Las mejores firmas madridistas del planeta

Lucas: marinero, no hay camino, se hace camino al nadar

 

Jo. En la jornada 32 pitaron penalti contra el Barcelona. El primero. Una lástima. Iban lanzados a batir su récord superhistórico: 78 jornadas sin vivir eso, ¡qué arte! Lo protestaron, claro. Sin mala intención: les extraña. Si un tío propio mete la pierna y el rival se cae, pues será que tropezó, se tiró. Estornudó quizá. O las tres cosas a la vez. Es muy normal.

Lo del gol-no-gol de Lamine fue otra. Que la pelota no entró lo han demostrado en Francia, busquen imágenes, fotitos. Bueno, aquí también: si entra un poquito, la puntita nada más, hubieran dado gol entre abrazos del realizador, uno del VAR y su señora tía. Cosa de un dedo, una lástima.

No gol del Barça

Total, que ganaron los blancos. Casualmente. Entre los elegidos para imaginar resultados, servidor está entre los que más aciertan. Sobre todo si juega el Madrid. Le pongo que gana y acierto un 90 y pico por ciento de veces. Basta con fijarse, oigan. En lo que va de curso ha perdido un partido y otro, en la prórroga. ¿Cómo perdió? ¡Jaaaaja! No tiene gran mérito lo mío. Más lo tienen quienes no le ven favorito nunca o casi. Los tíos insisten, se la pegan y vuelta a empezar.

Ayer predije 3-1, en serio. Hay testigos. Fue 3-2. Fallé un gol, pero no lo mollar: ganó el Madrid. Guardando jugadores, entrando mal al partido, piernas y cabeza molidillas. Iba a ser un partido incómodo, no importaba el rival. El Bayern en todas las cabezas, por supuesto. Un engorro.

Ayer predije que el Madrid ganaba. En lo que va de curso ha perdido un partido y otro, en la prórroga. No tiene gran mérito lo mío. Más lo tienen quienes no le ven favorito nunca o casi. Los tíos insisten, se la pegan y vuelta a empezar

Y ante un Barça la verdad es que meritorio. Al máximo nivel, su mayor aspiración ahora mismo. Le iba la Liga, es un decir, y estuvo ‘honrao’. Llamarle eso me parece el mejor piropo. Primera derrota aquí de Xavi desde que anunció su adiós. ¿Contra? El Madrid. La bicha. Normal. Es mejor.

El 0-1 fue lógico y esperable, lo intuí nada más salir la pelota a córner. Después de haber defendido hasta a las gaviotas de Manchester, podría pasar y pasó que el primer pelotazo aéreo se lo tragara. No van a estar impenetrables Lunin y su tropa toda la vida. Raphinha la mandó al segundo palo, el portero saltó mal y a Kroos le dio pereza. Con pegarse al rematador bastaba. No se me ocurriría criticarle, tampoco al portero. Ni en el segundo gol. El 3-1 que vi empezaba 0-1. Me fui a por unas hierbas. Licor de, ¿eh?

Lucas y Jude celebran un gol

Luego fue apareciendo el colosal Lucas Vázquez que fue 3 en 1, como mi resultado: lateral, volante de apoyo y rematador. En los tres goles estuvo el tío. No le dieron el MVP que fue para el magnífico Lamine. Cosas. Siempre que juega Lucas me alegro. Lo conocí en el Espanyol y recuerdo un día de San Jorge, en la paradita que el club había montado en la Rambla. Hará años mañana de eso y se hablaba de su vuelta al Madrid. La cosa fue así:

—Te vuelves, Lucas.

—No sé nada.

—Gallego…

—Que no, que no.

—Te irás y triunfarás. Has nacido para jugar en el Madrid. Tendrás una competencia feroz, pero te los comerás a todos.

—Dame un abrazo.

Nos lo dimos. Y se fue. Y ha ganado todo lo que un futbolista puede ganar vestido de blanco. Y lo que le queda. Ayer jugó uno de los mejores partidos de su vida, su clásico top. Junto a los mejores propios y ajenos. Metió un gol clave, el que igualaba a ventaja azulgrana con el reloj cabalgando hacia el final.

Ayer Lucas Vázquez jugó uno de los mejores partidos de su vida, su clásico top

Un gallego, un tipo de Curtis: la universalidad del Madrid otra vez. Curtis, 4.000 habitantes. La universalidad estuvo también en sus goles: brasileño, gallego e inglés. Ya he visto videos de madridistas por el mundo festejando el triunfo. El del equipo y el de Lucas. Ma-ra-vi-llo-so.

Total, que si el Madrid es capaz de sumar siete puntos de los dieciocho que quedan será campeón haga el resto lo que prefiera. Eso es ganar dos y empatar uno de seis. Si lo logra habrá sido contra la peor plaga de lesiones que se le recuerda, las faenas arbitrales de costumbre, lo feísimo que ha tenido que vivir las más de las veces que ha jugado fuera del Bernabéu. Todo eso. Y más.

El Real Madrid celebra la victoria frente al Barça

Se trata de un equipo-familia, sin eso hubiese sido imposible este éxito que el madridismo celebra como revancha. Le han puesto mil piedras en el camino, incluidas sustracciones de imágenes y retoques de actas arbitrales. Es extraordinario.

Como dicen los modernos, a mamar. Dos veces en cuatro días. Semana Grande, esta y la de San Sebastián. Donde juega el Madrid el viernes. Si hubiera sentido del humor, la Real le hacía el pasillo. Ah. Y el Girona acababa segundo. Y jugaba la Supercopa. Han sido los dos mejores. Vamos a ver. Y el árbitro: un tío que no hizo cosas raras. ¿Es tan difícil? Sin cosas raras el Madrid acostumbra a ganar. Marinero, no hay camino, se hace camino al nadar. Va por ti, Lucas.

 

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Ayer el Madrid ganó al FC Barcelona, lo recuerdo por si algún despistado se piensa que no fue así. Quizá alguno no se enteró porque se hallaba reclamando un gol que no era o estaba enfadadísimo con su propio equipo, o con Ancelotti, que todos sabemos que lo hace todo mal siempre, ahí está su palmarés para confirmarlo. Un Carletto que hubo de ser despedido fulminantemente al descanso de aquel partido de ida contra el PSG de 2022, así el Madrid no habría firmado un encuentro en el que no salió de su área, quizá se habría abierto más, recibido más goles y la Catorce no estaría en las vitrinas del Bernabéu, pero oye, el equipo jugaría como Twitter Real Madrid quiere y tendríamos un entrenador que hace los cambios cuando desean los expertos. ¿Qué es eso de llevar la contraria a los sabios, aunque se termine ganando casi siempre? Es mucho mejor jugar como el Barça de Xavi. Ganar está sobrevalorado. Al fin y al cabo, ¿quién sabe mejor cómo está la plantilla, si un futbolista tiene algún problema o a quién alinear y dónde, Ancelotti que los ve a diario o nosotros? Nosotros, por supuesto.

Además de este asunto, había otro tema que también era la comidilla ayer de Twitter, “Lamine Yamal acabará en un grande”, escrito con esas o con otras palabras. Se lo leí, al menos, a Jesús Bengoechea y a @cabaislois. Gracias por la inspiración y vuestra brillantez.

Lamine Yamal es un jugador excepcional. No se lo merece el negreirismo. A ver si el mercado acaba con esta anomalía.

— Jesús Bengoechea (@JesusBengoechea) April 21, 2024

Lamine Yamal es bueno, muy bueno, yo creo que acabará en un grande.

— cabaislois (@cabaislois) April 21, 2024

El chico es un futbolista soberbio y no parece que vaya a ser uno de esos jugadores gaseosa que brotan como setas de la Masía, debutan con la selección española antes de atarse las botas, juegan bien algunos partidos y al cabo de un par de años y, tras mandar bordar cojines con sus iniciales, terminan militando en un equipo segundón del extranjero o en la todopoderosa liga de Estados Unidos, lugar idóneo, también, para ganar balones de oro, no existe competición más exigente que la MLS ni lugar mejor para medir los méritos de un jugador.

Riqui Puig posa junto a bellos cojines con sus iniciales bordadas.

Lamine es bueno de verdad, tiene más desborde que un tsunami y un descaro futbolístico portentoso. Ayer realizó un gran partido y puso en jaque a la defensa blanca una y otra vez. Cada vez que encaraba generaba peligro. Además, no es un hecho puntual, lo hace en casi todos los encuentros.

El problema de Lamine Yamal es que no juega en un grande, sino en el FC Barcelona. A pesar de ello, ya ha obtenido numerosos galardones: jugador más joven en perder contra el Amberes, futbolista más joven en caer derrotado en todos los partidos disputados contra el Madrid en una temporada, talento más precoz en ser eliminado de la Copa de Europa, jugador más joven en dar una asistencia en un partido de eliminación directa —que acabó perdiendo— en toda la historia de la UEFA Champions League, y, probablemente, futbolista más joven en obtener un nadaplete con el Barça.

Lamine es bueno de verdad, tiene más desborde que un tsunami y un descaro futbolístico portentoso. El problema de Yamal es que no juega en un grande

Ayer, además, añadió otro trofeo adornado con la misma importancia que los anteriormente expuestos: el MVP de un partido que perdió. Tiene toda la lógica del mundo que en un deporte cuyo objetivo final es marcar más tantos que el contrario, acción —el gol— que sirve para dirimir al vencedor de un choque, el MVP sea un futbolista que no ha marcado ninguno mientras en el equipo ganador hay otro —Lucas Vázquez— que anotó uno, provocó un penalti que acabó dentro, dio una asistencia y su desempeño, a diferencia del de Lamine, sirvió para que su equipo se alzase con la victoria.

Lamine Yamal, además de no jugar en un grande, pertenece a un club indigno que se ha comprado al estamento arbitral español durante años. Condene o no la justicia ordinaria al Barça —la deportiva ya sabemos que no lo hará—, la mácula quedará para siempre enturbiando aún más su largo historial negro. La imagen de alguien que juega en una institución así, por muy legal que este sea, a la fuerza queda ennegreirida.

Padre de Lamine Yamal

Cabe mencionar otra curiosidad, el padre de Lamine Yamal es madridista y no ha dudado en fotografiarse sosteniendo una bandera del club de Concha Espina precisamente en la avenida de mismo nombre y con el coliseo blanco detrás.

Todo lo expuesto hace presagiar que Lamine Yamal acabará en un grande, y a muchos merengues no nos importaría que ese grande fuese el Real Madrid.

 

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El poeta Luis Alberto de Cuenca (Madrid, 1950) es sin lugar a dudas el más prestigioso entre nuestros poetas actuales y, obviamente, es madridista. Por méritos y señorío, es el poeta que representa más el sentido épico de nuestro club. El escritor matritense es madridista de cuna pues su padre lo hizo socio de niño y le inculcó, tal y como le contaba en una entrevista estupenda a nuestro director Jesús Bengoechea un madridismo “profundo pero no sectario”. Aunque con los años su forofismo se ha calmado, confesaba en dicha entrevista que de niño si el Madrid perdía se iba enfadado a la cama.

Luis Alberto de Cuenca posee todos los premios literarios que verdaderamente importan: el Premio Nacional de Traducción (1989) y el Premio Nacional de Poesía (2015) subrayan al poeta y al traductor, pues de formación clásica, como filólogo ha traducido a autores del mundo grecolatino como Calímaco, Eurípides u Homero y a otros del medievo europeo Guillermo de Poitiers o Geoffrey de Monmouth, entre otros.  Además de su actividad en el CSIC, Luis Alberto de Cuenca ha desempeñado labores de gestión pública como la de director de la Biblioteca Nacional de España (1996-2000) o secretario de Estado de Cultura (2000-2004). Por su último poemario El secreto del mago acaba de ser galardonado el pasado junio con el Premio Internacional de Poesía Jaime Gil de Biedma.

Pocos madridistas pueden presumir de haber sido testigos de las 14 Champions del club. A los seis años un infante de 6 años supo de la primera Copa de Europa. De hecho la sexta le alcanzaría con 16 años y a buen seguro que al adolescente poeta le marcaría la hazaña del Madrid de los yeyé. Aquellos chicos jóvenes españoles tenían la difícil tarea de tomar el relevo del mítico Madrid de Di Stéfano, equipo de leyenda que arrasó en Europa y que forma parte del Olimpo del fútbol mundial. El Madrid de los yeyé dominó la contienda nacional llegando a ganar nueve veces la Liga, cinco de forma consecutiva. De aquel once que se proclamó campeón de Europa frente al F. K. Partizan destacaban Sanchís en defensa, Pirri en la medular y una delantera de quilates con Amancio Amaro, Ramón Grosso, Velázquez y Paco Gento, superviviente del Madrid histórico de Di Stéfano. 32 años tardó el Real Madrid en ganar su séptima Copa de Europa con aquel gol del montenegrino Predrag Mijatović que renovó la leyenda del Madrid aquella noche del 20 de mayo de 1998 en Ámsterdam.

Dentro del madridismo siempre hay una división entre los guardianes de las esencias y los vanguardistas. Como suele pasar en instituciones de tanto fuste, alrededor del madridismo pululan debates eternos sobre qué jugadores y entrenadores representan mejor a nuestro club. Para algunos la quinta esencia del madridismo se refugia en Pirri y Camacho mientras que para otros en Juanito. En los últimos años, pasaba algo así entre los partidarios de Iker Casillas y José Mourinho. Todo estaba inflado por la prensa afín a la Selección de fútbol de España de Vicente del Bosque también conocida como La Roja. El entrenador salmantino llevaba años dando la espalda al club que le dio todo en el mundo del fútbol y se manifestaba particularmente hostil contra Florentino Pérez. Tanto es así que, en mi opinión, Vicente del Bosque llegó a faltar al respeto a la institución al rechazar la Medalla de Oro del Real Madrid. En su momento fue un escándalo. En contraposición a estos personajes aparecía siempre el nombre de José Mourinho. Durante las tres temporadas que duró la etapa del entrenador luso la prensa española se empeñaba en envilecer su figura llegando a justificar agresiones de otras aficiones al club de Concha Espina como reacción.

En asuntos tales siempre sale el asunto del señorío y se tachaba a Mourinho de poco ejemplarizante. Cuando a Luis Alberto de Cuenca se le preguntaba al respecto respondía: «En Mourinho había algo de pelea, de trinchera que a mí me fascinaba. Era un héroe de tebeo. Me encanta Mourinho porque en el fondo me gusta la incorrección. Yo que soy un experto de caballería le aseguro que Mourinho le dio a la caballerosidad una dimensión moderna». ¡Caray! Resulta que el autor del poema Political Incorrectness (que Loquillo convirtió en canción) se sitúa del lado del madridismo que reconoció en la etapa de Mourinho una reconstrucción total y que a la postre sirvió para conquistar las victorias de la última década. Como madridista me agrada saber que en la biblioteca sentimental de Luis Alberto de Cuenca siempre hay espacio para los héroes del madridismo entre Homero y la princesa Leia. Alabado sea el poeta.

 

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En la Sacramental de San Justo, junto a la pradera de San Isidro que pintó Goya y entre las tumbas de los grandes románticos españoles, yace desde 1950 Carlos Padrós i Rubió, el quinto hijo de Timoteo Padrós y de Paula Rubió, naturales de Barcelona y Villafranca del Penedés, respectivamente. Nacido en Barcelona en 1870, por lo tanto “catalán de familia, nacimiento y sentimientos” según se describió a sí mismo cuando tomó posesión de su acta por primera vez como parlamentario en Madrid el 17 de octubre de 1912, “su familia lleva mucho tiempo en Madrid y en el comercio de Madrid es dueña del conocido establecimiento Al Capricho, donde acrecentó su fortuna”.

En ese establecimiento, calle Alcalá número 48 esquina con Cedaceros, boutique de moda, complementos y telas de importación, se formalizaron los estatutos del Madrid Foot-ball Club, la unión de la Nueva Sociedad de Foot-ball de Julián Palacios y los estudiantes de la Escuela de Ingenieros de Minas y del equipo del Association Sportive Française, y los leales a la vieja Sociedad de Foot-ball que languidecían en el Sky Foot-ball Club.

El Sky vestía de rojo y de azul como la antigua Sociedad, que en puridad es el primer club estrictamente de fútbol fundado en la capital de España. El nuevo club adoptó el blanco venerable y puro del Corinthian de Londres, la institución balompédica más famosa del momento en Europa, seguramente por influencia de Arthur Johnson, el irlandés que enseñó a jugar al Madrid. Al Capricho, como hemos leído, era un negocio que en ese momento daba trabajo a 200 personas y que llevaban los hermanos Padrós i Rubió, Carlos y Juan, mayor que él, “empresarios textiles, producto de esa burguesía que surgió con la segunda Revolución Industrial” como los definen de un trazo otros hermanos geniales, los Del Riego, en las primeras páginas de La Biblia Blanca. Aunque no hubiera hecho ninguna otra cosa más en su vida, Carlos Padrós i Rubió contribuyó, con la fundación del Real Madrid Club de Fútbol, al mayor hito cultural, social y político de España desde la Constitución de Cádiz de 1812. Pero es que, además, Padrós fue una de esas figuras públicas polifacéticas y dinámicas que hicieron posible creer a algunas capas de la España urbana del primer tercio del siglo XX que una república democrática, parlamentaria y liberal, a la francesa, era posible. Quizá como alegoría de esa quimera destruida sin piedad por la Historia, su tumba, en el cementerio de la buena sociedad madrileña de la Restauración, se halla olvidada y derruida, sin ninguna flor ni ningún recuerdo, tampoco del club al que con su tesón y creatividad ayudó a levantar en el Antiguo Testamento.

Carlos Padrós

Los Padrós dejaron su casa, en la judería de Barcelona, que en la corona de Aragón se llamaban Call, por el centro de Madrid cuando Carlos tenía seis años. Los borbones, en la figura de Alfonso XIII, habían vuelto a España tras los turbulentos años que siguieron a la revolución de 1868, La Gloriosa, el exilio de su madre, Isabel II, el asesinato de Prim y el breve reinado de Amadeo de Saboya. En Madrid se prosperaba y Timoteo Padrós Parals, que ya era razonablemente rico, mudó a la familia a la capital en un momento de consolidación del sistema constitucional a la inglesa que patrocinaba esa eminencia malagueña llamada Cánovas del Castillo. Las fuentes hablan de la familia Padrós i Rubió como una casa abierta, europeísta y cosmopolita. Los hechos lo prueban. Su hermana Matilde, tres años más pequeña que Carlos, fue la primera mujer que se licenció en Filosofía y Letras en toda España, en la Complutense. Le dieron clase figuras de la talla de Salmerón y Menéndez Pelayo y sacó sobresaliente en metafísica, hebreo, griego o literatura, doctorándose con matrícula de honor dos años después. De ella dijo Ortega y Gasset que era la criatura más inteligente y cándida que había conocido. Casada, vivió en Londres y además de dar clases de español participó como redactora en la Britannica.

Carlos Padrós fue un hombre excepcional, un auténtico dinamizador intelectual del país. Como no podía hacer deporte por la cojera que le dejó una enfermedad en la primera niñez, desarrolló unas dotes organizativas extraordinarias. Participó, con su hermano, en las fases embrionarias del foot-ball madrileño, pero no conformes con el desarrollo de las cosas tomaron la iniciativa y crearon algo nuevo, único. Las consecuencias de aquella rebeldía seguimos admirándolas hoy: un accidente histórico con un puñado de Copas de Europa alrededor de una corona.

En la trastienda de Al Capricho ya estaban todos los que luego determinaron la historia del Madrid y del fútbol español: los Padrós, Palacios, Paragés, Meléndez y Johnson, amigos de Minas y del Liceo Francés. Aunque es Juan el que sucede a Julián Palacios al frente del Madrid, el turno de Carlos llegaría pronto: en 1904 ya está preparado no sólo para dirigir la nueva organización sino para impulsarla a través de sus propios proyectos personales, que incluían la organización de las primeras competiciones formales a nivel nacional, la primera federación española y la primera confederación internacional de foot-ball, fútbol o balompié. Monta, aprovechando los fastos por la mayoría de edad de Alfonso XIII, la primera Copa de España, que aunque nace oficialmente al año siguiente ya tiene su primer episodio en los terrenos que hoy albergan los Nuevos Ministerios. Padrós, que era amigo del rey, invitó al New de Madrid, al Vizcaya (una selección bilbaína formada por los futbolistas del Athletic y del Bilbao), al Barcelona y al Español de Barcelona. Se jugaron un trofeo donado por la Casa Real que ganaron los vascos.

Carlos Padrós fue un hombre excepcional, un auténtico dinamizador intelectual del país. Como no podía hacer deporte por la cojera que le dejó una enfermedad en la primera niñez, desarrolló unas dotes organizativas extraordinarias. Participó, con su hermano, en las fases embrionarias del foot-ball madrileño, pero no conformes con el desarrollo de las cosas tomaron la iniciativa y crearon algo nuevo, único. Las consecuencias de aquella rebeldía seguimos admirándolas hoy: un accidente histórico con un puñado de Copas de Europa alrededor de una corona

Su actividad, en aquellos años de vértigo, fue frenética. En 1902 fundó la Unión Madrileña de Clubes, un antecedente de las federaciones regionales y de la nacional, en cuya génesis también estuvo. Hacía un año que había abandonado la presidencia del Madrid. Fue desde entonces presidente honorario, el primero hasta que Florentino Pérez recuperase el título casi cien años después. Su legado estaba tan vivo que Paragés y Meléndez, los hombres que continuaron su trabajo al frente del Madrid, amigos y discípulos, fueron los que culminaron el primer gran salto mortal de la historia de la institución, la mudanza al Campo de O´Donnell, el primer estadio propiamente dicho de la historia del fútbol español, cuyas obras de vallado, vestuarios y graderío, algo nunca visto hasta entonces en España, sufragaron los propios socios del Madrid a iniciativa de la directiva. Padrós, educado en la Institución Libre de Enseñanza y en los college británicos, había dejado una huella profunda en una generación de hijos de la primera gran burguesía comercial madrileña, a los que sacaba diez años y de los que fue un padre intelectual. La promoción del deporte, su difusión entre todas las capas de la sociedad y la visión del fútbol como un negocio a largo plazo, estaban ya presentes entre todos aquellos maestros de Santiago Bernabéu, que por entonces era futbolista y también arrimaba el hombro como los demás en las obras de O´Donnell. Padrós no sólo fue el guía espiritual de estas obras, también puso dinero de su bolsillo. A esas alturas, desvinculado del deporte, se empleaba a fondo poniendo en práctica de nuevo su genio creador y organizativo en la agricultura.

Como terrateniente, quiso modernizar el campo, aumentando el rendimiento de sus fincas con nuevos cultivos e intentos de industrializar la actividad agraria. Levantó fábricas de aceite Martos y Fuensanta y recibió por ello del rey Alfonso XIII lla Gran Cruz de la Orden Civil del Mérito Agrícola. Fue Presidente del Centro de Estudios Agrosociales, de la Confederación Española Patronal Agrícola y Vicepresidente de la Asociación de Agricultores, por ejemplo. Si se metía en una cuestión, era a fondo. También fue Vocal del Consejo Superior de Fomento y en 1912 entró a formar parte del Partido Liberal del conde de Romanones, diputado en las Cortes por designación directa no obstante avalada después con el apoyo de liberales, regionalistas, conservadores y carlistas. Fue diputado tres veces seguidas por el distrito de Mataró y allí, en gratitud por la dedicación y el esfuerzo en mejorar la vida de sus habitantes, le dedicaron hasta una avenida. En el parlamento dejó, por ejemplo, intervenciones que demuestran su capacidad de adelantarse al futuro: el 10 de noviembre de 1916 realizó una “disertación sobre el abusivo precio que tenía la gasolina en España respecto a Europa, y lo que esto suponía para el retraso de la economía nacional” de la que el historiador Andrés Bayona ha guardado una última y brillante parte que sirve como botón de muestra de la naturaleza de su pensamiento. “No voy a cometer la ridiculez de pretender demostrar a los señores diputados la importancia que tiene en la vida moderna la rapidez de los transportes. Si es posible que alguien suponga que la utilidad de la gasolina queda limitada al uso de los automóviles para pasear y lucirse por las calles de Madrid, y que esa es la razón que me mueve á hacer estas manifestaciones, yo fío en la cultura de los señores diputados, que, sin duda alguna, reconocerán el gran interés que tiene para la industria y para la agricultura el abaratamiento de este producto”.

Trabajó desde Madrid por solventar el grave problema de las inundaciones que asolaba cíclicamente Mataró. Las cuestiones agrarias estuvieron siempre en su punto de mira. Tanto es así que mucho después, ya durante la República y retirado de la política, redactó un proyecto de ley de crédito agrícola en el que se fomentaba la unión de patronos y obreros en las llamadas Hermandades Rurales, apoyados por créditos blandos para crear riqueza y evitar el desempleo agrario. Fue un socialdemócrata puro y avant la lettre, un liberal en un mundo que se encaminaba irreversiblemente a la conflagración total entre comunistas y fascistas. Es curioso y debería ser enfatizado muchísimo más (ahora mismo no lo es en absoluto) que en estos tiempo de falseamiento de la memoria histórica el Madrid sea quien pueda reivindicar que no sólo es quien tuvo un presidente fusilado por rojo tras la guerra y otro represaliado políticamente y exiliado en París, sino que además tuvo a uno de sus fundadores en el origen del Procés. Su último acto como diputado fue asistir a la célebre Asamblea de Barcelona en 1917, uno de los primeros grandes jalones del autonomismo catalanista.

El levantamiento del ejército de África de julio de 1936 le cogió en Madrid, donde un grupo de milicianos quiso darle el paseíllo y en efecto se lo dieron. Fue, sin embargo, uno de los afortunados que sobrevivieron al terror rojo, no se sabe si por azar, como Zamora, o porque no estaba de Dios que aquella fuese su hora. Junto a su mujer y una de sus hijas fue llevado al Retiro, donde en un paredón padeció, como Dostoyevski, un simulacro de fusilamiento. Llevado luego a la checa del Círculo de Bellas Artes, todos se desentendieron de él y sencillamente se marchó por su propio pie a la embajada de Polonia, donde obtuvo el salvoconducto necesario para pasar a Francia, a Marsella. A su regreso a España su domicilio estaba, como el Estadio de Chamartín, completamente destrozado. La posguerra no fue benévola con él. Su hija Blanca se le murió en 1945 y muy decaído moral y físicamente, Padrós fallecía en diciembre de 1950, el mismo día que el Madrid perdía por goleada en Sarriá contra el Español. A su entierro fueron Bernabéu y Luis de Carlos, pero es una pena que a día de hoy Padrós, el protoBernabéu, una de las más grandes figuras de la historia del club, pase, como casi todo lo que sucedió antes de 1953, desapercibido en la memoria del Madrid.

Sirvan estas líneas a modo de proemio, pues mi audacia e inconsciencia sin límites me hacen intentar replicar a una de las personas que mejor escriben que mis ojos hayan visto. Tengo la suerte de haber compartido alguna que otra conversación sobre fútbol con don Antonio Valderrama, comprobando, para mi alivio, que estamos de acuerdo en prácticamente todo, y siempre conforta coincidir con grandes mentes.

Su artículo de hoy en la Galerna titulado Allegro es, como cuanto escribe, una pieza maravillosa en fondo y forma. El señor Valderrama sabe ser sobrio cuando toca, artificioso si el texto lo requiere, y nunca abigarrado ni alambicado, siempre brillante sin tasa. Pese a todo, permítanme disentir en algún aspecto, quizá nimio o accesorio, todo sea dicho.

La comparación que realiza el autor referido es con Antonio Vivaldi, específicamente con la pieza correspondiente a la Primavera de la inmortal obra las Cuatro Estaciones. Creo comprender los motivos que le llevan a realizar el paralelismo, y no puedo sino aplaudir lo acertado del mismo. La primera razón es puramente cronológica, pues no puede ser más cierto que se acerca la primavera. En un mes los días serán notablemente más largos, las temperaturas, más amables y los alérgicos mostrarán su condición con un marcado enrojecimiento ocular y nasal. Nada que añadir aquí.

Vivaldi

En segundo lugar, don Antonio (Valderrama, no Vivaldi) acude a la antedicha pieza, conocida por todos, no en vano ha servido de sintonía hasta de anuncios de electrodomésticos, por el Allegro que da título a su imponderable artículo. Efectivamente, la primavera y el Real Madrid son fuente de alegría, pero, como ocurre con, por ejemplo, los Beatles, juntos son más grandes que la suma de ambos por separado. El Real Madrid en primavera representa todo lo bueno, aunque redunde en una ligera bajada de productividad en los trabajos el día de partido, especialmente a partir de las 3 de la tarde. El gran @Van_Palomaain lo definió mucho mejor con su genial concepto de “picor de niqui”.

Huelga decir que mi desacuerdo con la genial pieza del señor Valderrama es cuestión de sensibilidades. La mía, tan personalísima como la suya, me hace percibir a Vivaldi, italiano como Carletto, como un representante del barroco, movimiento artístico con muestras de arte insuperables, pero al que, en cuanto a música extrapolada al balompié, relaciono con otros equipos.

No hay duda de que las Cuatro Estaciones de Vivaldi, en concreto la Primavera, es alegría. El Real Madrid lo es, pero no tiene el aire despreocupado del Allegro. Hay trascendencia y épica en los partidos del equipo en primavera

El Real Madrid de primavera me suena a Wagner. Intentaré, seguro que con variable fortuna, argumentar esta aseveración. El genial compositor alemán fue un revolucionario también en la orquestación, en cambiar los roles de los instrumentos, otorgando preponderancia en la melodía principal a los vientos, mientras que los violines servían de colchón sonoro para crear sensaciones apabullantes. En definitiva, reorganizó y recolocó los instrumentos. Organización. Colocación. Brillantez. Alemán. Bien parecería que estamos definiendo a Toni Kroos.

No hay duda de que las Cuatro Estaciones de Vivaldi, en concreto la Primavera, es alegría. El Real Madrid lo es, pero no tiene el aire despreocupado del Allegro. Hay trascendencia y épica en los partidos del equipo en primavera. No piense el lector en esa trascendencia impostada y pedante de los panenkitas erigidos en apóstoles del estilo y el ADN, sino que lo haga en la seriedad y ese pellizco nervioso del estómago justo antes del comienzo de un partido de nuestra competición. Hay escalas naturales mayores ascendentes, el más efectivo recurso para crear piezas que enardecen hasta los corazones más fríos y piperos. Hay Valkirias, hay Odín (Wottan para los germánicos), hay mitos vikingos como nosotros.

Wagner

Aún está por nacer el rival que no se vea empequeñecido por la fiebre berserker de nuestros guerreros habiendo olido sangre. Las trompas de Wagner son un grito de batalla sin cuartel, hasta el final (vamos, Real), que tiene como epílogo la más bella de las melodías, la, valga la paradoja, obertura de Tannhauser. Hemos referido antes que las tonalidades mayores dan épica, mientras que el lirismo de la victoria, el preciosismo extremo, lo dan las tonalidades menores, que, bien combinadas, saben resultar exquisitas sin ser relamidas. Wagner sabía perfectamente de eso. No en vano, se considera a Wagner como el primer heavy, y, esto daría para otro artículo, cómo son las baladas de las bandas más duras...

Espero que se comprenda mi diferencia de percepción como exactamente lo que es, sin quitar un ápice de más que justa admiración por don Antonio Valderrama. Un abrazo, Fantan, y hala Madrid.

 

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Tchouaméni fue protagonista en la última victoria del Madrid frente a Las Palmas, circunstancia que aprovechan los amigos de fcQuiz para plantearte ocho cuestiones.

¿Podrás responder correctamente todas?

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Buenos días, amigos. Qué mañana tan absolutamente deliciosa la de hoy. En Madrid reina una neblina que convierte la ciudad, temporalmente, en un trasunto del Londres de Jack el Destripador, y sin embargo es como si el sol brillase en lo más alto del cielo, solo que tal vez de incógnito y sin más destripador por los alrededores que nosotros, o sea, que La Galerna, quienes ya os destripamos el argumento que, por otro lado, es sobradamente conocido.

Como a estas horas ya sabréis todos, el Real Madrid desintegró (4-1) a un patético FC Barcelona en la final de la Supercopa de España, disputada en Riad. Vinicius fue el héroe del partido con tres goles en el primer tiempo, pero todo el equipo brilló a gran altura. Sólo la extrema cicatería de nuestro editor Jesús Bengoechea, que ayer se pidió hacer la crónica y poner las notas, evitó que todo el mundo saliera de allí con un notable por lo menos.

Hoy, al contrario de lo que suele suceder, es un placer regodearse en la lectura de las portadas del día, de las que no ocultaremos que obtenemos un deleite que se queda a un paso de lindar con lo sexual. Hoy, confesémoslo ya, haríamos al amor con la mismísima portada de Mundo Deportivo, utilizando eso sí la preceptiva protección. Por una vez la prensa es unánime en cuanto a lo sucedido ayer sobre el terreno de juego arábigo: el Madrid dio un baño al Barça. Y así lo refleja Marca en su portada.

La imagen de la primera plana marquista es para el alzamiento y celebración del trofeo de Nacho -que levantó su primera Copa como capitán- y del resto de jugadores y staff. El diario destaca con toda justicia la superioridad blanca durante todo el encuentro, con el hat-trick de Vinícius por bandera. La euforia de la foto lo dice todo, y brilla más allá de la niebla.

Marca destaca asimismo que el trofeo logrado anoche supone el número 33 de los logrados por el club bajo la gestión de Florentino Pérez. Este hito marca el punto numérico a partir del cual ya no será desatinado afirmar que el actual presidente ha superado en objetivos a los logrados bajo el mandato de Bernabéu, que se quedó en 32. En este punto de la historia, discutir cuál de los dos (D. Florentino o D. Santiago) ha sido más importante en el devenir de la entidad ha pasado a ser una cuestión de matices.

Lo de la Copa y el puro de As no lo terminamos de pillar, aunque ello no nos perturba en exceso si nos quedamos con los rostros radiantes que, como sucede con Marca, llegan a la primera plana de hoy. Desde Lunin, que transmitió una seguridad granítica bajo palos, hasta la exquisitez técnica combinada con trabajo estajanovista de Bellingham, pasando por el gran trabajo de Rüdiger, Mendy, Kroos, Valverde o Rodrygo -por no hablar de los minutos incandescentes de Brahim-, todos en el Madrid brillaron a gran altura, volvieron con la Supercopa y hundieron en la miseria al rival negreirista. Anda el Barça intentando conseguir éxitos sin honra, y se está quedando sin ninguna de los dos cosas, al borde de la transformación en Sociedad Anónima y con el prestigio nacional e internacional por los suelos, como corresponde a un club fraudulento que ha cimentado sus títulos nacionales (como mínimo) de este siglo (como mínimo) en la compra de los favores del estamento arbitral, vía pagos a su vicepresidente Enríquez Negreira. Se quejarán lo culés de que ahora saquemos a Negreira continuamente a pasear. Es lo que te pasa cuando haces trampa y tienes total impunidad: que los estamentos deportivos no actúan para desposeerte de los títulos que no has ganado en buena lid, pero la gente no se olvida.

Bueno, te pasa eso y que los buenos te humillan metiéndote un 4-1.

De humillación habla precisamente Sport, diario que (¡atención!) reclama a Laporta "tomar decisiones". Se refieren a echar a Xavi, claro, y ese sería un efecto adverso de esta gran victoria que no querríamos ver convertido en realidad. Queremos pedir encarecidamente a Jan Laporta que mantenga la cabeza fría. Xavi es el hombre para este proyecto, Jan, lo que sucede es que es un proyecto en construcción. Con jugadores de treinta y tantos, pero en construcción.

Este Barça es un fiel reflejo de la valía como técnico de su entrenador, y aunque el cuerpo nos pide siempre infligir la mayor derrota deportiva posible al Barça, la continuidad de Xavi puede ser bastante beneficiosa para el club blanco, salvo que lo despidan y coloquen a otro peor. Piénsatelo, Jan, no te dejes llevar por el sofoco.

Sport cuenta que Hernández, tras su errático planteamiento, ha pedido "perdón a la afición”. Sin embargo, en rueda de prensa no pudo ocultar esa manera de ver la vida de la que hace gala, la de quien toda su vida ha competido cuesta abajo gracias a los millones de euros abonados a Negreira. Dijo que el equipo se había "desorientado ante la decisión" de Munuera de señalar el claro penalti cometido por Araujo. Lógico: no están acostumbrados.

Portada Mundo Deportivo

Nos encanta que Mundo Deportivo utilice el sufijo indigesto que en los últimos días hemos visto hasta en la sopa (SUPERclásico, SUPERfinal) para resaltar su SUPERfiasco. La foto es deliciosamente devastadora. Pedri camina cabizbajo, con el balón en la mano, mientras al fondo, desenfocados, vemos a los de Ancelotti celebrando. El fracaso de los tramposos, en primer plano; el éxito del Bien, borroso en el horizonte. No diremos que esta composición nos gusta más que la que resultaría de poner el éxito del Bien en primer plano. Pero por ahí se andan.

Pasad un buen día.

Por la presente queda convocado el IV Certamen de Cuentos Madridistas de Navidad de La Galerna con arreglo a las siguientes BASES:

1. Los cuentos participantes tendrán por doble temática la Navidad y el Real Madrid y/o el madridismo, no necesariamente en este orden.

2. La extensión de los cuentos será de un mínimo de 500 palabras y un máximo de 2.500.

3. El plazo de entrega se abre el 7 de diciembre de 2023 a las 10 de la mañana y se cierra el 23 de diciembre del mismo año a la misma hora.

4. Los relatos participantes se enviarán al correo madridaxis@gmail.com, indicándose en el apartado Asunto las palabras "Certamen de Cuentos".

5. La dotación del premio consiste en una invitación doble para asistir a la Gala de Premios La Galerna de 2024. Asimismo, el cuento ganador se publicará en lagalerna.com el 24 de diciembre de 2023.

Crónica de la I Gala de Premios La Galerna

6. La Galerna se reserva el derecho de publicar con anterioridad a dicho momento, y con posterioridad al cierre del plazo de presentación, cualesquiera otras obras presentadas que considere del interés de sus lectores.

7. El premio podrá declararse desierto.

8. Cada participante podrá presentar un solo cuento al Certamen.

Ayer me estuve acordando bastante de los audios de Florentino, aquella maniobra rastrera a través de la cual una joint venture entre El Confidencial y Abellán trató de desacreditar al Presidente del Real Madrid. “Vamos a hundir a Florentino publicando unos audios en los que raja de una serie de leyendas del Madrid”. Criaturitas. ¿Cómo no repararon en que la mayor leyenda viva del Real Madrid es precisamente Florentino Pérez?

Digo que me acordé porque ayer tuvo lugar la Asamblea de Socios Representantes, a lo largo de la cual el mandatario blanco se dio un (nuevo) baño de masas. Yo estuve allí en mi calidad de eso mismo, de socio representante o compromisario, que se decía antes y me gusta más. Es un honor acudir, y no se me escapa ni por un momento que en ese privilegio del cual presumo se unen extrañamente lo que me hermana con aquellos locos benditos de 1902 y lo más parecido a ser miembro del consejo de administración de la mayor multinacional deportiva del planeta, sin que en este caso esta institución tenga de eso, como por no tener no tiene ni accionistas. Es una bendita y descomunal anomalía. Uno de los puntos más plausibles (y a la vez intrigantes) de la comparecencia presidencial tuvo que ver precisamente con este punto, con iniciativas destinadas a blindar la propiedad del club por parte de sus socios. “Una estructura que nos permita…” Bueno, leedlo vosotros mismos.

Asamblea Real Madrid

¿A qué se refiere exactamente? No lo sé y querría saber más. Suena muy bien. Decíamos que Florentino es la mayor leyenda viva del madridismo, y la cosa admite algún que otro “ex aequo”. Por ejemplo Pirri, que ayer fue coronado nuevo Presidente de Honor en medio del cariño de la afición. Pirri representa la esencia misma del madridismo. Madridismo son las virguerías con las que Vinícius, horas después, haría trizas la retórica xenófoba  de Superdeporte y otras hierbas, pero también lo es la clavícula eternamente fracturada de José Martínez.

Florentino Pérez y Pirri

En su intervención principal, Florentino tuvo para todos, con especial mención para Javier Tebas. No dijo, como esperábamos de manera lúbrica, que a lo mejor hay que enseñarle a Tebas quién es el Real Madrid, como en anteriores asambleas dijo de Ceferin y gente así, pero le mentó el sueldo como antaño le hizo al esloveno en El Chiringuito. “No sabemos en qué se gasta el dinero la Liga, sólo sabemos que se gasta cada vez más. Incluido el gasto en el salario de Javier Tebas, el cual se acaba de subir”. Enumeró los ataques de Tebas contra el patrimonio del Real Madrid, glosando el oscurantismo que se gasta el personaje. El fútbol español se resume en eso: opacidad y hostias al Madrid. Se vistió de forofo vikingo (lo cual es, por la gracia de Dios) para expresar su estupefacción con el uso de las líneas del VAR. Fue un momento mágico en el cual Florentino se convirtió en cualquiera de nosotros. Esta diatriba ha sacado de quicio a Iturralde en su trinchera mediática, lo cual constituye la prueba del algodón de su pertinencia.

Florentino Pérez es la mayor leyenda viva del Real Madrid

Instó al Gobierno (¡al Gobierno!) a tomar medias para depurar el CTA (mucho instar nos parece eso, no habiendo nadie del CTA besado públicamente a nadie) y se refirió al asunto Negreira, de forma sucinta “pues está en manos de la Justicia”. En este punto sacó a pasear su mejor sorna castiza. Voy a parafrasearle de manera laxa pero confío en que escrupulosa: “Coincidiréis conmigo en que pagar 8 millones de euros al número dos de las árbitros durante dos décadas es una cosa que no está bien, y que reaccionar a las acusaciones que penden sobre ti imprecando al club que es el principal perjudicado de tus manejos está peor todavía”. Defendió como necesaria la personación del club en la causa judicial (me atrevo a decir que no hay un solo madridista que no la aplauda) y resaltó la extrema gravedad del affair.

Asamblea Real Madrid

Se aprobaron las cuentas de resultados, el balance y las cuotas de socios, y si no se aprobó el color de su corbata fue solo porque no estaba en el orden del día. Se aprobó también lo del endeudamiento por los 370 millones extra del estadio, y se habrían aprobado 3.700 millones si hubieran hecho falta y sin pestañear. Enumeró las bondades del estadio que justifican este nuevo y sustancial préstamo solicitado, pero fue una cortesía innecesaria. “Mirad, hemos visto que hace falta pedir más dinero al banco y yo sé lo que me hago” habría sido suficiente. Casi todo el mundo votó que sí, que si lo dices tú pues adelante, y si os fijáis en la foto encontraréis alguna cara que os puede resultar familiar. Yo de verdad que no sé por qué me llaman oficialista.

Jesús Bengoechea en la Asamblea

Lo mejor, con todo, estaba por llegar. Un señor mayor pero no tan mayor, de excelente pinta, tomó la palabra desde el atril. “Me llamo Pepe De Carlos, soy hijo del presidente Luis De Carlos, tengo 92 años y el carnet número 6 de socio del Real Madrid”. Un murmullo de admiración se apoderó de la sala. El murmullo fue creciendo y los compromisarios también, o tal vez fue sólo que se pusieron de pie y empezaron a aplaudir. De Carlos anunció, cuando la gente dejó de aplaudir, o sea, al cabo de un buen rato, que conforme a los estatutos se presentaba a la Asamblea la iniciativa de cambiar el nombre a la Ciudad Deportiva de Valdebebas, que de ser aprobada la moción pasaría a tener el nombre de Florentino Pérez. La cosa se cerró por aclamación.

Florentino tomó la palabra para dejar claro, muy agradecido, que la cosa atentaba contra su modestia pero lo aceptaba con tanta gratitud como resignación. “Eso sí”, matizó, “déjenme manejar esto con discreción y que sea yo quien decida el momento exacto del cambio de nombre”. Nunca un abucheo ha traído consigo tanto amor.

—¡De eso nada! —gritó el compromisario que yo tenía detrás—. ¡Queremos el cartel a la entrada de Valdebebas mañana mismo!

Pues eso. Mañana a las 10AM queremos el nuevo cartel en la puerta. Monitorearemos el cumplimento de esta iniciativa con el afán fiscalizador que nos caracteriza.

 

Fotografías: realmadrid.com

Arbitró el colegiado Jesús Gil Manzano del comité extremeño. En el VAR estuvo Cuadra Fernández.

Caserito, caserito. En los primeros minutos predominaron las faltas pitadas al Barça cuando caía un jugador culé, pero no así cuando eran los madridistas. Vinicius fue el principal perjudicado. En una acción de esas casi le cuesta un gol a los blancos tras falta de Gavi a Kroos que a continuación Fermín estuvo a centímetros de mandar a la red.

En el apartado disciplinario tuvo claras las tarjetas a Fermín por entrada a Kroos en el 16' y Ferran por placar a Vinicius en el 46'. Sin embargo le perdonó (como es habitual en la Liga) la cartulina a Gavi en varias ocasiones.

La última jugada del primer tiempo fue un penalti de Tchouaméni a Araujo al que agarró de forma descarada en un córner.

En la segunda mitad dejó jugar más y ya no pitaba cualquier toquecito y faltita. Otra vez Gavi se marchó sin tarjeta tras una dura tijera a Vinicius en el 47'. La única amarilla de este tiempo fue para Carvajal por sujetar a Joao Félix de manera reiterada. Y si antes no señaló penalti a favor de los blaugranas, en el 79' le tocó a los merengues: Camavinga trató de irse de Araujo, que agarra, bloquea e impide que el francés siga con su camino cayendo los dos al suelo. Puso el listón alto para ir a los once metros en jugadas parecidas, pero fueron penaltis ambos. El VAR se inhibió.

Gil Manzano, MAL.

 

Getty Images.

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