Las mejores firmas madridistas del planeta

Hubo un tiempo en que a los actores principales del negocio del fútbol, los jugadores, se les trataba poco menos que como a secundarios. Alguno todavía se sorprenderá, pero los clubes llegaron a gozar del derecho de retención, un mecanismo por el que podían impedir la salida de cualquier futbolista simplemente aumentando un 10% su salario. La situación era del todo insostenible, así que, una vez conformada la AFE (25 de enero de 1978), diferentes huelgas y movilizaciones fueron configurando la normativa, acercándola a lo que es tal y como la conocemos hoy. Una de ellas quedaría para siempre en la memoria de dos madridistas: Míchel y Butragueño.

Estamos en abril de 1981, en plena Transición y después de haber esquivado las balas de golpe de Tejero, cuando la asociación de futbolistas concluye que muchos de sus derechos están siendo conculcados. Entre ellos, la mencionada retención o la prohibición de que en Tercera División jugasen mayores de 23 años. En teoría, la idea era que aquello no se utilizara de retiro dorado a costa de cercenar las canteras, pero terminaba por cortar muchas carreras de los que no podían seguir en la élite. Así se llegó a la convocatoria de paro para esa temporada, justo a tres jornadas de terminar el campeonato. No era la primera vez (ni sería la última) que se recurría a la huelga, ya se hizo en marzo del 79 y en mayo del 81.

Los jugadores del Barcelona se negaron desde el principio a participar junto a sus compañeros porque, según se ha escrito, cobraban en B parte de su salario y no querían verse muy perjudicados. Del resto de equipos, muchos apoyaron la protesta, al menos hasta el viernes anterior a la jornada de Liga, cuando la Real Sociedad se descolgó y con ella fueron muchos detrás hasta sólo quedar Real Madrid, Castellón, Zaragoza y Valencia. Los cuatro jugarían con sus equipos juveniles.

Y así fue como uno de los integrantes de la Quinta del Buitre, Míchel, adelantó su debut una temporada respecto al resto y formó parte del equipo que jugó aquel 11 de abril en Castalia. Boskov alineó para la ocasión a Ochotorena, Juliá, Fraile, Casimiro, Espinosa, Juanito, Salguero, Francis, Míchel (Chendo, 88’), López Miro y Serrano (Bernando, 60’). Debut y gol, pues el madrileño contribuyó con un tanto, de penalti, a la victoria final (1-2).

Real Madrid, Castellón, Zaragoza y Valencia jugarían con sus equipos juveniles a consecuencia de la huelga. Y así fue como uno de los integrantes de la Quinta del Buitre, Míchel, adelantó su debut una temporada respecto al resto y formó parte del equipo que jugó aquel 11 de abril en Castalia

Juegos del destino, cuando Míchel tomó las riendas del Castilla, en la campaña 06/07 (la de las remontadas para los mayores), el primer estadio que visitó fue precisamente el de Castellón, donde su equipo sólo pudo sacar un punto (1-1). Aquella Segunda División, con Valladolid, Almería, Murcia, Alavés o Málaga, entre otros, era muy potente, y el Castilla, aun contando con grandes jugadores (Casilla, Miguel Torres, Javi García, De la Red, Mata, Callejón, Negredo…), no pudo evitar el descenso: terminó 19º, a dos puntos de la salvación.

Pero, volviendo a 1982, en un Castilla que también militaba en Segunda, la huelga facilitó el debut de Emilio Butragueño. Fue en la jornada 33, contra el Linares, en casa. Los blancos perdieron (1-2), pero lograron un meritorio octavo puesto en una competición en la que Celta, Salamanca y Elche subieron a Primera.

Y así fue como, sin saberlo, la unión de los jugadores del Real Madrid a unas reivindicaciones más que justas supusieron un doble hito: un avance de derechos y la aparición de los abanderados de la generación que trajo el fútbol total a España.

 

Getty Images

Buenos días, amigos. No tenemos por costumbre lanzar pronósticos en La Galerna, pero hoy no nos hemos resistido a encabezar este portanálisis con un título que es un vaticinio y a la vez una advertencia. El Barça, sí, jugará la final de la Champions. La de esta que está en curso, la de Wembley. La 23/24.

¿Es duro asimilar que un club que debería estar en Segunda División por haber protagonizado el mayor escándalo en la historia del deporte vaya a disputar la final de la máxima competición continental? No si uno mira las cosas con cierto (imposible) desapego o con algún nihilismo. Si uno consigue ver las cosas que suceden como si formaran parte de una mascarada bufa ajena a uno, y por tanto intrascendente, en el fondo no importa tanto que quien pagó durante un mínimo de 17 años al estamento arbitral para garantizarse arbitrajes favorables no sólo no vaya a pagar por ello (ya sabéis, niños, ha prescrito, oooooh) sino que vaya a estar presente, con opciones de ganarla, en la final de la competición más prestigiosa.

Nah, no pasa nada. Nunca pasa nada y, si pasa, se le saluda. Viva el nihilismo. Nada importa de verdad, ya lo contaba Freddie Mercury.

 

Nothing really matters.

Anyone can see.

Nothing really matters.

Nothing really matters, Cubarsí.

 

 

¿Que por qué estamos tan seguros de que el Barça llegará a la final de Wembley? Pero almas de cántaro. ¿Vosotros visteis el partido de ayer, que brutalmente Sport califica de "brutal"? Sin negar méritos al juego alegre del Barça, el PSG es un equipo sin ton ni son, patético en todas sus líneas, aunque muy especialmente en defensa, donde brilla con luz de cómico imperecedero un portero de opereta llamado Donnarumma que por su afición a cantar algunos llaman Bananarama. Bananarama era aquel trio de bellas jóvenes que copiaron a Objetivo Birmania, o viceversa. Los amigos de mis amigas son mis amigos, ya saben, y no otra cosa pensaría Donnarumma respecto a los amigos de su entrenador, o sea el Barça, a quien franqueó el camino a su portería como sólo los amigos hacen. Love in the first degree.

Que el Barça sigue siendo el amigo de Luis Enrique se vio además en el planteamiento del técnico asturiano, quien sorprendió poniendo de titular a un Asensio acompetitivo y que se muestra incapaz de lograr una mínima conexión entre Mbappé (casi en la puerta de salida) y el resto de sus compañeros. No se sabe hasta qué punto es él quien se borra o sus compañeros quienes no se la pasan, pero unos por otros la casa sin barrer, lo cual a Mundo Deportivo por supuesto le parece...

Sí, très bien, lógico. Todo está très bien para el Barça siempre. Se compran la competición durante un mínimo de dos décadas y sí, très bien. Inscriben a quien quieran a despecho de los limites salariales gracias a ventas fraudulentas de Barça Studios y très bien. Delinquen cada día contra un nuevo artículo del Código Penal y très bien. Ahora van a llegar, ya os decimos, a la final de la Champions y qué menos que también très bien, a demostrar al planeta que no hay esperanza porque, al contrario de lo que sucede en las películas, en el mundo real al final ganan los malos.

¿Y nos seguís preguntando que por qué estamos tan seguros de que el Barça está en la final? Sabéis que jugarán en semis contra los ganadores de esto otro, ¿no?, esto otro de ayer. Sí al final se clasifica el Dortmund (lo dudamos), es el Dortmund más flojo en muchos años. Si lo hace el Atleti, como pensamos, entrará en juego el código genético del cholismo, aquel que les impide ganar al Barça "por respeto a nuestra afición".

Y así están las cosas, amigos. ¿Quién dijo que el mundo estaba exento de fealdad? Sí vuestros padres no os advirtieron del poder de las sombras, cambiad de padres.

Pasad un buen día.

 

La eliminatoria está en los pies de Militao. Siento arruinar el clickbait tan a las primeras de cambio, pero la cosa está así. Al propio Ancelotti se le escapó mencionar el nombre del defensa brasileño como "una de las opciones" para el centro de la defensa tras consumarse la sanción a Tchouaméni.

Me consta que Militao está como loco por probarse ante el Mallorca y decidir. Podría pensarse que, con la liga en juego, un escenario tan proceloso como el mallorquín no es el mejor para llevar a cabo probaturas, pero en todo caso algo habrá que rotar. A mí el escenario me parece perfecto. Una hora en Son Moix y, si todo va bien, titularidad en el Etihad.

Militao y Courtois

El equipo ha sobrevivido admirablemente a bajas tan sensibles (y de larga duración) como las de Courtois y el propio Eder, pero estos dos partidos son un mundo aparte. Constituyen una buena ocasión para proclamar que es una cabronada descomunal el no poder contar con Thibaut (mucho hemos tardado en quejarnos)  y que, si existe la posibilidad de recuperar a un Militao medianamente entero para la ocasión, valdría la pena el esfuerzo. Nacho, incluso el Nacho excesivamente criticado de ahora, saca buena nota en el 90% de los partidos a los que se puede enfrentar el Real Madrid, pero esta eliminatoria son palabras mayores. En esta eliminatoria entran en juego cracks mundiales en cada una de las posiciones sobre el césped. Hace falta el crack mundial que Eder Militao es, a poco que lo que la lesión haya dejado de él se parezca en algo a lo que fue.

La eliminatoria está en los pies de Militao. Una hora en Son Moix y, si todo va bien, titularidad en el Etihad

Militao no es el único jugador que todavía no ha aparecido en la eliminatoria y que puede terminar siendo crucial. Cuando hablo de jugadores que aún no han aparecido, me refiero tanto a quienes aún no lo han hecho literalmente como a aquellos que, habiendo jugado, aún no han dejado su marca en el cruce. Lo manifestó el propio Guardiola, con estas u otras palabras: es una eliminatoria de jugadores, y la mejor prueba es que, alcanzado el consenso según el cual ambos técnicos plantearon bien el partido, estamos como empezamos. No hay pizarra que pueda contener la imprevisibilidad que acarrea tantísimo talento junto.

Así que, por el mismo precio por el que me alegro de que Militao pueda tal vez ser de la partida, me estremezco al pensar que este City superlativo que vimos lo fue sin Walker ni De Bruyne, dos de los monumentos que te puedes permitir comprar sin el menor pestañeo cuando acumulas 115 transgresiones del fair play financiero sin consecuencias, y que ambos estarán también en el partido decisivo.

De Bruyne y Walker

En cuanto a aquellos que estuvieron en la ida sin estar del todo, pienso en Haaland, que lleva tres partidos consecutivos contra el Madrid sin marcarle un solo gol. La variable me genera preocupación estadística, porque un cuarto partido sin que lo haga se antoja altamente improbable. Pero también lo es el que Jude Bellingham pase bastante desapercibido en el primer partido y vuelva a pasarle lo mismo en el segundo, lo que en cambio me llena de una esperanza no menos estadística.

En definitiva, no tengo la menor idea de lo que va a suceder, pero tengo esperanza. La esperanza, dijo Cortázar, no nos pertenece a nosotros sino a la vida, es la vida misma defendiéndose, de igual manera que el partidazo que se nos ofrece en menos de una semana no pertenece a las pizarras. Pertenece a ese grupo selecto de futbolistas de ambos equipos, quienes también, en cierto modo, son nuestras vidas defendiéndose de la mediocridad.

 

Getty Images.

Ayer disfrutamos, y sufrimos, un regio partido de fútbol. Es indudable que Real Madrid y Manchester City son los dos mejores equipos de la actualidad. Ambos son capaces de competir a velocidades de crucero inalcanzables para el resto, aunque cada uno lo consigue de manera diferente: el Madrid es como un coche obligado a ganar todas las carreras pero sometido a multitud de normativas anticontaminantes que necesita optimizar al máximo la limitada gasolina disponible; el City es monster car model 115 inmune a cualquier restricción medioambiental o de consumo de combustible.

Más allá de errores connaturales al desempeño de cualquier actividad, el Madrid jugó bien. No es sencillo, ni psicológica ni futbolísticamente, sobreponerse y darle la vuelta a un gol en contra en casa en el minuto dos contra el Manchester de Guardiola, y hacerlo en menos de cuarto de hora. Incluso el encuentro apuntaba más a un 3-1 que a un 2-2 cuando Foden se sacó de la pernera un gol magistral. Pero en fútbol, y en cualquier ámbito, es absurdo elucubrar con hechos que no han sucedido, y menos aún con merecimientos subjetivos, de momento sigue ganando quien más goles marque, no quien parezca que los va a marcar.

El mediocampo del Madrid fue el principal responsable del buen juego blanco

De ese buen juego blanco tuvieron gran parte de responsabilidad los tres mosqueteros que ayer conformaron el mediocampo del Real Madrid: Kroos, Camavinga y Valverde. Aunque la buena colocación de todos y el sacrificio incluso de los menos brillantes, como Jude, también ayudaron al buen desempeño.

Toni Kroos

Toni Kroos es puro Real Madrid, al igual que el equipo, ha sido dado por muerto en varias ocasiones durante los últimos años y cada vez resucita con más fuerza. Esto sucede porque realmente nunca ha perecido, pero los hinchas somos obscenamente volátiles —y a menudo crueles— en nuestros juicios.

Uno puede colocar a Kroos en el medio centro, en el interior, indicarle que se incruste entre los centrales o que parta desde una posición más adelantada, da igual, cuando está en el campo es el jefe y, como tal, manda. Sin alharacas.

Kroos ordena siempre con sobriedad, aunque de forma manifiesta. Ayer, sin embargo, ejerció la autoridad aún más sutilmente, con una precisión táctica excelente y brillando en el apartado defensivo. Recuperó balones con denuedo y luego, como es costumbre, falló muy poco, apenas dos pases en todo el encuentro, con lo que supone eso, en todos los sentidos, en el ámbito de un enfrentamiento contra el City en fase eliminatoria de Champions. Fue un deleite silencioso, el escándalo se lo dejó a Camavinga.

Toni Kroos fue un deleite silencioso, el escándalo se lo dejó a Camavinga

Eduardo es especial, es imposible no caer rendido ante él. Si Kroos es un Mercedes clásico de los sesenta, Camavinga es el mejor muscle car americano, pero, además, dotado con la capacidad de tomar curvas vertiginosas de la que estos carecen.

Si a Terence Hill le llamaban Trinidad, a Camavinga, exuberancia. Ayer ofreció un espectáculo sublime. Con Eduardo en el campo parece que hay 13 o 14 jugadores del Madrid, se multiplica como un gremlin aderezado con agua.

Camavinga

Hace dos temporadas, ya fue determinante en la remontada imposible contra el propio City, pero ayer se consagró definitivamente. Además de jugar como quiso, efectuó dos aportaciones al equipo indispensables en encuentros de esta exigencia: la primera y más obvia fue el gol, nadie es decisivo en Champions por casualidad, y no hay nada más categórico en fútbol que el gol; y la segunda es haber conseguido presionar y defender como un jabalí supersónico durante todo el encuentro sin ser amonestado, sobre todo si se tiene en cuenta el arbitraje consumado por François Letexier.

El tercero en discordia es Fede Valverde, bendecido con la capacidad avasalladora de las grandes masas de agua en movimiento. El uruguayo hace tiempo que se consagró definitivamente, pero a diferencia de otros años en los que su aportación al equipo era más vistosa, esta campaña ejerce una labor estructural indispensable.

Fede Valverde está bendecido con la capacidad avasalladora de las grandes masas de agua

Fede cimenta el juego del Real Madrid y además ofrece las prestaciones de un turbo de geometría variable cuando se le demanda en ataque. Valverde es un centrocampista de amplio espectro con una influencia en el juego absoluta. El Halcón hace tiempo que es un jugador diferencial, uno de los mejores medios del mundo.

Por si fuera poco, coronó su partidazo con un tanto superlativo, Fede reventó el balón con la fuerza de todo lo que tiene dentro, que es mucho. Se la había colocado perfecta un Vini —era su segunda asistencia—, capaz de ofrecer prestaciones determinantes sin necesidad de estar jugando especialmente bien, hecho que le diferencia positivamente de otras grandes estrellas. Un gol capital para mantener las esperanzas de clasificación.

Fede Valverde y Luka Modric

El partido fue una gozada y pone de manifiesto lo necesario de crear una competición como la Superliga. El resultado no fue malo, lo realmente nefasto habría sido perder. Menos factibles parecían los goles de las remontadas de la Catorce que los que necesita el Madrid en Manchester y se consiguieron. Al fin y al cabo, los de Ancelotti solo necesitan hacer una cosa mágica que es ganar, casualmente lo que mejor se le da históricamente.

Si el Madrid solo hubiese ganado eliminatorias sin dificultades en las que era claro favorito, ¿cuántas Champions tendría ahora?

Es preciso resaltar que ayer, quizá por primera vez en las tres últimas eliminatorias, el Madrid ató en corto al City y este pudo generar menos peligro del acostumbrado. Tampoco conviene olvidar que de los tres goles del conjunto citizen, el primero fue un error propio fragrante; el segundo, una maravilla poco habitual y el tercero, casi un milagro. Tal vez 8 de cada 10 partidos como el de anoche acabarían con victoria blanca pero, tal cual se ha dicho antes, estas elucubraciones son estériles, o, como diría Camacho, si mi abuela tuviera ruedas sería una bicicleta. Aunque sirven para ponderar las probabilidades de victoria merengue en Manchester y, por tanto, de clasificación para semifinales de Champions.

El equipo blanco, además, siempre ofrece su mejor versión cuando se enfrenta a la máxima exigencia, la que se encontrará el 17 de abril en el Etihad Stadium. Si el Madrid solo hubiese ganado eliminatorias sin dificultades en las que era claro favorito, ¿cuántas Champions tendría ahora?

 

Getty Images.

Buenos días, amigos. En un partido que nuestro cronista Paco Sánchez Palomares no dudó en calificar de "oda al fútbol", y en nuestra opinión no exageró un ápice, el Real Madrid empató a 3 contra el Manchester City en la ida de los cuartos de final de la Champions League.

El resultado no es satisfactorio, pero la actuación del Real Madrid —como la de su oponente— sí lo es, y además no cierra la puerta a sellar el pase a semifinales en Manchester. Para ello hará falta una hazaña, porque ganar allí lo es, pero hazaña es el segundo apellido del Real Madrid.

Se relame Marca ante el partido que nos espera en la vuelta, y hace muy bien. Lo que se vio anoche en el Bernabéu fue uno de los  choques más memorables que se han visto en el fútbol europeo en las últimas décadas. Balompié a espuertas entre algunos de los mejores futbolistas del planeta, con alternativas, respeto mutuo compatible con la máxima ambición, goles estratosféricos, táctica y (por encima de la misma) portentosas actuaciones individuales.

Decíamos que el resultado no es satisfactorio porque empatar nunca lo es para los blancos, pero esa es la única razón junto a los condicionantes de lo que nos espera en el Etihad, que son poco halagüeños. Ellos recuperarán a megaestrellas como Walker y De Bruyne, mientras que nosotros perderemos a Tchouaméni por ciclo de tarjetas. Por lo demás, poco puede reprocharse a Ancelotti y los suyos, que empataron porque reunieron méritos suficientes para no perder ante la petroconstelación de estrellas más rutilante de la historia, y porque dicha petroconstelación acumuló también méritos sobrados para no perder, uniendo a la brillantez de su fútbol la cualidad quirúrgica de los equipos históricos.

El resultado no es satisfactorio, pero la actuación del Real Madrid —como la de su oponente— sí lo es, y además no cierra la puerta a sellar el pase a semifinales en Manchester. Para ello hará falta una hazaña, porque ganar allí lo es, pero hazaña es el segundo apellido del Real Madrid

No perdió el Madrid porque tiene un equipo con una calidad inmensa y un carácter sobrehumano que no se deja acogotar por la excelencia del rival ni por ir por detrás en el marcador, como le sucedió en dos ocasiones. No perdió porque Rüdiger pudo en todo momento con Haaland, el centro del campo lució al máximo (con unos estelares Camavinga, Kroos y sobre todo Valverde) y los delanteros no dejaron de inquietar (aunque Vinícius no siempre acertase en sus decisiones y Bellingham estuviera poco inspirado).

No ganó el Madrid porque enfrente había una conjunción de astros abrumadora, artificial, sí, pero conjunción al fin y al cabo. Es lo que pasa cuando cometes 115 infracciones contra el fair play financiero y nadie te tose por ello: que te pones a acumular cracks del fútbol mundial, a razón de dos o tres por posición, y ganarte se convierte en opción complicada, como no podía ser menos. Si a ello añades un colegiado francés sensible a tus intereses, el asunto se enmadeja todavía más.

Y ya. Pocas razones más pueden esgrimirse para una cosa y para la otra.

"Un partido cañón", titula As. Hemos visto titulares mejores, pero también es cierto que las palabras se quedan cortas para expresar la grandeza del fútbol disfrutado ayer.

Resulta llamativa la declaración de Guardiola destacada en esta primera plana: "En este campo los encuentros no acaban nunca". Es una extrapolación a los noventa minuti de Juanito que, viniendo de quien viene, suena particularmente halagadora.

En As aparecen también destacados previos a los dos encuentros de hoy, el del Atleti y el del Barça. El cholismo juega contra el Dortmund el primer envite del emparejamiento más fácil (para el Atleti) que deparó el bombo, mientras que el Barça juega contra el PSG a rebufo del mayor mandoble que jamás nadie le haya sacudido a Xavi Hernández, y eso que ha sido alguien de su presunta cuerda, a saber, el mismísimo Luis Enrique.

"Represento más el estilo Barça que Xavi", ha soltado el con frecuencia lenguaraz (hoy más que nunca) entrenador asturiano. "Y se me da mejor la jardinería", le ha faltado rematar para terminar de hundir en la miseria al de Tarrasa. No augurábamos este épico vuelo de puñales, pero no podemos negar que nos entretiene.

Esta noche, en efecto, y como también destaca Sport, hay un PSG-Barcelona. ¿Con quién vais? Depende de si te parece más grave el dopaje financiero o el arbitral. A nosotros nos parece más grave el arbitral, de manera que, sin ningún cariño por la entidad de capital catarí, vamos con el PSG.

"Pep deja vivo al Madrid", se lanza a titular Sport respecto al encuentro de ayer. Para esta gente, Pep fue el máximo protagonista. No se les puede negar perdurabilidad en el amor a sus mitos. Falta la estatua de Negreira en la entrada a la Masía para que la memoria histórica culé esté en el sitio que le corresponde.

Pasad un buen día.

Cantaba Gustavo Cerati, líder y compositor de la reputada banda argentina Soda Stereo, en una de sus más celebradas canciones en su etapa solista que una gran espera le agotó y, con el corazón en la mano, he de decir que estos nueves días sin competición oficial me carcomieron. Afrontar todas las grandes citas tiene algo de larga espera. Si esa gran cita es futbolera y encima está en juego una eliminatoria de cuartos de final de la Champions, aún más. Una vez más, y ya van tres de forma consecutiva, nuestro emparejamiento es con el Manchester City en un duelo que definió bien Jorge Valdano:  «el Real Madrid-City es un Clásico moderno, pero en realidad el moderno es el City, el que siempre está es el Real Madrid».

Fue larga la espera hasta el partido de ida de cuartos de final frente al Manchester City. Tiempo suficiente para la especulación y también para saborear cada momento.  Una noche grande europea es un disfrute y prueba de ello es cómo cientos de miles de aficionados madridistas por todo el mundo mostraron su devoción en redes sociales horas antes del encuentro, en especial la oleada que supuso la convocatoria de ir todos de blanco al encuentro. Y tal vez el momento más eufórico fue la llegada del equipo al Santiago Bernabéu, con todo el público apiñado a lo largo de las calles adyacentes en la llamada busiana. El aspecto ambiental no solamente queda estéticamente sobresaliente, también influye. Ni qué decir tiene que el tifo que lució el público en el estadio nos puso a todos los pelos de punta.

Tifo del Bernabéu contra el City

Durante la semana previa se especulaba cómo iban a disponerse tácticamente las dos escuadras. Mientras el Manchester City viene de disputar encuentros con mucho desgaste como frente al Arsenal, Aston Villa o Crystal Palace, el Madrid ha tenido nueve días para preparar el encuentro. Esta diferencia no es cosa menor a estas alturas de temporada. Por ello, contábamos con un Real Madrid sin complejos y más en casa, pues como dijo Juanito, 90 minuti en el Bernabéu son molto longo.

Carlo Ancelotti decidió no inventar con el 11. Puso a los 11 mejores actualmente y por ello salimos con Aurélien Tchouaméni junto a Antonio Rüdiger en el eje de la defensa y con Eduardo Camavinga en el centro del campo. Por su parte, Guardiola optó por otro once conservador: Akanji para tratar de frenar a Vinícius, Grealish partiendo de titular en lugar de Kevin de Bruyne y Ortega Moreno por delante de Ederson. Con 4 centrales en el campo, pareciera que Guardiola renunciara a sus famosos postulados.

Sabor agridulce y con todo por decidir en la vuelta

El partido empezó raro. En menos de un minuto el árbitro François Letexier pitó una falta peligrosísima contra el Madrid y amonestó con amarilla a Tchouaméni. Dudosa decisión que acarrea suspensión y hará perderse al internacional francés la vuelta en Manchester. Bernardo Silva lanzó la falta y el disparo acabó en gol. Francamente, Andriy Lunin podría haber hecho algo más. Sin embargo, lejos de acobardarse, el Real Madrid se sobrepuso y un disparo de Camavinga desde la medular se envenenó al tocar en Rúben Dias y fue hacia dentro. A continuación, una contra de manual. Vinícius dio un pase espectacular a un Rodrygo que venía como un misil por la banda izquierda y supo templar, mandar y marcar con un toque propio de billar.  En minuto y medio el Madrid había sido capaz de dar vuelta al resultado.

La segunda parte continuó como había acabado la primera mitad. El City sobando el balón y el Madrid haciendo daño a la contra. Pero un auténtico golazo por la escuadra de Phil Foden noqueó al Madrid que cinco minutos más tarde recibió un tercer mazazo con otro golazo desde fuera del área de Gvardiol. El City daba la vuelta al marcador. Con la entrada de Modric y Brahim volvimos a coger aire, y en un pase magistral de Vinícius Valverde hizo una volea de ensueño y el marcador volvió a igualarse. Sabor agridulce y con todo por decidir en la vuelta.

Rodrygo, Valverde, Carvajal y Bellingham contra el City

Después del envite europeo, de nuevo La Liga. Ahora toca resetear y pensar en el campeonato liguero. Tras un parón de semana y media, retomamos la competición doméstica y lo hacemos en Son Moix frente al Real Club Deportivo Mallorca. El conjunto balear llega a la cita algo tocado moralmente tras su derrota en la final de Copa y físicamente agotado. Es lógico que el equipo mallorquín pusiera toda su energía en la final y ahora le cueste aterrizar. Bien es cierto que con tan solo 31 puntos no puede dormirse en los laureles, pues únicamente le separan del descenso seis puntos. Con esa necesidad agónica debemos saber jugar.

 

Getty Images.

Arbitró el francés François Letexier. En el VAR estuvo Jérôme Brisard.

Penoso y calamitoso. Que no vuelva por Chamartín, aunque con 34 años y promocionado por la UEFA tememos que lo hará, para disgusto blanco. Le queda grandísima la Champions, su nivel, paupérrimo. Desesperó a la parroquia con un arbitraje que no hacía ni Mateu Lahoz en su prime. Quería dejar jugar por encima de sus posibilidades, sin pitar faltas nítidas y usando un listón distinto según le daba el aire. El postre fue no dejar ni sacar el último saque de banda cuando en el descuento Ortega perdió medio minuto para sacar de portería.

En el apartado disciplinario amonestó a Tchouaméni a los 40 segundos por una entrada abajo a Grealish, a Akanji en el minuto 36 por derribar a Vinicius, a Carvajal por protestar en el 81' y a Bernardo en el 87' por una patada abajo a Brahim. El suizo pudo ver la segunda por un manotazo a Rodrygo en la primera mitad pero echarán a un jugador citizen en la Champions cuando le sancionen por sus 115 infracciones en la Premier. Es decir, nunca.

François Letexier, de VETO PERPETUO para la próxima década en competición europea.

 

Getty Images.

-Lunin: APROBADO. Se repuso con cabeza al error del primer gol. A partir de ahí, estuvo seguro. Nada pudo hacer en los otros dos goles.

-Carvajal: APROBADO ALTO. Todo nervio y corazón. Protagonizó un duelo sensacional con Grealish.

-Rüdiger: SOBRESALIENTE. Homérico. Secó a Haaland y a quien pasara por allí.

-Tchouaméni: APROBADO. No acusó en exceso el golpe de la tarjeta temprana. Discreto.

-Mendy: APROBADO. Protagonizó otro duelo muy igualado contra Bernardo Silva.

-Camavinga: NOTABLE ALTO. Descomunal en mando, clase, corte y confección.

-Kroos: NOTABLE ALTO. Hasta ser sustituido, protagonizó el gran partido que siempre protagoniza Toni Kroos. Cuentan que un día jugó mal. Exhibición europea.

-Valverde: SOBRESALIENTE. El mejor del Madrid por desgaste,  juego y golazo.

-Bellingham: APROBADO. Algo gris.

-Vinícius: NOTABLE. Dos asistencias y desfonde absoluto, aunque no siempre acertara en sus decisiones.

-Rodrygo: NOTABLE. El más peligroso del ataque blanco. Gol y peligro continuos.

-Modric: NOTABLE. Valiosísimos minutos finales.

-Brahim: APROBADO. Aportó electricidad y brío.

-Joselu: sin calificar por falta de tiempo.

-Ancelotti: NOTABLE. Poco que objetar en sus decisiones ante un rival que posiblemente sea, sencillamente, algo superior al Madrid en cuanto a calidad individual.

 

Getty Images.

El encuentro prometía y no defraudó. Asistimos a una oda al fútbol que concluyó con un nada concluyente empate a tres. La probabilidades de clasificación del City salen reforzadas, pero el Madrid tiene argumentos para ganar en Manchester.

Ya Ancelotti había dejado claro en la previa que las sorpresas en el once, de haberlas, serían mínimas, circunscribiéndose estas a la duda entre Nacho o Tchouaméni para el eje de la defensa y el posible banquillazo para Camavinga (o lo contrario) como efecto colateral. Como receta para mejorar la salida de balón desde atrás ante la previsible presión skybluesera, Carlo optó como era previsto por el francés, más apto además para echar una mano a Rüdiger en las alturas noruegas. Guardiola, por su parte, sorprendió relativamente banquilleando a De Bruyne —aunque luego supimos que se debió a una indisposición estomacal— y no tanto sacando a Kovacic, de quien se esperaba contrarrestar el físico del Madrid en el centro y tal vez un seguimiento especial para Bellingham. De Grealish esperaba el de Sampedor, posiblemente, que mantuviera a Carvajal lejos de sus denodadas y eficaces incursiones ofensivas.

Ancelotti y Guardiola

Primera jugada del partido, falta de Tchouaméni y tarjeta amarilla. Los árbitros solo le hacen estas cosas al Madrid, porque saben que en el fondo les vienen bien para su carrera. Cuando pensábamos que era el peor inicio posible, Bernardo Silva botó el libre directo desde el parque de El Retiro y sorprendió a un desafortunado Lunin. 0-1 a los 2 minutos. No estuvo acertado el meta madridista ni en la colocación de la barrera, ni en la falta de previsión de un posible tiro en lugar de un centro, ni en la reacción al mismo.

Cuando de nuevo pensábamos que era el peor inicio posible, antes del primer cuarto de hora el Madrid ya le había dado la vuelta al resultado. 2-1. Primero marcó Camavinga en el 12', cuyo chut lo desvió la defensa guardiolesca y se alojó en las mallas de Ortega (realmente de su portería). Después fue Rodrygo quien anotó el segundo en el minuto 14. Al igual que al Madrid es al único equipo al que le muestran amarilla a las primeras de cambio en Champions y en casa, también es el único equipo capaz de realizar una remontada parcial al City en apenas 15 minutos. El Madrid muere y resucita como nadie.

Real Madrid-City

A todo esto, al igual que el Madrid no se descompuso con el gol de Silva, Lunin tampoco se vino abajo con el error e intervino de manera notable en estos primeros minutos. Y el árbitro, a lo suyo, a la media hora Jude ya había sufrido un par de faltas cuando menos similares a la que supuso cartulina para Tchouaméni, pero monsieur Letexier no estimó señalar ni falta en una de ellas.

Poco después de la media hora asistimos a otra sucesión de lances de los que estaban definiendo este choque: primero Tchouaméni taponó un posible gol de Grealish y en el subsiguiente contragolpe a punto estuvo Rodrygo de anotar el tercero, le pegó con el exterior y el balón se marchó desviado.

EL mADRID DEMOSTRÓ QUE MUERE Y RESUCITA COMO NADIE

Monsieur Letexier siguió con su recital, Rodrigo barrió a Bellingham, si bien es cierto que tocó balón, también pudo lesionar al inglés dada la peligrosidad de la entrada. El árbitro, ni falta. Hasta el minuto 37 no mostró amarilla a un futbolista citizen, Akanji. Casualmente, en la jugada siguiente Akanji le propinó un codazo a Rodrygo y el colegiado se inhibió. Era la segunda amarilla y monsieur Letexier lo sabía.

En el 41, otra ocasión blanca tras recuperación de Kroos, él y Camavinga estaban robando más que el Barça y el trencilla juntos. Vini se aproximó a la meta con velocidad, pero disparó flojo y centrado como un yerno acomodaticio y no puso en aprietos a Ortega. Monsieur Letexier había ascendido otro nivel y ya ni siquiera pitaba las manos de futbolistas del City.

En el último minuto del tiempo añadido a la primera parte, Mendy Nazario lanzó un contraataque que resulto estéril, mas la posterior incursión de Rüdiger, que se marchaba hacia la meta rival, fue abortada por monsieur Letexier, que decretó raudo el final ante la posibilidad real de peligro blanco.

La segunda parte comenzó como la primera, con una recuperación de Camavinga, el arranque de un contragolpe, la falta por detrás al 12 madridista y la amarilla no mostrada por monsieur. Camavinga es Dean Martin, Michael Jordan, Fernando Redondo y Chuck Norris en un solo jugador.

A punto de llegar al 53' a Jude le llegó un balón perdido, recortó y chutó, pero algo mordido y el esférico salió lejos del palo largo. Fue una ocasión magnífica. Acto seguido, Akanji cometió otra falta susceptible de ser castigada con cartulina amarilla. Huelga decir que no la vio.

El partido no daba tregua, era espléndido, y apenas un minuto después Vini marró una buena oportunidad, su golpeo se elevó demasiado mientras Mendy esperaba solo un posible pase que nunca llegó. El City respondió con un disparo de Foden desde la frontal que atajó Lunin y otro chut que solo pudo repeler. Vini y Rodrygo seguían haciendo diabluras, Kroos recuperando y Jude aportando más en defensa que en ataque.

El Madrid daba la sensación de estar a punto de anotar el tercero. Entonces volvió a disparar Foden desde el mismo sitio, pero esta vez su golpeo fue perfecto y el balón se alojó en la escuadra derecha de Lunin. Nuevo revés para los de Ancelotti que debían volverse a sobreponer mientras que el City intentaría narcotizar el partido mediante su habitual sobredosis de toques. 2-2, minuto 66.

Pero ni el Madrid se sobrepuso ni el City narcotizó, sino que remontó la primera remontada del Madrid. Gvardiol metió el gol de su vida. 2-3, minuto 70. Contrarremontada citizen. El gol de Foden había calado el motor blanco.

Ancelotti reaccionó sustituyendo a Kroos y Rodrygo por Modric y Brahim, cuyo primer ataque con peligro fue detenido con falta no señalada por monsieur, que no veía necesario cambiar sus hábitos.

El Madrid había vuelto a morir, pero ya sabemos lo que sucede cuando el Madrid pierde la vida; que resucita. Vini centró y Fede empalmó el balón con la fuerza del despechó y mandó un cohete raso al fondo de la red. Empate a tres y aún quedaban más de diez minutos.

Valverde

Instantes después pudo anotar Bellingham, pero se trastabilló. Se le nota la inactividad de un mes con que le castigaron sin motivo quienes manejan el fútbol español.

Monsieur Letexier nos deleitó con el invento de una nueva suerte: la ley de la desventaja, que aplicó en una falta sufrida por Jude en la que el balón le llegó a Vini en la banda rodeado de cuarenta y siete contrarios. Acto seguido le birló un córner a Brahim porque sí. Dicen que el CTA ha preguntado si le pueden contratar para arbitrar en la liga española.

A falta de cinco minutos para el 90, Carletto retiró a Vinícius y metió a Joselu mientras Foden se marchaba resentido de su tobillo. En el 87', Silva entró con los tacos por delante a una cuarta de altura del césped sobre Brahim y monsieur se vio obligado a mostrar amarilla, pero ya sabemos el valor que tienen cuando el partido está prácticamente concluido.

El Madrid estaba volcado y Carvajal pudo marcar desde lejos con la izquierda. El colegiado añadió 4 minutos, pero el marcador no se volvió mover. El árbitro decretó el final unos segundos antes de tiempo cuando Carvajal se disponía a sacar de banda cerca del área rival.

Partidazo, oda al fútbol. El City de Guardiola mató dos veces al Madrid con tres zapatazos lejanos, no en vano es el equipo del toque, y el Madrid volvió a demostrar que muere y resucita como nadie. Hay esperanza para Manchester.

 

Getty Images.

Estamos seguros de que no sois capaces de acertar las ocho preguntas que han preparado hoy los amigos de fcQuiz sobre el Real Madrid-Manchester City de Champions.

Getty Images.

spotify linkedin facebook pinterest youtube rss twitter instagram facebook-blank rss-blank linkedin-blank pinterest youtube twitter instagram