ahora de las ahogadas voces que reclaman una mayor justicia arbitral y estamental. Voces que denuncian, parece que en vano, una competición española bastante adulterada. Y da la sensación de que aquí, en España, el único club (o al menos gran parte de su afición) que levanta la voz contra esa velada protección al FC Barcelona, es el Real Madrid.

Es como si el resto de los clubes de la Primera División española estuvieran incomprensiblemente resignados a no poder ser nunca campeones de la Liga (la Copa del Rey es otro cantar) y se conformaran con escoger, desde la distancia y desde sus preferentes simpatías por uno u otro club, al Barcelona o al Madrid como únicos posibles campeones. Pareciendo haber una mayor inclinación general hacia los azulgranas. Uno no sabe si realmente esto es así, pero aparenta serlo, si de las declaraciones o quejas de los principales responsables de esos otros clubes hacemos caso cuando se consideran perjudicados en algún enfrentamiento contra los blancos o los culés, pues la intensidad de esas quejas o críticas suele ser bastante mayor en el caso de tratarse del Real Madrid que del Barcelona, aunque el supuesto perjuicio haya sido similar.

Ellos sabrán por qué. Aunque también es posible que ni siquiera lo sepan y actúen como movidos a causa de una publicidad subliminal. Ya saben. Estás viendo una película en el cine; en un momento dado te cuelan un indetectable fotograma de un determinado refresco y, sin saber por qué, empiezas a desear que la película acabe para ir inmediatamente a refrescarte el gaznate con ese refresco.

Tal vez la gente siente animadversión hacia el Real Madrid a causa de indetectables "fotogramas" (o no tan indetectables) ofrecidos desde los diversos medios de comunicación...

Es como si el resto de los clubes de la Primera División española estuvieran incomprensiblemente resignados a no poder ser nunca campeones de la Liga

El caso es que aquí, en España, la situación es la que es -en ese sentido- y no parece que vaya a cambiar de manera inmediata. Esos otros clubes parecen no sentirse perjudicados por ningún "saldo arbitral o estamental favorable al Barcelona". De hecho, solo elevan la voz si el objetivo de sus protestas es el Real Madrid, aunque el motivo de esas protestas sea inexistente. Mientras callan totalmente o protestan de manera muy suave y leve ante motivos o hechos reales perjudiciales para ellos que sí se produzcan ante el Barça.

Estamos en una competición adulterada por todos esos acontecimientos que suelen favorecer al club azulgrana y perjudicar directa o indirectamente a los demás, pero nadie dice nada. Ni siquiera los propios interesados. Parece una causa perdida, aquí, en España.

Pero ¿qué ocurre al respecto en el resto de Europa?

Puede que tal vez en el resto de Europa no sepan realmente lo que se cuece por estas tierras. Pero ¿les interesaría saberlo? ¿Afecta a los clubes europeos saber qué se cuece por aquí? Pues sí. Más de lo que se puedan pensar. Pongamos algún ejemplo cercano en el tiempo.

El Barcelona ha fichado a Braithwaite fuera de las ventanas oficiales de tiempo para poder hacerlo, porque la legislación deportiva española sí lo permite, a diferencia de lo que ocurre en el resto de Europa. La ley española, por un lado, y la escasa o nula ética del FC Barcelona para con el Leganés por otro, han hecho posible este fichaje.

El Barcelona se ha enfrentado hace unos días al Nápoles en el partido de ida de octavos de final de la Champions. Bien es cierto que Braithwaite no puede jugar esta competición europea. Pero sí lo ha podido hacer en Liga, estirando así artificialmente la plantilla del Barça y pudiendo dar descanso a algún jugador, que no podría haber descansado de no estar Braithwaite en el equipo. Y eso fue, de hecho, lo que ocurrió. Ante el Eibar, Setién hizo debutar a Braithwaite en el minuto 72, retirando del terreno de juego a Griezmann esos veinte últimos minutos de partido. Un Griezmann, que fue el encargado de meter el gol del empate (en la segunda parte) al Nápoles.

¿Habría jugado Griezmann el partido completo ante el Eibar de no haber estado Braithwaite? ¿Habría influido eso físicamente, para que Griezmann marcase o no marcase un gol al Nápoles? Respuestas que nunca sabremos. Pero, seguramente, los napolitanos hubieran preferido a un Griezmann veinte minutos más "cansado". Y tal vez el fichaje de Braithwaite lo evitó. Si el Nápoles queda eliminado, otro equipo europeo será el que tenga que aguantarse en cuartos de final con el affair Braithwaite, impuesto por la cara al resto de los clubes.

En los últimos años, el Barcelona ha disfrutado de alguna que otra temporada liguera de lo más cómoda, llegando a tener, más o menos mediada la misma, escandalosas diferencias de puntos con su principal rival, el Real Madrid, cercanas a la veintena de ellos. La principal razón de estas escandalosas diferencias de puntos la encontramos en ese "saldo arbitral" que muchos se niegan a ver. Y esas extraordinarias diferencias han permitido al Barça dar descanso a jugadores "en la Liga española", ante la proximidad de partidos de Champions. Una notable ventaja, que seguramente sus rivales europeos no pudieron permitirse tan alegremente en sus respectivos campeonatos nacionales.

Y esto nos lleva a pensar que, si la Liga española está adulterada, indirectamente, esa adulteración afecta también a la competición europea. ¿Lo saben en Europa? ¿Lo saben los clubes que se enfrentan o se han enfrentado al Barça en esas circunstancias? ¿Es consciente de ello la UEFA?

Si en España el Tinglao es tan poderoso como aparenta ser, poco podemos hacer. Pero sería importante que en Europa se dieran cuenta de que aquí existe ese Tinglao. Que es real. Y que, de alguna manera, les afecta también a ellos. Por lo que seguramente, de saberlo, acabarían tomando cartas en el asunto y dando un serio toque de atención a lo que pueda estar ocurriendo en nuestra competición.

Pero difícilmente van a tener conocimiento de ello por la prensa española. Y mucho menos por la deportiva, según la cual, ningún equipo -y mucho menos el Madrid- tienen nada de lo que quejarse. Y el Barcelona es un impoluto equipo que, si consigue esas grandes diferencias en España, es porque "tiene a Messi"; y nada más que eso. De ahí que Argentina no haya parado de ganar Mundiales y Copas de América en los últimos años. Y el Barça cuatro o cinco Champions seguidas...

si la Liga española está adulterada, indirectamente, esa adulteración afecta también a la competición europea. ¿Lo saben en Europa? ¿Lo saben los clubes que se enfrentan o se han enfrentado al Barça en esas circunstancias? ¿Es consciente de ello la UEFA?

Y si no es por la prensa española, ¿por qué otro medio se puede o se podría hacer saber a Europa de la existencia de este Tinglao, que tanto daño está haciendo a tantos, aunque de momento pocos sean conscientes de ello?

Es otra de esas preguntas sin una respuesta certera. Pero cualquier sugerencia viable, sería muy bien acogida. Al Madrid le podría venir de perlas. Porque esa frase que se repite mucho por aquí, en La Galerna, que dice: "Estamos solos frente a todos" -y que tanta razón tiene-, podría dejar de decirse si a nosotros se unieran otras voces desde el exterior. Otras denuncias desde el exterior.

A veces, tiene que venir alguien desde fuera a solucionar los problemas internos. Los que sufren el síndrome de Diógenes muchas veces son forzados por la autoridad, tanto si quieren como si no, a acometer una limpieza exhaustiva de sus casas, pues los malos olores y las condiciones higiénicas, ya no solo les afectan a ellos mismos, sino a todo el vecindario...

Y un apoyo explícito desde Europa sería impagable. Al Tinglao no le quedaría más remedio que desmembrarse, escabullirse, e intentar aparentar que aquí no ha pasado nada raro. Pero para conseguir aparentarlo, no les quedaría más remedio que cambiar radicalmente de actitud. Y eso, al menos, es lo que saldríamos ganando.

Treinta y un cámaras colocadas por todo el estadio, cinco de ellas súper "slow motion" capaces de captar cualquier gesto o detalle, cuatro "key player" haciendo seguimientos pormenorizados a los protagonistas clave. Otra cámara aérea, con lentes angulares. Doce sistemas de repetición de imágenes. Seiscientos cuarenta periodistas acreditados y una audiencia potencial de más de quinientos millones de espectadores de más de ciento ochenta países. Cuatro árbitros sobre el terreno de juego más los de la sala VOR y nadie, absolutamente nadie, vio el flagrante penalti que Jordi Alba cometió sobre Vinícius.

El marcador era de empate a cero. Han tenido que venir @rafa_rnmj (toma lateral censurada) y @RichardDees (minuto 24:30 de ElRadio) a mostrarnos a los madridistas que, una vez más y ante los mismos de siempre, nos robaron. El hecho de que ganáramos el partido no debe ensombrecer ni tapar el atraco. Y lo que es peor, no debemos pasar por alto el secuestro de las imágenes más claras, que ni se mostraron en directo, ni las hemos podido ver en ningún sitio a posteriori. Solo sabemos de ellas por los cortes que nos han llegado por redes sociales de señales internacionales. Como se suele decir: de lo que no existe, no se habla. Pero el madridismo no se va a callar, aunque sea desde nuestras humildes cuentas de Twitter o desde las numerosas webs madridistas, hay que denunciar estas fechorías que no dejan de sucederse y siempre en contra del mismo equipo: el Real Madrid.

Toma trasera (ampliada). Esta NO es la toma censurada donde se ve más claro el penalti (en el enlace del párrafo anterior junto a @rafa_rnmj)

Que el mundo vea y sepa que el madridismo no está preso de un mantra que repetimos sin cesar cuando de los árbitros y el VAR se trata. No. Es una realidad que nos roban y lo ocultan. Y cuando se gana hay que denunciarlo más si cabe que cuando perdemos. ¿Por qué no se emiten las imágenes donde se ve claramente que Alba empuja a Vinícius? ¿Por qué solamente nos han mostrado las tomas en las que no se aprecia con tanta claridad la acción? El realizador lo esconde y no se habla de ello ni durante el partido, ni en el post, ni en las tertulias donde tanto gusta la polémica si el Real Madrid es el beneficiado. El caso es que en España es una inmensa minoría la que ha tenido cosntancia de este penalti.

Si es al contrario, la Organización limpia todas sus huellas del escenario del crimen y aquí no ha pasado nada. No es la primera vez que ocurre. Ya sucedió con el famoso penalti de Mascherano a Di María en aquella remontada del Barcelona al PSG que celebraron como una Copa de Europa que ganamos nosotros o en aquel lance de Suárez contra el portero del Leganés, Cuéllar. Mismo procedimiento, mismo responsable de la realización: Óscar Lago. Sin VAR y con él, la Liga española sigue estando adulterada. Ya no son únicamente las designaciones arbitrales, que persiguen claramente un fin. ¿O no, Hernández Hernández?

El VAR es una estafa y no deja de llover sobre mojado. Muchos de los que están detrás de las cámaras y de los que revisan las jugadas en la sala VOR, también están implicados. Omiten y boicotean. Recordemos que en la trama del Calciopoli una de las claves fue la manipulación de las imágenes televisivas. The Tinglao existe y no se trata de ser oficialista o llevar cualquier otra etiqueta. Se trata de decir la verdad: al Real Madrid le perjudican constantemente y secuestran las imágenes para que no se hable de ello, para que parezca que nunca pasó, para que el madridista se conforme y siga comulgando con discursos que le alejan de la realidad.

 

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