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De la Historia a la histeria

De la Historia a la histeria

Escrito por: Paul Tenorio29 agosto, 2017
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No sé si a la plantilla del Real Madrid le falta un 9. Probablemente sí, vistos los asombrosos guarismos de un secundario de lujo como Morata la pasada temporada, cuando generó 1,4 goles cada 90 minutos jugados, más que nadie en la plantilla. Sin duda, el 9 suplente del Madrid jugó un papel importante en el doblete. Pero sus ganas de emigrar en busca de mayor gloria personal, la resolución tomada por Mariano en pos de minutos, la confianza de Zidane en Benzema y, no nos olvidemos, Cristiano Ronaldo, el verdadero 9 del Madrid (hay que recordar que está sancionado, no retirado, y que volverá a jugarlo casi todo) inclinaron a Florentino Pérez, a José Ángel Sánchez y a Zizou, que no son precisamente conocidos por su mala toma de decisiones, a descartar un fuerte desembolso por un recambio al que el míster no veía cabida en el once teniendo a Cristiano, un fijo salvo en sus descansos esporádicos, a Benzema, en quien Zidane confía ciegamente, y a dos futbolistas, Asensio e Isco, que han derribado la puerta de la titularidad no sólo con compromiso y talento, sino también con goles. Antes de traer a un suplente de precio y nivel discretos, se ha preferido confiar en Borja Mayoral, espléndido futbolista durante toda su formación con un único lunar, un año en Wolfsburgo donde no contó con la confianza de ninguno de los tres entrenadores que tuvo durante la temporada. Y aún así, hizo dos goles en las escasas cuatro horas de Bundesliga que disputó en total. El Madrid podría no necesitar más. O sí. Lo iremos viendo. En cualquier caso, no parece la jornada dos del campeonato de Liga, recién conquistadas las dos Supercopas y después de una temporada majestuosa, un margen razonable para empezar a rasgarse las vestiduras con silbidos en el Bernabéu e insultos en las redes sociales. Sólo en el Madrid se puede pasar de entrar en la historia a entrar en la histeria. Es uno de los peajes a pagar por ser la entidad deportiva más laureada del planeta.

La decisión de no fichar a ese 9 se puede cuestionar. Es más, se debe, siempre con espíritu constructivo si el que lo hace se denomina madridista, que para intentar destruirle ya tiene el club enemigos suficientes. Pero no parece la que se ha tomado sea una medida aberrante, frustrante, negligente, desesperante ni catastrófica como apuntaron las exacerbadas reacciones de parte del madridismo tras el empate frente al Valencia. Producto de la dictadura del resultado y el reino del corto plazo, curiosamente, no se produjeron cuando el equipo le dio una sesión de baño y masaje gratis al Barça en el anterior partido disputado en el Bernabéu. El vestuario asistió incrédulo a una nueva sesión de pitos en su estadio sólo tres meses después de revalidar la Liga de Campeones, la tercera en cuatro temporadas, y de reconquistar la Liga. Nunca dirá lo que realmente piensa sobre los silbidos constantes, esta temporada y las anteriores, a jugadores que han situado al Madrid en lo más alto. De hecho, el capitán intentó traducir los pitos como un toque de atención necesario a dos jugadores, en este caso Bale y Benzema. Pero la plantilla no los comparte porque saben que un domingo cualquiera puede ser otro quien esté en la diana (ni Cristiano Ronaldo está libre, hace falta valor) y porque los consideran desagradecidos en un momento en el que el equipo es el claro dominador del fútbol mundial.

“El Madrid es tan grande porque su público es muy exigente” es algo que suelo leer cuando estallan brotes de hostilidad de parte de la afición hacia el equipo, algo que se repite cíclicamente en las malas y también en las buenas. Pero sucede exactamente al revés. El madridismo es tan exigente porque su equipo es muy grande. No cometamos el error de creer que es la exigencia exacerbada del público, que saca el látigo para espolear a sus trabajadores, la que trae una Champions detrás de otra a las vitrinas del Bernabéu. Porque las Orejonas vienen por los goles de Cristiano, la magia de Isco, las galopadas de Asensio, el carisma de Sergio Ramos, el trivote Casemiro-Kroos-Modric, las diabluras de Marcelo o las decisiones, en general, que toman los que han hecho que el Madrid disfrute de una de las mejores plantillas, puede que la mejor, de sus 115 años de historia.

Entre el madridismo, una masa social tan ingente que tiene que albergar necesariamente de todo en ella, hay aficionados que son del Madrid únicamente por lo que ha ganado, por el armamento que les proporciona para presumir el lunes en la oficina. Y cuando no gana, algo les carcome y tienen que expulsarlo. Sucede también que tú, y yo, y muchos de los que van al Bernabéu, no somos semidioses con jet privado, ni yate de 25 metros de eslora, ni colección de deportivos en el garaje de nuestra mansión. Y bajarle el pulgar a aquellos que sí tienen todo eso nos iguala un poco, aparentemente, con ellos. Les hace más pequeños y a nosotros nos eleva un poco. Es una reacción muy humana. Pero injusta. Nunca entenderé los pitos al futbolista que falla mientras ponga todo de su parte en el campo. Se puede (se debe) silbar a un jugador que actúa con desgana, o a un futbolista que está siendo dañino con el vestuario o irrespetuoso con el club. Cualquier falta de actitud, y más en el Real Madrid, es imperdonable y censurable. Pero machacar a un jugador al que las cosas no le han salido, o no le están saliendo bien, es no entender el papel que debe jugar la grada, que ayuda al equipo cuando se pone la camiseta de jugador número 12, no cuando se enfunda la toga del juez y la capucha del verdugo. A Bale no le va a ayudar a levantarse un estadio que le fiscaliza en cada balón. Y Benzema falló varios remates aparentemente sencillos ante el equipo de Marcelino, sí. Remates que, quizá, de contar el francés con el apoyo de su público y no con su permanente escrutinio, se habrían ido a la red.

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Unas líneas sobre mí, literalmente: Todos los periodistas deportivos tenemos bufanda, sólo que algunos al cuello y otros en los ojos. Periodista, portero de fútbol y casi guitarrista. Prefiero preguntarme los porqués que los qués. A caballo entre Real Madrid TV, El Chiringuito de Neox y La Razón. @paul_tenorio @elfutboscopio Madrid-Avilés-Las Vegas.

10 comentarios en: De la Historia a la histeria

  1. Hay un sector de la gente del Bernabéu que piensa, en serio, que el equipo, cuando gana, gana por ellos y su saber y cuando pierde, pierde por los jugadores, el entrenador y/o el presidente. Si acaso cargan con una mínima parte de la responsabilidad por no haber espoleado suficientemente , vía pitos, insultos o broncas variadas. Alentar, casi nunca, eso es de gente inferior y ellos saben tanto y han visto tanto...
    También está el seguidor que ve el fútbol con las orejas. Hace más caso a lo que le cuentan que a lo que ve.
    Hay millones de madridistas y es inevitable que miles de ellos sean estúpidos a tiempo completo. Con ellos también hay que cargar.

  2. El madridismo histérico anda a sus anchas en las redes sociales y foros desde hace tiempo, sólo que ellos se "justificaban" por la falta de ligas, por la falta de proyecto deportivo, por la falta de actitud de los jugadores, etc. Pero ahora no cuelan esos "argumentos"; y se escudan en la siempre útil libertad de expresión y de opinión. Una cosa es manifestar preocupación o criticar a ciertos jugadores o jugadas, y otra la ofensa sistemática (el irrespeto, lo soez, lo vulgar), la histeria de algunos; siempre los mismos, por cierto.
    Hay quien ha llamado a Bale cerdo y miserable. Así, de gratis. Y se dice madridista. Ahora mismo, para mí, el mayor daño dentro del madridismo son estos y la cantidad de gente que les aplauden y vitorean. La prensa anti es lo que es, y tienen sus intereses. Pero estos hablan en nombre de un madridismo que confunde la crítica con la ofensa gratuita a los nuestros día sí y día también.
    Si es pretemporada es porque es pretemporada. Si es la segunda jornada es porque es la segunda jornada. Y así toda la temporada. No disfrutan ni dejan disfrutar. Pero eso sí: luego son los primeros en subirse al carro con los títulos. Y a más títulos, más histéricos, Porque sí, la histeria madridista es directamente proporcional a la grandeza del Real Madrid... A veces prefiero a un pipero que a un histérico (sobre esto algún día me animaré a terminar un artículo que dejé en borrador hace meses).

    El domingo a Benzema no le entraban los goles ni en el calentamiento. Pero me quedo con su esfuerzo durante todo el partido y las palabras de Zidane en zona mixta. Y sé que trabajará y se esforzará en este parón de selecciones.
    Me preocupa mucho más Bale. Se dice que está usando una plantilla en la bota y tiene que amoldarse, aprender a pisar nuevamente y adaptarse. Ojalá sea eso, al menos en lo físico. Y que eso le dé confianza y se supere mentalmente. Yo también confío en Bale. Y en Zidane.

    ¿Que la plantilla necesita un 9 suplente, que no sea costoso y asuma su rol? Me cuesta pensar que el club no tenga esto previsto. Allí estará todo más que debatido, revisado y se estarán tomando las decisiones adecuadas. Tienen muchísima más información que nosotros y los recursos para solucionar lo que haya que solucionar antes de que cierren los fichajes, si fuera el caso.

  3. Una de las pocas cosas que el Madrid aún no ha podido "sublimar", elevar a máxima categoría, es -además del tema de política comunicativa- el asunto "público". El Madrid no se merece un público como el del Bernabéu. Florentino ha mejorado mucho el ambiente con lo de la Grada de animación, y supongo que también hayan hehco cosas y analizado cuestiones relacionadas con los abonados. Pero aún nos queda mucho por hacer. El día que el Madrid tenga un público como el de clubes de Alemania o Inglaterra -por solo poner dos ejemplos- habrá ganado uno de los títulos más importantes de su historia.

  4. Firmaría este texto casi palabra por palabra. Desde luego, yo entiendo mi madridismo así, y me da mucha pena, por no decir incluso asco, ver cómo tantas personas afortunadas de acudir cada semana al Bernabéu en vez de intentar ayudar al equipo, no hacen más que dar palos. Lo de las redes sociales ya es tema aparte y le veo incluso peor solución. Una pena esta costumbre del "madridismo" de pagar sus frustraciones con el equipo.

  5. Esa "afición" que es, más que nada, una "desafición" se cree que está en posesión de la verdad de cómo y quién debe jugar en el Madrid. Está acostumbrada a que le digan que "la afición, que es quien compra las entradas, manda y tiene todo el derecho a silbar a quien sea, si le viene en gana" (menos, cuando se trataba de Casillas que era una falta de respeto).
    Cree que sólo ella sabe de fútbol y, los que no son así, es porque no tienen ni pajolera idea de este deporte.
    Siempre me ha recordado el viejo chascarrillo: "200 mil trillones de moscas no pueden equivocarse: coma vd. mierda".

  6. El madridismo ha sufrido muchas veces el ERROR de aplaudir y no corregir la actitud y aptitud de algunos jugadores (BENZEMA). Benzema no es el mejor 9, tampoco el 10, tampoco el 11 y muchos menos el mejor revulsivo. El Real Madrid necesita a los mejores jugadores. Ya sabemos lo que se sufre por tener a jugadores por el "lo que nos ha dado", no somos una ONG. Benzema lleva temporadas jugando peor que otros y gozando de TITULARIDAD. Esto es inaceptable, debe irse ya.

  7. Magnífico análisis de la afición del Bernabéu. A la que tal vez habría que recordarla que, por mucho que paguen su entrada o su abono, solo son una minúscula parte de la afición que el club tiene en todo el mundo.
    Ellos también tienen que estar a la altura; no solo los futbolistas.
    Ellos también son protagonistas de esta película que ven por TV millones de personas en todo el mundo...

  8. El público del Bernabeu podría compararse con el de Las Ventas. Hay mucho aficionado entendido, mucho turista, mucha pasarela de famosos y empresarios y luego está el tendido del 7.
    Ambos públicos son los que más y mejor agradecen las grandes faenas, por algo son los cosos número uno del mundo, pero ambos cuentan con un sector crítico que desmerece del resto del público. En las ventas el tendido del 7 ejerce una presión en ocasiones desmedida, injustificada y fuera de lugar. Pitan a ganaderos, toros, toreros y cuadrillas sin motivo, con la única justificación de que "esto es la plaza de las Ventas y nosotros somo los del tendido de sol".
    También en ocasiones brindan su apoyo incondicional a toreros aunque nunca se les haya visto una faena meritoria en Madrid, solo porque caen bien, porque son de Madrid o por ser trabajadores del toro, esto también ocurre en el Bernabeu.
    Por el contrario, en ambos lugares, se crítica a determinados toreros o jugadores sin motivo. Para algunas figuras siempre hay vigilancia especial, se les espera tarde tras tarde hasta que a la mínima ocasión se les abroca. Para ellos no hay perdón ni olvido. Solo tienen dos opciones o puerta grande o bronca.
    No puedo entender a esa parte del público, solo nos queda aplaudir cuando ellos pitan para, por lo menos, que no sea suempre bronca y se quede en división de opiniones.

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