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Luis Herrero: “El Bernabéu es justo cuando aplaude y cuando silba”

Luis Herrero: “El Bernabéu es justo cuando aplaude y cuando silba”

Escrito por: Ramón Álvarez de Mon15 abril, 2019
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Quiere el destino que nuestro encuentro con Luis Herrero, un clásico del periodismo radiofónico español que nunca ha ocultado su madridismo, tenga lugar inmediatamente después de una charla en antena con (o quizá cabría decir “contra”) Juanma Rodríguez en esRadio. Ambos periodistas representan formas opuestas de entender el amor al Real Madrid.

 

-No me siento nada identificado con el madridismo de Juanma. Juanma es un forofo en el sentido más irracional del término. Y para mí el madridismo, trayendo a colación el lema de La Galerna, tiene mucho que ver con la sintaxis, en el sentido de las cosas bien hechas. Yo crecí con un madridismo desprovisto de galácticos pero que se remangaba absolutamente siempre, tanto en los partidos presuntamente fáciles como en los difíciles. Sabía que tenía una deuda contraída con el público, que hacía un sacrifico económico por ir a verlos y eso requería dar lo mejor de ellos mismos.

-¿De qué Madrid histórico hablamos cuando te refieres a ese Madrid con el que creciste? ¿Del Madrid post-Di Stéfano?

-Justo. Es el Madrid con el que me identifiqué desde pequeño. El de Pirri, Zoco, Gento, Grosso... El Madrid de la Sexta. Sí me preguntan qué Madrid de la historia encarna mejor sus valores, yo me quedo con este. Hablo del Madrid de Amancio, a pesar de que él ha admitido que nunca bajaba a defender... pero eso estaba justificado para que, cuando recibiera el balón, tuviera la frescura para poder definir arriba. Te hablo de ese espíritu batallador. Camacho. Stielike. Quizá no es el Madrid que más calidad tenía (aunque reunía algunos jugadores buenísimos), pero sí el más representativo de ese espíritu. Un Madrid que sabía que la Liga era muy larga y que había que ganarla en los campos más inhóspitos. Para mí fue un disgustazo aquel año en que estuvieron cerca de ganar la Liga invictos y al final la ganaron, pero perdieron un partido en Altabix.

-Consideraste una afrenta el que perdieran un partido en toda la temporada a pesar de que con todo ganaban la liga?

-En efecto. Y luego está esta historia estúpida -dicho sea sin ánimo de ofender- de los juamistas de hoy en día, según la cual no está bien por parte de la afición el criticar a los jugadores, o el silbarlos. ¡Pero si el Bernabéu ha pitado al mismísimo Di Stéfano!

-Bueno, ahí alguien podría aducir que el hecho de que sea algo que se haya hecho siempre no implica que esté bien. O no necesariamente.

-Yo no soy de los que pitan, pero sí me cabreo interiormente, y me parece que la reacción lógica ante el cabreo es exteriorizarlo. Algunos temperamentalmente no somos de esos, pero que levante la mano quien en ocasiones no se sienta defraudado por este o aquel jugador. El Bernabéu que yo conocí era un estadio eminentemente justo que premiaba con aplausos o castigaba con silbidos en función de lo que veía, no con arreglo a manías personales o modas.

-¿Sigue siendo así? ¿Sigue siendo un público justo?

-Naturalmente. Se lo decía hoy a Juanma, que estaba enfadado porque el otro día el público empezó a pitar a Bale en el minuto 3. A Bale no se le pita por lo que pasara en el minuto 3, sino porque lleva muchos partidos demostrando que no sabe lo que es el Madrid y que no quiere integrarse en la esencia madridista. Y los guardianes de esa esencia, que están en la grada, lo detectan e inmediatamente lo manifiestan. Y la justicia de sus designios se demuestra con Benzema, que se ha ganado el respeto de la afición y por eso ahora lo tiene, a pesar de que en el pasado cosechó muchos vituperios. El público no coge ojeriza a un jugador y dice “a éste me lo voy a cargar”. El propio Amancio me ha reconocido alguna vez que le silbaron con justicia por su actitud, porque no te silban porque no aciertes, te silban si te escondes, si no peleas.

-¿Y cómo se sabe desde la grada si un jugador no corre porque no quiere o porque, simplemente, a lo mejor, tiene un problema físico?

-Ahora es más difícil saberlo que antes. El fútbol es una cosa muy rara hoy en día. Yo hacía pellas con Antonio Herrero para ir a ver los entrenamientos, y eso era posible porque éstos eran en abierto. Ahora todo es a puerta cerrada, todo es secreto. Juzgas por lo poco que sale a la superficie. Antes prevalecía otro modo de relacionarse con el fútbol. Pero oye, esto no es ni bueno ni malo, no estoy diciendo que cualquier tiempo pasado fue mejor. Simplemente, yo soy hijo de otra época y de otros influjos, y me doy cuenta de que ahora mucha gente lo vive de un modo con el que yo no me identifico. En el Madrid nunca había habido forofismo, o no de un modo generalizado. Ese es otro fenómeno actual que no comparto.

 

ahora mucha gente lo vive de un modo con el que yo no me identifico

 

-¿Qué es el forofismo? Quizá haya que empezar por ahí.

-El forofismo es esa actitud que dice “el Madrid es un bien intangible. Lo haga bien, mal o regular, no nos podemos dar el lujo de pitar ni censurar a nadie”. Yo nunca lo he vivido así. Al contrario. Yo he visto cantidad de partidos en los que el feedback era el contrario, es decir, era el equipo el que animaba a la parroquia cuando ésta estaba desanimada. Eso en lo que respecta al público. En lo que respecta a los jugadores, detesto esto de “ahora no juego y por lo tanto estoy mohíno”. Mira, yo tuve la suerte de compartir charlas con Di Stéfano. Y en una de ellas me contó una anécdota de cómo eran las cosas con Bernabéu. Resulta que Betancourt andaba protestando por su situación económica y porque no jugaba. ¿Y qué hizo D. Santiago? Le mandó llamar y le dijo: “¿Usted no cree que cobra demasiado para ser el portero suplente?” El Madrid es cualquier cosa salvo los mimos que han reclamado jugadores como Cristiano Ronaldo. Ese divismo está fuera de lugar. El recuerdo que dejó Di Stéfano fue todo lo contrario a este divismo.

 

(En ese momento se abre la puerta y entra a saludar Juanma Rodríguez, quien tras estrechar nuestras manos hace mutis por el foro, alegando que “No quiero ni oír las cosas que se estarán diciendo aquí”).

 

-Hablas del divismo del jugador actual y cabe preguntarse si puede ser de otra manera. Los jugadores de ahora no son como los de entonces. Los de ahora son auténticas multinacionales andantes.

-Claro, antes no había derechos de imagen ni publicidad ni nada. Insisto en que no digo que la cosa sea mejor o peor que antes, simplemente es distinto. Di Stéfano era el mejor pero además era el que más corría, mandaba y hasta abroncaba al compañero que se inhibía del partido. Todo jugador del Madrid sabe, incluso, que a veces debe hacer populismo y correr a por un balón al que no va a llegar jamás, porque así es como se ganará el aplauso de la grada, ya que de esta guisa conecta con un espíritu ancestral.

-¿Hay algún jugador, más cercano en el tiempo, que represente ese espíritu?

-Raúl. A ver. Garci, que vio jugar a Di Stéfano, dice de él algo que puede decirse de Raúl también: no era un 10 en nada, pero era un 9 en todo. Era un jugador completo y comprometido. En cambio, el jugador actual parece más interesado en su estatus económico que en alcanzar la gloria con el Madrid.

 

-¿Ese desapego que tienes por el jugador actual, y que has ejemplificado en Bale, hace que disfrutes menos con las victorias del equipo? Por ejemplo, ¿qué sentiste la noche de Kiev?

-Pues alegría, pero luego está la tristeza de ver que no hemos sabido transmitir a las nuevas generaciones de jugadores esa ética del esfuerzo continuo. Yo crecí en la frustración europea del Madrid, porque hubo 32 años entre la Sexta y la Séptima, pero no por ello mi madridismo flaqueó, porque sabía que el Madrid siempre daba la cara, aunque no se alzase con el título.

-Eso tiene que ver con la presidencia? ¿La presidencia crea una cultura diferente a esa que tú añoras en el club?

-(Breve silencio meditativo). Creo que la presidencia está despistada, francamente. He tenido con Florentino una relación casi de amistad. Le tengo gran afecto y nunca hablaré mal de él, porque ha dado al Madrid lo mejor de sí mismo. Pero veo que da palos de ciego. Se contradice. No tiene muy claro cuál es el modelo. A veces pone el carro antes que los bueyes.

 

Creo que la presidencia está despistada

 

-¿En qué se contradice?

-Pues mira, en su primera época me decía que no tiene sentido tener plantillas donde se duplican los titulares. “Eso crea mal ambiente”, me decía. No hay más que acordarse del conflicto entre Higuaín y Benzema. Hay que tener once titulares y once jugadores menores pero lo suficientemente válidos para que se puedan usar para rotar. Sin embargo, luego ha abrazado ese modelo de dos titulares por puesto.

-Quizá haya pecado de inconsistencia ahí, ¿pero no te parece que ese modelo es precisamente el que posibilitó el último doblete Champions-Liga, donde casi alineaba a once jugadores distintos en cada competición?

-Eso solo fue sostenible durante un tiempo, y gracias en exclusiva al prestigio de Zidane, que sujetaba todas las frustraciones.

-Pues a lo mejor se puede repetir. Porque el entrenador vuelve a ser Zidane y dicen que quiere una plantilla diseñada de acuerdo, otra vez, a ese criterio.

-No tengo ni idea. Pero a la larga eso es siempre malo. Si analizas la carrera de jugadores que llegaron al Madrid con un gran cartel y luego fueron eclipsados por esa competencia, te das cuenta de lo que te hablo. El elenco de víctimas es terrible. Aunque por supuesto no siempre habrá sido culpa del Madrid, no creo que el club lo pueda llevar a gala. A mí eso no me gusta. El Madrid, con ese modelo, no le hace un gran favor al fútbol ni a esos futbolistas que llegaron para que el Madrid les catapultara, y en lugar de su catapulta fue su tumba.

-¿Por qué se ha podido perder esa cultura que, insisto, tú tanto añoras? Suponiendo que sea verdad que se ha perdido.

-Antes, la principal fuente de ingresos era la taquilla. Tenías que satisfacer a los que venían al campo porque si no ellos dejaban de venir y tú dejabas de ingresar. Ahora no existe esa relación tan directa porque las principales fuentes de financiación son otras. Por eso, tener contenta a la gente que va al estadio ha dejado de ser tan importante, y de ahí puede venir la pérdida de cultura. Yo tengo unos abonos estupendos en el estadio. Renovarlos me cuesta tanto que esta temporada he tenido que cederlos al club. La gente que hace esfuerzos económicos de esa índole y luego va al estadio para tragarse un partido como el del Eibar se indigna. Si Bernabéu levantara la cabeza, mandaba a esos jugadores a picar piedra. Es una falta de respeto. Puedes ganar o perder, pero la actitud en el campo siempre ha formado parte de la esencia del Real Madrid.

 

tener contenta a la gente que va al estadio ha dejado de ser tan importante, y de ahí puede venir la pérdida de cultura

 

-¿Te parece que Bale es el paradigma de lo que no te gusta?

-A mí me da la impresión de que Bale vive de puta madre en Madrid. Su casa, su golf... No le importa jugar bien o mal. Sí yo supiera que genero dudas, por mis lesiones y tal, me esforzaría en demostrar que valgo. Luego me saldrían las cosas o no, pero perseguiría todos los balones, en fin... Tendría una conducta que no le veo.

-Si se marcha, ¿cómo le vas a recordar? ¿Con cierta gratitud?

-Sí, claro. Ha tenido fogonazos muy brillantes.

 

Entrevista: Ramón Álvarez de Mon, Jesús Bengoechea, José Luis Llorente Gento

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Asesor fiscal autónomo. Soy socio de La Galerna y colaboro en Radio Marca. Twitter: @Ramon_AlvarezMM Youtube: https://www.youtube.com/c/RamonAlvarezdeMon

2 comentarios en: Luis Herrero: “El Bernabéu es justo cuando aplaude y cuando silba”

  1. Por desgracia el sr. Herrero me recuerda mucho a mi padre en su madridismo, y eso que el si vio jugar a Di Stefano. Se podian ganar todas las ligas habidas y por haber e incluso UEFAS, que siempre ponia el pero, de que no se ganaban Copas de Europa.
    En mi modesta opinion, tanto mi padre como el sr. Herrero, el unico adversario no son los demas equipos si no el propio Real Madrid, ,ganen lo que ganen nunca estaran contentos, tienen que ganar todos y a todos, siempre

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Se pasó ocho años @antoniohualde despotricando de Bale porque no hablaba español. Ahora le parece que Bellingham en cambio bien... aunque tampoco habla español.

Sin embargo, creo que le entiendo, aunque no comparta su texto.

Estamos ante un escenario -en fútbol y baloncesto- que puede hacer de 2024 el mejor año deportivo de nuestras vidas.
Concentración, humildad y ¡a por ello!
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