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El bético de la Duodécima

El bético de la Duodécima

Escrito por: Jesús Bengoechea18 febrero, 2018
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Entre los madridistas que tuvieron la fortuna de estar en Cardiff para conquistar la Duodécima goza de (hasta hoy) anónima fama una suerte de Jesucristo Superstar del Guadalquivir que rompía con unas inopinadas líneas verdes la uniformidad blanca de la fan zone madridista. Quienes allí os encontrabais ya sabéis a quién me refiero, y puede que estuvierais entre quienes se le acercaron para saludar. O quizá solo le mirasteis en la distancia, con simpática curiosidad, en los prolegómenos del partido. Como suele decirse, se quedó con todo el mundo.

Conmigo se quedó pero literalmente, o sea, se quedó a dormir en mi casa junto a otros veintitantos polizones (algún italiano incluso) que aprovecharon el hecho de que vivo en Cardiff para invadir los sofás, el suelo y creo recordar que la bañera de mi hogar. Fue lo más parecido al asalto de la embajada yanki en Teherán con que comienza la película Argo, con la única particularidad de que aquí no había más tensión bilateral que la derivada del olor de los pies de alguno.

No así de nuestro protagonista, me apresuro a aclarar, cuyo aspecto hippy no está reñido con la observancia de una higiene escrupulosa. Ni siquiera al día siguiente, tras pasar por la prueba del nueve de las muchedumbres, olía excesivamente mal su camiseta verdiblanca, tan chocante en medio de la marea vikinga. Sí: el bético de la Duodécima es amigo mío, y me ha parecido que el jugar esta noche contra el equipo de sus amores me otorgaba una buena excusa para presentároslo. Se llama Charly Durán. No sé muy bien qué edad tiene (los amantes del prog rock, su otra gran pasión junto al Betis, no tienen edad) y trabaja en una empresa de seguros de coche con sede nacional en Sevilla y sede mundial en Cardiff, que es lo que explica su presencia allí aquel día.

"La historia es la que sabes", me dice Charly por teléfono. He decidido refrescar mi memoria con una llamada previa a la elaboración de este artículo. "Supe que mi empresa sorteaba una serie de entradas para la Final y me apunté de inmediato. Mi Betis, por desgracia, no era ninguno de los dos contendientes. Pero no todos los días tiene uno la oportunidad de asistir en directo a un evento de semejante magnitud".

Que Charly haría pública ostentación de su beticismo antes, durante y después del partido no fue algo que estuviera jamás en duda dentro su plan. "Tampoco me costó mucho decidir qué camiseta en concreto iba a lucir. Fue idea de mi hermano Dani, pero yo no opuse la menor resistencia. Tenía que ser una camiseta de Jarni. Robert Jarni jugó en el Betis, pero también en el Madrid. Era un elemento de conexión. Sí, otros como el gran Rafa Gordillo han jugado también en Madrid y Betis, pero en Jarni se da otra particularidad más. Salvo Luis Del Sol, es probablemente el único futbolista que ha jugado en Betis, Madrid... y Juventus, el otro finalista aquel 3 de junio. Visto ahora, considero que hay un elemento premonitorio en esa camiseta de Jarni que mi hermano tenía desde hace tantos años y que con tanto orgullo lucí por el centro de Cardiff y en la propia grada del National Welsh Stadium".

En perspectiva, como Charly deja entrever, podría haber una subtrama en la Final del 3 de junio: un homenaje colateral a Jarni. Sobre el campo, los dos equipos más grandes en los que Robert Jarni militó. En la tribuna, representado por Charly, su gran equipo de culto.

No hace falta que Charly me cuente cómo fue el recibimiento por parte de la parroquia madridista porque yo lo viví junto a él, entre fervores hooliganeros y, por qué no decirlo, efluvios etílicos. Gente acercándose en las horas previas para cantarle lo del musho Beti haciéndole reverencias; otro espontáneo -con su camiseta de Mijatovic- hablándole de Lopera en medio de los abrazos más tiernos; unos y otros haciéndose selfies con la atracción más excéntrica de la antesala a la gran cita. "No esperaba ningún recibimiento hostil porque creo que existe una relación muy cordial entre ambas aficiones y que viene de lejos", recuerda. "Pero la calidez de la gente superó todas mis expectativas. Me sentí muy bien acogido por todo el mundo. Me di cuenta de que el Betis es querido y respetado en el madridismo".

Me pregunto, y se lo pregunto a Charly en voz alta, si otras camisetas distintas a la del Betis habrían provocado la misma confraternización. "Es difícil pensar en otras que podrían haber sido tan bien recibidas por el madridismo en esas circunstancias", admite. "Algunas camisetas habrían sido recibidas de un modo neutro, otras de un modo algo hostil, supongo. Bien, lo que se dice bien, creo que solo la del Betis y a lo mejor la del Cádiz -que también cae bien a todo el mundo- o la del Recre, por eso de ser el decano, aunque es verdad que ésta es menos conocida".

"Todo el mundo me hizo sentir muy bien", abunda ahora. "Hubo incluso una chica que apareció de pronto con un altavoz y se puso a cantarme el himno del Betis. Imagínate. Casi se me saltan las lágrimas".

He podido llevar a cabo investigaciones posteriores y me consta, por contactos comunes, que la chica del altavoz forma parte de la familia política de Nacho Fernández, el jugador del Madrid, cuyo suegro es un bético ejemplar.

"Muchos béticos tienen al Madrid como segundo equipo", reflexiona Charly. "Y no hay, que yo recuerde, graves historias de enfrentamientos entre ambos clubes, más bien al contrario. Ha habido un intercambio de jugadores entre uno y otro (el gran Gordillo, Alfonso Pérez, etc.), sin que esto haya significado ruptura de relaciones o ni siquiera tiranteces. En la masa social bética hay gente con un sentimiento de resquemor hacia el Madrid porque en todas partes hay de todo, pero creo en general que predomina el respeto. Así como yo me sentí tan bienvenido por el madridismo en Cardiff, también el madridista es bien visto en el seno del beticismo, al menos en términos generales".

¿Ni siquiera el fichaje de Ceballos ha contribuido a agriar la imagen que el bético medio tiene del Madrid? Así suele suceder en otras latitudes, donde el fichaje de un jugador propio por los blancos desencadena un alud de antimadridismo furibundo.

"Yo creo que la mayoría de los béticos entendió y respetó la decisión de Ceballos. A mí me dolió verle marchar, claro, porque es un jugador estupendo que se había echado el equipo a la espalda en circunstancias muy comprometidas para el Betis. Quizá habría sido más juicioso que fichara pero, antes de incorporarse al Madrid, aceptara ser cedido a otro equipo donde tal vez habría tenido más protagonismo. Así lo dijo Setién hace no mucho y estoy de acuerdo. Incluso se habló hace poco de que podría volver al Betis, cosa que me habría encantado. Pero insisto, respeto las decisiones de Ceballos".

Para refrendar la comprensión de Charly, y extrapolarla al resto del beticismo, es de destacar algo que me llamó mucho la atención el día de la presentación de Dani Ceballos en el Bernabéu: la abundancia de banderas y camisetas béticas entre los aficionados asistentes. No había sucedido, que yo recuerde, con ningún otro jugador, con ningún otro equipo de origen del recién fichado. Los béticos residentes en Madrid habían decidido apoyar al jugador en el día en que se iniciaba su nueva andadura, dando al mismo tiempo orgullosa muestra de su beticismo.

¿Y el partido de hoy, Charly?

"Todo lo que sea sacar algún punto va a ser muy positivo. Al Madrid nunca le puedes dar por muerto. En el Bernabéu, en la primera vuelta, ganamos en el último minuto, pero pudimos perder. El que el Madrid se haya recuperado ante el PSG puede ser un arma de doble filo, porque por un lado han recuperado la confianza, pero por otro a lo mejor podemos aprovechar el cansancio o la relajación".

Además de trabajar en una compañía de seguros, Charly Durán es el bajista del muy recomendable grupo de prog rock Sweet Hole. Por añadidura, y para dar más lustre a su curriculum musical, ha tomado también y de forma ocasional las cuatro cuerdas de los míticos Storm, absolutos pioneros del rock en España, los Deep Purple españoles, con quienes ha ofrecido varios conciertos.

"El prog rock es como el Betis", sentencia Charly. "Hoy ya no es mainstream, pero no dejan de surgir seguidores cada día. Es exclusivo. Es un fenómeno de culto. Mis dos lemas son Viva el Betis y Stay prog".

Quizá esta noche, en la grada del Benito Villamarín, haya un tifoso italiano, con su camiseta de Jarni de la Juve, que el destino haya llevado allí para cerrar el círculo. Entretanto, Charly será por siempre el bético de la Duodécima.

 

Fundador y editor de La Galerna (@lagalerna_). Autor de Alada y Riente (Ed. Armaenia), La Forja de la Gloria (con Antonio Escohotado, Ed. Espasa) y Madridismo y Sintaxis (Ed. Roca). @jesusbengoechea

2 comentarios en: El bético de la Duodécima

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