Las mejores firmas madridistas del planeta

Gracias a una idea de los hermanos Otamendi, que fundaron la Compañía del Metro, se inauguró en Madrid, en 1923, el estadio Metropolitano. Un campo para que jugasen allí todos los equipos madrileños. Sin embargo, el Real Madrid se desmarcó de ese destino y quiso ser el único titular del estadio. Sucedió al mismo tiempo tuvo que abandonar el campo de O´Donnell porque el propietario quería construir en esos terrenos. La opción elegida para jugar la temporada 1923-1924 fue el velódromo de Ciudad Lineal, que tenía hierba y era propiedad de los herederos de Arturo Soria que se lo alquilaban al club blanco.

Campo de O'Donnell.

Aquel curso ir a ver a jugar al Madrid era una odisea por lo alejado que estaba el campo del centro de la ciudad y la dificultad de conexión de los transportes. Primero había que coger un tranvía hasta Ventas y desde allí subir a otro muy lento que llegaba a Ciudad Lineal. El club notó los efectos económicos en cuanto a aforo y venta de entradas y se planteó construir un estadio propio tras la idea de Carlos López-Quesada, antiguo jugador del equipo merengue. Cerca del final de 1923 el Real Madrid arrendó por el plazo de seis años y medio con opción a compra, unos terrenos situados a 900 metros del Hipódromo de Villa Rosa, limitados por la carretera de Chamartín de la Rosa que proseguía hasta Alcobendas, el camino de Maudes y la calle Alfredo Calderón. Su tamaño era de unos 400.000 pies cuadrados y permitía erigir un estadio de fútbol de más de 15.000 espectadores que también podría acoger otras instalaciones deportivas.

Proyecto de Chamartín.

Las obras exigieron un crédito de 500.000 pesetas que fueron avaladas por López Quesada, el presidente Pedro Parages y los directivos José de la Peña y Bernardo Menéndez. Para el diseño y la dirección de las obras se pensó en José María Castell, otro exjugador de la entidad madridista entre 1913 y 1919. En el proyecto figuraba una tribuna cubierta con 4.000 asientes y las mejores comodidades de la época. Además, se planeó la construcción de ocho pistas de tenis (una de ellas con tribunas), campos de entrenamiento de fútbol y hockey, un gimnasio y una piscina que pudiese albergar competiciones de natación y waterpolo. Santiago Bernabéu ya comenzaba a tener funciones en el club y se le encargó ser el organizador de los equipos de la entidad, trabajando codo a codo con Jesús Aguirre, que era el inspector de las obras, y con el conde Gomar, su hermana Josefina, Tomás Lara y Rafael Hernández Coronado que tenían funciones similares a Bernabéu en el resto de secciones deportivas.

El nombre popular quedó como Chamartín pese a que el oficial fue “Campo del Real Madrid F.C”. Atrás quedó la opción de nombrarlo “Parque de Sports del Real Madrid”. La construcción fue a buen ritmo y, aunque se pensaba que se terminaría en abril, la inauguración no fue hasta el mes de mayo. Aquella locura faraónica para muchos en el lejano 1924 veía la luz y suponía un paso de gigante hacia el futuro del club, siempre con una mirada visionaria en el tiempo.

Se buscó un equipo de categoría para la inauguración y se encontró al Newcastle. Los ingleses llegaron a España contratados por la Federación para que se midieran en dos amistosos preparatorios a la selección que debía participar en los Juegos Olímpicos de París. El partido ante el Real Madrid el 17 de mayo de 1924 para inaugurar Chamartín estuvo en medio de esas dos contiendas ante el equipo nacional. Las ‘urracas’ eran un cuadro de prestigio en las islas y un conjunto muy potente que dos semanas antes se había proclamado campeón de la FA Cup en Wembley contra el Aston Villa. En sus filas se encontraban el defensa internacional inglés Charlie Spencer, el extremo izquierdo Stan Seymour o los escoceses con presencia en la ‘Tartan Army’ Neil Harris (delantero) y Billy Cowan (interior).

El periódico de la época El Liberal describió así todas las instalaciones de Chamartín:

La previa del duelo estuvo protagonizada por los honores rendidos a José María Castell, el arquitecto de tan magno proyecto. Y el saque de honor correspondió al Infante Don Juan. El estadio con una capacidad para 22.000 espectadores mostraba un aspecto extraordinario en las gradas y además el «tendido de los sastres», un montículo de tierra desde donde se podía ver el terreno de juego sin pagar, se encontraba con numerosos aficionados.

El Real Madrid formó con Martínez; Manzanedo, Escobal; Contreras (Merino 45´) Mengotti, Mejía; Muñagorri, Valderrama, Monjardín, Félix Pérez y Del Campo. En las filas inglesas por su parte se alinearon Frazer; Curry, Hunter; MacKenzie, Wilf Low, Gibson; Jimmy Low (Spencer 45´), Clark, Thompson, McDonald y Mitchell.

La crónica de El Imparcial explicó así el juego y los goles: “El primer goal es obra del medio izquierdo Gibson que lanza un pelotazo imparable que se cuela por un ángulo superior. En esta parte los profesionales ingleses dominan sensiblemente, pero Mejias, Escobal y Martínez, insuperables, muy bien secundados por Manzaneado, despejan los momentos de peligro. Después de una escapada de Muñagorri, que centra, se produce un penalty protestado por los ingleses. Monjardín, que se encarga de lanzar el castigo, tiene el gesto de echar la pelota fuera, actitud que aplauden los castigados y el público”.

En la segunda parte, el Madrid remontó gracias a Félix Pérez, un “portento de jugador quien fuerza la meta inglesa por dos veces, casi seguidas, después de lucir su dribbling inimitable. Los dos shoots no son potentes, sino colocados con una gran suavidad”. El tercer tanto fue obra de Muñagorri en “uno de los indescriptibles avances, centra muy cerrado y el guardameta inglés intenta despejar; pero con tan poco acierto, que introduce la pelota en su propio marco”. A poco del final descontó el Newcastle con un “goal conseguido por el interior izquierda (McDonald), en clarísimo offside”.

El partido concluyó 3-2 y los ingleses quedaron muy “sorprendidos” del nivel de Escobal y “entusiasmados con Félix Pérez”. Además, descubrieron a “Del Campo como un extremo rapidísimo y de fácil centro y a un portero seguro, bien colocado y con un aplomo casi británico como Martínez”. Y respecto al gesto de Monjardín manifestaron “que ha sido el único caso en que un enemigo ha demostrado esta caballerosidad”.

Por la noche y en el mismo restaurante del nuevo campo se celebró un banquete al que asistieron numerosos comensales entre los que figuraban directivos y jugadores de ambos clubes, representantes de la directiva de la Federación Nacional y miembros de la prensa.

Tres años más tarde, en 1927, el club realizó la compra definitiva de los terrenos por un costo total de 642.000 pesetas, a 1,75 pesetas cada uno de los 366.857 pies cuadrados de extensión. El presidente del club, por entonces Luis Urquijo, permitió con esta decisión que el Real Madrid tuviese en propiedad el primer estadio de su historia.

El camino blanco por el viejo Chamartín se prolongó durante casi 22 años hasta que se despidió del terreno de juego el 15 de mayo de 1946, en un amistoso de clausura ante el CD Málaga. Fueron dos décadas de grandes momentos como los años de consecución de las Ligas en 1932 y 1933 y también algunos malos como la Guerra Civil, cuando el estadio quedó seriamente dañado y hubo que reacondicionarlo tras el conflicto bélico.

Además, en aquel césped quedaron para la historia del club y del estadio partidos como los 5-1 al Athletic Club y el F.C. Barcelona en las Ligas de 1929 y 1930, las increíbles goleadas por 9-0 al Real Unión, 9-1 al Castellón u 8-0 al Sabadell, o dos choques muy célebres ante el cuadro culé, el primero liguero en 1935 donde se ganó por 8-2 o el de Copa en 1943 con el famoso 11-1.

En 1925 el Real Madrid realizó la segunda gira de su historia (primera en verano) que tuvo como destino Europa Occidental y tres países: Inglaterra, Francia y Dinamarca. Esta idea supuso un gran revuelo en todo el panorama futbolístico español dada la novedad que significaba en la época. Entre los contrincantes a los que se midió el club blanco estaba el Tottenham Hotspur.

En la expedición merengue además de los jugadores del primer equipo y el entrenador Juanito Cárcer también estaban varios invitados de otros conjuntos como Laca y Larraza del Athletic, Esparza del Tolosa, Joaquín Vázquez del Real Unión y Otero y Ramón González del Deportivo de la Coruña.

A finales de agosto se inició la gira con todos los miembros blancos partiendo desde la estación del Norte madrileña. Los dos primeros encuentros fueron ante el Newcastle y el Birmingham que acabaron con sendas duras derrotas (6-1 y 3-0 respectivamente). Sin embargo la prensa elogió a los madrileños por su calidad, su forma de jugar y por haber apretado tanto a los equipos de su país. Además la gira también era un éxito en cuanto a expectación y el público inglés acogió con gran cariño y simpatía a todos los expedicionarios.

Salida de la estación del Norte

El 3 de septiembre por la tarde en White Hart Lane se enfrentaron los ‘Spurs’ y el Real Madrid. En aquellos días los jugadores blancos quedaron encandilados con el uniforme del Corinthians londinense que incluía un pantalón negro a su camiseta blanca y medias negras. A la vuelta a Madrid lo impusieron en el club y durante un año jugaron así con terribles resultados. Otra novedad fue la que implantaron los defensas Escobal y Quesada, una mítica pareja en la zaga. Ese año la ley del fuera de juego se modificó y ya no se necesitaban tres defensores entre el último atacante y la línea de fondo sino dos. Y ante el Tottenham comenzaron a probar antes de ensayarlo de una forma más seria varias semanas después en la Copa del Rey.

El partido está muy olvidado en los registros del Tottenham y para muchos aficionados del equipo inglés es un duelo fantasma ya que no se sabe con exactitud el once que alineó y los jugadores que marcaron los tantos. En la prensa española se pudo ver dos alineaciones diferentes y mientras que El Imparcial publicó que jugaron Hinton, Clay, Richardson, Grimsdell, White, Brown, Dimmock, Handley, Lindsay, Lane y Osborne, el periódico El Sol indicó que lo hicieron Kaine, Bann, Richardson, Lowe, Walters, White, Barnett, Knott, Lane, Handley y Townley.. La razón es que la mayoría de jugadores eran reservas y únicamente la presencia de Knott, Townley y Handley parece que está confirmada aquel día. En la participación de jugadores como Grimsdell capitán del equipo en 1921 cuando levantaron la FA Cup, Charlie Walters, Tommy Clay o Harry Lowe (el jugador más veterano de la historia de la Liga española) hay dudas al respecto.

Martínez

En el equipo merengue saltaron al campo Martínez; Escobal, Quesada; Esparza, Larraza, Coronado; Moraleda, R. González, Vázquez, Félix Pérez y Del Campo y en la descanso entró Illera por Rafael Hernández Coronado. El duelo finalizó 4-2 con los dos tantos del Real Madrid convertidos por Joaquín Vázquez, un delantero polivalente y hábil que podía jugar tanto de extremo como de interior. El extremeño que la siguiente campaña la jugaría en el Deportivo de la Coruña estuvo presente un lustro antes en el histórico equipo español que ganó la plata en los JJOO de Amberes. También las crónicas reflejan una gran actuación del fenomenal interior Félix Pérez y del extremo izquierda Victor del Campo. En cuanto a los goles de los Spurs las opciones varían desde dianas de Lane, Handley, Townley y Knot a dos de Abrams, uno de Perry y uno de Finnings o dos de Townley, uno de Handley y otro de Knot.

Gol Tottenham

Al día siguiente el periódico local Evening Standard publicó en su sección de deportes: “Los partidos amistosos no crean aquí gran expectación, pero la visita del Real Madrid lo merecía. Ésta es la primera vez que un equipo de la tierra de los toreros hace su presentación en un campo de primera división y contra uno de nuestros mejores equipos. No hay nada irreal acerca de los visitantes españoles. Su nombre quiere decir Royal Madrid F.C. y se puede decir que el rey Alfonso toma especial interés en su carrera. El club es uno de los mejores de España y el Newcastle fue vencido por el Madrid el año pasado, después de ganar la Copa de Inglaterra. El as del equipo es Martínez, guardameta de primerísima clase, que posee un especial sentido de la intuición y cuyo puño es más firme y fuerte que el de Jack Dempsey. El medio centro Larraza sería muy bien acogido por muchos equipos de nuestra primera liga”.

Tras el duelo ante los londinenses el cuadro blanco se trasladó a Lille y más tarde a Copenhague para jugar dos partidos en Dinamarca antes de concluir la gira en París contra el Red Star de la capital francesa.

El apellido Bernabéu está vinculado al Real Madrid con la figura de don Santiago, el histórico presidente y un hombre fundamental para que el club merengue sea el más grande e importante en todo el planeta futbolístico. Pero también dos de sus hermanos, Antonio y Marcelo, tuvieron su bagaje en la Casa Blanca en las primeras décadas del siglo XX.

Antonio fue el segundo hijo del matrimonio de José Bernabéu y Antonia de Yeste y nació en una finca de Montealegre del Castillo (Albacete) en 1890. Junto a su hermano mayor, José, coincidió en los Agustinos de El Escorial donde los dos jugaron en el primer equipo. Posteriormente, en su vida universitaria, Antonio se marchó a Italia y más concretamente a Bolonia para doctorarse en el Real Colegio de San Clemente de los Españoles.

En tierras transalpinas, y a la vez que cursa la carrera de medicina, es uno de los miembros fundadores del Bolonia junto al austriaco Emilio Arnstein o el también español y jugador blanco Natalio Rivas. El manchego despunta en el ataque por su destreza y habilidad y en la primera campaña del club logran el título de la Tercera categoría de la región de Emilia. Cuatro son las temporadas que pasa en Italia hasta que finaliza sus estudios, y regresa a Madrid para iniciar una etapa como importante dirigente del fútbol español.

El primer puesto de importancia llega en 1913 cuando es nombrado secretario en la Junta directiva que preside Ricardo Ruiz Ferry en la Federación Española de Fútbol. Además, también ocupa la vicepresidencia en la Federación Regional Centro y en algunas crónicas de periódicos como 'El Mundo Deportivo' aparece como árbitro de varios choques amistosos.

Su relación con el club blanco se inicia en 1926 al ser elegido vicepresidente primero en la candidatura de Luis de Urquijo, marqués de Bolarque, como nuevo mandatario blanco. Sin embargo, unas semanas más tarde renuncia a su puesto al ser elegido presidente de la Federación Española de Fútbol sucediendo a Julián Olave. Además, y para demostrar su imparcialidad en el cargo, se da de baja como socio merengue, lo que tendrá unas consecuencias negativas unos años después.

Es un periodo complicado en el fútbol nacional con el recién aprobado estatuto del profesionalismo, y Antonio Bernabéu tiene una difícil papeleta con muchos asuntos que lidiar. En la oficina recibe numeroso papeleo por parte de las Federaciones Regionales, contratos dudosos de amateurs o neoprofesionales, diferentes casos complejos por aclarar y un enorme riesgo de cisma en el balompié español que lo llevan, apenas dos meses después, a presentar su dimisión aludiendo un viaje fuera de España como delegado de la Banca de Comercio de México.

Pero apenas tres años más tarde vuelve a la primera línea, y esta vez como cabeza de cartel de una junta directiva que vence en las elecciones para presidir el Real Madrid a partir de noviembre de 1929. En ella lo acompañan Luis Usera como vicepresidente, Valero Rivera como tesorero, Francisco Urzáiz como secretario, y Gonzalo Aguirre Martos como vocal. Sin embargo, cuando apenas llevan 20 días en el cargo llega la gran decepción. Un aficionado denuncia a Antonio Bernábeu al no ser socio de la entidad merengue (dio de baja su carnet cuando se puso al frente de la Federación), por lo que su ilusión de ser el máximo mandatario blanco se esfumó muy pronto. El manchego entonces se apartó de la escena deportiva y continuó su vida trabajando como abogado.

Por su parte, Marcelo fue el tercer hijo varón de la familia Bernabéu de Yeste, y nació en Almansa en 1893. Se trasladó a Madrid para cursar sus estudios y allí inició su idilio con el balompié. Sus primeras patadas al cuero las dio en la RS Gimnástica, en la que se desempeñaba como delantero.

En varios choques amistosos en los que se enfrentó al conjunto blanco los merengues se fijaron en él y a principios de 1910 jugó varios encuentros con el segundo equipo, debutando con los mayores unas semanas más tarde en la Copa Rodríguez Arzuaga ante el Español de Madrid. Marcelo bajó del ataque a la defensa para convertirse en un fijo durante seis temporadas. En las crónicas de la época se le definía como un jugador muy bien dotado para la práctica del fútbol, con un físico destacado, contundente en sus acciones y poderoso a la hora del despeje.

Un par de años después se produjo el debut de Santiago gracias a la afición que le inculcó su hermano. El pequeño de la familia pertenecía al tercer equipo, pero ayudaba en los entrenamientos a la primera plantilla y en cualquier función que necesitase el club, ya fuese retirar piedras o escombros del terreno de juego antes de un partido, que pintar las vallas que rodeaban al campo. En ocasiones se situaba bajo palos, lo que enfurecía a Marcelo, que le llegó a decir: "Como te vuelva a ver jugar de portero, te pego un guantazo que te pongo la cara en el cogote". Por ello le exigió la siguiente condición: "O juegas de delantero centro o no juegas", contando tiempo después Santiago que "los defensas son unos dictadores y no hay más remedio que obedecerles".

Y así, con apenas 16 años, Santiago, y con 18 primaveras, Marcelo, ambos jugaron por primera vez un partido del Madrid juntos. El duelo se celebró el día 3 de marzo de 1912 en la Pradera del Corregidor (cerca del río Manzanares) contra los ingleses del English FC. La baja de última hora de Sotero Aranguren dejó en inferioridad a los blancos, y Marcelo le pidió a Santiago, que se encontraba en la grada, que bajase a jugar como extremo izquierda. Además, varios jugadores madridistas como Vidal, Losada y Menéndez reforzaron a los británicos, que cayeron por 2-1 tras dianas de Machimbarrena y el joven Santiago Bernabéu.

El único título de nivel que alcanzó Marcelo en su trayectoria merengue fue el Campeonato Regional del año 1913. Fijo en la zaga en las cuatro jornadas del torneo, el Madrid logró el trofeo tras un partido interminable frente al Athletic de Madrid en el que se tuvieron que jugar tres prórrogas. Con ese triunfo, el equipo regresó a una Copa del Rey cinco años después. En semifinales se midieron a un potentísimo Athletic Club de Bilbao que integraban los Belauste, Acedo o Pichichi. Marcelo se vio las caras con uno de los mejores ataques del fútbol español y no pudo detener al mítico atacante del bocho que marcó dos de los tres goles vascos.

A principios de 1915 Marcelo colgó las botas después de un enfrentamiento del Campeonato Regional en Vallecas contra el Athletic de Madrid y se alejó del fútbol para ejercer como médico.

Tras la confirmación de su fichaje por el Real Madrid, Julen Lopetegui se ha convertido en el tercer entrenador guipuzcoano y el quinto vasco de la historia del club merengue.

Hay que remontarse más de 60 años para encontrar al último técnico de Euskadi que tomó el mando del cuadro blanco y casi un siglo para descubrir al primero: José Ángel Berraondo.

Berraondo, nacido en 1878 en San Sebastián, lo fue prácticamente todo en el fútbol al ejercer como futbolista, entrenador, directivo y, como Lopetegui, también seleccionador nacional. En su etapa en el terreno de juego jugaba como central siendo contundente, fuerte y expeditivo. Logró los cuatro títulos de Copa consecutivos entre 1905 y 1908 y siempre fue un ejemplo de caballerosidad.

Regresó al club en 1927 y en circunstancias parecidas a Lopetegui, ya que aceptó la oferta del Madrid unos días después de ser elegido seleccionador nacional. La diferencia es que él compatibilizó ambos cargos. En total estuvo una campaña al mando del conjunto blanco, el curso 1927-1928, donde iguala en la tabla del Regional ante Racing y Athletic, pero en el desempate cae contra los colchoneros. Aún así accede a la Copa, en la que vence en seis partidos de la liguilla de octavos que comparte junto al Alavés, el Athletic Club, el Racing de Santander, la Gimnástica de Torrelavega y el Athletic de Madrid. Sin embargo, en cuartos se cruza con el Valencia, con el que iguala en casa y cae en la ciudad del Turia para quedar eliminados. Es una temporada en la que el Madrid se encuentra en el paso de la época amateur al profesionalismo y cuenta con jugadores como el arquero Cándido Martínez, el defensa Félix Quesada, los medios José María Peña, Pachuco Prats o Esparza y los atacantes Muñagorri, Félix Pérez y Victor del Campo. Al término de la campaña Berraondo enferma y dimite para regresar con su familia a San Sebastián.

berraondo compatibilizó el puesto de seleccionador con el de entrenador del real madrid

El segundo técnico vasco fue Jacinto Quincoces, antiguo exfutbolista y mito del club nacido en Barakaldo en 1905. Zaguero al igual que Berraondo es uno de los mejores de la historia de la entidad en su puesto y también fue uno de los más destacados en el panorama mundial en su época, allá por los años 30. Después de estrenarse en el Zaragoza y comandar a la selección, el máximo mandatario, Santiago Bernabéu, lo recluta para la temporada 1945-1946.

El club tiene problemas económicos, hace una década que no logra ningún título y la construcción del nuevo Chamartín deja poco dinero para refuerzos. En Liga la cosa no va bien y finaliza en cuarto lugar, pero tras la competición doméstica comienza la Copa, en la que el plantel rinde de manera extraordinaria. Un conjunto que capitanea Ipiña y en el que sobresalen Bañón, Huete, Barinaga o Pruden. En el torneo del KO se deshacen con facilidad del Ferrol y el Ceuta antes de eliminar también al Alcoyano y el Oviedo. De esta forma se presentan en Montjuic ante el Valencia de Eizaguirre, Asensi, Mundo y Gorostiza, al que se imponen con sobriedad y con el talento goleador de Pruden y Barinaga por 3-1.

Sin embargo, sorprendentemente, y tras romper la sequía de títulos, no es renovado, aunque se queda en el club para labores en la secretaría técnica (viajó poco después para fichar a Molowny). Pero una segunda oportunidad le llega al inicio del curso 1947-1948. La junta directiva le vuelve a dar el banquillo del equipo, aunque su periplo no se extiende demasiado y en enero, tras la jornada 15, es cesado. El equipo por entonces llevaba cuatro victorias y estaba hundido en la tabla en el puesto undécimo.

Su sustituto es el guipuzcoano Baltasar Albéniz, que ya había llevado las riendas del equipo el año anterior (recomendado al club por el propio Quincoces en su momento) y con otro éxito copero en su mochila. De Eibar, había llegado al mundo en 1905 y en su periodo de jugador en el Alavés fue apodado “El Negro”. Como técnico fue el capitán del barco del Arenas, el Celta o el Español antes de su aterrizaje en el Real Madrid como reemplazo de Quincoces en el verano de 1946. El papel en Liga volvió a ser decepcionante en una temporada en la que se juega en el Metropolitano como local a la espera de la inauguración del Nuevo Chamartín. Se concluye en mitad de la tabla, pero en la última jornada una victoria en el derbi contra el Atleti hace que su vecino vea escapar el título de Liga a favor del Valencia.

Albeniz

Antes, en Navidad, el cuadro dirigido por Albéniz es el único capaz de derrotar a los maestros de San Lorenzo de Almagro en su gira por la Península Ibérica en un choque formidable de los merengues. El mejor momento del año tiene lugar con la Copa, donde el Madrid revalida el título. Eliminados el Ferrol, el Oviedo o el Castellón, en semis toca el hueso del Athletic de Zarra o Gaínza al que se doblega tras vencer la ida por 3-2 y lograrlo también en la Catedral por la mínima. En la final se ven las caras con el Español, al que ganan por 2-0 en el tiempo extra en Riazor.

Bernabéu entonces decide juntar para 1947 el tándem Quincoces-Albéniz, con este último como encargado de la preparación física. Pero, tras ser destituido el baracaldés en enero de 1948, inicia su segunda etapa como primer técnico, aunque únicamente dura dos jornadas en las que se derrota al Sabadell y se cae en Barcelona ante los culés por 4-2. Su tercera y última etapa en la casa blanca se produce también como interino en el curso 1950-1951 cuando entra por Mister Keeping (su sustituto precisamente en 1948). En noviembre, y después de nueve jornadas, se sienta en el banquillo de un equipo sin rumbo y, a pesar de que obtiene siete triunfos (vence al Athletic 3-6 o al Barça 4-1) en 15 partidos, una derrota en Sevilla por 4-0 le condena al despido.

El último entrenador vasco hasta la fecha antes del fichaje de Lopetegui fue Juan Antonio Ipiña, otra leyenda del equipo madridista. Nacido en Ortuella en 1912 fue un destacado medio que llegó al club antes de la Guerra Civil y volvió para debutar tras acabar el conflicto y pasar diez años como merengue antes de su retirada siendo el capitán del plantel. Su bagaje como entrenador se limitaba a dos temporadas en el Valladolid hasta que fichó por el Real Madrid para la campaña 1952-1953.

El equipo peleó la Liga al Barça de Kubala y al Valencia, aunque finalmente finalizó en tercera posición. Mientras que en la Copa hincó la rodilla en semifinales contra el Athletic. Era un vestuario que ya empezaba a contar con jugadores como Juanito Alonso, Zárraga, Miguel Muñoz, Joseíto o Lesmes ,que serían muy importantes en años venideros y que formaron parte del glorioso Real Madrid que aglutinó Copas de Europa.

Ipiña

Lopetegui, por su parte, se presenta en el Real Madrid tras haber pasado varios años de su vida en la casa blanca. Primero como jugador, cuando fue fichado para el Castilla en 1985 y siendo titular del equipo durante tres campañas en Segunda División. Luego, tras una temporada cedido en la UD Las Palmas, retornó al primer equipo, aunque su papel fue testimonial al ser el tercer guardameta. Por ello sus estadísticas hablan de un único choque oficial en la jornada 37 de la temporada 1989-1990 con el título en el bolsillo. Fue en un derbi contra el Atlético de Madrid en el Vicente Calderón que terminó empate a tres. Las otras ocasiones que defendió el marco blanco fueron en la pretemporada de 1989 en partidos ante el Spartak de Moscú en el Trofeo Colombino, el homenaje a De Andrés frente al Athletic Club, un amistoso contra el Dnipro en el Santiago Bernabéu, un duelo del Torneo de San José en California frente al West Bromwich Albion y un encuentro del Trofeo Veracruz con el cuadro local enfrente, y también en un envite contra la Real Sociedad con motivo del homenaje a Cesáreo Gabarán en junio de 1991.

Segundo, como responsable de ojeadores internacionales de la institución al incorporarle Ramón Calderón al staff técnico. Y tercero, como entrenador al haber dirigido al Castilla en 2ªB en el curso 2008-2009. Ese año, en el que dirigió, por ejemplo, a Nacho, Antonio Adán, Alberto Bueno, Mosquera, Palanca, Marcos Alonso o Cherysev, se quedó a tres puntos de entrar en el play-off y luchar por la posibilidad de ascender a la categoría de plata.

Anteriormente debutó en los banquillos en el Rayo Vallecano en Segunda y, después de dejar el Castilla, firmó un contrato con la Federación Española de Fútbol para pasar a ser seleccionador de las categorías inferiores en agosto de 2010. Entrenó a la sub-19, con la que ganó un Campeonato de Europa en 2012 y, estando en el equipo Jesé o Derik Osede, también llevó a la sub-20 y por último a la sub-21, con la que levantó de forma brillante el Campeonato de Europa en 2013 con Isco, Carvajal o Nacho dentro del plantel.

En 2014 probó suerte en el país vecino y Pinto da Costa le eligió para su proyecto en el Porto. Allí dio confianza a un Casemiro que estaba cedido por el Real Madrid y terminó segundo en la Liga y alcanzó los cuartos en la Champions League. Sin embargo, en su segunda campaña fue destituido a principios del mes de enero cuando el equipo marchaba tercero en el Campeonato portugués y se encontraba en la Europa League al haber concluido tercero de su grupo en la máxima competición continental.

En el verano de 2016, y tras una espantosa Eurocopa de Francia, la Federación pensó en él para la selección absoluta española en sustitución de Vicente del Bosque. En estos dos años volvió a crear ilusión en el país por el equipo nacional por su juego, sus resultados magníficos, que dieron con la clasificación al Mundial, y por liderar una renovación de jugadores con Saúl, Aspas, Odriozola, Kepa o Rodri haciendo su debut de la mano del guipuzcoano.

Hoy se cumplen 108 años del nacimiento de Lazcano, el autor del primer gol del Real Madrid en la historia de la Liga en 1929. Además de al balompié se dedicó a la medicina, fue novelista y escribió varias obras de teatro del género comedia como las tituladas "El Astrágalo" o "Amar es vivir". Un intelectual de la época.

Nació el 30 de Diciembre de 1909 en Pamplona (Navarra), era un extremo derecho muy rápido, fogoso, valiente, de excelente condición física, con un magnífico disparo y dotado de gran técnica individual. Las aficiones rivales le gritaban irónicamente "¡Dramaturgo!" debido a su afición teatral aunque su apelativo más reconocido fue "El niño de los caracoles".

Inició su trayectoria en el Club Atlético Osasuna llamando la atención del Madrid en el verano de 1928 cuando paga 6.000 pesetas por su fichaje. Meses más tarde, el 10 de febrero de 1929, en el estreno del conjunto blanco en la recién creada competición de Liga, no sólo inauguró el casillero, sino que logró otros tres tantos que, junto con el de Morera, dejaron un marcador final de 5-0 frente al Europa. Acabada la temporada firma 11 dianas, el Real Madrid finaliza la Liga en segunda posición, a 2 puntos del F.C. Barcelona, cae en la Copa en la famosa "Final del Agua" ante el Espanyol por 2-1 (tanto de Lazcano), pero conquista el Campeonato Regional por delante del Athletic de Madrid.

El 16 de septiembre sufrió un grave accidente de moto cuando iba camino de Sevilla para fichar por el Real Betis. Cerca de Villarta chocó contra un vehículo que le dejó en estado grave con heridas en la cabeza y congestión pulmonar. Se pensó que no volvería a jugar y el equipo verdiblanco desechó su fichaje. Reapareció en enero del año siguiente y pudo participar en la campaña 1929-1930. En el enfrentamiento liguero de la jornada nueve ante el F.C. Barcelona da comienzo la racha de Lazcano frente a la escuadra blaugrana al anotar 1 gol en la victoria por 1-4, y en la segunda vuelta logra otros tres que ayudan a derrotar por un contundente 5-1 al eterno rival.

La llegada de grandes jugadores para el curso 1931-1932 cambia el panorama de la institución, se contrata a los defensas Ciriaco y Quincoces y al delantero Olivares procedentes del Alavés, a Luis Regueiro del Real Unión y al canario Hilario procedente del Deportivo para conformar un excelente plantel. Se obtiene sin ninguna derrota la primera Liga de la historia con un Lazcano soberbio desde el ala derecha asistiendo a sus compañeros y marcando cinco goles, uno de ellos en la visita al F.C. Barcelona el 3 de abril de 1932.

En 1933 se revalida el entorchado liguero al aventajar por dos puntos al Athletic en una campaña en la que Lazcano cae lesionado y únicamente juega 4 partidos de Liga con dos goles en su haber. En la temporada 1933-1934 no se puede con el Athletic en Liga, pero se consigue tras varios años de espera la Copa. Se elimina consecutivamente a Osasuna, Athletic tras un desempate, y Real Betis para disputar la final ante el Valencia, al que se derrota por 2-1, tanto definitivo obra de Lazcano en el minuto 73. En la última temporada del jugador pamplonés como madridista -en 1935- termina con un total de 10 tantos, dejando gran sabor de boca al firmar un triplete al Barcelona en Liga en la jornada 10 en un partido que finalizó por un abultado 8-2.

El bagaje para la historia que deja "El niño de los caracoles" en la entidad blanca es de 147 partidos entre todas las competiciones y 79 dianas, ocho de ellas conseguidas en 9 partidos oficiales frente al F.C. Barcelona. Su carrera continúa en el Salamanca y el curso 1935-1936 es traspasado al Atlético de Madrid, en el que juega 12 partidos de Liga para colgar las botas a final de temporada.

Con España actúa en cinco encuentros y anota un gol. Hizo su estreno en un amistoso ante Portugal a la que se gana por 5-0 y dos meses después -el día 15 de Mayo- aparece en el XI inicial frente a Inglaterra en un partido para la historia. Forma en la delantera con Goiburu, Gaspar Rubio, Padrón y Yurrita y en una memorable tarde de España se vence a los inventores del fútbol por 4-3 (diana de Lazcano que suponía el 2-2). Se despidió de la selección en noviembre de 1930 en un amistoso contra Portugal (0-1) en el que tuvo que salir sustituyendo a Goiburu en el minuto 15.

Tras finalizar su carrera deportiva se dedicó a ejercer la medicina, aunque también llegó a ser seleccionador formando tripleta con José Luis Costa y Ramón Gabilondo entre 1959 y 1960. Además presidió la Federación de Pelota en 1963, deporte del que era gran aficionado, se le nombró vocal de la Federación Española de Fútbol en el mismo año y tiempo después fundó junto con su hermano José Luis -en Madrid- el Club Apóstol Santiago, una escuela deportiva dedicada a fomentar el deporte entre los más jóvenes.

Falleció el 1 de Junio de 1983 en Madrid a los 73 años.

Hoy 13 de noviembre se cumplen 67 años del fallecimiento de Juanito Monjardín, uno de los delanteros más importantes del club en la primera mitad del siglo XX.

Monjardín fue uno de los jugadores preferidos en toda la historia para Santiago Bernabéu. De él dijo el mandatario blanco que "nadie había representado al club con tal fanatismo y sentimiento como Monjardín". Durante sus años de estancia en la entidad se dejó el alma en cada minuto que vistió la zamarra blanca.

Coruñés nacido el 24 de abril de 1903, fue un delantero de raza, con gran nobleza, valiente y batallador. Su gran virtud fue el remate de cabeza (está considerado el primer especialista español en este arte), aunque también tenía un potente chut con su pierna derecha. Se le conoció con el sobrenombre de "El Nene".

Estudió en el Colegio del Pilar al igual que han hecho otros jugadores blancos como René Petit, Perico Escobal o Ramón Marsal. Del colegio pasa al Madrid en 1919 y pronto se convierte en uno de los mejores futbolistas españoles de la época. Su debut oficial se produce en el Campeonato Regional Centro de la temporada 1918-1919, en un duelo frente al Rácing de Madrid.

El primer título de su palmarés lo obtiene en 1920 al superar el Real Madrid Athletic de Madrid en el torneo regional por un sólo punto, consiguiendo además la clasificación para la Copa de S.M. el Rey Alfonso XIII. En la competición copera se ven las caras con un poderoso Athletic de Bilbao que les apea en cuartos con un tanto en la ida de Monjardín.

En 1922 levantan de nuevo el Campeonato Regional tras el fiasco del año anterior y vuelven a participar en la Copa. Primero tienen como adversario al Arenas de Getxo en una eliminatoria vibrante que cuenta con cinco partidos (tres de desempate). En Ibaondo el Arenas vence 4-0 y en O´Donell el Madrid hace lo propio por 5-2 con triplete del ariete gallego. Los dos primeros replay acaban 1-1 en O´Donell y el tercero y definitivo se juega en el campo del Racing de Madrid. Allí Monjardín completa una actuación primorosa y sus tres goles dan al bando madridista un triunfo por 3-0 que les hace pasar de ronda. Sin embargo a continuación el rival el Real Unión de Irún les elimina de la competición tras un desempate.

En 1924 el Real Madrid se traslada a Chamartín, un coliseo para 15.000 espectadores. Logran el Campeonato Regional y regresan a la Copa alcanzado la final. En cuartos de deshacen del Natación Alicante con Monjardín liderando al equipo con dos dianas en cada partido (4-0 en Madrid y 2-3 en Alicante) y en semis por fin pueden con el Athletic de Bilbao. En la capital del Bocho pierden 3-1 y en Madrid doblegan a los bilbaínos por 3-1, el segundo obra de Monjardín. Dos días más tarde en el Metropolitano un solitario tanto del coruñés da la victoria por la mínima al Madrid que se presenta en la final de Copa. Celebrada en Atocha el 4 de Mayo de 1924 ante el Real Unión de Irún, los blancos luchan pero no pueden superar a los hombres de Steve Bloomer.

El último curso completo de Monjardín con la camiseta blanca fue en 1926-1927. En dicha campaña revalidaron el Campeonato Regional tras aventajar en siete puntos al Athletic de Madrid y a continuación participaron en la Copa del Rey compartiendo grupo de octavos con el Extremeño y el Sevilla. El coruñés con problemas físicos únicamente disputa los duelos de fuera de casa en la liguilla y a pesar de que el Madrid llega hasta semis no juega ni contra el Europa en cuartos ni frente al verdugo merengue, el Real Unión.

Antes de la gira por Sudamérica que se inicia en junio de 1927 y dura hasta septiembre, Monjardín se ve obligado a colgar las botas por una grave lesión cuando contaba sólo con 24 años. Sin embargo no es su retirada definitiva puesto que aún jugaría un encuentro de la recién estrenada Liga en 1929. El conjunto entrenador por José Quirante se encontraba en cuadro y en la jornada 15 llamaron al ariete para que les echase una mano en el choque frente al Español en Chamartín que acabó en victoria local por 2-0. El bagaje que dejó Juan Monjardín en diez años de pertenencia al Real Madrid fue de 73 partidos y 55 goles entre Liga, Copa y Campeonato Regional.

Con la selección española fue internacional en cuatro ocasiones logrando tres goles. Se estrenó en un amistoso frente a la vecina Portugal en 1922 donde marcó el tanto que dio la victoria a España por 1-2, siendo el primer futbolista blanco de la historia en debutar y marcar. Unos meses después en su segundo choque vistiendo la zamarra roja consiguió sus otros dos goles en el triunfo contra Francia en Atocha por 3-0. Su tercer choque fue ante Bélgica y el último tuvo lugar en los JJOO de Paris 1924.

El sorteo les deparó enfrentarse en la fase preliminar a una Italia entrenada por Vittorio Pozzo a la que ya habían vencido con claridad en la anterior cita olímpica. Esta vez la suerte no acompañó a los españoles que quedaron eliminados. El partido que fue dominado por los pupilos de Parages a pesar de sufrir la expulsión de Larraza en la segunda parte, se resolvió con una acción desafortunada del defensa Pedro Vallana.

Posteriormente trabajó como Agente de Bolsa en la vacante que había dejado su padre al morir en 1933. Además fue directivo en varias ocasiones del conjunto blanco y su opinión siempre era consultada en el club.

En 1943 el Real Madrid le homenajeó (fue el primer jugador de la historia merengue en recibir dicho honor) en Chamartín con un partido frente al F.C. Barcelona y en 1948 la Federación Castellana de Fútbol le concedió la Medalla al Mérito Deportivo.

Falleció el 13 de Noviembre de 1950 en un accidente automovilístico producido entre las localidades toledanas de Villatobas y Corral.

En la actualidad, los clubes de fútbol dan una gran importancia al merchandising y a las equipaciones oficiales que anuncian a bombo y platillo al inicio de cada curso. Hoy en día en la búsqueda de fuertes ingresos suele haber tres uniformes diferentes y también se venden las camisetas o sudaderas de entrenamiento que son distintas a las elásticas con las que se salta a jugar al césped en cada partido.

En los estatutos fundacionales del Real Madrid ya figuraba que el equipo vestiría totalmente de blanco, y en 1913, cuando esos estatutos fueron aprobados, se ratificó la medida. Pero el cambio más dramático se produjo en la temporada 1925-1926.

En verano el cuadro madrileño realizó una gira por Europa que incluyó Inglaterra, donde se enfrentó al Newcastle, el Birmingham o el Tottenham Hotspur. En el vestuario, los dos auténticos capos eran los defensas Félix Quesada y Perico Escobal, que tenían mucha voz y mando, llegando a ser conocidos como los fakires por parte de la directiva y algunos de sus compañeros. Ambos quedaron prendados por el uniforme de camiseta de seda blanca y pantalón y medias negras que vestía el Corinthians londinense, un cuadro amateur que desplegaba un juego preciosista y rechazaba el profesionalismo.

En una de sus tardes libres los dos zagueros compraron una serie de equipaciones del club inglés y se las llevaron de vuelta a Madrid. Esa campaña, sin consultarlo con nadie de la entidad, impusieron un cambio de uniforme en la plantilla para enorme disgusto del presidente Pedro Parages, que no pudo impedir la decisión.

El inicio de la temporada fue bien y en el Campeonato Regional el equipo cumplió liderando la tabla por delante de su gran rival, el Athletic de Madrid, pese a un último partido muy polémico con la Gimnástica y los dos defensas siendo acusados de tongo por los espectadores presentes en el terreno de juego. Con ese triunfo accedieron a la Copa de S.M. el Rey Alfonso XIII, en la que debutaron en la liguilla de octavos de final. En esa ronda se midieron al Real Murcia y al Sevilla, a los que vencieron en La Condomina y el campo de Reina Victoria, mientras que en Chamartín cayeron con los hispalenses y golearon a los pimentoneros.

En cuartos el sorteo les emparejó como contrincante con el potente F.C. Barcelona de la época, que contaba en sus filas con el arquero Platko, el defensa Walter, Pepe Samitier, futuro jugador merengue en los 30, o el cañonero Alcántara.

El Barcelona de la época contaba con Platko, Walter, Samitier y Alcántara

La ida se disputó en Chamartín el día 18 de abril. El Real Madrid salió con camiseta blanca, pantalón y medias negras y con Escobal y Quesada al frente. El dúo decidió esa tarde probar algo que también descubrieron en Inglaterra, la táctica del one back para dejar en fuera de juego a los delanteros contrarios. Fue un desastre. Sin coordinación y con poco entrenamiento, Samitier les ganó la partida y marcó un hat-trick en la primera parte. En el descanso cuentan las crónicas que los gritos y las voces entre los jugadores blancos tuvieron altos decibelios. En la segunda mitad Monjardín recortó distancias al poco de iniciarse el juego, pero otros dos goles culés a continuación destrozaron a los blancos. La vuelta en Les Corts tampoco tuvo color y los locales se impusieron por 3-0.

Al concluir el choque en Barcelona el mandatario merengue Pedro Parages bajó a la caseta y echó la culpa y el mal fario de la cruel derrota de la eliminatoria al uniforme. Posteriormente se dirigió sin miramientos al utillero del equipo y le ordenó que se deshiciera de esa equipación para siempre.

Desde aquella temporada el Real Madrid retomó sus orígenes y siempre ha vestido con pantalón blanco en su uniforme principal.

 

Los dos grandes del fútbol español vuelven a verse las caras en un choque amistoso 26 años después del último, en 1991. Además, lo harán fuera de las fronteras españolas, algo que no ocurría desde 1982. En total han sido 37 las ocasiones en que han disputado un duelo no oficial, la mayoría de ellas, eso sí, en la primera mitad del siglo XX.

Antes de la creación de la Liga en 1928 fue bastante habitual ver como Real Madrid y F.C. Barcelona se veían las caras en pretemporada o antes de los Campeonatos Regionales para celebrar diferentes encuentros amistosos.

El primero tuvo lugar en 1906 en la Ciudad Condal. El cuadro culé vivía una crisis institucional y deportiva de grandes dimensiones que amenazaba con acabar con el club. No tenía suficientes jugadores para disputar los partidos, apenas contaba con socios y disponía de muy pocos recursos económicos. Por ello invitó a los merengues a un encuentro para impulsar de nuevo a la entidad. El duelo se disputó en el campo de la calle Muntaner con 4.000 espectadores en las gradas y el Barça fue reforzado por jugadores del Sporting X y el Español. Los locales vencieron por 5-2, pero tras el partido los madridistas se quejaron del trato del público y en la cena de honor hubo piques entre ambos bandos. Días más tarde, en la crónica de El Mundo Deportivo, se podía leer lo siguiente: “No podemos terminar el escrito sin dedicar nuestra calurosa felicitación al Club Madrid y a su dignísimo presidente, el Sr. Padrós, el cual ha logrado sostener y conserva aguerrido y disciplinado un bando de juego tan intelectual y admirable como lo es, sin duda, el de nuestros distinguidos huéspedes de ayer, a los cuales despedimos no con adiós, sino ¡hasta pronto! No debemos olvidar que a su concurso deberemos el renacimiento del Football en nuestra capital, hemos de ser por lo tanto agradecidos”.

El primer amistoso entre Real Madrid y Barcelona tuvo lugar en 1906

Los siguientes amistosos se produjeron ya en la década de los 10, una etapa muy prolífica en este tiempo de encuentros. En la Navidad de 1911 jugaron dos partidos en Barcelona, uno el día 24 que ganaron los blaugranas y otro el 26 en el que firmaron tablas. En 1913 y 1916 se repitió el formato con un par de choques casi en días consecutivos en Barcelona, donde el equipo local se llevó tres triunfos y se cosechó un empate.

En 1917 las tornas cambiaron y los dos partidos se celebraron en la capital, concretamente en la Copa Foronda. Los merengues, que un mes más tarde se proclamarían con el Campeonato de Copa como el mejor equipo del país, demostraron estar un peldaño por encima de los culés. El conjunto blanco de los Teus, Álvarez, De Miguel, Bernabéu o René Petit ganó en O`Donnell por 3-1 el primer duelo, y en el segundo, dos días después, el marcador reflejó una igualada sin goles.

Costa y Baonza vs Real Madrid (1917)

A finales del 17, y en 1920 y 1921, el Campo de la Industria fue el escenario de otros cinco amistosos en los que esta vez el Barcelona demostró ser superior a los blancos. No fue hasta marzo de 1922 en que de nuevo una contienda se disputó en la capital con un resultado de 2-2 con un doblete blanco obra del gran Juanito Monjardín. En octubre del mismo año se retaron otra vez, aunque en esta oportunidad fue en Zaragoza con dos amplias victorias de un equipo azulgrana que dominaba en el balompié español. Los últimos choques antes del inicio de la Liga fueron entre febrero y marzo de 1927, uno de ellos jugado ya en Les Corts, que terminó cero a cero, y los otros dos con el viejo Chamartín como sede, en los que el Barcelona se impuso con nitidez.

La competición doméstica comenzó a dejar menos fechas para amistosos de este calado, aunque la tradición volvió en 1932, en el primer partido de pretemporada para los blancos que eran campeones de Liga. En Les Corts, el 3 de julio, empataron a dos goles con la presencia del presidente de la Generalitat, Francesc Maciá en el palco. Dos años después, en Chamartín, los blancos consiguieron una de sus mayores victorias en un amistoso al desarbolar a su rival por 5-1. Fue una gran tarde de Lazcano y sobre todo de Luis Regueiro que hizo dos de los tantos de su equipo.

Tras concluir la Guerra Civil y reiniciarse las competiciones deportivas en el país hubo dos amistosos en la campaña 1940-1941, uno en pretemporada en Barcelona que acabó con un espectacular 5-4 y otro ya en el mes de junio en Chamartín en el que los visitantes vencieron por la mínima. Los Real Madrid–Barcelona también han servido para homenajear a diferentes leyendas de ambos clubes, tal y como sucedió en 1943. La entidad merengue rindió tributo al fenomenal Monjardín e invitó a los culés a su casa. El 31 de octubre empataron a un gol con Chus Alonso como principal protagonista blanco. Un día después de Navidad los culés hicieron lo propio con el medio Antonio Franco. Les Corts estuvo repleto para presenciar la clara victoria de los suyos con un Mariano Martín estelar.

En 1957 los dos equipos se reunieron en Chamartín para disputar el llamado Partido de la Amistad. Los blancos contaron con el apoyo de jugadores de Atlético de Madrid, Rayo o Plus Ultra aunque en el once inicial había mayoría de merengues. Martínez adelantó el Barcelona pero en la segunda parte Rial y el extremo colchonero Miguel voltearon el marcador para el 2-1 final. Los dos partidos posteriores tuvieron lugar en el Trofeo Ramón de Carranza, uno en la edición de 1959 y el otro en la de 1968.

El primero de ellos fue un auténtico partidazo que enfrentó al campeón de Europa con el vencedor de la Liga en el curso 1958-1959. Ambos se encontraron en la final y salieron con sus onces de gala. Al descanso se llegó con empate a uno pero la segunda mitad fue intensa y vibrante. Gento y Di Stéfano dieron una gran ventaja al Madrid que fue recortada por Evaristo a falta de 25 minutos para la conclusión del partido. Sin embargo Gento ajustició a los blaugranas con otra diana que dejó en insuficiente el gol logrado por Suárez en el minuto 82. Los merengues levantaron el Carranza en una tarde en el que la delantera blanca fue de alta enjundia al estar integrada por Canario, Didí, Di Stéfano, Puskas y Gento. La revancha para los culés llegó en las semifinales del mismo torneo en 1968. En esta oportunidad la igualdad fue la tónica del duelo hasta que un tanto de Zaldúa en el 88’ dio el pase a la final para el equipo dirigido por Salvador Artigas.

Canario, Didí, Di Stéfano, Puskas y Gento formaron ante el Barça en un Trofeo Carranza

En 1982, poco antes del Mundial de España y sin los mejores jugadores de cada plantel que se encontraban concentrados para el gran evento, se midieron por primera vez fuera de las fronteras hispanas. En Venezuela se organizó la Copa Presidente de la República, que tuvo como participantes a Real Madrid, Barcelona, Inter de Milán y Oporto. Blancos y culés cayeron en sus choques de semifinales y se enfrentaron en la lucha por la tercera posición. En el estadio de Farid Richá de Barquisimeto, con un ambiente frío y un partido sin tensión, un solitario gol de Vicente del Bosque otorgó el tercer lugar a los capitalinos.

La última ocasión hasta este 2017 en que jugaron dos encuentros de carácter amistoso fue en 1991. Poco antes acababa de nacer la cadena privada Canal +, que organizó un Desafió entre los dos gigantes con un suculento premio económico y con el objetivo de conseguir aumentar su número de abonados. El reto envolvía las secciones de fútbol y baloncesto.

El primer partido se jugó en el Bernabéu el 1 de mayo de 1991. Milla debutaría en el coliseo blanco en ese partido tras estar lesionado desde la pretemporada, pero el gran protagonista fue Hagi, que destrozó al Barcelona. En tres minutos el Madrid hizo tres goles y, aunque Goicoechea redujese distancias a la media hora, el partido quedó visto para sentencia. Cruyff no viajó, enfadado por una sanción de la UEFA a Amor y Zubizarreta para la final de la Recopa, y el encargado de dirigir a los catalanes fue su segundo Carlos Rexach.

La vuelta de este Desafío se celebró en el Camp Nou en septiembre con dos pruebas para el futuro del deporte rey: ceder el balón al arquero y que lo cogiese con las manos sería falta, algo que caló tiempo después, y la segunda al situar la línea del fuera de juego en la frontal del área rival, un sistema que no contó con demasiados adeptos en el mundo del fútbol. El encuentro finalizó empate a uno tras los tantos de Nadal y posteriormente de Aldana. El Real Madrid conquistó el Desafío de Canal +.

 

Ramón Monchín Triana fue un jugador de otro tiempo, un futbolista que supuso el primer gran trasvase entre Atlético de Madrid y Real Madrid a finales de los años 20. En su etapa merengue fue una de las estrellas del conjunto blanco y siempre destacó por su deportividad en el terreno de juego. Víctima de la guerra, fue uno de los fusilados en Paracuellos del Jarama.

Nacido en Fuenterrabia el 28 de junio de 1902, comenzó a destacar en el balompié, primero en los marianistas de El Pilar y más tarde con los jesuitas en Areneros. Con 19 años firmó por el Athletic de Madrid y además de jugar al fútbol también lo hacía al hockey, al tiempo que estudiaba para ser notario. Podía desempeñarse como interior o extremo derecho y sobresalía principalmente por su magia en el regate: un desborde rápido, en corto y zig zag y muy eléctrico. Además, poseía una gran imaginación, un fantástico dominio de las dos piernas, una enorme técnica con el cuero y mucha habilidad en espacios reducidos. Entre sus apodos se encontraban ‘El rey del regate’ y ‘El Kopa de los años 20’, que comenzó a sonar ya en la década de los 50.

Monchín Triana podía desempeñarse como interior o extremo derecho

En el cuadro colchonero sentó cátedra durante casi una década, desde 1918 a 1928, tiempo en el que conquistó como títulos principales tres Campeonatos Regionales Centro, disputó dos finales de Copa e inauguró el mítico Stadium Metropolitano en 1923. Sin embargo, problemas con el presidente rojiblanco Luciano Urquijo, que no le quería pagar por jugar, le hicieron tomar la decisión de fichar por el gran rival de la ciudad, el Real Madrid, que sí le ofreció un salario.

Aquel curso también llegaron a la entidad madridista grandes jugadores como Lazcano o Morera, a los que había que sumar al fenomenal Gaspar Rubio, fichado recientemente. Triana debutó en noviembre de 1928, aunque con anterioridad ya había jugado para el equipo merengue. Fue concretamente en la gira veraniega por Sudamérica, en 1927, donde marcó ante un combinado de Buenos Aires y la selección Chalaca de Lima y en la que también viajaron en la expedición futbolistas de otras entidades como Vidal y Travieso del Athletic de Bilbao, Urquizu de Osasuna o su compañero colchonero Luis Marín.

Su estreno liguero se produjo en la recién creada competición doméstica, y el rival no podía tener más enjundia: el Barcelona en Les Corts. Los merengues asaltaron el fortín blaugrana y vencieron por 1-2, aunque los primeros goles del artista del dribbling no fueron hasta la siguiente jornada contra su ex equipo en Chamartín. Triana logró un doblete y acabó con las esperanzas colchoneras, que se adelantó a la media hora de juego en el marcador. Fijo en los esquemas de Quirante, marcó otros dos tantos más y jugó 12 partidos de los 18 del calendario en una campaña donde el Real Madrid finalizó subcampeón.

Meses antes sí se había conquistado el Campeonato Regional que daba paso a disputar la Copa. Triana fue fundamental con su rendimiento en las eliminatorias previas ante el Real Oviedo, el Logroñés o el Athletic Club, al que le hizo dos dianas en San Mamés para que su club alcanzase la gran final. En ese partido, que ha pasado a la historia como ‘La final del agua’, el Real Madrid de los Quesada, Peña, Lazcano, Rubio o el propio interior guipuzcoano sucumbió en un terreno de juego encharcado frente al Español de Zamora, Saprissa o Bosch. El duelo concluyó 2-1 y con cinco expulsados, Triana y Rubio por filas madridistas, y González, Broto y Tena en el cuadro periquito.

Con la llegada del magiar Hertzka al banquillo blanco, Triana perdió mucho protagonismo en el equipo y se convirtió en un habitual suplente. En las siguientes tres campañas únicamente actuó en ocho partidos de Liga, cuatro del curso 29-30, uno de la temporada 30-31 y tres en la 31-32, donde se logró el primer título de la historia. Aunque su papel fue escaso, en ese triunfo sí resultó fundamental al convertir tres tantos, un doblete en la victoria en casa frente al Alavés y un gol en la visita a Ibaiondo, el campo del Arenas.

Su bagaje fue algo más extenso en el Campeonato Regional que se ganó en 1930 y 1931 y en las ediciones correspondientes de la Copa del Rey. En la primera, de nuevo el Real Madrid llegó hasta la final, pero volvió a caer, esta vez contra el Athletic Club en Montjuic. Triana forzó la prórroga, aunque un gol de Lafuente dejó sin el entorchado copero a los merengues. Un año después, el tope del equipo fueron los cuartos de final, donde no pudieron remontar el 3-0 que se trajo el Betis de Sevilla.

Triana, que había sido internacional en una única ocasión contra Portugal en Sevilla en 1929 y uno de los ídolos de Bernabéu que dijo de él que “quien se quisiera divertir fuera a verle jugar”, se fue alejando poco a poco del fútbol hasta que fue noticia con el estallido de la Guerra Civil. Residente en el barrio Salamanca en una familia muy religiosa, la casa de la calle Serrano fue registrada en numerosas ocasiones por los milicianos buscando a Ramón y sus dos hermanos. Finalmente los tres se presentaron a las autoridades en un error fatal que les condenó a la muerte.

Triana fue internacional en una ocasión

El 7 de noviembre de 1936, Monchín salió en camión de la cárcel Modelo y apenas una hora y media después fue fusilado en Paracuellos del Jarama. Sus hermanos, que se encontraban en la cárcel de General Díaz Porlier, sufrieron el mismo destino fechas más tarde.

En su honor, el Diario Marca y el Arriba crearon el 'Trofeo Monchín Triana' en 1952 al futbolista que hubiese destacado a lo largo de su trayectoria por un gran espíritu deportivo. El primer ganador fue Puchades, del Valencia, y también lo lograron otros mitos como Basora, del Barcelona, Gaínza, del Athletic, Gento, del Real Madrid o Yarza, del Zaragoza, que fue el último premiado en 1968.

A lo largo de los 115 años de historia del Real Madrid han pasado cientos y cientos de futbolistas por el vestuario blanco. Algunos de ellos tenían parentesco familiar, desde padres a hijos pasando por hermanos, abuelo y nieto o tío y sobrino.

Los pioneros a los que les corría la misma sangre por las venas fueron los hermanos Palacios Gutiérrez, Julián y José. Julián fue uno de los fundadores de la entidad blanca a comienzos del siglo XX y además ejerció como presidente antes de la inscripción del Madrid como club. Jugaba como medio ala aunque las labores administrativas le impidieron disputar partidos oficiales. Sólo acudía a los entrenamientos y a algún choque amistoso. Por su parte José se desempeñaba en la misma posición y estuvo dos campañas en el cuadro merengue participando en un encuentro de Copa.

Coetáneos de los Palacios Gutiérrez fueron los hermanos Giralt, tres futbolistas nacidos en Cuba que hicieron buena carrera en el Madrid de la época. La familia tuvo mucho que ver en la fundación del club y Mario, Armando y José engrosaron la primera plantilla de la historia en el curso 1902-1903. Mario, un zaguero fuerte y potente físicamente, únicamente estuvo un año en el equipo, aunque fue fijo en el torneo de Copa. Mientras que sus hermanos sí permanecieron más tiempo en la disciplina madridista y obtuvieron las Copas de 1906 y 1907. Armando era un extremo izquierdo rapidísimo con una gran precisión en su zurda y José era un delantero rematador y fornido que logró dos tantos en sus diez partidos como blanco.

En la misma etapa y durante un lustro coincidieron los hermanos Yarza en los albores de la institución capitalina. Ambos llegaron en 1903 y se marcharon en 1908 con cuatro Copas (1905 a 1908) en su bagaje personal. Manuel y Joaquín ‘Quincho’ habían fundado el Moderno, club que fue absorbido por el Madrid F.C., y se incorporaron al cuadro merengue de inmediato. Manuel, vocal de la Junta Directiva y que actuaba como medio era un jugador contundente y eficaz en su juego. Por su parte Joaquín, que comenzó como extremo pero bajó a la defensa, formó una pareja legendaria con Berraondo gracias a su fortaleza física y su calidad en el corte.

Hermanos Yarza

En 1909 tres onubenses apellidados Pérez de Guzmán que se formaron en el Recreativo de Huelva, el decano del fútbol español, llegaron a Madrid para estudiar y compaginaron sus estudios con el balompié vistiendo la camiseta blanca. José, un centrocampista, y Luis  un ‘wing’ derecho  estuvieron hasta 1912, aunque solo disputaron dos encuentros oficiales de Copa. Mientras que Francisco, que era medio izquierda, se mantuvo una temporada más, hasta 1913. Los tres saltaron al campo a la vez en los dos choques de la Copa de 1910, pero no tuvieron mucha fortuna, puesto que el Madrid cayó en San Sebastián por 2-0 ante el Athletic y el Vasconia.

Con la llegada de los años 10 dos sagas familiares legendarias hicieron su entrada en el mejor club de la historia: los Bernabéu y los Aranguren. Marcelo Bernabéu, que era médico, y fue el principal culpable de que a Santiago le entrase el gusanillo por el deporte rey fue un magnífico defensa que descollaba por sus cualidades físicas y atléticas y por una enorme eficiencia en la marca. Titular durante siete campañas era habitual verle en las alineaciones de los choques de Copa y el Campeonato Regional. Santiago por su parte debutó en 1912 para demostrar con celeridad su gran potencia, su instinto para el remate, su poderío en el juego aéreo y su versatilidad en la punta del ataque. En su palmarés destaca la Copa lograda en 1917 aunque una lesión en las semifinales contra el España F.C. le impidió salir de inicio en el partido decisivo frente al Arenas.

Marcelo Bernabéu fue el culpable de que a Santiago le entrase el gusanillo por el fútbol

Aranguren, Eulogio y Sotero fueron argentinos que de pequeños se trasladaron a vivir a San Sebastián, donde se formaron como futbolistas. Eulogio fue un medio de gran calidad, habilidad y destreza con el balón en los pies. También podía bajar a la zaga y en sus años como madridista levantó la Copa de 1917 y tres Campeonatos Regionales. Su hermano Sotero aterrizó junto a él en 1911 y se mantendría en la escuadra madrileña hasta 1918. Brillaba como extremo izquierdo y fue uno de los mejores jugadores de la época en España. Rápido, desequilibrante, vertical y con un carácter muy fuerte, jamás se rendía fuesen las circunstancias que fuesen. Compartió once con Eulogio en la final contra el Arenas de 1917, tanto en el primer partido como en el desempate. Tras terminar sus estudios le destinaron a Miranda de Ebro y tuvo que dejar el Madrid para su desgracia. Cuatro años después, en 1922, falleció de forma prematura y el club blanco le homenajeó con una escultura de bronce en 1925 en la que figura junto a Machimbarrena. Hoy en día se encuentra en la bocana de vestuarios en el estadio Santiago Bernabéu.

Entre 1914 y 1915 les tocó a dos jugadores de origen francés que se trasladaron desde Irún a Madrid para estudiar en el Colegio de El Pilar: Juan y René Petit. Juan llegó en 1914 y era un magnífico interior, fino y con un fenomenal dominio del cuero que formó con Sotero Aranguren una banda extraordinaria. Estuvo tres campañas hasta que fue llamado a filas para el ejército francés en la I Guerra Mundial donde sufrió unas heridas de consideración que acabaron con su carrera. Su hermano René fue el primer gran crack madridista. Un delantero que actuaba también en la media y un mago del balompié. Elegante, técnico, hábil, inteligente y preciso en todas sus acciones, manejaba el juego de toque a la perfección. Jugó desde 1915 a 1918 un total de 29 partidos oficiales en los que logró 13 dianas y levantó como título principal la Copa de 1917, marcando además el primer gol en el duelo de desempate.

Hermanos Aranguren

Junto a los hermanos Petit llegó a coincidir unos meses Manuel Cominges, un interior gallego que comenzó sus estudios de Ingeniero de Caminos a la vez que firmaba por el Madrid en 1917. Futbolista muy alto para la época, 1,87m, era un jugador corpulento y dominante en el juego aéreo que actuó casi siempre en el Campeonato Regional aunque también disputó un partido de Copa. Su hermano Francisco diez años menor que él fichó en 1926 tras militar en el Hogar Vasco. Su demarcación era la de medio ala y tras jugar en Copa y en el Regional Centro pudo participar en tres partidos de la Liga 29-30. Concretamente salió ante el Racing, el Atlético de Madrid y la Real Sociedad y anotó frente a los colchoneros y los donostiarras.

En 1919 otras dos estirpes de hermanos se barruntaban en el cuadro blanco al fichar Pablo Hernández Coronado y Adolfo Mengotti. El primero era un madrileño que sería historia del club blanco durante casi medio siglo. Fenomenal guardameta también ocupó labores de entrenador, secretario técnico y directivo. Jugó tres años en diferentes partidos de la Copa y el Campeonato Regional. Falleció a los 100 años. Por su parte Mengotti nacido en Valladolid pero que adoptó la nacionalidad suiza por su progenitor fue un mediocentro sobresaliente por su velocidad, su intuición, su calidad en el pase y su temperamento. Estuvo seis años en la disciplina merengue donde ganó cuatro Campeonatos Regionales pero su mayor éxito fue la medalla de plata en los JJOO de Paris de 1924 donde representaba al Madrid.

Sus respectivos hermanos aparecieron en 1921 y 1923. Rafael Hernández Coronado un medio que practicaba el atletismo y el boxeo permaneció tres años aunque sus labores como médico le impidieron tener continuidad en el equipo. Por su parte Arturo Mengotti se desempeñaba como arquero y estuvo en dos etapas distintas en el club blanco (1921-1923 y 1925-1926). Muy centrado en sus estudios apenas disputó algún encuentro del Campeonato Regional Centro.

A mediados de la década de los 20 dos hermanos se trasladaron a Madrid desde Vizcaya: Ramón y Luis María de Uribe y Echevarría. Este último empezó a jugar en 1925 y se confirmó como un brillante definidor y anotador tanto en Copa como en el torneo Regional. Su larga carrera le permitió también disputar un partido de Liga contra el Arenas antes de marcharse al Athletic tras terminar sus estudios en la capital. Mientras que Ramón era un zaguero muy potente, típico del fútbol del norte, que estuvo al completo el curso 1926-1927 con tres choques del Regional como bagaje.

La siguiente dinastía de hermanos tuvo lugar en los años 30 y es una de las más célebres: los Regueiro. El mayor, Luis, fue firmado del Real Unión en 1931 para hacer historia en la casa blanca. Interior irrepetible, disponía de un gran talento, regate, creatividad, imaginación y elegancia. En sus seis campañas alcanzó los 164 partidos y un total de 87 goles que ayudaron a la conquista de las dos primeras Ligas del club, dos Copas y cinco Campeonatos Mancomunados. Su hermano Pedro descollaba en la media siendo un discípulo del gran René Petit. Se compenetraba muy bien con Luis y, aunque era muy seguro y enérgico en su juego, algunos le catalogaron como frío. Fichó en 1932 y estuvo hasta 1936 con unas estadísticas de 134 partidos oficiales y una Liga, dos Copas y cuatro Mancomunados como trofeos de prestigio. El último de los hermanos, Tomás, vio como el estallido de la Guerra Civil daba al traste con sus opciones de hacer carrera en el Madrid y apenas estuvo unos meses de 1936 en la plantilla merengue. Los tres pudieron concurrir en un mismo partido a la vez en el homenaje a Félix Quesada. El choque se celebró el día de Año Nuevo de 1936 en Chamartín donde los madridistas derrotaron por 4-1 (Luis marcó el primero) al Szegedi TC húngaro.

Hermanos Regueiro

Por último en los albores de los 40 los cántabros hermanos Alsúa fueron de los precursores del sensacional idilio de esta Comunidad Autónoma con el Real Madrid en cuanto a futbolistas se refiere. El mayor Antonio se incorporó en 1941 para consolidarse como extremo derecho gracias a su rapidez y sus centros medidos desde la cal que bien aprovecharon Barinaga o Pruden. Además también poseía un buen olfato de gol como atestiguan sus 43 dianas en 176 encuentros. En 1948 se marchó al Nástic de Tarragona pero lo hizo con dos Copas en el zurrón siendo titular en ambas finales. Mientras que su hermano Rafa tuvo menos recorrido y permaneció en la primera plantilla desde 1943 a 1945. Interior de buena distribución y regate no se consolidó debido a la enorme competencia existente en ese puesto. Apenas jugó cinco partidos oficiales en la Liga de la campaña 1943-1944 coincidiendo con Antonio en el once en los duelos contra el Castellón y el Español.

Otras parejas de hermanos durante la primera mitad del siglo XX fueron los Meléndez y los Contreras Dueñas, sin embargo en sus trayectorias únicamente figuran en determinados partidos amistosos. Adolfo Meléndez que era portero y luego ejerció como Presidente del club en distintas etapas fue un militar gallego y fundador de la entidad merengue. Por su parte su hermano Arturo también fue parte importante en la creación del equipo capitalino pero en su labor como defensa ayudaba en los entrenamientos y en partidos no oficiales. Mientras que César y Félix Contreras Dueñas eran dos leoneses que sobresalieron en el Recreativo Español de Madrid y ficharon por el conjunto merengue en 1921. Apenas tuvieron oportunidades salvo en duelos amistosos y a mediados de los años 20 dejaron el club. Félix volvería ya en los 50 para ser el médico de la primera plantilla.

spotify linkedin facebook pinterest youtube rss twitter instagram facebook-blank rss-blank linkedin-blank pinterest youtube twitter instagram