Las mejores firmas madridistas del planeta

En pocas semanas se disputará el Mundial de Rusia de 2018 y el Real Madrid volverá a estar muy bien representado en varias selecciones de todo el planeta. Salvo lesión, serán 15 los futbolistas blancos que acudan al torneo en un dato que significa un récord hasta la fecha.

La primera vez que algún jugador merengue representó al Real Madrid en la Copa del Mundo fue en Italia 1934 tras no ir ninguno a Uruguay en 1930. El seleccionador español Amadeo García convocó a cinco jugadores para la cita en el país transalpino: Ricardo Zamora, Ciriaco Errasti, Jacinto Quincoces, Luis Regueiro e Hilario Marrero.

El Madrid ganó semanas antes la Copa y entre 1932 y 1933 reinó en el panorama nacional con la Liga. Por ello cuatro jugadores fueron básicos en sus esquemas y el único que no tuvo minutos fue Hilario. ‘El Divino’ jugó ante Brasil y el primer partido contra Italia en la llamada Batalla de Florencia. Sin embargo, una lesión le impidió actuar en el desempate. Lo mismo le ocurrió al zaguero eibarrés Ciriaco. Luis Regueiro por su parte se perdió el debut ante los sudamericanos pero jugó y a gran nivel contra la ‘azzurra’, marcando además un gol en el primer choque. Por último Quincoces, que fue elegido tras el Mundial como el mejor defensa del mundo, es el único que participó en los tres partidos del equipo nacional español en el Mundial.

La ausencia de merengues en el Mundial de Francia 1938 hizo que hasta el periodo posterior a la II Guerra Mundial no se viera de nuevo a un madridista en el torneo más prestigioso del fútbol. Y el único que viajó a Brasil 1950 fue Luis Molowny, pese a que Miguel Muñoz fue reclamado por parte de la afición en el país. Guillermo Eizaguirre confió en el joven interior canario pero, debido a la gran competencia en su puesto, sólo disputó 90 minutos. Indiscutible en la clasificación ante Portugal, ‘El Mangas’ vio cumplido su sueño de jugar un Mundial en el primer partido de la segunda fase ante Uruguay. El duelo se celebró en Pacaembú y España rayó a gran nivel contra las charrúas que días más tarde darían la sorpresa en el mítico ‘Maracanazo’ frente a la anfitriona Brasil.

Hasta 1958 hubo que esperar para que un extranjero blanco vistiese la camiseta de su país en una edición mundialista. Y era uno de los mejores jugadores del mundo: Raymond Kopa.

El francés, que se alzaría ese año con el Balón de Oro, completó un Mundial de Suecia extraordinario. La estrella gala del equipo que dirigía Albert Batteux comandó a su selección a un tercer puesto histórico hasta ese momento. ‘El pequeño Napoleón’ participó en los seis partidos de los ‘bleus’, marcó tres dianas (ante Paraguay y Escocia en la liguilla y Alemania Occidental en la lucha por la tercera plaza) y asistió en varias ocasiones a su compañero Fontaine, al que ayudó a lograr el trofeo de mejor realizador del Mundial.

Cuatro años después, España regresó a un Mundial tras doce años de ausencia. En la lista confeccionada por Pablo Hernández Coronado y el entrenador Helenio Herrera, figuraron siete madridistas, de los cuales la mayoría habían formado parte del glorioso cuadro blanco que gobernó la Europa futbolística desde 1956 a 1960. Ese curso el Real Madrid también se presentó en la final de la Copa de Europa pero por primera vez perdió ante un Benfica guiado por Eusebio. El arquero Araquistáin, los defensas Santamaría y Pachín y los atacantes Del Sol, Puskas, Di Stéfano y Gento fueron los elegidos para un Mundial en el que la selección tenía puestas muchas esperanzas.

Sin embargo, rápido se torcieron las cosas para ‘La Saeta Rubia’ que se lesionó días antes y no pudo dejar su huella jamás en un Mundial. Además Araquistáin llegó como suplente de Carmelo, pero tuvo su oportunidad ante Brasil en el tercer partido de la fase inicial. En cuanto a los defensas, Santamaría fue fijo para Herrera y Pachín entró en escena tras caer en el debut la selección contra Checoslovaquia. ‘Siete Pulmones’ Del Sol disputó los dos primeros encuentros y fue suplente contra la verde-amarela en el duelo decisivo, y tanto Puskas como Gento formaron parte del ataque en los 270 minutos disponibles en el torneo. El magiar no tuvo un papel muy destacado al contrario que ‘La Galerna del Cantábrico’, que deslumbró sobre todo contra México con una jugada extraordinaria a poco del final para servir a Peiró el gol con el que se derrotó a los aztecas.

En 1966, de nuevo la selección española fue la única en la que figuraron jugadores del Real Madrid para el Mundial de Inglaterra. José Villalonga, extécnico madridista y campeón dos veces de la Copa de Europa, contó con Antonio Betancort, Manuel Sanchís Martínez, Zoco, Pirri, Luis del Sol, Amancio y Gento. El arquero canario no tuvo ninguna opción con Iríbar en el marco, pero el resto fueron parte de la columna vertebral del equipo nacional. Sanchís (logró un gol célebre y magnífico ante Suiza) y Zoco jugaron los tres partidos de España y, en el último contra la RFA, el navarro lo hizo como capitán. Los otros cuatro merengues actuaron en dos partidos, Pirri y Luis del Sol en la derrota ante Argentina (el ceutí consiguió un tanto) y la victoria contra Suiza. Amancio, por su parte, salió ante los suizos (a los que anotó una diana) y ante los teutones, mientras que el capitán de la selección Gento participó en el estreno contra la albiceleste y también ante los centroeuropeos, para ser relegado al banquillo frente a Alemania Occidental.

Uno de los Mundiales más notables de la historia, el de México en 1970, se completó sin presencia madridista, y cuatro años más tarde únicamente Netzer se enfundaba la zamarra blanca. El cerebro rubio, un gran mediocampista que en 1972 deslumbró a todo el viejo continente en la Eurocopa, apenas tuvo participación en la Copa del Mundo con sede en su país. La base del equipo era la del Bayern y el seleccionador Schon le dio un papel testimonial con sólo 22 minutos en el duelo ante la RDA. Días más tarde, Netzer sería el primer campeón del mundo que pertenecía al Real Madrid, pero lo vio todo sentado en la banqueta.

Tras dos Mundiales ausente, España volvió en Argentina 1978, y Ladislao Kubala incluyó en su lista a cinco madridistas: Miguel Ángel, San José, Pirri, Santillana y Juanito. ‘El Gato’ tenía toda la confianza del seleccionador en la portería, y completó un Mundial fantástico con paradas fenomenales, aunque no pudo impedir la caída a las primeras de cambio. San José, especialista defensivo, también jugó los tres partidos, y a Santillana y Juanito les tuvo en cuenta Kubala después de perder en el estreno contra Austria. Mientras que Pirri, el capitán, empezó a buen nivel contra los austriacos pero luego dejó de contar en el choque contra Brasil del famoso fallo de Cardeñosa, y únicamente salió a jugar la segunda parte ante Suecia donde se confirmó la eliminación de España.

La gran esperanza de organizar un Mundial en casa, en 1982, se tornó en fracaso tras apenas unos días de competición. España dio una imagen muy pobre pese a que Santamaría llamó a Camacho, Juanito, Santillana, Gallego y Miguel Ángel y fue apeada en la segunda ronda. Arconada llevaba ya un tiempo como titularísimo en la portería, y eso dejó sin oportunidades a Miguel Ángel, que contaba con 34 años. Gallego, uno de los jóvenes, aprendió lo que era un Mundial y debutó en una gran cita internacional con 12 minutos en la inesperada derrota ante Irlanda del Norte. Por su parte, Santillana mantenía una gran pugna por el puesto de delantero con Quini o Satrústegui, y su bagaje fueron los dos partidos de la segunda fase en el Santiago Bernabéu ante Alemania Occidental, donde se perdió, y contra Inglaterra con la que se firmaron tablas. Los otros dos miembros blancos, Juanito y Camacho, sí eran fijos para el seleccionador, y el de Cieza actuó en los cuatro partidos del campeonato, mientras que el malagueño marcó de penalti en la repetición contra Yugoslavia y jugó en todos los partidos menos en la despedida contra los ‘pross’.

La participación madridista no se quedó esta vez en los hispanos sino que también otro alemán, al igual que en 1974, militaba en el cuadro de Chamartín en la época: Uli Stielike. El versátil futbolista era pieza clave de una selección de Alemania Occidental que sólo fue detenida por Italia en la gran final. ‘El Pánzer’ jugó en la derrota ante Argelia del debut y también en los dos siguientes partidos de su selección en la primera fase, en los que se alzaron con la victoria (Chile y Austria, este último en el famoso ‘que se besen’ de El Molinón). Luego los germanos, con el jugador con bigote en sus filas, igualaron con Inglaterra y se impusieron a España para plantarse en semifinales ante Francia en un partido antológico. El choque concluyó empate a tres tras una prórroga y Stielike falló su penalti (lo detuvo Ettori), aunque posteriormente su compañero Schumacher le sacó del apuro tras los errores de Six y Bossis. En su casa, en el Santiago Bernabéu, Stielike -al igual que con la Copa de Europa de un año antes- no pudo sacarse la espina y tampoco se proclamó campeón del mundo.

En México 1986, la nómina de jugadores del Real Madrid que aparecieron en el Mundial ascendió a nueve. Siete de ellos por parte de la selección española que dirigía Miguel Muñoz (Camacho, Maceda, Gordillo, Chendo, Gallego, Michel y Butragueño), el mexicano Hugo Sánchez y el argentino Jorge Valdano.

El rendimiento de España fue muy bueno, y únicamente los penaltis ante Bélgica cortaron las alas a un equipo que podría haber llegado más lejos en el torneo. Todos los madridistas tuvieron su oportunidad y mientras para unos -como Butragueño o Michel- su recuerdo es sensacional, para otros como Maceda es triste ya que una lesión en el primer encuentro ante Brasil le retiró prácticamente del fútbol. Butragueño se encumbró como un futbolista de talla mundial con cinco goles, uno ante Irlanda del Norte y un póker frente a Dinamarca en Querétaro.

Míchel también deslumbró pese a que su precioso gol fantasma ante Brasil fue ignorado por el trencilla australiano Bambridge. Camacho, el capitán de la selección, disputó todos los minutos posibles y Gallego se hizo con una posición del once en octavos y cuartos tras el tercer partido de la liguilla ante Argelia. Gordillo tuvo sus minutos en el duelo ante los norirlandeses, y Chendo (debido a las bajas) cumplió jugando contra los ‘Diablos Rojos’ en Puebla.

Los otros dos merengues del Mundial también alcanzaron la parte importante del campeonato. Hugo Sánchez, con la anfitriona, entró con fuerza en competición y marcó en su debut en la victoria ante Bélgica. Luego el nueve no marcaría más tantos, pero disputó la contienda ante los paraguayos y el choque de octavos con triunfo contra Bulgaria, y la dolorosa derrota en cuartos por penaltis ante la RFA. Por su parte Valdano jamás olvidará esa Copa del Mundo en la que se coronó campeón gracias al talento que tenía a su lado, un diez llamado Maradona. Valdano fue uno de los escuderos de ‘El Pelusa’, y con cuatro dianas descolló en suelo azteca. Anotó dos goles fundamentales en el estreno ante Corea del Sur, y también abrió la senda de la victoria en el tercer partido de la liguilla contra Bulgaria. Continuó siendo fijo en las rondas finales hasta que llegó la final contra Alemania Occidental, donde marcó el 2-0. Minutos después los germanos empatarían, pero una diana de Burruchaga otorgó el título a la albiceleste. Valdano entraba así en el club de los campeones del mundo merengues hasta la fecha junto a Netzer, con la salvedad de ser el primero en obtenerlo sobre el césped, ya que el alemán no llegó a jugar como ha sido dicho.

(Continuará).

Hoy, 7 de abril, cumple 51 años Bodo Illgner, el arquero alemán que defendió el marco blanco en la ‘Séptima’ conquistada en Ámsterdam ante la Juventus y que permaneció cinco años en el club merengue.

Nacido en 1967 en la localidad de Koblenz, Bodo Illgner era un guardameta muy completo, imponente y de altura (1,90 metros). Además, destacaba sobre todo por su sobriedad, su gran seguridad, su estilo impecable sin adornos ni florituras, su enorme coordinación y sus reflejos.

El germano empezó a jugar en el 1 FC Hardtberg de Bonn hasta que con 17 años llama la atención del Colonia, que lo ficha para ser el futuro sustituto del internacional Harald Schumacher. Poco después, y tras publicar un polémico libro, Schumacher se hace con el puesto en el cuadro Die Geißböcke, algo que no abandonaría durante la siguiente década. Sin embargo, la suerte no acompaña en cuanto a títulos y tras ver desde el banquillo perder la final de la Copa de la UEFA de 1986, también se ocupa el segundo lugar en las Bundesligas de 1989 y 1990 y el subcampeonato de la DFB Pokal de 1991 al caer en los penaltis contra el Werder Bremen. Aún así, Illgner es un portero de gran prestigio en su país y también en el continente europeo, siendo galardonado con el premio de mejor guardameta europeo en 1991 y de Alemania en 1989, 1990, 1991 y 1992.

La carrera de Illgner se presumía para siempre en la Bundesliga hasta que apareció en su destino Fabio Capello. El italiano firmó como entrenador del Real Madrid en el verano de 1996 y no le convencían del todo los dos porteros por entonces en la nómina blanca: Paco Buyo y Santiago Cañizares. Buscaba un portero de más envergadura, y el club que presidía Lorenzo Sanz le firmó a poco de cerrarse el mercado de fichajes en los primeros días de septiembre. El Real Madrid pagó la cláusula de rescisión de 386 millones al Colonia y el germano aterrizó en Barajas acompañado por su mujer y representante Bianca.

illgner fue galardonado con el premio de mejor guardameta europeo en 1991

Indiscutible para el técnico italiano, le hizo debutar en la jornada dos de Liga ante el Hércules en el Santiago Bernabéu, donde se venció por 3-0. Desde entonces, nadie le tosió (jugó 40 duelos consecutivos ligueros) y cuajó un gran año en el que el Real Madrid volvió a ser campeón de Liga en dura pugna con el Barça, dirigido por Bobby Robson y guiado por Ronaldo en el césped.

Sin embargo, Capello se marchó al terminar el curso y en el siguiente una lesión en el hombro, en pretemporada, alejó a Illgner de los terrenos de juego un tiempo. Su compatriota Heynckes apostó por Cañizares en la Supercopa que se ganó ante el Barça y, a partir de entonces, en la Liga. Illgner disputó la Copa con una sonora eliminación ante el Alavés en 1/8 y no se estrenó en la competición doméstica hasta la jornada 27 contra el Mallorca a finales del mes de febrero. Por ello, el teutón declaró en varias oportunidades que dejaría el Madrid si seguía en el banquillo, y se llegó rumorear una gran oferta por parte del Borussia Dortmund para su traspaso.

Pero Heynckes entonces decidió dar un cambio de timón y el germano se asentó en el puesto para acabar el año como titular. Participó en la fase decisiva de la Champions, actuando en cuartos ante el Bayer Leverkusen y en semis contra el Borussia Dortmund, para ser el elegido en la final frente a la Juventus. De esta forma entró en la leyenda de una alineación mítica y alzó la ‘Séptima’ en Ámsterdam tras un tanto de Mijatovic que celebró con los brazos en alto como mostraron las cámaras de televisión. Luego no se quedó junto a sus compañeros en el césped en la celebración y acrecentó su fama de arisco al ser un jugador que no firmaba autógrafos, no concedía entrevistas o no acudía a las cenas oficiales o reuniones del equipo.

La temporada 1998-1999 fue la última de Illgner sano y con continuidad en la portería. Tanto con Hiddink como con Toshack fue el dueño del marco en un curso marcado por la irregularidad y el fin de una generación de jugadores que abandonarían la entidad en verano como Mijatovic, Panucci o Suker. El único éxito fue la Copa Intercontinental contra Vasco en Tokio con el gran gol de Raúl, conocido como el ‘aguanís’, y con Illgner en la alineación inicial aquel día en el Estadio Nacional.

A principios de 1999 renovó con la institución blanca tras varios meses de negociaciones, pero su hombro le volvió a dar la lata e inició su declive profesional. Actuó al principio del Campeonato Nacional de Liga en cinco partidos y también en uno de Champions contra el Oporto en Das Antas. Sin embargo, primero Bizzarri y luego Casillas le fueron apartando del césped el resto del curso y no tuvo peso en las rondas claves que terminaron con la consecución de la ‘Octava’ Copa de Europa en París contra el Valencia. Se despidió del equipo de forma oficial en un partido de la Copa del Rey en febrero del año 2000 ante el Mérida en el que se cayó por 2-1.

El curso posterior permaneció en la plantilla, pero no tuvo ningún minuto en Liga, Copa, Champions, Supercopa de Europa o Copa Intercontinental (sí jugó tres amistosos de pretemporada ante el Stade Nyonnais suizo, el Móstoles o el Getafe). Casillas ya era una auténtica realidad y, además, se firmó a César Sánchez, del Real Valladolid, que era el habitual inquilino del banquillo, lo que dejaba a Illgner, con numerosos problemas físicos, en la grada. En el mes de agosto de 2001 y con 34 años colgó los guantes de forma definitiva pese a que llegó a tener alguna oferta de su país para continuar en activo. Para la historia dejó cinco años en la Casa Blanca y unas estadísticas de 119 partidos oficiales y dos Ligas, dos Copas de Europa, una Copa Intercontinental y una Supercopa de España como gran palmarés.

En la selección teutona disputó 54 partidos, logrando su mayor hito en 1990 al levantar la Copa del Mundo en Italia. Pasó por todas las categorías inferiores y su debut con los mayores, aún como República Federal Alemana, le llegó en septiembre de 1987. Beckenbauer le convocó para un amistoso ante Dinamarca en Hamburgo que finalizó con victoria local por la mínima después de un gol de Rudi Völler. Un año más tarde acudió a la Eurocopa, pero no disputó ningún minuto al ostentar la titularidad Immel. Precisamente fue tras el torneo europeo cuando se consolidó como titular, actuando en buena parte de la clasificación para el Mundial de Italia y posteriormente siendo el dueño del marco germano en suelo transalpino.

illgner disputó 54 partidos con alemania

Illgner cuajó un buen Mundial, pero fue en las semifinales contra Inglaterra cuando se mostró decisivo con una parada a Stuart Pearce en la tanda de penaltis (4-3 para Alemania; Waddle mandó el balón fuera en la siguiente ronda de lanzamientos). Cuatro días más tarde Alemania se midió a Argentina en la revancha de la final de 1986 y, esta vez sí, los teutones, tras marcar Brehme de penalti, dejaron a Maradona sin revalidar el título y alcanzaron el tercer trofeo en la historia de la ‘Mannschaft’.

El guardameta de Koblenz continuó como titular en los dos siguientes compromisos internacionales de importancia, aunque no logró ampliar su palmarés. En 1992, ya con Berti Vogts en el cargo, jugó todos los choques de la Eurocopa de Suecia, pero en la final una sorprendente Dinamarca le batió en dos ocasiones y conquistó un trofeo memorable. Dos años después acudió al Mundial de Estados Unidos instalado en la portería, pero en cuartos Alemania hizo las maletas al perder con Bulgaria. Antes, en la fase de grupos, los teutones se enfrentaron a España e Illgner encajó un tanto en un centro-chut de Goicoetxea por el que fue duramente criticado en su país. Al acabar el Mundial, y con 27 años, Illgner le comunicó a Vogts que su etapa en el equipo nacional finalizaba y renunciaba a seguir su carrera internacional.

En su vida posterior a los terrenos de juego y tras hacer un viaje por Europa con la familia en autocaravana se instaló junto a su mujer y sus tres hijos en Alicante, aunque también pasa algunas etapas viviendo en Boca Ratón (Miami). Escribió un libro junto a su esposa titulado Alles (‘Todo’), una novela 80% realidad y 20% ficción que habla sobre el lado más desconocido y oscuro del fútbol. Además, ha ejercido como comentarista en el canal alemán Premiere, en Sky Sports o BeIN Sports.

Hoy 22 de diciembre cumple 58 años el teutón Bernd Schuster. Como jugador del Madrid conquistó dos Ligas y una Copa. Como técnico, años después, otro trofeo liguero.

Nacido en Augsburgo en 1959, fue en esta ciudad donde comenzó a dar patadas a un balón, primero en el HV Hammerschmiede y luego en el FC Augsburgo. En la Navidad de 1978 el mítico Hennes Weisweiler le descubrió en un choque amistoso en Israel y le firmó para el Colonia que era el rey del fútbol alemán tras conquistar el doblete de Liga y DFB Pokal. Sus actuaciones comenzaron a sonar en media Europa y tras una fenomenal participación en la Euro de 1980 ficha por el Barcelona tras desembolsar los culés 140 millones por su traspaso.

En la Ciudad Condal encandila con su juego pero da muchos quebraderos de cabeza por su personalidad y fuerte carácter. Sus malas relaciones con Núñez o la escapada del estadio Ramón Sánchez Pizjuán en mitad de la final de la Copa de Europa ante el Steaua de Bucarest pasan factura, y esto lo aprovecha Ramón Mendoza para traérselo al Real Madrid libre en 1988. El mandatario blanco declaró en su momento que “fue un fichaje con morbo y que además daría un pequeño o gran susto a su gran rival”. Por su parte el teutón nada más firmar comentó que en el Real Madrid había vuelto a recobrar la ilusión por el fútbol y que llegaba "motivado y con ganas de hacer las cosas bien para ganar títulos”.

Schuster, apodado el ‘Ángel rubio’, era un mediocentro extraordinario, un centrocampista completísimo. El Presidente de Honor del Real Madrid Paco Gento, que da nombre a esta publicación, nos dijo en cierta ocasión que era el mejor centrocampista que había visto en su vida. Técnicamente prodigioso, con un gran dominio y control del cuero, era un pasador excelente y un organizador magnífico. Además poseía una visión de juego al alcance de muy pocos, temple, fuerza y un liderazgo sobre el césped que aceptaba con gran naturalidad. Otra de sus especialidades fue el balón parado y los lanzamientos de falta, en los que era un maestro.

Paco Gento nos dijo en cierta ocasión que era el mejor centrocampista que había visto en su vida.

Por entonces los merengues, con la Quinta al poder, llevaban tres Ligas consecutivas, aunque aún escocía la eliminación en la Copa de Europa ante el PSV meses antes. Jankovic se había ido al Anderlecht y Schuster llegó para sustituirle. Al alemán le costó unos meses adaptarse a su nuevo club y compañeros pero en cuanto lo hizo enamoró a la parroquia del Bernabéu. Debutó con gol incluido en la primera jornada de Liga frente a Osasuna pero su mayor alegría en ese comienzo de campaña fue levantar la Supercopa de España en la vuelta en el Camp Nou.

El inicio del equipo fue dubitativo y Schuster fue expulsado ante el Zaragoza después de una tángana con dos rivales y despreciar al árbitro. Pero a la vuelta de su sanción destapó el tarro de las esencias con su mejor encuentro hasta la fecha, un duelo ante el Celta en casa que ganó el Madrid 4-1.

A partir de la jornada 15, los blancos atraparon el liderato y ya no lo soltarían el resto del Campeonato pese las tiranteces entre Beenhakker y buena parte del vestuario. El centrocampista alemán marcaría uno de los goles de la Liga contra el Murcia después de driblar a varios rivales y definir con suavidad, pero apenas unos días después se produjo el terrible varapalo en la Copa de Europa ante el Milan donde se perdió por 5-0. El alirón liguero tuvo lugar en la jornada 36 en la que se derrotó al Español, con Michel de protagonista al enfadarse con el público y abandonar el campo. El final de curso trajo otro premio en forma de Copa del Rey, al imponerse en la final al Real Valladolid en el Calderón con una diana de Gordillo.

La salida de Beenhakker estaba cantada desde mitad de la campaña anterior y por él se firmó al galés John Benjamin Toshack que entrenaba a la Real Sociedad. El británico, terco en sus ideas, colocó a Schuster de líbero para jugar un 1-3-5-2 y a Chendo como pivote defensivo, algo que no funcionó y corrigió con celeridad situando a ambos jugadores en sus lugares naturales. La Liga fue un paseo para los blancos que además rompieron el récord histórico de goles a favor en un año con 107. Schuster dirigió con calidad al equipo y fue protagonista de muchas asistencias y buenas actuaciones en todo el curso, destacando sobre todo una ante el Atlético de Madrid.

Corría la jornada 18 cuando los colchoneros visitaron el Bernabéu en una tarde en la que reinó el germano. Dos asistencias suyas a Martín Vázquez situaron el 2-0 en el marcador y, pese a que el Atleti acortó distancias, en el 74 puso en pie el estadio después de regatear en un azulejo a Tomás y Ferreira y batir con un zurriagazo a Elduayen.

Toshack, durante toda la campaña, vertió críticas furibundas a buena parte de los jugadores, que no llevaron nada bien sus palabras. Tampoco ayudó la temprana eliminación europea de nuevo contra el Milan. Sin embargo el Real Madrid acabó levantando la quinta Liga consecutiva después de aventajar en nueve puntos al Valencia, que ocupó el segundo lugar. Tras concluir el torneo doméstico el club preparó una gira por América en la que concretó varios amistosos, pero Schuster adujo dolores de espalda para no ir y regresar a su país de vacaciones. La junta directiva hizo caso omiso al alemán y viajó forzado. A la vuelta se tomó la decisión de rescindirle el contrato por mal comportamiento y se le pagó 250 millones de pesetas como indemnización. De esta forma concluyó su periplo madridista. En octubre de 1990 cambió de acera y fichó por el Atlético de Madrid.

En el conjunto rojiblanco estuvo tres temporadas y posteriormente regresó al a Bundesliga para enrolarse en el Bayer Leverkusen. Su última temporada como profesional la pasó en México en los Pumas, donde tras nueve partidos se retiró del fútbol en el curso 1996/1997.

Con la ‘Mannschaft’ únicamente fue internacional en 21 ocasiones al dejar el equipo nacional muy pronto por decisión propia. Debutó el 22 de mayo de 1979 en un amistoso ante Eire en Dublín que acabó con triunfo de Alemania Occidental por 1-3. Un año después entró en la lista de Jupp Derwall para la Eurocopa de 1980 en la que se destapó como estrella pese a contar con apenas 20 años. Sus fenomenales actuaciones ante Países Bajos o Bélgica en la final resultaron fundamentales para que los teutones levantasen el título en el Olímpico de Roma.

Una lesión le apartó del Mundial de España y después tras ser convocado para un choque ante Albania rechazó ir para asistir al nacimiento de su hijo. Varios compañeros como Stielike se lo reprocharon, y aunque luego jugó dos amistosos contra Bulgaria y Bélgica a comienzos de 1984, una nueva disputa con el Barça y la Federación le hicieron desistir de volver a enfundarse otra vez la camiseta del combinado germano.

Nada más colgar las botas inició su trayectoria como entrenador en el Fortuna Colonia, a la vez que se sacaba la licencia. En 1998 firmó por el gran equipo de la ciudad que baña el Rin y un año más tarde llegó a España para dirigir al Xerez al que está a punto de ascender a Primera División. Sin embargo no lo logra, y hace las maletas para marcharse a Ucrania y concretamente al Shakhtar Donetsk. Su aventura no llega a buen puerto y regresa a la Liga española para sentarse en el banquillo del Levante. Su primera vuelta asombra a muchos, pero en la segunda las cosas se tuercen y es destituido pese a que el equipo no se encuentra en puestos de peligro.

En 2005 Ángel Torres confía en él para su Getafe y el cuadro azulón realiza una temporada fantástica con un noveno lugar en la tabla. Al siguiente curso repite puesto en la clasificación liguera y además obtiene el subcampeonato de Copa al caer en la final ante el Sevilla. Pero es en semis donde logran la gran machada de remontar un 5-2 al Barça con el mítico 4-0 cosechado en el Alfonso Pérez. Todos estos méritos calan hondo en Ramón Calderón, que lo ficha tras pagar su cláusula para el Real Madrid en su segundo año como mandatario blanco.

Esa campaña 2007/2008 el cuadro merengue, que es vigente campeón de Liga, se refuerza además con Dudek, Heinze, Metzelder, Drenthe, Sneijder, Robben, Saviola, Roberto Soldado y el retorno de Baptista desde el Arsenal. Con un once base formado por Casillas; Sergio Ramos, Pepe, Cannavaro, Marcelo; Diarra, Guti, Sneijder;  Robinho, Raúl y Van Nistelrooy, rápidamente se destaca en la clasificación y derrota en el debut al Atlético de Madrid en casa, al Valencia y el Villarreal con sendas goleadas a domicilio, al Barça en el Camp Nou con un solitario tanto de Baptista o al Sevilla por 3-1 en el Santiago Bernabéu.

A falta de cuatro jornadas para la conclusión los capitalinos visitan Pamplona y caen por 1-0 en el minuto 83 jugando además con 10 hombres. Sin embargo, en dos zarpazos de Robben y de Higuaín, remonta el duelo en un suspiro y canta el alirón bajo la lluvia. Días más tarde el Barça se presenta en el coliseo de Chamartín y le realiza un pasillo a los futbolistas blancos antes del pitido inicial del colegiado.

En lo que concierne al encuentro los merengues dan un soberano repaso a los blaugranas que encajan un 4-1 con una soberbia actuación de Robben, Guti o Raúl. En las otras dos competiciones el rendimiento no es el esperado y en la Champions se cae ante la Roma en octavos de final, mientras que en Copa se pierde frente al RCD Mallorca en la misma ronda.

La Champions fue el gran objetivo para la temporada 2008-2009, pero desde el comienzo del curso, pese a alzar la Supercopa de España, el rendimiento fue muy pobre. Eliminados en Copa ante el Real Unión, el 9 de diciembre el Sevilla se llevó el triunfo en Liga en el Bernabéu por 3-4 y Schuster en rueda de prensa declaró que era "imposible" que el Real Madrid ganara en el Camp Nou la jornada posterior. Tras estas manifestaciones el teutón fue fulminantemente despedido.

Sus siguientes banquillos, tras frustrarse una vuelta al Xerez, son el del Besiktas turco, en el que entrena a Guti pero donde dimite después de unos malos resultados, y el Málaga post-Pellegrini en el curso 2013-2014. En el equipo de la Costa del Sol, despojado de estrellas como Isco o Joaquín, obtiene la permanencia, pero la directiva ejecuta una cláusula para que no continúe pese a haber firmado un contrato de 5 años.

Desde entonces no ha vuelto a entrenar y ha ejercido como comentarista deportivo en Onda Cero.

Hoy día 14 de septiembre cumple años el germano Günter Netzer, el primer jugador que fue campeón del mundo cuando militaba en el Real Madrid (anteriormente ya habían pertenecido a la disciplina blanca el charrúa Britos y el brasileño Didí).

En el año 1973 se abrieron las fronteras para los jugadores extranjeros en la Liga española después de varios años de cierre. Mientras el Barça fichaba a Cruyff, el Real Madrid contrató al alemán Netzer, jugador que había cautivado a Santiago Bernabéu en la Eurocopa de 1972 y que fue segundo en la votación para el Balón de Oro ese año.

Nacido el 14 de septiembre de 1944 en Mönchengladbach (Alemania), cuando la II Guerra Mundial tocaba a su fin, Netzer jugaba de centrocampista. En el mediocampo destacaba por su elegancia, su visión extraordinaria, su magnífico toque de balón y pase y, además, por un disparo muy potente y preciso.

El otro extranjero que llegó a la casa blanca fue el argentino Mas en una temporada 73-74 muy dura en el club de Chamartín. El teutón debutó errando un penalti frente al Castellón en un curso donde llegó a disputar 25 partidos. El Campeonato doméstico fue a parar a manos de un Barça liderado por Cruyff que además venció a los merengues en el Bernabéu por 0-5. El equipo dirigido por Luis Molowny acabó levantando la Copa precisamente contra los catalanes, pero Netzer, al ser foráneo, no disputó ningún minuto en todo el torneo. Su primer año fue decepcionante y comenzó a tener en la parroquia blanca a muchos reticentes de su juego. Le acusaban de ser muy lento, frío e irregular.

La firma de su compatriota Breitner en el verano de 1974 le ayudó a mejorar su nivel en las dos siguientes temporadas que vistió la camiseta blanca. El centro del campo poderoso y preciso que formaban los dos germanos fue clave para recuperar el título de Liga tras una campaña en la que aventajaron en doce puntos al Real Zaragoza. Miljanic sacó un mejor rendimiento de Netzer, que se fue a los 31 partidos ligueros y los 7 tantos. Varios de ellos resultaron claves en el devenir del equipo en la Liga, como fue el segundo gol que dio el triunfo en Mestalla en la primera jornada, el tanto que le marcó al Málaga de penalti en la jornada 16 o el doblete frente al Español en Sarriá en la que, probablemente, fue su mejor actuación en su estancia en la capital. Para completar un curso magnífico se volvió a levantar la Copa, aunque seguía la prohibición a que los extranjeros disputasen la competición del KO.

Su último año en Madrid fue en la temporada 1975-1976. Continuaba el debate de si debía jugar Velázquez o él, pero en muchas ocasiones lo hicieron juntos y el teutón rindió bien, aunque no con la brillantez del curso anterior. El club revalidó la Liga por delante del F.C. Barcelona, pero no pudo alzar la anhelada séptima Copa de Europa tras caer con el Bayern de Munich en semifinales. Netzer llegó a los 29 duelos ligueros anotando contra el Granada y el Elche y además marcó una diana en la Copa de Europa frente al Dinamo de Bucarest en la primera ronda. Al término de la campaña dejó la institución blanca después de 100 partidos y 13 goles y con la sensación para numerosos aficionados de que su trayectoria en el equipo pudo ser mucho más exitosa.

Netzer dejó el Madrid tras 100 partidos

Aterrizó en Suiza para firmar con el Grasshopper de Zurich, en el que estuvo dos temporadas antes de colgar las botas de manera definitiva en 1978 con casi 34 años de edad.

En la ‘Mannschaft’ fue internacional en 37 ocasiones con seis tantos en su haber. Fue un niño prodigio y con 21 años recién cumplidos debutó en una selección de Alemania Federal que ya contaba con Beckenbauer, además de Weber, Tilkowski o Hottges. Se quedó cerca de ir al Mundial de Inglaterra 1966, en el que fue preseleccionado, pero Overath le arrebató el puesto a última hora. Tras ese torneo ya se hizo con las riendas del combinado teutón en el mediocampo y no lo soltaría hasta siete años más tarde. Su mejor momento tuvo lugar en la Eurocopa de 1972 donde Alemania Federal se impuso en cuartos a Inglaterra con una exhibición suya en Wembley y posteriormente a Bélgica en semis y a la URSS en la gran final celebrada en Bruselas. Dos años después aún entró en la lista de Helmut Schön para el Mundial de Alemania, pero solo disputó el choque frente a la RDA. Su país levantó la copa contra los Países Bajos, aunque el poder de los jugadores del Bayern se impuso ante los futbolistas con pasado o presente en el Gladbach como el propio Netzer, Jupp Heynckes o Herbert Wimmer.

En su vida posterior al fútbol abrió una tienda de deportes, una agencia de publicidad y una discoteca, fue manager del Hamburgo en los años 80, en una gran etapa del club hanseático y ha trabajado en la ARD alemana como comentarista de los partidos del equipo nacional alemán.

Hoy, 5 de septiembre cumple 66 años Paul Breitner, uno de los nueve futbolistas alemanes que han militado en el Real Madrid.

En el verano de 1974, se cumplía un año desde que se abrían las fronteras en el fútbol español a los jugadores extranjeros. En los meses de junio y julio se celebró el Mundial de Alemania en el que la ‘Mannschaft’ levantó el título tras derrotar a los Países Bajos. Don Santiago Bernabéu quería un fichaje importante para ese curso y preguntó a jugadores y técnicos cuál había sido el jugador que más les había gustado además de Cruyff. El elegido fue Paul Breitner.

Nacido el 5 de septiembre de 1951 en Kolbermoor (Alemania Occidental), el teutón podía desempeñarse tanto de lateral izquierdo como en el centro del campo. Destacaba por su potencia, su despliegue y llegada, su gran capacidad para recuperar el balón, su aptitud para abarcar mucho campo y su golpeo de balón, siendo un especialista desde el punto de penalti. Fuera del césped, además, siempre ha sido un hombre de inquietudes, algo conflictivo y contradictorio, un habitual lector de obras de izquierdas y un estudioso de la pedagogía. Entre sus apodos se encuentran ‘El Abisinio’, ‘El Kaiser rojo’ o ‘El Maoísta’ por su devoción al libro rojo de Mao (circunstancia que al enterarse Bernabéu dijo que “intentaría reconducir”)

Procedente del Bayern, que había levantado la Copa de Europa poco antes frente al Atlético de Madrid, fue presentado el 16 de agosto. El técnico Miljan Miljanic decidió apartarle de la banda para jugar en el medio junto a su compatriota Netzer, y fue una sabia decisión del yugoslavo, puesto que el cuadro blanco conquistó dos años seguidos la Liga derritiendo el efecto que Cruyff había insuflado al Barça.

Su debut oficial se produjo el 7 de septiembre de 1974 en la primera jornada liguera contra el Valencia, donde se ganó por 1-2. Una semana más tarde se estrenó en el Santiago Bernabéu y lo hizo con un tanto en el triunfo ante el Hércules. Su rendimiento resultó fabuloso y actuó en 29 partidos de la competición doméstica que alzó el cuadro blanco tras aventajar en 12 puntos al Real Zaragoza y en 13 al F.C. Barcelona. Además, también se levantó la Copa al ganar en la final por penaltis al Atleti, pero Breitner, por su condición de extranjero, no participó en el torneo.

En su segunda temporada como merengue, algunas lesiones le impidieron tener más regularidad, pero descolló en la faceta goleadora con seis dianas. En Liga volvió a ser indiscutible para Miljanic y uno de esos tantos es muy comentado aún hoy en día contra el Sevilla en la ciudad hispalense. El germano disparó y el arquero Paco, pese a su estirada, no pudo detener el cuero que se coló en el marco. Sin embargo, el balón entró por fuera al tener un roto la red del estadio Sánchez Pizjuán. El dominio del Real Madrid en la Liga no fue tan apabullante como la campaña precedente, pero revalidó el trofeo.

Breitner marcó seis goles en su segunda temporada en el Real Madrid

Ese curso, además, se disputó la vieja Copa de Europa, en la que se alcanzaron las semifinales. Breitner jugó siete de los ocho partidos del equipo y tuvo fenomenales actuaciones. En la primera fase, el Dinamo de Bucarest no opuso resistencia, pero en la segunda el club merengue patinó en la ida contra el Derby County por 4-1. La vuelta, dos semanas después, entró en la historia de la institución con una remontada memorable. Y Breitner completó probablemente su mejor choque con la zamarra blanca. El centro del campo fue suyo y se convirtió en el motor de los de Miljanic. El Madrid venció por 5-1 y el medio teutón colaboró con una asistencia en el gol de Santillana que cerró el marcador en la prórroga. A continuación se eliminó al Borussia Mönchengladbach por el valor de los goles en campo contrario para plantarse en semis frente al Bayern. Breitner se perdió por lesión la ida ante su exequipo y no pudo evitar la derrota en la vuelta en Munich por 2-0.

La última campaña del jugador con el pelo afro se produjo entre 1976 y 1977. El papel en general fue muy pobre y se concluyó la Liga fuera de los puestos europeos en novena posición. Además, en la Copa de Europa el Brujas eliminó a la entidad de Chamartín en la segunda ronda y en la Copa fue un sorprendente Hércules el que echó de la competición a los merengues en la tercera ronda. Por ello, desde la junta directiva se decidió no renovar el contrato de Breitner, que finalizaba al término del curso. Con todo ello dejó un bagaje en la Casa Blanca de 100 partidos oficiales y 10 tantos en su haber.

Volvió a su país a las filas del Eintracht Braunschweig para jugar una temporada, antes de regresar al Bayern Munich, con el que cosechó dos Bundesligas más para su palmarés hasta su retirada de los terrenos de juego en 1983 con apenas 31 años. En palabras suyas “porque 13 años de profesión ya eran suficientes” y “estaba harto de que críos de ocho o nueve años le llamasen cerdo desde las gradas”.

En la selección teutona también fue parte primordial de los éxitos de su país en la década de los 70. Fijo para Helmut Schön, alcanzó las 48 internacionalidades en las que marcó un total de 11 goles. Además, fue campeón de la Eurocopa en 1972 ante la URSS y dos años después del mundo contra los Países Bajos con un tanto suyo de penalti que empataba en ese momento la gran final.

Tras retirarse ha sido presidente del Bayern Munich, fue relaciones públicas de la marca Adidas y ha colaborado en diversos medios como comentarista.

A principios de la década de los 70, Santiago Bernabéu contrató a dos jugadores alemanes: Gunter Netzer tras la apertura en el fútbol español para los extranjeros y un año más tarde a Paul Breitner. Un año antes de fallecer decidió emprender otro viaje a tierras alemanas junto al histórico secretario general de la entidad Agustín Domínguez. Iban a ver a Wimmer, un magnífico centrocampista del Borussia Mönchengladbach. Sin embargo, muy pronto ya le entró por los ojos un compañero suyo, Uli Stielike.

Lo primero que dijo al verle fue: “Agustín, ficha a ese del bigote con tan mala leche, van diez minutos de partido y ya se ha fajado con dos rivales”. Dicho y hecho. El club blanco pagó 48 millones de pesetas por su traspaso y Stielike firmó por tres años a razón de 21 millones de pesetas de ficha. Sus primeras declaraciones nada más llegar fueron que “fichar por el Real Madrid es el sueño de cualquier jugador, porque tiene mucha fama y está entre los mejores equipos del mundo”.

Uli nació en la localidad de Ketsch un 15 de noviembre de 1954. Estuvo hasta juveniles en el club de su localidad, momento en el que el ‘Gladbach’ se fijó en él y lo contrató. Con los ‘Potros’ formó parte de un plantel extraordinario que hizo frente al gran Bayern Munich de Beckenbauer, Muller, Maier y compañía. Allí estrenó su palmarés y logró tres Bundesligas de forma consecutiva y una Copa de la UEFA en 1975. Sin embargo perdió una final de Copa de Europa ante el Liverpool que no sería la única.

Mediocampista muy combativo, de gran entrega y fabulosa colocación, iba muy bien por arriba, tenía un brillante sentido para la anticipación, una potente arrancada y una sensacional llegada al área para finalizar con su poderoso disparo. Pero el teutón no empezó con buen pie su andadura en el cuadro merengue. Tenía fama de ser un jugador de cristal y en el segundo partido de Liga frente al Sevilla se lesionó. De forma sorprendente jugó la siguiente semana contra el RCD Español, aunque después tuvo que parar. Tenía un problema muscular que le alejó de los campos casi dos meses. Por entonces el técnico ya era Molowny que sustituyó al yugoslavo Miljanic.

El “Mangas” desde el principio confió en el teutón y le dio plaza fija en el mediocampo junto a Del Bosque, y, tras lesionarse el salmantino, con Jensen como principal socio. Brilló a medida que pasaba la temporada y se convirtió en pieza clave para que el Real Madrid ganase la Liga por delante del F.C. Barcelona. En el 79 los capitalinos revalidaron el título tras aventajar al Sporting de Gijón en la tabla en cuatro puntos. El medio se mantuvo en el eje central del equipo junto a Del Bosque y Wolff y tiró del equipo en muchos partidos gracias a su poderío físico y su raza.

Real Madrid

La tercera Liga consecutiva llevó el sello de Boskov en la parcela técnica. Fue el yugoslavo el que empezó a utilizar a Stielike en algunos partidos como líbero, aunque cuando actuó en el centro del campo con Ángel y Del Bosque a su lado fue el verdadero motor del plantel. La Real Sociedad no puso las cosas fáciles y hasta la última jornada no se cantó el alirón en casa tras derrotar por 3-1 al Athletic Club.

A partir de 1981 el Real Madrid acusó un bajón en la cosecha de títulos. Esa campaña un tanto del realista Zamora en Pucela dejó al Real Madrid sin la Liga en el último minuto. Mientras que en la final de la Copa de Europa, con Stielike en el once de Boskov, el Liverpool se impuso a los blancos por la mínima con una diana de Alan Kennedy. Un curso más tarde sí se consiguió el triunfo en la Copa. El germano, que ya formaba en la defensa, acompañó en la zaga a San José, Sabido y Camacho, y los merengues doblegaron al Sporting de Gijón por 2-1 en Valladolid.

Sin embargo, en la temporada 1982-1983 todo salió al revés. Con Di Stéfano en el banquillo se ocupó el segundo lugar en todas las competiciones, siendo especialmente doloroso el perder la final de Copa y de la Copa de la Liga ante el Barça de Menotti y la de la Recopa contra el Aberdeen escocés. Precisamente tras este encuentro Stielike realizó unas duras declaraciones en las que se quejó de que "algunos compañeros jugaron para la galería”, lo que provocó la contestación de Juanito y dos años largos sin que ambos se hablasen.

Tras otra temporada en blanco, el futbolista de bigote se despidió al término de la campaña 1984-1985 con un buen sabor de boca. Primero se obtuvo el título de la Copa de la UEFA participando el alemán en las fabulosas remontadas en el Bernabéu frente al Rijeka y el Anderlecht, y también en la final donde se derrotó al Videoton húngaro por un global de 1-3. No fue el único entorchado de ese año, puesto que se logró la Copa de la Liga. La final se disputó en junio y supuso su último partido con la casaca merengue. Además se marchó marcando un gol en la final contra el Atlético de Madrid, cuyo resultado fue 2-0 a favor de los de Molowny. Sus compañeros le despidieron a hombros, incluyendo Juanito, y Stielike declaró que “su adiós fue muy emotivo”.

Después de dejar el Real Madrid se fue a Suiza para terminar su carrera. Jugó en el Neuchatel tres campañas y se llegó a enfrentar a su ex equipo en la Copa de la UEFA. En el Bernabéu volvió a tener un incidente con Juanito al escupirle este en un lance del juego y responder el teutón con una gran patada. Tras el partido el pique se mantuvo en sala mixta con unas palabras del jugador del cuadro suizo en las que decía que Juanito “era un desequilibrado” y el malagueño replicando que Stielike “era una mala persona”. Años después y tras la fatídica perdida del genial futbolista andaluz el de Ketsch confirmó que “habían hecho las paces en una playa”.

Stielike, con la selección alemana, también tuvo una importante trayectoria internacional durante casi una década. Llegó a vestir los colores de la ‘mannschaft’ en 42 partidos, con tres goles en su haber. Además fue uno de los jugadores importantes en la Eurocopa de 1980 que Alemania conquista tras dejar en el camino a checoslovacos, neerlandeses, griegos y los belgas en la final. Dos años más tarde también estuvo en la lista de Jupp Derwall para el Mundial de España. En el Ramón Sánchez Pizjuán, en semifinales, vivió uno de sus peores momentos personales al errar en la famosa tanda de penaltis contra Francia. Sin embargo, su compañero Schumacher le salvó del mal trago y los germanos accedieron a la final, donde fueron superados con claridad por la Italia de Bearzot.

En su vida posterior, tras colgar las botas montó un negocio de almendras y trabajó en la empresa tabaquera de su suegro. Pero donde ha tenido más continuidad ha sido en los banquillos. Dirigió un par de temporadas a la selección suiza y también al Neuchatel en los 90. En España tuvo una breve aventura en el Almería y luego firmó un contrato con la Federación Alemana para ejercer distintas labores técnicas en las categorías inferiores. En el nuevo siglo se hizo cargo de Costa de Marfil y entrenó a un par de equipos cataríes. En la actualidad es el seleccionador de Corea del Sur a la que trata de clasificar para el Mundial de Rusia.

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