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Crónica del Real Madrid, 4; Eibar, 0

Crónica del Real Madrid, 4; Eibar, 0

Escrito por: Mario De Las Heras9 abril, 2016
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Al empezar el partido yo estaba sentado contemplando la tarde primaveral. Escuchando el canto de los pájaros, sintiendo el viento fresco, el olor a puro, a merienda, a copa; oyendo voces y gritos y llantos y risas. Allí abajo había unos jugadores de fútbol, pero eso era lo de menos. Yo observaba a la gente a mi alrededor.

Un hombre comía pipas con una habilidad pasmosa. Parecía succionarlas del interior de la cáscara sin apenas abrir ésta. No era un pipero sino el hombre ardilla. Su boca, sus dientes, como los del roedor, estaban genéticamente preparados para abrir peladuras de frutos secos.

Una señora bostezaba con una bufanda del Real Madrid al cuello y me dio por pensar que vale que éste era un partido flotante, pero tampoco era para tanto. Claro que la hora tampoco ayudaba. Luego volví a mirar al hombre ardilla, pero ya no estaba. Se habría perdido entre los árboles.

La hora no ayudaba ni siquiera para ver el juego con ese sol sobre la yerba. No está hecho el sol para el fútbol. No para mí. A mí para ver fútbol que me den luz eléctrica. Ya me perdía yo para la crónica cuando hubo una falta al borde del área sobre Jesé que llamó mi atención.

Sólo había un lugar para marcar gol y James lo eligió bien. La zurda del colombiano tiene que ser ganchuda, como la herramienta del estibador, porque con ella coge la pelota y la arrastra. Estaba Pepe por allí metido entre la barrera y salió de pronto despavorido como si viniera el toro del encierro, que no le corneó por poco.

El balón salía y salía y de repente se metió dentro. Yo pronuncié en alto sin pensarlo: "James Rodríguez", y a mi alrededor unos pocos asintieron como si recordaran las grandes gestas de un futbolista antiguo, como si dijeran: "Qué bueno era James, ¿os acordáis?", y se acordaran y sonrieran felices pensando en lo jóvenes que eran y en las cosas que hacían." James Rodríguez, señores", repetí con malicia ahondando en la herida por ver si podía incluso hacer brotar lágrimas.

Ya no llegué a eso porque a partir del uno a cero, minuto cinco, mis parroquianos y yo nos encontramos metidos de viaje en un agujero negro. Nada de sol, ni de primavera, ni de brisa, ni de hombres ardilla. A toda velocidad dentro de ese túnel iba viendo pasar la vida a través del espacio exterior.

Vi la nave galernauta con Jesús a los mandos. Vi las camisetas del Madrid: La de Zanussi, la de Otaysa, la de Teka. Vi a Butragueño celebrando un gol. A Míchel diciendo: "me lo merezco". Ramón Mendoza botaba y Ramón Calderón hacía pis a mi lado en los servicios de Marca.

Mijatovic marcaba para lograr la Séptima, y corría sin creérselo, temblándole los mofletes y los rizos. Todo eso y mucho más: "¡Aun hay más, amigos"!, decían en los Looney Tunes, es lo que vi hasta que marcó el segundo Lucas Quinto tras un contraataque ligero, un trote plácido, un correr de doncellas, y asistencia de Cristiano.

Y luego vuelta al agujero negro. Vi a los trols del tuiter discutiendo entre ellos, a los piperos. abandonando el campo veinte minutos antes. Vi al Wolfsburgo en su casa encantada y después salí otra vez. Era Jesé que había marcado el tercero.

La sacó James y, mientras Cristiano conducía, Jesé ordenó la jugada a gritos, se alejó por el otro lado enviando a Lucas Quinto al centro que la dejó pasar y allí estaba el canario solo. Bonita la jugada de la JVC. Allí acabó la travesía por el espacio y regresé a un abril de primavera. Mendilíbar despotricaba como ante la cuadrilla y entre chiquitos.

Pero el espacio tiempo me había jugado una mala pasada. Lo que acabo de contar sucedió en el minuto treinta y ocho. Fue en el diecinueve cuando marcó Cristiano a pase de Jesé, un Jesé loco, desbordante. Cristiano la paró, miró y la levantó. Ya eran cuatro a cero y el partido viajaba en el DeLorean. Tan pronto estaba en mil novecientos cincuenta y cinco como en mil novecientos ochenta y cinco.

El Madrid sólo tenía que poner la pierna, ponerse en medio más bien, para lanzarse a cazar goles con red para mariposas.

Luego, en la segunda parte, salió el Eibar más endurecido, más recio, más nervudo, seco como un Quijote. Bastón se hacía protagonista, el barbero, por ejemplo. Se iba Casemiro aplaudido por el Bernabéu como un toro de indulto dando la vuelta al ruedo y entraba Kovacic.

Marcelo asomaba para calentar y yo me acordaba del vídeo de Michael jackson, Black or White, donde el brasileño aparecía moviendo los rizos.

Salir seguía siendo fácil. Era un salir al recreo en tromba, casi entre gritos, los mismos que ejercitó el respetable cuando salió Danilo, pobre. Parecía que alguien hubiese gritado Yahvé por el número de piedras. Danilo sepultado en Galilea y rayas como cicatrices en el pelo de Jesé. Todo el mundo desperdigado. ¡Todo el mundo tocando palmas!

Apareció Casilla para resolver una mala cesíon de Arbeloa y el balón voló, cayó y rebotó hacia atrás. Contraatacaba el Madrid, correteaba, y allí no había jugadores, se habían ido. El partido era un videojuego con James e Isco a los mandos. Pillos ochenteros de recreativos.

Cristiano hablaba con Zidane en la banda, como en una barra. Un esperpento. En el veintinueve entró en el campo Mayoral por Jesé. Y cómo era robar. Dinero fácil.

James se empleaba en el latrocinio por la espalda después de un control levitante. Isco hacía maravillas cortas, improducentes. Todo muy poco serio menos Nacho. Sonó la madera de Kiko y nadie se asustó. Nadie quería la pelota. Sólo Isco que la cogía, la tocaba, le daba la vuelta, la acariciaba, salía al paso de cebra con aros y maracas y una nariz postiza.

Hubo una tarjeta amarilla a Danilo que nadie vio, ni siquiera el árbitro. Simplemente se metió la mano en el bolsillo y la sacó. Todos los balones eran ya para Danilo en su camino de Santiago. "Ce n'est pas possible", parecía decir Zizú, que había planteado y certificado un partido de treinta minutos que al final duró noventa y tantos. Hasta Cristiano terminó cansado.

LAS NOTAS

Casilla: Destaca (D). Una intervención, una sola, literalmente resuelta.

Arbeloa: Progresa Adecuadamente (PA).

Nacho: Destaca (D). Un chico serio y responsable como para jugar ante el Wolfsburgo.

Pepe: Destaca (D). Hizo incursiones rápidas al medio campo, como en sus mejores tiempos. Como cuando se lo ordenaba Mourinho.

Carvajal: Destaca (D). Revoltoso, suelto, con un verde prado por delante para saltar y jugar.

Casemiro: Destaca (D). El estandarte.

James: Destaca (D). Le falta un poco de su alegría.

Isco: Progresa Adecuadamente (PA). Es un virtuoso, pero se regatea solo.

Lucas Quinto: Destaca (D). Grita libertad.

Jesé: Destaca (D). De lo mejor de los Jesés de toda la vida.

Cristiano: Destaca (D). Relajado y letal. Iba por el campo como paseando por la playa, tirándole la pelota al perro.

Kovacic: Destaca (D). Se infló a meter balones entre líneas.

Danilo: Progresa Adecuadamente (PA). Marío Magdaleno.
Mayoral: Progresa Adecuadamente (PA). Salió a cazar mariposas, como todos en la segunda parte.
Zidane: Destaca (D). Le quedó una obra ideal para encarar al Wolfsburgo.

EFEMÉRIDE DESTACADA

Nace Hugh Hefner, fundador y dueño de Playboy (1926).

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Ha trabajado en Marca y colaborado en revistas como Jot Down o Leer, entre otras. Escribe columnas de actualidad en Frontera D. Sobre el Real Madrid ha publicado sus artículos en El Minuto 7, Madrid Sports, Meritocracia Blanca y ahora en La Galerna.

5 comentarios en: Crónica del Real Madrid, 4; Eibar, 0

  1. Le quiero mucho a Arbeloa, me encantaría que siguiera en el Madrid como portavoz porque no tenemos ninguno de verdad, pero el partido de ayer demostró que no está ni para el Éibar. Se le quiere pero no progresa adecuadamente. Eres muy generoso, supongo que te dejas llevar por aprecio y porque la tarde ayer se quedó muy apacible.
    Saludos

  2. Muy buena crónica, as usual, D. Mario pero, efectivamente, el espacio-tiempo le ha jugado una mala pasada aunque, como sabemos por D. Alberto, todo es relativo pero, el tercer gol fue el de Cristiano y, el cuarto, el de Jesé.

  3. Partido sin excesiva tracendencia y ante un rival mediocre. Independientemente de que remontemos o no espero una gra limpia de vestuario. Estoy asqueado de esta plantilla, presidente, entrenador, directivos y casi todos los que están en el club. A mi ya no me engañan más estos jetas, que goleen a esta birria de equipo no me dice nada.

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