Uno de los momentos legendarios de aquel Real Madrid pentacampeón de Europa a finales de los años 50 tuvo lugar en Belgrado. En la I Copa de Europa, los blancos se enfrentaron al Partizan en cuartos de final. La eliminatoria parecía decidida, pero en la vuelta sufrieron de lo lindo ante una sucesión de desdichas. Fue el partido que encumbró a José Becerril.
Nacido el 21 de agosto de 1926 en Madrid, José Becerril fichó por el conjunto merengue en 1953. No era una estrella ni un jugador indiscutible, sino un futbolista de equipo, cumplidor y que siempre estaba cuando se le necesitaba. En la capital yugoslava entró a formar parte de la historia del club con una actuación muy recordada.
A lo largo de sus cinco temporadas en el Real Madrid disputó un total de 36 encuentros oficiales. En la Copa de Europa actuó en cinco oportunidades: la eliminatoria completa contra el Partizan, dos encuentros de la II Copa de Europa ante Niza y Manchester United y uno en la ‘Tercera’ frente al Amberes. Becerril era un defensa lateral diestro que por su versatilidad también podía ocupar el puesto de central, mediocentro y volante en ambos perfiles. Se trataba de un jugador en sus propias palabras “brioso, viril, pero ni mucho menos sucio ni malintencionado”. Fuerte físicamente, entraba duro en la disputa del balón, era valiente y tenía temple y precisión en la entrega del balón.
En aquel curso 1955-56 la zaga titular estaba formada por Atienza II, Marquitos y Lesmes II. Sin embargo, el lateral diestro Atienza estaba lesionado desde hacía varios meses por un problema en una costilla. La ida contra el Partizan en Madrid la resolvió el cuadro capitalino de forma contundente por 4-0. No especularon ante un rival del que conocían su fortaleza por futbolistas de la talla de Milutinovic, Bobek, Zebec y Herceg. Fue la tarde del día de Navidad de 1955 con Castaño de estrella, un extremo derecho de Alcazarquivir que consiguió un doblete. Los otros dos goles los firmaron Gento y Di Stéfano.
Becerril no era una estrella ni un jugador indiscutible, sino un futbolista de equipo, cumplidor y que siempre estaba cuando se le necesitaba. En la capital yugoslava entró a formar parte de la historia del club con una actuación muy recordada
La vuelta se celebró en el Jugoslavenska Narodna Armija de Belgrado el 29 de enero de 1956. Los merengues viajaron el día 26 y en declaraciones del capitán Miguel Muñoz eran “optimistas, pero estaban en alerta”. El Partizan era un equipo muy distinto en su feudo y el madrileño avisaba dos días antes de que el campo estaba duro y resbaladizo. Finalmente, las condiciones empeoraron con una gran nevada la siguiente madrugada que dejó el terreno de juego con 40 cm de espesor. En el momento del saque inicial los jugadores estaban sobre como una verdadera pista de hielo y a una temperatura de cuatro grados bajo cero.
El Partizan, más acostumbrado a tan duras condiciones, se adaptó mucho mejor que los madridistas al estado del campo. Aguantaban de pie, no resbalaban y tenían la capacidad de practicar el fútbol en esas condiciones. Se lanzaron al ataque desde el primer minuto buscando igualar la eliminatoria. Al filo de los 25 minutos lograron el primer tanto y antes del descanso Rial falló un penalti en una de las pocas jugadas elaboradas por los delanteros madridistas. Otro golpe llegó a los pocos segundos de la segunda mitad con el segundo de los yugoslavos desde el punto de penalti. El arquero merengue Juanito Alonso estaba lesionado de un tobillo y al no haber cambios aguantó con la cojera.
El siguiente en caer lesionado fue Becerril a falta de media hora. Una plancha de Herceg le fracturó el peroné. El lateral siguió jugando con el dolor, pero el frío reinante le hizo pensar que no era una lesión tan grave como realmente era. En esos momentos se creció y se convirtió en el líder de la defensa. Un auténtico valladar a la hora de despejar los balones, porfiar con los atacantes yugoslavos y mostrarse contundente y expeditivo en cada duelo. A su lado Alfredo di Stéfano bajó a la zaga para achicar balones. El Partizan consiguió el 3-0 en el 87’ pero se quedó sin tiempo para el cuarto gol.
Al término del encuentro Becerril declaró: “Hemos luchado muchísimo. Los primeros momentos de cada tiempo fueron los más difíciles, pero hemos salido adelante”. El lateral salió de los vestuarios apoyado en los hombros de sus compañeros y de la misma forma tuvo que ser ayudado para subir al avión de regreso. Tenía una fractura en el tobillo que le mantuvo alejado de los terrenos de juego durante dos meses y medio. En las crónicas de los periódicos españoles y europeos fue uno de elogiados por su inconmensurable actuación.
En Pueblo, destacaron su “extraordinario segundo tiempo”. En La Hoja de Los Lunes, se escribió sobre él, que “hizo un estupendo encuentro, pese a las dificultades del terreno para hombre de algún peso como es el defensa madridista que despejó muchas situaciones de auténtico compromiso en la meta del campeón español”. En Arriba, el cronista Cronos lo calificó como el mejor del partido junto a Lesmes por la seguridad que dieron los laterales. En el diario MARCA, apuntaron que “se crecía por momentos” y tuvo “gran eficacia en el segundo tiempo”. En ABC, catalogaron su actuación como “realmente sensacional”. Y en el Semanario Gráfico de MARCA hicieron hincapié en que estuvo “magnífico en el corte” y “anuló los centros de Herceg, el peligroso extremo”. También L’Equipe le dedicó una parte de la crónica siendo el mejor considerado individualmente: “El Madrid demostró en Belgrado valentía y buena organización defensiva. Becerril, en unión de Marquitos, demostró una gran flexibilidad y habilidad en aquel campo de juego”.
Aquella lesión le repercutió en el resto de su carrera y no logró alcanzar el nivel anterior. En su vida posterior al fútbol concedió varias entrevistas y siempre le preguntaban por aquel partido. Respecto al apodo del ‘héroe de Belgrado’ dijo que “fue cosa de la prensa” y en lo referente a su lesión “seguí como si tal cosa, pensando que sería algún golpe sin importancia. Había tanto ardor en la lucha, ya que nos jugábamos el pasar a la siguiente eliminatoria, que solo pensábamos en ganador o al menos mantener nuestra renta”.
Fotografías: archivo Alberto Cosín.
Ese partido de Belgrado es sin duda uno de los más épicos de la épica historia del Real Madrid, hoy en día y desde hace muchos años tb no se hubiese jugado en esas condiciones, lástima que creo que no hay imágenes porque serían dignas de ver.
Nueve años tenía yo y claro en aquellos tiempos no existía la tecnología de hoy y ver los partidos que el Madrid jugaba fuera de España era una quimera poder verlos
Hasta los que jugaba en Chamartín en mi caso si no era yendo al Estadio imposible el verlos
Recuerdo que el partido de ida en Chamartín lo estuve escuchando en las retransmisiones que hacía el gran Matías Prats Cañete atraves de una radio de madera muy voluminosa que tenían mis padres
Agradecido una vez más a D. Alberto Cosin por este tipo de reportajes
Es mi padre , gracias x tus comentarios
Es un gran orgullo, ver y leer ,este artículo que habla de mi padre
Muchas gracias por la publicación
Hala Madrid